UNIVERSIDAD DE LAS AMÉRICAS

AGUIRRE ADRIANA
GUALOTUÑA BELÉN
PILAMUNGA NASHELY
RAMÍREZ
SAMUEZA DAYANA
Página4 Desarrollo psicológico
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Crecimiento Corporal y Cambios en el Cuerpo
Patrones y Problemas de Sueño
Página6 Desarrollo del cerebro
Habilidad motora
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Salud y seguridad
Desarrollo Cognitivo según Piaget
DESARROLLOCOGNOSCITIVOENFOQUEPIAGETANO:ELNIÑO PREOPERACONAL
La etapa preoperacional
Progresos en el Pensamiento Simbólico
Razonamiento Causal y Concepto de Identidad
LimitacionesdelPensamientoPreoperacional
Centración y egocentrismo
Dificultades con la concentración
Avances en la Teoría de la Mente
Procesos de Memoria y Desarrollo de la Función Ejecutiva
Factores Sociales y Culturales en el Desarrollo Cognitivo
Página14 Desarrollopsicosocialenlasegundainfancia
Desarrollo del lenguaje en preescolares
Vocabulario y gramática
Pragmática y habla social
Habla privada
Desarrollo lento del lenguaje
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Trastornos del lenguaje y factores de riesgo
Desarrollo de habilidades para la alfabetización
Influencia de los medios en el desarrollo cognitivo
Modelosdeenseñanzaenelpreescolar
Método Montessori
Método Reggio Emilia
Eldesarrollopsicosocialdurantelasegundainfancia
Autoconcepto y desarrollo cognitivo
Autoestima
Regulación emocional
Comprensión de las emociones
Comprensión de las emociones dirigidas hacia el Yo
Erikson: Iniciativa frente a Culpa
Género
Diferencias de género
Perspectivas sobre el desarrollo del Género
Juego
Niveles cognoscitivos del juego
Dimensión del juego
Género y juego
Cultura y juego
Disciplina y desarrollo de la conducta
Métodos de disciplinas
Estilo de crianza
Crianza y cultura
Desarrollo de la conducta prosocial
La agresión y sus variantes
Relaciones sociales
Amistades y juego
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Bibliografía
Durante la segunda infancia, los niños crecen y adelgazan rápidamente, aunque requieren menos horas de sueño y pueden presentar algunos problemas para dormir. En esta etapa, ganan destreza en habilidades motoras como correr, saltar, y lanzar, además de desarrollar habilidades manuales como atarse los zapatos y servir su propio cereal. La preferencia por una mano dominante también se vuelve más evidente alrededor de los tres años.
Entre los tres y seis años, el crecimiento es notorio en altura y peso, aunque más moderado que en etapas anteriores. A medida que sus músculos y huesos se fortalecen, el cuerpo adopta proporciones más parecidas a las de un adulto. Este proceso de desarrollo es coordinado por el cerebro y el sistema nervioso, lo que favorece el avance de las habilidades motrices gruesas y finas.
El sueño de los niños cambia en esta fase y, aunque los problemas son comunes, suelen ser pasajeros y relacionados con la conducta. Algunos niños pueden resistirse a dormir, tener terrores nocturnos o pesadillas, o incluso caminar o hablar dormidos. Estos problemas a veces reflejan estrés, ansiedad o patrones de sueño no saludables promovidos por los padres.
En estos años, el cerebro desarrolla con rapidez, especialmente en las áreas frontales responsables de la planificación y el establecimiento de metas. La densidad de sinapsis en la corteza prefrontal alcanza un punto máximo alrededor de los cuatro años. Además, el cuerpo calloso conecta los hemisferios cerebrales, mejorando la coordinación entre los sentidos y las habilidades de atención y comunicación.
Gracias al desarrollo de las áreas sensoriales y motoras de la corteza cerebral, los niños mejoran en habilidades motoras gruesas y finas, como correr, abotonarse la ropa y dibujar, lo que permite un mayor control de su propio cuidado.
Los niños de familias con menores ingresos tienen un mayor riesgo de obesidad. La desnutrición puede causar retrasos en el crecimiento y afecta su desarrollo físico general. La higiene bucal es importante, ya que el consumo excesivo de azúcares puede llevar a caries. Además, los accidentes en el hogar representan una causa común de lesiones y muertes en esta etapa, y los niños de familias con menos recursos enfrentan mayores riesgos de salud y exposición a ambientes poco saludables.
En esta etapa, según la teoría de Piaget, los niños están en la fase preoperacional, comenzando a comprender el mundo a través de sus sentidos y acciones, desarrollando habilidades motoras y comenzando a construir conceptos básicos.
Preoperacional
Jean Piaget describió la etapa preoperacional, que se extiende desde los dos hasta los siete años, como un período en el que los niños desarrollan una capacidad de pensamiento simbólico más avanzada, especialmente visible a través del uso del lenguaje. Sin embargo, los niños en esta etapa aún carecen de la capacidad para realizar operaciones mentales complejas y lógicas. Esta etapa se caracteriza por una combinación de avances notables y limitaciones en la forma en que los niños perciben y procesan la información.
PensamientoSimbólico
Desarrollo y Uso de la Función Simbólica.- La función simbólica es una habilidad crucial que permite a los niños representar mentalmente objetos y eventos, incluso en ausencia de estímulos inmediatos. Esta capacidad es esencial para el desarrollo del lenguaje y para actividades como el juego de simulación. Un ejemplo es cuando un niño recrea una acción que vio previamente, lo cual demuestra que ha retenido una imagen mental de dicha acción. El juego de simulación, en el que un objeto se utiliza para representar otro (por ejemplo, un control remoto como un te-
léfono), ilustra cómo los niños aplican la función simbólica en su vida diaria.
Comprensión de las Relaciones Espaciales.- En la segunda infancia, los niños desarrollan una comprensión más precisa de las relaciones espaciales, lo que les permite relacionar modelos, dibujos y mapas con los espacios reales. Alrededor de los cinco años, los niños pueden usar modelos a escala para identificar y localizar objetos en el mundo real, lo que refleja un avance significativo en su comprensión espacial.
RazonamientoCausaly ConceptodeIdentidad
Desarrollo del Pensamiento Causal.- Aunque Piaget sostenía que los niños preoperacionales no podían razonar lógicamente sobre la causalidad y que establecían conexiones transductivas, estudios más recientes han demostrado que pueden entender relaciones causaefecto cuando las situaciones se adaptan a su nivel de desarrollo. Por ejemplo, niños de cuatro años han mostrado que pueden comprender cómo ciertos cambios específicos afectan un resultado, lo cual sugiere un razonamiento causal más avanzado de lo que se pensaba.
Identidad y Categorización.- El desarrollo del concepto de identidad permite a los niños entender que los objetos y las personas mantienen su esencia a pesar de cambios superficiales. A los cuatro años, los niños son capaces de categorizar objetos usando múltiples criterios, lo que les ayuda a organizar su entorno de forma más ordenada y coherente. Sin embargo, aún pueden atribuir características de seres vivos a objetos inanimados, fenómeno conocido como animismo.
La centración es una característica del pensamiento preoperacional que se refiere a la tendencia de los niños a enfocarse en un solo aspecto de una situación, ignorando otros detalles. Esta limitación les impide comprender conceptos como la conservación de cantidad, donde no pue-
den considerar altura y ancho al mismo tiempo. El egocentrismo, otra característica clave, se traduce en la dificultad para ver el mundo desde la perspectiva de los demás. Piaget lo ilustró mediante la tarea de las tres montañas, donde los niños describían la escena desde su propio punto de vista sin considerar el de una muñeca en otra posición. Sin embargo, investigaciones posteriores han indicado que los niños pueden demostrar una comprensión de otras perspectivas en contextos más familiares.
La conservación, que implica entender que una cantidad permanece igual a pesar de los cambios de forma, es un concepto que los niños preoperacionales tienen problemas para comprender. Esta limitación se debe a la irreversibilidad, la incapacidad de revertir mentalmente un
a acción para entender que el estado inicial es el mismo que el actual. Los niños tienden a ver las transformaciones como estados independientes, sin reconocer la relación entre ellos.
Comprensión de los Pensamientos de Otros.- Entre los tres y cinco años, los niños desarrollan la capacidad de entender que otras personas tienen pensamientos, deseos y creencias que pueden ser diferentes a los suyos. Esta habilidad, conocida como teoría de la mente, permite a los niños anticipar y explicar comportamientos ajenos. Para los cuatro años, pueden reconocer que alguien más puede tener una creencia falsa, lo cual es un indicador clave de su desarrollo cognitivo en esta área
Creencias Falsas y Habilidades de Engaño.- El entendimiento de que las personas pueden albergar creencias falsas es fundamental para el desarrollo social y se relaciona con la capacidad de los niños para engañar. Esta habilidad, aunque no se considere moralmente positiva, refleja un avance en la comprensión de los estados mentales Los niños que demuestran una mayor comprensión de las creencias de los demás tienden a ser más hábiles al mentir y manipular situaciones para influir en las percepciones ajenas.
ProcesosdeMemoriay
DesarrollodelaFunción
Ejecutiva
eventos específicos y significativos de sus vidas. La interacción con los adultos y la participación activa en experiencias ayudan a estructurar y mantener estos recuerdos. La práctica de hablar sobre eventos pasados refuerza la capacidad de los niños para recordar y contar historias personales.
Memoria de Trabajo y Control
Cognitivo.- En la segunda infancia, la memoria de trabajo mejora considerablemente, permitiendo a los niños manejar más información y ejecutar tareas secuenciales con mayor eficiencia. Este avance contribuye al desarrollo de la función ejecutiva, que incluye el control consciente de pensamientos, emociones y acciones para alcanzar objetivos específicos La mejora en estas habilidades cognitivas se asocia con un mejor rendimiento académico y una mayor capacidad para resolver problemas.
Desarrollo de la Memoria
Autobiográfica.-Durante la segunda infancia, los niños empiezan a desarrollar una memoria autobiográfica más detallada, que consiste en recordar
CulturalesenelDesarrollo Cognitivo
Influencia del Entorno Familiar y Socioeconómico.- El desarrollo cognitivo en la segunda infancia se ve fuertemente influido por el entorno en el que los niños crecen. Las condiciones socioeconómicas, la calidad de las interacciones familiares y la disponibilidad de recursos educativos afectan la rapidez y profundidad del desarrollo de habilidades cognitivas. Los niños que viven en entornos enriquecedores y participan en actividades estimulantes, como juegos de simulación y lectura compartida, tienden a tener un desarrollo más robusto en su capacidad para entender y responder a los estados mentales de los demás. Por otro lado, aquellos que crecen en condiciones de desventaja enfrentan mayores retos en su proceso de aprendizaje y desarrollo social
Desarrollodellenguajeen preescolares
Entre los 3 y 6 años, los niños incrementan rápidamente su vocabulario, gramática y estructura de frases. A los 3 años manejan de 900 a 1,000 palabras, y a los 6 años pueden hablar alrededor de 2,600 y comprender más de 20,000, gracias a la habilidad del "mapeo rápido" que les permite aprender palabras nuevas con pocas repeticiones.
Vocabularioygramática
A los 3 años, los niños usan plurales, posesivos y distinguen pronombres. De los 4 a 5 años, sus oraciones se vuelven más complejas debido a la influencia de adultos y otros niños. Para los 5 a 7 años, su lenguaje se parece más al de los adultos, aunque aún cometen errores como la sobregeneralización de reglas gramaticales, lo cual es normal en esta etapa.
Los niños aprenden a ajustar s lenguaje según el contexto y persona con la que habla mostrando empatía y mejorando s capacidad de resolver conflicto verbalmente a los 5 años.
Según Vygotsky, el habla privada ayuda en el aprendizaje y la autorregulación.
Estudios confirman que esta práctica facilita tareas complejas, fomenta la creatividad y apoya el aprendizaje de habilidades como la memoria y la ortografía.
El caso de Einstein, quien comenzó a hablar tarde, sirve como ejemplo tranquilizador para padres de niños con un desarrollo más lento en esta área.
Alrededor del 11% de los niños de entre 3 y 6 años tienen problemas de comunicación, como dificultades de lenguaje y habla, debido a factores como problemas auditivos, anomalías faciales, nacimiento prematuro y antecedentes familiares. Aunque muchos niños superan estos retrasos a medida que crecen, algunos pueden enfrentar problemas cognitivos, sociales y emocionales si no reciben intervención
Desarrollode habilidadesparala alfabetización
Antes de aprender a leer, los niños deben adquirir ciertas habilidades básicas, conocidas como alfabetización emergente. Estas habilidades incluyen la capacidad de hablar y reconocer sonidos. Las interacciones enriquecedoras en casa y en entornos escolares contribuyen al desarrollo de estas habilidades, y leerles frecuentemente fomenta su interés en la lectura y el conocimiento de las convenciones de la escritura.
Los niños en edad preescolar pueden copiar conductas observadas en la televisión. No obstante, una exposición prolongada, en especial a programas inapropiados o de ritmo rápido, puede afectar su desarrollo cognitivo y rendimiento escolar. Programas educativos, como Plaza Sésamo, han mostrado ser beneficiosos para el desarrollo cognitivo y de habilidades de alfabetización La American Academy of Pediatrics sugiere limitar el tiempo de pantalla y supervisar el contenido educativo que ven
Influenciadelosmedioseneldesarrollocognitivo
Las estrategias de enseñanza en el preescolar pueden orientarse hacia logros académicos o hacia el desarrollo emocional y social. Dos enfoques relevantes son los métodos Montessori y Reggio Emilia.
MétodoMontessori
Promueve el aprendizaje independiente y a ritmo propio, con los maestros como guías en un ambiente tranquilo y ordenado, lo cual favorece el desarrollo de habilidades en lectura y matemáticas.
Se centra en que los maestros apoyen la exploración y expresión creativa de los intereses de los niños en un entorno organizado y acogedor.
Este proceso de desarrollo psicosocial es crucial para que los niños se adapten y establezcan relaciones saludables con los demás Incluye varios factores esenciales en el crecimiento de los niños, como el autoconcepto, la autoestima, la regulación emocional y las interacciones sociales.
Con el tiempo, los niños modifican su forma de describirse a sí mismos A los 4 años, se enfocan en aspectos específicos como sus habilidades y objetos A medida que crecen, hacia los 7 años, su descripción se vuelve más general y comienzan a reconocer emociones contradictorias, logrando una visión más equilibrada de sí mismos. Además, la cultura influye en cómo los niños se perciben, ya que las culturas individualistas valoran la autonomía, mientras que las colectivistas priorizan la armonía y las conexiones sociales.
La autoestima de los niños pequeños suele estar inflada y es vista de forma unidimensional, a menudo impulsada por comentarios positivos de los adultos. Con el tiempo, esta percepción se vuelve más realista. Los elogios que se enfocan en el esfuerzo en lugar de las habilidades innatas fomentan una autoestima más sólida y resiliente, promoviendo la perseverancia y el desarrollo de nuevas habilidades.
Durante esta etapa, los niños desarrollan la capacidad para comprender y controlar sus emociones Aprenden a manejar sus reacciones emocionales para cumplir con las expectativas sociales. Además, la cultura influye en cómo los niños expresan sus emociones, ya que las normas culturales varían sobre la manifestación de sentimientos según el contexto social
Se desarrolla de forma progresiva y compleja en los niños Alrededor de los cinco años, los niños empiezan a comprender las emociones de manera superficial, asociando estados emocionales básicos con expresiones faciales y contextos específicos Hacia los siete años, esta comprensión se amplía y los niños son capaces de entender que las emociones están relacionadas con pensamientos y creencias personales. Alrededor de los nueve años, los niños alcanzan una comprensión más profunda, considerando perspectivas múltiples y la posibilidad de emociones contradictorias.
Las emociones sociales, como el orgullo, la vergüenza y la culpa, se desarrollan cuando los niños adquieren una autoconciencia y empiezan a considerar las normas y expectativas sociales. Esta clase de emociones permite que los niños reconozcan el impacto de sus acciones en los demás y ajusten su conducta en consecuencia Hacia los cuatro o cinco años, los niños muestran una progresión en su capacidad de entender cómo sus padres y ellos mismos se sienten en diferentes situaciones, y entre los siete y ocho años, desarrollan un entendimiento de estas emociones independientemente de si alguien los observa
Los niños, donde desarrollan la confianza para probar nuevas habilidades y alcanzar metas, enfrentándose al mismo tiempo al temor de hacer algo incorrecto Este equilibrio entre la iniciativa y la culpa permite a los niños formar una orientación hacia metas claras y un sentido de propósito, promoviendo un desarrollo emocional y social saludable.
La identidad de género, o conciencia de ser masculino o femenino, es fundamental en el desarrollo de la autopercepción en los niños La formación de esta identidad influye en su manera de relacionarse con el mundo y sus comportamientos
Existen diferencias entre niños y niñas en áreas físicas y psicológicas, aunque son menos notables en la infancia temprana Con el tiempo, los roles de género influencian las actividades de juego, la preferencia de juguetes y algunas habilidades cognitivas específicas
Enfoque Biológico: Atribuye las diferencias de género a factores hormonales y genéticos, considerando que ciertas características son innatas.
Enfoque Evolutivo: Argumenta que las conductas de género son el resultado de procesos evolutivos que han favorecido la supervivencia y la reproducción
Enfoque Psicoanalítico: Los niños desarrollan su identidad de género a través de la identificación con el progenitor del mismo sexo.
Enfoque Cognoscitivo: Basado en tres teorías: Teoría de Kohlberg: Los niños desarrollan su identidad de género al observar y comprender las conductas asociadas con su género.
Teoría del esquema de género: La cultura influye en la visión que los niños tienen del género, y estos adaptan sus comportamientos a lo que consideran propio de su género
2. Teoría cognoscitiva social de Albert Bandura: Los niños aprenden roles de género a través de la imitación y el refuerzo social. Las conductas acordes con el género son premiadas, moldeando así su autoconcepto y preferencia de género.
El juego cumple una función esencial en el desarrollo infantil, ya que permite a los niños explorar diferentes roles, mejorar sus habilidades de interacción social y desarrollar la creatividad, así como también contribuye a la maduración cognitiva y emocional. A través del juego, los niños también aprenden a resolver problemas y a comprender las emociones de los demás, lo cual fortalece su empatía y capacidad de socialización.
Juego funcional o locomotriz: Surge en la infancia y consiste en movimientos repetitivos de los músculos grandes, como rodar una pelota
Juego constructivo: Involucra la creación de objetos o estructuras, como construir con bloques o dibujar.
Juego dramático o de simulación: Incluye roles imaginarios, objetos ficticios y escenarios inventados. Este tipo de juego favorece habilidades cognitivas avanzadas, como el pensamiento abstracto, la teoría de la mente y la competencia social y lingüística
Según Mildred B. Parten, la dimensión social del juego muestra una progresión hacia formas más interactivas y cooperativas a medida que los niños crecen Aunque Parten consideraba que el juego no social era menos maduro, investigaciones actuales revelan que puede ser una preferencia personal y no necesariamente un indicador de problemas sociales o psicológicos. De hecho, muchos niños que prefieren jugar solos son tan social y cognitivamente competentes como sus pares
El juego reticente, combina las categorías "desocupada" y "espectadora," suele estar asociado con timidez y puede ser una etapa transitoria hacia el juego grupal. Estudios demuestran que esta conducta generalmente disminuye con el tiempo y no implica dificultades permanentes en las relaciones sociales
Por otro lado, el juego dramático se vuelve más social en los años preescolares y fomenta habilidades como la resolución de problemas, la planificación, y la comprensión de perspectivas ajenas Los compañeros imaginarios, comunes entre los niños sin hermanos y especialmente entre las niñas, potencian la imaginación, la cooperación, y habilidades relacionadas con la teoría de la mente y la comprensión emocional. Este tipo de juego también mejora la memoria de trabajo, el control de atención y las narraciones personales, subrayando su papel en el desarrollo cognitivo y socioemocional
Desde la etapa preescolar, los niños tienden a agruparse y a jugar en función de su género, eligiendo actividades que son culturalmente consideradas apropiadas para cada género. Mientras que los niños prefieren juegos que impliquen actividad física y competitividad, las niñas optan más por juegos de roles y juegos simbólicos. Estas preferencias también son influenciadas por la familia y la sociedad, que modelan las expectativas de género desde edades tempranas.
Las percepciones culturales sobre el valor del juego varían significativamente entre sociedades En culturas occidentales, el juego libre es visto como esencial para el desarrollo infantil, mientras que en algunas culturas asiáticas, el juego suele tener un valor menor en comparación con las actividades académicas. La cultura no solo influye en las actitudes hacia el juego, sino también en los tipos de juego que se practican y en las interacciones sociales que surgen durante el juego, impactando el desarrollo social y emocional de los niños.
Incluye el reforzamiento positivo (recompensar la conducta deseable) como el castigo (reducir comportamientos indeseados).
El reforzamiento positivo ayuda a los niños internalizar la conducta deseada, mientras que el castigo puede tener efectos negativos si se aplica con frecuencia, ya que los niños tienden a volverse más agresivos o impulsivos.
El castigo corporal es común en muchas culturas y aunque se cree eficaz, se ha comprobado que es contraproducente y se asocia con problemas de salud mental y comportamientos antisociales en la vida adulta.
Técnicas inductivas (como razonar y mostrar empatía) son más efectivas para promover la empatía y el autocontrol en los niños, los motivan a considerar el impacto de sus acciones en otros.
La afirmación del poder (uso de autoridad) y el retiro de amor (mostrar desagrado) pueden ser menos efectivas y dañinas a largo plazo, ya que no fomentan la internalización de normas.
El retiro de privilegios puede ayudar a los niños a entender las consecuencias de sus acciones, se recomienda usarlo con explicaciones claras.
Diana Baumrind
Autoritario: obediencia y el control, se asocia con niños retraídos y desconfiados
Permisivo: Da prioridad a la autoexpresión y libertad (en niños con menos autocontrol y propensos a la inmadurez).
Autoritativo: Combina firmeza con aceptación, asociado a niños más seguros, felices y curiosos.
Negligente: padres que descuidan las necesidades de sus hijos y se ha relacionado con problemas de conducta en la niñez y adolescencia. El estilo autoritativo fomenta habilidades sociales y autoestima en los niños, quienes aprenden a equilibrar la libertad con la responsabilidad.
valores culturales influyen en cómo los niños perciben los métodos de crianza. La crianza autoritaria es menos perjudicial en culturas donde se valora la obediencia y el respeto a la autoridad, como en comunidades asiáticas y latinas, en comparación con contextos donde la autonomía es más valorada, como en culturas estadounidenses.
Las prácticas de crianza se adaptan a las normas culturales y sociales; la firmeza y el control en familias asiáticas suelen estar acompañados de apoyo emocional, lo que les confiere un efecto positivo en el desarrollo de los niños.
Desarrollodelaconductaprosocial
Desde temprana edad, los niños muestran comportamientos altruistas y prosociales, motivados tanto por predisposiciones genéticas como por influencias ambientales.
Los padres que emplean estrategias disciplinarias positivas y muestran comportamientos prosociales influyen en que sus hijos desarrollen valores de cooperación y empatía.
La agresión instrumental es común en los niños pequeños y suele manifestarse como un medio para lograr una meta (como apropiarse de un juguete). A medida que los niños crecen, esta agresión tiende a volverse verbal en lugar de física.
Existe una diferencia de género en la expresión de la agresividad: los niños tienden a mostrar agresión física y abierta, mientras que las niñas son más propensas a usar la agresión relacional (dañar relaciones o reputaciones).
La agresividad se ve influida por factores genéticos y ambientales, como el temperamento, el estilo de crianza y el entorno social.
Las relaciones entre hermanos son las primeras interacciones sociales significativas para los niños. Aunque surgen conflictos, estas disputas son oportunidades para el desarrollo social, pues enseñan a negociar y resolver desacuerdos.
Los hermanos mayores tienen una influencia formativa, tanto en el aspecto positivo como negativo, sobre los menores, quienes tienden a imitarlos.
Los hijos únicos no muestran desventajas en su desarrollo social o emocional y, de hecho, presentan un desempeño ligeramente superior en algunas áreas.
Desde temprana edad, los niños establecen amistades, permitiéndoles practicar habilidades sociales y aprender sobre el respeto mutuo y la resolución de conflictos. Los niños buscan amigos con características similares a las suyas y con quienes tengan experiencias positivas. Los compañeros prosociales son más aceptados que aquellos con conductas agresivas o di ti
Papalia. D., & Martorell, G. 2021. Segunda infancia.
Desarrollo Humano. 14va Edición. Pp. 192 - 255