El mundo en tren

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Destinos

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l romanticismo y el ritmo desacelerado de un largo desplazamiento sobre rieles, al compás del traqueteo de los vagones y paisajes versátiles conducen a viajeros a emprender sorprendentes viajes en ferrocarril. Los hay ostentosos, otros más exóticos, y otros más turísticos e históricos. Aunque con el transcurso de los siglos fueron reemplazados por otros medios, existen todavía opciones de lujo que están lejos de desaparecer. Trenes a los que vale la pena subirse –al menos– una vez en la vida. “El posicionamiento del tren como un medio económico, sustentable y veloz crece año a año y se sigue consolidando como primera opción entre los turistas que lo eligen para hacer sus recorridos en Europa y varios países de Asia”, explica Sebastián Schiaffino, socio gerente de Essential Travel, agente de venta oficial de las empresas de ferrocarriles más reconocidas en Europa y operador mayorista de servicios convencionales y de lujo.

De punta a punta, a través del outback australiano

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Casi toda la población de Australia ocupa una franja costera de no más de 500 km; el resto de la isla es vacío absoluto. Por eso, Great Southern Rain ofrece tres ferrocarriles para llegar al desértico corazón del país. Del norte al sur, El Ghan –cuyo nombre viene de los camelleros afganos que transportaban mercancías– transita uno de los trayectos más largos del mundo. Se puede elegir entre cuatro tours: desde Adelaida a Darwin (3 días y 2 noches) o el sentido contrario (4 días y 3 noches), o de Adelaida a Alice Springs o viceversa (2 días y una noche). A una velocidad de 130 km/hora y con distintas paradas, atraviesa las históricas rutas de los aborígenes y los pioneros, pasando por las zonas áridas de Simpson y Victoria, la Cordillera Macdonnell –un parque nacional de bosques y ríos–, matorrales, estancias ganaderas, viñedos, pinturas rupestres, las rojizas y anaranjadas tierras de Red Centre y las tropicales de Top End. Depende de la estadía escogida y su duración, los precios cambian, al igual que los servicios: Platinum (alrededor de 6500 dólares australianos por persona, con cabinas

El ritmo desacelerado del ferrocarril lo convierte en un gran atractivo.

dobles que se acondicionan de acuerdo al momento del día, mayordomo, comidas y excursiones incluidas y acceso al club Platinum y sus beneficios), Gold (su valor aproximado es de 3700 e incluye comodidades similares al anterior, aunque de menor categoría) y Gold single (sale alrededor de 2300, con facilidades parecidas al último, pero con habitación privada con cama individual). También existe una opción económica consistente en asientos reclinables desde 700 dólares australianos. Para quienes deseen recorrer la nación de este a oeste, pasar de la costa del Océano Pacífico a la del Índico, el camino del Indian Pacific se define por el contraste. Abarca las imponentes Montañas Azules, las fértiles planicies de Nueva Gales del Sur, la vasta llanura de Nulla-

bor, la ciudad de Broken Hill y cada vid, mina de oro y pueblo fantasma entremedio. El eterno paisaje cambia una y otra vez, revelando secretos ocultos, como caserones abandonados y flores silvestres que resisten el clima seco. En este caso, se pueden elegir entre seis opciones: de Sidney a Perth o viceversa (4 días y 3 noches), de Adelaida a Sidney o la inversa (2 días y una noche), o de Adelaida a Perth o al revés (3 días y una noche). Las tarifas varían de acuerdo al paseo. El servicio Platinum va desde aproximadamente 2700 hasta 7800 dólares australianos por persona, el Gold desde 1400 a 7600, mientras que el Gold single desde 870 a 2500. Fue el primer expreso de lujo que operó en el país y hoy continúa brindando uno de los viajes más épicos del mundo. La compañía brinda una tercera alternativa para quienes cuentan con menos tiempo y dinero, pero no menos lujosa: un itinerario diurno entre Melbourne y Adelaida de 828 km que permite contemplar en 11 horas los escenarios naturales. A lo largo de su historia, fue remodelado muchas veces. Opera dos veces por semana y hay dos


Turismo

Por Agustina Devincenzi

Hay aventuras que se viven más en el propio viaje que en el destino. El ferrocarril es una de ellas. Inspirados en su época dorada, existen legendarios y modernos trenes que recrean esos años. Sumado a los avances tecnológicos, serpentean los escenarios más estremecedores del planeta, brindando una experiencia exclusiva. Una selección de rutas para todos los bolsillos, estilos y continentes.

servicios: Premium Rojo y Rojo. Cuestan 180 y 80 dólares australianos por persona, respectivamente.

Un exclusivo ferrocarril de color azul Entre sus placeres, las tierras sudafricanas conservan un ferrocarril deluxe que une 1600 km entre Ciudad del Cabo y Pretoria. Su sitio web lo describe como “un hotel de cinco estrellas en movimiento”. Y no miente; el servicio a bordo es realmente top. Suitesde súper lujo, salones lounge y cenas de gala en un coche-restaurante con música en vivo a cargo del Soweto String Quartet forman parte de esta opulencia sobre rieles. Sus amplios ventanales están diseñados para cumplir la función de miradores panorámicos, desde los que pueden observarse maravillosas vistas. El mítico Blue Train comenzó su historia en 1920, y por sus vagones pasaron cientos de aventureros en busca de oro y diamantes. Se lo usó en la 2° Guerra Mundial y se lo remodeló con los tonos azules que hoy lo distinguen. Surca el país todo el año a puro placer y permite disfrutar de paisajes distintos. La

salida se efectúa desde Ciudad del Cabo o Pretoria. En ambos casos, parte a las 8.30 AM y arriba a las 15 del día siguiente. Camino al norte, pasa por el Parque Nacional Table Mountain y las regiones vitivinícolas e incluye una parada en Lord Milner Hotel, donde se convida a los pasajeros una copa de jerez. En cambio, hacia el sur, atraviesa el desierto de Karoo y las escalas se realizan en la ciudad minera de Kimberley –famosa por albergar el mayor agujero del mundo excavado con pico y pala, un cráter de 214 metros de profundi-

dad– y en el pueblo victoriano de Matjiesfontein. En julio sumó una nueva ruta, desde Pretoria hasta Hoedspruit, puerta de entrada al Parque Nacional Kruger, otro emblema del país africano. El monto gira en torno a los 1500 euros, en función de la temporada y tipo de suite.

Rojo sobre blanco Se creó en 1930 para facilitar la llegada de los esquiadores a la zona y es considerada la travesía más grandiosa del mundo. Adentrarse en los espectacu-

lares Alpes helvéticos durante un trayecto de 7 horas y 290 km constituye la finalidad del “expreso más lento del mundo”. Pero a nadie le importa su lentitud. Por el contrario, todos desearían que fuera más despacio para llenarse los ojos una y otra vez de esas vistas inolvidables, a través de sus amplios ventanales que llegan al techo. Impulsados por locomotoras de tracción eléctrica, los vagones rojos del Glacier Express atraviesan 91 túneles y 291 puentes en altitudes que sobrepasan los 2000 metros. Bajan desde Zermatt, al pie del Matterhorn, hasta St. Moritz, el más célebre centro de esquí de Suiza. Entre glaciares y el blanco inmaculado de las montañas, enlazan hermosas localidades como Brigg, Andermatt y Davos, y asombrosos valles como Ruinalta –trabajado por el río Vorderrhein, una de las fuentes del Rhin–, el Cantón del Valais y Albula. Además de complacer a la vista, en este tren el paladar también sale ganando, porque dispone de una buena oferta gastronómica. Los tickets oscilan entre los 200 y 400 euros.

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Los suntuosos trenes españoles Al Andalus es considerado uno de los trenes turísticos de lujo más importantes, donde se combina el arte de la década de los ’20 y el siglo XXI: los coches son joyas ferroviarias que fueron construidas para trasladar al Rey de Inglaterra hacia la Riviera Francesa. No se limita a hacer solo un recorrido, sino que también incluye tiempo libre, programas gastronómicos, visitas guiadas y actividades al sur de España. El expreso conecta Sevilla con destinos como la famosa mezquita islámica de Córdoba, el palacio de la Alhambra de Granada, la plaza de toros más antigua ubicada en Ronda y bodegas cercanas a Jerez de la Frontera. Dura 6 días y 5 noches, y sale alrededor de 3000 euros. Por su parte, la categoría de siete estrellas del veterano Transcantábrico garantiza una apuesta segura por el norte. Exponente de elegancia y confort desde sus orígenes, traslada al viajero a la época dorada del ferrocarril, sin dejar de lado las comodidades y atenciones del presente. Sus suites y salones remodelados y ambientados despliegan majestuosidad sobre las vías que atraviesan las comunidades gallega, asturiana, cantábrica, vasca y castellano-leonesa. Con paradas en Bilbao, Santander, Santillana, Llanes, Ribadesella, Oviedo y Gijón, el expreso parte de León y termina en Santiago de Compostela, o viceversa. Mientras permanece en cada estación, uno puede quedarse a bordo, sumarse a la excursión programada o salir a disfrutar de la localidad. Los precios varían de acuerdo a la opción elegida e incluyen alojamiento en Suite Estándar, platos a la carta, fiesta de gala,

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Cañón del Colca y Arequipa, Patrimonio Mundial de la Unesco.

India

recreación a bordo, entradas a sitios de interés, y descuentos en los traslados hasta el punto de inicio y el fin del circuito. La semana (8 días y 7 noches) cuesta 3500 euros, 5 días y 4 noches tienen un valor de 2000, y 4 días y 3 noches salen 1500.

El país andino en cámara lenta Existen distintas formas de llegar a Machu Picchu. Los 93 km en el Hiram Bingham es la opción predilecta de quienes buscan alcanzar el tesoro incaico en una experiencia sin igual. El ferrocarril –que lleva el nombre del explorador estadounidense que halló el sitio arqueológico– sale de lunes a sábado de la estación de Poroy en las afueras de Cusco y se desplaza por el Valle Sagrado hasta llegar a la antigua ciudad de los Incas. La magia queda asegurada a bordo de un servicio personalizado que cuida hasta el más mínimo detalle. Cuenta con solo cuatro vagones –dos de restaurante, uno de observatorio abierto y otro de cocina–, pero son suficientes para darles a los clientes lo que buscan. Inspi-

Los trenes de lujo ofrecen las mismas comodidades de un hotel. rado en el estilo Pullman de los años ’20, el Hiram Bingham está decorado con madera pulida y bronce. Entre delicias locales, lecciones sobre cómo preparar el tradicional cóctel pisco sour y cómodos sillones, explora el altiplano peruano con sus quebradas, asentamientos y aldeas de adobe en medio de abismos, ríos y bosques. Hay que ser paciente porque son 10 horas de viaje a una velocidad máxima de 35 km/h. Aun así, la recompensa vale la pena y es relativamente accesible: cuesta aproximadamente US$ 150 e incluye música en vivo, brunch, té de media tarde y cena gourmet. En 2017, la empresa lanzará un nuevo tren: Belmond Andean Explorer, que cubrirá el trayecto Cusco-lago Titicaca, atravesando las llanuras de los Andes, el

Una propuesta luxury que la India ofrece a viajeros sibaritas es el Palace on Wheels (palacio sobre ruedas), donde son atendidos como verdaderos marajás, cual si se tratara de un cuento de Las mil y una noches. Los 14 vagones dotados de fastuosos compartimentos ornamentados con la decoración autóctona y atendidos por mayordomos las 24 horas consiguen que uno se impregne de la mística cultura hindú, transformando al viaje en el propio destino. Cada habitación recibe el nombre de una región de Rajastán y dispone de camas individuales o dobles, tapices, pinturas y muebles de maderas nobles. Hay dos coches-comedor que brindan especialidades regionales y un amplio abanico de cocina internacional, un bar y amplios salones. Y, como si fuera poco, posee una biblioteca, una peluquería y un spa. Con la posibilidad de personalizar la experiencia, durante siete días el convoy hace la ruta Nueva Delhi-Agra y discurre por centros icónicos del norte, como Jaipur –capital de Rajastán, conocida como la Ciudad Rosa y la región de los tigres–, Udaipur –la ciudad de los lagos, llena de impresionantes templos y palacios como el Palacio del lago–, Jaisalmer –“La Ciudad Dorada”, con templos jainas e hinduistas–, Jodhpur –apodado “el gran desierto indio”– y el impactante Taj Mahal. En el precio del boleto están incluidas la ida y la vuelta, excursiones en elefante o camello, visitas a fortalezas y palacios, y las entradas a parques nacionales. El más económico sale US$ 6300 y el más caro, US$ 9500.


Turismo

Hacia las nubes y más allá El Tren del Cielo es otro infaltable. Inaugurado en 2006, es el más alto del mundo, gracias al paso de la cordillera Tanggula, a 5072 metros de altura, y es una de las principales vías de comunicación entre el deshabitado Himalaya y la población china. El peregrinaje de 4062 km y 48 horas comienza

en la estación central de la capital del país, Pekín, y concluye en la ciudad tibetana de Lhasa. Mientras avanza, arriba a puntos culminantes. Algunos de ellos son el río Chumaer –donde convergen las migraciones de antílopes del país– y el Lago Cuona –el más alto reservorio de agua dulce a nivel global. Por sus amplios escaparates desfilan panorámicas de cumbres nevadas y regiones polares, donde las temperaturas alcanzan los -45°C. Sin embargo, el frío queda en el olvido dentro del pomposo tren. El importe va desde US$ 60 hasta US$ 200, según sea asiento rígido o blando.

Por la Rusia profunda A diferencia de lo que se cree, el Transiberiano no es un único tren. El mítico convoy forma parte de la vasta red ferroviaria que va desde la Rusia europea hasta el Lejano Oriente, Mongolia y China. Existen varios ramales y se pueden combinar de acuerdo a

las zonas a visitar. El más popular para el extranjero, el Transiberiano propiamente dicho, es el Rossiya: abarca 9300 km entre Moscú y Vladivostok, atravesando gran parte de lo que fue la Rusia soviética. Con salidas cada dos días y asientos de tres clases, el periplo es uno de los más largos en tren: pasa por siete husos horarios, dura 6 días y se detiene en 90 estaciones. La enorme locomotora se toma su tiempo para cruzar la extensión, serpenteando por la historia de las ciudades rusas –como Ekaterinburg, donde fueron fusilados el zar Nicolás II y su familia en 1918–, Perm –puerta de entrada a los montes Urales–, el Lago Baikal –el más profundo del mundo– y la helada llanura siberiana. Una alternativa similar es el 100 099, que tarda 20 horas más y para en 120 estaciones. Aunque se puede viajar todo el año, es recomendable hacerlo entre mayo y septiembre, cuando las temperaturas son más altas y los días, más

largos. Resulta difícil dar una cifra estimativa porque depende del tren, la clase, el itinerario, la duración y la temporada, pero se pueden conseguir boletos desde 600 euros. Existe una versión de alta gama, el Golden Eagle Trans-Siberian Express, con servicio a bordo, excursiones y hoteles en los puntos de llegada. También hay trenes no regulares que salen como mucho una vez a la semana en temporada alta, destinados a turistas con alto poder adquisitivo. Para quienes planear ir, la página SEAT 61 contiene mucha información y datos útiles. Otros ramales famosos que terminan en China son el Transmanchuriano y el Transmongoliano. El primero sigue el mismo recorrido que el Transiberiano hasta Társkaya y continúa hasta finalizar en Pekín, pasando por la región de Manchuria. El segundo coincide con la traza del Transiberiano hasta Ulan Ude, cruza Mongolia y luego enfila hacia la capital china. T


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