La evaluación externa de centros
La evaluación del sistema educativo y la evaluación de centros
La educación constituye una de las mayores preocupaciones para la sociedad, que gracias a ella aspira a formar ciudadanos responsables, con capacidad para transformar el mundo en el que viven, y con capacidad para asumir los profundos cambios que se producen en los campos cultural, científico, tecnológico y laboral. Que aspira, igualmente, a que la educación ejerza un papel compensador en la corrección de las desigualdades sociales y favorezca la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos. La educación se concibe como un servicio que la sociedad presta y que, por lo tanto, requiere de la aplicación de importantes recursos humanos y materiales. Esta concepción de la educación conduce a la necesidad de verificar si se están logrando los objetivos educativos que la sociedad ha establecido, qué problemas existen para ello y qué ajustes serían necesarios para mejorar la calidad de la enseñanza. En una palabra, es preciso evaluar el sistema educativo, comprobar sus logros, sus deficiencias y tomar las decisiones necesarias para mejorarlo, garantizando así el empleo adecuado de los recursos. Si la evaluación es siempre necesaria, mucho más en un momento en que se está abordando una importante reforma del sistema educativo y existe, por tanto, la necesidad de valorar la consecución de sus objetivos. La evaluación del sistema educativo se puede realizar desde dos perspectivas: - Evaluación general del sistema. - Evaluación de centros. La evaluación general del sistema tiene por objeto medir de forma sistemática la extensión y calidad de los logros educativos. Pretende realizar un diagnóstico de la situación, en un momento determinado y estudiar las tendencias del progreso educativo a lo largo del tiempo. La pertinencia de este tipo de evaluación viene determinada por la necesidad que tiene la sociedad de controlar la idoneidad de los objetivos de enseñanza propuestos, garantizar que se alcancen éstos, controlar la efectividad del sistema y de los centros y, en definitiva, la necesidad de justificar la adecuación del gasto público en educación. Esta evaluación facilita a los poderes públicos la toma de decisiones con el fin de ajustar cada vez más la oferta educativa y subsanar las disfunciones que se detecten. Contemplaría indicadores de muy diferente tipo por cuanto tendría que evaluar a la propia Administración educativa como generadora de recursos, de apoyos y asesoramiento a los centros, a los profesores y a los alumnos. Por su parte, la evaluación de centros pretende evaluar éstos con una función formativa: detectar los problemas y prestar los apoyos necesarios para que se solucionen. Pretende también iniciar y potenciar la evaluación interna de los mismos. No busca datos significativos con respecto al sistema educativo, su idoneidad, sus problemas..., sino datos que permitan al centro tomar decisiones con vistas a mejorar aquellos aspectos en los que presenten problemas o potenciar otros en los que tradicionalmente hayan conseguido buenos resultados. La evaluación del sistema educativo tiene como objetivo obtener datos generalizables a todos los centros educativos. La evaluación de centros pretende obtener datos que permitan mejorar la vida interna del centro, su organización, su funcionamiento, sus procesos didácticos y, por supuesto, sus resultados educativos referidos no sólo al rendimiento académico, sino también a la creación de actitudes, al desarrollo armónico de sus alumnos.