100 anos de la Revolución Rusa
Editorial
LA POLÍTICA PRO-PATRONAL DE LA CGT Y LAS CTA ABRE EL CAMINO A LA OFENSIVA CAPITALISTA DE MACRI Y LOS GOBERNADORES DE LA OPOSICIÓN PERONISTA “La mano viene dura” es una frase que se escucha con frecuencia creciente en los lugares de trabajo y estudio, o en los barrios. Los trabajadores expresan de esta manera una percepción correcta. No solo de la situación económica, es decir, de las condiciones de trabajo y de vida; sino también de la situación política. Los compañeros que, asqueados del relato sin realidad del gobierno anterior votaron por “el cambio” se están arrepintiendo. Los compañeros que, sin mucha convicción, más bien como un “mal menor” votaron a Scioli entienden que, a diferencia de los otros, no “cayeron en la trampa”. ¿Cuál de los dos estaba equivocado? Ambos. No porque en la elección se definiera el futuro (actual presente) de nuestras condiciones de vida. Tampoco porque el voto en blanco, como proponíamos desde del PCO, nos salvara de esta situación. El problema de fondo es que mientras los capitalistas, en el marco de la actual crisis sin salida desde el punto de vista estrictamente económico, sea a través de gobiernos neoliberales o progresistas, tengan el poder en sus manos, los trabajadores seguiremos descendiendo hacia nuevos niveles d e p o b r e z a , desocupación, rebaja salarial. Con todos los males que la podredumbre de esta sociedad, basada en la explotación de la mayoría trabajadora a manos de una minoría parasitaria, reproduce cotidianamente: inseguridad, racismo, machismo, etc. La rebelión popular del 2001 no logró que “se vayan todos”. Y los capitalistas, mediante el mazazo al salario con la devaluación de principios de 2002, y empalmando con un ciclo de recuperación de la economía mundial, lograron reiniciar un ciclo de crecimiento económico y ganancias siderales. Con un gobierno “nacional y popular”, más acorde a la relación de fuerzas entre las clases que dejo la rebelión popular, lograron reconstruir el régimen político patronal llevando la amenazante movilización obrera y popular al terreno seguro de la “democracia” formal. El kirchnerismo, como camarilla gobernante, duró más que el ciclo de crecimiento económico. Por eso le tocó en suerte comenzar con el ajuste al que todo gobierno patronal inevitablemente recurre en épocas de crisis. Cristina hizo lo que pudo en este terreno, que no fue poco, y dejó el resto del trabajo a Scioli, su sucesor elegido. El plan macrista de hambre y represión Pero llegó Macri. Y vino a terminar lo que Cristina comenzó.
La diferencia es que el gobierno de Cambiemos tiene un plan más ambicioso, sin las trabas ideológicas del nacionalismo burgués utópico y, por lo tanto, impotente. El actual es el gobierno directo del capital más concentrado e internacionalmente competitivo, el capital imperialista y sus socios locales más fuertes. Por eso su programa económico es sencillo: el capitalista que pueda competir en el mercado mundial sobrevive, el resto se “reconvierte”. El Plan A de Macri estaba basado en la supuesta “lluvia de inversiones” como plafón para el ajuste “gradual”. La crisis de la economía mundial, y sus consecuencias políticas en las relaciones interestatales, ha desbaratado ese presupuesto en dos puntos sensibles: la reticencia capitalista a la inversión productiva y el retroceso del comercio mundial. La actividad económica no arranca, la inflación no cede y las exigencias del capital son cada vez más elevadas. El gobierno parecía empantanado en la contradicción de aplicar un ajuste claramente anti-obrero y anti-popular en un año electoral, es decir, acelerar la concreción del mandato de los capitalistas
“democracia burguesa”, un programa que por su condición de clase pequeño burguesa, no pasa de las consignas “democráticas radicales”. “No hay que olvidar, además, que se trata, ante todo, de una pequeña burguesía de nuevo tipo, de tipo capitalista, de empleados industriales, comerciales y bancarios, de funcionarios del capital de una parte y de burocracia obrera por otra; es decir, de ese nuevo tercer Estado en aras del cual el socialdemócrata alemán Eduard Bernstein, sobradamente conocido, hubo de emprender, a fines del siglo pasado, la revisión del sistema revolucionario de Marx. Para poder dar una respuesta a la pregunta de cómo la revolución de los obreros y campesinos cedió el poder a la burguesía, hay que empalmar a la cadena política un eslabón intermedio: los demócratas y socialistas pequeño burgueses del tipo de Sujánov, los periodistas y políticos de la nueva clase media que enseñaron a las masas que la burguesía era el enemigo. La contradicción entre el carácter de la revolución y el del poder que surgió de ella se explica por las peculiaridades contradictorias del nuevo sector pequeño burgués, situado entre las masas revolucionarias y la burguesía capitalista.”
joven vanguardia proletaria dentro del Partido, la cual había sido vanguardia en febrero y ahora vanguardia en los Soviets -luego vanguardia del ejército rojo-: “el partido bolchevique empezará a hablar en voz alta y, lo que es más importante, a tener voz propia”. Ahora sí, el partido bolchevique “armado” políticamente por Lenin iba a poder intervenir con una política marxista revolucionaria en los nuevos acontecimientos que van a desarrollarse en los próximos meses. Remo Dicasap
La llegada de Lenin a Petrogrado
pero sin pagar un costo político en las elecciones donde pretende revalidar su capacidad de gobernar. La mesa chica del macrismo ha definido sintonizar ambos objetivos endureciéndose como “partido del orden” que viene a salvar a la Argentina del “atraso populista”. De esta manera, mientras avanza contra la clase obrera y las masas populares a fuerza de palazos, refuerza y contiene a su base político-electoral más reaccionaria, socialmente ubicada de la clase media acomodada para arriba. Es pronto para predecir si esta orientación tendrá un resultado favorable para Macri, pero no se puede negar que en lo inmediato está funcionando y que cuenta con el apoyo, desigual pero general, de la clase patronal. El rol cómplice de la oposición peronista Este apoyo de la burguesía, más firme en el campo, los bancos y las mineras que, en el sector industrial, se refleja en el endurecimiento del conjunto del régimen político patronal contra los trabajadores. El peronismo, en todas sus variantes (FR, PJ-FPV), no tiene un plan económico alternativo viable y se juega a cuidar celosamente la “gobernabilidad”, es decir,
La Causa Obrera- 2da época- Nro 29
Para la época imperialista no quedaban ya países inmaduros y maduros desde el punto de vista objetivo para la dictadura del proletariado, en los países semi coloniales o coloniales solo un gobierno obrero iba a poder llevar adelante las tareas democrático-burguesas pendientes -hablamos principalmente de las tareas estructurales- este razonamiento quedará expresado en las Tesis de Abril. Es decir, que cuando se produce la llegada de Lenin a la capital de la revolución, y plantea la famosa consigna: “Todo el poder a los Soviets”, estaba “bajando a tierra” ese programa. Sin embargo, esto significaba, cambiar de estrategia en el partido ya que hasta ese momento para Rusia estaba planteada como tarea la revolución democrática, es decir burguesa, expresada en la consigna “dictadura democrática de obreros y campesinos”. Este cambio de orientación tuvo que enfrentar una dura resistencia principalmente de los “viejos cuadros” bolcheviques. Tal es así, que las mismas Tesis de Abril fueron firmadas solamente por Lenin. Según cuenta LT, a Lenin le llevó un mes ganar políticamente al conjunto del partido para cambiar de orientación, luego de dar una dura batalla política al interior del mismo. Lenin había entendido perfectamente el carácter de la “época” de Crisis, Guerras y Revoluciones, y con esa caracterización teórica pudo reorientar con una estrategia revolucionaria al Partido Bolchevique. Apoyándose en la
causa-obrera.org
Partido de la Causa Obrera
19