Medioambiente - Redes para el acceso

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l último censo nacional evidencia que cerca del 17 por ciento de la población argentina no accede a agua potable, lo que equivale a 1.956.089 hogares. Una cifra que aumentó sensiblemente con respecto al censo de 2001, cuando los hogares sin acceso registrados fueron 1.545.668. No obstante, desde 2010, parece haberse incrementado aún más el número de personas que se ven privadas de este servicio sanitario básico y derecho inalienable, como lo considera las Naciones Unidas, contemplado en el séptimo punto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: el Plan Nacional de Agua Potable y Saneamiento (PNAPyS) –lanzado en 2016 por el Ministerio del Interior, con el que pretende que en 2019 todos los argentinos tengan agua y el 75 por ciento de los que viven en áreas urbanas gocen de redes cloacales– sostiene que un 20 por ciento de los habitantes son afectados por este faltante. El acceso desigual por regiones es uno de los mayores conflictos que afronta el país hoy. La situación más crítica es la del conurbano bonaerense, consigna PNAPyS, donde el déficit llega al 75 por ciento. Sobre este panorama, el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA) presentó en 2016 un informe en el que advierte que tres de cada 10 chicos que viven en Buenos Aires no tiene garantizado su derecho a agua segura.

Convertir lo inutilizable en un medio vital En este contexto, el sector privado y público se unen para articular iniciati-

vas conjuntas que apuntan a reducir la proporción de familias sin agua. Actualmente, AySA –que funciona bajo la órbita del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda– se concentra en dos iniciativas: un plan de obras y el saneamiento del Riachuelo. De las 355 obras que forman parte del primero y que implican una inversión superior a $ 54.000 millones, 21 se encuentran en proyecto; 62, en proceso de licitación; 14, contratadas; 191, en ejecución; y 67, finalizadas y aguardando su puesta en servicio, tal como indican desde la entidad. Del total, 37 entran en la categoría “grandes obras” (más de $ 39.000 millones + IVA) por tratarse de plantas potabilizadoras o de tratamiento, colectores y ampliaciones de estaciones elevadoras o de bombeo; mientras que las restantes 318 corresponden a redes primarias y secundarias de agua y cloacas (más de $ 15.000 millones + IVA), que prevén impactar a más de 1 millón de habitantes. En lo referente al Riachuelo, desde la empresa aseguran que llevan adelante “una de las apuestas más grandes de los últimos 60 años en materia de saneamiento, con un desembolso de US$ 1200 millones provenientes del

Los datos oficiales indican que el 17 por ciento de la población argentina carece de agua potable. En medio de esta situación alarmante, instituciones privadas y públicas promueven la colaboración con otros actores para garantizar el acceso a este derecho y recurso perecedero que –en pleno siglo XXI y con los avances científicos alcanzados– todavía le es negado a muchos.

Poder Ejecutivo nacional y un préstamo del Banco Mundial de US$ 840 millones, la cifra más significativa que otorgó para asuntos de este tipo en la región”. Se trata del Sistema Matanza-Riachuelo, con el cual AySA proyecta la mejora operativa del procedimiento. El mismo, que se encuentra un 25 por ciento avanzado y estaría listo en 2021, permitiría la expansión del servicio a zonas relegadas y redundaría en beneficios concretos en términos de salud pública y ambiental. ¿En qué consiste el proyecto? Incluye la construcción de 40 km de túneles que correrán por el margen izquierdo del río –interceptando efluentes y caudales de los pluviales y arroyos, desafectando estaciones de bombeo cloacal, aliviando a las cloacas máximas y aportando flexibilidad operativa– para terminar en la planta de tratamiento de efluentes Dock Sud. Los líquidos serán enviados a través de un emisario submarino que se adentrará en el río a lo largo de 12 km. Se espera que comiencen a construirse por estos días los primeros 100 metros de este último conducto. Una vez en funcionamiento, podrá tratar 2,1 millón de m³ diarios, lo que la compañía entiende como un beneficio para 4,3 millones de habitantes y la independencia del Sistema Berazategui y la extensión del sistema al sudoeste bonaerense hacia 1,5 millón

Por Agustina Devincenzi

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de personas. Por su parte, el porfolio de Basf –que adhirió al “Compromiso para el acceso a agua potable, saneamiento e higiene en el lugar de trabajo” de World Business Council for Sustainable Development (WBCSD)– ofrece su línea Soluciones para Agua, especialmente pensada para la purificación hídrica. “Somos proveedores de químicos que depuran el agua cruda utilizada en la producción de agua potable”, cuenta Ornella Nitardi, consultora de Sustentabilidad de América del Sur en la firma. Un ejemplo de dichas soluciones es la que apunta a transformar agua de mar en agua bebible. “Para 2025, se calcula que la mitad de la población mundial no tendrá acceso a agua limpia. Por eso, desarrollamos Sokalan Antiscalant, un dispersor de control de escala. En otras palabras, el equipo que desaliniza asegura el máximo rendimiento de agua dulce”, explica Nitardi.

El foco en los más desatendidos “Creemos que es un derecho humano, en tanto recurso fundamental para la vida, y lo garantizamos en comunidades donde se encuentra vulnerado”, afirma Nicolás Dobler, gerente de Sustentabilidad y RSE en Danone. Para ello, y a través del Programa Unidos por el Agua (UXA), Aguas Danone Argentina integra al Estado, el sector privado y la sociedad

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civil para diseñar e implementar medidas sostenibles de acceso a agua segura, con el fin de dinamizar las economías familiares, el desarrollo local y, en última instancia, la calidad de vida. En 2013, la Fundación Danone se sumó al plan Sedcero y abasteció a 104 familias en Morillo (Salta) con 52 obras –32 perforaciones y 20 pozos someros– que beneficiaron a más de 1500 personas. Con esta experiencia como puntapié, en 2015, la marca del grupo Villa del Sur ejecutó un nuevo proyecto: junto a otras ONGs, construyó 100 cisternas para la captación de agua de lluvia, facilitando la administración de este recurso vital en 11 comunidades de Tulumba Norte (Córdoba). “Además, generamos 16 puestos laborales, capacitamos a 15 constructores y a más de 60 pobladores, montamos huertas y aumentamos la cría animal”, recuerda aquella ocasión Dobler. Más tarde, acciones similares encabezadas por la firma tuvieron lugar en otras provincias. En relación a 2017, el directivo adelanta: “Nos proponemos llegar a Boquerón (Santiago del Estero) para ayudar a más de 2000 personas”. Asimismo, P&G reiteró su compromiso social con su programa Agua limpia para los niños, que aborda la necesidad de agua potable en distintas regiones y la atención ante situaciones de emergencia. Con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación como aliado, la acción se expande

por diferentes sitios del país y estima alcanzar más de 17 millones de litros de agua limpia donados. “Cooperamos con varias organizaciones –Fundación Pilares, Fundación Manos Abiertas, Asociación para el Desarrollo Sanitario Regional (Adesar), Fundación Nutrir Salta (Conin) y Pata Pila son algunas de ellas– en localidades bonaerenses como La Matanza, el distrito Puerta de Hierro en Ciudad Evita y la Villa 21-24 de Barracas; y otros lugares del interior como San Pedro Gutenberg (Córdoba) y Salta”, explica Cecilia Bauzá, gerente senior de Comunicaciones para la Argentina y Sustentabilidad en P&G América latina. Para esta iniciativa, la empresa desarrolló una tecnología en polvo presentada en sachets de 4 gramos, que potabiliza hasta 10 litros de agua contaminada en 30 minutos –equivalente al consumo promedio diario de una familia con cinco miembros–, eliminando suciedad, bacterias, virus, parásitos y metales como el arsénico. Según Bauzá, Agua limpia para los niños ya “transformó la vida de más de 10.000 argentinos”. De igual modo, el aporte de HSBC tiene que ver con su estrategia Water Programme, mediante la cual apoya el trabajo de tres ONGs locales. "En 2013, con Fundación Hábitat y Desarrollo instalamos filtros purificadores en 19 escuelas rurales bonaerenses, colaborando con 7100 alumnos y docentes, proyecto que se repitió lue-

go en 79 colegios y tuvo como resultado 21.620 beneficiarios”, asegura Gastón Corral, director de Sustentabilidad Corporativa de HSBC Argentina. Al año siguiente, HSBC y Fundación Cruzada Patagónica mejoraron el acceso en comunidades mapuches de Neuquén, con un fondo de US$ 150.020, y con Fundación Vida Silvestre protegieron vertientes naturales e instalaron pozos comunitarios en el marco de la conservación de la selva misionera, con una inversión de US$ 800.000. Por tercera vez consecutiva, este año Stella Artois y Water.org continuaron la campaña “Buy a Lady a Drink”, en la que Stella donó más de US$ 3 millones. Surgida en 2015 con el fin de proveer agua corriente antes de 2020 a más de 3,5 millones de personas en países en vías de desarrollo que varían año a año, lleva vendidas en la Argentina 56.000 copas, una edición limitada con diseños de artistas de Camboya, Brasil y Uganda, las naciones seleccionadas para 2017. Por cada copa vendida, Water.org brinda agua potable a una persona durante cinco años. Para mostrar el impacto de la campaña, se realizó un cortometraje basado en la historia de Elizabeth, una joven madre de Kapuonja del Norte, Kenia, quien recibió acceso a agua limpia gracias al programa y dejó de caminar hasta seis horas por día para recolectar agua para su familia. MA

de la población argentina no accede a agua potable, según el Plan Nacional de Agua Potable y Saneamiento (PNAPyS).

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