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Doble Editorial 6 etiquetado

Los consumidores cada vez más exigentes esperan encontrar información ágil de los alimentos y bebidas que ingieren, por tal motivo, la capacidad de brindar datos claros y verídicos se ha convertido en un asunto de interés para todos los que intervienen en los procesos de producción y procesamiento de productos alimenticios.

En ese sentido, es importante ver cómo el nuevo etiquetado de alimentos propuesto en Ecuador tiene buenas intenciones, sin embargo, requiere de una estructura mucho más clara y eficiente en la que se puedan alinear todos los implicados. Cambiar la forma tradicional de entregar información nutricional a los consumidores, por la nueva estructura presentada por el Ministerio de Salud, en forma de semáforo, debe pensarse más a fondo en materia de competitividad.

Es cierto que hay una mayor demanda en la información nutricional y de los componentes de un alimento, sin embargo, cuando se generan ideas como esta, en las que se espera corresponder a la búsqueda exacta de información, puede pecarse. Primero porque el consumidor tiene la posibilidad de confundirse con el semáforo que alerta si hay concentración de grasas, azúcares y sal, junto a la tabla nutricional. También, porque en caso de que se manifieste que existe alguno de estos elementos marcado con el círculo rojo del semáforo, puede estigmatizarse el consumo cuando no represente el producto en sí un riesgo para la salud. Un ejemplo de esto en términos de grasas puede ser una leche donde es posible alertar que tiene un alto contenido de ésta, sin ser un alimento perjudicial para la salud.

A ello se suman los costos por el doble etiquetado, pues tendría que hacerse uno local que responda a la propuesta del Ministerio y otro para el mercado internacional, una situación que apalanca diferentes críticas, pues en términos de negocio como se dice popularmente en la región “el palo no está para cucharas”.

En una idea concreta, los fabricantes de alimentos como el Gobierno, antes de implementar nuevas ideas, vengan de donde provengan, deben plantear una oportunidad en el negocio sin desconocer otro tipo de iniciativas como la del etiquetado andino; una propuesta hecha bajo el amparo de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), basada en diferentes estudios y con asesoría de la Unión Europea, donde participan la Cámara de Comercio de Lima, la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex de Colombia y la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor).

Esta última iniciativa que se tiene olvidada, tal vez pueda ser el primer paso para consolidar una información en las diferentes industrias, además podría convertirse en la base para un comercio más dinámico y alineado con el comercio global.

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