Revista "alFFyLer" 3

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Sobre “Malincolía” Por: @cantus_circaeus

Para la medicina antigua occidental, el cuerpo humano estaba compuesto de cuatro humores o fluidos, los cuales, eran responsables de determinar la psicología del individuo así como su funcionamiento físico. Dichos humores eran la sangre, la bilis amarilla, la bilis negra y la flema. De acuerdo con la teoría médica de los cuatro humores, cuando uno de estos se encontraba en exceso, determinaba el carácter y enfermedades del individuo que lo padecía; así, del exceso de la sangre resultaba un humor sanguíneo, es decir, eufórico; del exceso de la bilis amarilla resultaba el colérico; del exceso de la bilis negra resultaba la melancolía, y del exceso de la flema resultaba el humor flemático o letárgico. El equilibrio de estos cuatro humores significaba una salud plena.

De igual manera, cada humor se relacionaba con cuatro planetas: el sanguíneo con Júpiter, el colérico con Marte, el melancólico con Saturno y el flemático con la luna. De ahí que se tuviera la idea del ser humano como un microcosmos. Sin embargo, el humor más controversial, y hasta llamativo, es el de la bilis negra o melancolía. Pues ciertamente, desde los tiempos de los antiguos griegos se ha considerado a la melancolía como un humor funesto, pues como enfermedad, las personas padecían una alteración mental como el miedo, la misantropía, la depresión y hasta la locura en sus formas más temibles. De ahí que esta afección fuera considerada sinónimo de locura. Por otra parte, respecto al aspecto temperamental, se presenta al melancólico como triste, envidioso, malvado, ávido, fraudulento, temeroso y terreo.

Cada uno de los humores estaba asociado con cuatro elementos, con cuatro estaciones y con cuatro etapas de la vida. Así, de un texto De mundi constitutioni (Sobre la constitución del mundo), se señala lo siguiente: Hay, en efecto, cuatro humores en el hombre que imitan a los diversos elementos; aumentan en diversas estaciones, reinan en diversas edades. La sangre imita al aire, aumenta en primavera, reina en la infancia. La bilis amarilla imita al fuego, aumenta en verano, reina en la adolescencia. La melancolía imita a la tierra, aumenta en otoño, reina en la madurez. La flema imita al agua, aumenta en invierno, reina en la senectud. 1

Klibansky Raymond, Panofsky Erwin, Fritz Saxl, Saturno y la melancolía, p. 29.

Ilustración anterior por: @cyanescente

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