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La Estrella....................................................................................................................................... 185

35 LA FAMILIA NIMIEDAD

Ha ocurrido una danza nupcial lenta y graciosa, la hembra introdujo sus huevos ya fecundados en la bolsa abdominal del macho. Seguro estoy que nuestro Nimiedad no conoce el origen de ese simpático caballito de mar que anima su imprescindible gorra azul. El animal que se siente salpicado por el tejido que simula la mar, tampoco imagina la naturaleza del espécimen que ha ofrecido su maltrecha cabeza para exhibirse en el más perfecto hedonismo. Me contaba que su madre había fallecido recientemente y ya vivía de un disgusto en otro cada vez más grave, casi siempre provocados por las crisis irreversibles del Nimiedad Combatiente que en una de sus últimas apariciones en aquel patio, que se convertía en su campo de batalla preferido, no dejó a una sola Oca con vida. Fue toda una verdadera catástrofe familiar, ya que esos animalejos que llegaban a ser tan fieros y bulliciosos como un Mastín Napolitano, constituían el sustento alimentario para varios meses por su preciada carne que, dada las difíciles circunstancias, era usada racionalmente; es decir, con una oca bastaba para varias comidas, se hacía sopa, con la carne hervida se elaboraba una abundante masa para croquetas con el objetivo de satisfacer el apetito de los Nimiedad durante algunas jornadas.

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«La muerte de las Ocas» fue una escena conmovedora. La tierra y muchas plantas quedaron salpicadas por la sangre de esas aves; las plumas blancas teñidas por el mismo rojo intenso que provocó la fatiga de más de un Nimiedad, la belleza de aquellos cuellos quebrados por el arranque paranoico de ese viejo guiñapo que alguna vez fue soldado.

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