Derrumbe Sexual
Por: Biel Phyziz
“En vez de liberar nuestro placer sería mejor dedicarnos a hacernos infinitamente más susceptibles al placer” - Foucault
En breve, quiero compartir algunos debrayes y generar un poco de inquietud sobre estos temas tan soterrados.
Aquello que caracteriza al ser humano; el espíritu o cabría mejor decir la conciencia, ritualiza la sexualidad y la dota de significados y de imágenes, se trata del imaginario simbólico que estructura los modos de expresión sexual. La sexualidad humana es un aspecto drásticamente complejo que forma parte de la totalidad imaginaria de una determinada cultura. Cada práctica cultural (entre ellas la sexual) está interconectada en una sola totalidad de sentido, se puede entender en términos de una “cosmovisión”. Eso me suena a la metafísica de una cultura, que al final es lo que constituye su identidad y sus modos de expresión; son los fundamentos de su capacidad social. De tal modo, cada cultura ritualiza su propia sexualidad de una manera especial e irrepetible, pero siempre con el mismo fin; la reproducción de su cultura, la pervivencia de su identidad.
La sexualidad me hace pensar en una cuestión biológica, como aquello que refiere a la reproducción de los seres vivos, la vinculación entre seres antagónicamente complementarios; dos sexos. Aunque también existe el caso de la partenogénesis donde una célula femenina no fecundada da origen a un ser vivo, entre otras formas de reproducción. Y esto se va volviendo bastante complejo, por ello sólo hablemos de la sexualidad humana.
Dicho lo anterior, se entiende que la sexualidad en tanto forma lingüística representativa, se manifiesta de formas diversas a lo largo de la historia y en las diferentes culturas. Por tanto, hablar de sexualidad requiere necesariamente una indagación genealógica específica que nos permita comprender el devenir del “discurso” sexual de un determinado contexto. Partiendo del contexto mexicano, tenemos que referirnos a la concepción occidental de la sexualidad, la cual se ha extendido a lo
Mi propia experiencia me lleva a pensar con urgencia todo lo que se relaciona con la sexualidad: mi propio sexo, el acto sexual, mis deseos. ¿Cuántas cosas no se pueden decir sobre estas palabras y otras tantas que surgen? Y sin embargo todo de esto se calla, –está cabrón reflexionar sobre ello– aún pervive en nosotrxs la moralidad católica-cristiana. Un terco lastre que llevamos arrastrando y que nos ha vuelto indiferentes hacia nosotrxs mismxs.
Fotografía anterior: Fe y olvido De: @gerardo_garcia_mx
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