Antología Nacional Mi Cuento Fantástico 2024

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La treceava antología de Mi Cuento Fantástico reúne los cuentos ganadores de primero, segundo y tercer lugar, de tercero a sexto año escolar, así como los cuentos ganadores de las tres categorías especiales del 2024: “¡La salud es tu súper poder!”, patrocinada por Hospital Metropolitano y Medismart; “Monetarium: Sumá sueños y escribí historias fantásticas”, patrocinada por Davivienda; y “Juntos Frente Al Bullying: Historias que empoderan”, patrocinada por TOTTO.

En este 2024, el concurso celebra trece años de fomentar en las niñas y los niños la habilidad de ser protagonistas de sus propias historias, dándoles el poder de expresar sus ideas, imaginar un futuro esperanzador y aspirar a convertirse en motores de cambio. Así, cumplimos con el propósito de fortalecer su capacidad para comunicarse mediante la escritura, además de incentivarlos a leer los relatos de niños autores y niñas autoras en todo el país.

Este año recibimos 2.350 cuentos escritos por estudiantes de 479 escuelas, con la guía de sus docentes (quienes seleccionaron los 2 mejores cuentos de sus aulas y los inscribieron) y el apoyo de bibliotecólogos y bibliotecólogas, en las 27 regiones educativas del país. Los 27 cuentos ganadores a nivel regional se publican en otra antología, disponible en el sitio web del concurso https://micuentofantastico.cr/.

Mi Cuento Fantástico es organizado por la Asociación Amigos del Aprendizaje (ADA), el Ministerio de Educación Pública (MEP), la Asociación Libros para Todos y la Comunidad de Empresas de Comunicación, con el apoyo de nuestros aliados y el trabajo de docentes, personas bibliotecólogas, directoras escolares, directoras regionales, y asesoras de español que creen en esta iniciativa para promover un cambio en la enseñanza de la lectura y la escritura, implementando así el Programa de Estudio de Español del MEP.

Mi Cuento Fantástico 2024 se realizó gracias a la colaboración de los siguientes aliados:

Autoras y Autores

Tercer grado

Título: Tiempo

Autora:

Susan Segura Benavides

Escuela:

General José de San Martín

PRIMER LUGAR

Título:

El viaje de los tres bichos

Autor:

Isaac Josué Rodríguez Castro

Escuela: Otilio Ulate Blanco

Título: La niña con una voz increíble

Autora: Fabiana Calderón Lara

Escuela: North Dale School

SEGUNDO LUGAR

Cuarto grado

Título: La mariposa y la mariquita

Autor: Engel Daniel Talavera Lacayo Escuela: Barroeta

PRIMER LUGAR SEGUNDO

Quinto grado

Título:

El viaje del árbol encantado y la ardilla Nutty

Autor:

Justin Temple García

Escuela: La Colina

Título: El poder de la amistad

Autor: Derek Edrien Umaña Mora Escuela: Alto de las Moras

Título: Cioccolato: Un ingrediente mágico

Autor: Christopher Vargas Sequeira

Escuela: Juan XXIII TERCER LUGAR

Escanee este código QR para acceder a las Orientaciones para desarrollar la escritura narrativa en primaria, Biblioteca Virtual, Colección Fantástica y Antologías de Mi Cuento Fantástico.

Jurado

Gilberto Alfaro Varela

José A. Antillón

Título: El octavo mundo

Autora: Luciana Solís Segura Escuela: Santo Tomás

Título: Juan el protector del bosque

Autor: Moisés Monge Núñez Escuela: República de Bolivia

PRIMER LUGAR SEGUNDO LUGAR TERCER

Título: Cooper y el portal mágico

Autora: Jimena Obando Umaña

Escuela: Isabel La Católica

Sexto grado

Título: Mis lágrimas son estrellas

Autora: Sofía Chavarría Montero

Escuela: Santa María Goretty

Título: Dione la bailarina

Autora: Sofía María Masis Martínez Escuela: Carlos Joaquín Peralta Echeverría

Isabel Badilla Zamora

Linda Berrón

Raquel Cantero Acosta

Ana Lupita Chaves Salas

Doriam Díaz

Ana María Hernández Segura

Floria Jiménez Díaz

Luissiana Naranjo Abarca

Diego van der Laat

Fabiola Martínez

María Pérez Yglesia

Créditos

Producción Editorial: Asociación Libros para Todos

Diseño: Dominick Proestakis de Monstruo Creativo

Retoque: Producción Fotográfica - Edición: ADA

Impresión: GN Impresos 2024.

2024. Quedan reservados todos los derechos sobre la presente edición. Se prohíbe su reproducción sin el permiso previo y por escrito de la Asociación Libros para Todos y la Asociación Amigos del Aprendizaje (ADA).

Cuentos ganadores de categorías especiales

“¡La salud

es tu súper poder!” Hospital Metropolitano y Medismart

Título: Bomberto y el Reino Azucarero

Autor: Sebastián Andrés Céspedes Mora

Escuela: GHM School

GANADOR DE CATEGORÍA ESPECIAL

“Monetarium: Sumá sueños y escribí historias fantásticas” – Davivienda

Título: Casita roja y su gran decisión

Autor: Samuel Rivera Blanco

Escuela: Central de Tres Ríos

GANADOR DE CATEGORÍA ESPECIAL

“Juntos Frente Al Bullying: Historias que empoderan” - TOTTO

Título: El club de Sephora

Autora: Katalina Rojas Marín

Escuela: Mauro Fernández Acuña

GANADORA DE CATEGORÍA ESPECIAL

Autora: Susan Segura Benavides

Escuela: General José de San Martín

Director: Amancio Córdoba Soto

Docente: Ivania Murillo Chavarría

Bibliotecólogo: Erick Aguilar Cordero

Dirección regional: Alajuela

Tiempo

En un pueblo muy bonito, vivía Lucía, una niña muy hermosa, dulce y bondadosa, que tenía una familia muy unida y feliz. Era un hogar en el que reinaba el amor. Sus padres le enseñaban buenos modales, a ser educada y muchas otras cosas, pero, sobre todo, a ayudar a las demás personas. Como todos los niños, ella iba a estudiar y al convivir con sus compañeros de clase, ella comprendió que no todas las familias eran tan pacíficas y alegres como la suya. Ellos le contaban que tenían problemas familiares y sufrían bullying en la escuela; esto le daba pesar a Lucía, pues no sabía cómo ayudarlos.

Un precioso día de verano, cuando iba de regreso a su casa, Lucía conoció a un anciano muy peculiar. Él estaba sentado tranquilamente en una banca de un parque, su cabello era blanco y ligeramente rizado, era bastante alto, vestía con pantalones holgados y un abrigo negro que lo hacía lucir muy elegante, pero lo que más sobresalía en él eran sus ojos, azules como un trozo de cielo, y su sonrisa amigable. Ella comenzó a conversar con él y tras unas horas, se hicieron mejores amigos. Lucía disfrutaba montones conversar con él, y un día le contó que ella sentía incertidumbre por no poder ayudar a sus amigos con sus problemas. El anciano sonriendo exclamó:

-¿Sabes mi niña, que eso es falta de tiempo y atención? Te diré por qué: El tiempo no se vende, no se compra y no se exige.

-¿Qué quieres decir con eso? -preguntó Lucía al escuchar esto. -El tiempo se da por cariño y amor, por voluntad propia. Ahora, mi querida Lucía, yo te daré un obsequio, algo que te ayudará a comprender la enseñanza que te he dado -dijo el anciano.

Sacó del bolsillo de su abrigo un objeto intrigante, de color dorado y forma redonda, algo que sin duda tenía tantos o más años como él mismo. Puso el regalo en las delicadas manos de la pequeña y le dijo:

-Este antiguo y estimado reloj tiene el poder de manejar el tiempo, detenerlo, devolverlo o adelantarlo, según quiera su portador. Úsalo sabiamente.

Ella aceptó el regalo muy agradecida. Más tarde, Lucía regresó a su casa con muchas ideas creativas. Lo probó por primera vez para degustar mejor su comida preferida hecha por su abuelita. También, detenía el tiempo cuando jugaba con su mamá y durante los paseos familiares. ¡Ah! Y eternizaba las golosinas...

PRIMER LUGAR • TERCER AÑO

En la escuela cambiaba muchas lágrimas por sonrisas, pues el reloj evitaba que los eventos desafortunados ocurrieran, además de resultar súper útil para los exámenes, y adivinen, pues ella, se sentía muy feliz. Un día como cualquier otro, al salir de la escuela ella se dirigió al parque, sin embargo, se sorprendió mucho al ver que su amigo no estaba sentado en su lugar de siempre, esperándola. Ella buscándolo, se topó con una señora y le preguntó si sabía dónde estaba su amigo. De esta manera, inesperadamente, la niña se enteró de que su amigo el anciano había muerto. Lucía, en su tristeza, intentó usar su reloj para devolver el tiempo, pero no pudo, se desesperó y comenzó a golpear y sacudir fuertemente el objeto, pero este no funcionó y de pronto, el reloj, en un pestañear, se desvaneció en sus manos.

Instantes después, Lucía se percató de que ella nunca supo el nombre de su gran amigo y lloró, lloró desconsoladamente. Se retiró a su casa, abrazó fuertemente a sus padres, se acostó en su cama y cayó en un sueño frío y profundo; mientras dormía, ella en sus sueños comenzó a observar una figura que le resultaba familiar, y claro que lo era, pues era su amigo, el anciano, que apareció en sus sueños para verla una última vez, y le dijo: -No estés triste, sé que te duele haberme perdido, así como también al reloj, pero te digo que yo siempre estaré en tu corazón; y como no sabes mi nombre, te lo diré: yo soy Tiempo. Tú ya no necesitas el reloj, porque has aprendido el valor de los momentos. Eres una gran niña y tu forma de ver la vida es el obsequio más valioso que te puedo dar, aún más que un reloj mágico. -Y se despidió de ella con un hermoso abrazo-. Adiós mi pequeña amiga.

Lucía se sintió aliviada, y su alma se llenó de alegría. Al momento de despertar, decidió continuar con el legado que su amigo, el Tiempo, le dejó. Darle valor a cada momento. Ella aprendió que el tiempo pasa muy rápido, y que debemos disfrutar cada instante. Luego de pensar en todo por lo que había pasado, Lucía dijo para sí misma: “un reloj mágico... ¡ah! ¿Quién lo necesita? Cuando nos tenemos unos a otros para darnos el mejor regalo que existe: amor... Y por supuesto, tiempo.”

Autora: Fabiana Calderón Lara

Escuela: North Dale School

Directora: Georgina Cortés Soto

Docente: Alexa Carolina Vargas Olivas

Dirección regional: San José Norte

La niña con una voz increíble

Había una vez, una niña que se llamaba Sofía, ella era feliz y muy amorosa con todas las personas con las que convivía. A Sofía le gustaba la música, ya que a través de ella demostraba sus emociones y le hacía sentir en compañía cuando se encontraba sola en casa. Sofía era muy inteligente y tenía una mejor amiga llamada Fiorella, a la que quería con el corazón, pero había algo que no disfrutaba y eso era ir a la escuela, porque había unos niños que se burlaban de ella. Fio constantemente la alentaba, acompañaba en todo momento, la motivaba y le recordaba lo importante que era. Además, cuando recibía burlas de sus compañeros, Fio en todo momento la apoyaba y le decía que los ignorara y que no permitiera que le faltaran el respeto.

Un día, mientras Sofi se dirigía a su clase, vio un cartel gigante en una pared de la escuela que decía: “Concurso de Canto”. Leer esto le provocó una gran emoción a la niña, pero, en ese momento, llegaron pensamientos a su cabeza, tales como: “no puedo hacerlo”, “se van a burlar de mi voz”, entre otros, que le impidieron tomar la decisión de inscribirse en el concurso. Antes de llegar a su clase, Sofi se encontró a Fiorella y ella de inmediato la notó triste, por lo tanto, le preguntó qué le estaba pasando y Sofi le contó que estaba triste, pues a pesar de que le gustaba la música, le daba miedo participar en el concurso de canto. Fiorella estuvo muy preocupada por su amiga al verla muy desanimada. No jugó en el recreo y tampoco comió sus meriendas. Entonces, la amiga conversó con su maestra Alexa y le explicó lo que está sucediendo; con la intención de poder ayudar a Sofía. La maestra le agradeció a Fio por contarle lo que pasaba. Luego, Alexa conversó con Sofía y le dijo que debía confiar en ella misma sin importar lo que los demás pensaran o dijeran y que no debía permitir que nadie robara su felicidad. También, conversó con los niños que molestaban a Sofía y les dijo que no estaba bien lo que estaban haciendo.

Después de clases, Fiorella le dijo a Sofi que fueran a su casa e hicieran algo divertido, con la intención de alegrar a su amiga. Ahí conversaron un poco sobre lo que pasaba en la escuela y esto permitió que Sofía se pudiera expresar y desahogar. Esto motivó a Sofi y al día siguiente tomó el valor y se inscribió en el concurso de canto de su escuela. Pasaron los días y llegó el momento del concurso. Sofía tenía miedo, pero su amiga le ayudó a que ese miedo se fuera y se sintiera segura. Al salir al escenario a cantar, todas las personas del público se impresionaron al escuchar su voz y, al terminar la canción, le aplaudieron muy fuerte, lo que hizo que Sofía recuperara su

SEGUNDO LUGAR • TERCER AÑO

confianza y perdiera el miedo escénico y el temor a que se burlaran de su voz. Al día siguiente, los niños que la molestaban le pidieron una disculpa a Sofía: “lo sentimos, ¡tienes una voz increíble! Y nunca debimos burlamos de ti”. Además de esto la felicitaron, pues Sofía ¡ganó el primer lugar del concurso! Al pasar los años, Sofía se convirtió en una cantante famosa con mucho éxito y logró cumplir su sueño de expresarse a través de la música, pues poseía una voz tan bella que era inolvidable.

TERCER LUGAR • TERCER AÑO

Autor: Christopher Vargas Sequeira

Escuela: Juan XXIII

Director: Allen Marchena Contreras

Docente: Carmen Moya Palma

Bibliotecóloga: Noylin Brenes Arce

Dirección regional: San José Oeste

Cioccolato: Un ingrediente mágico

Hace mucho, pero mucho tiempo, en un pueblo lejano, se ubicaba un castillo tenebroso en la colina más alta, donde las personas nunca se acercaban por temor a la leyenda de la bruja. Ahí vivía Purruja, una inquieta bruja de redondas mejillas con intenso color rojizo, una gran nariz y sobre esta una gigantesca verruga. Siempre vestía una túnica larga de color azul oscuro y llevaba puesto su enorme sombrero negro de pico, pero, curiosamente muy dentro de sí, su noble y gran corazón. Se decía que todas las noches, al dar las diez, una bruja volaba sobre las casas con su destartalada escoba hasta el amanecer, reconocida por su gélida risa, aunque nunca vista por los habitantes, quienes creían que era malvada.

Cada mañana, Purruja recolectaba polen en un cacaotal cercano a su castillo, para mantener la producción del ingrediente principal de su pócima secreta “Cioccolato”, la cual le brindaba una sensación de bienestar en su vida. A pesar de su dedicación, la soledad invadía a Purruja, llevándola a depender de su esencial brebaje para sentirse mejor. Con el invierno, la falta de leña seca complicaba encender el caldero, por lo que, una noche, preocupada a falta de su pócima, Purruja salió a buscar madera. De camino, su túnica se enredó entre sus pies, Purruja chocó con una rama y quebró su escoba, por lo que decidió regresar de nuevo a su hogar. Los días fueron pasando y a Purruja le urgía conseguir leña, así que optó por ir al pueblo.

En su viaje enfrentó lluvias y cansancio, hasta que finalmente llegó. Miradas de terror y el profundo silencio que irradiaban los vecinos al verla pasar, la desanimaron aún más. En su estadía en el pueblo, se mantuvo en búsqueda de leña sin éxito, debido al mal clima y la falta de ayuda de los aldeanos. Desanimada, un día murmuró: -¡Charita, nadie me ayuda! De pronto, sonó una voz dulce que expresó: -¡oye! Yo te puedo ayudar. Era Casimiro, un joven que vivía en unas cabañas al final del camino, quien le ofreció compartir su reserva de leña. Purruja le agradeció por el gesto tan noble y Casimiro también le indicó que le podía ayudar a llevar la leña hasta el castillo en una carretilla. Juntos cargaron la leña y tras varios días de viaje llegaron a su destino. Estando ahí, acordaron que Casimiro se quedara unos días recuperando fuerzas. Mientras tanto, Purruja preparaba su pócima para invitar a Casimiro y juntos disfrutaron de largas conversaciones.

Antes de que Casimiro partiera de regreso al pueblo, sintió inquietud por ver a Purruja decaída a causa de la pérdida de su escoba, lo que lo inspiró

a construir una nueva con madera seca y tras varias horas de trabajo, como gesto de amistad, le obsequió la nueva escoba elaborada por él. La bruja agradecida, la probó volando al bosque y polinizando sus plantaciones de cacao. Recolectó parte de la cosecha para elaborar más del brebaje y de esa forma le ayudó a recuperar su ánimo. Antes de la partida del joven, la bruja le entregó en sus manos una enorme botella repleta de su pócima secreta para que la tomara cuando así lo deseara.

Días más tarde, cuando Casimiro regresó al pueblo, las personas de la aldea se acercaron a su encuentro, pues estaban preocupadas sin tener noticias de él. En cuanto se encontraron reunidos, el joven aprovechó la ocasión para hablarles del gran corazón de Purruja y compartió con los habitantes la pócima preparada por ella a base de cacao. Desde ese día, los aldeanos aprendieron que no deben juzgar a los demás, sin primero darles la oportunidad de conocerles. Purruja, por su parte, continúa preparando su pócima secreta y en época de verano vuela con su escoba nueva hasta el pueblo para compartir “Cioccolato” con todos en la aldea. Desde entonces, juntos se convirtieron en la nueva leyenda que transformó sus vidas para siempre.

Autor: Isaac Josué Rodríguez Castro

Escuela: Otilio Ulate Blanco

Directora: Liley Soto Delgado

Docente: Dafne Varela Álvarez

Bibliotecóloga: Susana Elizondo Elizondo

Dirección regional: Occidente

El viaje de los tres bichos

Había una vez una oruga que se llamaba Laura, ella vivía en el parque de Madrid y soñaba con tener alas para explorar el mundo. Tenía dos amigos, Juan el escarabajo y Mafalda la hormiga. A los tres les gustaba decorar sus casas con minerales, piedras preciosas, rocas, pero también utilizaban lo que los seres humanos dejaban tirado en el bosque para crear sus muebles, ropas, vajillas y demás. Un día, mientras la oruga y sus amigos recolectaban todo tipo de artefactos y comida, hallaron un avioncito de juguete. -Mmm.... parece que necesita unos arreglos. Yo puedo repararlo -dijo Juan. -Excelente, entonces llevémoslo a tu vivienda -dijo Mafalda.

Finalmente, cuando lograron que el motor del avioncito encendiera, se abrieron las puertas. Dentro había una cabina y un mapa. -¡Podríamos cumplir tu sueño Laura! -dijo Mafalda. -¡Sí! Solo hay que mejorar un poco el avión y listo -dijo Laura. Así que se pusieron manos a la obra. Hicieron que la puerta deslizante funcionara, pusieron tres camas, un mueble, la vajilla, cocina, refrigeradora y otro piso de legos con pegamento y ahí pusieron un telescopio de buena calidad. Partieron y exploraron muchos lugares de Europa, Oceanía, Asia, África y la Antártida, y en cada uno de estos lugares recolectaron cosas increíbles que nunca habían visto.

Cuando llegaron a América, exploraron la mayoría del continente americano y al medio día estaban muy cansados, así que decidieron dormir un poco. De repente, Juan y Mafalda notaron que Laura estaba haciendo su capullo, así que la dejaron descansar, esperaron mirándola un buen rato, hasta que finalmente salió; era una hermosa mariposa Morpho azul, sus alas eran brillantes y coloridas. -¡Qué hermosas alas! -dijeron sus amigos con asombro. Después de que Laura despertó, terminaron de ver América y decidieron poner fin a su viaje y regresar a Madrid. Mientras iban volando y estaban muy ocupados con sus cosas, ¡pum! la nave empezó a caer y llegó al Océano Atlántico. -¡Nos estamos hundiendo! -dijo Juan. -¡Haz algo! -dijo Laura.

De la nada, un botón en forma de un submarino salió y sin dudarlo, con sus últimas fuerzas, Mafalda lo presionó...El avión se convirtió en un submarino. -¡Qué bien! -dijeron los bichos. Había tapas de lapicero cerradas con oxígeno para poder respirar, trajes de buzo para bicho, comida y lo más interesante, una caja con cerrojo que tenía unas extrañas letras llamadas notas musicales, la cual querían abrir, pero no tenían cómo hacerlo, porque no tenían las

llaves. Ahí se quedaron unos días para arreglar su nave y explorando más el submarino, hallaron una llave. -¿Será que esta llave nos sirve para la caja de notas musicales? -dijo Mafalda. -¿Qué tal si lo abrimos? -dijo Juan. -¡Sí! Sería una gran idea -dijo Laura.

Entonces pusieron la llave en la caja y ¡vaya sorpresa! Se abrió. Adentro había un pequeño trombón hecho de bonsái y decidieron llevarlo con ellos a Madrid. En el viaje de regreso descubrieron un botón secreto, era el piloto automático. Entonces lo activaron y se fueron a disfrutar del telescopio que tenía la nave. -¡Los planetas, estrellas y cometas son muy bonitos! -dijo Juan. -¿Algún día podemos ir ahí? -dijo Mafalda. -¿Quién sabe? ¡Tal vez sí! -dijo Laura. Cuando volvieron al parque, contaron a todos los animales y bichos sobre su viaje y los maravillosos lugares que conocieron. Desde entonces, los tres amigos emprenden cada vez que pueden un viaje a lugares mágicos y desconocidos y sueñan con algún día visitar las estrellas.

Autor: Engel Daniel Talavera Lacayo

Escuela: Barroeta

Directora/Docente:

Melina María González Rodríguez

Dirección regional: Alajuela

La mariposa y la mariquita

En un frondoso bosque, una mariquita llamada Saira era conocida por su hermoso caparazón rojo y negro. Todos los insectos del bosque la admiraban. Un día, Saira salió a recolectar bayas para un pastel que planeaba hacer por la noche, para una fiesta en su comunidad.

Mientras buscaba la última baya junto al río, resbaló, cayó al agua y perdió todas las bayas. Angustiada, Saira pensó que se ahogaría, pero una mariposa apareció y la rescató, llevándola a tierra firme. Saira, desmayada, despertó para ver unas grandes alas de colores. Sobresaltada, se golpeó la pierna contra una piedra.

-¡Qué susto me diste! Primero te saco del río y ahora te golpeas -dijo la mariposa con una sonrisa-. ¿Cómo te llamas?

-Me llamo Saira. ¿Y tú? -respondió la mariquita.

-Yo soy Abril, pero puedes llamarme Abi -contestó la mariposa.

Saira, impresionada por las alas coloridas, preguntó:

-¿Por qué tienes esas alas tan bonitas?

-Porque tengo el poder de hacer arcoíris y mis alas reflejan esos colores. ¿Te gustaría que tu caparazón tuviera colores también? -ofreció Abi.

-¡Sí, me encantaría! -exclamó Saira.

Entonces, Abril creó un arcoíris y pintó el caparazón de Saira con vivos colores. Al ver su nuevo aspecto, Saira se desmayó de la emoción. Cuando despertó, Abril la miraba divertida.

-Si te desmayas otra vez, diré que un lobo te comió -bromeó Abril-. No te preocupes, solo es una broma.

-Abril, ¿dónde vives? -preguntó Saira, aún maravillada.

-Vivo bajo un gran árbol. ¿Quieres que te lleve? -ofreció Abril.

-¡Claro! -respondió Saira.

Ambas volaron hasta llegar a la casa de Abril, donde tomaron té y se rieron de lo sucedido. Más tarde, Abril acompañó a Saira de vuelta a su pueblo

SEGUNDO LUGAR • CUARTO AÑO

para que pudiera terminar el pastel. Saira, agradecida, le pidió a Abril que se quedara un poco más, así que Abril fue a buscar más bayas. Cuando regresó, Saira la estaba esperando para que juntas prepararan un delicioso pastel y luego lo compartieran con los otros amigos del bosque.

En la fiesta, todos quedaron maravillados con el pastel y el colorido caparazón de Saira. La reina del pueblo, sorprendida al ver a Saira y Abril juntas, se acercó a ellas.

-¿Ustedes dos son amigas? -preguntó la reina.

-Sí, lo somos -respondió Abril.

-Es maravilloso ver a dos insectos tan diferentes unidos por la amistad -dijo la reina-. Saira, has aprendido el verdadero valor de la amistad.

Saira sonrió y miró a Abril.

-Sí, he aprendido que la verdadera amistad no se trata y compartir momentos felices. La reina asintió, complacida.

TERCER LUGAR • CUARTO AÑO

Autora: Luciana Solís Segura

Escuela: Santo Tomás

Directora: Kattia Valverde Hernández

Docente: José Mauricio Salazar Bolaños

Dirección regional: Heredia

El octavo mundo

No era la primera vez que nuestro personaje conocía una nueva escuela. Con esta sería la octava escuela a la que asistía. Todo por ser distinto. No sabía si su trono, una silla de ruedas, sería el culpable de su situación, sus constantes cambios de mundo. Diego, su nombre; un chico de cabello castaño, tez pálida producto de su encierro, once años de vida, sumido en una discapacidad que le hacía trasladarse en silla de ruedas y depender de ésta. Su dependencia no se reducía a la silla, sino a su familia, que siempre estaba dispuesta a apoyarle.

Este octavo mundo, así solía relacionar a las escuelas a las que iba conociendo, le generaba cierto nerviosismo. Le preocupaba que su nueva experiencia fuera igual a las anteriores que tuvo, en los siete mundos que ya había visitado. Y no era para menos. Solo al ingresar sentía como se clavaban sobre él las miradas curiosas de los habitantes de ese nuevo planeta. Quizá era su nave la que llamaba la atención. Las miradas de los menores eran de asombro. Diego percibía que lo miraban como monstruo, pero a la vista de algunos era como un habitante que generaba curiosidad. En algunos quizás envidia por ser transportado en un carruaje, distinto pero parecido a otro habitante de ese nuevo planeta.

Nada más entrar al nuevo hábitat de aquel nuevo mundo Diego se asombró. En el salón le recibía su docente, un navegante alto y de cabello ondulado, que le presentó al resto de la tripulación. Y en medio de todos ellos, logró divisar una nave similar a la de él. Diego comprendía por qué las miradas de los demás parecían comparar su silla de ruedas. Y es que Marta, una niña morena, de pelo acolochado, usaba lentes, pero, además, mostraba al lado de su silla dos objetos, eran su forma de moverse, unas muletas. Esas muletas le ayudaban a moverse debido a una discapacidad. Fue Marta quien le recibió con una sonrisa que, con solo verla, lo dijo todo.

Diego comprendía que no estaba solo en ese nuevo mundo. Pensó, al inicio, que sería aburrido estar en ese mundo. Pero se equivocaba. Su capitán, el docente, y la tripulación, pero sobre todo Marta, le fueron iluminando su rostro día con día. Y es que cada vez que Diego aterrizaba en el octavo planeta, experimentaba una nueva aventura. Cada vez que iniciaba el recreo, se enfrentaba a ese octavo mundo rodeado de muchas personas; a su lado, Marta, y brincando y cantando a su alrededor, sus colegas tripulantes.

Diego comprendía que los días no eran aburridos, cada vez eran risas, juegos y viajes épicos a mundos distantes, cuando leían un libro junto al capitán. Los juegos en que Marta participaba usando sus muletas eran fascinantes, deseaba algún día jugar así. Marta parecía descubrir ese deseo en los ojos de Diego. Sin pensarlo, una vez, ofreció a Diego vivir un viaje hipersónico. Invitó a sus compañeras y compañeros al parque de la escuela. Ahí, creó una aventura de esas que solo un infante puede inventar. Y cuando Diego menos lo imaginó, empezó a volar.

Sentía en su cara el choque del viento. Sus cabellos jugaban con el aire. Se aferraba a la silla de ruedas que ahora sí parecía una nave. Oía los gritos de sus compañeros y sus compañeras. Le motivaban. Diego también sentía en su pecho un tambor que se aceleraba, quizá por el miedo o por la alegría, pero no le molestaba. Ninguno de sus siete mundos anteriores le habían causado ese sentimiento. El timbre de la escuela sonó. Indicaba el fin del recreo. Pero ni ese sonido, ni el regreso al salón terminaron con aquella inmensa alegría que Diego vivía.

Cada regreso a la nave nodriza, su casa, ya no era en solitario ni en silencio. Al salir del octavo planeta su nombre resonaba. Despedidas, abrazos, choques de puño a manera de saludo. Marta, a su lado, se despedía para subirse a la nave que la llevaría a su casa. Y Diego no se entristecía, como antes, en los otros mundos, sino que esperaba con ansias un nuevo amanecer para volver a su planeta. Era tanta la alegría de Diego, que un día pidió a su familia organizar su cumpleaños en su nave nodriza, invitando a sus compañeras y compañeros. Hasta el capitán, el docente, estuvo en la lista de invitados. La familia aceptó aquella solicitud, cómo no aceptar, aquel nuevo mundo dibujaba en Diego lo que los otros siete planetas borraron... su sonrisa.

PRIMER LUGAR • QUINTO AÑO

Autor: Justin Temple García

Escuela: La Colina

Directora: Dalis Segura Abarca

Docente: Balki Mayorga Barrantes

Bibliotecólogo: Neyfren Mosquera Valladares

Dirección regional: Limón

El viaje del árbol encantado y la ardilla Nutty

Había una vez, en un lejano valle rodeado de montañas cubiertas de nieve, un árbol muy especial. Este árbol poseía poderes mágicos que le permitían comunicarse con los animales del bosque y proteger a los seres vivos que habitaban en sus alrededores. En este valle vivía una pequeña ardilla llamada Nutty, quien era la mejor amiga del árbol encantado. Nutty pasaba sus días sentado de rama en rama, explorando el bosque y charlando con los animales que encontraba en el camino. Una tarde, mientras jugaba en las ramas del árbol encantado, Nutty vio que las hojas del árbol comenzaban a temblar de manera extraña.

Intrigada, Nutty se acercó al tronco del árbol y lo tocó con su pequeña pata. En ese memento, una voz suave y melodiosa resonó en su oreja: -Nutty, querida amiga, necesito tu ayuda -dijo el árbol encantado. Nutty se sorprendió mucho al escuchar la voz del árbol, pero rápidamente contestó: - ¡Por supuesto árbol encantado! ¿En qué puedo ayudarte? El árbol encantado le explicó que su energía vital estaba disminuyendo rápidamente y necesitaba encontrar una fuente de poder mágico para poder recargar su fuerza. Sabía de la existencia de una antigua reliquia mágica, la Joya de la Luna, que se decía que tenía el poder de restaurar la energía de cualquier ser mágico.

Nutty estaba decidida a ayudar a su amigo, así que aceptó el desafío sin dudarlo y juntos idearon un plan para encontrar la Joya de la Luna, emprendiendo un viaje épico hacia el bosque encantado. La primera parada del viaje fue a la casa de Wise Olw, una lechuza que vivía en lo alto de una colina cubierta de musgo. Wise poseía un vasto conocimiento sobre el bosque y sus secretos, por lo que Nutty y el árbol encantado sabían que ella podría guiarlos en su búsqueda. Al llegar a la casa de Wise fueron recibidos con calidez y hospitalidad. Nutty explicó la situación y le preguntó a Wise si conocía la dirección de la Joya de la Luna. Después de escuchar atentamente, Wise asintió con la cabeza y les dijo que la Joya estaba escondida en el corazón de la Cueva de los Susurros, un lugar peligroso y lleno de misterios.

Agradecidos con la ayuda de Wise, Nutty y el árbol encantado continuaron su viaje hacía la Cueva de los Susurros. El camino estaba lleno de peligros, desde ríos tumultuosos hasta criaturas mágicas acechantes. Sin embargo,

con determinación y valentía, lograron sortear cada obstáculo. Finalmente, llegaron a la entrada de la Cueva de los Susurros. El aire estaba cargado de electricidad y el sonido de los susurros llenaban el ambiente. Con corazones valientes, Nutty y el árbol entraron a la cueva, listos para enfrentar lo que fuera necesario para encontrar la Joya de la Luna.

Dentro de la cueva, se encontraron con una serie de desafíos mágicos diseñados para poner a prueba su coraje y determinación. Nutty demostró su agilidad al esquivar trampas sigilosamente colocadas, mientras que el árbol usaba su magia para abrir puertas selladas y despejar el camino. Después de superar cada desafío, finalmente llegaron a la cámara donde se encontraba la Joya de la Luna. Brillaba con un resplandor mágico y emanaba una energía poderosa que llenaba la habitación. Con cuidado, Nutty tomó la Joya y la puso en el regazo del árbol. Al instante, el árbol empezó a brillar con una energía cegadora y su energía vital fue restaurada.

Nutty y el Árbol Encantado se abrazaron con alegría, ya que habían tenido éxito en su misión. Con la Joya de la Luna en su posesión, regresaron al valle, donde fueron recibidos con celebración por parte de todos los animales del bosque. Nutty se sentía muy orgullosa de haber ayudado a su amigo y sabía que su amistad con el árbol encantado duraría para siempre.

Autor: Derek Edrien Umaña Mora

Escuela: Alto de las Moras

Directora/Docente: Andrea Mariela Lázaro Morales

Dirección regional: Grande de Térraba

El poder de la amistad

Érase una vez un pueblito indígena, rodeado de montañas. En ese pueblito mágico, donde parece que el sol sonriera al salir, a través de los frondosos árboles, saludando todo a su alrededor con sus rayos dorados, vivían dos niños, Juan y Luis, niños indígenas con su piel morena y sus ojos negros como la noche. Juntos disfrutaban de los días, corriendo por los verdes campos, yendo a la escuela, jugando bajo la lluvia y soñando que podían volar como el gavilán negro. Pasó el tiempo, y Juan creció, por lo que debía ir al colegio. Los padres de Juan habían decidido enviarlo a un colegio de ciudad, porque él era muy inteligente y para ellos eso era lo mejor. Al saber esta noticia, Juan sintió muchas emociones juntas y su amigo Luis lo abrazó y le dijo: -de seguro vas a aprender mucho y vas a ser profesional en el futuro. -Pero esto le salía de los dientes para afuera porque en su corazón sentía una tristeza enorme de tener que separarse de su amigo; sentía que se lo estaban arrebatando.

Entonces, Juan se fue para la ciudad y empezó su curso lectivo que fue todo lo contrario a lo que él había imaginado: después de este día, todo fue gris para Juan, sus compañeros, que eran todos de la ciudad, lo veían mal, se reían de él por su color de piel, por su ropa; ningún compañero ni compañera quería sentarse a su lado y Juan se sentía muy triste. A pesar de todo esto, Juan era muy aplicado en sus estudios. Así pasaban los días de Juan con zancadillas, burlas, exclusión y hasta golpes. Juan callaba por miedo, porque se sentía como un pequeño ratón indefenso.

Pero, llegó el día en que Juan iría a su pueblito, a pasar unos días libres en su amado hogar. Luis lo esperaba con ansias. Al llegar empezaron a hablar; Juan le contó a Luis lo que pasaba en el colegio y Luis lo animó para que fueran juntos a hablar con sus papás. Entonces, los padres de Juan le propusieron a su hijo que hablara con los profesores sobre lo que estaba pasando, para que el colegio les apoyara en la búsqueda de soluciones. Así, Juan volvió al lugar que para él era su tormento y al llegar buscó a una profesora de confianza y le contó todo. La profesora le dijo que en el colegio le iban a ayudar, habló con otros profesores y juntos empezaron a trazar el plan de ayuda, buscaron información de la reserva indígena de Juan, sus costumbres y tradiciones e hicieron una presentación con fotos y videos que presentaron a la comunidad estudiantil. Cuando realizaban esto, descubrieron que había otros estudiantes en la misma situación de Juan.

SEGUNDO LUGAR • QUINTO AÑO

Motivados por ayudarlos a todos, crearon talleres donde los niños hablaban sobre sus pueblos y explicaban lo difícil que era dejar su hogar y familia por estudiar. Los profesores compartieron con sus estudiantes el mensaje de que, sin importar el color, la clase social, la etnia, religión o forma de ser, todas las personas merecen ser tratadas de manera respetuosa y ser incluidas. Cuando los compañeros conocieron sobre lo difícil que era para Juan el haber dejado todo lo que él amaba para poder estudiar en ese colegio, le pidieron disculpas.

Ese día, Juan vio el arcoíris después de la tormenta y entonces, tenía que compartir su alegría con su buen amigo ya que gracias a él, se había atrevido a hablar. Lo llamó y le contó todo. Luis se alegró mucho, porque ya su amigo estaba feliz en su colegio y entendió que, aunque Juan creciera y estuviera lejos, siempre podían seguir siendo amigos y apoyándose en los momentos difíciles y que la amistad, cuando es verdadera, tiene el poder de resolver hasta los más grandes problemas.

TERCER LUGAR • QUINTO AÑO

Autor: Moisés Monge Núñez

Escuela: República de Bolivia

Director: César Alejandro Solano Fallas

Docente: Francisco Porras Navarro

Bibliotecóloga:

Katherine Andrea Mayorga Camacho

Dirección regional: Los Santos

Juan el protector del bosque

Un día soleado, la brisa golpeaba la cara de un adolescente llamado Juan. Él era muy aventurero, tenía el pelo lacio, era muy alto y le gustaba mucho la naturaleza. Juan estaba con su padre, disfrutando de un viaje muy especial al famoso Parque Nacional Corcovado. Mientras visitaban el lugar, vieron sus maravillas: animales exóticos, monos, tucanes, lapas, osos hormigueros y muchos más. Pero de pronto, empezaron a percibir un olor a humo, los árboles estaban quemándose y las llamas ardiendo, los animales corrían desesperados y los turistas gritaban buscando protegerse de las llamas.

Juan empezó a correr a un lugar donde pudiera encontrar señal en su celular para llamar a los bomberos. Cuando llegaron, Juan los acompañó al lugar del incendio y rescató algunos animales, lamentablemente, el fuego se había expandido a muchas partes. Después de apagarlo, hicieron un conteo y se consolaron al saber que ningún animal ni persona se había quemado. Al final, se descubrió que el fuego provenía de una fogata que alguna persona irresponsable había dejado encendida, sin percatarse de que alguna maleza o rama de un árbol, que estaba cerca podía provocar el incendio.

Y desde entonces, Juan comprendió que la naturaleza es lo más lindo que le ha pasado al mundo, pero no es infinita. Las quemas, incendios, la contaminación y la deforestación, son acciones atroces que no le permiten al planeta estar sano y limpio. El joven, después, empezó una campaña para la siembra de árboles en el parque y para contrarrestar el caos sucedido.

PRIMER LUGAR • SEXTO AÑO

Autora: Jimena Obando Umaña

Escuela: Isabel La Católica

Directora: Jacqueline Arias Castro

Docente: Ismary Villalobos Chacón

Bibliotecóloga: Norma Romero Vargas

Dirección regional: San José Oeste

Cooper y el portal mágico

En una tranquila aldea, vivía un perro llamado Cooper, un labrador de pelaje amarillo y ojos cafés brillantes. Su dueño, un anciano llamado Rupert, siempre llevaba a Cooper a pasear por el bosque cercano. Una mañana soleada, mientras Rupert descansaba bajo un roble, Cooper se adentró más de lo habitual en el bosque. Fue entonces cuando notó algo extraño: una piedra en el suelo que brillaba con un resplandor azul. Intrigado, Cooper comenzó a cavar alrededor de la piedra, desenterrando un pequeño portal circular. Sin pensarlo dos veces, metió su hocico en el portal y, en un parpadeo, fue transportado a un mundo completamente diferente.

Cooper se encontró en un paisaje mágico, con montañas flotantes, ríos de color esmeralda y criaturas que solo había visto en sueños. Mientras exploraba este nuevo mundo, se topó con una diminuta hada atrapada en una telaraña. Cooper, como era un perro muy amable, la liberó con cuidado. -Gracias, noble perro -dijo el hada, que se llamaba Lila-. Soy Lila, del reino de Eldoria. Estoy muy preocupada pues mi mundo está en riesgo: el malvado hechicero Malakar, robó la Piedra del Equilibrio. Sin ella, nuestro mundo está sumido en el caos, pues esta piedra es la que mantiene nuestra paz y armonía.

Cooper, conmovido por la historia de Lila, decidió ayudarla. Ella le entregó un collar mágico y así emprendieron juntos la peligrosa misión hacia la Torre Oscura de Malakar. Primero, debían cruzar el Río de las Ilusiones, cuyas aguas mostraban los miedos más profundos de quienes se reflejaban en él. Luego, llegaron al Bosque de las Sombras, donde los árboles oscuros y retorcidos intentaban atraparlos. Pero Cooper, con su agilidad y astucia, guió a Lila a través del bosque, esquivando las ramas y trampas ocultas. Al llegar a la Torre Oscura, Cooper y Lila se encontraron con Malakar. El hechicero, envuelto en sombras, lanzó hechizos oscuros hacia ellos. Cooper, protegido por el collar mágico, logró desviar los hechizos, mientras Lila utilizaba su magia para debilitar a Malakar.

-No puedes derrotarme, perro insolente -gruñó Malakar, lanzando un hechizo final. Pero Cooper, con un ladrido poderoso, invocó una luz cegadora que desintegró el hechizo de Malakar. En ese momento, Cooper saltó y arrebató la Piedra del Equilibrio de las manos del hechicero. La torre comenzó a desmoronarse, y el suelo bajo sus pies temblaba. Con la Piedra del Equilibrio segura entre sus dientes, Cooper corrió junto a Lila, escapando de la torre

justo antes de que se derrumbara completamente. El mundo alrededor de ellos comenzó a cambiar: los ríos volvieron a brillar, las montañas flotantes se estabilizaron y las criaturas mágicas salieron de sus escondites para celebrar. Los habitantes de Eldoria se reunieron alrededor de Cooper y Lila, agradeciendo y celebrando la valentía de Lila y del noble perro. Lila, con lágrimas de gratitud, agradeció a Cooper por salvar su mundo.

Con un último abrazo de Lila y de todos los demás habitantes del mundo mágico, Cooper regresó al portal, llevándose un pequeño fragmento de la Piedra del Equilibrio como recuerdo. Al atravesar el portal, Cooper se encontró de nuevo en el familiar bosque de su aldea. Corrió de vuelta hacia su dueño, el anciano Rupert, quien lo recibió con una sonrisa y un abrazo. Desde ese día, Cooper continuó siendo el perro aventurero y leal de siempre, pero algo había cambiado. Los aldeanos notaron una chispa de sabiduría en sus ojos. Al mirarlo profundamente, podían sentir la grandeza de su viaje y el heroísmo que albergaba en su corazón. Y así, la leyenda de Cooper, el perro que salvó Eldoria, se convirtió en una historia contada por generaciones en este mundo mágico, inspirando a todos a creer en la magia y el valor de un corazón noble.

SEGUNDO LUGAR • SEXTO AÑO

Autora: Sofía Chavarría Montero

Escuela: Santa María Goretty

Directora: Marisia Badilla Campos

Docente: Cindy Montero Cordero

Dirección regional: Occidente

Mis lágrimas son estrellas

Con cada pisada que doy sigo aprendiendo de la vida, pienso que vivo en un mundo con muchas estrellas, que en realidad son mis lágrimas. He sufrido de rechazo por mi condición, ya que tengo problemas auditivos. En la escuela solo conocían mi secreto mis profes, pero un día, mi mamá me llevó a cortarme el pelo y mi audífono quedó expuesto. Los demás lo notaron y me empezaron a molestar. Sus bromas no me parecían graciosas, pero por alguna razón a ellos sí. El apodo más común que me decían era “orejón sin antenas” y me hacían sentir fatal. Varias veces intenté hablar con mi mamá, pero no quería que ella se sienta mal, así que me lo guardé para mí, y expresaba lo que sentía dibujando y llenando de lucecitas mi galaxia.

Así transcurrieron muchos días tristes para mí, hasta que llegaron las vacaciones. Mi hermano mayor me invitó a pasar unos días en su casa, en el campo. Acepté para poder desahogarme y cambiar de ambiente. El lunes por la mañana mi hermano fue a recogerme. Después de un par de horas de viajar, llegamos a su casa y al caer la tarde, después de haber comido mucho, me fui a mi cuarto y antes de apagar la luz para dormir, mi hermano me dijo: “mañana a las seis y media saldremos al campo”. Dije que sí con la cabeza, me acosté en la suave cama y fue tanta mi emoción que, cuando ya me iba a dormir, me di cuenta que un rayito de luz se asomaba por mi ventana, ¡ya era de día! Y era hora de alistarme y de tener una nueva aventura con mi hermano.

Cuando llegamos al campo, vi que tenía flores de distintos colores, un laguito habitado por patos y peces de diferentes tamaños, ranchitos con mesitas y sillas para pasar el día. Después de pasar un rato paseando por el lago y conociendo los distintos senderos, sentí que necesitaba hablar con mi hermano y contarle lo que me estaba pasando.

-Hermano ¿te puedo contar algo? -le dije.

-Pues claro, ¿qué pasó? -me respondió.

-En la escuela los niños me molestan, no me dejan vivir en paz, me siento atrapado, no puedo hacer lo que de verdad quiero, sólo desearía ser como los demás.

Unas lágrimas salieron de mis ojos y dos estrellas más se unieron a mi galaxia. Me miró con ternura y me dijo: -Oye la vida puede ser muy difícil, pero míralo así, muchas personas no saben ver realmente lo valioso y lo especial que eres, simplemente ven el físico, sin poner atención al corazón. Tal vez no seas como los demás, pero eres muy especial y único; recuerda siempre ver a tu interior y que nosotros te amamos mucho, no debes cambiar por otros.

Más tranquilo y satisfecho con su respuesta, limpiándome las lágrimas, logré ver un pato a lo lejos, detrás de él venía un hermoso cisne, los demás patos lo miraban diferente, en ese momento el cisne abrió sus alas y se echó a nadar, así entendí que tener un audífono no me hacía malo, sino especial, miré a mi hermano y le di un fuerte abrazo.Al volver a casa, mientras subía las escaleras, recordé el telescopio que tenía en mi cuarto. La noche era tan perfecta que se podían ver las estrellas brillar, entonces comencé a pensar que éstas fueron como las muchas lágrimas de mi galaxia, pero ahora que he aprendido lo valioso que soy, serán mis anécdotas y mis fortalezas para seguir adelante. Comprendí que ser diferente está bien, me hace único.

Al volver a la escuela luego de mis vacaciones, me sentí como el cisne con la cabeza en alto, sin preocupaciones. Nadie quiso acercarse a molestarme y estoy seguro de que fue porque mostré que no me importaba. Desde ese día tengo más amigos y sé que a pesar de nuestras diferencias todos somos iguales.

TERCER LUGAR • SEXTO AÑO

Autora: Sofía María Masís Martínez

Escuela: Carlos Joaquín Peralta Echeverría

Directora: Teresita Cubero Maroto

Docente: Jessica López Ulloa

Bibliotecólogo: Jorge Vega A.

Dirección regional: Cartago

Dione la bailarina

Había una vez una pequeña niña de ocho años llamada Dione, que vivía en el estado de Burgundy, Francia. Siempre se encontraba con una sonrisa de oreja a oreja, su pelo castaño como el chocolate y sus ojos verdes como la esmeralda. Admiraba a Tatiana Leroy, la bailarina de ballet más talentosa de Italia. Sin embargo, no venía de una familia muy adinerada y su madre no tenía el dinero suficiente para que la pequeña niña se inscribiera en una academia de ballet, ya que su salario no era suficiente. Aun así, vivían muy felices, pese a que su padre tuvo que viajar a Dijon para continuar su trabajo como mesero.

Dione ahorraba el dinero que su padre le enviaba cada vez que podía y para su cumpleaños número 10, decidió romper la alcancía en la que había estado ahorrando durante más de 3 años. La alcancía se rompió como una piñata y con el dinero que había ahorrado en ella, Dione y su madre fueron al pueblo a ver qué podían comprar para sus clases de ballet. Cuando ya estaban ahí, Dione vio una tienda repleta de maravillas de ballet, desde zapatillas hasta las puntas más hermosas y brillantes que nunca había visto; tutus pequeños y grandes, esponjosos y largos, todo lo que siempre había deseado. Sin pensarlo, corrió hacia la tienda y pasó horas probándose todas las cosas que allí había.

De pronto se escucharon unos gritos de una mujer sollozando desde lejos que decían: ¡Dione!, ¿dónde estás? Inmediatamente Dione reconoció la voz de su madre, acababa de darse cuenta de que había pasado demasiado tiempo y estaba anocheciendo. Salió de la tienda y vio a su mamá muy enojada: -¡Dione! ¿Por qué te fuiste? Casi me da un infarto del susto. ¡Quedas castigada! No vas a ir a clases de ballet hasta que demuestres que eres una niña responsable. Al llegar a casa, Dione muy triste fue a su habitación para dormirse y cuando estaba a punto de cerrar los ojos pensó: “mañana es lunes, mi mamá va a su trabajo, estoy sola en casa, ¿podré salir a escondidas?” Y empezó a armar su plan, a qué horas debería irse y a qué hora debería regresar.

Al día siguiente, Dione regresó al pueblo a escondidas de su mamá. Encontró una academia de ballet llamada “La Gran Francia” y le entregó el dinero de sus primeras clases a la recepcionista, quien la miró de manera un poco incrédula y burlona, por su vestimenta. Así, pudo ingresar a su primera clase en esta academia. Mientras bailaban, la profesora de ballet notó algo

especial en ella, un brillo único, talentosa. Dione bailaba con delicadeza y elegancia, la profesora se quedó impresionada. Una niña llamada Clara se acercó y se burló de Dione, diciéndole que hacía trampa, mientras veía su sencilla vestimenta. Otra de las niñas, llamada Roma, inmediatamente fue a defender a Dione. Desde ese momento, Dione y Roma se convirtieron en mejores amigas. Pasaron los días y Dione decidió contarle a su madre que desde hace mucho tiempo asistía a clases de ballet sin que ella se diera cuenta. Su madre al principio se enojó un poco, pero comprendió que por poco le había arrebatado su sueño de ser bailarina. La familia de Dione se fue recuperando económicamente y ahora su padre no se encontraba trabajando lejos de la familia. Poco después, a la academia de ballet donde estaba Dione se le otorgó la oportunidad de bailar el Lago de los Cisnes en una competencia y el papel de Dione sería el cisne blanco. La niña se esforzó mucho para preparar su baile, pues si su academia ganaba, recibiría unos boletos de avión para ir a ver a Tatiana Leroy. Así, llegó la hora. Se abrió el telón y Dione empezó a bailar, todos la veían con admiración y asombro, mientras una luz apuntaba y seguía cada uno de sus pasos, era como en su sueño. Terminó la presentación y una lluvia de aplausos se escuchó por todo el teatro.

La Academia Gran Francia fue la ganadora del primer lugar. Dione no lo podía creer. Dos días después, Dione emprendió su viaje a Italia, conoció a Tatiana Leroy y ésta le firmó un par de sus puntas. Su sueño se había hecho realidad y eso motivó a Dione a pensar que todos pueden alcanzar sus sueños, por más inalcanzables que parezcan, solo es cuestión de tener paciencia, mantener la fe y sin importar las circunstancias jamás dejar de soñar.

CATEGORÍA ESPECIAL “¡La

salud es tu

súper

poder!”, patrocinada por Hospital Metropolitano y Medismart

Hospital Metropolitano y Medismart formaron parte de esta edición del concurso, con la categoría especial “¡La salud es tu súper poder!”, a través de la cual se motivaron a los niños y a las niñas para que, con el apoyo de sus docentes, escribieran cuentos sobre la salud física y mental. Esta categoría busca promover la reflexión y concientizar sobre la importancia de la salud para el desarrollo pleno de todas las personas.

Autor: Sebastián Andrés Céspedes Mora

Escuela: GHM School

Directora: Michelle Jaramillo Acón

Docente: Yulieth Chavarría Bonilla

Dirección regional: Liberia

Bomberto y el Reino Azucarero

Había una vez, dos hermanos llamados Gomita y Caramelo, que vivían en un reino llamado Azucarero, donde todos sus habitantes eran muy dulces. Gomita, el hermano menor era gracioso, valiente y muy activo, le gustaba hacer ejercicios. Por el contrario, Caramelo el hermano mayor, era muy miedoso, aburrido y perezoso, prefería pasar todo el día durmiendo; pero lo que tenían en común Gomita y Caramelo era que los dos eran los más dulces y azucarados de todo el reino, porque a ambos les gustaba ayudar a los demás. Este reino no era un lugar feliz, debido a que el Azucarero estaba dentro de un frasco de vidrio y cada cierto tiempo la mano de una persona hambrienta del mundo exterior, invadía el reino para poder comerse a los habitantes más dulces y deliciosos.

La mano de esta persona era la de Bomberto, un hombre que padecía de obesidad y diabetes, porque no cuidaba su alimentación y tampoco le gustaba hacer ejercicio. Por eso, los hermanos Gomita y Caramelo, crearon un plan para defenderse de Bomberto: se comieron un cubo extra de azúcar blanco, para obtener superpoderes. Al hacer efecto, Gomita se dio cuenta de que era veloz y que podía lanzar cubos de azúcar a gran velocidad, mientras que Caramelo podía lanzar bombas caramelizadas. Una mañana, la mano de Bomberto volvió a invadir el frasco del reino Azucarero, y logró agarrar una casa de malvavisco gigante. Entonces, Gomita empezó a disparar sus cubos

GANADOR DE CATEGORÍA ESPECIAL

de azúcar para que Bomberto soltara la casa, pero esto solo lo antojó más y se la comió de un solo bocado. Entonces, Gomita le propuso a Caramelo que salieran del frasco para detener a Bomberto, pues esta sería la única forma de lograrlo.

Caramelo con mucho miedo le dijo a Gomita que sí, y juntos se prepararon para iniciar el largo y peligroso viaje hacia el mundo exterior. De repente, en medio viaje, la mano de Bomberto apareció. Iba a agarrar otro dulce, pero Gomita lo distrajo con sus cubos de azúcar y lamentablemente, Bomberto la atrapó a ella. En ese instante, Gomita tuvo una idea: decidió auto dispararse varios cubos de azúcar y dejarse comer por Bomberto para así provocarle altos niveles de azúcar en la sangre, lo cual afectaría su salud. Gomita y Caramelo sabían que si esto pasaba, Bomberto iba a dejar de comerse todo en el Reino Azucarero.

Debido a este exceso de caramelo y azúcar, Bomberto tuvo que ser trasladado al hospital del mundo exterior, para controlar su diabetes. Al estar en el hospital, el doctor le dijo a Bomberto: -La diabetes es una enfermedad muy grave, pero se puede controlar si tienes mucho cuidado con tu alimentación, no puedes comer dulces, debes comer más vegetales y frutas y hacer ejercicio. Sin duda alguna, Bomberto estaba muy preocupado por lo que le dijo el doctor y decidió que iba a cambiar sus hábitos para tener una mejor salud. Al darse cuenta de esto, los habitantes del Reino Azucarero se pusieron a celebrar por tan maravillosa noticia y agradecieron a Caramelo y a Gomita por su sacrificio y valentía. Finalmente y después de esa gran lección, Bomberto no volvió a invadir el Reino Azucarero y además, no tuvo que volver al hospital, porque su salud había mejorado. Los habitantes del Reino Azucarero vivieron en paz y armonía, porque sabían que ahora estaban más seguros y lejos de la amenaza del mundo exterior.

CATEGORÍA ESPECIAL “Monetarium:

Sumá sueños y escribí historias fantásticas”, patrocinada por Davivienda

Davivienda presentó y premió la categoría especial “Monetarium: ¡Sumá sueños y escribí historias fantásticas!”, con la que se invitó a todas las personas docentes de tercero a sexto año escolar, a motivar a los niños y a las niñas de su aula para escribir historias inspiradas en el manejo de las finanzas e impulsar la educación financiera y el ahorro desde edades tempranas.

Autor: Samuel Rivera Blanco

Escuela: Central de Tres Ríos

Directora: Juan Eduardo Salas Sanabria

Docente: Karol Solano Orozco

Bibliotecóloga: María Fernanda Mora Andrade

Dirección regional: Cartago

Casita Roja y su gran decisión

Érase una vez, un lugar muy lejano llamado Mundo Ahorro, donde Casita Roja vive muy feliz con su familia, rodeado de muchos amigos. Cada mañana al despertar, Casita Roja, mira por la ventana y ama todo lo que ve, se alista alegremente para ir a la escuela a pasar lindos momentos con sus amigos; en clase le están enseñando sobre la importancia del ahorro, porque recientemente en Mundo Ahorro se ha desatado el caos, provocado por un súper villano, que solo trae tristeza y desesperación: se le conoce como “Don Crisis Económica” y ha hecho de las suyas con los habitantes del pueblo, generando mucho miedo y confusión.

Como se acerca una fecha muy importante para Casita Roja, su cumpleaños, sus papás le van a regalar unas monedas, porque consideran que ya es grande para poder decidir sabiamente qué hacer con ellas. Lo que no saben, es que esto no solo le ha causado nervios, sino también un poco de preocupación, pues no sabe muy bien qué puede hacer con ellas o qué es lo correcto. Por esto, Casita Roja pensó en pedir consejo a todas sus amigos y les pidió tener una pequeña reunión secreta después de la escuela, en su súper guarida. Llegando luego de clases a su casa del árbol, se reúne con su grupo de amigos: Tarjetita, Dolarito, Coloncito, Cajerito y Carterita, amigos desde el jardín de niños. -¿Qué hago con las monedas que mis papás me darán en mi cumpleaños? -pregunta Casita Roja. -Simple, definitivamente debes ahorrar, solo así vas a poder tener muchas más y lograr tus metasresponde Tarjetita. Dolarito, un poco más cómico, le dice: -debes irte al “viernes negro” y gastarlas todas en las cosas que te gustan. -Es mejor que les pidas a tus padres que ellos te las guarden -dice Coloncito, un poco más temeroso. Cajerito, algo molesto, le dice: -esos no son buenos consejos, lo mejor es que compres tantos dulces como puedas.Y ya por último, Carterita solo opinó que sus papás van a los bancos y las guardan hasta saber qué se ocupa, y cuando saben qué ocupan, van a retirarlas y el banco, por haberlas guardado, suele darles un poco más.

Casita Roja, seguía confundido, pero agradeció a sus amigos todos los consejos y en el camino a su casa recordó que, desde hace varios años, soñaba con una consola de videojuegos. Con las monedas de su cumpleaños y ahorrando, él podría tener su consola, así que fue corriendo donde estaban sus padres y les dijo: -ya sé que voy hacer con mis monedas: las guardaré en

GANADOR DE CATEGORÍA ESPECIAL

una banco para en un corto tiempo poder tener más y así, cuando tenga lo suficiente, me compraré mi consola. Al día siguiente, Casita Roja y su mamá se fueron muy contentos al banco. Escogieron Davivienda, porque les gustó como les sonreían los que ahí trabajan, así que pasaron y consultaron cuáles opciones de ahorro tenían para un niño. -Con mucho gusto -les dijo Cuenta de Ahorro, quien les mostró la línea “Suma sueños”, una cuenta súper mágica para un niño, en donde todo lo que guarde ahí poco a poco aumentará y podrá comprar eso que tanto desea. Casita Roja y su mamá, quedaron convencidos de que esa era la mejor decisión y salieron muy felices del lugar, con la tranquilidad de que sus monedas estaba muy bien cuidadas y que pronto iban a ser más.

Casita Roja, llegó a su guarida y le contó todo a sus amigos, ellos lo felicitaron y pensaron en lo mágico que es cuando conoces a personas que te dan buenos consejos, que te ayudan a cuidar tus monedas y a cumplir tus sueños. Aprendieron juntos que para tomar buenas decisiones hay que hacer una lista de consejos, escuchar historias y siempre pedir ayuda a nuestros padres. Ahora, en Mundo Ahorro, todos son muy felices porque reina la tranquilidad, están siempre unidos y con buenos consejos le van a ganar la batalla a Don Crisis. Si tienes monedas y no sabes qué hacer con ellas, ve a Davivienda y ahorra; solo así, este villano no va a ganar y tú serás feliz y tendrás tiempo para decidir lo que necesitas. Y si eres un niño como yo, no olvides que tus papás siempre te van a escuchar y ayudar a que tomes las mejores decisiones, no siempre es fácil, pero créeme que es posible.

CATEGORÍA ESPECIAL “Juntos Frente

Al Bullying: Historias que empoderan”, patrocinada por TOTTO

Por tercer año consecutivo, TOTTO patrocinó la categoría especial “Juntos Frente al Bullying: Historias Que Empoderan”, con el objetivo de crear espacios de reflexiónsobreelbullyingyelciberbullying , problemáticas que enfrentan niños y niñas diariamente en las escuelas. A través de esta categoría, se invitó a los participantes a escribir cuentos sobre esta temática, fomentando la exploración de valores que ayuden a prevenir estas situaciones, así como soluciones pacíficas, promoviendo así una sana convivencia en los entornos escolares.

Autora: Katalina Rojas Marín

Escuela: Mauro Fernández Acuña

Directora: Nubia Porras Calderón

Docente: Laurent Mora Castro

Bibliotecóloga: Yolanda Rojas Araya

Dirección regional: San José Central

El club de Sephora

Sephora, Camila y Kendra son grandes amigas, han estado juntas desde pequeñas, se conocieron en el kínder “Manitas amigas” y desde que se vieron supieron que serían inseparables. Un día, todo cambió, cuando los padres de Sephora decidieron mudarse a la ciudad. Sephora se sentía triste y desolada. -¿Cómo voy a hacer todo ahora?, no tendré a mis amigas junto a mí, no quiero irme de aquí. A pesar de su tristeza por la decisión, llegó el día; Sephora y sus padres se mudaron. Al llegar a su nuevo hogar, ella corrió hasta su cuarto, no quería hacer nada más que estar en él. Cuando abrió la puerta, observó que las nubes blancas y las paredes eran iguales a las de su antigua casa, eso la hizo sentir un poco mejor.

Al día siguiente la niña iría por primera vez a su escuela, estaba algo asustada, ya que era un gran cambio, tenía que empezar a hacer nuevos amigos y amigas. Cuando llegó al salón, su maestra la recibió con una gran sonrisa y la presentó a la clase: -niños, ella es Sephora, es nuestra nueva compañera y espero que la hagan sentir cómoda y querida. Sephora tomó asiento, pero los demás estudiantes la veían de una manera que la hacía sentir extraña. Ella no se parecía mucho a sus compañeros y compañeras, de seguro era porque tenía el cabello negro como la noche y musuco, tan musuco que podrían hacer nido los pajarillos. Su piel era lisa como el reflejo de un espejo, pero color carbón vibrante y unos ojos brillantes como la luz de las luciérnagas, tan hermosos como el verde musgo que cubría los árboles en invierno. Su acento era distinto y eso provocaba risas entre sus compañeros y compañeras. Los demás estudiantes del salón no estaban muy contentos con su llegada, creían que ella era algo fuera de serie por su apariencia, así que la hacían a un lado. Sephora se sentía un poco triste, ya que estaba muy sola.

Sephora no se daba por vencida e intentaba cada día acercarse a los demás estudiantes, su profesora la animaba y le decía a los demás que debían darle una oportunidad, pero por más intentos y palabras, nada cambiaba. Un día estaba sentada bajo el árbol de mango, sacó su merienda y escuchó decir a algunos de sus compañeros: -vean ahí está la nueva, jamás tendrá amigos aquí, debería de volver de donde vino, vete que no te queremos con nosotros. Ella se sintió realmente mal y estaba algo enfadada, pero decidió que eso no la iba a afectar y que haría algo al respecto, sabía que eso tendría que acabarse. Recordó que en su otra escuela había recibido una charla sobre el acoso escolar y cómo puede afectar a la persona que lo recibe. Así que

GANADORA DE CATEGORÍA ESPECIAL

empezó a registrar en su cuaderno aquellas conductas negativas de sus compañeros hacia ella, que no le gustaban y que podían afectar a otros estudiantes, por ejemplo, los grafitis que hacían a escondidas en las paredes de los servicios donde escribían cosas desagradables de otros estudiantes y los empujones en el recreo.

Después de observar varias conductas y clasificar cuáles correspondían a bullying , ideó un plan espectacular. Habló con su profesora y con la bibliotecóloga y les explicó que, a ella y a otros niños de la escuela, les decían cosas que no los hacían sentir bien y que querían hacer un “club antibullying”. Así, iniciaron con el club llamado “Cake”, donde el matonismo y el acoso no estaban permitidos, el fin de su lucha era erradicar con ellos y así realizar un cambio positivo durante los recreos, evitando actos violentos y ofensivos. La idea era llevar libros, juegos y otras actividades que involucraran a aquellos estudiantes que habían sido lastimados con palabras e inclusive con golpes. Definitivamente iba a ser un lugar para sentirse seguros, comprendidos, orientados, respetados, pero sobre todo aceptados.

El tiempo fue pasando y el club de Sephora recibió gran aceptación en la escuela, cada vez llegaban más integrantes e inclusive algunos de los matones, acosadores y compañeros de Sephora cambiaron sus conductas, ya que se percataron de que sus acciones no habían sido correctas y decidieron unirse. Con el pasar de los días, se lograba apreciar, en los pasillos, a una niña con su gran melena musuca, ojos verdes y piel vibrante, que caminaba orgullosa de sí misma y de lo que había logrado. Esto era señal de que los del club estaban cerca, evitando a toda costa maltratos, burlas y hasta daños a la escuela y que no se detendrían jamás, porque como decían a una sola voz: “Somos valientes y juntos ponemos un ALTO al bullying”

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