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El melasma presenta una importante carga emocional
Por ende, esta situación es como un espejo que se da cuando se relaciona la piel con el cerebro. Por lo tanto, problemas en la piel, como el acné, o la psoriasis, que comprometen la autoimagen, pueden acabar produciendo tristeza o depresión, ¡y viceversa! La piel es un reflejo de nuestra salud física y mental interna que al mejorar nuestros hábitos de vida y favorecer el contacto social, nos favorecerá para hacer frente a la enfermedad y cuidar de nuestro aspecto.
Diversos estudios han demostrado que el 80% de los trastornos de la piel tiene un origen psicosomático. Sin importar la lesión cutánea, esta tiene una causa química o física. Por lo tanto, la piel es como una especie de termostato de nuestras emociones, pues reacciones cutáneas como sudor excesivo, palidez, rojeces o urticaria no son más que indicadores de ansiedad, miedo, angustia o tensión.
Por lo tanto, nuestro cuerpo expresa las emociones que estamos sintiendo, afectando de lleno nuestra vida diaria. Por ello, es importante saber que son y aprender, sobre todo, a manejarlas para permitir que tengamos mejores relaciones con los demás como por ejemplo en problemas laborales, pérdidas de algún ser querido, ansiedad en cualquier contexto o cualquier tipo de enfrentamiento agresivo no deseado.
Varias investigaciones han demostrado que el melasma afecta negativamente la calidad de vida de los hombres y mujeres, que a menudo empeora y presenta mayor depresión en los meses de primavera y verano. También se ha podido comprobar que en la mayor parte de ciertos pacientes se vio afectada la calidad de vida en forma moderada, lo cual incrementa en problemas en su vida de relación a nivel pareja, familiar, laboral y social como se mencionó anteriormente. Este problema se ha considerado cosmético ya que afecta la cara y, aunque no es un problema que ponga en riesgo la salud, se ha comprobado que tiene impacto negativo sobre la calidad de vida, afectando la autoestima y provocando trastornos psicológicos como el de la percepción corporal.
Es fundamental tener un equilibrio mental y corporal para tener una buena salud. Por lo mismo, si lo conseguimos tendremos una inteligencia emocional que nos va a permitir estar conscientes de, tanto nuestros sentimientos, como de nuestro comportamiento en general en todo momento y consecuentemente mejorando la calidad de nuestra piel.
Por:
Dr. Estuardo Cifuentes Montenegro Ginecólogo- Obstetra @ginecologoobstetra www.doccifuentes.com
El embarazo es una etapa que produce una serie de cambios en el cuerpo de la mujer, incluyendo la piel. Por lo tanto, es muy importante su cuidado.
El melasma es una hiperpigmentación color café claro a oscuro, crónica y recidivante, con notable predominio en el sexo femenino, por lo mismo que vemos su aumento durante el embarazo.
Más de la mitad de las mujeres en estado de gestación, llegan a desarrollar cambios de pigmentación en la piel y esto se debe por cambios producidos a nivel hormonal en la mujer embarazada que afecta los melanocitos (células encargadas del pigmento de la piel). Este estímulo es dado por la hormona melanocito estimulante (MSH).
El melasma depende del tipo de piel de cada persona (mayor incidencia en fototipos III, IV melano competentes y V, en síntesis), las mujeres de piel más oscura se ven más acentuado que en pacientes de piel más blanca. Las áreas del cuerpo dónde se ven más enfáticos esos cambios son: en la cara o bien, conocida como “mascarilla del embarazo” o cloasma (frente, pómulos, alerones de la nariz y labio superior), en las mamas, en la areola, pezón, y en la línea media del abdomen (línea alba) que puede contornear el ombligo y en los genitales externos. En el embarazo, el cuadro clínico se desarrolla durante el segundo y tercer trimestre, por eso la importancia de evitar los rayos UV generados por la exposición al sol.