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Sobre “Malincolia” | Cantus Circaeus pág IV

Sobre “Malincolía”

Por: @cantus_circaeus

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Para la medicina antigua occidental, el cuerpo humano estaba compuesto de cuatro humores o uidos, los cuales, eran responsables de determinar la psicología del individuo así como su funcionamiento físico. Dichos humores eran la sangre, la bilis amarilla, la bilis negra y la ema. De acuerdo con la teoría médica de los cuatro humores, cuando uno de estos se encontraba en exceso, determinaba el carácter y enfermedades del individuo que lo padecía; así, del exceso de la sangre resultaba un humor sanguíneo, es decir, eufórico; del exceso de la bilis amarilla resultaba el colérico; del exceso de la bilis negra resultaba la melancolía, y del exceso de la ema resultaba el humor emático o letárgico. El equilibrio de estos cuatro humores signi caba una salud plena.

Cada uno de los humores estaba asociado con cuatro elementos, con cuatro estaciones y con cuatro etapas de la vida. Así, de un texto De mundi constitutioni (Sobre la constitución del mundo), se señala lo siguiente: De igual manera, cada humor se relacionaba con cuatro planetas: el sanguíneo con Júpiter, el colérico con Marte, el melancólico con Saturno y el emático con la luna. De ahí que se tuviera la idea del ser humano como un microcosmos.

Sin embargo, el humor más controversial, y hasta llamativo, es el de la bilis negra o melancolía. Pues ciertamente, desde los tiempos de los antiguos griegos se ha considerado a la melancolía como un humor funesto, pues como enfermedad, las personas padecían una alteración mental como el miedo, la misantropía, la depresión y hasta la locura en sus formas más temibles. De ahí que esta afección fuera considerada sinónimo de locura. Por otra parte, respecto al aspecto temperamental, se presenta al melancólico como triste, envidioso, malvado, ávido, fraudulento, temeroso y terreo.

Hay, en efecto, cuatro humores en el hombre que imitan a los diversos elementos; aumentan en diversas estaciones, reinan en diversas edades. La sangre imita al aire, aumenta en primavera, reina en la infancia. La bilis amarilla imita al fuego, aumenta en verano, reina en la adolescencia. La melancolía imita a la tierra, aumenta en otoño, reina en la madurez. La ema imita al agua, aumenta en invierno, reina en la senectud.

1Klibansky Raymond, Panofsky Erwin, Fritz Saxl, Saturno y la melancolía, p. 29.

Dentro de las causas por las que una persona se veía afectada por la melancolía, imperaban principalmente la alimentación y el aspecto astrológico. Así pues, el llevar una dieta inapropiada provocaba el aumento de la bilis negra en el cuerpo, y entre dichos alimentos se encontraban las carnes de vaca, de puerco, e incluso legumbres como las lentejas y habas, además el exceso de vino.

En cuanto al aspecto astrológico, se creía que los nacidos bajo el in ujo de Saturno tendían a inclinarse a la melancolía, por lo que también eran llamados hijos de Saturno. También el amor estaba dentro de las causas, ya que provocaba que la persona se volviera melancólica debido a la a icción que sufría por amar perdidamente. Por otro lado, el lósofo renacentista Marsilio Ficino dio cuenta que el exceso del estudio también es una causa de melancolía, por lo que dedicó tres tratados al cuidado y salud del estudioso. En lo que respecta a la siología del melancólico a causa del exceso de la bilis negra, está el ennegrecimiento de la piel así como de los cabellos y los ojos. También era considerado de complexión delgada y sombría, solitaria, torpe, sórdida y soñolienta. La posición de su cuerpo con la cabeza apoyada en una mano expresaba su tristeza.

Ciertamente, la melancolía, actualmente conocida como depresión, ha sido un aspecto de la vida humana de lo más notable, siendo objeto de estudio tanto por la medicina como por la misma losofía y retomada en el arte, la literatura e incluso en la música. Sus efectos no son poca cosa y muchos, en algún momento o de manera crónica, hemos estado bajo el in ujo de este mal saturnino. El humor melancólico es una muestra de lo frágil que es la naturaleza humana. No obstante, así como para los antigüos estudiosos la melancolía era un humor maligno que llevaba a la locura, también dieron cuenta que de dicho estado podían extraerse los dones de Saturno, que permitirían al melancólico sublimar su situación deplorable a una de gran ingenio, siendo así el temperamento idóneo de los artistas, pensadores y oradores.

“¿Por qué ”-cuestiona Aristóteles en su libro Problemata- “todos los hombres que han sobresalido en losofía, política, poesía o artes parecen ser de temperamento dominado por la bilis negra, y algunos de tal forma que incluso son víctimas de las enfermedades derivadas de la bilis negra […]?”. Esta cita fue el principal fundamento para revalorizar el humor melancólico y transformar la imagen de éste, que pasa de ser una persona triste, desdichada y a igida a ser una persona con un potencial ingenio. Así es como surge esta idea de la “melancolía inspirada” que se forja desde la Edad Media pero se refuerza durante casi toda la época del Renacimiento gracias al lósofo Marsilio Ficino.

Al estar relacionado con el planeta Saturno, se creía que el melancólico tenía ciertas dotes que lo hacían apto para labores demasiado “humildes y terrenales” como medir, numerar y contar (dinero). Sin embargo, bajo la concepción de la melancolía inspirada, estas labores podían tomar otra dirección si se cultivaban como ciencias nobles. También otras dotes que se le concedían por la in uencia de Saturno, son la contemplación y el razonamiento abstracto, así como la clarividencia y las premoniciones. De la misma manera, se revaloriza la inactividad del melancólico, que pasa de un estado pasivo a un estado de inspiración, en el cual la mente se instruye de los secretos de las cosas naturales y al regresar de sus abstracciones, recoge todos sus pensamientos en la escritura o en la poesía. También en el arte, el melancólico tenía un papel importante, pues gracias a su gran capacidad de contemplación y prodigiosa memoria, podía hacer buenas reproducciones de objetos y personas, ya fuera en la pintura o en el dibujo. El hecho de que el melancólico fuera considerado una persona solitaria, le permitía o bien llevar una vida inclinada a la desolación o bien acompañada de las más grandes aptitudes contemplativas.

El presente collage fue creado a partir de varias lecturas hechas en relación a este humor saturnino pero también como consecuencia de ello. Me parece importante re exionar lo que la experiencia misma de esta enfermedad puede darle a nuestras vidas, pues no sólo es preciso buscar el mejoramiento de nuestro estado anímico y físico –o en otros casos, de ocultarlo– sino, y sobre todo, aprender de nosotrxs mismxs a partir de esta experiencia, participando y atendiendo las cosas que nos afectan a causa de este humor negro, y así poder despertar en nosotrxs una nueva forma de ser, de vivir, de pensar. El estado melancólico, evidentemente, es un in erno para quien lo padece, pero también de esto se nos pueden abrir muchas otras posibilidades que nos eran desconocidas, y recrear nuestro mundo.

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