Faunantástica

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Faunantรกstica Cuentos inspirados en diez animalitos de la Selva Valdiviana

Paula Sayago Lundin & Jaime Hernรกndez O. textos e ilustraciones paisajes sonoros


Faunantรกstica Cuentos inspirados en diez animalitos de la Selva Valdiviana Paula Sayago Lundin & Jaime Hernรกndez O. textos e ilustraciones paisajes sonoros


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La selva valdiviana

es un tipo de bosque templado lluvioso único en América del Sur. Posee una gran cantidad de flora y fauna, y algunas de sus especies sólo existen en este lugar del planeta, lo que hace a este bosque ser una reserva de vida y un patrimonio natural. Lamentablemente, por algunas malas acciones del ser humano, esta selva ha ido disminuyendo y con esto también las especies que la habitan, encontrándose hoy en día muchas de ellas en peligro de extinción. Para poder protegerlas, primero debemos conocerlas, así que te invito a que nos adentremos en la selva valdiviana y nos deleitemos con estas fantásticas historias inspiradas en el Zorrito de Darwin, la Rana de Mehuín, el Huillín, el Cuervo de Pantano, el Pudú, el Monito del Monte, el Pingüino de Humboldt, la Torcaza, el Peuquito y la Becacina.


Para Lía Santelices Sayago

DEDICATORIA

Desde la lluvia te acunaste, cada gota de tu cuerpo se conecta con cada gota que la selva respira y así, al unísono, se escucha una melodía alegre. Un suspiro tuyo es el aleteo constante de la bandada que vuela y anida. En el corazón de esta tierra te gestaste, aquí naciste como un pudú en el bosque, tus ojos llevan el océano de los pingüinos, tus movimientos tienen la rapidez del huillín, te acurrucas en mis recovecos como una monita del monte. Soplas y retumbas como los truenos, destellas como los relámpagos y los observas con la ritualidad del peuquito. Caminas por los senderos mojados como un zorrito, buscando los humedales de los cuervos, cada pasito que das es tan sutil como la becacina al caminar. En esta tierra anidarás un día, como las torcazas encontrarás los árboles que te pertenecen, que siempre te escucharon y respiraron. Cada latido tuyo croa como una ranita y empapa esta tierra nutriendo nuestros corazones, purificando este cielo. Paula Sayago Lundin, Niebla 2015.


CRÉDITOS

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Faunantástica, Cuentos inspirados en diez animalitos de la Selva Valdiviana Textos e ilustraciones © Paula Sayago Lundin, 2015. sialegna@gmail.com www.paulasayago.com Paisajes sonoros © Jaime Hernández Ojeda, 2015. Dirección editorial: Jaime Hernández Ojeda Diseño editorial: Daniela Díaz Gallardo © Arte Sonoro Austral Ediciones, 2015. Arte Sonoro Austral Ediciones www.artesonoroaustral.com Avda. Simpson 421, Barrio estación, Valdivia, Chile. Fono (fijo) 56-63-2204857 Móvil: 56-9-82834656 ISBN: 978-956-8716-11-0 Nº Registro de propiedad intelectual: Tiraje 1.000 ejemplares Incluye CD Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, convocatoria 2015, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.


La Historia de Winna Inspirado en el Zorrito de Darwin


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Winna era un zorrito hembra

que tenía unas bellas orejas alargadas y cobrizas; su pelaje era negro, café y blanco. Nació en el bosque en pleno invierno, en un día muy nublado, de mucha lluvia y escasa visión, pues la niebla tenía al bosque inmerso en su algodón blanquecino. Zoi, madre de Winna, muy hambrienta luego de semanas de haber parido, salió en busca de alimento que pudiera recompensar el esfuerzo que había hecho. Las huellas de Zoi se fueron borrando con el agua acumulada de la lluvia, y jamás pudo volver porque se perdió en la maraña húmeda del bosque. Winna la esperó por horas asustada, cuando de pronto, el árbol donde se había cobijado la invitó a subir, tras una canción llena de quejidos que el viento acompasaba.


Hambrienta tras días de estar trepada en él, observó sorprendida que en ese antiguo árbol crecían unas hermosas flores, cuyo exquisito aroma la incitó a comer, quedando encantada por su sabor tan dulce y lechoso. Era como la leche materna, un elixir que le permitió seguir viviendo en las alturas. Pasaron los días y Winna empezó a conocer el lenguaje quejumbroso de su nuevo amigo, le rascaba su agrietada corteza para acariciarlo y demostrarle su afecto, el árbol respondía exhalando un aire puro que Winna respiraba. Se creó entre ellos un especial lazo, único e inexplicable, ya que Winna se sentía a gusto y ya no extrañaba tanto a su madre. Se dio cuenta en ese momento que ese hermoso calor sería su nueva familia, llena de flores y de un lenguaje silente y afectuoso. El árbol siempre germinaba para Winna hermosas flores blancas y moradas, de un aroma apacible, soleado y estimulante, así ambos descubrieron un modo de quererse.


Winna protegería por siempre a ese árbol con quien tenía esta hermosa conexión. Con el tiempo, percibió que su madre había escogido ese árbol para parir, para que él la protegiera. Un día, el árbol proyectó unos dibujos donde dormía Winna. Eran unos dibujos de antiguas huellas que habían hecho sus padres, porque el lugar donde Winna dormía había sido también el hogar de ellos y ahí estaba toda la historia contada en el lenguaje de los árboles, un mensaje lleno de venas verdes fluorescentes y raíces. Cuando Winna lo pudo descifrar, para su tremendo asombro descubrió que aquel árbol era donde descansaban los restos de su padre, ahí yacía su cuerpo y ahí volvería algún día su madre a descansar. Al saber esto se sintió muy feliz, porque supo que nunca estuvo perdida ni sola, percibió que todas las ramas y raíces que le cantaban eran sus hermanas, hermanos, tías, tíos, abuelos y todos sus ancestros, descubriendo que ese era el gran escondite de los zorros, creado en la antigüedad para poder resistir a la caza de los humanos. Es por eso que este árbol era sagrado, y que de pura felicidad de estar todos reunidos, germinaba dulces flores, porque el padre y toda la familia de Winna eran quienes la cuidarían por siempre.

fin



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Tanú era un Cuervo de Pantano hembra

, un ave tremenda, siempre encorvada, pero alta y de gran estirpe, que se distinguía por su simple presencia. Tenía unos bellos ojos rojos, un pico rojizo enorme, un deslumbrante plumaje que dejaba entre ver los más bellos colores, verdes azulados, amarillos, violetas y negros, pero que ella siempre se tapaba, por no querer abrir sus alas. Los demás pájaros pensaban que era una especie de pelícano, que por alguna razón se había quedado en el humedal. Siempre escarbando en el lodo, comía gusanos, insectos y sapos, los que cazaba como una verdadera experta. Así Tanú pasaba sus días, deseando quizás, encontrar algún tipo de vestigio que le recordara algo, la verdad es que se encontraba como atrapada por ella misma en ese pantano, tenía un miedo enorme a volar, ella sabía que podía hacerlo, pero no se atrevía a abrir sus grandes alas. Siempre escuchaba a las demás aves murmurar acerca


de ella, que era un ave errática, que sus alas estaban atrofiadas. En realidad, no era nada de eso, simplemente ella le tenía vértigo a la altura y por eso se inventaba toda clase de entretenciones posibles, como ir de paseo a las lagunas aledañas, que era su pasatiempo favorito en el pantano. Para la ranitas del pantano Tanú no era imperceptible, muy por el contrario, su gran cuerpo exuberante muchas veces era temido. Pero así como ella era temida, también era muy temerosa y se asustaba con gran facilidad. Un día, mientras estaba distraída en el pantano escarbando, toda la bandada comenzó a volar, Tanú alcanzó a escuchar que venía un puma y se echó a correr desesperada al sentir que el animal estaba cerca de ella y que la seguía. Todas las aves le gritaban desde el cielo: “¡vuela!, ¡vuela!”; pero Tanú se negaba, corriendo con rapidez hasta que exhausta y acorralada, llegó al final


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del camino donde había una pequeña quebrada. En su último suspiro decidió lanzarse por la quebrada y dejarse caer. En ese momento, y para sorpresa de toda la bandada que seguía desde el cielo la persecución, vieron cómo Tanú, naturalmente y sin pensarlo al sentir el viento, abrió sus alas y comenzó a planear. Lejos quedó el puma, lejos y pequeño se veía el gran humedal desde las alturas. No paró de volar nunca más, emocionada hasta las lágrimas se dio cuenta de los años que había perdido buscando en el suelo lo que estaba prometido para ella en el cielo. ¡Era otra oportunidad! Un nuevo comienzo se le presentaba y tuvo todas las sensaciones juntas de euforia. Descubrió en un par de segundos otro tipo de felicidad, la idea de volar e ir conociendo nuevos ríos, lagunas y humedales desde los aires, era un premio fascinante para ella. Además la bandada de cuervos debía partir hacia otro humedal en busca de alimento y justamente la estaban esperando para comenzar a migrar. Desde ese entonces Tanú se convirtió en una experta voladora que viajaba recolectando recuerdos de todos los pantanos.

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La Historia de GĂźini Inspirada en el PingĂźino de Humboldt


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Güini era un pingüino de Humboldt hembra

que estaba desorientada en un roquerío. Había perdido a su bandada tras encontrar una corriente que la impulsó sorpresivamente sobre las rocas, contra las que se estrelló fuertemente. Aturdida, despertó recién al día siguiente y ya era demasiado tarde para saber hacia dónde se habían ido sus familiares. “Tengo que sobrevivir en este lugar”, pensó Güini. En las rocas no se veía ni un alma, había llegado a una isla olvidada, era el único puñado de tierra tras kilómetros de mar. Sintió un hambre voraz y decidió meterse al mar en busca de algunas sardinas o anchoas. Le encantaba comer peces chiquititos, era un deleite para ella engullir cada bocado. Así, con la guatita llena fue olvidando un poco su pena y sintió un calor que la cobijaba, se dio cuenta que era el mar, el gran padre de todas las especies marinas, el mar que da y quita, quien la albergaba en sus interminables brazos. Güini estaba saliendo del agua cargada de peces, cuando vio algo moverse en la orilla. Al comienzo se asustó porque pensó que era un depredador, pero se dio cuenta que era un ave que estaba a muy mal traer, parecía una bola de plumas. Se acercó despacio a


inspeccionar y para su impresión, ¡era otro pingüino igual que ella!, que había rodado por las tormentosas corrientes golpeándose contra las rocas. Al moverlo vio que era un macho, más pequeño que ella, se agachó y lo escuchó respirar, se alivió de que estuviera con vida, el pequeño pingüino apenas podía moverse. Entonces Güini se propuso salvarlo, se empeñó en que su pequeño nuevo amigo estuviera bien y hacía de todo para que quisiera comer, tomar agua y moverse. Fue a las rocas y se puso a cavar un agujero que llenó con palitos encontrados en la orilla del mar, con mucho esfuerzo agarró a su nuevo amigo y lo llevó a esta especie de nido que había hecho para él. Todos los días Güini salía en busca de calamares que le gustaban


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mucho a su pequeño amigo, a quien llamo Him, por el sonido que emitía cuando lo alimentaba. Luego de un tiempo Him aprendió a caminar, pero todavía le daba mucho susto el mar, Güini lo incitaba de a poco a nadar con ella, lo tomaba en sus brazos y lo guiaba por el mar, dándose festines interminables de comida. Como Him ya estaba mejor de salud, Güini decidió que era el momento de salir de la isla, cargando a su pequeño amigo se dejó llevar por la corriente que los arrastró hacia una hermosa playa aledaña y para su gran alegría estaba llena de pingüinos. En un segundo los familiares de Güini la reconocieron y fueron donde se encontraba, Him como era tan pequeño no fue capaz de reconocer a nadie, ni tampoco lo reconocieron a él. Güini lo invitó a ser parte de su familia en agradecimiento por su compañía y además porque se había encariñado mucho con él. Desde ese entonces Güini se trasformó en la hermana mayor de Him, quienes jamás se separaron y así construyeron un lazo de cariño y amistad inquebrantable.

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comenzaron a emerger unas burbujas rojas que se expandían hacia el sol creando una vibración, cada burbuja representaba una visión y cada visión estaba asociada a una historia, eran todos sus recuerdos que estaban ahí esparcidos nítidamente. Ecá no podía creerlo, las burbujas comenzaron a hablarle, sin palabras, era de manera telepática, ella interpretaba lo que la vibración de esas imágenes le contaban, traduciendo el silencio. “Ecá, has ganado gran sabiduría, de hoy en adelante envejecerás muy lentamente porque tendrás la misión de contar y enseñar. Como has compartido todas tus historias te vamos a dar el don de ver el futuro, así podrás obsequiar tu sabiduría a todas las especies que habitan en el humedal, para que de este modo aseguren su existencia por siempre en el planeta”.

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La selva valdiviana

es un tipo de bosque templado lluvioso único en América del Sur. Posee una gran cantidad de flora y fauna, y algunas de sus especies sólo existen en este lugar del planeta, lo que hace a este bosque ser una reserva de vida y un patrimonio natural. Lamentablemente, por algunas malas acciones del ser humano, esta selva ha ido disminuyendo, Para poder protegerlas, primero debemos conocerlas, así que te invito a que nos adentremos en la selva valdiviana y nos deleitemos con estas fantásticas historias.

Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, convocatoria 2015, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.


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