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LIBROS Y NOMBRES DE CASTILLA-LA MANCHA

Javier Collado: La experiencia de los instructores auxiliares en Albacete

199 entrega Año VI/ 13 de febrero de 2015

NARRATIVA

Eduardo Egido: El halcón peregrino

Francisco Alía La agonía de la República: el final de la Guerra Civil Nicolás Del Hierro: Una ventana abierta

Enrique Galindo: Conferencia de la Muerte

CRÓNICA Rubén Martín y Dionisia García ganan el premio Barcarola de poesía

Francisco Mora ingresa en la RACAL HISTORIA

Plácido Ballesteros: Alvar Fáñez


Eduardo Egido El halcón peregrino Ediciones Puertollano, 2014; 242 pags. No es muy habitual que la literatura se asome, de forma directa, al mundo de las empresas; éstas, sus avances, sus conflictos, pueden aparecer de manera más o menos incidental en el devenir de las vidas de los personajes, pero nunca suelen ser el eje central de una novela. Esto es lo que ha abordado ahora Eduardo Egido, funcionario de l Ayuntamiento de Puertollano y escritor (no llevo la cuenta de todos sus libros pero puede que sean ya más de media docena) La novela de Eduardo Egido, El halcón peregrino, es un ajustado friso sobre las relaciones laborales, en el mundo de hoy, en el seno de una gran compañía. En el libro no hay ninguna referencia a nombres ni a sectores, pero toda hace pensar en la actual refinería de Repsol (que antes se llamó Enpetrol y más atrás

Empresa Nacional Calvo Sotelo (ENCASO), radicada en Puertollano). Insisto, no hay referencias explícitas pero todo apunta a que sea así. En todo caso esto sería secundario. Se trata de una empresa grande, con un organigrama complejo en el que hay una visible división entre “directivos, empleados y obreros” y con un complejo sistema jerárquico que regula las relaciones entre estos niveles. Ernesto Segovia es un cuadro alto de la Compañía (este es el único nombre de referencia) con un puesto directivo aunque en un incierto terreno intermedio. Su mérito en la empresa procede de su antigüedad, su capacitación y sus buenas relaciones con casi todos los sectores; pero en un momento dado las cosas comienza, sutilmente a cambiar, y su escenario empieza a perder estabilidad. Los caracteres de los personajes -de Ernesto y de sus compañeros de trabajose definen en función de sus puestos en el escalafón y sus mejores o peores relaciones con el poder, relaciones que a su vez son cambiantes. Ernesto hace continuos saltos hacia atrás en el tiempo para recordar cómo fue la Compañía en otras épocas y ver si de esas miradas -casi siempre nostálgicas- pudiera extraer alguna lección que le sirva para resolver sus dudas y angustias del presente. Por otra parte es sintomático que del protagonista apenas se nos diga nada de su vida personal y todo se relacione con su papel en “la Compañía” probablemente porque Ernesto Segovia es -como reza la dedicatoria- “uno de esos héroes -quizá ilusos- que hacen del trabajo una redención”.


Intuyo que el interés del autor ha sido como el del entomólogo que analiza una situación (de la que se ha informado previamente muy bien por infinidad de fuentes) y la cuenta desde varios puntos de vista para hacernos vivir el interior de una gran corporación con las sacudidas de los mayores y menores conflictos cotidianos. La novela está escrita con total soltura, con ritmo y buen pulso narrativo y la acompañan abundantes destellos de humor, muchas veces pura ironía. Alfonso González-Calero

Nicolás del Hierro Una ventana abierta Ediciones C & G Un libro es siempre una ventana a lo íntimo del autor. Al abrirlo el lector se sumerge en el pensamiento único de quien lo escribió sin importar época, edad y circunstancias de quien le dio vida. Por ese fundamento el libro nos

traslada a experimentar otras vivencias que hacemos nuestras, mientras su lectura nos embarga y aleja de nuestra propia realidad. Y de esa experiencia se nutre el libro escrito por el poeta y escritor Nicolás del Hierro. Desde su edad de oro nos amalgama relatos testimoniales de vidas que verificamos, bajo el tamiz de su mirada, dejándonos sólo entrever lo que él quiere mostrar, para que el lector pueda hurgar, esa otra parte misteriosa de imaginar nombres y lugares; hecho éste que da al texto universalidad sin fecha de caducidad. Nicolás del Hierro ha forjado su personalidad literaria en el entramado personal de su avatar humano. Y ese orden sucesivo de aconteceres es lo que se muestra en este libro. Porque lo verdaderamente interesante de los libros es, además del placer de la lectura, la incursión indiscreta en otras vidas que se suceden en esta obra literaria. Nicolás del Hierro nos da a conocer en estos relatos, personajes humanos polifacéticos de variada condición social. Es esa ventana abierta por donde vemos las vidas de los desconocidos que ignoramos, incluso, cuando compartimos con todos ellos espacio y tiempo indeterminado, en ese mundo paralelo donde convergemos. Esa es, como lector, la conclusión que he sacado al concurrir por las vidas de los seres anónimos que vemos y juzgamos, gracias a la fotografía literaria que el escritor ha dejado en el libro. Porque lo interesante de un libro es precisamente llenarnos y empaparnos de su contenido. Cuando esto ocurre, el libro. ha conseguido su propósito, que no es otro que el de ser leído. Y Nicolás del Hierro lo logra a través de las cuatro partes en las que ha dividido su lectura bajo el título: Uno: Cinco estrellas: que reúne ocho relatos, y es del primer relato donde el libro coge su nombre; “Una ventana abierta” donde, desde el relato he percibido la soledad del poeta en la vida corriente y común, que sólo


los poetas verdaderos conocen y que el confiesa al decir. “Yo no puedo hablar de versos con ninguno de los que me rodean”. Continua, Dos: Destinos concretos: con cuatro relatos: del relato Fotografía de una guerra, sorbo el humanismo de Nicolás cuando afirma “El hombre es un interminable laberinto en donde se debaten el odio y el amor, la sinrazón y el miedo.” Hermoso pensamiento como también lo es literariamente todo lo escrito. Y sin dejar esos destinos, también hay que detenerse en el llamado “Los que regresan” impregnado del dolor de los que emigran, tan latente hoy…”Hay que asomarse al más grande horizonte posible y decir, señalando, “por allí queda España” Magnifico comentario, como muchos otros hallados en la obra. Le sigue, Tres: Personas y lugares: de cuatro relatos que se leen ávidamente sin desmerecer el uno del otro por su interés y belleza plástica y figurativa enmarcados en Cuenca y Toledo con sus leyendas y personajes. Y para cerrar, Cuatro: Testimoniales: diez relatos entrañables, cargados de nostalgias y recuerdos con la visión del que ha vivido y atesora en su memoria un bagaje no extinto de olvido. Si dejar de leer el prólogo de Luis Díaz-Cacho Campillo, donde asegura; Nicolás es todo corazón, pálpito en mitad de la mañana para gritarle al mundo que la vida tiene sentido, que tenemos un tiempo que no regresa y que es posible el encuentro de todos aquellos que anhelamos vivir en paz y en armonía. Y para ello escribe versos y poemas y relatos. Historias que nos han podido pasar a todos. Así es Nicolás del Hierro, una página abierta en mitad del vértigo diario. Aquella ventana abierta a través de la que Nicolás del Hierro siente y abriga esperanzas. Al fin y al cabo- define en su Prólogo Luis Díaz-

Cacho- de eso se trata de amar, de sentir y de soñar”. 154 páginas de un libro bien editado por Ediciones C&G: Coordinado por María Jesús Criado Gallego y con la dirección editorial de M. J. Gallego Romo. El diseño acertado de la portada de Julio Criado, que nos trae el recuerdo acristalado de los preciosos miradores del pasado siglo. Un libro, por donde uno de nuestros ilustres patriarcas manchegos, nos regala en algunos de estos relatos, retazos autobiográficos, para quien indague sobre su obra y personalidad. De esta manera, Nicolás del Hierro, nos recuerda que escribir un libro, es un acta notarial para el que sepa leer entre líneas la obra de un escritor. La suya, intensa en publicaciones que lo avalan y acreditan como un legado para las futuras generaciones. Natividad Cepeda en Lanza

Francisco Mora ingresa en la RACAL


EL NUEVO ACADÉMICO, QUE OCUPARÁ EL SILLÓN T, HARÁ SU DISCURSO SOBRE LA OBRA DE DIEGO JESÚS JIMÉNEZ

Bajo el título de “Gramática de la luz, sintaxis del color: la palabra soñada de Diego Jesús Jiménez” la obra del ya desaparecido autor de “Bajorrelieve”, una de las grandes voces de la lírica española contemporánea, ha sido el tema elegido por el también escritor conquense Francisco Mora para su discurso de ingreso, el martes día 20 del presente mes de enero como integrante de la Real Academia Conquense de Artes y Letras. El nuevo académico numerario, cuya candidatura fue presentada en su día por los académicos Pedro Cerrillo, José Antonio Silva y José Luis Muñoz, ocupará el sillón correspondiente a la letra T que estaba vacante tras el paso de su antecesor, el pintor Víctor de la Vega, a la condición de académico supernumerario. Su intervención será contestada, por parte de la Academia, por el periodista y escritor José Luis Muñoz Ramírez en el curso del acto de investidura que tendrá lugar, a partir de las 19,30 h del citado martes 20, en el salón “Juan José Gómez Brihuega” del Centro Cultural Aguirre de Cuenca. Poeta, narrador, autor teatral y columnista, Francisco Mora nació en 1960 en la población conquense de Valverde de Júcar. Desde muy pronto se abocó a un quehacer literario que se iniciaba en el campo de la escena para enseguida proseguir por los cauces de la lírica y el relato en una labor que se iba a a ver refrendada por galardones como el Premio Ciudad de Cuenca, el Fray Luis de León, el Alfonso VIII o el Carta Puebla. Especialmente centrado durante bastante tiempo en la poesía con títulos como De la tierra adentro, La luna en los álamos, Sonata breve con desnudo y lluvia, La noche desolada, Memoria del silencio o Palabras para conjugar tu

nombre, es autor también de los libros de narraciones Las lágrimas y Todos los peces se llaman Eduardo, una espléndida colección de treinta y un relatos que tuvo especial repercusión a nivel nacional. Junto a todo ello hay que destacar asimismo su intensa labor como columnista en las páginas de diarios como La Tribuna o El Día de Cuenca o en revistas como Crónicas, textos en parte recogidos en el volumen en solitario Ejercicios de caligrafía y en el colectivo Cien columnas, este segundo en unión de sus compañeros del grupo Columna Cinco, así como sus numerosas colaboraciones de crítica literaria y su trabajo en la coordinación de la segunda etapa de Diálogo de la Lengua. En los últimos tiempos ha retomado su inicial dedicación a las tablas tanto con obras originales cual Las hormigas o La Frontera, como con adaptaciones como la de El retablo del flautista de Jordi Teixidor, piezas todas ellas puestas en escena por el Taller Teatral de la Escuela de Artes Cruz Novillo en el Teatro Auditorio conquense. BLOG DE LA RACAL, 17 DE ENERO DE 2015


Enrique Galindo

Debo reconocer que tengo una gran

La conferencia de la muerte

ventaja sobre ustedes. Yo he leído ya la

Ed. Celya 226 págs. Febrero 2015

novela.

Pertenezco

al

privilegiado

núcleo de los que sabemos qué sucedió El pasado 9 de febrero, en la Biblioteca

en aquella anunciada conferencia de la

de Castilla-La Mancha se presentó una

Muerte en el Club 7 de Madrid un día

original conferencia no sobre la muerte

que hizo historia del año 2015.

(que también hay, en el arranque de la

Como poseedor del magno secreto, y

acción) sino protagonizada, dictada por

que estoy al cabo de la calle sobre cómo

la mismísima Muerte en persona.

acabó todo, mi misión es animarles a

El lugar, Madrid, con alguna referencia

unirse a este exclusivo grupo, a disfrutar

reconocible; y el momento: 2015. Los

con una lectura (se lo aseguro) que no

ingredientes de esta obra narrativa: un

ha de darles tregua.

influyente aunque sensacionalista Club

No esperen desde luego verla, a La

de opinión (el 7); un actor o aspirante a

Muerte digo, hasta el final del libro. Y

tal tirando

un periodista

sin embargo está en cada una de sus

encubierto; un turbio pasado sectario de

páginas, que evocan y recrean todas y

un líder sin escrúpulos; un sicario

cada una de las representaciones y en

demasiado tostado por el sol tras sus

las que se danza la marcusiana danza

años de exilio dominicano; una bella

interminable de Eros y de Tánatos. En

empleada chica-para-todo, que oficia de

realidad, en esta novela La Muerte no es

cebo…

sino un falso macguffin pues todo

En clave de crónica y con una sostenida

apunta a la farsa, cuando no al

ironía que linda en ocasiones con la

esperpento, hasta el desvelamiento de su

caricatura cuando no con la pura farsa,

autenticidad

el narrador omnisciente se encarna

apoteósico, tremendo.

puntualmente en los yoes del periodista

No debo revelar más. Mis labios están

y del actor. Trepidantes, se suceden los

sellados… Igual afuera, en las oscuras

encuentros y desencuentros, y el texto

revueltas de las rúas toledanas, nadie

consigue intensificar el suspense, la

puede asegurar que no aceche otro

curiosidad del lector. ¿Qué sucederá

Friman, o el mismo de la novela,

entonces? ¿En verdad, comparecerá

dispuesto a ocuparse de mí, si me pasara

nada menos que la misma Muerte?

de lenguaraz y llegase a desvelar algo,

a friki;

al

final

de

la

obra:

por poco que fuera, del Gran Secreto


que en este libro el escritor Enrique Galindo (Albacete, 1964) plantea y revela. Eso sí: para terminar, decirles que el artificio narrativo sí funciona, que el suspense no desmaya y que la sorpresa final es mayúscula. Cuando ustedes hayan leído el libro, van a comprenderme… Antonio Lázaro Cebrián

Plácido BALLESTEROS SAN JOSÉ, Alvar Fáñez. Trayectoria histórica del defensor del reino de Toledo (10851114), Guadalajara, Intermedio Ediciones, 2014, 240 pp. (y II) Tras este repaso de las crónicas, concluye Ballesteros que en los capítulos de la Estoria de España, llevada a cabo a finales del siglo XIII por el taller historiográfico de Alfonso X, Alvar Fáñez, que como personaje histórico había sido sacrificado por los juglares a mayor gloria del Campeador, queda identificado como personaje literario del Cid. Tradiciones épicas que después pervivirían en la historiografía moderna y contemporánea, en

contraposición con los detallados y bien informados relatos de los autores musulmanes coetáneos, especialmente las Memorias de Abd Allah (10731090), dadas a conocer -en parte- por Levi Provençal en 1935 y completas en 1980, en los capítulos referentes a la compleja fragmentación política de alAndalus, los enfrentamientos entre taifas y la presión que sobre todos ellos ejerció Alfonso VI, auténtico protagonista del texto, en el que también aparecen mencionados los nombres del conde mozárabe Sisnando Davídiz, de Pedro Ansúrez y de Alvar Fáñez, sin que aparezca la figura del Cid por ninguna parte. Otra fuente es el libro titulado Elocuencia evidenciadora de la gran calamidad, escrito por Ibn Alqama, que recogió la Estoria alfonsí, en el que se dice que cuando Alfonso VI acudió en ayuda de al-Qadir en su enfrentamiento contra los almorávides en Sagrajas, también se unieron a las tropas de Alvar Fáñez algunos contingentes mercenarios musulmanes, circunstancias parecidas a las que figuran en el Dajira o Tesoro de las hermosas cualidades de la gente de la Península, escrito por Ibn Bassam, dado a conocer en 1861 por R. P. Dozy (Historia de los musulmanes de España hasta la conquista de Andalucía por los almorávides). Ibn al-Kardabus ofrece datos novedosos acerca de Yusuf ibn Tasfin, Alfonso VI, el Cid y Alvar Fáñez, que no figura como mero segundón, como venía siendo lo normal en la historiografía tradicional, sino como persona tan importante como el propio Cid, o más, destacándolo como principal colaborador con el rey en la defensa del territorio toledano, a cuyas tropas se unieron grupos de musulmanes malvados, apóstatas del Islam, que se comportaron con toda crueldad. Menciona igualmente la derrota sufrida por Alvar Fáñez frente al emir Sir Ibn Abi Barkr, lugarteniente de Yusuf, y


como tras la batalla de Consuegra, Yusuf, antes de su regreso a África, envió una división de su ejército a Cuenca, donde nuestro protagonista les hizo frente. Por último, señalar dos referencias más: la defensa de Toledo (1113-1114) y la muerte de Alvar Fáñez en el último año citado (1114), datos que también aparecen con exactitud en las fuentes cristianas. El capítulo segundo analiza, como ya queda dicho, la verdadera trayectoria histórica de Alvar Fáñez, desde sus orígenes familiares, harto imprecisos. Ya vimos más arriba como en la Primera Crónica General aparece “Aluar Hannez, un caballero muy bueno, que era sobrino del Cid”, dato que aceptó fray Prudencio de Sandoval, a comienzos del siglo XVII, en su Historia de los cinco reyes, lo que posiblemente se deba a un error de traducción (o más bien de concepto), puesto que en la Carta de arras del Cid, de donde es muy posible que proceda esta equivocación, Rodrigo Díaz menciona a Álvaro Fáñez y a Álvaro Álvarez como sobriniis suyos (palabra que no significa sobrinos, sino primos hermanos por línea paterna, puesto que por la materna serían consobrinis); error que pasó totalmente desapercibido a Menéndez Pidal en su España del Cid. Pero la consideración de primo hermano del Cid también presenta algunos inconvenientes, tales como que la Carta de arras mencionada se considera una falsificación por gran parte de los investigadores o, por lo menos, por no original. Llegado a este punto, Ballesteros se niega a aceptar la genealogía tradicional de Alvar Fáñez, que identifica a su padre con Fernán Laínez, hermano de Diego Laínez, padre de Rodrigo Díaz de Vivar y que fue recogida en el siglo XVI por Argote de Molina en su Nobleza de Andalucía, al tratar la saga de los Castro. Históricamente es posible que el padre de Alvar Fáñez fuese un tal

Fan Fáñez, que suscribe diversos documentos de Fernando I entre 1038 y 1064, y de Alfonso VI, entre 1072 y 1080 y también aparece liderando un pleito interpuesto en 1073 entre los vecinos de cuatro aldeas del valle de Orbaneja (Burgos), contra el monasterio de San Pedro de Cardeña, sobre comunidad de pastos. Tierras donde parece ser que el dicho Fan tenía ciertos intereses económicos. Del mismo modo, es también posible que fuesen familiares de Alvar Fáñez los llamados Munio Fáñez, que suscribe documentos de Fernando I entre 1038 y 1063, y Sarracino Fáñez, que lo hace entre 1038 y 1064, dada la escasa frecuencia del patronímico en la época (aunque dichos nombres no vuelven a figurar en la documentación real). De lo que no hay duda alguna es de que Alvar Fáñez fuera de origen castellano , puesto que como “De Kastella” consta entre los testigos firmantes de algunos documentos salidos de la cancillería real; en algunos otros aparece como “de Zorita” y “de” otros lugares, pero en ninguno como “de Minaya”, -que aparece a partir del siglo XVI- quizá por corrupción de “anaya”, según un documento de 13 de junio de 1110, cuando ya era un alto cargo en la corte de doña Urraca, que lo saluda como “mio anaya Alvar Fanes”, tal vez usando ese vocablo (“anaya”) como calificativo. No obstante, el primer dato acerca de la carrera de honores de Alvar Fáñez lo señala como confirmante de una exención que concedió Alfonso VI al monasterio de Sahagún sobre fonsadera (1 de marzo de 1078), puesto que de los otros dos documentos donde también aparece mencionado, uno es falso y el apartado correspondiente en el Fuero de Sepúlveda bien pudiera tratarse de una interpolación que recoge un acto jurídico posterior a su otorgamiento en 1076, por lo que tal vez Alvar Fáñez no estuvo presente en la concesión del


primer fuero, pero de lo que no cabe duda, es de que los primeros documentos mencionan ya al magnate, todavía no muy relevante, hasta que no emparente con el conde Pedro Ansúrez, a través de su hija Mayor Pérez, con la que contrajo matrimonio (casi con seguridad hacia 1078, cuando la corte estaba en León, según algún documento), lo que, probablemente, significo su ascenso en la corte (aunque también hubiera podido suceder al revés, es decir, no haberse casado hasta no haber alcanzado el necesario prestigio social). Otro documento menciona a Alvar Fáñez en la comitiva real, el 22 de febrero de 1085, cuando se está preparando la conquista de Toledo. Después dejará de aparecer en los documentos, seguramente por haber sido enviado por Alfonso VI a acompañar a al-Qadir en la conquista de Valencia. Posteriormente figura nuestro personaje en la concesión de la dote fundacional de la catedral de Toledo (18 de diciembre de 1086). Tras otras menciones, no demasiadas, la última estancia documentada de Alvar Fáñez en la corte está fechada el 8 de mayo de 1107, en Monzón. Por entonces, Alvar Fáñez había sido relevado de la alcaidía de Toledo, pero acrecentado el dominio de Zorita con la cercana Santaver, por lo que se convirtió en el hombre más fuerte del sector conquense en el nuevo reino de Toledo, todo ello debido, claro está, a una estrategia política sensata por parte de Alfonso VI, en la que nuestro protagonista jugó un importante papel en la conquista de dicho reino y en el control de Valencia, hasta la llegada del peor momento, tras la derrota de Uclés (1108-1109), en que tiene lugar la pérdida de la mayor parte de las tierras que fueron de Alvar Fáñez -“illam terra quae fuit de Alvaro Fannici”- debida en gran parte al auxilio prestado a los almorávides por la población, todavía

musulmana, que ocuparon las fortalezas más importantes, menos Zorita, fuertemente amurallada y repoblada treinta años antes por cristianos, lo que permitió a Alvar Fáñez mantener guarnecido el paso más importante del Tajo, manteniendo el control de Toledo. Se perdieron Santaver, Uclés y Huete, que a partir de entonces dejan de ser nombradas en los documentos de la cancillería real, como había sucedido anteriormente. Tras la muerte de Alfonso VI en Toledo (1 de julio de 1109), y como consecuencia del estrepitoso fracaso del segundo matrimonio de la reina Urraca, Alvar Fáñez no tiene más remedio que hacerse cargo, a solas, de la conservación de la frontera del Tajo. Recibe de Doña Urraca el nombramiento de duque de Toledo “Tuletule dux- en 22 de julio de 1109, ciudad que supo defender del asedio perpetrado por Alí ibn Yusuf, que regresó de África tras enterarse de la muerte de Alfonso VI y la consecuente debilitación de sus ejércitos. Pasado este periodo, Alvar Fáñez vuelve a prestar más atención a la situación general del reino, de cuya presencia en la corte queda constancia a través de enero y febrero de 1114, cuando surgen revueltas promovidas por Alfonso I el Batallador que subleva a los nobles gallegos, leoneses y castellanos, al tiempo que algunos concejos de la Extremadura castellana apoyaban al rey aragonés, frente a Urraca. Desde principios de 1110 Alvar Fáñez se hace cargo del castillo de Peñafiel, pero los partidarios de Alfonso I de Aragón controlaban Soria, Almazán, Berlanga y Segovia, ciudad esta donde en un encuentro con sus milicias concejiles fue muerto, tal y como recogen los Anales Toledanos: “Los de Segovia, después de las octavas de Pascua mayor, mataron a Albar Hannez era M C L II”. (1152 – 38 = 1114). Una


muerte absurda “a manos de sus propios correligionarios en una estéril disputa civil”. El autor de este extraordinario libro finaliza con una serie de conclusiones, siendo la principal, desde nuestro punto de vista, que “la verdadera trayectoria histórica de Alvar Fáñez no se corresponde con la visión que de nuestro personaje se ha transmitido hasta ahora en el conjunto de la historiografía española”. A esta visión tan desenfocada contribuyeron intelectuales muy alejados en el tiempo, como Alfonso X el Sabio, quien en su Estoria de España, escrita en la segunda mitad del XIII, incorporó prosificado casi todo el Poema del Mío Cid, plagado de elementos juglarescos -en gran parte apartados de la realidad histórica- al igual que mucho después, a finales del XIX y comienzos del siguiente, le sucedió a don Ramón Menéndez Pidal, quien revisó el reinado de Alfonso VI en La España del Cid, cuyo Poema, así como los datos en él contenidos, avaló dejándose llevar por la pasión (y ya sabemos que las pasiones anulan la razón). Indica más Ballesteros que “Alvar Fáñez no fue el lugarteniente del Cid. Nuestro personaje sólo acompañó a el Campeador en sus aventuras y desventuras literarias”, puesto que el Alvar Fáñez histórico, el real, el que aparece en los documentos de las cancillerías reales, fue un fiel vasallo de Alfonso VI al servicio de su proyecto político y cuya presencia fue decisiva para la defensa del Tajo, especialmente entre los años 1086 y 1114. Un libro claro en sus exposiciones, fácíl de leer por el hombre de la calle, cuyo índice está perfectamente ordenado, y del que sin más comentarios- yo diría que se trata del mejor libro que se ha publicado en 2014 en Guadalajara. Enhorabuena a su autor por este trabajo tan interesante que, seguro, el día de mañana, constituirá un ejemplo a seguir. José Ramón López de los Mozos

La educación en Albacete a las puertas del desarrollismo: la experiencia de los instructores auxiliares Juan Collado Carbonell Instituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel”, 2014; 256 pags. Debido al carácter eminentemente agrícola de Albacete durante la práctica totalidad de la dictadura franquista, la escuela más numerosa en nuestra provincia fue la escuela rural. Las características de las localidades en las que se enclavaban estas escuelas, los accesos y vías de comunicación, la ausencia y el estado físico de las construcciones escolares, las expectativas sociales y de promoción de la sociedad y de los maestros, entre otros factores, serán el origen de una de las preocupaciones de las autoridades educativas del momento: la falta de maestros rurales que atiendan la enseñanza en esas poblaciones. Los abandonos de destino y las solicitudes de licencias de todo tipo por parte de los docentes serán constantes, lo que


supondrá la clausura temporal de estas aulas. Sin embargo la Ley sobre Educación Primaria de 1945 contemplaba que personas sin titulación pudieran hacerse cargo de las escuelas rurales mixtas en el caso de que no concurriesen suficientes aspirantes a los diferentes concursos anunciados para cubrirlas: eran los instructores auxiliares. Esta investigación, más allá de recoger la realidad educativa de localidades olvidadas y aisladas territorialmente, pretende ser una muestra de aquel tímido y mal orientado intento de las autoridades educativas por solventar y mejorar la lamentable situación de la educación rural a las puertas del desarrollismo: la escolarización obligatoria, el aumento del número de escuelas, una formación continua del profesorado, etc., son circunstancias que, en nuestra provincia, tendrán que esperar aún algunos años, más de una década en algunos casos, para convertirse en realidad. Web editorial

Francisco Alía nos aporta una visión renovada, enriquecida con sus investigaciones en archivos españoles y extranjeros, de unos acontecimientos, los del final de la guerra civil española, que creíamos conocer bien, tanto en sus aspectos políticos como en los militares. Su investigación nos muestra cómo la república sucumbió a manos de los propios republicanos, en unos meses terribles en que se frustraron las últimas propuestas de negociación, realizadas a través de la mediación de Gran Bretaña. Unos meses en que el golpe de estado del coronel Casado dio pie a sangrientos enfrentamientos internos, con episodios como la doble sublevación de Cartagena, la resistencia comunista en Madrid o la sublevación en el Ejército de Extremadura, que dieron como resultado final que se destruyese desde dentro toda posibilidad de resistencia, facilitando que el general Franco organizase una “ofensiva de la victoria”, cuando no había ya ejército al que batir, con el fin de imponer una rendición sin ninguna garantía para los vencidos. Web. de Ed. Crítica

La agonía de la República: el final de la Guerra Civil española (1938-39) Francisco Alía Miranda Editorial Crítica 344 pags. 22,90 €

Francisco Alía Miranda es profesor titular del Departamento de Historia de la UCLM-Ciudad Real. Especialista en la historia de la primera mitad del XX, con numerosas publicaciones sobre la dictadura de Primo de Rivera (19231930) y la guerra civil (1936-1939). Entre las primeras destaca Duelo de Sables. El general Aguilera, de ministro a conspirador contra Primo de Rivera (1917-1931), publicado en 2006. Sobre la guerra española destaca su tesis doctoral, La Guerra Civil en retaguardia. Conflicto y revolución en la provincia de Ciudad Real (1936-1939), editado por la BAM en 1994; y el artículo publicado en la revista Historia Social (nº 65, 2009) titulado “La agonía de la República. El golpe de Casado en La Mancha”. Otra de sus líneas de investigación más desarrolladas es la de la metodología de investigación histórica.


Rubén Martín y Dionisia García ganan el 30º premio “Barcarola” en la modalidad de poesía La modalidad de cuento de esta trigésima edición, a la que se presentaron 312 obras, fue para el escritor de Alcalá de Henares Roberto Ruiz de Huydobro, con "Alimañas"

El emblemático Café Gijón de Madrid acogió el fallo del 30 Certamen Internacional de Poesía y Cuento de Barcarola, que organiza el Ayuntamiento de Albacete, institución que patrocina la revista junto con la Diputación, y que contó, asimismo, con la colaboración de la Fundación Caja Rural de Albacete Globalcaja. José Manuel Martínez Cano, que dirige la revista con Juan Bravo Castillo, confirmó que se presentaron 125 libros de poesía y 312 relatos y adelantó a La Tribuna de Albacete que los ganadores ex aequo del premio de poesía son el albacetense Rubén Martín, con La apuesta y el secreto, y la escritora de Fuente Álamo, residente en Murcia, Dionisia García, con Fracturas. En la modalidad de relato, el ganador fue el escritor de Alcalá de Henares,

Roberto Ruiz de Huydobro, con el cuento titulado „Alimañas‟. Martínez Cano apuntó, que el libro de la autora de Fuente Álamo, “es poesía clásica, obra madura, de una autora lleva en la poesía más de 60 años. Estamos ante poesía clásica, serena, de madurez, elegíaca, muy bien construida, con unas metáforas tremendas y unos conceptos poéticos existenciales muy bien desarrollados. Esto, frente a un autor como Rubén Martín, joven, con una poesía atrevida, de ruptura, pero por encima de todo con un buen hacer estructural, tanto externo como interno y es lo que se ha tenido en cuenta. En el primer caso, el de Dionisia García es muy elegíaco y el segundo, de Rubén Martín, es quizá más de iniciación a la experiencia y a la vida. Creo que el jurado ha acertado plenamente porque ha premiado la madurez, la culminación de una poética, y luego la obra de un poeta joven, Rubén Martín, que ya ha ganado Adonáis, Ojo Crítico, Argensola, con una poesía muy sólida”. Reconocía José Manuel Martínez Cano que este premio de poesía ha sido muy reñido y en 30 años, “creo recordar que éste es el tercer ex aequo, pero subrayaría también que ambos son primeros premios”. En cuanto al relato ganador de Huydobro, apuntaba Martínez Cano, «la línea es muy clara, con tintes kafkianos y, sobre todo, muy objetivista, parte de elementos recordatorios de la infancia; una literatura proustiana, con un niño que recuerda algo que le marcó para siempre y es lo que ha tenido en cuenta el jurado». latribunadealbacete.es-6 febrero 2015


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