Los escribas Nº 10

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Los escribas DivulgaciĂłn literaria y Artes visuales

NĂşmero 10 Octubre - Noviembre


Editorial

Los escribas Divulgación literaria y Artes visuales

Desde que el ser humano tuvo conciencia de su existencia observó su entorno y más allá de éste, buscó una explicación para la vida que fluía en él y en su planeta encontrando cuatro elementos como el origen y la razón de todo: fuego, agua, aire y tierra. Estos componentes han sido desde milenios, motivo de teorías científicas y filosóficas, punto de discusión para escépticos e inspiración de otros. Retomando este principio, la Revista Los escribas propone hacer uso de los cuatro elementos como punto de inspiración para las obras que aparecerán en los próximos números, aprovechando el simbolismo que cada uno de estos conceptos representa. En esta edición, el elemento artífice de la inspiración es el fuego, explotando el potencial connotativo y estético que encierra esta palabra y puesta en la pluma de los amantes de la creación literaria será un festín para los sentidos. Como es ya característico de nuestro formato, encontramos en sus páginas trabajos de todos los géneros, mezclados arbitraria y armónicamente para hacerlo agradable a la percepción. En la sección Cartapacio de los Escribas, se alojan las colaboraciones de los escritores que aportan sobre el tema elegido por ellos. Seguros estamos que lo disfrutarán como el calor que emana de la hoguera para reconfortar hasta el último rincón del ser y sentir el fuego arder en sus corazones.

Revista Los escribas Director Alberto Calderón P. Subdirector Maricarmen Delfín D. Consejo editorial Lilia C. Ramírez Gabriela Jiménez Vázquez Gloria Domínguez Jorge Enrique Escalona Del Moral Juan Pérez Salazar

Publicación bimestral Registro en trámite. contacto: rev.elescriba@gmail.com twitter: @RevLos_escribas youtube: canal Los escribas Facebook: Grupo Los escribas Pinterest: Revista Los escribas issuu.com: Los escribas web: wwwrevistalosescribas.com

Revista Los escribas es una publicación sin fines de lucro. Los textos e imágenes son propiedad de sus autores y se presentan como divulgación y expresión artística.

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Índice CARTAPACIO ESCRIBA Anne Hannah Banasíak

Memoria infinita

Polonia

5

Jorge Enrique Escalona del Moral

Entre voces

CDMX

6

Marianela Puebla

Habitada

Chile

8

Gabriela Jiménez Vázquez

Sucede

CDMX

10

José Miguel Naranjo Ramírez

70 años de Hernán Lara Zavala

Saltabarranca, Ver.

12

Juan José Barrientos

La furia del pez

Xalapa, Ver.

14

Roberto Cárcamo Fernández

Durmiendo sobre el agua

Gutiérrez Zamora, Ver.

16

CUADERNO LITERARIO

LOS ESCRIBAS

TEMA: FUEGO

Maricarmen Delfín Delgado

Génesis de vida y muerte

Xalapa, Ver.

18

José Emilio Pacheco

El fuego

CDMX

20

América Alejandra Femat Viveros

La cabalgata del poeta

Tizayuca, Hgo.

21

Eduardo Cerecedo

Dragón dos

Tecolutla. Ver.

24

Alicia Dorantes

Paricutín

Veracruz, Ver.

25

Lupita Castillo

Cenizas

Cd. Victoria, Tamps.

28

América Guerrero González

Espíritu de fuego

Cd. Madero, Tamps.

29

Jorge Ita Gómez

Lenguas de fuego

Perú

30

Martha Cupa León

Fuego a la brasa

CDMX

31

Elvira Mora Mora

De los dioses

Tuxtepec, Oaxaca

33

Rocío D´Ledezma

Fuego

Tierra Blanca, Ver.

34

Carolina Valerio Mateos

El fuego de la vida

Orizaba, Ver

35

Daniel Olivares Viniegra

Fanfarria

CDMX

36

Lilitt Tagle

El Fuego sagrado

Orizaba, Ver.

39

Raúl Silva

El fogón de mi abuela

CDMX

42

Luis G. Mendoza

En llamas

Mazatan, Chiapas

43

Maricarmen Delfín Delgado

Somos

Xalapa, Ver.

44

Mario Millán Soto

Fuego sagrado

Tetelillas, Puebla

46

Alberto Calderón P.

La llama doble de la vida

Xalapa, Ver.

48

Isidoro A. Gómez Montenegro

Fuego

Cd. Madero, Tamps.

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Memoria Infinita

La memoria es un espacio sangriento desplegado entre las tierras dolorosas y frágiles, adónde van los caracoles después de haber sido consumados. Allí las estrellas relegan al plano secundario todas las palabras sumergidas en el silencio eterno sin fin. Por fin, al filo del amanecer contemplamos el color de la arena pensando a los que habían exhalado el espíritu luchando por la esperanza.

Anne Hannah Banasiak Polonia


Entre voces (Una mirada a dichos y hechos de creadores e intérpretes artísticos) Jorge Enrique Escalona del Moral

Lo escribieron Carmen Mendoza Cámara (Escritora. Ciudad de México): “Las nubes saben a pedacitos de merengue dulce, derretidos al contacto húmedo de mi lengua desnuda y juguetona. Las nubes son ligeras cáscaras que se desprenden del cielo para saciar el deseo de mi boca golosa. Me dejan una sensación de fiesta incandescente en la garganta”. (Mendoza Cámara, 2005) Luis de Pablos (Escritor. Morelos, México 1965) “Se aleja de una casa que nunca fue suya, donde vive la miseria disfrazada de familia. Las calles de barro negro se despiden, ella sabe que no volverá, en la colina hay neblina, abajo otros senderos; en una maleta lleva lo que quiere olvidar y todo el desprecio del abuso”. (Pablos, 2004) Lo dijeron Mónica Lavín (Escritora. Ciudad de México, 1965) “(Escribo) porque necesito contarme historias para entender quién soy y quiénes me rodean, cómo es mi tiempo. Escribo por un humilde deseo de comprensión del comportamiento humano. También por eso leo, y mi escritura se alimenta de lo que vivo y lo que leo.” (Argüelles, 2005) José Agustín (Escritor. Guerrero, México, 1944): “… Enrique Serna en El miedo a los animales, hace el chiste de que primero empiezas a leer a José Agustín y luego ya te pasas a las cosas buenas… es muy placentero desflorar lectores”. (Argüelles, 2005) Lo vivieron Rodolfo Castro (Escritor y Narrardor oral. Argentina, 1965) “…Vivía, entonces, en Buenos Aires, tenía dieciséis años de edad y estábamos en plena dictadura militar. Yo era un completo ingenuo en cuestiones políticas, y ese poema (de Juan Gelman) me cimbró de tal modo que dos semanas después de su lectura ingresé a la militancia política clandestina. Definitivamente, esa lectura cambió mi forma de ver las cosas, y sobre todo fue la voz que me hizo modificar mi actitud frente a la dictadura y dentro mismo de mi entorno familiar.” (Argüelles, 2005) Fuentes: Argüelles, J. D. (2005). Historias de lecturas y lectores. México: Paidós. Mendoza Cámara, C. (2005). ¿A qué saben las nubes? Voces de la Primera Imprenta (9), 31. Pablos, L. d. (2004). Gloria Mene perrito. Voces de la Primera Imprenta (7), 30.


La escuela de Atenas 1510 - 1511 580 x 800 cm. Autor: Rafael La escuela de Atenas representa la búsqueda de la verdad racional, evocando las tardes en donde se encuentran los pensadores y sabios de la antigüedad como Platón, Sócrates en medio, también aparecen Lúcides, Heráclito, Zoroastro y muchos otros. Fotografía Maricarmen Delfín D.


HABITADA Estoy habitada por pájaros y golondrinas que vienen y van llevando memorias. Roces de alas vagan mis lugares produciendo ráfagas celestes que asoman por mis pupilas. Estoy habitada de nombres conocidos y extraños que exigen ser nombrados aún en mis sueños. Pasos de niños me circundan cuando las sombras… se deslizan furtivas bajo mi puerta dejan sus huellas, profunda caricia de nostalgias. Estoy habitada, me lo dice el silencio interrumpido, cada anochecer voces del pasado se lamentan y caminan mis emociones con pesadumbre. Gaviotas hacen su hogar y rumorean tertulias en mis oídos, ellas bulliciosamente se apropian de mis alegrías. Estoy habitada, la casa de mis sentimientos ha sido tomada cuando dormía, cuando los sueños invaden mi almohada, ellos penetraron mis paredes, abrieron las ventanas y ocuparon mis espacios y silencios.

Por Marianela Puebla


Nadie ha pedido permiso, soy mujer sin dueño, perdida bajo la palidez de la luna menguante, y me han tomado por asalto. Hay pisadas que despiertan mis sueños, desordenan mi casa, trajinan mis cosas, abren viejos baúles y sacuden sus memorias que cubren el presente con su polvo cósmico. No puedo detener tanto bullicio, tanto ir y venir mientras yo, impávida, trémula de inquietud Abro los ojos, despierto a la vida, y los desalojo hasta llegar la noche. Ahora les he tomado cariño, no pueden abandonarme sería un barco sin tripulantes, abrazado por gélidas olas. Manos de luz me habitan y me dan apoyo tienden su transparencia y abrazan mis temores y lamentos. Consciente de sus presencias, estoy habitada. Sí, soy un aleph, habitado infinitamente por recuerdos.

Marianela Puebla Poeta y escritora Valparaíso, Chile


SUCEDE Gabriela Jiménez Vázquez

Sucede, Que extiende sus alas A nuevos horizontes Y entre las nubes Otra imagen pincela. Sucede, Que degusta Nuevos acordes Y sus pupilas Distinta mirada reflejan. Sucede, Que diferente Fragancia germina Y aspira miel En nueva flor. Sucede que, No debe cantar Más su amor Al viejo sauce, El nido, ya lo perdió.


Fragmento de la pintura La Anunciación, es uno de los cuadros más célebres del pintor renacentista italiano Leonardo Da Vinci. Está pintado al óleo sobre tabla que mide 100 cm. de alto y 221 cm. de ancho y data del periodo 1472-1475.

Fotografía Alberto Calderón P.


Setenta años de Hernán Lara Zavala José Miguel Naranjo Ramírez

Uno de los grandes cuentistas vigentes en México es Hernán Lara Zavala, si bien su obra abarca novelas y ensayos, desde un gusto personal considero que Lara Zavala ya es un clásico de la cuentística mexicana, uno de sus libros más conocidos se titula: De Zitilchén, el cual es un pueblo imaginario que tendrá vida en gran parte de sus cuentos, pero hablando de este género, en esta ocasión festejaremos al gran escritor con el libro titulado: Cuentos de aquí y de allá, publicado por la Colección Biblioteca de ISSSTE en el año 2000. En este libro Lara Zavala hizo una selección de cuentos que se encuentran en sus diversos libros publicados, son diez los cuentos que integran el libro, la temática es variada, conoceremos historias que se desarrollan en Ziltilchén, algunas en Barcelona, otras en Rusia, sin embargo, el cuento seleccionado para desarrollar en la presente columna se titula: Después del amor. Todos en nuestras vidas alguna vez nos hemos enamorado, y con los años aprendemos que a la pura enseñanza griega el amor es producto de la riqueza y la pobreza, porque cuando amamos y somos correspondidos sentimos que caminamos en el aire, pero ese mismo sentimiento que nos lleva a la gloria, nos puede hacer las personas más desdichadas e infelices, es por ello la importancia del cuento, para ser más concreto utilizaré la pregunta: ¿Qué hay después del amor?, y basado en los cuestionamientos que realiza Hernán Lara Zavala en su cuento, contaré este cuento el cual puede ser una historia mía o de quien me lee, porque es indudable que todos algunas vez nos hemos enamorado, los dos personajes que adquieren vida en ésta historia serán: Mujer bonita y Alonso Quijano. Utilizo el nombre de Alonso Quijano en mi historia porque en la novela de Cervantes el personaje es cuerdo, sin embargo, en mi pequeño relato estará un poco loco producto de un amor pasado que lo atormenta y no lo deja vivir y cabalgar por el mundo, todo porque para Alonso Quijano después del amor hay mucho. Alonso Quijano cuando era cuerdo se enamoró de Mujer Bonita, realmente el nombre de ella describe perfectamente su figura, tuvieron una relación que Alonso siempre consideró que era amor, pero realmente quien amó en la historia sólo fue Alonso, eso claro está que lo aprendió con el tiempo, aun así las consecuencias después del amor no cambian. Cierto día Mujer Bonita y Alonso Quijano se encontraron de manera casual, tenía mucho tiempo que no se veían, lo más triste del encuentro fue que Mujer Bonita iba con su nueva pareja, Alonso quien creía que ella era cosa del pasado, un bonito y gran recuerdo, cuando la vio el impacto fue sorprendente, no podía creer y soportar lo que sus ojos veían, Alonso pensó que ella por respeto a la historia de ese pasado, haría lo posible por estar un breve momento en el bar y buscaría cualquier pretexto con su pareja para irse, pero no fue así, Mujer Bonita quiso darle vida a éste relato y se quedó bastante tiempo en el bar y paso lo que tenía que pasar, es decir, Alonso el que un día fue cuerdo al igual que su alter ego Don Quijote enloqueció.


Estando los dos personajes en el bar, Alonso no quitaba la mirada sobre su antiguo y vigente amor, Mujer Bonita se veía como su nombre, y éste primer contexto del reencuentro donde Alonso se preguntaba, ¿Cómo es posible que ahora le sonreía a él como me sonreía a mí? ¿Entonces todo lo que vivimos no contó o así de vacía es la vida y los actos del pesado no tienen ninguna importancia? entre más se preguntaba Alonso más reflexionaba y rememoraba, a su mente vinieron grandes momentos que vivió con la mujer que tenía enfrente y que ya no le pertenecía. En sus recuerdos vino a la memoria uno de los momentos más felices que vivió Alonso con Mujer Bonita, sucedió cuando Alonso cumplió treinta y un años, él se quedó el diecinueve de septiembre en el departamento de Mujer Bonita, ella lo despertó a las tres de la mañana ya del veinte porque sabía que a esa hora había nacido, le dio un abrazo, le regalo un perro de peluche que hoy se llama Tobi e hicieron el amor, pero de momento Alonso regresaba a la realidad que le presentaba el bar, y todos sus recuerdos eran sólo eso, recuerdos, porque en el presente Mujer Bonita se veía feliz con su nuevo amor. A ritmo de cervezas la locura de Alonso el que en algún tiempo fue cuerdo se fue acrecentando, llegó el momento que el pobre Alonso no resistió más y enfrentó a Mujer Bonita con su nuevo novio, no sé si fue un acto de valor, romanticismo o irresponsabilidad, pero en esta parte de mi relato pondré en la boca de Alonso Quijano las preguntas que Hernán Lara Zavala hace en su cuento. Después del amor: “¿Y qué fue de nuestro amor? ¿Qué quedó de toda esa pasión? ¿Se desvanecieron en el tiempo, en el recuerdo, en la memoria? ¿Los actos del corazón se pierden en cuanto cesan los actos físicos? ¿Será verdad que en nuestra época ya no hay pecados sino meras transgresiones? El amor moderno, ¿Será tan complejo que ya no admite una sola línea de acción, una incógnita, un misterio? ¿Puede seguir siendo, como se consideró alguna vez, de una sola pieza, refractario, indivisible y siempre fiel? ¿Cuántos vértices tiene el amor? Esos mismos vértices muchas veces nos lastiman y lastiman a los que amamos y, sin embargo, los agradecemos porque son los que nos hacen sentir y vivir. ¿Hay alguien que logre vivir una gran pasión que no parezca un remedio insulso de una vieja película en la que ya nos sabemos de memoria todos los parlamentos?” Por supuesto que Mujer Bonita no le respondió ninguna pregunta al loco de Alonso Quijano. Seguro estoy que las preguntas siempre estarán sin respuestas, lo que si quedo claro para Mujer Bonita es que Alonso Quijano sigue conservando con mucho cariño a su perro el Tobi, porque para Alonso después del amor hay mucho, si no fuera así, entonces nuestras vidas día a día se diluirían en la nada, por lo tanto, después de un verdadero amor, siempre habrá amor, sólo que acompañado muchas veces de dolor.


La furia del pez Juan José Barrientos

La nueva biografía de Julio Cortázar escrita por Miguel Dalmau (El cronopio fugitivo, Barcelona: Edhasa, 2015, 640 páginas) resulta decepcionante, porque no aporta datos nuevos y, en general, se limita a reinterpretar los ya conocidos.
 La tesis principal de esta biografía es que el cronopio no abandonó Argentina para huir de los altoparlantes peronistas que le impedían escuchar los cuartetos de Bela Bártok, sino para escapar de la telaraña que habían tejido a su alrededor su madre, su hermana, su tía y su abuela.
 Dalmau (Barcelona, 1957) cita una carta a Mercedes Arias en la que el cronopio menciona los cheques que les enviaba cada mes, pero si él tuvo empleos en Bolívar y Chivilcoy, que generaban gastos –pensión, transporte– no parece probable que pudiera mandarles mucho.
 Según una nota que encontré en la nube, la madre de Cortázar trabajó “en la Caja Civil y después como maestra de labores”, por lo que debe haber tenido algunos ingresos.
 El mismo Dalmau menciona que la casa donde vivían en Banfield ocupaba un solar de 15 por 58 metros y cuando la vendieron para mudarse a un apartamento no se esforzaron por obtener el mejor precio; el dinero, al parecer, no les preocupaba demasiado. Dalmau no investigó al respecto para fundamentar su tesis.
 Seguramente, el cronopio tenía varios motivos para emigrar a Francia, como un vago anhelo de ver mundo, pues a los diez años declaró que quería ser marinero, años después pensó hacer un viaje a México, visitó Chile y recorrió su país con un amigo: el monito Reta. Había leído a Verne y frecuentó luego a Freddi Guthman y a Havas, viajeros y aventureros. Además, no hay que olvidar el mito de París que atrajo a tantos escritores y artistas. También quería seguramente alejarse de su familia, pero de cualquier modo les siguió enviando dinero desde París y escribiéndoles.
 Su madre quemó las cartas para evitar que los investigadores hurgaran en sus vidas y sólo se salvaron cuatro, fechadas entre 1943 y 1979, pero luego debe haber recapacitado porque conservó unas cincuenta escritas en los ochenta.
 Es cierto que el cronopio no se animó a soltar las amarras sino hasta principios de los cincuenta, cuando ya tenía más de treinta y cinco años, pero no hubiera podido irse mucho antes por la guerra y el periodo del racionamiento que le siguió.
 Respecto a Ofelia, al hablar de “Casa tomada”, el cronopio le dijo a Evelyn Picón Garfield que había tenido una pesadilla en la que cometía incesto con su hermana, pero en la realidad sus relaciones parecen haber sido bastante normales; ella se quejó alguna vez de que en casa ella era el diablo y él “un santito”. Cortázar, por su parte, le dijo a Picón Garfield que Ofelia era muy difícil.
 En todo caso, Ofelia se casó a los veinticinco años con Sadid Pereyra, pero enviudó sin hijos un año después y no volvió a casarse.
 Dalmau no aclara si el marido le dejó alguna propiedad o pensión, dicho sea de paso.


En 1967 Ofelia trató de suicidarse, y Dalmau cita una carta a Porrúa en que Cortázar, disgustado, la califica de “psicópata”, pero Aurora Bernárdez le dijo a Miguel Herráez que Ofelia era epiléptica y por eso apenas salía de casa; un médico recomendó que le consiguieran un empleo externo, y ella hizo vida normal, aunque bajo control médico.
 Dalmau no investigó mucho sobre la vida de Ofelia, que siguió cobrando las regalías de la obra de su hermano hasta que falleció en 2000; ni siquiera menciona el año de su deceso ni el de su madre, que murió en 1993 a los 95 años de edad. Tampoco aporta nuevos datos sobre la transformación del cronopio lampiño en el barbudo partidario de la Revolución Cubana.
 Goloboff ya había escrito que Cortázar se sometió en Francia a un tratamiento hormonal, y Dalmau agrega que el rumor había sido propalado malévolamente por Guillermo Cabrera Infante, que nunca le perdonó su apoyo a Fidel Castro.
 Rescata, eso sí, unas declaraciones muy reveladoras de Ofelia acerca de su hermano: “No quería saber nada con chicas ni con nadie. Nunca fue tentado a mirar a una mujer…No tenía barba. Para nada. Y de repente allá en Francia no sé qué pasó. Nunca le preguntamos si se hizo un tratamiento. Mamá se asombró porque él apenas tenía un bigotito, pero nada más. No sé, tal vez se habrá metido hormonas, o el aire de París lo habrá cambiado…” (página 404).
 Según Dalmau, “hay varias posibilidades: síndrome de Kallman, síndrome de Klinefelter, prolactinemia…”, pero reconoce que no hay pruebas y que él mismo no es un endocrinólogo.
 Ya Vargas Llosa había dicho que la influencia de Karvelis sobre Cortázar fue nefasta en lo político, pero “le dio un tipo de experiencias que no había tenido hasta entonces”, y Dalmau también la responsabiliza de la transformación del cronopio; ella lo convenció de que se sometiera al tratamiento que lo convirtió en un depredador, que finalmente la dejó.
 Sobre su relación con esta mujer, Dalmau da más detalles que otros biógrafos, mencionando la relación afectuosa del cronopio con el hijo de Ugné, a quien estaba dirigido el Libro de Manuel, pero no aclara qué pasó luego, y llama la atención que Cortázar le haya pedido después a Carol Dunlop que dejara a su hijo en Canadá, un detalle por cierto no muy simpático aunque el chico pudo ver a su madre en Zihuatanejo.
 Por otra parte, el relato es algo impreciso, cronológicamente, pues cuando releí el pasaje sobre el intento de suicidio de Ofelia tuve que avanzar unas diez páginas para saber en qué año ocurrió, y cuando se ocupa del viaje del cronopio con Paco Reta menciona que, “siguiendo con el plan, llegan en tren hasta Tilcara, ya cerca de Bolivia”… y uno se pregunta si todo el viaje lo hicieron en ferrocarril o nada más esa parte. Luego anota que la aventura “alcanza su punto culminante en la sierra de Misiones” sin explicarnos cómo se trasladaron de la frontera boliviana a la de Paraguay.


Durmiendo sobre el agua Roberto Cárcamo Fernández.

...por sus flores de color rojo intenso, su follaje verde brillante y la acolchada alfombra que dejan en verano en los márgenes del río, los framboyanes también eran motivo de su atención. 
 El profundo río de plateadas aguas en movimiento, en continuo viaje hacia el mar, siempre proveedor de alimentos para los nativos, hizo que fijara su mirada hacia el espejo del mismo, la cercanía y majestuosidad del paisaje, avivó una vez más su especial admiración permaneciendo en un estado contemplativo. Un buen rato quedó así y, al salir de la admiración, se incorporó del lugar donde estaba sentado y se introdujo lentamente al agua, puso jabón en su cuerpo, jugueteó un rato y nadó de cara al cielo. 
 Recordó que años atrás, en ese mismo lugar, vio pasar un cuerpo flotando, esto le llamó mucho la atención y decidió llamar a algunas personas que estaban cerca, poco a poco se fueron amontonando los vecinos y se dieron cuenta que era un hombre ahogado. La gente se arremolinaba para ver de lejos el cuerpo y lo miraban con atención, como queriendo encontrarle parecido con alguien del pueblo, pero el estado en descomposición que presentaba, no lo permitía. 
 La noticia rápidamente llegó a la comandancia de policía: cuatro hombres gordos con macana y vestidos de azul fueron en una lancha a traer el cuerpo, lo amarraron con unas cuerdas y lo arrastraron a la orilla, el hombre estaba hinchado y despedazado por peces y jaibas, por más que quisieron identificarlo, terminaron aceptando que era alguien desconocido. 
 Un niño descalzo, con pantalón corto de mezclilla, que lo había visto todo, se fue preguntando a su mamá porqué habían sacado al señor que iba durmiendo sobre el agua. 
 Fragmento del libro Entre sauces y azahares.


Cuaderno literario Los escribas El fuego


GÉNESIS DE VIDA Y DE MUERTE Maricarmen Delfín Delgado

Fuego, concepto de múltiples acepciones de acuerdo al contexto en que se sitúe, símbolo de vida, poder, pasión, misticismo, calor, peligro, destrucción y muerte. A partir de que la especie humana descubrió el fuego dio un salto evolutivo, cambió la forma de alimentarse, de sociabilizar y de ver su entorno, a partir de esto, evolucionó su mundo. Al descubrirlo y dominarlo tuvo el problema de poder conservarlo, necesitaban un guardián para custodiarlo y así se apropiaron del fuego las religiones, hasta estos días sigue ardiendo en sus lugares de culto. Fuego sagrado brillas en los santuarios, emerges del pebetero, tu fosforescencia permanece custodiada en el límpido altar que guarda las esperanzas, los deseos y las tribulaciones de los mortales, tu luz bendice el pan que alimenta el espíritu. La adoración siguió a través del tiempo y se transformó en el culto al Sol, todos los pueblos lo adoraban como el más preciado elemento pensando que tenía vida convirtiéndolo en una deidad suprema hijo del astro solar. Los caldeos lo veneraban, pero los persas extendieron su culto, lo tenían por todas partes rodeado de muros sin techo para que la población llegara a rogarle y rendirle con esencias valiosas, flores aromáticas y joyas que le arrojaban para ser consumidas. Fuego adorado durante milenios como el hijo del astro supremo, de tu ardiente corazón brota vida para compartirla con tus seguidores que te alimentan con las esencias de la naturaleza, con las gemas más preciadas simulando sus ojos, ventanas del alma abiertas para que tu presencia se funda hasta el más íntimo rincón de su humanidad, quedando cautivo como antaño entre los muros de la eternidad. Cuando un rey persa moría se apagaban todos los fuegos de la población y sólo se encendía uno nuevo al momento de la coronación del sucesor. En esta y otras culturas se creía que el fuego había llegado del cielo y como elemento sagrado no debía ser ofendido, no se permitía arrojarle algo impuro ni mirarlo directamente; los sacerdotes lo conservaban secretamente divulgando la creencia de que tenía vida propia y se autoalimentaba.


En diferentes pueblos fueron variadas las creencias: al regresar de las batallas o de algún peligro inminente se encendía la hoguera para danzar a su alrededor y dar gracias por conservar la vida. Antes de comer se arrojaba el primer bocado al fuego para agradecer los alimentos; no permitían entrar a ningún extranjero a sus territorios sin antes haber pasado entre dos hogueras; evitaban meter en él los cuchillos y las hachas. Otras culturas creían que dentro del fuego habitaba un ser con doble personalidad que representaba al bien y al mal, le ofrendaban sacrificios constantes para que les ayudara en la pesca, en la agricultura o con un hijo varón. Fuego parangón de vida y de muerte, mensajero del bien y del mal, regalo de los dioses para no ser profanado por la mirada de los mortales, ser celestial guardado cual tesoro divino en el cofre secreto de los místicos destinados a cuidarte, ritos y leyendas danzan a tu alrededor, sacrificios y ofrendas alimentan tu dualidad. En la antigua Grecia mantenían una llama eterna frente a los templos de sus deidades, así como en los límites de Olimpia para honrar a Zeus y recordar el mito de Prometeo. Este fuego sagrado debía ser puro y se encendía en el Monte Olimpo (hogar de los dioses olímpicos) mediante una skaphia, algo similar a una lupa, exponiéndola a los rayos solares para provocar una flama sobre hojas de laurel de donde era tomado el fuego con una antorcha para transportarlo hasta la sede de las competencias. Llama de eterna brillantez nacida del aliento de los dioses, brotas del Olimpo para deslizarte entre cuerpos y mentes, fortaleza y pensamiento, tu calor viaja por las venas mezclando la sangre que se convertirá en una sola, tibieza de hermandad, luz espiritual que se refleja en los corazones, incitas la fogosa competencia que mengua cuando muere tu flama al nacer el día. En la literatura el lenguaje debe ser bello, la figura literaria es el objeto estético y connotativo entendido como la comunicación íntima de dos almas, del escritor al lector, creándose una imagen poética placentera y efímera que satisface con el embellecimiento de la palabra. Así, el fuego como figura literaria tiene una acción dinámica y fuerte que sobrepasa el pensamiento exaltando sentimientos, traspasa las reglas de la significación, palabras irreverentes que arden en el fogón de las pasiones humanas donde se consume el ser.


En la madera que se resuelve en chispa y llamarada
 luego en silencio y humo que se pierde
 miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida
 Y te preguntas si habrá dado calor
 si conoció alguna de las formas del fuego
 si llegó a arder e iluminar con su llama
 De otra manera todo habrá sido en vano
 Humo y ceniza no serán perdonados
 pues no pudieron contra la oscuridad
 —tal leña que arde en una estancia desierta
 o en una cueva que sólo habitan los muertos. EL FUEGO, de José Emilio Pacheco



LA CABALGATA DEL POETA América Alejandra Femat Viveros

Brotaste del sueño, cabalgata incendiaria dejaste al trote, en espigada noche tu estampa, -conforme avanzabas y al tiempo-, ojos internos en un cardumen de peces y cuerpos, agua de pulida luz.

Has desnudado mi alma que miraba oculta en ti, como una ensoñación del agua y hubo más claridad que sombras, desde entonces soy incendio emanación del agua.

Se oyó un manantial de piedras que calcinadas


rasparon el almíbar del fruto, ahí me encontraba; alba en colmenar de letras y de enjambre.

Me incendiaste en testamento en memoria, cuánto verso estandarte, fijo e inmutable.

Se sabe de la brevedad con que las palabras estallan su azorada pirotecnia y así no me alcanza la vida para seguir creando universos:

el internamiento de tu mirada en el bosque la espigada noche en tus ojos la cabalgata de tu pelo

el cardumen de peces destilando luz el diamante en ellos.

Cuántos universos me conocen; nacen de la mirada, parvadas azuladas.


Me remontan a una extraña fe que presiento.

Cuánto verso así por la calles más iluminadas, en llamas, donde cabalga donde la tierra tiembla su coincidencia sonora, así del sueño, así del agua, así tan vivo brota BROTA y se derrama.


DRAGÓN DOS EDUARDO CERECEDO

Tengo un dragón vivo en la sangre

es un fuego que moja es un agua que quema,

por eso mi cuerpo lo dibuja en una flama si hablo de las cosas que me alumbran. Ahí el dragón escondido.


Paricutín Alicia Dorantes Sobre el paisaje ha caído la negra nieve. Sobre el paisaje y la semilla. Aquello en torno al volcán es únicamente el pavor de un mundo solitario y acabado. Un sudario negro sobre el paisaje.

José Revueltas Debo haber tenido siete o quizá ocho años la noche en que lo conocí. Viajaba con mis padres. Él, mi padre, enamorado de su México glorioso, explotado, empobrecido, trató de heredarnos su pasión por la tierra y sus estoicos moradores. La meta era visitar el Paricutín aún en erupción. Llegamos hasta el estacionamiento cuando el día agonizaba. De inmediato se acercaron a ofrecernos caballos en alquiler para recorrer los cinco kilómetros que nos separaban del mirador, sólo que el precio de este servicio rebasaba las posibilidades económicas de la familia y mi padre decidió que caminaríamos, como lo hacían esa tarde, cientos de personas. El dueño de los caballos dijo: ̶ “Bueno jefe, aunque sea uno para la niña, está re´lejos y ya es tarde”. Mi padre me vio con esa su mirada tierna que decía todo y aún más… y me preguntó ¿Caminamos? ¡Caminamos!, contesté. Y así, tomada de su mano firme, pero deliciosamente tierna recorrimos la distancia, en tanto me hablaba de historia y de geología, pero ante todo, del prodigio de la vida. El camino más corto, aunque no menos trabajoso para llegar al mirador, era una ¿vereda? que los lugareños abrieron entre la lava convertida en piedra. Camino sembrado de cadáveres de árboles dadores de resina que yacían asfixiados bajo la ceniza milenaria de la montaña. Lo que desde el mirador observamos nos robó el habla; se incrustó entre los más sorprendentes recuerdos: era de noche. Una noche negra como el tronco de los pinos convertidos en carbón. Silencio.


El coloso descansaba. Luego, un ronronear furioso nacido en el corazón de la tierra estallaba en un vómito de lava incandescente, fúrica. Y esta columna de piedras candentes, de fuego, y nubes de humo, ascendía cientos de metros asesinando la negrura de la noche. Incendiándola. Por momentos los gruñidos eran terribles, ensordecedores. La lobreguez de la noche se llenaba con el resplandor de aquellas columnas ígneas, luego, la masa centelleante fundida por el fuego, escurría por las laderas del compacto montón de piedras, convertido en un volcán. Los flujos de ceniza oscurecieron por años el paisaje de la Meseta Purépecha y viajaron a través de la atmósfera. Al poco tiempo de nuestra visita, la actividad del Paricutín, mermó hasta quedar dormido. Los depósitos piroclásticos arroparon un área alrededor del cono de 300 kilómetros cuadrados, dejando un paisaje devastado y un terreno sin vegetación ni vida. Alguien dijo: “Pocos saben que el Paricutín fue llamado en esa época la Maravilla de América”. En enero de 1949 aparentemente se extinguió, pero tres años más tarde, la actividad reapareció con una erupción intensa que se extendió hasta marzo de 1952. Entonces, repentinamente se aletargó manteniéndose así hasta nuestros días. En abril de 1943 apareció en el periódico “El Paricutín” la crónica titulada “Visión del Paricutín” rubricada por José Revueltas. Cito textualmente el primero de sus párrafos: “Dionisio Pulido, la única persona en el mundo que puede jactarse de ser propietario de un volcán, no es dueño de nada. Tiene, para vivir, sus pies duros, sarmentosos, negros y descalzos, con los cuales caminará en busca de la tierra; tiene sus manos totalmente sucias, pobres hoy, para labrar, ahí donde encuentre abrigo. Sólo eso tiene: el cuerpo desmedrado, el alma llena de polvo, cubierta de negra ceniza. Su propiedad, que fuera terreno labrantío, hoy no existe; su antiguo plan de fina y buena tierra ha muerto bajo la arena, bajo el fuego del pequeño y hermoso monstruo volcánico”.


Dionisio Pulido, indígena tarasco y dueño del Paricutín, murió en 1949 ¿fue por esa tristeza que el volcán se durmió? ¿Qué ha sucedido en los últimos años? Entre la lava gris, la estoica torre de la iglesia San Juan Parangaricutiro, San Juan de las Colchas o San Juan El Viejo, se yergue altiva para contar su historia. El desolado paisaje se viste mansamente con pasto, cactos floridos y pinos; se escucha de nuevo el trino de las aves. Es la vida venciendo a la muerte ¿Y los moradores del lugar? La frase de un indígena purépecha sintetiza el por qué de la migración de los pobladores de la región del Volcán Paricutín: “Nadie vino con el carácter de decir, hombre, ¿Qué tienen? ¿Qué les pasa? No, nadie nos llegó a visitar, a condolerse de nosotros, nadie nos llegó a dar el pésame siquiera...”

Alicia Dorantes 9-VIII-2016


Cenizas

Lupita Castillo Coatzacoalcos, Veracruz

Fuego de ayer, rescoldo de pasiones adormecidas,
 intención en la memoria, 
 enmohecidos recuerdos 
 que habitan en las entrañas, 
 olvidé tu aroma, 
 el filo de tus pasos, 
 la talla de la casaca café como tus pupilas, 
 el crujir de tus dientes cuando el éxtasis te abraza, 
 los muchos inviernos que ante los demás eras un ángel para luego ante la tibieza de mi dermis... 
 Un demonio cautivo adicto a mis labios cubriéndome en flamas tono apasionado. 
 De todo ese volcán mutuo, solo cenizas, dime ¿es sueño o realidad?


Espíritu de fuego América Guerrero González

Santuario del amor es mi corazón en llamas; Luz de vida. Flama dorada oscila lenta… Visible e invisible sustancia divina, transforma, templa me eleva a ¡Ti Señor! Fuego de verdad, justicia y bondad. Irradias… inundas de paz , alegría y esperanza. Graba mi ser tu sublime centelleo. Luz celestial… verdad, claro vuelo de paloma. El fuego circula mi torrente; calcina todo mal y purifica mi corazón. Palabras de inspiración brotan, sigo el camino con rectitud, amor y conocimiento. ¡Fuego… abrasa mi ser y sáname!


LENGUAS DE FUEGO

Jorge Ita Gómez (Lima-Perú)

El fuego lo reduce todo A nada en llamaradas No existe más horrible Modo que el de morir Quemado o ahogado A brazadas olímpicas Por eso le temo más Al mar aun en calma A las lenguas de fuego Que como el Ave Fénix Avivan su raudo vuelo De sus propias cenizas Hasta su consumación Ferviente y encenderse En la postrer crepitación A sí misma nuevamente Y dar el último chasquido


FUEGO A LA BRASA Martha Cupa León

Llego a la habitación 7 y toco la puerta. – Servicio –anuncio con discreción. En cuanto abre el huésped, recibo un golpe muy fuerte detrás de la cabeza y caigo al piso. Siento un dolor agudo en la nuca y enseguida calor en esa parte del cuerpo. Veo al hombre que me lastimó entrando al cuarto: abre fuego contra la pareja que ocupa esa habitación. – ¡Perra desgraciada! –insulta a la mujer mientras dirige a ella disparos silenciosos. Tan rápido como puedo me pongo de pie y salgo corriendo por el pasillo, buscando un lugar para protegerme. La suerte me acompaña: a pocos pasos veo una puerta entreabierta. Es la habitación de unos recién casados; tal vez el apasionamiento con el que entraron les hizo olvidar cerrarla. Entro sigilosamente y cierro la puerta con circunspección. El lugar está en penumbras. Sólo se escuchan los inconfundibles ruidos de la pareja entregándose al fuego del erotismo. Me siento en el maletero dentro del clóset que está cerca de la puerta. Presto atención a lo que sucede afuera de la habitación: sólo hay silencio. Debo mantenerme en ese cuarto hasta que esté seguro de que el asesino ya no está en el hotel, de lo contrario seguramente me estará buscando para eliminar al testigo. Los segundos me parecen horas. De repente escucho que alguien se levanta de la cama y camina hacia donde estoy. Comienzo a sudar frío. Si me descubre le explicaré la razón por la que estoy allí. La mujer se dirige al baño, frente a donde estoy, sin percatarse de mi presencia. Enseguida la alcanza su pareja, quien tampoco me advierte. Aprovecho el momento para salir cautelosamente al balcón. Me siento en un rincón en el piso. Observo la maravillosa playa acapulquense. El sonido de las olas me relaja y casi me hace olvidar por qué estoy en ese sitio. El ruido de la puerta corrediza me saca del ensimismamiento. Asustado, veo al hombre dirigirse a la silla que está junto a mí. Me preparo para aclarar la razón de mi presencia allí. Sin embargo, él no me ve. Contempla el mar mientras fuma un cigarrillo. Decido hacerme notar para de una vez acabar con la angustia que me invade. Me pongo de pie tratando de distenderme. El huésped se mantiene inamovible.


– Buenas noches –¡por fin me atrevo a hablar! No contesta. Coloco la otra silla junto a él y me siento. Continúa inmóvil. Desde allí observo el balcón de la habitación siete: está apagada, no se observa nada que llame la atención. – Hermosa vista –comento. No contesta. Sigue con la vista al frente. Camino frente a él. No me percibe. Entro a la recámara. La mujer está dormida. Salgo nuevamente al balcón sin evitar el ruido. – ¡Aquí estoy!, ¡míreme, aquí estoy! Él se para y entra a la recámara, se mete en la cama. Me pongo a los pies de ésta. – ¡Aquí estoy! –les repito una y otra vez, sin obtener respuesta.

************************************************************** Poco después del mediodía, la camarera hace el descubrimiento. El oficial informa a su superior: En la habitación 7 una mujer recibió cinco balazos. El hombre que estaba acostado a su lado, dos. Un mozo estaba tirado a un lado de la cama donde yacía la pareja: recibió un disparo en la nuca. Los dos primeros fallecieron de inmediato. Al mozo todavía lo encontró vivo la camarera. Al parecer, éste pedía ayuda, pues no cesaba de decir: “Aquí estoy… aquí estoy”, antes de morir.


DE LOS DIOSES Elvira Mora Mora

Dice la mitología Los volcanes Son tu cuna La flama Un legado Lengua medusa Para devorar piel de bosques Elemento de salamandras Tus cíclopes Vuelven humo los cuerpos Rescoldo Las urnas de la muerte Subyugación de mortales Alimentas de pan la mesa Tu calor engulle los ocasos Encarnado en pasiones Hogueras Calcinación Amor Odio Mayor peligro eres Entre piernas de mujer SiMo donde nace Verdadero fuego de los dioses


FUEGO 
 Rocío D'Ledezma

Enmedio de la noche me sostengo pensativa 
 soy emisión de luz
 medito en la molécula incandescente del misterio 
 excitación violenta del deseo
 soy luz visible e invisible
 observo mi entorno desde el centro
 a veces 
 en compañía de enamorados
 y otras 
 calcino el alma de algún extraño
 soy sueño 
 olvido 
 reverbero
 soy un poema 
 que se bifurca en la nada
 cabalgo 
 en el silencio y el espacio
 soy fuego .


El fuego de la vida Carolina Valerio Mateos

En esta vida perenne hay de fuegos a fuegos, fuegos del alma, fuegos de la carne, fuegos del mundo, llamas de pasión, fuegos del horror, fuegos del amor. Cada una con su temperatura propia, y con sus llamas y magnitudes diferentes, visible e invisibles al ojo humano, al hombre, al mundo, a la vida, según venga a nuestro encuentro ese fuego bendito o maldito, lo apagamos o lo incendiamos, según nos encuentre al paso o lo busquemos y juguemos con él, emerge desde las entrañas y se dispersa en el universo, animal-hombre, espíritu-carne, gloria-poder. Arder quemarse, salir herido y volver a empezar, curar heridas, el ciclo interminable humano, la enseñanza más sublime de la experiencia, el punto de partida hacia una vida plena, el camino hacia la madurez, la cálida tranquilidad después de la experiencia, la apacible calma armoniosa que deja el fuego de la vida, arder en llamas hasta encontrarse al interior de uno mismo, un punto de partida hacia la conciencia hombreuniverso, un eslabón hacia paz, o hacia la guerra, de uno mismo, del mundo. Al final cada quien en sus llamas encontrara el camino que busca. A n d a r y a r d e r, e n t r e e l f u e g o intermitente y la sutil soberbia, a veces aparente y constante, como la espina invisible en los dedos del alma, quemarse en las pasiones del mundo, esa trivialidad tan común y cotidiana en donde nos volvemos fieros, animales salvajes con nuestra superficialidad andante, sobre la piel que arde por el querer tener, el fuego de la moda, del poder, el egocentrismo en todas sus


expresiones y el afán constante por el protagonismo, otro fuego que quema, que arde en llamas entre el diario devenir de nuestra vida, que al parecer se han vuelto cotidianos sentires, ese fuego que nos hace muñecos de trapo, o maniquís de aparador, almas ambulantes en las prisas de la vida, fantasmas y hechiceros del destino. Sin embargo, hay otro mundo devorado con fuego, entre la guerra y el mal, en donde la humanidad dejo de ser de carne y espíritu, pasa a un segundo plano, ya no importa el ser como tal, las guerras de fuego que matan, el poder se convierte en el punto central para sobrevivir, el poder de controlar al mundo, el poder de la moda, de la tecnología, de la élite académica, el mundo rueda en la moneda de un conocimiento de fuego casi vacío, inerte, en llamas, desolado, fuera de la espiritual esencia del ser humano, este fuego que devora mundos, almas, infinitos y a veces la misma vida, pasamos a ser trapos quemados y botados a la nada en esta jungla nos convertimos en objetos de un aparador consumista y cruel, manipulados sicológicamente por el mismo hombre, sin alma, sin cuerpo, casi sin vida. En esta guerra de poder y muerte el fuego airoso siempre gana su partida, una partida desigual entre la vulnerabilidad humana, la sensibilidad del cuerpo y el espíritu. Sale airosa rumbo a la muerte para convertirnos en ceniza, en polvo, en olvido. Hay de fuegos a fuegos en esta vida, tu decides tus llamas, qué fuego te quema, qué fuego te enseña, ¿Qué fuegos pretendes ser tú?.


Acción Poética

Fanfarria ... A Raquel Zarazaga

Daniel Olivares Viniegra

Recaudaste algo así como palomas salvas; con tus manos generaste el más feliz de los entornos... mas ágil niebla después (y siempre cálida empero) páginas y hojas albas de aquí con tu sonrisa (sol) evaporaron. Dejaste empero rebosante de poesía algo más que un corazón. I A falta de árboles sembramos en Tizayuca amor, amistad; poemas: música. II Herbal dolor. Nacer cuesta resistir abrirse, (a)penas brotar... para únicamente alguna vez -y solo por si acasofinalmente bravo verde desatar. III Siembro mi corazón; nacen auroras.


IV Aquí hay raíces vienen de lejos y en ocultos espejos (truhanas además) infinitas desparraman. Ansiosas buscan: devorar entrañas. V Clorofílicas hojas derraman lírica savia hermanan banderas (o mejor no) tan solo almas. VI Enjaulamos poemas; liberamos pájaros.


EL FUEGO SAGRADO Lilitt Tagle Orizaba, Ver. México «Y también la mañana siguiente, durante las primeras horas del día, los afectados se sintieron “rodeados de llamas”; los que se asomaron a las ventanas... fueron deslumbrados por visiones violentamente coloreadas.» Se trata de un párrafo del Juicio Final? No, en realidad se trata de las alucinaciones provocadas por el ergotismo, un mal adquirido por la presencia de “cornezuelo” presente en el pan, que ha sido preparado con harina proveniente de granos, principalmente de centeno, afectados con este hongo. La humanidad no lo supo hasta pasados muchos siglos, las escenas provocadas por las sustancias presentes en el Claviceps purpúrea, nombre científico del cornezuelo, según relata la literatura, fueron dantescas: en poco tiempo de haberse ingerido, las personas perdían los miembros del cuerpo, éstos caían a partir de la rodilla, de los tobillos, de los codos, de los hombros. Hubo personas que perdieron ambos brazos y ambas piernas en medio de terribles sufrimientos, una sensación de ardor, como si se quemaran. La gente tenía visiones terroríficas y movimientos de los cuerpos incontrolables, espasmódicos. El sufrimiento en sí mismo ya era espantoso y todavía se aumentó con la carga de atribuirse, durante muchos siglos, a fuerzas demoníacas. Las consecuencias de esta ignorancia las pagaron muchos inocentes. Principalmente mujeres (les suena conocido) que fueron tildadas de brujas y ahorcadas o quemadas vivas. Estoy del lado de quienes piensan que todos los fenómenos que observamos tienen una explicación científica aunque no sea evidente cuando no se ha investigado lo suficiente dicho fenómeno. Hoy en día, algunas fuentes distinguen dos tipos de ergotismo y otras, tres: ergotismo gangrenoso, el cual se caracteriza por dolores de quemazón en los miembros acompañados de una posterior necrosis de los mismos que ocasiona su desprendimiento sin sangrado. El ergotismo convulsivo, caracterizado por la aparición de espasmos, convulsiones, cambios en la conducta. Ergotismo alucinógeno, el cual causa alucinaciones espantosas. El ergotismo, en cualquiera de sus formas, causó muchas epidemias en la Edad media.


La primera mención del ergotismo gangrenoso se menciona en los Anales Xantenses (Alemania) en el año 857, en el valle del Rhin, las personas perdían sus miembros antes de morir con una sensación ardiente, por eso se le llamó “fuego sagrado”. En el año 945 se dio la primera epidemia de ergotismo convulsivo. Murieron unas 20 000 personas de la región francesa de Aquitania, lo que representó casi la mitad de la población de aquel entonces. Cincuenta años después, en 994, otras 40 000 personas murieron por la misma causa en la misma región. Las drogas presentes en el cornezuelo derivan del ácido lisérgico, del que también se obtiene el LSD, una de las drogas alucinógenas más potentes que se conoce, y existen estudios que atribuyen a la ingesta de esta droga (por medio del pan, la cerveza, la leche), con al menos dos de los casos más importantes de brujería registrados en el mundo: las Brujas de Finnmark, en Noruega y las Brujas de Salem, en Estados Unidos. Entre 1610 y 1692, Finnmark sufrió los más sumarísimos juicios de brujas registrados en la historia de Noruega, 137 personas fueron juzgadas y dos terceras partes, ejecutadas. “Un manuscrito de finales del Siglo XVII del gobernador del distrito contiene detalles de 83 de estos juicios y en más de la mitad de ellos hay evidencias de ergotismo. En 42 casos se especifica que la brujería fue adquirida por el consumo de pan, otros derivados de la harina, leche, cerveza. Las afectadas dijeron que en la leche que habían bebido, flotaban puntos negros.” En el mismo año 1692, surgió en Estados Unidos, en el pueblo de Salem, estado de Massachusetts, el caso más conocido de juicio de brujas en América, un repentino aumento de acusaciones de brujería rebasó el historial hasta entonces mantenido. En el mes de enero, Betty Parris, la hija del pastor Samuel Parris y Abigail, sobrina del religioso, presentaron un caso de extraña conducta, con gritos, arrojando cosas, poniéndose en extrañas posiciones y hablando en jerigonza. Otra chica, llamada Ann Putnam, proveniente de la familia más influyente del pueblo, también presentó el mismo comportamiento. “Los colonos, doctores y autoridades juzgaron que eso era obra del Diablo e instaron a las niñas a confesar quién o qué creían que fuera la causa de sus padecimientos.” Los juicios a las llamadas Brujas de Salem fueron conducidos entre 1692 y 1693 en Massachusetts, más de 200 personas fueron sospechosas de practicar brujería o magia negra en el pueblo de Salem.


De ellas, 19 fueron ejecutadas en la horca, cuatro murieron en la cárcel y un octogenario murió a causa de torturas, cuando lo aplastaron con piedras para que confesara su supuesta culpa. Más de mil años después del primer caso registrado, a mediados del siglo pasado, en 1951, se presentó nuevamente el ergotismo en Francia -la distribución de harina en ese país era monopolio del Estado-, en el pequeño pueblo Pont-Saint-Esprit, se dice que al propietario de la panadería Briand, llamó la atención una coloración grisácea en la harina. A falta de proveedores alternativos, prosiguió con la elaboración de las baguettes -pan por excelencia francés- que cada mañana vendía a los habitantes del pequeño pueblo. “En término de veinticuatro horas, las personas se vieron afectadas por dolor de cabeza, mareos, desorientación mental y severos dolores ardientes en sus extremidades, que en algún caso culminaron en gangrena. Los afectados por estos síntomas se contaban por decenas. Los informes de la época describen Pont-Saint-Esprit como una especie de círculo dantesco, donde había personas que aullaban, deambulaban aterrorizadas por las calles invadidas por el ulular de las sirenas de las ambulancias. La pesadilla alcanzó su punto álgido durante la noche del 24 de agosto que, más tarde, sería descrita por uno de los dos médicos locales “como mi noche de Apocalipsis”. El testimonio del otro médico acerca de aquella fatídica jornada resulta impactante: “toda aquella noche, coches, carretas, todo tipo de medios de transporte trajeron al hospital a enfermos gimientes o aulladores, presa de visiones de violencia o de miedo”. Si hubiéramos vivido en aquella época y presenciado o padecido ergotismo, ¿cuál hubiera sido nuestra explicación? ¿habríamos pensado en un castigo divino? ¿que estábamos embrujados? Ni por asomo hubiéramos pensado que se debía al pan nuestro de cada día. ¿O sí? Usó, Juan Carlos, El extraño caso del pan maldito en Ulises (Revista de viajes interiores), núm. 10, 2008, pp. 52-55. Quesada Díaz, Antonio y Ortega Días, Antonio, El cornezuelo del centeno a lo largo de la historia: mitos y realidades. Departamento de Botánica, Facultad de Ciencias, Universidad de Granada. Montes de Oca Sicilia, María del Pilar, La cacería de brujas en Salem, noviembre 12, 2015, hfp://algarabia.com/desde-la-redaccion/la-caceria-de-brujas-en-salem/

Usó, Juan Carlos, Op. Cit.


EL FOGÓN DE MI ABUELA Raúl Silva Sentada en su silla forrada de tule junto al fogón ancestral de barro, no era una silla cualquiera, era su trono, pintada con lindas flores de colores del que surgían los ricos manjares. Carlota, inseparable dama de compañía, larguirucha con chal y gran molote de pelo, atizaba el fuego con flacos leños resinosos, brota en la cocina un fascinante chisporroteo que asemeja a deslumbrante cosmogonía, párvula imaginación de fuegos artificiales. ollas de barro más negro que la noche. Fogón donde emana el chocolate en agua, la salsa de molcajete, bañaban los tacos de nata. Abuela, tu hoguera de barro mantiene encendida la mecha de aquellos recuerdos cuando niño. 43


EN LLAMAS Luis G. Mendoza

A fuego lento consumo esta memoria, rígida, blanda, temerosa y cabizbaja. En llamas queda mi pena, la soledad se amarga con el sopor de esta podredumbre y las cenizas se esparcen en la impaciencia temeraria de la madrugada insomne. En llamas estoy, en llamas, El fuego carcome esta piel endeble… Este cuerpo huye, de ti, de mí, de los soles y los zopilotes, de las calles ensangrentadas y sudorosas… se reencuentra a ratos con la soledad. Distante una sonrisa me espera y dilata el cansancio de la amargura que espesa la rutina incandescente de la noche…


Maricarmen Delfín D.

Somos qué somos en este mundo no sólo materia mortal que desaparece tras la muerte.

Fuego místico guardado en los laberintos del ser.

se enciende arrebatado a la par de la llama solar cuando nace el día.

eso somos, fuego en plenitud esperando el momento preciso para dar fuerza a la hoguera.

Calor calor cobijo del alma llama que enciende la cera sendero iluminado camino de íntima luz existencia placentera.



Fuego sagrado Mario Millán Soto, El Nawal de Tetelilla

Acecha el Apocalipsis Con sus ondas de calor Nos obsequia ya el sopor Con primicias de una crisis En su falso sicalipsis Viene a curarnos luego Inútil será su ruego Como el piro todo borra Va a reiterarse Gomorra Era se limpia con fuego El fuego sagrado y puro Del universo creador Enjuaga con su calor Del hombre lado obscuro Que ha borrado en su memoria Al pedestal de su historia Dilapidas la vida bella Desdeñando ser estrella Prefiriendo ser escoria


La llama doble de la vida Alberto Calderón P.

El fuego original y primordial, la sexualidad, levanta la llama roja del erotismo y ésta, a su vez, sostiene y alza otra llama, azul y trémula: la del amor. Erotismo y amor: la llama doble de la vida. Octavio Paz

Los sentidos nos comunican con el mundo y, simultáneamente nos encierran en nosotros mismos: las emociones, el pensamiento, el lenguaje son puentes para el encuentro de dos extraños en donde se puede encender la llama doble. Octavio Paz fue recogiendo las notas sobre este tema a lo largo de los años, concretamente desde 1965 y las cristalizó a la edad de ochenta años, corría el año de 1993, cuando quedó encendida La llama doble. Reflexiona de modo lúcido sobre la evolución de dichos conceptos a lo largo de la historia de la humanidad y de las letras, desde los orígenes del pensamiento sobre el amor, cómo ha sido vivido y pensado en distintas culturas, la íntima conexión entre sexo, erotismo y amor, la relación entre el amor y las distintas religiones, o entre amor y amistad, las obras literarias y filosóficas que analizan la pasión amorosa, la naturaleza paradójica y misteriosa del sentimiento. Porque sin lugar a dudas la historia del amor es también la historia de la literatura. El amor es un compuesto indefinible de alma y cuerpo; entre ellos, a la manera de un abanico, se despliegan una serie de sentimientos y emociones que van de la sexualidad más directa a la veneración, de la ternura al erotismo. Muchos de esos sentimientos se presentan de forma negativa y como ejemplo se puede mencionar que en el amor hay rivalidad, despecho, miedo, celos y finalmente odio. Ya lo mencionaba Catulo: el odio es indistinguible del amor.


Esos afectos y esos resentimientos, simpatías y antipatías, se mezclan en todas las relaciones amorosas y combinan un elixir especial, distinto en cada caso, cambia de intensidad, aroma y sabor según cambia el tiempo, las circunstancias y los humores. Da vida y muerte: Puede transformarse en pasión, aborrecimiento, ternura y obsesión. El autor hace un compendio de mitos, historia, ficción y cotidianidad para explicar la fabulosa llama que a todos nos toca alguna que otra vez con cualquiera de sus múltiples brillos. Eros y Psique, Venus, Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, Dafnis y Cloe, Krisna y Radha, don Juan, los místicos… se pasean por las páginas de La llama doble desvelando todos sus secretos y los más variados matices en un recorrido de la mano de Octavio Paz como seguro guía, dándonos luz con esa llama doble. En su quehacer poético Paz aborda de forma recurrente el canto al amor y a la mujer, no solo como elementos inspiradores de la escritura sino que va más lejos al abordarlo como un medio para terminar con la soledad y encontrar la verdadera comunicación, al hallar el reconocimiento propio en el otro. Para el nobel mexicano el amor acaricia la eternidad, esa dicha perdurable que finamente resulta ser efímera, ya que el amor es tiempo y “está condenado a extinguirse o a transformarse en otro sentimiento”. Todas las formas del amor, el erotismo y el sexo a cierta edad, pueden convertirse en comphatía. ¿Cómo definir a este sentimiento? No es un afecto de la cabeza ni del sexo sino del corazón. Una palabra hoy en desuso pero empleada por Petrarca: la comphatía. Expresa con fuerza este sentimiento de amor transfigurado por la vejez o la enfermedad del ser amado. La juventud es el tiempo del amor. Sin embargo, hay jóvenes viejos incapaces de amor, por aridez del alma; también hay viejos jóvialmente enamorados: unos son ridículos, otros patéticos y otros más sublimes. Pero ¿podemos amar a un cuerpo envejecido o desfigurado por la enfermedad? Es muy difícil, aunque no enteramente imposible.


Recuérdese que el erotismo es singular y no desdeña ninguna anomalía. Además, es claro que podemos seguir amando a una persona, a pesar de la erosión de la costumbre y la vida cotidiana o de los estragos de la vejez y la enfermedad. En esos casos, la atracción física cesa y el amor se transforma. En general se convierte no en piedad sino en comprensión, en el sentido de compartir y participar en el sufrimiento de otro. Ya viejo, el filósofo y escritor español Miguel de Unamuno decía: no siento nada cuando rozo las piernas de mi mujer pero me duelen las mías si a ella le duelen las suyas. Su obra La llama doble navega por mares calmos y tormentosos en la capitulación del amor individual, la infidelidad, el obstáculo y la transgresión, el dominio y la sumisión y la indisoluble unión de los contrarios. Aborda el acto poético como una parte sagrada al recrear la unión de dos mitades que se complementan y reencuentran en esa fusión carnal y de espíritu. El amor es lo más cercano, en esta tierra, a la felicidad en la aventura de la vida. El amor no vence a la muerte: es una apuesta contra el espacio y sus accidentes, no es la eternidad; poco importa el tiempo de los calendarios y los relojes: es la percepción instantánea de todos los tiempos en uno solo, de todas las vidas en un instante. Somos el abrazo en el mundo de los opuestos y de su disolución, nuestros días están contados. No obstante, amamos con el cuerpo y con el alma, viendo que la presencia del amor se disuelve a medida que avanzan los latidos del corazón.


Fuego Isidoro A. Gómez Montenegro.

Fuego torpe oscila, afilada daga enceguece… Corona amarilla, sol en llamas de colores azul y rojo. Deslumbrante pupila afila lágrimas. Ambiente hostil desfigura aceras, se mecen nuestras manos marcan despedida. Avanza y media luz de raíz, de fuego zona oscura. Vespertina tarde se acerca, puntual reza un hasta siempre. No tocamos la furtiva luz, mezcla de oscilaciones precisas. Se materializa la oscuridad. Luz de noche en la mirada cruzará llanto de bronce, hilos de plata y luna dejan dolor… remordimientos. Último abrazo acre… gestos extraen sangre azul de pupilas. Mundo, fuimos de claro oscuros. Se extingue resentido el sol.



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