Ainize Txopitea Catalogo

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El vuelo del tiempo Xabier Sáenz de Gorbea

De casta le viene el galgo. Ainize es hija de Daniel Txopitea, uno de los mejores pintores surgidos en Euskal Herria durante la década de los setenta. El arte lo ha bebido a sorbos desde siempre, como algo natural. Una actitud necesaria que permite vivir las experiencias de modo más pleno y consciente. De su padre ha heredado no sólo los rasgos físicos sino también la sed creativa, una especial ligazón entre reflexión y sentimiento y sobre todo el uso de las palabras y el encuentro de las imágenes, pero sin embargo el trabajo de ambos no tiene nada que ver entre sí. Para Ainize Txopitea, la poesía forma parte de la plástica y constituye un todo visual. La obra es un embrión que complementa ambos medios, puede ser leída con fruición y contemplada lentamente. Está abierta a sensaciones, se desarrolla en el espacio y crece en el tiempo. Como la pintura, la poesía, dice la famosa máxima de Horacio. Pero nada de estar separadas como antaño, sino de implicarse mutuamente, de relacionarse para ampliar las posibilidades expresivas. En el trabajo de Ainize Txopitea las letras forman palabras y conforman sentido. Son capaces de connotar destino, pero también tienen una tipografía y se extienden por los límites de la obra, a distintas alturas y diferentes ritmos, creando múltiples estratos y no pocos alejamientos y acercamientos como los planos en un paisaje. En algunas ocasiones une frases e imágenes recogidas de los medios de comunicación. Trabaja en forma de collage y va añadiendo elementos que decantan huellas y rastros del proceso. Los textos manan a veces sin cesar y habitan la obra, como un torrente. En otras, la presencia tipográfica es menor y las fotografías son originales. En ciertos casos, es ella misma la protagonista. La artista deja jirones de sí, pone en valor situaciones, implica y sensibiliza hacia referentes íntimos o afronta cuestiones colectivas. El yo se implica tanto usando la primera persona como mediante la utilización de la propia imagen de la autora. Un autorretrato sincero que hace suyo el recuerdo de lo vivido, maneja situaciones y manifiesta sentimientos e ideas respecto a todo tipo de cuestiones. Más allá de lo que se percibe, está el misterio de lo que se oculta. Una excitación implicada. La intermitencia de lo latente, como un semáforo que se enciende y lanza señales. La recuperación del deseo. El remojo de lo que excita. La ocultación que comienza a abrirse. Ainize Txopitea atrapa una prisa que se congela. Como dice en una de sus obras, “El tiempo es el silencio que vuela”.


The flight of time Xabier SĂĄenz de Gorbea

A greyhound comes from a lineage. Ainize Txopitea is the daughter of Daniel Txopitea, one of the best painters to arise in Euskal Herria (the Basque country) during the seventies. She has drunk up art forever, like something natural; a necessary attitude that allows a living of experiences in a more full and conscious way. From her father she has inherited not only physical features but also creative thirst, a special link between reflection and sentiment and above all the use of words and the meeting of images, though the work of both have nothing to do with each other. For Ainize Txopitea, poetry forms part of the plastic and constitutes a visual whole. The work is an embryo that complements both media, it can be read with delight and comtemplated slowly. It is open to sensations, develops in space and grows through time. As is painting, so is poetry, says the famous maxim of Horace. But nothing of being separated as of yesteryear, but rather of implicating themselves mutually, of relating so as to expand expressive possibilities. In the work of Ainize Txopitea letters form words and shape sense. They are capable of connoting purpose, but also have a typography and extend themselves through the limits of the work, at distinct heights and different rhythms, creating multiple strata and various distancings and nearings like the planes in a landscape. On some occasions phrases come together with images collected from the media. She works with the form of collage, adding elements that transpose marks and traces of the process. The texts flow at times without end and inhabit the work, like a torrent. In others, the typographic presence is less and the photographs are original. In some cases, she herself is the protagonist. The artist leaves bits of herself, gives value to situations, implies and brings out intimate referents or confronts collective questions. The self is implicated as much through the use of the first person as through the utilization of the very image of the author. A sincere self-portrait which makes its own the memory of that which is lived, negotiates situations and manifests sentiments and ideas with respect to all types of questions. Beyond the perceived, is the mystery of the hidden. An involved excitement. The intermittence of the latent, like a traffic light that turns itself on and launches signals. The recuperation of desire. The soaking of what excites. The hiding that begins to open itself. Ainize Txopitea traps an urgency that freezes. As she says in one of her works, “Time is silence that flies�.


Origen como destino Remedios Zafra En todo viaje (incluso el creativo) no hay lugar más prohibido que aquel del que partimos, salvo cuando el lugar viene con nosotros. Eso se advierte en la obra de Ainize Txopitea. Ella empieza en la poesía, pero éste (ella lo sabe) también es su destino. Por eso no toma partido por un camino u otro (llevando el camino con ella cualquier territorio se hace transitable). Por eso en su obra convive lo que vuela y lo que se arrastra, lo escondido y lo visibilizado, la palabra y la imagen (hecha o capturada) como signos de un mismo deseo, a veces soñado, a veces sentido en el cuerpo y siempre hecho lenguaje, lanzado al mundo para que el mundo lo lea en su mismo idioma, ideogramático, híbrido, fragmentado, múltiple, sin disciplinas que lo limiten, claro y contradictorio, perturbando el arte de una época banal desde dentro y con la única réplica vital posible: la poesía. Y ella parece decir: “Aquí os dejo mi piel, en el signo (culmine pájaro o letra)”. Versos trasmutados en imagen, esperando en palabra o sin barrotes que la confinen a un único lugar en que posarse. En sus obras late una ausencia, de indeterminación, de posibilidad… como una forma de resistir y ser. Allí donde sus imágenes se presentan siempre tres visiones conversan: naturaleza, sueño y lenguaje y entre ellas: el cuerpo (naturaleza) y la máquina (sueño) fundidas ciborg con hilos del telar de Ada, hilos que digitalizan y escriben, recomponiendo la naturaleza y los sueños con ceros y unos. Un océano de posibilidades que se van y uno al que llegamos o que, tal vez (como nuestros ceros y unos), construimos. La forma también es el mensaje, aunque tanto el trazo del lápiz como el digital parecen llevarnos a un lugar familiar, un espacio imaginado que en algo nos recuerda el lugar del que salimos. Como si en ese viaje creativo los signos rememoraran hipótesis rituales y antropológicas sobre el origen poético y afectivo del lenguaje. Y éste también como su destino. Hay en la obra de Ainize Txopitea una salida catártica ante la vida, la muerte, el tiempo y el amor. Hay además un intento de recuperar el rostro evidenciando su pérdida, o de agarrarse al cuerpo cuando se intuye su menoscabo. Porque en el cuerpo hierven las palabras que, a veces de manera incontenible, consiguen escapar por la carúncula lagrimal, por el pelo, por la boca. Sólo es posible contenerlas cerrando los ojos, dejando de ver. Sólo tachando los ojos (con las manos) es posible verse a sí misma, ver el cuerpo y recuperarlo antes de que se deshaga fragmentado en letra. Ella (la obra de Ainize Txopitea) es –auténtica- poesía. Y en ella, la puesta en escena del caos y el orden no se hace desde la alternancia de ambos, sino desde su implosión, subvirtiendo lo dual, como quien actúa pensando: “Con esto no me basta. Debe haber más que una cara y su reverso, algo al otro lado del otro lado. Seguro que alguien, al igual que yo, también lo cree… puede verlo”. Para quienes lo piensan (lo pensamos) no dejen de v(le)er su trabajo y de sentirlo.


Jatorria helburu Remedios Zafra Bidaia orotan (baita sormen-bidaian ere), ez dago abiapuntua bera baino leku debekatuagorik, leku hori gurekin batera datorrenean izan ezik. Hori antzematen da Ainize Txopitearen lanean. Poesiatik abiatzen da bera, baina poesia bere helburua ere bada (eta berak badaki). Horregatik ez du bide baten edo bestearen arteko hauturik egiten (bidea berarekin batera eramanda edozein lurraldetatik igaro daiteke). Horregatik bat egiten dute bere lanean hegaz doanak zein arrastaka doanak, ezkutukoak eta agerikoak, hitzak eta irudiak (egindakoak nahiz hartutakoak), denak gurari berberaren ikur moduan; batzuetan amestutako guraria, zenbaitetan gorputzean sentitutako guraria eta beti hizkuntza bilakatutako guraria, mundura jaurtia, munduak bere hizkera berberean irakur dezan, hizkera ideogramatikoan, hizkera hibridoan, zatikatuan, anitzean, mugatuko duen diziplinarik gabe, argia eta kontraesankorra, garai hutsal bateko artea barrutik aztoratuz eta bizi-erantzun posible bakarra emanez: poesia. Eta badirudi berak dioela: “Hemen duzue nire azala, ikurrean (txori ala letra bilakatu)�. Irudi bihurtutako bertsoak, hitz moduan edo hesirik gabe itxaroten, kokaleku bakarrera bidali dezaten itxaroten. Bere lanetan gabezia bat nabari da, zehaztugabetasunarena, posibilitatearena... eusteko eta izateko modu bat bezala. Bere irudiak azaltzen diren zeinahi tokitan hiru ikuspegi mintzo dira beti: natura, ametsa eta hizkuntza, eta hiruren artean: gorputza (natura) eta makina (ametsa) Adaren ehunetako hariekin bat eginda, digitalizatzen eta idazten duten hariak, natura eta ametsak zeroak eta batak erabiliz berriro osatzen. Joan badoazen aukeren ozeano bat, eta iristen garen beste bat edo, beharbada (gure zeroek eta batek bezala), osatzen dugun ozeano bat. Forma ere mezua da, baina arkatzaren trazuak nahiz trazu digitalak leku ezagun batera garamatzatela ematen dute, irudikatutako leku batera, zeinetan zerbaitek gure abiapuntua gogorarazten digun. Sormenbidaia horretan ikurrek hizkuntzaren jatorri poetiko eta afektiboari buruzko hipotesi erritual eta antropologikoak gogora ekarriko balituzte bezala. Eta jatorria helburu bezala baita ere. Ainize Txopitearen lanean bada irteera katartiko bat bizitzaren, heriotzaren, denboraren eta maitasunaren aurrean. Bada, gainera, aurpegia berreskuratzeko saiakera bat bere galera agerian utziz, edo gorputzari heltzeko saiakera bat bere galera sumatzen denean. Izan ere, gorputzean hitzek irakin egiten dute, batzuetan ezin eutsita malko-karunkulatik, iletik edo ahotik ihes egitea lortzen duten hitzek. Begiak itxiz, ikusteari utziz baino ezin zaie eutsi hitzoi. Begiak (eskuen bidez) ezabatuz baino ezin du nork bere burua ikusi, gorputza ikusi eta berreskuratu, letratan zatikatuta desegin baino lehen. Bera (Ainize Txopitearen lana) -benetako- poesia da. Eta berarengan, kaosa eta ordena ez dira agertzen elkarren arteko txandakatzean oinarrituta, bien inplosioan oinarrituta baizik, duala dena irauliz, ondokoa pentsatzen jokatzen duenak bezala: “Honekin ez dut aski. Alde bat eta bere atzealdea baino gehiago egon behar da, zerbait beste aldearen beste aldean. Ziur, norbaitek, nik bezala, hala uste duela baita ere... ikus dezakeela�. Hala uste dutenek (dugunok) ez utzi bere lana ikus(irakurr)i gabe, sentitu gabe.


Una piedra en sombra se mueve por primera vez en cien años Ya el azar no será más lágrima ni quietud Materia extraña a lo extraño al musgo de mi ánima al óvalo mudo de la muerte Oleaje continuo que cambia de rumbo y golpea el muro del vientre el pez recién nacido que nada en deseos de conquistar el océano Para qué jugar al juego de la alzada en una ciudad de polvo y de oscura luz donde niños ciegos crecen con miedo a ser adultos y construirse en acantilados y aludes de bobos A un palmo del suelo levita sin viento el talismán de los sueños sobre el mismo suelo donde nuestros antepasados levantaron una nación sobre piedras enfermas y la lápida centenaria de un brujo atrapado en el abismo Yo soy la materia y el pez el oleaje y el brujo el talismán y el musgo el amor que nunca deja de ser.


Love always will be 30 x 88 cm, collage digital, 2007


Labios de primavera 40 x 30 cm c.u., (trĂ­ptico) collage digital, 2007


Alas del deseo 40 x 30 cm c.u., (trĂ­ptico) collage digital, 2007


Muere cada noche otra noche 30 x 88 cm c.u., (dĂ­ptico) collage digital, 2007



El tiempo es el silencio que vuela 50 x 70 cm c.u., (dĂ­ptico) collage digital, 2007



Sue単o Insomnio 100 x 70 cm, collage digital, 2007


Te veo en mĂ­ 100 x 70 cm, collage digital, 2007


Derrumbar el muro 100 x 70 cm, collage digital, 2007


Mina rota 100 x 70 cm, collage digital, 2007


PoesĂ­a sin sentido(s) 85 x 60 cm c.u., fotografĂ­as C.Print, 2006



s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 60 x 42 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 60 x 42 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 42 x 30 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 60 x 42 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007


s/t 60 x 42 cm, collage tĂŠcnica mixta, 2007





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