El debate de los DEBATES 2008

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El debate de los DEBATES2008 Espa単a

EE UU


El debate de los Debates Espa単a y EE UU 2008


Con el apoyo del Ministerio de Cultura

El debate de los Debates España y EE UU 2008

Edición 2009 © Àmbit Servicios Editoriales © de los textos: los autores © de las fotografias: Academia de Televisión y Agencia EFE Creación y realización: Àmbit Servicios Editoriales, SA Balmes, 195 7º 1ª - Tel. 93 488 01 50 08006 Barcelona ambiteditorial@terra.es ISBN: 978-84-96645-02-8 Depósito Legal: B-9229-2009 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.


“Menos mal que estaba la Academia, porque si no nos obligábais a nosotros a indisponernos con cuatro televisiones al mismo tiempo” José Luis Rodríguez Zapatero (Candidato PSOE a la Presidencia del Gobierno Elecciones 2008)

“Qué suerte que hayamos encontrado una fórmula en la cual, haciéndolo para todos, lo haya podido hacer todo el mundo que ha querido” Mariano Rajoy (Candidato PP a la Presidencia del Gobierno Elecciones 2008)

Declaraciones realizadas durante los Debates Electorales 2008


EDITA

LA ACADEMIA DE LAS CIENCIAS Y LAS ARTES DE TELEVISIÓN

CONSEJO

AUTORES

TVE

José Blanco

Antena 3 Cuatro

JUNTA DIRECTIVA

laSexta

Manuel Campo Vidal

Sogecable

Pepe Carbajo

Pío García-Escudero Márquez Olga Viza Julián Santamaría Alan Schroeder

Productor y Vicepresidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión

Ricardo Vaca

Manuel Campo Vidal

Concha García Campoy Pepe Quílez

Fernando Navarrete

Ens Públic Corporació Catalana de

Daniel Ureña

Antonio Ramírez

Rádio i Televisió (TV3)

Martí Anglada

José Luis Campos

Televisión de Galicia (TVG)

Eduardo Stern

Pepe Carbajo 15 Apertura

Telebista (EITB)

Concha García Campoy

13 Prólogo

Carlos Malo de Molina

Radio Televisión Vasca Euskal Irrati

Tacho de la Calle

ÍNDICE

Presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

Luis Arroyo

23 Debates electorales para más democracia

Indira García

Pío García-Escudero Márquez

Canal Sur

María Gallego Reguera

Coordinador PP Campaña Elecciones Generales 2008

Jesús Glück

Aragón Televisión

Francesca (Xesca) Vidal

29 Dejar la silla vacía nunca más será rentable

Carles Marín

Telemadrid

Alejandra Cuétara

José Blanco

Mariela Gómez Ponce

Coordinador PSOE Campaña Elecciones Generales 2008

Televisión Autonómica de Canarias

Rosa Díez Urrestarazu

Castilla- La Mancha Televisión

Sara Pulido García

35 El reto en los debates cara a cara

Pilar Socorro Rafael García Loza

Ens Públic Radiotelevisió Valenciana

Pastor Lorenzo Sola

(Canal 9)

Ángel Blanco

Ana Rodríguez Martín Paco López Bello

Esperanza Martín Rafael García Mediano Carme Basté Anxo Quintanilla

Alejandro Salgado Rafaela Almeida Daniel Rodríguez

Radio Televisió de les Illes Balears

Pilar Socorro

(IB3)

Mamen Mendizábal García

Canal 7 Región de Murcia Ente Público de Comunicación del Principado de Asturias (RTPA)

CAJASOL MAPFRE RENFE

43 Debates televisados Pepe Quílez

Periodista y Director de Aragón Televisión 47 Los debates como género informativo en televisión

Elsa Moya de la Llave

Mariela Gómez Ponce

Pepe Carbajo Manuel Campo Vidal

Doctora en Ciencias de la Información y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya 53 Más allá de las palabras Rosa Díez Urrestarazu

Editores (SGAE)

PATRONATO

Doctora en Comunicación Audiovisual y Directora General de Asesoría Ciudadana

Carmen Pérez

Sociedad General de Autores y

Ono

Francesca (Xesca) Vidal

Coordinadora María Gallego Reguera

Profesora de Lenguajes Audiovisuales en la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad Deusto y redactora de los Servicios Informativos de Euskal Telebista 57 Una tele, un voto (o cuando los políticos se sientan en el sofá del entretenimiento televisivo) Alejandro Salgado

Profesor de Televisión y Subdirector del Máster de Guión de la Universidad Pontificia de Salamanca

ORANGE

67 La televisión y el discurso político

DAHLIA TV

Alejandra Cuétara

ALASKA PRODUCCIONES

Economista y Diputada del Partido Popular 71 DESIDERÁTUM Manuel Campo Vidal

Presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión


LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN EE UU

EL DEBATE EN ESPAÑA DESDE DENTRO

79 Debates presidenciales en España y EE UU: Similitudes y diferencias

133 Debates de infarto

Alan Schroeder

Concha García Campoy

Profesor Asociado de la Escuela de Periodismo de la Northeastern University (Boston) y autor de “Presidential Debates: 50 Years of High-Risk TV” (Columbia University Press)

Periodista y Portavoz de la Junta Directiva de la Academia de Televisión 139 Un debate transparente

85 Duelo por la Casa Blanca

María Gallego Reguera

Indira García

Periodista y Experta en Comunicación Institucional

Jefa de Internacional de Antena 3 Televisión

147 Repercusión internacional de los debates españoles 2008

89 En directo desde EE UU

Sara Pulido García

Mamen Mendizábal García

Periodista y Jefa de Prensa de la Academia de Televisión

Presentadora laSextaINoticias

159 Análisis de la difusión online: el debate de los Debates

93 ¿Por qué emitir los debates electorales de EE UU en España?

Rafaela Almeida

Carmen Pérez

Corresponsal de Internacional de Cuatro y CNN+ y Máster en Ciencias Políticas en la Universidad de California (Los Ángeles) 97 Estrategias para la videopolítica

Dircom y Experta en Marketing 163 En España los debates empiezan antes Daniel Rodríguez

Periodista y Director de 6W Comunicación

Daniel Ureña

169 Una Academia de prestigio

Analista del periódico ABC y Socio Director de Mas Consulting Group

Pilar Socorro

101 Cuatro apuntes para dos debates Martí Anglada

Jefe Internacional TV3 y Ex corresponsal en EE UU 105 La comunicación no verbal, un doble reto para los candidatos Francesca (Xesca) Vidal

Doctora en Comunicación Audiovisual y Directora General de Asesoría Ciudadana

Periodista y miembro de la Junta Directiva de la Academia de Televisión 173 Que no pasen 15 años Olga Viza

Periodista y moderadora del segundo Debate Electoral 2008 BREVE HISTORIA DE LOS DEBATES PRESIDENCIALES EN ESPAÑA 181 Los primeros debates electorales en España

111 Un decálogo sobre los debates

María Gallego Reguera

Luis Arroyo

Periodista y Experta en Comunicación Institucional

Presidente de Asesores de Comunicación Pública 115 Una sociedad televisiva Ricardo Vaca

Presidente de Barlovento Comunicación 119 Obama ganará Carlos Malo de Molina

Presidente de Sigma Dos

Una crónica de los debates 2008 entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy 189 UN DEBATE PARA LA HISTORIA DE LA TELEVISIÓN 25 DE FEBRERO DE 2008 Sara Pulido García

Periodista y Jefa de Prensa de la Academia de Televisión 195 OLGA VIZA MODERÓ EL DEBATE FINAL ENTRE LOS CANDIDATOS A LA PRESIDENCIA

EL 3 DE MARZO DE 2008

María Gallego Reguera

125 Visión comparativa con Estados Unidos

Periodista y Experta en Comunicación Institucional

Julián Santamaría

201 Cómo se organiza un debate electoral en un tiempo récord

Catedrático de Ciencia Política y Ex embajador de España en EE UU

Elsa Moya de la Llave

Periodista de la Academia de Televisión 217 El debate en imágenes


PRÓLOGO Pepe Carbajo

Productor y Vicepresidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión

La Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión ha querido editar este libro que lleva como título El debate de los Debates. España y Estados Unidos, 2008 en un afán de explicar y dar a conocer a toda la sociedad su labor como Institución. Desde el principio de nuestra andadura, la Junta Directiva que regimos ahora esta Academia, hemos pasado por un período que llamamos de “Refundación”. Después de este período, llamémoslo de prueba, esta Academia se debate ya en un marco interno y de reflexión sobre nuestras propias acciones y, sobre todo, en el marco que nos ampara, que es el de la televisión. Como representante de la Junta Directiva, os doy las gracias a todos los que habéis participado en esta obra porque entiendo que compartís, de alguna manera, nuestras inquietudes y camináis junto a nosotros y a la Academia de Televisión para una mejor realización y encuentro con nuestros intereses. Creo que lo que ha ocurrido en nuestro país es un fenómeno de una gran trascendencia que será difícil que se repita. Partimos de una situación en la que los dos candidatos a la Presidencia del Gobierno no tenían todo el “aplauso” de los votantes. La pasada legislatura se puede calificar como de todo menos brillante. Esta crispación dejó un mal sabor al votante de a pie. 13


Sin embargo, durante los días previos al debate, se fraguó el fenómeno de la puesta en escena por parte de la Academia de Televisión. La prensa alimentó este fenómeno, gracias a que siguió, día a día, el montaje del debate. El más ínfimo detalle de la organización se convirtió en objeto de curiosidad. Además, la polémica surgía de cualquier aspecto: la altura de las sillas, la configuración del escenario, la expectación de los debatientes o la presencia de los dos cronometradores de baloncesto. Un tema muy polémico, el de los 21º de temperatura constante en el plató, surgió como consecuencia del debate en Francia de Sarkozy. El presidente francés, por lo visto, suda mucho en cuanto sube la temperatura ambiental y no queríamos que una situación similar se produjera en nuestros debates. Todas estas circunstancias dieron como resultado que el debate se convirtiera en una olla mediática. Una olla con la que, con un buen fuego alimentado por la Academia y bien cocinada por los medios de comunicación, se preparó esa buena mezcla que tan buen sabor de boca nos dejó en los debates de 2008.

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APERTURA Manuel Campo Vidal
 Presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión

Esta publicación titulada El debate de los Debates. España y Estados Unidos, 2008 no tiene como objetivo plantear que “podemos hacer un debate distinto”, sino analizar lo sucedido en los debates españoles y americanos en la campaña electoral de 2008. En primer lugar, me gustaría destacar que con los debates electorales ganó la ciudadanía, que deseaba ese cara a cara. De lo contrario, los programas no hubieran tenido trece millones de espectadores en España. Por tanto, ganó la ciudadanía y ganó la democracia. Pero debemos decir también desde la Academia de Televisión que con los debates gana la televisión como medio, esa televisión tan denostada, la televisión que supuestamente está perdiendo credibilidad. La televisión se convirtió en el centro en el que se produjo ese gran acontecimiento que todos esperaban. Lo corrobora la lista de los 450 periodistas acreditados, en la que había profesionales del mundo digital, de la prensa, de la radio, de televisiones tanto nacionales como internacionales. Es decir, la televisión se ha convertido con los debates en el centro neurálgico de la comunicación en un programa de prestigio. Por lo tanto, primero, gana la ciudadanía; segundo, gana la televisión; tercero, ganan todas las televisiones que lo emiten. Y quienes no lo hicieron estaban perfectamente en su derecho de tomar esa opción. La ventaja de una señal neutral, como la que organizó la Academia, 15


abierta para todos, es que no había ninguna distinción entre televisiones públicas y privadas. Recordad que la negociación se encalló porque unos querían que el debate se hiciera en TVE, otros no, porque era pública, otros no sólo en las privadas… Superamos lo de pública o privada. Tecnológicamente superamos lo de analógica o digital. Superamos el si debía ser a escala nacional o autonómica. Incluso lo de si autonómica o local. Todo eso se superó, todas las televisiones que quisieron lo emitieron. Y eso, creo que tiene un valor muy importante. A partir de ahí, el mercado quedó abierto: cada uno utilizó el debate en su televisión como pudo o supo y fue muy importante el momento procesal en que tomó la decisión, horas o días antes del gran acontecimiento. Pondré algunos ejemplos. Televisión Española, que estaba fuera de la jugada, de pronto, a través de la Academia de Televisión, consiguió el debate. En ese momento lo vio claro y empezó a insertar anuncios en los periódicos, a hacer promociones internas en su pantalla y a dedicar espacios en Informe Semanal y los Telediarios para hablar del debate. Creo que me entrevistaron tres semanas seguidas en Informe Semanal: la primera para hablar de los debates del 93, la siguiente para ver cómo se habían negociado, y la tercera para ver cómo iba la preparación. Ellos hicieron suyo el debate. Otros, quizás, tardaron más en entrar, pero finalmente lo hicieron suyo, y a todos los que lo emitieron les fue muy bien en audiencia. Otros, como Antena 3 Televisión o Telecinco, habían decidido no emitirlo. Hay que respetar, como no podía ser menos, la decisión de sus directivos. En resumen, ganó la ciudadanía, ganó la televisión, ganaron todas las televisiones y debo añadir que ganó, obviamente, la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión. Somos conscientes de que en los once años de vida de esta Institución hay un antes y un después de los Debates. Somos conscientes de que ahora no solamente respondemos ante los mil académicos y ante las televisiones, sino que, de algún modo, respondemos ante la ciudadanía porque se introdujo un elemento que me parece fundamental y que quiero destacar: fue una organización de la sociedad civil, en este caso 16

la Academia de Televisión, la que organizó este debate. Dos instituciones del mundo institucional, el PSOE y el PP, conceden la responsabilidad de la organización de los debates a una entidad de la sociedad civil. Eso, a mi juicio, es un cambio realmente importante, es un reto arriesgado al que nosotros podíamos responder. Y no solamente se respondió bien, sino que, además, debemos saber responder en el futuro y hacer las transformaciones como institución que sean necesarias en nuestra entidad para dar respuesta a esa expectativa. Seamos claros: la Academia de Televisión pudo hacer esto gracias a que hay mucho talento entre los académicos. No hay ninguna institución en España que en doce días sea capaz de poner en marcha unos debates con tantas exigencias y detalles en unos platós tan complicados, sin que fallara nada, y, además, partiendo de cero. Recuerdo que en mis conversaciones, a veces no fáciles, con algunos directivos de televisión me decían: “Venid a nuestros estudios”. Me lo propuso Maurizio Carlotti, lo hablé con Luis Fernández, con otros... Y tenían razón. Hubiera sido más sencillo. Pero nosotros teníamos el compromiso de hacerlo desde la neutralidad. ¿Qué quiere decir eso? Neutralidad no quiere decir que los presentadores fueran neutrales. Cualquiera hubiera sido neutral en cualquier cadena. En una circunstancia como ésta, si se tiene la inmensa suerte de moderar un debate, ir allí a ponerse a favor de Rajoy o a favor de Zapatero es absurdo. Eso estaba fuera de toda duda, lo hubiera hecho quien lo hubiera hecho. Si alguien tiene credibilidad, ese día la pierde de por vida. Neutralidad quería decir neutralidad de la “mosca”. Quería decir que si nosotros se lo encargábamos a Ana Blanco veríamos La 1 de TVE. Si lo hacía Matías Prats veríamos Antena 3 Televisión. Si lo hacía Piqueras, Telecinco. Tenían que ser moderadores “en tránsito”, periodistas que estuvieran haciendo otro tipo de cosas, pero que lo supieran hacer o que lo hubieran hecho antes. Y desde luego, que ofrecieran esa imagen de neutralidad de cadena, que nadie los identificara con un canal. Por eso era tan complejo. Luego venía la fábrica. Sinceramente, no sufrí demasiado por el asun17


to crucial de la fábrica. No sufrí porque estaban los productores ejecutivos Pepe Carbajo y Tacho de la Calle al frente de la cuestión y como co-director Fernando Navarrete. La iluminación la realizó otro miembro de la Junta Directiva, Ángel Blanco. La sintonía fue compuesta por Jesús Glück. El director de Escenografía fue Paco Bello, también miembro de la Junta Directiva como todos los anteriores. A través de Eduardo Stern se gestionó la Unidad Móvil, la más moderna de Europa, aportada por Alaska Producciones, a la que agradecemos su apoyo. Y mientras Concha García Campoy, como portavoz de la Academia, atendía la riada de peticiones de los medios, José Luis Campos y Carlos Martín cerraron los contratos con las televisiones, radios y medios digitales que lo iban a emitir. Es decir, había el talento necesario aportado por tantos académicos voluntarios. A mí lo que más me dolió no fueron algunos intentos de demolición personal a Olga Viza, que conseguimos parar. Tampoco las noticias falsas que sobre mi persona difundió un periódico y, sobre todo, en una cadena de radio, en la que se me calificaba “asesor de Zapatero”. Evidentemente, si fuera el asesor de Rajoy o de Zapatero, no podría moderar ese debate. Eso está fuera de toda duda. Lo que más me dolió fue cuando, en ese mismo periódico, hubo un intento de desprestigio a las personas que trabajaban en la preparación del debate: “Son unos jubilados, son unas personas que están fuera de la situación”. Léalo usted al revés: hay mucho talento acumulado ahí. Pepe Carbajo estuvo en la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Fernando Navarrete ha estado en mil programas. Hay mucho talento en la Academia porque esta Institución busca la excelencia. Por eso, se pudo hacer en tan pocos días. Les agradecemos a los directivos de televisión su oferta de platós que nunca aceptamos por no romper la neutralidad, pero lo hicimos solos y con la máxima seguridad. Se duplicó todo: emitimos la señal por satélite y por fibra óptica. Se duplicaron también los micrófonos. Dos en la chaqueta de cada candidato y otro delante en la mesa. Los cronómetros también se duplicaron y hasta hubo que tirar de ellos porque falló uno. En definitiva: la Academia asumió una alta responsabilidad con mucho riesgo pero estuvo a la altura de 18

las circunstancias. Gracias al talento de la Academia, a gente que está en la Academia que busca la excelencia, pudimos hacerlo en doce días. Sobre si los debates son tan determinantes o no en la campaña electoral, creo que pueden serlo para conocer a los candidatos pero no tanto para el resultado final. Pero además, quiero ir más allá; aunque quizá esto es un poco más polémico: coincido con Martí Anglada, de la Televisió de Catalunya, en que el formato no es tan determinante. Creo que, con motivo de los debates en España y los debates en Francia, se ha hecho una especie de hoguera de determinados formatos y una especie de mitificación de otros. Una de las cosas de las que se sorprende la gente ahora es que en EE UU ha habido tres debates con tres formatos distintos entre los dos candidatos a la Presidencia. En uno estaban de pie, en otro estaban sentados y en otro en un taburete. Pero solamente en uno hubo intervención del público y tuvo muchísima más crítica, evidentemente, porque el moderador intervino, le guste o no a la opinión pública. Pero creo que el formato no es tan determinante y para ello voy a dar un dato del que Fernando Navarrete (co-director del Debate) está al tanto porque me acompañaba en una conversación con José Blanco (PSOE) y Pío García-Escudero (PP). La conversación se produce entre el primer y el segundo debate, por lo que Olga Viza también estaba presente y fue ella quien les preguntó a los dos: ¿Cuánto de improvisado ha dicho tu candidato en el debate? Y los dos coincidieron que fue entre el 30 y el 40%. En este libro os invito a reflexionar y discutir sobre cualquier aspecto de los debates. Quien quiera que ponga en cuestión los métodos de cómo fue el debate, el sistema... Cierto es que hay otros formatos, pero no los podíamos discutir doce días antes de cuando se nos hizo el encargo en una situación de emergencia. En el futuro tendremos tiempo de abrir un debate sobre cualquier innovación. Sirvan estos encuentros y esta publicación para iniciarlo.

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LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA “Si no es por la aparición de la Academia de Televisión probablemente no habría habido debates” Pío García-Escudero Márquez Coordinador PP Campaña Elecciones Generales 2008 y Premio Talento 2008

“Lo más importante es que nos pusimos de acuerdo para devolver a la sociedad lo que la sociedad estaba demandando: que hubiera debates. Espero que se haya consolidado para siempre y que algún día puedan estar debidamente regulados” José Blanco Coordinador PSOE Campaña Elecciones Generales 2008 y Premio Talento 2008

Declaraciones realizadas en la entrega de los Premios Talento 2008 en el Congreso de los Diputados


Debates electorales para más democracia Pío García-Escudero Márquez Coordinador PP Campaña Elecciones Generales 2008

Es ya un lugar común referirse al debate electoral de 1960 entre John F. Kennedy y Richard Nixon como el punto de arranque histórico de los duelos televisivos entre aspirantes al poder en competencia democrática. Sin embargo, con independencia del hecho indiscutible de que éste fuera el primer duelo electoral celebrado en el medio televisivo y de que, por tanto, su alcance y difusión se viera así extraordinariamente multiplicado, lo cierto es que, ateniéndonos a lo material antes que a lo formal, la historia de la confrontación pública de ideas políticas orientada a la obtención del apoyo popular suficiente para el acceso a las magistraturas públicas, no tiene su origen hace un escaso medio siglo, sino aproximadamente cincuenta veces esa cifra, es decir, unos 2.500 años. La retórica política está necesariamente vinculada con la posibilidad de expresar públicamente argumentos sobre el modo de ejercer el poder y confrontarlos así con otros de distinto signo. Porque sin democracia, es decir, sin unas condiciones mínimas de libertad de expresión y sin un sistema político basado en el origen popular del poder, la retórica referida a los asuntos públicos es por completo inconcebible. Es así como la comunicación política tuvo su caldo de cultivo en la democracia ateniense, concretamente en la necesidad de recabar un número suficiente de votos en la asamblea popular para respaldar una determinada LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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decisión sobre distintos asuntos relativos a la administración o sobre la dirección política de la ciudad. Hoy, apenas hace falta decirlo, esos asuntos públicos son de una dificultad mucho más compleja y las dimensiones de esa ciudadanía soberana son inmensamente mayores que las propias de una reducida polis de la Antigüedad clásica. Paralelamente, las reglas del juego son harto más complicadas y los canales tecnológicos disponibles para hacer llegar los mensajes hasta el potencial auditorio, mucho más sofisticados y de un alcance que hoy ya es prácticamente planetario, tanto como para que, aunque con todos los matices que se quieran, no resulte descabellado traer a la esfera de la comunicación política la archiconocida máxima mcluhaniana de que “el medio es el mensaje”. Se celebren o no debates televisivos cara a cara entre los principales aspirantes al gobierno, es incuestionable que el enorme peso de la televisión en nuestras formas de vida cotidianas y en el modo en el que accedemos a la información de lo que sucede más allá de nuestro reducido ámbito individual de conocimiento directo –aunque hoy, bien es cierto, matizado por Internet–, condiciona de forma determinante el modo en el que los distintos partidos políticos planifican sus estrategias de campaña electoral. No sin motivo, hace ya algunos años que Giovanni Sartori acuñó el neologismo “telecracia” para resumir este fenómeno. Actos como los de “pegadas de carteles”, distribuciones callejeras de pasquines o espectáculos como los de “caravanas electorales” recorriendo físicamente ciudades y pueblos a bordo de autocares engalanados con siglas, lemas y fotos de sonrientes candidatos, exhalan ya un aroma añejo del que también participan, crecientemente en los últimos años, otras prácticas específicamente televisivas como el de los espacios electorales cedidos en las cadenas públicas a los partidos concurrentes a las elecciones, espacios que, cada vez más, especialmente en el caso de las formaciones mayoritarias, se están viendo sustituidos por vídeos producidos incluso por realizadores de renombre y cuya difusión se ve, además, multiplicada mediante el recurso paralelo a Internet. Es evidente que lo mediático se impone, hasta tal pun24

to que el diseño de los actos electorales teóricamente concebidos para el contacto presencial de los candidatos con el público, como es el caso de los mítines, en realidad se ejecutan condicionados a la presencia de las cámaras y a los momentos de conexión en directo con los espacios informativos de las cadenas de televisión. Junto a los vídeos electorales y a la propia información periodística ofrecida por los distintos medios, la celebración de debates entre los candidatos más conocidos de los diferentes partidos en liza o entre sus líderes máximos, concita un interés social fácilmente comprensible. En horario de máxima audiencia y por un tiempo concentrado en sesenta o noventa minutos, el público tiene la oportunidad de conocer, por boca directa de los propios cabezas electorales, las principales propuestas de los partidos y sus críticas a las de sus adversarios. Y todo ello con la inmediatez y la frescura que ofrece el directo y con la agilidad y, por qué no decirlo, vistosidad y tensión que supone la discusión frontal entre los candidatos, una discusión concebida en términos de justa retórica cuyo desenlace se presta al simple pero nítido dictamen de determinar quién gana y quién pierde. Las cifras de audiencia de los debates celebrados durante la campaña de las últimas elecciones generales de 2008 así lo demuestran. Si el “duelo” entre Pedro Solbes y Manuel Pizarro emitido por Antena 3 el 21 de febrero obtuvo la nada desdeñable audiencia de más de 4,5 millones de espectadores mayores de 18 años, con un share del 25,3%, los dos debates posteriores entre Zapatero y Rajoy organizados por la Academia de Televisión, se aproximaron a los doce millones en el primer caso y a los once en el segundo, con unos share del 58,2% y el 54,8%, respectivamente. Como es sabido, en nuestro país, a diferencia de otros asuntos pertinentes al desarrollo de las campañas electorales que sí están contemplados por la LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General), no existe una regulación legal al respecto de los debates en televisión entre candidatos, ausencia que hasta la fecha ha sido cubierta por las directrices emanadas desde la Junta Electoral Central y también con la doctrina fijada por el Tribunal Supremo en su sentencia del 13 de febrero de 1996, donde establece LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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que los debates electorales televisivos son pertinentes siempre que exista acuerdo entre los partidos y los medios de comunicación y que, respetando los principios de pluralidad y proporcionalidad, se conceda a todas las fuerzas políticas similar oportunidad del mejor modo posible y sin que, en ningún caso se pueda, en el marco de la libertad de información, “imponer un determinado formato informativo, que pueda invadir la libertad del medio de configurar técnicamente estos formatos”. Indudablemente, lo esencial reside en eso: en el pluralismo, en la transparencia y neutralidad informativa y, por supuesto, en la capacidad de los partidos políticos para ponerse de acuerdo sobre las reglas que garanticen la necesaria imparcialidad de los debates electorales públicos, sean retransmitidos por televisión o por cualquier otro medio. Así lo hicimos los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE, en la reciente campaña de 2008 y así es de esperar que lo sigamos haciendo en el futuro. Siempre es objeto de controversia la capacidad real que tienen los debates televisivos para influir en los resultados electorales. Apoyándose en los numerosos análisis realizados sobre distintas experiencias concretas, la conclusión más habitual es que su peso es relativamente escaso o que, dicho de otro modo, los debates electorales no suelen ser por sí solos determinantes para decantar unas elecciones en uno u otro sentido. Sin ir más lejos, la encuesta postelectoral realizada por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) tras los comicios de marzo de 2008 así nos lo revela: la gran mayoría de los entrevistados (más de un 60%) considera que los debates televisados no influyeron en nada en su decisión de voto y sólo un exiguo 2% admite que los mismos le movieron a cambiar el sentido de su preferencia, repartiéndose equitativamente este porcentaje entre PSOE y PP. Por otra parte, tal circunstancia es un signo de madurez democrática. Porque lo que se dirime en una consulta electoral es, en primer lugar, el juicio a la acción de gobierno del partido o partidos que han desempeñado el poder durante el mandato saliente y, correlativamente, la elección entre las distintas alternativas políticas ofrecidas para orientar la acción de gobierno en el futuro inmediato. Y éstas son decisiones de un calibre tal que 26

no pueden circunscribirse a un mero pugilato entre candidatos en los días finales de una campaña electoral. De ser así, corremos el riesgo de adentrarnos peligrosamente por la senda de una simplificación excesiva en los contenidos de la comunicación política, una labor que debe ser de largo recorrido, no de una quincena, y que debe tener una profundidad en sus contenidos que vaya mucho más allá de esa preocupante tendencia a la simplificación de quienes pretenden reducir su mensaje político a niveles más propios de la mercadotecnia de productos cosméticos o incluso aspiran a condensar toda su capacidad de movilización en la microscópica semántica de un eslogan o, llegando al absurdo, como hemos visto recientemente, en la invocación mántrica de una simple letra del abecedario. Un camino que sólo puede conducir al empobrecimiento de un sistema democrático que, por definición, necesariamente ha de reposar sobre la información y la capacidad crítica de los ciudadanos en el momento de tomar sus decisiones políticas. Pero, en definitiva, por encima de cualquier otra consideración, el verdadero reto debería ser el aporte de elementos de juicio suficientes para que los ciudadanos puedan sustentar razonablemente las razones de su elección y, de este modo, estimular en el mayor grado posible su participación electoral activa. A este cometido, y no a otro, es al que realmente deben servir los debates electorales públicos entre candidatos. Confiemos en que así sea en el futuro, pues ello redundará, en última instancia, en beneficio de aquello que a todos, más allá de sus respectivas preferencias ideológicas, interesa: el perfeccionamiento y el progreso de nuestro sistema democrático.

LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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Dejar la silla vacía nunca más será rentable José Blanco Coordinador PSOE Campaña Elecciones Generales 2008

Los grandes debates electorales, aquellos que se celebran con ocasión de elecciones generales o presidenciales y entre los dos principales candidatos a ocupar el poder, pertenecen a la parte más legendaria de las campañas electorales. Y como todo lo que tiene que ver con la leyenda, sobre ellos se tiende a exagerar, a dar por buenas ideas generalmente admitidas que no siempre coinciden con la realidad y a relatar mil veces hechos y anécdotas que nunca sucedieron. Es cierto que la celebración de este tipo de debates ha tardado algún tiempo en convertirse en una práctica generalizada. En Estados Unidos se realizan prácticamente desde que existe la televisión como medio de masas, pero en muchos países europeos se han incorporado recientemente a los hábitos electorales. Eso sí, una vez aceptados e incorporados a las campañas, su celebración no se cuestiona; y por supuesto, ningún partido y ningún candidato se plantea siquiera la posibilidad de impedir su celebración por el altísimo coste en votos y en imagen que ello tendría. El motivo es que en todos esos lugares los debates se han concebido desde el principio como un derecho de los ciudadanos, y no como un instrumento táctico de los partidos. Hay debates porque los ciudadanos tienen derecho a recibir toda la información sobre los elementos que pueden ayudarles a decidir su voto, y el LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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contraste directo entre los dos principales candidatos a través del medio de comunicación más masivo que ha habido hasta ahora es la vía más eficaz para hacer realidad ese derecho. Una vez que se acepta la idea de los debates como derecho de los ciudadanos y no como instrumento de los partidos, la consecuencia es inmediata: quien trate de eludir el debate está sustrayendo a los votantes uno de sus derechos. Ello tendría una inmediata y durísima sanción electoral, aplicada por los propios votantes. Por eso nadie lo intenta. En España, sin embargo, los debates electorales aún no están plenamente incorporados a nuestra cultura democrática. De hecho, desde el inicio de la democracia se han celebrado ya diez elecciones generales y sólo en dos ocasiones ha habido debate entre los dos principales candidatos: en 1993, entre Felipe González y José María Aznar; y en 2008, entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. En ese mismo período ha habido multitud de debates de todo tipo y con todos los formatos imaginables en las elecciones de ámbito distinto a las generales: municipales, autonómicas y europeas. Debates en televisión, en radio y en foros públicos; debates a dos o entre varios candidatos; debates con y sin participación de periodistas, con y sin presencia de público; de contenido general o con contenidos sectoriales. De todo ha habido. Pero también en esos otros ámbitos electorales se ha mantenido siempre el carácter polémico y discontinuo de los debates. Cualquiera que sea la naturaleza de la votación y el lugar en el que se celebre, no siempre ha habido debates, sino que unas veces se han hecho y otras no; y siempre el hecho mismo del debate ha sido objeto de una polémica, de un forcejeo previo. En España, los debates electorales no se dan como un dato de partida asumido por todos. Hay que conquistarlos en cada ocasión, en cada campaña. Hay que luchar porque se celebren, al que le interesan, o porque no se celebren, al que no le interesan. Hay que negociarlos: no su contenido o su desarrollo, sino su propia existencia. En España, al contrario de otros países, no ha llegado a calar la idea de 30

los debates electorales como un derecho de los ciudadanos. Más bien se ha impuesto la idea contraria: los debates como un recurso táctico de los partidos que éstos administran en función de la lógica de su estrategia de campaña. A lo que se añade que los medios de comunicación (léase las grandes cadenas de televisión), a su vez, tampoco han concebido los debates como parte de su misión de informar y sí como una gran ocasión de lograr audiencias millonarias y de obtener notoriedad y ventaja sobre sus competidores. Así pues, la celebración de un debate electoral en España está supeditado al menos a dos condiciones: primera, que coincidan en ello los intereses estratégicos de los dos principales candidatos; segundo, que se logren armonizar los intereses entrecruzados de los partidos y de las principales empresas de comunicación del país. Este alineamiento astral sólo se ha producido dos veces en treinta años. En todas las demás ocasiones, unos por otros, la casa se ha quedado sin barrer y el debate sin celebrarse. Esto ha sido posible por una única razón: porque los protagonistas (partidos y candidatos) han comprobado que no existe sanción electoral por el hecho de que no tenga lugar un debate –o que ésta no es suficientemente disuasoria. Es decir, que el castigo electoral que sufre el partido que impide el debate no es suficiente para compensar el riesgo de afrontar un debate que se considera no recomendable estratégicamente. ¿Qué sucedería en Estados Unidos si en las elecciones presidenciales uno de los dos candidatos se negara, con tácticas dilatorias, a que se celebraran los debates? Probablemente, en ese mismo momento habría firmado su derrota. En las últimas elecciones, cuando se produjo la tempestad financiera que durante unos días amenazó con un hundimiento económico irreversible, el senador McCain tuvo la desgraciada ocurrencia de sugerir tímidamente el aplazamiento del primer debate electoral, que debía celebrarse en esas mismas fechas. Un error, entre otros, que contribuyó al decisivo salto adelante de Obama en las encuestas, que se produjo justamente a partir de aquellos días. LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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Aquí, por el contrario, impedir el debate se contempla como un coste asumible; y lo es mucho más si se consigue crear la suficiente confusión para que no quede del todo claro quién es el culpable. Que sea un coste compartido: con el otro candidato, con los partidos más pequeños, con los medios de comunicación, con la Junta Electoral o con quien sea. Por desgracia, en España nadie ha perdido unas elecciones por el hecho de impedir un debate electoral. Y hasta que tal cosa no suceda, no será posible que los debates se incorporen a nuestra cultura política como lo que deben ser: un derecho ciudadano y una obligación de los candidatos que los partidos no pueden administrar tácticamente. Adolfo Suárez rehuyó debatir con Felipe González en 1977 y en 1979. En 1982, Felipe González no tenía realmente antagonista, puesto que el partido del Gobierno estaba en desbandada y ni siquiera el Presidente del Gobierno encabezaba sus listas. En 1986 y 1989, fue el PSOE quien no tuvo ni mucho ni poco interés en debatir con el candidato de una derecha entonces dividida y a la que sacaba muchos puntos de ventaja. En 1996, José María Aznar, confiado en los pronósticos que le anunciaban una cómoda victoria, no quiso arriesgarse a un debate con González, quien luego, ante lo ajustado del resultado, pudo decir: “Nos ha faltado una semana de campaña y un debate”. En 2004, Mariano Rajoy cayó en la misma tentación: convencido de que su ventaja era segura, no quiso dar a Zapatero la oportunidad de medirse en un debate. Más tarde ha reconocido que fue un error, pero siempre por consideraciones tácticas: ahora cree que le hubiera ido mejor si hubiera hecho aquel debate. En todas esas ocasiones, el candidato que partía como claro favorito consideró que el coste de imagen por obstruir el debate no sería tan grande como para poner en riesgo su ventaja dando a su adversario la posibilidad de medirse con él en directo ante todo el país. Y probablemente, teniendo en cuenta únicamente el aspecto estratégico de la cuestión, tenían razón. Era necesario que el coste –la sanción electoral medida en votos– fuera mucho mayor para que cambiara ese cálculo. 32

Creo sinceramente que algo de esto ha empezado a cambiar en las últimas elecciones generales de marzo de 2008. José Luis Rodríguez Zapatero propuso los debates electorales con Rajoy y se comprometió a ellos con muchos meses de antelación, antes de saber por las encuestas si le convenían o no tácticamente. En la lógica de su discurso político desde que asumió el liderazgo del Partido Socialista, cualquier otra actitud hubiera sido escandalosamente incongruente. Y Mariano Rajoy aceptó finalmente los debates pese a que el análisis estratégico no era favorable a esa decisión desde ningún punto de vista. Los debates sólo podían hacer aumentar la participación –de hecho, lo hicieron–, lo que en principio beneficiaba más al PSOE; Zapatero se ha demostrado repetidamente más diestro que Rajoy en televisión; y los últimos debates parlamentarios entre ambos habían sido claramente favorables para el Presidente del Gobierno. Probablemente, el dirigente del PP consideró que no estaba en condiciones de eludir el debate por segunda vez, sobre todo después de haber admitido públicamente que cuatro años antes se había equivocado. Por primera vez, el coste del no-debate se consideró superior al riesgo del debate. Si esto se consolida, habremos dado un paso decisivo para que los debates electorales en España dejen de ser una excepción y se conviertan en la norma de la que no se puede prescindir. Y habremos avanzado también para ahorrarnos y ahorrar a los ciudadanos una de las partes más estériles de nuestras campañas electorales: el debate sobre el debate. Efectivamente, en todas nuestras campañas hay un ritual de gestos públicos y movimientos subterráneos que comienza por un intercambio de desafíos: un candidato reta a otro a un debate, o a varios, sin incluir en el reto las condiciones que previamente su equipo electoral ha juzgado más favorables (o si el candidato que reta es precisamente el que no quiere que haya debate, unas condiciones que sabe de antemano inaceptables para el otro; así se comienza a crear confusión desde el principio). Luego viene un interminable regateo público y privado en el que se discute de todo: si hay debate o no, si es uno o varios debates, si es entre LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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dos candidatos o entre todos, el formato, el contenido y ¡ay!, la cadena de televisión que lo va a emitir. Hay cadenas que quieren dar el debate por encima de todo, pero sólo si es en exclusiva; otras que quieren darlo y no les importa compartirlo; y las hay que no tienen especial interés en darlo pero no están dispuestas a que lo dé su más directa competidora. Unas y otras juegan también un juego hecho de aspavientos públicos y presiones privadas que se añade y se entrecruza con el de los partidos. Todo esto es perfectamente evitable. Basta con que quede establecido un marco que todo el mundo acepta antes de empezar. Un marco que podría sustentarse sobre las siguientes bases: a) No se discute si hay o no debates electorales. Los hay sí o sí. b) El debate principal es entre los candidatos que tienen posibilidades reales de ser Presidente del Gobierno, sin perjuicio de que se celebren otros debates complementarios con presencia de todas las fuerzas políticas. c) El debate es un derecho de los ciudadanos y no una propiedad de los partidos o de las cadenas de televisión. Por lo tanto, todos los ciudadanos tienen derecho a acceder a él por el medio que consideren más oportuno. Eso significa lugar neutral y señal libre para que lo emita quien quiera hacerlo (lo que incluye, por supuesto, Internet). En las elecciones de 2008 hemos dado un gran paso adelante en la buena dirección. Pero estoy convencido de que ningún acuerdo político sobre esta materia será duraderamente eficiente hasta que el pueblo soberano no imponga los debates como un hecho consuetudinario e ineludible para cualquier candidato. Hasta que quede claro para todos que dejar la silla vacía nunca puede ser rentable.

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El reto en los debates cara a cara Francesca (Xesca) Vidal
 Doctora en Comunicación Audiovisual y Directora General de Asesoría Ciudadana

Me entusiasma cómo la Academia de Televisión superó otro reto diferente al que voy a referirme en este artículo, el reto de montar en doce días los complicadísimos platós para los dos grandes debates electorales cara a cara y que el resultado final, visto por más de 14 millones de espectadores, fuese tan impecable. He quedado realmente impresionada al conocer las interioridades de la producción, del esfuerzo colectivo y de la profesionalidad que se deducen de vuestras palabras. Creo que la Academia debería dar a conocer este esfuerzo. El resultado ya es conocido, pero eso no es suficiente. En el entorno profesional en el que nos movemos, el televisivo, el mediático, el universitario, todos deberían conocer lo que hemos tenido oportunidad de conocer y contrastar en esta obra. Utilizarlo como modelo y explicarlo en las aulas de formación. Deberíamos repetir y repetir hasta la saciedad cómo se trabajó y quiénes fueron los responsables para que la gente, el ciudadano, el espectador, conozcan la profesionalidad que hay en esta Academia de Televisión. Yo vengo de lejos y, visto lo visto, quiero deciros: Enhorabuena una vez, dos veces y cien veces. Los debates cara a cara marcan un hito en la historia de España, los primeros, los celebrados en 1993 y también aunque bajo otras características LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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los que hemos vivido este año 2008. Se debería estudiar cómo se generaron y en ese contexto se tendrá que contar cómo Manuel Campo Vidal, un personaje mediático, conocedor de los entramados del mundo periodístico y del mundo político impulsó desde el mundo de los medios –entonces era director general de Antena3 Televisión– luchó, negoció y consiguió que se llevasen a cabo los primeros debates cara a cara que tuvieron lugar en España entre candidatos número uno de las listas de los partidos que aspiraban a presidir el Gobierno de España en las Elecciones Generales del año 1993. Habitualmente y por sintetizar, los medios en campaña hablan de “candidatos a la Presidencia del Gobierno”. Eso no es exacto, nuestro régimen electoral no es presidencialista, pero eso es harina de otro costal. Sigamos con el tema que nos atañe. Hay otra cuestión más en la que incidir y más importante históricamente que la acción mediática de la celebración de un debate de estas características. A continuación voy a hacer una afirmación que inicialmente podrá pareceros exagerada, quizás a alguno de vosotros le extrañe o le sorprenda, pero enseguida la explico y no dudo en que os sumaréis convencidos a tal aseveración. Allá va: “Los primeros debates cara a cara” que se celebraron en España, en 1993, cambiaron el rumbo de la historia de España. El primero, en concreto. Veamos. En 1993 el PP tenía como líder a un personaje situado al frente del partido desde septiembre de 1989. En todo ese tiempo no había conseguido ante los suyos ser un líder carismático, ellos mismos lo consideraban y lo definían como un político gris, inexperto y con un perfil muy inferior al anterior presidente de su partido, Manuel Fraga. Se le auguraba sin futuro, o con un futuro al estilo del fracasado Antonio Hernández Mancha. ¿Quién le recuerda hoy como líder de la derecha? Si recordáis, este líder estuvo unos pocos años al frente de la entonces Alianza Popular. Su liderazgo se truncó en el momento en el que tuvo que enfrentarse a Felipe González en el debate de una moción de censura en el Congreso de los Diputados contra el entonces Presidente del Gobierno socialista. Se enfrentó… Y ahí acabó su liderazgo. Tuvieron que buscar un recambio. En el caso de José María Aznar sobrevolaba la idea que pasaría 36

algo similar. Ése era el gran temor en el PP, que el líder “improvisado” fuese un segundo Hernández Mancha. La percepción generalizada que se tenía sobre la imagen de liderazgo de Aznar era que distaba años luz de su oponente, el experimentado líder socialista, Felipe González. Y ¿qué pasó? Llegó el debate cara a cara y José María Aznar, siendo conocedor de la importancia suma de lo que es la comunicación, de lo que es aprender a comunicar, se preparó, se enfrentó y ganó. Os podría contar con detalle muchas cuestiones al respecto, hice la tesis doctoral sobre el tema de los debates cara a cara y las políticas de comunicación de los dos grandes partidos PP y PSOE. Estuve hablando y trabajando con mucha gente, con muchos equipos, con asesores de José María Aznar y con asesores de Felipe González, pero me referiré tan sólo a un par de detalles. Los asesores de Aznar me contaron cómo equipos norteamericanos expertos en elecciones y en debates, vinieron aquí a Madrid, se instalaron en el Viso y trabajaron mano a mano con José María Aznar y su equipo más íntimo. La persona puente era el sociólogo Pedro Arriola, asesor áulico de Aznar antes y, al parecer, de Rajoy ahora. Sentaron a José María Aznar con un sparring, uno de sus hombres de confianza, y allí le tuvieron un día y otro, otro, otro y otro más, entrenándolo, hasta que tuvieron la seguridad de que podía enfrentarse a Felipe González. Trabajó mucho, memorizó mucho, aprendió mucho, la comunicación verbal y la no verbal, el movimiento de las manos, la entonación de la voz, el énfasis de las palabras, etc, etc, etc. Se presentó preparado y seguro de su discurso al debate de Antena 3 Televisión, el primero de la historia de “los grandes debates” en España. Debatió ante otra persona, reconocida como líder carismático y buen comunicador, pero mal preparado, que no llevaba un discurso estructurado, que se sentía a disgusto con la situación y, sobre todo, con su oponente. Felipe González falló estrepitosamente si comparamos su actuación con lo que se esperaba de él y Aznar ganó el debate, “le ganó”. La cuestión no consistió tan sólo en que ganase un debate declaradamente, es que ganó a una persona considerada imbatible hasta aquel momento. Nadie en España se había enfrentado cara a cara en ninguna teLOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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levisión como lo hicieron ellos “jugándose una presidencia” del Gobierno español. A Felipe González, que llevaba tres legislaturas gobernando, nadie le había visto sentado ante alguien que le superase en un debate. Y ese “alguien”, que en aquel momento “no era nadie” ni siquiera para los suyos, ganó. Y lo hizo gracias a los retos. Su discurso era todo él un reto engarzado en el eje temático de “paro, corrupción y despilfarro”, un reto que supo y pudo mantener hasta el final. Aznar ganó gracias a la estructura y exposición televisiva de un discurso muy bien preparado en el que se planteaba una realidad determinada, a medias cierta, a medias inventada. Con ese discurso, con ese reto, con esa preparación mediática y con la actitud de su contrincante que no supo romper el eje del discurso, el eje del reto, venció. A partir de ahí, José María Aznar se convirtió en líder indiscutible para los integrantes de su partido y creo que, de los nueve millones de personas que en aquella ocasión le vieron, gran parte pensó que en el futuro, algún día, podía llegar a ser Presidente del Gobierno. Eso, ya no extrañaría a ninguno. No ganó las elecciones en el 93, pero quedó en el punto de partida para poderlas ganar en los siguientes comicios. Así sucedió en las Elecciones Generales del 96. Insisto. Me gustaría que repensaseis esa frase “el primer debate de 1993, cambió la historia de España”. Volviendo ahora al presente, a la Academia de Televisión, quiero también incidir en que quien es hoy su presidente, Manuel Campo Vidal, fue el gran artífice de ese debate. Quizás no tendrá el protagonismo merecido en la Historia; quizás se le recuerde por haber sido el moderador de ese primer debate, pero quiero que sepáis que estando al frente de Antena3 Televisión, fue la primera persona que impulsó, en aquellos momentos la celebración de los mismos, los negoció y los ganó para la Historia. Eso no se explicó públicamente en aquel momento, ni tampoco después, pero los que estábamos en el mundo de la política y la comunicación en ese momento lo sabíamos bien. Esto pienso, al igual que lo explicado con anterioridad, deberíamos contarlo y darlo a conocer en las universidades, es parte de nuestra historia. 38

Ahora un comentario sobre otro tema sacado a la palestra. Hablando de la posibilidad de organizar seminarios abiertos para estudiar o revisar los debates cara a cara que se celebran internacionalmente, se ha hecho mención especial a los celebrados en EE UU. Me parece muy interesante la iniciativa. Estoy de acuerdo en que se deben conocer los diferentes formatos y aprender de ellos. Debemos revisar a fondo las novedades introducidas y estudiar los distintos modelos de debates electorales, especialmente los celebrados en EE UU, que fueron pioneros en la materia. Existen muchos ensayos publicados en Norteamérica sobre los mismos y el fenómeno comunicativo que suponen. A mí, como conocedora de los estudios sobre el tema, podéis imaginar lo que me gusta en especial esta iniciativa y que incentivemos a profesionales y a universitarios a trabajar y aprender de ellos. Ahora bien, plantearía que se estudiasen también a fondo los debates cara a cara que se celebran en Europa. Nuestra realidad social, política y mediática es más cercana a la de los países de nuestro entorno: Francia, Italia, Alemania… y, precisamente por ese motivo, a la hora, no de estudiar, sino de aplicar modelos de debate en nuestro país deberíamos centrar la mirada en los resultados de nuestro entorno más próximo. El ciudadano espectador del debate cara a cara, es una persona interesada por el desarrollo de las elecciones y un potencial votante. “La cultura política”, “la cultura social”, “la cultura mediática” americana y la nuestra, la europea, distan en gran medida. Simplemente quería que fueseis conscientes de este hecho y que siempre estuviese presente que los modelos de debate electoral deben adaptarse a la sociedad en la que van a ser emitidos. No todos valen para todos los espectadores: Un espectáculo deportivo, basado en la imagen, quizás sí; un espectáculo electoral, basado en la palabra, quizás no. Las palabras anteriores me llevan a una nueva consideración. La importancia no sólo de la imagen de los candidatos, sino de toda la comunicación no verbal y paraverbal que rodean a la palabra en el debate. ¿Sabéis cuántas palabras puede decir una persona, en un minuto, hablando en nuestra lengua?... Contesto yo misma. Alrededor de 150. ¿Sabéis cuántas palabras puede percibir y comprender la persona que os esLOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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cucha?... (40, 50, 25, se oye decir a algunos de los asistentes). Casi todo el mundo tiende a decir alguna de esas cifras. Pues la respuesta, demostrada científicamente es: 300 palabras, justo el doble de las pronunciadas. ¿Qué quiere decir eso? Muy sencillo, que en nuestra comunicación interpersonal pasamos un 50% del tiempo prestando atención a la comunicación verbal y otro 50% a la comunicación no verbal. Los doctores de la Escuela norteamericana de Palo Alto, expertos en comunicación, nos dicen que cuando esa comunicación se produce a través de la televisión, la comunicación no verbal se incrementa hasta un 80%. Siguiendo sus consejos a la hora de estudiar los debates, deberíamos prestar una atención muy superior al análisis de ver “qué pasa” en el debate, “cómo pasa”, por qué el resultado de tal o cual percepción. Los medios de comunicación analizan las palabras. Los estudiosos de los debates deberán analizar más allá de las palabras: La comunicación no verbal está directamente derivada y aunada a la comunicación verbal y también la comunicación paraverbal, igual de importante y absolutamente ligada y unida a las palabras pronunciadas. El conjunto de las tres conforman la comunicación emocional proyectada, que es, en realidad, la que perdura, da el triunfo o evidencia el fracaso. Si pregunto qué recordáis del primer debate cara a cara del año 1993, a quienes tuvieron la oportunidad de verlo a través de la televisión, sé ya la respuesta. Lo he preguntado cientos de veces. La gente dice: “Que Felipe González no miraba a la cámara”, o más sencillamente, “la no mirada de Felipe González”. Las encuestas hechas a quienes escucharon el debate por radio dieron un resultado diferente de quienes siguieron el debate por televisión. La sensación transmitida en las intervenciones de González fue de huida frente a los ataques de Aznar. Rehuyó el enfrentamiento, se percibió que quería escapar. La táctica, improvisada o no, de no mirar de frente al oponente, pretendía, entre comillas, despreciar las palabras hirientes dichas por José María Aznar. Y digo improvisada porque todas las negociaciones a la hora de diseñar el plató así como los tiros de cámara estaban previstos 40

para que debatiesen cara a cara, frente a frente, directamente. Estaba todo perfectamente detallado para ello. Todo preparado milimétricamente. Lo sabían los negociadores y ellos también; cuando interviniesen tenían que mirar directamente a su oponente. Felipe González rehuyó en demasiadas ocasiones la mirada frente a su oponente y miró al moderador. Consecuencia de esa actuación, la visión quedaba fuera del eje de cámara. Ése fue el grandísimo error. La táctica de “la no mirada” la aplicaba, consciente o inconscientemente, cada vez que daba un determinado tratamiento al tema explicándoselo al moderador y no a quien tenía enfrente. Olvidó que enfrente no sólo tenía a su oponente sino al espectador, a todos y cada uno de los 14 millones de espectadores que seguían sus palabras y veían huir su mirada. Lo que sintieron, lo que sentimos los que estábamos ante la pantalla, no fue que rehuyese la mirada del contrincante sino que nos rehuía la mirada a nosotros, a los espectadores. Podríamos seguir hablando y hablando de diferentes aspectos de la comunicación no verbal y de la comunicación emocional pero concluyo aquí este tema. A partir de esta consideración, animemos a la Academia y a las universidades españolas al seguimiento y estudio de los debates “cara a cara”. Sí me gustaría, como a vosotros, animar a la Academia y también a las universidades españolas, a realizar futuros seminarios sobre los debates electorales y a que se impulsasen estudios en profundidad. Y estimularía a que esos trabajos tratasen a fondo cómo se conforma premeditadamente la estructura de cada uno de los discursos y cómo trabajan los retos los dos candidatos. Éste sería un tema más difícil y más áspero que aquellos a los que me he referido con anterioridad, se trata de entrar en la estructura lingüística, ése es un tema esencial para conocer el desarrollo y el resultado de cualquier debate. Bien, en definitiva, quiero que entendáis que trabajar el discurso implica tratarlo en sus tres vertientes y en la confluencia de las mismas. Ante un debate, el candidato o candidata, sea mejor o peor como líder, si prepara correctamente la estrategia de su intervención, si trabaja correcLOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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tamente los ejes de su discurso, si trabaja correctamente el reto desde el inicio hasta el final, ante un candidato que no esté preparado, ganará siempre aunque el otro sea un extraordinario comunicador. Eso es lo que pasó en el debate del año 1993. Los dos candidatos tienen que tener una preparación exhaustiva ante un debate de estas características. Así lo hicieron en el debate de las últimas elecciones generales tanto Mariano Rajoy como José Luis Rodríguez Zapatero. El resultado fue un debate igualado, se habló de empate técnico. Cada líder contentó a sus seguidores. La opinión sobre el resultado se derivó de una confrontación similar y de una estrategia similar. Podríamos entrar a discutir si fueron estrategias ofensivas o defensivas. La primera sería una estrategia soportada sobre el ataque permanente y la otra, la estrategia defensiva, sería aquella que trata la exposición de los temas en positivo. Sería interesante discutir cómo se retaron y cómo superaron esas situaciones, los dos estaban preparados para responder al reto y al ataque del contrario, pero de ese tema, del reto, hablaremos otro día.

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Debates televisados Pepe Quílez Periodista y Director de Aragón Televisión

Bienvenidos los dos cara a cara que nos ofrecieron Rodríguez Zapatero y Rajoy antes de las Elecciones Generales de marzo de 2008. Ese ejercicio democrático de sentarse delante de las cámaras de televisión –que debería ser obligatorio en el futuro– permite a los ciudadanos evaluar la personalidad de los candidatos y valorar sus planteamientos de forma directa. Aún hoy, no me explico muy bien la razón por la que los dos partidos mayoritarios en España (PSOE y PP), han tardado quince años en volver a ponerse de acuerdo para celebrar debates electorales televisados después del magnífico precedente que sentó, en 1993, el enfrentamiento bajo los focos entre Felipe González y José María Aznar. Con frecuencia escucho a muchos políticos quejarse del creciente desinterés de la población por la política, de cómo una parte de esa población no valora en su justa medida lo que significa disponer de un sistema democrático y del aumento de la abstención en las citas electorales. Pues bien, estos mismos políticos se lo piensan mil veces antes de aceptar su participación en un debate televisado o de aconsejar a sus jefes que no pierdan la oportunidad de hacerlo. Es como si no supieran que la televisión, además de informar y entretener, es un elemento fundamental en las sociedades modernas para mejorar la formación de la cultura democrática de sus ciudadanos. LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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Desde el debate de Richard Nixon y John F. Kennedy, en 1960, la importancia del debate televisado está respaldada por estudios sociológicos en todo el mundo. En esos estudios se pone de manifiesto que los ciudadanos prefieren recibir información política a través de entrevistas y debates y que el medio más utilizado es la televisión. También queda reflejado que las personas que ven los debates pocas veces cambian su intención de voto, pero los expertos en comunicación política coinciden en que “para los ciudadanos es la mejor ocasión. Sólo en los debates televisados tienen a su alcance escudriñar en detalle a los candidatos durante más de una hora”. A la gente le gusta acercarse a quienes quieren presidir el Gobierno de su país, a su estilo, a su forma de transmitir y poder decir, o no, aquello de “Este tío sabe de lo que habla...” A esto hay que añadir que, tal y como señalan algunos analistas políticos, “la importancia de los debates televisados viene dada, entre otras cosas, por la cercanía que éstos producen con el elector, pues es lo más similar a tener al candidato en el comedor de tu casa, y por el gran número de personas que lo ven al mismo tiempo”. Y añaden que “a pesar de lo preparados que llegan los candidatos, en un debate siempre surgen imprevistos. Los candidatos son personas y también pierden los nervios. El año pasado en Francia, Ségolène Royal perdió la calma ante Nicolas Sarkozy, cuando todos esperaban un comportamiento más sereno de la candidata socialista”. Los cara a cara televisados son de interés general. La prueba irrefutable de la expectación despertada por el duelo televisivo Zapatero-Rajoy es la audiencia acumulada cosechada de casi 27,7 millones de espectadores (en sus dos entregas del 25 de febrero y 3 de marzo), es decir, el 65,2% de la población contactó al menos un minuto con el debate. Otra cosa es si los espectadores reciben ideas claras, propuestas concretas o, por el contrario, mucha descalificación del contrario. Los ciudadanos distinguen rápidamente a los políticos que (como dice el analista Xavier Domínguez) tienen mucha protesta y poca propuesta. Exceso de pegada y poco programa de futuro. Es importante que durante los debates ante las cámaras, los políticos 44

hablen de sus programas –pues son los que mejor los conocen– y den respuesta a las dudas que pueden tener las personas que los están viendo. En esa faceta, en la de explicar qué se quiere hacer y cómo hacerlo, es en la que el político puede resultar más o menos creíble y no tanto en la del empeño permanente de señalar a su oponente como mentiroso o negativo. Un ejemplo de esto último lo encontramos en los debates de la campaña estadounidense y en algunas fijaciones de John McCain con respecto a Obama que, como ha quedado demostrado, han favorecido al senador de Chicago. Si se respetaran las pautas apuntadas –explicar lo propio menos que denunciar lo ajeno– se estaría haciendo un buen servicio a la política. Además, por lo que a nuestro país respecta, es importante destacar que estudios recientes aseguran que los españoles se informan durante las campañas electorales de esta forma: un 55% recurre diariamente a la televisión, un 25% elige la radio y un 20% prefiere la prensa escrita. Es decir, que los debates en televisión siguen siendo un instrumento imprescindible de formación de opinión pública. Así es que, para interesar a los ciudadanos en los asuntos de nuestros gobiernos y hacerles entender la importancia que tiene el concurso de las diferentes fuerzas políticas en el juego democrático, se debería instar a los partidos políticos a participar regularmente en debates televisados y no sólo ante la inminencia de una convocatoria electoral. El caso es que la segunda experiencia española ha sido positiva y en los cuarteles generales de los grandes partidos políticos, aunque hay quienes todavía muestran reticencias, han perdido el miedo a los platós en directo. Es verdad que el programa de Televisión Española Tengo una pregunta para usted –con preguntas de los ciudadanos– había sido una prueba positiva que contribuyó a allanar el camino tanto en el caso del PSOE como del PP. Pero, además, también estaba muy reciente el ejemplo de Francia y los debates entre Sarkozy y Ségolène Royal, por no hablar de la tradición estadounidense de debatir propuestas electorales delante de las cámaras –como recientemente hicieron en varias ocasiones Obama y McCain–. España, que presume de país moderno y de ir por delante de otros en muchas materias sociales, se había quedado estancada en una práctica que, aunque no LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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sea decisiva, enriquece tremendamente las campañas electorales y la propia salud democrática. Enhorabuena, pues, a José Blanco y a Pío GarcíaEscudero por su esfuerzo en vencer reticencias internas en sus partidos –así consta por lo menos– y contribuir a recuperar los cara a cara televisados. En cuanto a la Academia de Televisión, el buen hacer demostrado en todo este asunto –organizando, produciendo y ofreciendo la señal a todas las televisiones que la quisieran emitir– no hace sino convertirla en una garantía de profesionalidad y de neutralidad y, por consiguiente, idónea para la organización de futuros debates electorales televisados. La próxima cita, en teoría, en 2012. A ver si es verdad.

Los debates como género informativo en televisión Mariela Gómez Ponce Doctora en Ciencias de la Información y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya

Está claro que los debates como formato –en principio– no divierten, no entretienen y nunca conforman, al menos en España. Y es que no están para eso y lo sabemos. Sin embargo, logran cuotas de audiencia difíciles de alcanzar por otro tipo de programas informativos, y eso es una señal inequívoca de la importancia que tienen y que perciben los ciudadanos. El problema es que todavía no es un formato que el televidente esté acostumbrado a ver y, muchas veces, se pretende un análisis del programa como cualquier otro formato de televisión al uso, cuando todavía no lo es. Sin embargo, el televidente se acostumbra pronto a los cambios en los géneros informativos de televisión de calidad y los debates son parte importante de una nueva tendencia en el género informativo en España. Una tendencia que se acerca a los ciudadanos a través de espacios y audiencias cada vez más importantes de televisión, pero que tampoco está ausente en otros medios. De hecho, la prensa y, claramente, la Red fueron los medios pioneros en dar representación informativa a los ciudadanos. Formatos periodísticos ligados a la teoría del Civic Journalism como Tengo una pregunta para Ud1 en televisión, o “Yo periodista” en prensa, han sido una gran baza 1 - Adaptación de un programa emitido por la cadena francesa TF1 Tengo una pregunta para usted (J’ai une question à vous poser), espacio de gran éxito por el que han pasado los principales 46

LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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para la opinión ciudadana que ha dejado claro que los debates entre políticos son parte de la información que demandan. La tradición electoral estadounidense los ha hecho fundadores de este movimiento y pioneros en el uso de herramientas de participación ciudadana2. En el modelo estadounidense, además, la tradición oral en la formación de profesores y profesionales en Estados Unidos es muy importante. La oratoria y el debate público no son un reto comunicativo. Sin embargo, en España y en muchos otros países, y a pesar de los grandes oradores que tiene la política española, parece todavía una asignatura pendiente. El debate se convierte en un evento con aristas difíciles de prever, que incluso puede llegar a temerse.3 Los debates como género informativo aportan al ciudadano información sobre la campaña, sobre la organización del candidato, incluso sobre su capacidad de improvisación, su manejo de los tiempos, su nerviosismo e incluso sobre la idoneidad de su equipo de trabajo. Sin embargo, el televidente no ha llegado a esa percepción informativa. Más bien se deja llevar por el análisis más banal y repite discursos, como “debería haber habido más participación, más inquina, más preguntas”, “el moderador debería haber tenido más protagonismo”. En realidad, ¿cuál debería ser el objetivo de un programa de debate político? Uno de los objetivos más importantes es observar las actitudes y el lenguaje gestual de los candidatos para sentirse representados por el candidato previamente elegido. Además, por supuesto, de informarse y conocer los candidatos de las presidenciales francesas, entre ellos Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy. También Tony Blair participó en programas similares en Gran Bretaña. TNS Demoscopia, la empresa que llevó a cabo la selección de los ciudadanos que intervinieron en estas experiencias pertenece al grupo Sofres, el mismo que realizó la selección en Francia. En total, fueron elegidos 200 ciudadanos mayores de 18 años procedentes de todas las Comunidades Autónomas y de diferentes ámbitos sociales como muestra representativa. 2 - En http://www.youtube.com/videoyourvote. 3 - Ver: MANUEL CAMPO VIDAL, ¿Por qué los españoles comunicamos tan mal? Plaza & Janés, 2008. 48

contenidos electorales que se proponen. En ese momento, frente a las cámaras, el televidente espera sentirse identificado por su candidato. Por eso, resulta importante saber cuáles son los temas con los que abren sus discursos, cuáles son sus estrategias, la forma en la que se expresan, etc. Es un “examen” que deben superar frente a la sociedad, a través de los medios de comunicación.

YouTube creó una plataforma en la que los ciudadanos y votantes estadounidenses colgaban sus propios vídeos en los que lanzaban preguntas y planteaban problemas a los aspirantes a la Casa Blanca.

La influencia de Internet en el formato televisivo

La participación ciudadana estalló en la Red a través de diferentes canales de comunicación utilizados tanto por medios digitales como por medios tradicionales. Encuestas, votaciones e incluso las elecciones americanas, que utilizaron ampliamente las herramientas de Internet para convocar a los ciudadanos, fueron decisivas para la creación de los nuevos formatos de participación ciudadana e información política y especialmente de los formatos informativos en televisión en España. Los formatos informativos relacionados con la cobertura electoral, con la información política y social cambiaron. Destacaron modelos como el LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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Antena 3 Televisión también creó un canal exclusivamente para la campaña electoral de 2008, en el que los votantes españoles, a través de vídeos, realizaban cuestiones Canal de RTVE dedicado a las elecciones generales 2008, en el que los ciudadanos

o planteaban dudas a los posibles presidentes del Gobierno de España.

podían hacer preguntas a los candidatos a la Presidencia del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.

mencionado Tengo una pregunta para Usted, o Cámara Abierta.4 Pero quizás más impresionante es el esfuerzo que realizaron las cadenas como Antena 3 Televisión, Cuatro, laSexta, y por supuesto, La 1 de TVE convocando a sus televidentes a través de Internet para realizar preguntas a los entrevistados. Televisión Española y el portal YouTube invitaron a los ciudadanos a entrevistar a los candidatos desde el canal Elecciones 08,5 a través del cual cualquier persona podía enviar sus preguntas en vídeo. Periodistas de renombre como Iñaki Gabilondo sumaron la participación ciudadana a su trabajo. En sus conocidas entrevistas, Gabilondo leyó preguntas de los televidentes a sus entrevistados. Antena 3 Televisión implementó una herramienta en YouTube que al igual que 4 - Programa de La 2 de TVE en el que los contenidos relacionados siempre con Internet se recogen de diferentes colaboraciones que envían los internautas (vídeos principalmente) enviados a través de la Red. 5 - En http://es.youtube.com/elecciones08. 50

en el caso de RTVE, permitía votar las mejores preguntas, que eran previamente seleccionadas por los Servicios Informativos de Antena 3 Televisión.6 LaSexta también puso en marcha una iniciativa similar para que los ciudadanos pudieran participar en el debate electoral y hacer sus preguntas a los candidatos del PSOE y del PP. Pero para ello, en lugar de un canal en YouTube creó una web en la que los ciudadanos podían enviar sus preguntas a través de Internet de tres formas diferentes: activando su webcam para grabar su pregunta con un simple click desde la página; dejando en la web la dirección de un vídeo con la pregunta que previamente habían subido a YouTube o escribiendo en la web una pregunta sólo de texto, sin vídeo.7 6 - En http://es.youtube.com/elecciones9m 7 - En esta web los usuarios podían opinar sobre todas las preguntas enviadas, contestar a las mismas e intercambiar ideas con otros ciudadanos. LaSexta invitó a ambos candidatos, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, a participar en un programa en plató, en el que contestarían a las cuestiones planteadas por los ciudadanos en esa web previamente seleccionadas por el equipo de laSextaINoticias en función de la noticiabilidad y el interés. En http://www.tupreguntas.com/ LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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Entonces, ¿alguien se imaginaba que desde el salón de casa podríamos preparar las preguntas para el presidente o cualquiera de los candidatos a presidente? Yo creo que no. Los formatos en televisión se están amoldando a una nueva conversación cívica, una conversación en la que ciudadanos, cadenas y, sobre todo y principalmente los políticos, están modificando su actitud. Ya no son ellos exclusivamente los generadores de noticias, los “emisores” de los que se hablaba antaño sino que es un derecho del ciudadano acceder a cualquier información relacionada con sus intereses. También ha cambiado la actitud del periodista hacia la información y sus fuentes. Ha tardado, y a mi juicio mucho, pero finalmente por ejemplo la Asociación de Periodistas ha hecho saber que NO cubrirá ruedas de prensa en las que NO esté permitido realizar preguntas. Para hacer un correcto análisis de este debate tanto desde el punto de vista televisivo como del político será primordial analizar todo el cúmulo de información política y de los debates en detalle, por ejemplo, el realizado entre los candidatos a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián y Alberto Ruiz Gallardón o el muy analizado debate entre Solbes y Pizarro. En definitiva, considero que el debate que vivimos es el resultado de una serie de fenómenos mediáticos relacionados con la participación ciudadana y un clima de disposición hacia el reclamo social para realizarlo. Aun así, quedan claras las complicaciones que supuso la coordinación entre ambos partidos para realizarlo y festejo la elección de la Academia como medio óptimo y neutral. Creo que este programa se analizará profundamente en el futuro como parte (entre otras cosas) del recorrido del género informativo en televisión. Creo también que es imposible estudiar los debates sin el contexto informativo previo y de programación en las diferentes cadenas e incluso en algunas autonómicas, que también incluyeron los debates entre candidatos en su programación preelectoral.

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Más allá de la palabras Rosa Díez Urrestarazu Profesora de Lenguajes Audiovisuales en la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad de Deusto y redactora de los Servicios Informativos de Euskal Telebista

Cada año, mis alumnos veinteañeros se sorprenden cuando les muestro aquel histórico debate del 24 de mayo de 1993. Hasta el fenómeno televisivo que en 2008 se ha producido con la recuperación de un género que aquí nos ha traído, para ellos ver aquel primer debate en España resultaba toda una sorpresa. Porque les estaba hablando de un género con gran arraigo en Estados Unidos durante las campañas electorales especialmente, pero que aquí no se había vuelto a practicar, y que ellos, tan sólo por una cuestión de edad, no habían tenido la ocasión de presenciar en directo cuando lo organizó Antena 3 Televisión, con Manuel Campo Vidal al frente. Analistas estadounidenses coinciden en subrayar que Richard Nixon, perdió el debate ante John Fitzgerald Kennedy en 1960, porque tuvo lugar en televisión. Y que en la radio Nixon le hubiera ganado al candidato demócrata. La mirada fría, el semblante poco amigable y el manifiesto sudor en la camisa de Nixon, nada tenía que hacer frente a la seductora actitud de Kennedy de personalidad carismática sin duda y arrolladora ante las masas. Sin entrar en el contenido político, compruebo cómo a mis alumnos les llama poderosamente la atención toda aquella comunicación más allá de LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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las palabras, el lenguaje no verbal y, también, aspectos relacionados con la cotidianidad y que hacen a los candidatos más próximos al ciudadano que les está viendo. En cuanto al poder de la imagen: una mirada no siempre centrada... el paso no muy rotundo de alguno de los candidatos... la inusual cantidad de papeles que se consulta sobre la mesa para: bien, acusar o responder al contrincante... son algunos de los aspectos que reflejan más información sobre el sujeto que el contenido del discurso en sí. Hay modos de transmitir al espectador la tensión que se respira en el plató, más allá de las palabras que se pronuncien. Porque sin duda éste es un elemento difícil de plasmar en un texto, y del que sin embargo, quien nos está viendo lo puede percibir con absoluta nitidez con sólo observar el semblante de los protagonistas. El hecho de que las mangas de la camisa le quedaran cortas al candidato del Partido Popular es un dato irrelevante para cualquier analista político, y que en la radio o en cualquier medio de comunicación escrito hubiera pasado desapercibido, pero no en televisión. Llama la atención que fuera un detalle sobredimensionado por los medios que aludían a él y al color de la corbata que lució en el primer debate y, que él mismo anunció, repetiría en el segundo porque le dio suerte cuando estuvo en el programa de Televisión Española Tengo una pregunta para usted. Esto mismo es algo que nos dice mucho más del candidato que cualquier otro detalle. Refleja sin “duda” cierta creencia en los amuletos, talismanes, y que a un experto en la materia le daría pie a conocer más sobre el personaje. De hecho, las referencias al vestuario tanto de los candidatos como del moderador se recogió en los medios de comunicación de forma amplia, e incluso hubo analistas que llegaron a centrar parte de sus columnas en el corte, diseño y color de la ropa que lucieron. Algo que sin duda también refleja la personalidad del individuo si los asesores conocen bien el estilo propio de la persona. El mensaje político, el contenido para el análisis y la reflexión... Es complejo saber con certeza si era lo que le interesaba a la mayoría de la audiencia, porque estábamos sobre todo ante un espectáculo televisivo sin 54

precedentes desde 1993. Ahí está la audiencia millonaria que cosechó la Academia de Televisión con la organización de estos debates. Ahora bien, si se hiciera un debate de estas características cada mes, no creo que conquistaran al espectador del modo que sucedió el 25 de febrero y el 3 de marzo. Detalles como saber qué es lo que habían comido, en qué invirtieron las horas previas al debate, y el ver al líder más de cerca, son aspectos con los que se queda nuestro espectador llano mucho más que con los datos, cifras y referencias a nuestra posición en la Unión Europea. Cuando el discurso puede llegar a resultar farragoso e ininteligible, es en ese momento cuando la comunicación no verbal adquiere especial importancia. Cuando la actitud, los gestos, la conducta y las emociones, delatan a un orador, por mucho que éste quiera ocultar su nerviosismo, altivez o falta de respeto por su contrincante. Y pueden hacerle ganar o perder. El movimiento constante con las manos, el parpadeo, o el titubear, mostrarse inseguro con la actitud, que no con las palabras, dicen mucho más de un candidato que la exposición del mejor dossier sobre la situación de la economía española o el paro, en ese momento. En un debate de las características de las que fueron ambos, quedó de manifiesto que más allá que las palabras, no la puesta en escena sino la conducta, el comportamiento de ambos ante las cámaras, expresó mucho más de sí mismos al espectador que el discurso mejor preparado. El hecho de que los asesores impusieran la exclusión de público en el plató, fue sin duda la mayor muestra de la preocupación de ambos ante el debate. Sin duda toda una elocuencia de un temor, aunque controlado, de enfrentarse al contrincante.

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Una tele, un voto (o cuando los políticos se sientan en el sofá del entretenimiento televisivo)

Alejandro Salgado Profesor de Televisión y Subdirector del Máster de Guión de la Universidad Pontificia de Salamanca

La campaña electoral en España, previa a las elecciones del 9 de marzo de 2008, contó con numerosas intervenciones de los principales líderes políticos en televisión. Más allá de los espacios informativos y los dos debates celebrados y seguidos con éxito, los programas de entretenimiento y humor también contaron con la participación de los candidatos. Con Estados Unidos como referente, los shows españoles le sacan partido a la batalla política y a la búsqueda del voto. En el caso de las elecciones de noviembre de 2008 en EE UU, los candidatos demócratas y republicanos volvieron a demostrar que la televisión es una de las principales vías para llegar a la Casa Blanca. Camino a La Moncloa

Jardines del Palacio de La Moncloa. Plano general. Silencio. Corta a interior. Se ve al presidente Zapatero en un salón, sentado en un sofá. Espera impaciente a alguien. Volvemos al exterior. De repente, Andreu Buenafuente y un equipo de su programa aparecen corriendo, en dirección a la puerta principal. Llegan tarde a una entrevista. A partir de ahí, ya recordarán: sorna por llegar con retraso “por culpa del Cercanías”, charla LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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desenfadada sobre la actualidad y Andreu, como en casa... Pocas semanas más tarde, esa mezcla de humor y política se reproducía en la sede del Partido Popular, con Mariano Rajoy como anfitrión. Y con cierre de Andreu fumándose un puro, en lo alto de la calle Génova. Que las primeras entrevistas de los principales líderes políticos en laSexta se produjeran en su principal referente de entretenimiento, y no en un programa informativo, permite varias interpretaciones: desde el posicionamiento e identidad de la cadena frente a sus competidores hasta –y aquí nos detendremos– cuál es la relación y presencia que los partidos políticos han conseguido en los formatos de entretenimiento de nuestra televisión. Las entrevistas de Andreu Buenafuente a Zapatero y Rajoy sólo son dos ejemplos recientes, pero merece la pena pararse a pensar un instante y recordar cuántos líderes políticos han tomado los programas de entretenimiento, en los últimos años, como escaparates mediáticos en los que ser entrevistados y difundir así sus mensajes. Necesitaríamos muchas más páginas para alabar y agradecer la aportación que, en este sentido, hizo Caiga Quien Gaiga en su primera época en Telecinco: desde cómo El Gran Wyoming y sus reporteros fueron invitados a comer a La Moncloa, en tiempos del presidente Aznar, hasta cómo influyó en la relación políticos-televisión la entrega de unas gafas de sol a Su Majestad, el Rey Juan Carlos. O qué decir de la duda eterna de la audiencia entre quién es más verdadero, si un político o su versión de látex en Los Guiñoles, o ese mismo político y su versión caricaturizada de Polònia. En la programación televisiva encontramos magazines matinales, como El Programa de Ana Rosa o Las Mañanas de Cuatro, que cuentan con bloques de información de actualidad, mesas de análisis y entrevistas esporádicas a líderes políticos. Y disfrutamos de otros formatos de humor, como Noche Hache y El Intermedio, que han conseguido con éxito reírse con y de los políticos e implicarlos en el tono de sus programas. Al margen de su filtro humorístico para el análisis diario de la actualidad, merece la pena mencionar que, por ejemplo, El Gran Wyoming también tuvo sus propios debates. Eso sí, a su manera: no tuvieron desperdicio el duelo entre Josu Erkoreka (PNV) y Carmen Alborch (PSOE), batiéndose en duelo a gol58

pe de voz en un karaoke; ni el de Carmen Calvo (PSOE) y Josep Antoni Duran i Lleida (CiU), jugando al tenis y boxeando en una videoconsola. Y como moderadora de todos los “debates”, a falta de Manuel Campo y de Olga Viza, la reportera Thais Villas. Sería injusto olvidarnos de la penúltima travesura de Jordi Évole, el Follonero. Con Salvados por la Campaña consiguió que nos riéramos de la parafernalia propagandística y mediática de las principales formaciones políticas. Y lo hizo camuflando a un supuesto inmigrante cubano en los mítines de PSOE y PP; levantando aplausos y vítores de los afiliados de ambos partidos, arengándolos con un mismo texto en el precalentamiento de sendos mítines; y poniendo a prueba a Manuel Pizarro, quien se sintió algo incómodo ante las preguntas y las bromas típicas de este tipo de programas. Otra de las peculiares acciones de marketing político de este pasado otoño en España fue la iniciativa del Partido Popular denominada “Come con Rajoy”, un concurso con tal premio para quien realizase el mejor vídeo sobre la situación política y económica de España. Al trapo de la campaña entraron Pablo Motos y sus colaboradores de El Hormiguero, quienes con una parodia del musical Grease imaginaron a un “Mariano Travolta” que criticaba la gestión de Zapatero a golpe de cadera. Este programa de entretenimiento también se ha convertido últimamente en una codiciada plaza pública para los políticos, tal y como, por ejemplo, Leire Pajín y Esteban González Pons demostraron en sendas apariciones. Estados Unidos nos saca ventaja

Esto que a los españoles aún nos resulta extraño, aunque cada vez menos, es algo cotidiano en Estados Unidos, país creador de grandes formatos televisivos de humor como el mítico Saturday Night Live, en NBC o The Daily Show de Jon Stewart y su spin-off llamado The Colbert Report, ambos en Comedy Central. Se trata de claros inspiradores de nuestros formatos españoles, mencionados anteriormente. La mayoría de los grandes presentadores de la televisión norteamericana no muestran abiertamente su posicionamiento político, salvo ejemplos como el LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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de Oprah Winfrey (seguidora confesa de Barack Obama) y el del propio Jon Stewart (quien entrevistó al Presidente en cuatro ocasiones durante la campaña). El director y anchor de The Daily Show representa uno de los principales azotes televisivos del presidente George W. Bush, máxime cuando les confesó a sus espectadores que votaría a los demócratas. Durante las elecciones presidenciales del año 2000, Stewart lideró Indecision 2000, la cobertura especial que Comedy Central realizó sobre aquella cita electoral. Y cuatro años después, volvió a cosechar un gran éxito con su especial Indecisión 2004. Jon Stewart ha sido mucho más crítico que nadie con la gestión de Bush, especialmente a partir de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos, y con el posterior despliegue militar en Afganistán e Irak. Merece la pena indicar que esta prescripción de intención de voto y la influencia de los programas de entretenimiento y humor en la audiencia/ electorado tiene su importancia. En las elecciones presidenciales de 2004, en Estados Unidos, se realizó una gran encuesta acerca de los conocimientos políticos de la audiencia de los tres late night shows más importantes, dirigidos y presentados por los comunicadores Jay Leno, David Letterman y Jon Stewart. Entre el 15 de julio y el 19 de septiembre de 2004, más de 19.000 personas participaron en esa encuesta que consistía en seis preguntas relativas a asuntos tan diversos como la posesión de armas o la seguridad social. Los resultados mostraron que los espectadores de The Daily Show sabían más acerca de los asuntos sobre las elecciones de 2004, que aquellos que habitualmente leían prensa o veían los informativos en televisión. Dannagal Goldthwaite, analista del Centro de Política de la Universidad de Pennsylvania, aseguró que los espectadores de The Daily Show lideraban los resultados de esta encuesta, independientemente de que la variable seleccionada fuera la educación, la adscripción política, espectadores habituales de noticiarios, edad o género.

salvo el presidente Bush, ansíen participar como invitados en él (Bill Clinton, Al Gore y John Kerry han sido algunas de las personalidades entrevistadas por Stewart, justo antes de las elecciones presidenciales). Los asesores políticos entienden que tener voz en este late night show es el mejor modo de llegar a los jóvenes e influir, desde la televisión, en la opinión pública. En 2006, la doctoranda Kathleen Sohar realizó en la Universidad de Florida una exhaustiva investigación en la que analizó la credibilidad y la formación de opinión entre la audiencia de este programa. La autora analizó la audiencia de The Daily Show para conocer mejor la percepción de los programas informativos alternativos como formatos diferentes a los tradicionales y si tales programas conforman una comunidad simbólica entre sus espectadores. La investigación relaciona la teórica relación entre el humor y las rutinas informativas, con especial énfasis en la teoría de la identificación social. Todos los participantes en la investigación definieron The Daily Show como un programa de parodia informativa. En conjunto, los participantes de esta investigación opinaron que los comentarios satíricos vertidos en este programa les permitían sentirse partícipes de lo que se dice en él. Los datos finales aportaron que los participantes se dividieron en tres grandes categorías, según su consideración de la credibilidad en relación con The Daily Show: a) quienes resaltan la “respetabilidad”, es decir, la aparición en este programa le confiere al entrevistado un calibre político más alto, por el hecho de tratarse de un show televisivo de referencia; b) quienes destacan la “identificación” generada por el programa, es decir, que facilita una identificación de ideario político liberal, de un sentido del humor concreto, etc.; c) quienes hicieron especial hincapié en el concepto del “formato televisivo”, que contribuye a la creación de una sensación de credibilidad. Por un puñado de votos

Televisión, política y jóvenes

El peso específico que tiene la política entre los argumentos y los contenidos de The Daily Show tiene como consecuencia que los líderes políticos, 60

David Letterman comentó en una entrevista en Nightline Up Close, en la cadena ABC, que en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2004, los principales candidatos demócratas y republicanos pasaron por su LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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Late Show. Y decía que lo llamativo, según él, fue que una semana antes de los comicios uno de los candidatos quisiera participar en los sketches de ese programa. Letterman lo recuerda entre la sonrisa y la perplejidad: “¿Tan desesperados están que creen que así arañan algún voto más?”. Por cierto, Letterman no llegó a confesar de quién se trataba. En la historia reciente de la televisión norteamericana, políticos como Al Gore o Rudolph Giuliani han participado activamente en Saturday Night Live, ese show creado por Lorne Michaels y que de manera ininterrumpida emite NBC desde 1975. Giuliani cuenta que muchas personas de su entorno le desaconsejaron aparecer como host en SNL, pues hacerlo le supondría “cruzar la línea”; es decir, iniciar un camino sin retorno para su credibilidad ante la sociedad. “Él no es cómico, sino político”, podría pensar mucha gente. Una de las razones por las que Giuliani aceptó la invitación fue que el humor político de SNL estaba muy compensado, equilibrado; y tanto Bush como Gore recibían parodias y críticas por igual. Previamente, en otra ocasión, Giuliani ya había participado como invitado para arrancar el show, junto al Gobernador Pataki. Participó en sketches en los que tuvo que interpretar a un taxista o a un jardinero enamorado de la Estatua de la Libertad, aunque el que más le gustó –y confiesa en Live From New York, de Tom Shales– fue otro en el que tuvo que interpretar a una abuela italiana. En estos sketches, Giuliani tuvo que crear e interiorizar esos personajes. Lo hizo y afirma que participar en SNL fue una de las mejores vivencias durante su época de alcalde. Al Gore también participó como host invitado en Saturday Night Live, y allí repitió, en versión extendida, el beso apasionado que le dio a su esposa Tipper en la campaña electoral de 2000. El candidato demócrata tardó en decidir su participación en este show, principalmente por cuestiones de su agenda política. Una de las curiosidades posteriores a su aceptación fue que el equipo de SNL invitó a trabajar con ellos esa semana a su hija Kristin, que curiosamente es guionista de comedia. Tal y como también recoge Tom Shales en Live From New York, el propio Al Gore afirmó después de esa experiencia televisiva: “Tipper y yo disfrutamos mucho parti62

cipando en el show. Creo que SNL es una parte maravillosa de la cultura americana”. Una nueva cómica llamada Sarah Palin

En la carrera del demócrata Barack Obama y el republicano John McCain hacia la Casa Blanca, finalmente ganada por el primero, la televisión volvió a desempeñar un papel determinante. Una vez más, los programas de humor sirvieron para tomar el pulso de la cintura artística y cautivadora de los principales líderes que se postulaban a presidir Estados Unidos. Con un Obama muy querido y arropado por los medios, en esta recta final, y ya superadas las primarias ante Hillary Clinton, los republicanos fueron el principal argumento de sátiras y parodias. Meses antes, los demócratas fueron objeto de risa, principalmente, por el juego que permitía el carácter de quien fue primera dama. Clinton fue dardo de sketches en los que la fuente del humor residía en sus ansias de liderazgo y, por decirlo con un símil publicitario, su “porque yo lo valgo” a modo de leit motiv. De hecho, uno de los ejemplos más reseñables se emitió en el mes de mayo, y se trataba de una parodia de spot electoral en Saturday Night Live titulado There can only be one. A pantalla partida, las réplicas de Obama y Clinton declamaban una declaración de curiosas intenciones, que concluía con una frase de cierre: allá donde el doble de Obama concluía con que la razón más importante para apoyar a los demócratas era “la democracia”, la doble de Hillary Clinton aseveraba “porque me lo merezco”. Superada la disputa interna entre demócratas, la histriónica y peculiar comunicación no verbal de McCain y la sonrisa y los speeches desafortunados de la candidata a vicepresidenta, Sarah Palin, se convirtieron en el principal material de trabajo para numerosos guionistas durante las semanas previas a las elecciones presidenciales del 4 de noviembre. Eso lo supo aprovechar, como nadie, la mejor versión de la polifacética Tina Fey –actriz, productora ejecutiva y guionista en 30 Rock y anterior actriz de reparto en SNL–. Unas imitaciones perfectas y su parecido físico con la gobernadora de Alaska, más que razonable, permitieron que el late night LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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show más importante de la historia de la televisión exprimiera este filón de carcajadas. Palin acudió al programa y participó en su visita en varios sketches. Uno de los más recordados se producía en el backstage del SNL, con Alec Baldwin confundiendo a Sarah Palin con su compañera Tina Fey y metiendo la pata ante su jefe, Lorne Michaels. La aparición de Palin elevó las audiencias de Saturday Night Live de tal modo que pulverizó su mayor registro, que databa de marzo de 1994. El programa en el que la candidata republicana dijo la mítica frase de apertura “Live From New York, it’s Saturday Night”, tras un divertido sketch de apertura con Tina Fey, obtuvo un 24% de share. Mejoró en un 161% sus audiencias con respecto al año pasado, y en un 76% en comparación con el debut de la temporada pasada. Manuel de Aguilera contaba en Telecinco.es, desde Miami, que según un estudio del Centro para los Medios de Comunicación de la Universidad George Manson, entre septiembre y octubre los candidatos republicanos fueron parodiados en televisión 568 veces frente a las 87 de los demócratas. McCain le debe a Palin 327 de las casi 600 apariciones. De hecho, los que se dedican a crear los argumentos de televisión comentaron que una victoria de Obama les suponía un problema: “Es demasiado correcto y tiene una presencia demasiado elegante”, comentaba Donald Rieck, guionista de Saturday Night Live (algo que me recuerda que, de existir hoy Los Guiñoles, sus guionistas tendrían posiblemente este mismo problema debido al “bajo perfil” y juego que permiten nuestros actuales líderes políticos en España).

re bustos parlantes, sino buenos entrevistadores y mejores entrevistados. Y políticos rebeldes. Por suerte, siempre quedan ejemplos que permiten pensar que ni esos asesores tan persistentes consiguen doblegar la manera de ser y la vis cómica de algunos políticos. La prueba evidente, al menos en España, es Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria y colaborador mensual de Andreu Buenafuente en BFN. Quizá debamos rendirnos ante la evidencia y admitir que, pese a ser como es, Revilla ha hecho calar su mensaje: si existe una solución para cualquier problema, ésa reside en Cantabria. Aparte de las anchoas de Santoña, claro.

Siempre nos quedará Revilla

Desde luego, no es casual que las estrategias de comunicación política intenten hacerse un hueco en estos formatos de humor para llegar al electorado joven, presentar a los candidatos en un entorno más distendido y, en definitiva, difundir sus mensajes. No obstante, y por suerte, no todo está medido al milímetro por los asesores de telegenia. La audiencia no quie-

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LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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La televisión y el discurso político Alejandra Cuétara Economista y Diputada del Partido Popular

Los debates lograron generar y superar la expectación que sólo los grandes acontecimientos deportivos acostumbran a conseguir. Las audiencias alcanzadas así lo evidencian. El seguimiento e interés despertado sólo puede interpretarse como algo positivo para todos. Rompe en parte las percepciones sobre el alejamiento de los intereses de los políticos y la sociedad. Como los periodistas se someten al examen de los share, los políticos tienen en las urnas y el recuento de votos su correspondiente cita con la aprobación o no al trabajo realizado. La Televisión y la evolución del discurso político

En España, el debate “cuerpo a cuerpo” tuvo su bautismo de fuego en la campaña de 1993. Históricamente, el primer gran duelo fue el que enfrentó en la televisión norteamericana a Nixon y Kennedy. Fue entonces cuando nace el mito del candidato, que con mayores condiciones en el medio, gana el apoyo del público ayudado por el poder de la televisión. La imagen, gesto, ademanes, vestuario, forma de moverse... pueden convertirse en armas letales si en lugar de seducir pasan a contradecir, (sin que el político llegue, siquiera, a ser consciente) lo que se está intentando transmitir. Desde que Kennedy desbancó a Nixon, políticos como Sarkozy, LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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David Cameron o Barack Obama continúan desplegando sus cualidades de grandes/medianos seductores. Es evidente, y parece absurdo negarlo, la ventaja que acompaña a Zapatero en este campo. El caso de EE UU, lugar en el que el marketing político ha evolucionado antes, la gestión de la imagen, el discurso, el programa político del Gobierno, son aspectos críticos. Ya entonces, el jefe de gabinete de Reagan, Mike Diver, se manifestaba de este modo: “Los medios son libres, son incontrolables pero sí podemos controlar el discurso y la imagen del líder político que emite este discurso”. La televisión actúa como caja de resonancia, su influencia, ya de por sí potente, se amplifica a través de la prensa escrita, tertulias, Internet (el ágora global), los efectos se extienden varios días y semanas con los comentarios postdebate. La televisión populariza la política. El discurso y lenguaje político no ha tenido más remedio que evolucionar para adecuarse a las nuevas exigencias. La tendencia predominante dicta la conveniencia de reducir el lenguaje, el vocabulario a cierto número de palabras. Peculiar “mantra” que impregna la vida parlamentaria y el discurso político actual. Al político se le aplican las técnicas de marketing, es un producto. Lejos queda la época dorada de la retórica parlamentaria, contexto en el que brillaron personalidades como Castelar, imposible sospechar entonces que los nuevos métodos de transmisión alterarían, de manera irreversible, el discurso político. Se han escuchado voces críticas sobre la excesiva reglamentación en cuanto a tiempos, turnos de los debates. No podemos olvidar que el parlamentarismo en nuestro país es de origen francés, inspirado en un modelo basado en reglas estrictas en cuanto a tiempos y usos de la palabra. Tanto Zapatero como Rajoy se han educado y formado bajo esas normas. El derecho comparado nos sitúa ante dos modelos bien distintos de debate parlamentario: 1 - El de turnos de palabra absolutamente libres, sistema que sigue vigente en el Parlamento británico (los parlamentarios pueden solicitar en cual68

quier momento, sin necesidad de inscripción previa la palabra, influencia de la Common Law) como en el Congreso de los Estados Unidos. En la Europa continental sólo se aplica en Finlandia. 2 - Turnos de palabra tasados (caso de España), con límites temporales fijados por los reglamentos de las Cámaras. Bien podemos quedarnos con las palabras de Benthan, “el orden predeterminado en el uso de la palabra no es más que un orden aparente y un desorden real, una igualdad aparente y una desigualdad efectiva”. ¿Dónde reside el poder?

Los mapas de poder en EE UU y Europa son distintos. En EE UU el poder económico se sitúa por encima del social y el político. En Europa, el social y político prevalecen sobre el económico. Esta distinción no es baladí, así por ejemplo, en el terreno político los partidos en EE UU no son organizaciones de poder estable, sino que son instrumentos que van incorporando o sumando grupos, lobbies, para ganar las campañas electorales. En Europa son algo más. Yo diría que son mucho más. También merece reflexión aparte la cada vez mayor e inquietante acumulación de poder que detentan los grandes emporios mediáticos, ejemplos como el caso de Italia con Berlusconi, o el imperio mediático de Rupert Murdoch , sin ánimo exhaustivo. El acaparamiento de poder en torno a rotativas, televisión, Internet, fenómeno al que tampoco es ajeno nuestro país, bien merece una reflexión sobre el uso y posible abuso de esa descomunal maquinaria de influencia. Poder de influencia que en ocasiones sacrifica el de informar.

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D E SI D E RÁTUM Dos debates en España en 31 años, ¿tres en 35? Manuel Campo Vidal Presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión

Hemos celebrado diez elecciones democráticas en España para elegir Congreso de los Diputados y, en consecuencia, Gobierno desde el restablecimiento de la democracia, empezando por el 15 de junio del 77 y terminando por marzo de 2008. Observando la secuencia de esas diez elecciones legislativas, sólo ha habido dos debates al máximo nivel. Cabe preguntarse: ¿Por qué ha habido dos y por qué sólo dos? ¿Qué tenían de común estas dos ocasiones en que se han celebrado y qué condiciones no se cumplieron en las otras? El año 1977 no cuenta a efectos del debate. Las emociones se centraban en la aparición de aquellos partidos que habían conseguido presentar candidaturas. Lo más sorprendente fue ver a Santiago Carrillo, a Dolores Ibárurri o a Rafael Alberti en la televisión en el espacio político correspondiente, cuando hacía 20 días que alguno de ellos había regresado del exilio. Lo más estremecedor fue escuchar la Internacional en TVE, bien es verdad que tocada al órgano muy suavemente por Teddy Bautista, actual presidente del Consejo de Dirección de la SGAE y ex líder del grupo musical Los Canarios. En el año 1979 ya se empieza a hablar de debates. Hay que distinguir cuando se quiere hacer el debate de verdad o cuando se utiliza el debate LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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solamente como arma política de desgaste. Retar a un debate con la confianza de que no se conceda. En el 79 el duelo era Adolfo Suárez contra Felipe González. Felipe González pidió un debate, que Suárez no aceptó. Pero hubo un duro debate cruzado entre ellos a propósito de los estatutos del PSOE, que mantenían lo del marxismo. Lo denunció crudamente Suárez en su última alocución televisiva y motivó aquella frase de Felipe González: “A mí no me gana nadie nunca más unas elecciones con mis propios documentos”. Y es cuando genera, meses después, la retirada del marxismo, en dos congresos extraordinarios de gran convulsión. Elecciones de 1982. Leopoldo Calvo Sotelo, que era presidente del Gobierno, contra Felipe González, aunque el cabeza de cartel de UCD era Landelino Lavilla. Quisiera rendir homenaje a Calvo Sotelo porque creo que la gente fue muy injusta con él. Calvo Sotelo fue un señor que aguantó el juicio contra los golpistas del 23-F en contra de la presión militar. En aquellas elecciones se habló de debate, pero poco. En el año 1986, Felipe y Fraga. Hubo alusiones a debates, pero nunca se planteó seriamente. En el año 89 era González contra un Aznar recién llegado de Castilla y León, pero el presidente no concedió debate. Creo sinceramente que Aznar lo pidió porque había que pedirlo. No lo estaba planteando en serio. ¿Qué pasa en el año 93? A mi juicio se dan las tres condiciones imprescindibles para que haya debate y que no existían en otros momentos: Primera: La previsión de resultado de empate técnico. Es decir, Felipe

González necesitaba ese debate. Percibí que esa vez sí. Se lo planteé a Antonio Asensio presidente de Antena 3 Televisión, fuimos los dos a Moncloa y convencimos a Felipe González de que hiciera un debate. Le convencimos porque quería dejarse convencer, claro. Lo aceptó porque lo necesitaba. Mi sorpresa, la de Antena 3 Televisión, fue que pedimos un debate y nos dieron dos. Aznar, al principio, no se lo creía y aceptó con entusiasmo. Nos dieron dos debates y la pelea fue quién lo hacía primero. Tuvimos que

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batallar mucho porque, por alguna razón, el PSOE (no digo la Presidencia del Gobierno) había llegado a la conclusión de que el primero lo haría Telecinco. Fue una batalla muy dura. Al final terminamos ganando porque pudimos enseñar papeles ya que procuré dejar cartas y rastro de que habíamos sido los primeros en pedirlo. Y eso nos sirvió. Segunda: La decisión del presidente del Gobierno positiva, que siempre

es el que tiene una cierta ventaja de salida. Tercera: Que lo acepte el líder de la oposición, que no siempre lo acepta.

En el año 96, tres años después del primer cara a cara, se da la primera condición: situación de empate técnico en las encuestas. La segunda también: lo quiere el Presidente del Gobierno porque González lo pidió pero no lo aceptó el líder de la oposición. Por lo tanto, no hubo debate. El líder de la oposición pensó que le iba tan bien en los sondeos que si hacía un debate y lo perdía, podía perder las elecciones. Llegamos al año 2000. No se daba la primera condición porque ya se intuía la mayoría absoluta del PP. La segunda, el presidente del Gobierno no lo quería, por lo tanto, no había más que hablar. El líder de la oposición, Joaquín Almunia, lo utilizó para desgastar a Aznar, pero sin resultado. En el 2004, después de la mayoría absoluta del PP, no se presenta el mismo candidato, Aznar. Lo quiere el de oposición, Zapatero. No lo acepta el heredero del presidente del Gobierno, que es Rajoy, y meses después reconocería: “Me he equivocado al no aceptar el debate”. Tampoco había situación de empate técnico. O quizás sí. El catedrático Julián Santamaría y Carlos Malo de Molina aseguran que un día antes de los atentados de los trenes, el 10 de marzo, la situación en los sondeos estaba “más uno, menos uno”, muy ajustado. Sí había probablemente empate técnico, o casi, en aquel momento final, pero no se podía decidir el debate el último día. Cuando llegamos al 2008, se da relativamente la primera condición: LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN ESPAÑA

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estamos, más o menos, en el área del empate técnico. Se da la segunda, que quiere el presidente del Gobierno, y se da la tercera, que quiere el líder de la oposición. Esas tres circunstancias sólo se encuentran en el año 93 y en el 2008. Por eso hay debate. Por tanto, para la próxima vez, yo diría que: · La primera condición, si habrá empate técnico o no, es imposible predecirla ahora. · La segunda, la decisión del presidente del Gobierno, previsiblemente es que sí porque él suele aceptar este tipo de retos. Y además quizá lo necesite. · La tercera, el líder de la oposición previsiblemente sí querrá, sea Mariano Rajoy u otro. Seguramente también lo necesitará. De todos modos, debo concluir autocríticamente que en el año 93 tras los debates declaré: “Nunca más en España habrá unas elecciones sin un debate de estas características”. La historia me dio entonces una gran oportunidad para callarme y no la aproveché. Así que ahora digo que ya veremos. En todo caso, creo que estamos bastante más cerca de que eso se produzca, haya empate técnico o no. No hace falta decir que si se consolida la tradición de que haya debates en cada elección, la Academia de Televisión estará honrada de que se le encargue su organización.

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LOS DEBATES ELECTORALES 2008 EN EE UU “En EE UU sólo se han institucionalizado los debates electorales porque ambos candidatos han llegado a la conclusión de que los riesgos de celebrarlos eran menores que los costes de negarse a su celebración”

Julián Santamaría Catedrático de Ciencia Política y Ex embajador de España en EE UU

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Debates presidenciales en España y EE UU: Similitudes y diferencias Alan Schroeder Profesor Asociado de la Escuela de Periodismo de la Northeastern University (Boston) y autor de “Presidential Debates: 50 Years of High-Risk TV” (Columbia University Press)

Existen interesantes paralelismos entre los debates presidenciales de España y los de EEUU, comenzando por su propia historia. Tras la celebración del debate Gónzalez-Aznar de 1993, han transcurrido 15 años para que los candidatos a la presidencia española se volviesen a encontrar en un debate televisado. En los Estados Unidos, después de los primeros debates entre Kennedy y Nixon de 1960, se produjo un vacío de 16 años hasta el siguiente debate en el que el Presidente Gerald Ford se enfrentó al candidato Jimmy Carter en tres encuentros cara a cara. También los organizadores de los debates en ambos países han encontrado problemas similares: negociaciones complicadas con los candidatos y sus asesores, controversias sobre el formato y la estructura, desacuerdo sobre los detalles de la producción o quejas de los partidos minoritarios por no ser invitados a participar. A pesar de estos retos, España y Estados Unidos han demostrado que la existencia de estos debates televisados genera importantes audiencias: 13 millones de telespectadores en los debates españoles de 2008 y entre 55 y 66 millones en los debates Obama-McCain del mismo año. Cabe destacar que en 2008 el debate con mayor audiencia fue el celebrado entre los can-


didatos a la vicepresidencia, Joe Biden y Sarah Palin, el único debate en la historia de Estados Unidos en el que los segundos candidatos consiguieron generar mayor audiencia –73.4 millones de espectadores– que los candidatos a la presidencia. Esto puede atribuirse, casi de manera exclusiva, a la fascinación pública que causó Palin, cuya elección sorpresa por John McCain la convirtió en una celebridad de la noche a la mañana. Sin embargo, existen importantes diferencias entre los debates a la presidencia en España y Estados Unidos. Quizás la más destacable sea el formato. Los políticos americanos se esfuerzan por evitar la confrontación directa. De hecho, la campaña de 2008 fue la primera en los últimos 50 años en la que las normas permitieron a los candidatos dirigirse directamente el uno al otro. En años anteriores, se prohibía cualquier forma de interacción entre ellos. En cualquier caso, aun con la atenuación de estas normas, tanto Obama como McCain tuvieron que ser avisados por el moderador para dirigirse el uno al otro, algo que hicieron con torpeza y a regañadientes. Por el contrario, el formato de los debates presidenciales españoles crea una “conversación directa” entre los dos candidatos, con una mínima intervención del moderador. Esta estructura produce un mayor nivel de conflicto y tono de enfrentamiento en los debates españoles en comparación con los de sus colegas americanos. Aunque los críticos en España han tachado el formato español como “dos monólogos”, lo cierto es que el debate Zapatero-Rajoy sólo puede ser descrito como un diálogo, un diálogo puro que no es practicado por los políticos del otro lado del Atlántico. El resultado es que los votantes en España obtienen una idea clara del contraste de los programas políticos de los dos candidatos. El debate español ofrece otras ventajas. Por ejemplo, la falta de intervención del moderador, de un grupo de periodistas o de ciudadanos permite mantener el foco de atención sobre los candidatos, que es donde debe estar. Al mismo tiempo, el formato conversacional de España hace más convincente la experiencia para los espectadores, como ilustra ampliamente la batalla dialéctica entre Zapatero y Rajoy. En los debates americanos, los periodistas que moderan los debates em80

plean mucha energía en determinar qué temas abordar, en qué orden y el nivel de detalle. Incluso en los debates por alcaldías, en los que los ciudadanos interrogan a los candidatos, las preguntas son enviadas por escrito antes y seleccionadas por el moderador. Aquí cabe señalar que el formato original del debate Kennedy-Nixon, con un grupo de periodistas preguntando, no ha sido usado en los Estados Unidos desde 1992, aunque permanece vigente en otros países como Alemania. Con un moderador eficaz al frente, el modelo americano produce excelentes resultados porque el formato permite el seguimiento de las preguntas y aleja a los candidatos de ofrecer discursos demasiado extensos de sus campañas. Hemos visto esto en el último debate entre Obama y McCain, el mejor de sus tres encuentros. Sin embargo, con demasiada frecuencia en EE UU, el resultado ha sido un debate en el que los candidatos son capaces de predecir las preguntas que deben responder o los moderadores aparecen más interesados en promover sus propias carreras que en aclarar cuestiones a los votantes. Desde 1960, en los debates celebrados en los EE UU se ha intentado convencer a los candidatos para seguir el modelo que España ha adoptado, en el que los que debaten dirigen sus comentarios directamente el uno al otro, con un moderador que actúa principalmente como controlador del tiempo y árbitro. Desde Kennedy y Nixon hasta Obama y McCain, los políticos americanos han rechazado esta idea, porque no desean correr el riesgo de parecer demasiado agresivos de cara a la audiencia. Esta “excesiva” agresividad no parece ser un problema para los candidatos presideciales en España, que se atacan con una ferocidad que sería un shock para la audiencia americana. El formato español presenta importantes diferencias de fondo. En primer lugar, no da la oportunidad de realizar un seguimiento de las preguntas o aclaraciones. Además, al excluir las preguntas de periodistas y ciudadanos, los candidatos ejercen quizás demasiado control sobre el contenido del programa. De forma ideal, al menos algunas pequeñas cuestiones de otras fuentes deberían ser incorporadas. Por último, los debates españoles parecen estar preocupados con forzar los estrictos límites de tiempo, aunque


cabe mencionar que los debates americanos también comparten esta obsesión por el reloj. Más allá del formato, los debates españoles se diferencian de los americanos en otros aspectos. En los debates de EE UU, a los candidatos se les prohíbe llevar objetos al plató. Se les da lápiz y papel para tomar notas pero los candidatos no pueden llevar nada en el escenario. A juzgar por los ejemplos de Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, los candidatos a la presidencia en España no pueden resistir el impulso de armarse con gran cantidad de papeles, estadísticas, gráficos y mapas, aunque esta avalancha de papel finalmente se convierta en una distracción más que en una ayuda. Otra diferencia: en América las esposas de los candidatos –y a veces también sus hijos– son situados entre el público, normalmente a la vista de los candidatos desde el escenario, aunque estos familiares aparecen en cámara sólo antes y después del debate, no durante la celebración del mismo. El lugar en el que se sientan las esposas llega a convertirse en un punto de negociación predebate de las dos campañas, y a menudo queda reflejado en el contrato cerrado por los asesores. En España, por el contrario, las esposas de los candidatos son prácticamente invisibles. Los debates españoles de 2008 presentaron un toque teatral, cinematográfico, que los debates americanos deberían considerar copiar: las llegadas y salidas televisadas de los candidatos. Con espectaculares planos cenitales de la entrada de las limusinas en el recinto del debate que crearon un efecto visual sorprendente. De forma similar, la salida de los candidatos al final del programa ofreció a los espectadores la oportunidad de hacer una lectura de sus expresiones faciales y su lenguaje corporal. Estas imágenes anteriores y posteriores permitieron a la audiencia conocer la trastienda del programa y dieron paso a una entrada y salida muy naturales. Si comparamos la experiencia española con la americana, se debería hablar de patrocinio, uno de los aspectos peor valorados de los debates televisados. En más de los 60 países donde han tenido lugar debates de líderes nacionales, los patrocinadores han sido medios de comunicación, normalmente una cadena de televisión o un consorcio de medios. España 82

y EE UU son dos de las pocas naciones en las que una organización neutral y no comercial ha organizado y producido estos debates: La Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión en España y la Comisión de Debates Presidenciales en EE UU. A pesar de que comparten los mismos objetivos y se enfrentan a los mismos retos, son organizaciones fundamentalmente diferentes. La Academia está interesada en la Televisión en todas sus formas, la Comisión exclusivamente en los debates. La Academia está formada por reconocidos profesionales de la televisión (presentadores, productores, iluminadores, escenógrafos…), que tienen la experiencia técnica para montar una producción a gran escala como un debate usando personal propio en los puestos clave. La Comisión subcontrata un equipo freelance de profesionales de televisión para producir sus eventos, y recurre a los servicios de las principales redes de televisión comercial, que ponen a su disposición recursos humanos y equipos. Los debates de la Academia están financiados por derechos de licencia por la señal pagados por las cadenas de televisión. La Comisión depende de las contribuciones de la comunidad a través de benefactores corporativos como Anheuser-Bush, la compañía que fabrica Budweiser, la cerveza mejor vendida en América. A diferencia de la Academia, la Comisión de debates presidenciales tiene la ventaja de contar con veinte años de experiencia como patrocinador exclusivo de los debates en las elecciones americanas. Desde 1988 ha producido 16 debates presidenciales y 6 vicepresidenciales. Asombrosamente, a lo largo de ese período, la Comisión ha evitado escándalos y ha mantenido a sus rivales satisfechos. La Academia con sólo dos debates en su trayectoria, parece haber tenido un comienzo muy positivo igualmente. La larga historia de los debates televisados en EE UU es una inspiración para países como España, donde los debates no se han institucionalizado todavía como un elemento estándar de los procesos electorales. Al mismo tiempo, los EE UU pueden tomar lecciones del ejemplo español, que prueba que los candidatos no deben temer un formato que les obligue a comprometerse


Duelo por la Casa Blanca Indira García Jefa de Internacional de Antena 3 Televisión

Varios escenarios, un mismo destino: la Casa Blanca, tres formatos distintos, dos visiones políticas, dos generaciones, dos hombres cara a cara por la Presidencia del país más poderoso del planeta. Uno se llama Barack Hussein Obama y tiene 47 años, el otro John Sydney McCain y tiene 72 años. Por uno u otro motivo los dos harán historia. Obama será el primer presidente negro en llegar a la Casa Blanca. Para McCain será su última oportunidad de ser Presidente. En tres ocasiones, en horario de máxima audiencia, el mundo vivió los duelos televisados más intensos de la reciente historia de EE UU. El viernes 26 de septiembre lo teníamos todo preparado para ofrecer a los telespectadores el primer cara a cara electoral entre John McCain y Barack Obama: los invitados, la señal, el horario a continuidad. Todo estaba a punto, sólo faltaba un detalle importante: McCain, abrumado por la crisis económica, quería suspender el debate para ejercer como senador en Washington. Sólo unas horas antes pudimos confirmar que habría debate. Llegaron dispuestos a todo a la Universidad de Oxford, tuvieron que cambiar su discurso y centrarse en la crisis económica. Preguntas directas para respuestas profundas. Ambos reconocieron que la nueva situación, el nue-


vo escenario les obligaba a modificar sus promesas electorales. A las pocas horas un titular: ganó Barack Obama. Y un dato para el análisis: el primer debate debería haber sido el último. Demócrata y republicano fueron en este cara a cara a conocerse, a medir sus fuerzas. Unos 52 millones y medio de personas siguieron en directo a través de las cadenas de televisión en EE UU el primer duelo televisado entre Obama y McCain. Y llegaron los vicepresidentes

Pero si hay que hablar de audiencias, los 70 millones de telespectadores que siguieron el duelo Palin-Biden son el reflejo más significativo de que los debates son en EE UU algo más que una obligada cita electoral. Con ellos llegó el famoso “the show has just begun”. Ella, traje de chaqueta negro, tacones altos, sus gafas de diseño japonés y el pelo semirrecogido. Él, impecable, la imagen del gentleman americano con un discurso directo y muy educado con su contrincante a la que todo el tiempo llamó “gobernadora”. Aquí importó más la forma que el fondo, la puesta en escena más que el contenido. Al final “la hockey mam” como le gusta definirse a la candidata republicana llamó a toda su familia al escenario. Biden, más comedido, dijo lo que tenía que decir sin recurrir a la agresividad, sus asesores le aconsejaron prudencia frente a una mujer. El efecto Palin cumplió su papel: convenció, pero no venció. La gobernadora de Alaska, eso sí, se desenvolvió mejor en el debate que en las entrevistas en televisión, tuvo menos oportunidades para no equivocarse. América pregunta

Fueron sólo unos pocos los elegidos de entre un grupo de votantes indecisos de Tennessee, y otros cuantos de Internet a través de Myspace. De nuevo, surgieron preguntas sobre la crisis económica, algunas de política exterior y muchas sobre asuntos de la vida cotidiana como la gran lacra del sistema: el acceso a una sanidad para todos. Barack Obama y John McCain contestaron con claridad, hablaron directamente a sus interlocutores moviéndose por el escenario. El republicano está más acostumbrado a 86

este tipo de encuentros conocidos en el país como “asambleas ciudadanas”, pero el demócrata no defraudó. A su favor estuvo una escenografía muy cuidada y un saber estar delante de las cámaras que permitieron a Obama moverse con habilidad y demostrar que es uno de los pocos ciudadanos norteamericanos que tiene la percha perfecta para llevar un buen traje de chaqueta. Contrariamente a lo que se esperaba, el formato perjudicó más a McCain. La silla que le pusieron apenas pudo usarla para evitar aparecer ante el público más bajo que su contrincante. En este debate, la diferencia de altura tuvo más peso que la diferencia de criterios a la hora de responder las preguntas. El último debió ser el primero

Llegaron dispuestos a todo y lo consiguieron. Fue el pasado 15 de octubre. Vimos a un Obama pidiendo el voto y mirando fijamente a cámara y un McCain mirando al moderador. Un demócrata a la defensiva y un republicano diciendo “yo no soy el presidente Bush”.... Un Obama más sereno, un McCain obligado a pegar primero... Los dos son zurdos pero tuvieron muy poca mano izquierda. Fue sin duda el mejor debate de esta campaña y seguramente el que ha permitido que el votante indeciso tenga más claro a quién votar y por qué. Las preguntas y las respuestas se centraron en política económica y en las recetas para afrontar la crisis. Todo ello en una noche en la que triunfó por encima de todos Joe El fontanero. Hasta en 24 ocasiones los dos contendientes se refirieron a él. Luego se supo que ni se llama Joe, ni es fontanero, son gajes de la política, gestos y formas para llegar al gran público, a esos que tenían que votar el 4 de noviembre. ¿Sirven para algo los debates? ¿Deciden el voto de los indecisos? ¿Son más un espectáculo televisivo que electoral? ¿Deberían ser más espontáneos y menos encorsetados? Son preguntas a las que desde España retransmitiendo en directo estos cuatro duelos electorales hemos tratado de dar respuesta. EE UU fue el pionero en este tipo de citas electorales, llevan desde 1960 organizando debates para que el gran público pueda ver a sus candidatos en su propia esencia. Lo más importante es que ellos lo saben, por eso


preparan esas citas de la forma más intensa, ensayando cada movimiento, cada frase, cada respuesta a una pregunta comprometida, cada gesto delante y detrás de la pequeña pantalla. Los candidatos miden sus fuerzas bajo una intensa lupa electoral. Los debates fueron la última etapa audiovisual hasta el gran primer martes de noviembre. Ganase quien ganase, perdiese quien perdiese el mundo les habrá visto tal y como son: Un demócrata, un republicano, un joven senador de Illinois, un héroe de guerra, dos ideas de EE UU pero un único sueño: ser el Presidente de los EE UU.

En directo desde EE UU Mamen Mendizábal García Presentadora de laSexta Noticias

Cubrir las elecciones en Estados Unidos es estar preparado para vivir la maquinaria más potente de comunicación. No sólo los políticos, los ciudadanos estadounidenses son preparados desde jóvenes, desde la escuela, para que hablar en público sea parte de su formación. Durante estos meses de campaña electoral, los escenarios, los mítines, los debates y los programas de televisión les han dado enormes oportunidades a Obama y McCain no sólo para colocar su mensaje político, sino también para que conozcamos su vida íntima, su pasado, a su familia y todo esto con un propósito: buscar una comunicación no sólo de ideas, también emocional. Las emociones son las que te hacen ir a votar. Han utilizado a los medios de comunicación. Eso no es ninguna novedad. Pero lo han hecho buscando caladeros de voto. Sabían que necesitaban tener a los medios latinos de su parte y han buscado huecos en sus agendas no sólo para hablar con la CNN o FOX, sino también con Caracol o Univisión, gigantes ya de la comunicación en español dentro de Estados Unidos. Han tenido debates de todo tipo en horario de prime time y en varias cadenas de televisión. Debates dentro del partido, con sus rivales, cara a cara, tanta variedad que cuesta imaginar que llegue aquí. Y todo esto con una tremenda normalidad democrática, sin exigencias absurdas ni la 88


sensación de que esos debates son una excepción. Son parte de la campaña, de la carrera presidencial y de la democracia. Llegar como enviada especial de laSexta a esta campaña presidencial me ha dado la sensación de estar viviendo y contando un momento importante en la historia. No sólo por el color de la piel de Obama. Que un hombre negro llegue a la presidencia de cualquier país del hemisferio norte ya es noticia. Pero que alguien llegue a la presidencia apelando al cambio, movilizando a la sociedad civil, recaudando millones de dólares de gente anónima supone un cambio verdadero. Los americanos no sólo han elegido un nuevo presidente, han trabajado duro para conseguir que Obama llegue hasta la Casa Blanca y eso es un éxito para todos los que se han involucrado. ¿Imagináis aquí a alguien que no esté afiliado al PSOE o al PP pidiendo el voto, movilizando? ¿A actores que apoyan a políticos sin que por eso sean tachados de ser de izquierda o derecha? El nuevo presidente de Estados Unidos ha dominado, además, un medio hasta ahora infrautilizado para la política: Internet. Y ésta ha sido otra de sus claves para el éxito. Ha conseguido que comunidades enteras de internautas se movilicen sin límites de fronteras, ni de usos horarios, sin gastos ni necesidad de crear una infraestructura paralela. Con esto, además de votos y dinero gracias a las donaciones, ha conseguido también proyectar una imagen de alguien metido en el mundo, hábil con las nuevas herramientas de comunicación de las que ahora disponemos. Ése era al principio el gran contraste entre Obama y McCain. El demócrata era un hombre joven y lleno de ideales frente al republicano, símbolo de la experiencia, un hombre de guerra, preparado para gobernar un país que con sus decisiones es capaz a su vez de dominar el mundo. El símbolo de lo que tiene que ser el Commander in chief. En Estados Unidos esa figura, la del Comandante en Jefe, es fundamental. Supone estar preparado para gobernar tu país, defenderlo, luchar por la libertad y entrar en guerra si es necesario. Esto que al principio sólo parecía capaz de hacerlo McCain, cambió con el paso de los meses. El mensaje de Obama se cubrió también de la solemnidad necesaria para que los ciudadanos no sólo vieran en él a 90

un idealista, sino también a un hombre capaz de hacer frente a cualquier problema. Y eso lo hicieron sus especialistas en comunicación. Fueron racionando los mensajes, descubriendo poco a poco al candidato que teníamos delante. La campaña electoral de Estados Unidos en 2008 estoy segura de que tendrá muy pronto grandes imitadores. Veremos si consiguen el éxito utilizando los mismos medios.


¿Por qué emitir los debates electorales de EE UU en España? Carmen Pérez Corresponsal de Internacional de Cuatro y CNN+ y Máster en Ciencias Políticas en la Universidad de California (Los Ángeles)

Cada cuatro años se plantea la misma disyuntiva: ¿Emitimos los debates electorales en EE UU o no lo hacemos? Y tras un intenso intercambio de ideas y de preguntarnos si sirven para algo y si interesan al público español, llegamos siempre a la misma conclusión: los emitimos. Vamos por partes: ¿Sirven para algo? En el contexto de la campaña electoral estadounidense, sí. Sobran los estudios que afirman que la mayoría de electores que ya ha decidido su voto no cambia de opinión gracias a los debates; sirven para refirmar su punto de vista. La clave está, pues en el porcentaje de indecisos, el grupo clave en la mayor parte de los procesos electorales. Pero no se celebran sólo para convencerles; los debates en Estados Unidos son un ejercicio de democracia clave para su cultura política. Para muchos, es la única ocasión en la que se acercan a la campaña electoral y les permiten ver en acción al político que busca su voto; captar su estilo, su manera de gesticular, su oratoria; datos con los que intuir al menos cómo será el estilo de gobierno del futuro Presidente de Estados Unidos.


¿Interesan a la audiencia española?

Enlazamos aquí con el argumento de la utilidad: al igual que ocurre con el telespectador estadounidense, los debates electorales permiten que el público español se acerque, aunque sea brevemente, a los dos hombres que aspiran a dirigir los destinos de la que hasta ahora ha sido la mayor “gran potencia”, y cuyas decisiones influyen sobre todo el planeta. Conscientes de esto, siempre acompañamos la emisión de los debates con la presencia y comentarios de expertos en política estadounidense, de analistas internacionales o de corresponsales en el país; en definitiva, de personas que conozcan en profundidad Estados Unidos para ofrecer al telespectador una imagen más clara de lo que está ocurriendo en ese país e interpretar los proyectos de uno y otro candidato. Y las audiencias nos demuestran que tenemos razón: es respetable a pesar de que se emiten de madrugada en España y que tienen también seguimiento al día siguiente, cuando se multidifunden en horario más asequible. También tienen numerosas entradas en Internet. Todo esto teniendo en cuenta que CNN+ es un canal de información continua 24 horas, con lo que eso implica de partida en cuanto a la audiencia, que es considerablemente menor que la de una televisión generalista. Los debates, producto de la “ingeniería política”

Los debates electorales son, al fin y al cabo, un producto de la técnica política para el cual los candidatos “entrenan” con profesionales que les preparan para desarrollar estrategias, destacar sus puntos fuertes y ocultar los débiles. Se “aprende”, pues, a debatir. Hemos visto, por ejemplo, cómo Barack Obama ha ido mejorando su actuación desde los debates de las primarias hasta los presidenciales. En aquéllos, con varios candidatos o frente a Hillary Clinton, el demócrata estaba mucho más torpe que frente a McCain. El republicano también ha mejorado y, a juicio de los expertos, su actuación ha sido muy buena, dominando el juego de réplica y contrarréplica, acorralando incluso a Obama… aunque la mayor parte de la audiencia le haya dado la victoria por puntos a su rival. 94

Trabajan, entre otras cosas, en cómo compartimentar el mensaje. Se sabe ya que la mayoría de la gente en EE UU ve los debates haciendo zapping, en las pausas comerciales de su serie favorita o del partido de baloncesto. Por ese motivo, los candidatos deben esforzarse en enviar mensajes breves, claros y en lograr golpes de efecto. Recordemos la ya famosa frase del último debate de McCain diciendo: “Yo no soy Bush, señor Obama”, o lo ocurrido en el debate entre George Bush (padre) y Michael Dukakis, cuando a la pregunta de cómo actuarían si su familia hubiera sido asesinada, Bush levantó las manos y se mostró escandalizado… fue un solo gesto, apenas unos segundos, pero suficientes para subrayar su “humanidad” frente a la frialdad de su rival, Dukakis, que había respondido a la pregunta con un alegato contra la pena de muerte pasando de largo por el contenido personal de la pregunta. Por otra parte, hay que subrayar lo sofisticado del análisis que se hace de los propios debates. Un ejemplo: la cadena CNN Internacional los ha seguido con grupos de votantes muy concretos, de diferentes concisiones sociopolíticas, como mujeres blancas, independientes, afroamericanos pobres, trabajadores del automóvil, etc… recogiendo sus reacciones ante la actuación de los candidatos y tratando de extrapolar consecuencias para el futuro de la campaña electoral. Un análisis que, a buen seguro, hacían por su parte los equipos de campaña … que no persiguen sólo la “victoria” en términos absolutos de su candidato, ni hacerse únicamente con el 18% de indecisos, sino que afinan mucho más: van a por esos mismos grupos de votantes concretos que pueden acabar marcando la diferencia el día de las elecciones. Un análisis que se complica aún más cuando se hace estado por estado. Y por último, ¿cómo y quién decide quién ha ganado un debate? Lo deciden los medios de comunicación en una dura batalla que se libra en la llamada spin room, esa sala en la que los directores políticos de ambas campañas y su ejército de asesores se reúnen con los periodistas, antes durante y después del debate. Es ahí donde tratan de hacer llegar sus mensajes, jugando, entre otras cosas, con las expectativas... Por ejemplo, en el


primer debate entre George Bush y Al Gore todo el mundo esperaba que Bush lo hiciera fatal porque era un patán; sólo tenía, pues, que ofrecer una actuación aceptable, sin errores graves, para apuntarse la victoria. Al final, el triunfo fue suyo; le ayudó su cercanía frente a un Gore que resultó excesivamente rígido.

Estrategias para la videopolítica Daniel Ureña Analista del ABC y Socio-Director de MAS Consulting Group

Giovani Sartori escribió hace unos años su libro Homo Videns, en el que analizaba cómo la política está cambiando por la influencia de la televisión. En esta campaña electoral americana hemos visto cómo sus teorías están de plena actualidad. Sartori proponía el concepto de “videopolítica”, que los candidatos americanos han entendido a la perfección. Tradicionalmente, la política ha estado basada en la reflexión, la razón y la palabra, pero la videopolítica produce que prime la emoción, la imagen y el espectáculo. Y los debates presidenciales son la prueba evidente de la “espectacularización” de la política. Por eso, hoy, un buen debate debería cumplir los mismos criterios que un buen programa de televisión. Los debates tienen el valor de que permiten conocer más a fondo a un candidato. Se podría establecer la comparación de que los spots de campaña equivalen a un currículo, ya que de manera muy concisa, en un folio y en 30 segundos, exponen quién es; mientras que los debates se asemejan a la entrevista de trabajo, en la que durante unos minutos el espectador tiene la oportunidad de ver cómo el candidato interactúa, cómo se comporta y, a priori, puede dar una imagen más detallada del aspirante a ocupar el puesto de presidente. 96


Durante la campaña presidencial de 2008, los datos de audiencia han sido muy importantes, al igual que los de los principales discursos de las convenciones de ambos partidos. El discurso de cierre de la Convención Demócrata, a cargo de Barack Obama a finales de agosto en Denver, fue seguido por 38,4 millones de espectadores, mientras que el de John McCain, en la Convención Republicana, fue visto por medio millón más de personas, 38,9 millones. En el caso de los vicepresidentes, la diferencia fue mucho mayor a favor de los republicanos. Sarah Palin consiguió una audiencia de 37,3 millones, mientras que Joe Biden logró 24 millones. Volviendo a los debates, el primero tuvo una audiencia de 52,4 millones; el segundo de 62 y el tercero de 53,8. Pero el más seguido de todos fue el de los números dos con casi 70 millones de telespectadores (69,9). Desde el punto de vista de la campaña, los debates no fueron determinantes. La frase de “¡Es la economía, estúpido!”, que popularizó James Carville, asesor de Bill Clinton, tuvo todo el sentido en esta campaña. De hecho, no hay nada más que revisar la evolución de las encuestas: justo antes de la Convención Demócrata, John McCain se situó por encima de Obama y al término de ésta, Obama volvió a ponerse por delante. Pocos días después, tras la Convención Republicana, McCain se puso de nuevo por delante hasta que sucedió el crack de Wall Street. La intención de voto de los republicanos se hundió al mismo ritmo que lo hacía la Bolsa. Durante los debates vimos a un Obama muy calmado, con una imagen moderada y presidencial. Demostró ser un candidato muy disciplinado en su mensaje: tenía muy claro lo que quería trasladar y, a pesar de las provocaciones y la intención de McCain de hablar de otros temas, él volvía a sus temas trazando puentes. Además, desde el punto de vista de la telegenia, de la puesta en escena, Obama mostró ser muy superior que su contrincante. Su estrategia ha sido constante durante toda la campaña, reivindicar los conceptos de cambio y esperanza y, al mismo tiempo, vincular a McCain con un tercer mandato de George W. Bush. La campaña de Obama será recordada por su valor simbólico e histórico pero también por haber sido una campaña brillantemente planteada y ejecutada. 98

Por su parte, John McCain fue mejorando en cada debate y en el tercero vimos al mejor McCain de todos. Está claro que si se compara a los dos políticos desde la perspectiva de la imagen física, la de Obama es mucho más atractiva. De hecho, en el segundo debate, en el que ambos estaban de pie, se veía a McCain como un hombre muy mayor que casi no podía levantar los brazos, frente a la imagen de un candidato joven, alto y con muy buena presencia. En este sentido, muchos analistas preveían que este segundo debate, que tenía el formato de town hall meeting, iba a ser el más beneficioso para el candidato republicano, pero no fue así. Fue una gran decepción por el exceso de celo del moderador, que impidió que hubiera más interactividad. El tercer debate, en el que los dos rivales estaban sentados frente a frente, fue el más interesante de todos. El formato fue muy parecido al utilizado en España durante la última campaña electoral. Con respecto al debate entre los vicepresidentes, Joe Biden sorprendió muy positivamente. El senador demócrata arrastraba una fama de hablar demasiado y de ser incapaz de concretar, pero hizo un buen papel. Estuvo disciplinado, habló directamente a la cámara, apelando a la gente e impregnando su discurso de un barniz emocional. Por su parte, Sarah Palin demostró que conoce las formas y el lenguaje de la televisión. Fue capaz de conectar con mucha gente y trató de generar empatía con las bases de su partido. Cuanto más se desprendió del guión que tenía preparado, más conectó. También hemos podido comprobar cómo la parte más importante de un debate es el “postdebate”. Si bien ha tenido una audiencia importante, hay millones de personas que no han visto el debate y la opinión que se van a formar es la que los periódicos y las televisiones le cuenten. Por ello, el enfoque (spin) que los diferentes portavoces y analistas hacen tiene una gran importancia y se ha visto cómo ambos equipos de campaña han dedicado muchos esfuerzos en esta fase. Por otro lado, hay que mencionar que casi tan determinantes han sido los debates como las recreaciones de éstos en el programa Saturday Night


Live. En ellos, se repetía con humor la estrategia de cada candidato y se mostraba una caricatura que mucho tiene que ver con la realidad. A modo de conclusión debemos incidir en esta idea: los políticos tienen que entender que la televisión es el principal canal para llegar a la gente y, por ello, deben conocer este medio y adaptar su discurso a su lenguaje y a sus códigos.

Cuatro apuntes para dos debates Martí Anglada Jefe de Internacional de Televisió de Catalunya (TV3) y Ex corresponsal en EE UU

Entre el formato y el contenido hay tensión. Ejemplificándolo con el segundo y el tercer debate entre Obama y McCain, en uno estuvieron sentados y relajados –el tercero– y en el otro estuvieron de pie, paseando, micro en mano contestando las preguntas, no del moderador, sino del público –el segundo–. Hay una tensión latente entre el formato y el contenido, porque determina y limita las preguntas y lo que los candidatos van a decir, la longitud de sus respuestas, su concentración… El segundo debate ofrecía un formato más dinámico, pero la paradoja es que si uno compara los dos formatos –el más estático y el más ágil– hubo una cierta unanimidad de los analistas cuando dijeron que, en cuanto a contenido, fue mucho más rico e interesante el más estático, probablemente porque estaban sentados y se sentían más cómodos, a pesar de que el temario era sobre políticas domésticas, sanidad, educación, energía… Dicho esto, se ve que el formato influye y que no por ser más ágil, un debate va a resultar más interesante, sino que puede ocurrir lo contrario. Segundo apunte.– Recuerden que en el pasado hubo unas elecciones (con Ross Perot como candidato) en las que había más de dos candidatos y 100


se planteó un triángulo. Es decir, ahora tuvimos los cara a cara, pero eso no fue una cosa preestablecida y dogmática que tenga que ser siempre así. Por tanto, existe una cuestión abierta que renace cuando hay más de dos candidatos y la posibilidad de un debate más plural. Es aquí donde se plantea el dilema de ¿qué es lo ideal: un cara a cara? ¿o un debate más plural? Personalmente creo que los cara a cara son mucho más vivos y atractivos; lo que pasa es que son difíciles de diseñar y, en los procesos electorales en sistemas parlamentarios con una pluralidad de partidos, hay además el problema de decidir quién se enfrenta a quién. Tercer apunte.– El moderador. Hemos hablado de que hubo un abanico de moderadores en los debates de EE UU. El moderador del tercer debate, Bob Schieffer, de la CBS, fue el que planteó las preguntas más concisas, más claras, las que hacían perder menos tiempo antes de ser contestadas. Estuvo brillante; es un veterano y magnífico periodista. Cuarto apunte.– Después de hacer referencia a la formalidad visual y al contenido de los debates, hay que destacar el interés de las encuestas postdebate. Aunque Obama superaba en las encuestas de intención de voto a McCain por 8 puntos, se habló de un porcentaje de voto oculto que no se atrevía a manifestarse en contra del candidato demócrata por no ser tachado de racista. Incluso hay quienes pusieron una cifra a este voto del miedo; el miedo al candidato y el miedo a ser tachado de racistas: lo situaron alrededor del 6%. Y aquí se apunta la ventaja de las encuestas postdebate: es mucho más fácil y mucho menos comprometido opinar sobre quién ha ganado un debate que anunciar la intención del propio voto. En este sentido, las encuestas postdebate son muy fiables, porque eliminan el factor miedo. Es revelador, por tanto, que después de cada debate Obama apareciera siempre como ganador. Y por último, un apunte histórico: ¿A qué otras presidenciales se han parecido estos debates? ¿A quién nos ha recordado? Hay dos escuelas de pensamiento. Una, los compara con el cara a cara entre Reagan y Carter y otra, con los Nixon-Kennedy. Quizá pueda parecerse más a Nixon-Kennedy por su relación con el voto del miedo. Aunque queda ahora bastante 102

lejos, recordemos que igual que ahora existe el miedo de algunos estadounidenses a votar a una persona negra, en aquellos años existía el miedo a votar a un católico. Hubo una campaña en contra de Kennedy insinuando que él nunca obedecería a su conciencia ni al electorado de los EE UU, sino al Papa de Roma. Esa campaña creó miedo en ciertos sectores. Estaría bien comparar el miedo a Obama y el miedo a Kennedy. Como también está bien comparar, por otra parte, la magnífica oratoria de Obama y la quizá aún mejor oratoria de John Kennedy.


La comunicación no verbal, un doble reto para los candidatos Francesca (Xesca) Vidal Doctora en Comunicación Audiovisual y Directora General de Asesoría Ciudadana

En EE UU, con posterioridad a la celebración de los debates cara a cara electorales entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno, cantidad de analistas e investigadores en comunicación comienzan a examinar y comparar el desarrollo de los debates de ese momento respecto a anteriores ediciones con tal de establecer avances, diferencias, mejoras y errores sucedidos, al detalle. En España, todavía tenemos una mínima tradición en realizar este tipo de análisis de forma exhaustiva, si bien es verdad que hemos tenido pocas oportunidades de analizarlos ya que se han sucedido todavía en pocas ocasiones, dos en concreto: 1993. Felipe González (gobernando) -José Mª Aznar (líder de la oposición). 2008. José L. Rodríguez Zapatero (gobernando)-Mariano Rajoy (líder de la oposición). Por este motivo, tan sólo dos cara a cara entre “presidenciables”, resulta más que estimable que la Academia de Televisión promueva y lidere este tipo de estudios, debates, encuentros y publicaciones sobre el tema. Sirva ello para que también los investigadores universitarios se animen a seguir este recorrido. Analizar los debates en EE UU, estudiar sus resultados y proponer determinados tipos de actuaciones, puede resultar


de gran utilidad para que los próximos debates en España, en formato o en innovación tecnológica, puedan ser pioneros. Ya entrando en materia, quiero hablar de la comunicación no verbal en los debates, que incluye hablar de formatos, de aplicación de estrategias y, sobre todo, de la actuación de los candidatos en los tres debates que tuvieron lugar en EE UU en las elecciones de 2008. Respecto a los formatos, sólo comentar que el mejor, sin duda, desde mi punto de vista y desde el punto de vista de los resultados, fue el tercero. ¿Recordáis?. En el primero, cada candidato estaba de pie detrás de un atril, respondiendo a las preguntas periodísticas, sin posibilidad de movilidad por el escenario. En el segundo, mucho más ágil, estaban en plató, al estilo del programa Tengo una Pregunta para Usted, los dos candidatos contestando a preguntas de ciudadanos seleccionados, con capacidad para moverse a sus anchas. Todos los pronósticos apuntaban que McCain sería ganador. Tenía tablas, más que Barack Obama, y sin embargo, fracasó frente a su oponente, no sólo por la diferencia en la habilidad en las contestaciones, también por sus movimientos nerviosos, torpones y algo descontrolados frente a un riguroso, elegante y tranquilo Obama. La comunicación no verbal es, sin duda, mucho más importante de lo que imaginamos, los movimientos se suman a las palabras y las transforman, para bien o para mal, para mejorar el sentido dado o para empeorarlo. Los movimientos, sin estar en el uso de la palabra, comunican extraordinariamente. Citemos un ejemplo de los errores cometidos por McCain. Él, igual que Obama, cuando no intervenía, cuando era su oponente el que se dirigía a los ciudadanos en plató, debía refugiarse en una silla alta, tipo taburete de cocina americana, cuando McCain fue a sentarse se dio cuenta de que no llegaba con los pies al suelo –por cierto, fallo inmenso de su equipo de asesores negociadores–, se sintió incómodo y el tiempo en que debía estar allí, atento, expectante, escuchando, tal como hacía Obama cuando ocupaba ese asiento, se dedicó a deambular por el fondo del escenario. La retransmisión de esas imágenes le hizo mucho más daño de lo que cualquiera podía presuponer. Deambulaba de lado a lado sin rumbo fijo, desconcertado y esas 106

sensaciones causadas por la comunicación no verbal, por los movimientos corporales, automáticamente en la mente de los espectadores se transfieren a la personalidad del candidato, parece que descubrimos ahí rasgos de su carácter. Parecía que “el agua le llegaba al cuello”, mientras su oponente parecía que se “encontraba como pez en el agua”. Creían que el carácter populista, afable y cercano de McCain le haría ganar en ese formato de debate y que la rigidez y el encorsetamiento atribuidos a Obama le harían quedar en peor situación distanciándose de los ciudadanos. No fue así. Acabó el segundo debate, las encuestas dieron por perdedor a McCain y llegó el tercer debate. Pensando en la captación de máximas audiencias para este tipo de debates, sin duda resulta más atractivo, al ser más dinámico, el formato del segundo, con ciudadanos preguntando en el plató y candidatos dándoles respuestas. Sin embargo, a la hora de conocer a fondo a los dos candidatos, cómo son, cómo piensan, cómo actuarán, qué capacidad tendrán para resolver situaciones conflictivas, eso, se hace mucho más evidente cuando discuten entre ellos directamente, interpelándose el uno al otro, atacándose, retándose, desplegando sus estrategias realmente cara a cara, sin apenas mediación, con un moderador discreto, cumpliendo correctamente su papel. Eso es lo que vimos en el último debate. Y es que cuando los candidatos están sentados, cuando se sienten más cómodos, cuando se centran en lo que van a decir y olvidan aparentemente cómo se tienen que mover, parece que aflora con mayor claridad su personalidad, sus conocimientos y la llamada categoría de hombres de Estado de los dos candidatos. Desde mi punto de vista, el formato más adecuado para la finalidad buscada, conocer al futuro Presidente, es el formato a tres con un moderador correctísimo y dos candidatos sentados cara a cara. Algo me resultó extraño, chocante, en ese formato. En las tomas del inicio del programa, el moderador aparecía dando la espalda al público, al público que ocupaba el escenario, visible en ese momento y de espaldas a los espectadores. Esa imagen no se repitió apenas en el debate. Respecto a la estrategia, me gustaría poder estudiar el tercer debate dete-


nidamente pero éste no es el lugar ni el momento; aunque sí quiero avanzar una cuestión. Pienso que los asesores de los candidatos optaron por estrategias excesivamente rígidas y lo que es aún peor, eso acostumbra a pasar en este tipo de debates. Si se opta por una estrategia de ataque, como fue la utilizada por McCain, y esa estrategia evoluciona bien, el candidato es capaz de mantener el ataque hasta el final y ganar paso a paso el terreno a su oponente, al final se triunfa estrepitosamente; pero si los primeros ataques, los segundos y los terceros no tienen el éxito deseado por la adecuación de las respuestas dadas por el oponente y se mantiene esta situación durante largo rato, hay que cambiar de estrategia. Se necesita mucha habilidad y preparación para ello, pero sin duda creo que McCain tenía que haber cambiado de estrategia en la segunda parte del debate. Obama, en sus respuestas a las críticas lanzadas por McCain, apareció con un carácter presidencial absolutamente extraordinario, por su elegancia –increíble hasta la fecha– en la forma de argumentar, en la forma de soportar los dardos dialécticos de la persona que tenía enfrente. Fue avanzando en sus argumentos, ganando terreno intervención tras intervención, despegándose de las críticas, generalizando argumentos y exponiendo criterios y soluciones aparentes. Nos referimos a las palabras y a los argumentos, pero no olvidemos la importancia de la comunicación no verbal que acompaña a esas palabras, que las envuelve y que es capaz de transformarlas. La comunicación no verbal es determinante en cualquier comunicación interpersonal, prestamos un 50% de atención a la palabra y otro 50%, a la comunicación no verbal. Si somos capaces de decir 150 palabras en un minuto, nuestra mente, está demostrado científicamente, puede captar hasta 300 palabras. Esto indica que dedicamos exactamente la mitad del tiempo a la comunicación no verbal que envuelve a la palabra: la escenografía, la mirada, la gesticulación, los movimientos de las manos, la vestimenta, etc. En el caso de los debates, ¿qué sucede con la comunicación no verbal de los candidatos cuando aparecen sentados? Al verlos centrados en su discurso, la comunicación no verbal aparentemente surge de forma más espontánea, más sincera, aunque una buena preparación implica controlarla permanen108

temente, en especial la mirada, la sonrisa, la rigidez y suavidad de los movimientos, en especial el de las manos y el de la cabeza cuando están sentados tras una mesa. ¿Y esto qué quiere decir? Pues que los candidatos deberían dedicar tanto tiempo a aprenderse su intervención como a aprender a gesticular. Los asesores deben entrenarles en este aspecto más aún de lo que lo hacen, enseñarles a controlarse a fondo, hasta el parpadeo si es necesario. El parpadeo constante de McCain fue tremendo, demostraba su nerviosismo frente a Obama, que mantenía un parpadeo absolutamente tranquilo que indicaba su estado de ánimo; no le herían las críticas de su contrario; cuando escuchaba sonreía en los momentos adecuados y lo hacía con franqueza o con ironía según las palabras de McCain. Éste aparecía alterado, inquieto, encorsetado, frente a un rival que se mantuvo todo el debate sereno, sosegado, amable y riguroso. Su tranquilidad estaba en sintonía con las palabras, con los argumentos que iba desgranando, con su gesticulación y, lo más fascinante, el movimiento acompasado de sus manos, contribuyendo a hacer más certeras sus palabras. ¿Qué ocurrió con McCain? Todo su movimiento corporal le desayudó en el debate, lanzaba críticas y al tiempo se evidenciaba incómodo con ello, movía todo el cuerpo, el movimiento de sus manos era muy irregular y a todo ello contribuía al margen del estado de ánimo la falta de movilidad parcial en sus brazos. Los norteamericanos saben que es un héroe de guerra, pero en su actuación en el debate, la torpeza en el movimiento se transfería en ineptitud de algunas de sus consideraciones. Tener una buena comunicación no verbal no es fácil y menos lo es aún el coordinarla con el discurso pero, los candidatos lo saben, hay que entrenarse exhaustivamente para ello y llegar a incorporarla de forma natural. Nos han dicho en muchas ocasiones que las palabras finales de un debate cara a cara o de cualquier discurso son de suma importancia para dejar en el espectador el ánimo deseado. Pero yo diría que en un debate de estas características todavía más importante que las palabras finales lo son las imágenes finales. ¿Qué ocurrió en el tercer debate en el que un 56% de la audiencia dio como ganador a Obama? Cuando finalizó el debate y los dos candidatos se levantaron de sus asientos, se produjo una cadena de errores por parte de


McCain que sin duda contribuyeron a que su puntuación fuese aún más baja. En aquel momento de finalización del programa, aún en plató se vio a McCain haciendo un gesto de clown sacando la lengua y moviendo las manos como abanicos a espaldas de Obama. La fotografía de ese instante dio la vuelta al mundo. Si revisáis el final del debate, en Internet lo encontraréis, veréis que hubo actuaciones todavía peores para la imagen de McCain. Fue un cúmulo de errores. McCain se levanta de su asiento y se equivoca de dirección, en lugar de dirigirse hacia donde le corresponde, hacia la derecha, se va detrás de Obama, siguiéndole. Haciendo la traslación de los hechos a las imágenes mentales aparecía como un seguidor sumiso de Obama, sin duda estaba derrotado. A continuación, salen los dos a la parte delantera del escenario, McCain se rasca sobre el estómago y el defecto físico que tiene en su brazo hace ver unos movimientos simiescos y al mismo tiempo grotescos (pérdida de rigor de su imagen). Se sucedieron imágenes aún peores para su prestigio, su desorientación parecía desorbitada: las mujeres de los candidatos salieron al escenario, McCain se dirigió a saludar a Michelle Obama, acercándose a ella en el mismo momento en que ella y su marido se abrazaban. Desorientado, se giró en redondo en medio del escenario y se dirigió a su mujer dándole un abrazo que se evidenció de compromiso mientras Obama y Michelle se seguían abrazando cariñosamente. Las imágenes de uno y otro en cuanto a credibilidad, orientación, sinceridad y humanidad en el comportamiento, no tenían comparación. En resumen de todo lo dicho anteriormente: a) Si hay que optar por un formato, en principio plantearía el “formato del triángulo”, con los candidatos sentados en una mesa junto a un moderador escrupuloso y correcto, con capacidad de dejar libertad en los enfrentamientos entre los candidatos. b) Respecto a las estrategias, recomendar ser más flexibles a la hora de aplicarlas y variarlas a mitad del debate –aunque sea difícil, peligroso y desconcertante– si eso se evidencia del todo necesario. c) Trabajar con mayor intensidad la comunicación no verbal a lo largo de todo el debate y cuidar extremadamente las últimas imágenes. 110

Un decálogo sobre los debates Luis Arroyo Presidente de Asesores de Comunicación Pública

Decía Peter Jennings hace ya 20 años que lo que hay que hacer después de un debate es debatir sobre el debate… Diez reflexiones: 1. Los debates siguen siendo el mejor momento para ver a los candidatos sin intermediación. Los debates importan, por supuesto, en los datos está la prueba: 70 millones Biden–Palin. Más de 60 millones entre los tres debates presidenciales en tiempo real pero, sobre todo, son vistos al día siguiente en trocitos por todo el mundo. Es el único momento en el que se puede ver a los candidatos jugando uno con otro sin intermediarios, en directo, sin corsé, con la posibilidad de meter la pata, con la posibilidad de que digan la frase del año. Prueba de ello es que cada día se están dando en más lugares y yo espero que aquí, gracias al empuje de la Academia, sean ya inevitables. Ojalá la Academia se convierta en una especie de Comisión Federal de los debates como en EE UU y ese papel recaiga en una institución independiente como es la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión. 2. Se sigue demostrando que los debates son cuestión de carácter. La gente en EE UU, como en el resto del mundo, no quiere que le


cuenten demasiados detalles de la política que los candidatos van a aplicar, sino más bien quieren que les cuenten un relato y poder ver a dos personajes. Y en estas elecciones, hemos visto dos personajes completamente distintos. Estamos viendo un Obama flemático, positivo, frío y calculador en lo que tiene que ver con su carácter y, al otro lado, estamos viendo un McCain más pasional, a ratos más cercano, que intenta conectar más con Joe, El Fontanero. 3. Lo interesante prima sobre lo importante. Los debates son el espectáculo político por excelencia. Al final, todo queda reducido a las dos o tres frases más importantes, al momento de más tensión, como “Joe, El Fontanero”, “Yo no soy Bush, señor Obama” o el ninguneo de McCain durante el primer debate. ¿Tiene algo que ver Joe, El Fontanero con la niña de Rajoy? Tiene muchísimo que ver. Son primos ligados a la comunicación política contemporánea. Una de las grandes recomendaciones que hacemos los que nos dedicamos a esto es siempre personalizar, poner cara a las historias, nombre, apellidos, ojos… que la gente vea que se está hablando de personas y no de política. 4. Son grandes relatos en vivo y en directo. El relato del héroe de guerra (McCain) frente al relato del sueño americano (Obama). El problema de McCain es que durante la campaña cambió mucho de relato. Como ha señalado The New York Times, ha pasado sucesivamente por el relato del luchador heroico, primero, luego el del defensor del país frente al “socialista”, el del líder de verdad frente a una “celebridad” vacía como Paris Hilton, el del ajeno a Washington frente al burócrata y, finalmente, el relato del conservador frente al manirroto “tax and spend”. Demasiadas narrativas. Y una contradicción esencial entre quien se propone como centrista y luego elige a una radical neoconservadora como Palin. 112

5. Los temas importan y mucho. Se vieron los dos grandes modelos: el modelo progresista del multilateralismo, la protección estatal, los derechos civiles, la regulación económica… frente al modelo conservador del libre mercado, la reafirmación de la fuerza… El marco de los “padres protectores” frente al marco del “padre estricto”, en términos de Lakoff. 6. Audiencia. Hubo 52/63/57 millones de audiencia en cada uno de los debates. Más la audiencia mundial. Es increíble en el caso del debate vicepresidencial. El cara a cara entre Palin y Biden obtuvo un 70, lo que reconfirma el atractivo de lo interesante frente a lo importante. 7. Los dos candidatos fueron aprendiendo durante los tres debates. Obama daba la razón al Senador en el primero y en el último sólo lo hizo para acentuar las similitudes con Bush. Vimos en todos los encuentros a un político frío y tranquilo, frente a un McCain nervioso, que gesticulaba y parpadeaba en exceso. McCain hizo caso a sus asesores y cometió el error de terminar atacando a Obama. En ese momento, los medidores de sensaciones de los que se provee a un grupo de indecisos, demostraban que los votantes castigaban al McCain que atacaba. Las sociedades ya están lo suficientemente maduras como para premiar lo positivo y castigar lo negativo. 8. ¿Son importantes los debates? Por supuesto. Son fundamentales. Ganarlos no es imprescindible para ganar la presidencia, pero es un punto muy relevante. 9. Los debates son más fáciles de lo que parecen. Es una puesta en escena, es una actuación de los candidatos. Es una representación de una decena de fichas preparadas minuciosamente. Es bastante más difícil salir bien de una entrevista con un periodista ave-


zado. Que se lo pregunten a Palin: sobrevivió perfectamente al cara a cara con Biden pero no pudo con dos entrevistas en prime time en la televisión americana. 10. Importa crear momento y marcar el ritmo del debate. Karl Rove (asesor jefe de Bush) definió tres preguntas que son las que al final la gente quiere saber sobre los candidatos: “Is he a strong leader? Can I trust him? Does he care about people like me?” (“¿Es un líder fuerte? ¿Puedo confiar en él? ¿Se preocupa de la gente como yo?”). Es decir, las tres esencias del liderazgo: fuerza, confianza y cercanía. Obama ganó en las tres con claridad.

Una sociedad televisiva Ricardo Vaca Berdayes Presidente de Barlovento Comunicación

Aunque es cierto que vivimos en una sociedad mediática en sentido global, es más cierto todavía que respiramos en una sociedad televisiva. Por mucho que nos cueste admitirlo, somos lo que se emite por la televisión. Hasta el punto que si preguntáramos quién vio la televisión ayer y qué tiempo ocupamos en ello, tendríamos un magnífico y provocador titular: “Los españoles dedicamos 191 millones de horas el domingo a ver televisión”. Una reflexión desde el punto de vista de la sociología televisiva, como empresa que asesora a los medios de comunicación, a las empresas de producción y a las compañías audiovisuales en sus estrategias. El oficio de político es un oficio muy desgastado, mal visto y peor sentido, pero he de reconocer que me encanta la política, y que me encuentro entre aquellos que piensan que sin política, sin un comportamiento ético, la civilización actual no sería tal. Tuve la suerte de coincidir con Manuel Campo Vidal en Antena 3 Televisión y de estar cerca aquella noche del 24 de mayo de 1993, en el debate entre González y Aznar, donde, además, se obtuvieron unas audiencias maravillosas. Creo que un debate es un juego fundamentalmente de expectativas: qué se espera de cada uno de los contendientes; y la pregunta es obvia: ¿son 114


necesarios? No, son imprescindibles. En las últimas elecciones españolas existía la duda de si los españoles íbamos a interesarnos por la campaña política de los partidos, dado que había habido un desierto de años sin debates electorales. Pero todos los datos, tanto en los debates a nivel autonómico, como en el de los candidatos a ministro de Economía, como, por supuesto, en los cara a cara entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno, demostraron que los españoles estábamos interesados, muy interesados, en la política. Cifras millonarias de audiencia ratificaron el interés de los ciudadanos por las elecciones de marzo de 2008. Por otra parte, si tenemos en cuenta que los españoles dedicamos a ver televisión alrededor de tres horas y tres cuartos al día por persona y somos lo que sale por la televisión, los debates, el conocimiento de las propuestas de las diferentes alternativas no solamente son imprescindibles sino que, en nuestro país, en lo que se refiere a debates electorales, tenemos que reinventar la tradición. Porque al ser una necesidad ineludible, los candidatos tienen que estar chequeados por la opinión pública de modo constante. La experiencia en España de los dos debates entre Zapatero y Rajoy, comparados con los de Obama y McCain en EE UU, es un juego de niños, porque allí la campaña política, primero entre miembros del mismo partido y después con la oposición, es muy larga y de enorme desgaste. Allí la opinión pública, la sociedad civil, tiene un peso extraordinario. Es evidente que es revolucionario el hecho de que una persona de raza negra pueda ser elegida presidente de los EE UU y no se podría entender sin Martin Luther King y su ya legendario “I have a dream”, que conforma uno de mis primeros recuerdos televisivos. Desde el punto de vista de las audiencias de televisión, la ganadora de los debates por mayoría fue Sarah Palin, que obtuvo 70 millones de espectadores y, además, ha sido, desde el punto de vista mediático, un foco de interés permanente. ¿Por qué? Porque hoy en televisión ya no se ofrecen los espacios de noticias como hace tiempo; ahora, casi todo, es infortainment, la unión de noticias y entretenimiento, y hacia esto es a lo que vamos: a la espectacularización y entretenimiento de los programas de noticias. 116

Respecto al consumo de los debates estadounidenses en España, teniendo en cuenta su huso horario, que más de dos millones y medio de españoles, con nombre y apellidos, hayan visto los debates de Obama y McCain muestra hasta qué punto las elecciones norteamericanas parecen un hecho local, ahora que lo global y local se dan la mano. Las elecciones estadounidenses interesan y mucho. Otra cuestión es si los debates electorales aumentan o restan los votos a favor de un candidato u otro. Si un debate entre candidatos modifica radicalmente la preferencia política de los ciudadanos. Cabe pensar, pues, que en los debates electorales ocurre algo parecido como sucede en alguna disciplina deportiva, que el candidato a presidente debe alcanzar un nivel notable y superior a su opositor para realmente vencerle dialécticamente, y más si éste ocupa el poder. Dicho de otro modo: en los debates electorales se arriesga poco, conscientes los protagonistas de que cualquier torpeza o desliz baja el listón de fidelidad de la ciudadanía. O, si prefieren, tal cual como sostienen muchos especialistas en la materia, las campañas se pierden desde el poder. Obama mantuvo en los debates electorales el rol de presidente, y más desde que la crisis económica apareció con su excepcional importancia; jugaba con ventaja a partir de los resultados de las encuestas. Conocida la tendencia, lo único que tenía que hacer era no forzar la máquina, no cometer errores. Como aquí se ha dicho, en alguno de los debates, el candidato republicano ha estado en mejor forma. De ahí que fuera imprescindible que McCain tuviera que apretar el acelerador e intentar romperle por algún flanco, aunque no ha sido así. Quisiera terminar confesando algo personal: a quién votaría. Se ha dicho aquí por parte de otros contertulios que el futuro presidente de EE UU tenía que ser un líder fuerte, cercano, próximo, que ofrezca garantías y que dé confianza. A mí quien me da confianza es Michelle Obama.


Obama ganará Carlos Malo de Molina Presidente de Sigma Dos

No sé si alguna vez os ha ocurrido como a mí, que habéis tenido una idea, y al poco tiempo observáis que esos mismos conceptos aparecen desde otras fuentes. Lo más seguro, no es porque nos copiaran, sino que vivimos en un mundo en el que los inputs son los mismos y miles, millones de personas llegamos a la misma conclusión. Hace unos días, reflexionando sobre la situación económica española y mundial, pensé que a la teoría económica monetarista actualmente en vigor habría que ponerle alguna matización y que siguiendo con el mismo sistema monetarista esta actuación fuera a corto plazo de corte keynesiana. Pues bien, días después, apareció un artículo del premio Nobel de Economía, que decía lo mismo, nos pasa continuamente. A mí me ocurrió igual cuando asesoré en campaña electoral de Martín Torrijos en Panamá a la hora de elegir el eslogan en las presidenciales del 2004 elegimos “sí se puede”. Como funcionó bien, se trasladó a EE UU como reivindicación de los iberoamericanos cuando les querían echar de allí. Un par de años después hubo un movimiento contra una limitación de los derechos y querían expulsar a muchísimos iberoamericanos. Realmente “sí se puede” es la traducción de “yes, we can” slogan que como todos sabéis es utilizado por el


candidato Obama en la campaña electoral presidencial de Estados Unidos. Cuando el propio Obama habla en español traduce su eslogan como “sí se puede”. Este eslogan no es que lo elaboráramos las personas que asesorábamos la campaña, lo sacamos de la calle. Los panameños gritaban a favor de sus equipos en los estadios de football este mismo eslogan, dando a entender que lo iban a ganar. De esta manera se ve que el mundo es totalmente abierto, y las ideas saltan de un sitio a otro, de un lugar a otro, de un país a otro y de una actividad a otra. Hoy estamos haciendo El debate de los Debates, y ante todo, tengo que decir “Vivan los debates”. Porque son necesarios y democratizadores. Creo que en España se ha cometido el error de no celebrar debates presidenciales durante muchos años, a pesar de tener el magnífico ejemplo de los celebrados en 1993, que fueron muy ricos y de gran expectación. En la derrota del PP en 2004, mantengo una tesis completamente distinta a todo lo que se analizó sobre este tema: en las encuestas que en Sigma Dos teníamos el día antes del atentado de Atocha, el PP ganaba por 2 puntos y en el mismo día el PP ganaba sólo por 0,5 puntos. El atentado terrorista ayudó a la derrota del PP pero no perdió sólo por eso. Posiblemente, a lo mejor hubiese ganado por poco o hubiese perdido por poco, pero fue un elemento evidentemente clave aunque no el único. En cambio, sí creo que los errores de marketing de la campaña del PP fueron lo que les hizo perder las elecciones. Uno de ellos fue el error de Rajoy de negarse a hacer el debate frente a Zapatero. Entre otras cosas, porque él no era suficientemente conocido como presidenciable. Los debates tienen muchas cosas buenas, hacen que se conozca a los candidatos y que éstos se entrenen. Además ahorran dinero en campaña, aunque sólo sea porque esos días no se están haciendo mítines y gastando dinero. Son masivamente seguidos con gran audiencia; hablamos de decenas de millones de oyentes y telespectadores en EE UU y en España: se baten todos los récords. 120

Son esos mismos datos de audiencia los que demuestran esa necesidad, realmente una obligación. Pero para que se produzcan, tiene que existir una presión desde el punto de vista de la comunicación, desde los consultores, desde los analistas y desde la ciudadanía en general. El último debate entre Zapatero y Rajoy fue algo frustrante pero lleno de ilusión. La culpa no fue de Manuel Campo Vidal, que lo hizo estupendamente, o de la Academia, sino del encorsetamiento que los partidos determinaron. Los debates deben ser más libres. Cuando vi en los dos debates a Zapatero y Rajoy, discutir, sabiendo que lo que iban a decir lo tenían preparado y lo iban a decir de todas las maneras, sin tener en cuenta ni el temario ni lo que decía el contrario, me dio la sensación de que al debate le fallaba algo, le faltaba frescura. En EE UU, los debates no han evolucionado todo lo que habría de esperar. Aunque son más frescos porque llevan más tiempo, para la historia que tienen, podían haberlo sido muchísimo más. Una de las claves, es que tiene que haber preguntas pero las preguntas no deben saberlas los candidatos, como si fuera un juego. En los debates estadounidenses no hubo suficiente presión entre uno y otro candidato aunque sí se interpelaban. ¿Por qué el debate se hace más imperativo en España? Sencillamente porque vivimos en la aldea global, en la globalización, y la realidad lo impone. EE UU es un imperio muy fuerte, pero si en Francia o en otros países hay elecciones, veremos que cada vez tienen más presencia. La globalización es un fenómeno con el que estoy muy a favor y aunque hubiera un movimiento radical de izquierdas contrario a la misma, este fenómeno, curiosamente, lejos de generar el empobrecimiento de los países pobres y el enriquecimiento de los países ricos, cuando los países más avanzados económicamente crecen hacia alguna dirección, los que están en vías de desarrollo, así como los menos avanzados, están creciendo a unos porcentajes muy superiores. Es decir, la globalización está beneficiando a los países más pobres en detrimento de los ricos. Ahora hay una crisis muy fuerte y un estancamiento en los países más ricos, ese estancamiento en los países más ricos que no lo hay en muchos sitios. Por ejemplo, en Ar-


gentina, Panamá, en la República Dominicana, China y Brasil, donde hay porcentajes PIB muy importantes. ¿Qué votan en EE UU y qué votamos en el resto del mundo? Vivimos un momento determinado donde EE UU pasa por la época de mayor desprestigio de su historia. Hace treinta o cuarenta años, EE UU era el llanero solitario, el liberador del mundo, el país de los grandes jefes. Y hace cinco o seis años, eran lo último, los mas desprestigiados. Yo que nunca he sido pro norteamericano tengo un gran respeto por su país, me parece injusta la agresión y el desprestigio que actualmente están sufriendo. Posiblemente sea producto de los errores de Bush, de la Guerra de Irak. De hecho, esta situación ha generado un mundo con problemas y uno de esos problemas es la ausencia de liderazgo mundial. Puede que el imperio de Estados Unidos sea demasiado fuerte, pero el mundo necesita un cierto liderazgo, un cierto orden. Ese liderazgo podría haberlo ejercido Europa pero, su realidad política, es un desorden en sí mismo. Quien juegue ese papel necesita ser alguien con prestigio, por lo tanto, al mundo le interesa Obama, independientemente de ideologías. Obama es necesario y por eso se produce; es un efecto más que provoca que una persona negra pueda ganar unas elecciones. De hecho, ya ha ganado unas que son las primarias dentro del partido demócrata. Que gane las elecciones es toda una revolución y en plena época de desprestigio de EE UU, más aún. Si EE UU vota a Obama va a dar una espectacular lección al mundo. Incluso si pierde por poca diferencia. También será para quedarnos impresionados por la capacidad de reacción de un pueblo mucho más dinámico, mucho más abierto, mucho más revolucionario de lo que la gente creía. Me gustaría ver en muchos países votar a alguien por lo que significa o ha significado en EE UU un negro, al cual no le dejaban montarse en autobuses o iban detrás para acorralarle; estaban reprimidos y esclavizados no hace demasiado tiempo. ¿Quién gana un debate? Posiblemente el que luego digan las encuestas o por lo menos, eso es lo que tiene importancia. Ahora bien, es muy difícil 122

para que un votante del partido A, por muy bien que lo haga el contrario del partido B, diga que gana este último. Por lo que se suele decir que gana un debate, salvo excepciones y elementos sorpresivos, aquel líder cuyo partido tenga más seguidores. Los analistas también plantean sus problemas, ya que la mayoría cojean de un lado o del otro, por lo que es muy difícil saber de verdad quién ha ganado un debate aunque las encuestas y análisis de los periodistas sin duda ayudan. Hay otra cuestión, y es que no siempre quien gana un debate gana las elecciones. Es más, no siempre quien gana un debate gana votos. En el 93, estaba dirigiendo encuestas y recuerdo que en el primero de ellos, al día siguiente, los periódicos decían que había ganado Felipe González frente a José María Aznar. Pero al día siguiente, se publicaron dos encuestas, una realizada por Sigma Dos para El Mundo y otra realizada por Demoscopia para El País. En ambas, arrasaba Aznar. Lo que provocó que todo el mundo diera por hecho que había ganado Aznar. Ahora ya las encuestas salen al día siguiente para que esto no ocurra. Ya directamente la opinión pública decide. Creo de verdad que ganó Aznar y nadie lo esperaba pero, independientemente de eso, ese mismo día yo testé lo sucedido y el PP perdió en su situación electoral. No tanto votos, sino que al incrementar las posibilidades electorales, generó el efecto de ayudar al perdedor. Es decir, que parte de la sociedad no quería que gobernase Aznar, tenía miedo, no conocía cómo gobernaba y no tenía referencia del PP gobernando España. Los debates tienen validez y mucha. Un candidato puede dar la sensación de haberlo hecho mal pero en cambio ofrecer también confianza, cercanía y a la vez poder. Y con fuerza y poder ya hay mucho camino ganado. En cambio, es muy complicado saber si electoralmente va bien o no un candidato. Esta vez yo no he dirigido encuestas en EE UU pero todos los datos que me llegan son que parece que Obama va a ganar, aunque también es cierto que la victoria de Obama gusta a determinados sectores que manejan algunos medios de comunicación…


Vivimos en un mundo muy dinámico, todavía falta mucho tiempo hasta primeros de noviembre y puede ocurrir algo que haga que todo se trastoque… Con 7 puntos como ahora dicen las encuestas a favor de Obama es suficiente para que un candidato se lleve la victoria, pero no hay suficiente margen para darla por seguro. Dicho esto mi porra es que gana Obama claramente.

Visión comparativa con Estados Unidos Julián Santamaría Catedrático de Ciencia Política y Ex embajador de España en EE UU

En el curso de este debate sobre los Debates se han dicho ya muchas cosas y muchas de ellas muy importantes. Estoy de acuerdo con buena parte de ellas. Por tanto, no me queda mucho por decir y es muy probable que lo que diga abunde, sobre todo, en lo que ya dije con ocasión del debate sobre los Debates entre Zapatero y Rajoy la pasada primavera. Y es muy probable porque tengo la convicción y la preocupación de que, víctimas de nuestro tradicional masoquismo o complejo de inferioridad, tendemos a mitificar lo que ocurre fuera de España para regodearnos en nuestras carencias. Por eso creo que la mejor manera de agradecer a la Academia la invitación a participar en este foro sea la de volver sobre esos complejos que, en algún caso, han estado presentes en alguna de las intervenciones de esta tarde. Mi primera reflexión tiene que ver con la comparación que hacemos, respecto a los debates, entre España y EE UU. En primer lugar, entre su normalidad allí y su excepcionalidad aquí. Esa comparación no tiene en cuenta ninguno de estos dos factores: de un lado, en EE UU hubo algún debate famoso en el siglo xix, en 1861, entre el futuro presidente Lincoln y su contrincante Douglas, cuando se disputaban el escaño por el Senado del estado de Illinois, pero los debates entre candidatos presidenciales, inaugurados en 1960 en que se enfrentaron Nixon y Kennedy, sólo se han 124


convertido en hábito a partir de 1976, dos siglos después de la Declaración de Independencia de los EE UU; de otro lado, sólo se han institucionalizado en la medida en que ambos candidatos han llegado a la conclusión de que los riesgos de celebrarlos eran menores que los costes de negarse a su celebración. Este último punto reviste una importancia crucial. En EE UU no hubo debates entre 1960 y 1976. Estuvieron a punto de no celebrarse ni en 1992 ni en 1996. Es decir, que han tardado en convertirse en una práctica regular más de doscientos años desde el nacimiento de la democracia americana. La razón por la que peligraron en 1992 y 1996 fue la presencia de un tercer candidato, el independiente Perot con un fuerte respaldo en los sondeos. En el 92 se decidió a favor de su participación y en el 96 a favor de su exclusión y ambas peripecias, con soluciones distintas en cada caso, revela más aún la fragilidad de esta práctica, ausente, por lo demás, en otras democracias avanzadas frente a lo que suele afirmarse. En Inglaterra, no existe esa práctica. En Francia, Alemania e Italia, a veces sí y a veces no. Lo mismo que en España, donde se han celebrado en 1993 y 2008, es decir en elecciones en que los candidatos de los dos partidos principales entendieron que el coste de negarse a debatir superaba los riesgos que asumían aceptando el envite. A la Academia y, en especial, a su presidente, hay que reconocer el mérito y la sensibilidad de intuir el interés de los candidatos por participar en un debate televisado y por crear un precedente, sólo 30 años después de restablecerse la democracia, que difícilmente podrá ignorarse en el futuro, al menos mientras exista entre los dos partidos principales una relación equilibrada de fuerzas. Y, tal vez, aunque esto no ocurra, porque será difícil explicar a la ciudadanía por qué privarla de la posibilidad de comprobar en vivo las semejanzas y diferencias entre los candidatos o por qué aceptan debatir los candidatos regionales y no los nacionales. Una segunda reflexión se refiere al formato y la viveza de los debates. Esto, como todo, siempre es mejorable dependiendo, sobre todo, de tres factores: la puesta en escena, quién y cómo lo dirige y de la libertad de que dispongan los candidatos para intervenir. En los debates celebrados en EE 126

UU hemos visto tres escenarios diferentes. No son los únicos posibles, pero quizá sí los únicos aceptables por los candidatos. En cuanto a la moderación, las críticas que se hicieron a Manuel Campo y a Olga Viza fueron menores que las recibidas en EE UU por Jim Lehrer y Tom Brokaw. Al primero, por intervenir poco y al segundo por lo contrario. Lo que está claro es que para cada uno de los debates se eligió a un periodista caracterizado por su veteranía, experiencia y profesionalidad. A nadie se le ocurriría confiar esa responsabilidad a una cara joven sólo para “darle más frescura”. ¿Cómo dirigir un debate para hacerlo más vivo e interesante para los ciudadanos? Ésta es una cuestión abierta a la discusión entre los expertos. Yo no lo soy, pero, con todo, me atrevería a sugerir que, de cara al futuro, sería deseable que el moderador o moderadora tuviera la posibilidad de formular tres o cuatro preguntas sobre cada una de las áreas en que se divide cada debate, si se consiguen superar los recelos y temores de los partidos respectivos. Cabe pensar que cambios de esa naturaleza contribuyan a dotar de más frescura a los debates. Aquí sí que los EE UU nos llevan una ventaja importante. Pero la viveza e interés de ese espectáculo televisivo depende también de los protagonistas. Es verdad que en EE UU los candidatos y sus equipos dedican mucho más tiempo y cuidado que aquí a la preparación de los detalles. En particular, a resumir un argumento en dos o tres frases sencillas y comprensibles por todos, a transmitir, como los buenos actores, sensación de naturalidad, a mantener la cabeza fría y volver una y otra vez sobre los dos o tres mensajes que se pretende comunicar. Los políticos americanos están mejor entrenados que los españoles a expresarse con claridad y, de hecho, suele decirse allí que un político es alguien capaz de hablar durante cinco minutos sobre cualquier tema, con gran claridad y, a ser posible, sin decir nada. En cualquier caso, no se trata sólo de un entrenamiento profesional. El sistema educativo tiene mucho que ver y una de las prioridades del americano consiste en enseñar a los niños a decir de la forma más económica lo que quieran decir sobre cualquier cosa y tanto de palabra como por escrito. Pese a esa ventaja inicial


mi sensación es que los debates entre Zapatero y Rajoy en marzo pasado mostraron dos candidatos bien informados, expresándose con razonable claridad, orientando el discurso hacia sus mensajes centrales y manteniendo su serenidad, salvo en algún momento que, por otro lado, fue el más intenso y vivo de la noche. Esta Academia, que tanto éxito ha tenido organizando los debates de 2008, debería seguir discutiendo sobre ellos. Sobre cómo institucionalizarlos, cómo hacerlos más atractivos, y cómo persuadir a los responsables políticos de la necesidad de convertirlos en una práctica regular en la convicción de que en el futuro será mayor la presión de los ciudadanos y de los medios para que se celebren. Probablemente, también la presión política. Se interpretarán mal los pretextos para negarse a debatir. Porque, se diga lo que se diga, los debates generan interés por la cosa pública y facilitan información a los ciudadanos. Voy concluyendo con un par de reflexiones adicionales. La primera es que no cabe ignorar que para los candidatos los debates comportan costes y riesgos importantes. Costes porque, antes de celebrarse, han de someterse a un serio ejercicio de preparación sobre el contenido y la forma de sus mensajes, así como sobre el modo de presentarse y su actitud ante el adversario en distintos momentos y a la vista de sus previsibles reacciones. Y riesgos, algunos calculados y otros sobrevenidos e impredictibles. Algunos pueden ser perceptibles antes de abrirse la discusión. Por ejemplo, la forma de presentarse que es algo más que el lenguaje corporal. Basta recordar el handicap de Rajoy al entrar en el primer debate con aquella chaqueta de manga corta que, además, no le abrochaba. O la comparación entre Obama y McCain sobre el escenario. El primero, recordando al héroe, honesto y justiciero, de un western clásico, a un Sydney Poitier, mientras el segundo parecía más bien una caricatura de Charlie Chaplin en Un Rey en Nueva York. En el propio debate, por muy ensayadas que estén las intervenciones, pueden ocurrir muchas cosas. Dukakis se hundió frente a Bush padre en 1988 porque no supo responder con un mínimo de emoción a la pregunta: 128

“¿Cómo trataría usted a un delincuente que violase a su mujer durante un permiso de fin de semana?”. Y otro tanto le ocurrió a Bush padre en 1992 frente a Clinton cuando no supo articular una respuesta clara y convincente a una pregunta muy simple: ¿Por qué cree usted que deberían renovarle la confianza los ciudadanos americanos? Y Felipe González perdió el primero de los debates frente a Aznar en 1993 por subestimar a su rival. La segunda es que, pese a eso, a comprender que los candidatos se juegan mucho hay que exigirles que debatan. ¿Por qué? Porque los debates son una institución fundamental y no sólo porque ofrecen información sobre la personalidad de los candidatos, miden su capacidad para resolver conflictos y su capacidad de comunicación, sino también porque ese simple espectáculo cumple una función cívica muy importante. El debate contribuye a familiarizar a la audiencia con los líderes que personifican las principales opciones políticas y les induce a interesarse por la política, la confrontación de ideas, la tolerancia y, sobre todo, constituye por eso parte importante de la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Algunos dirán que si sólo sirven para eso no sirven para mucho. No comparto ese juicio. Porque eso ya es mucho pero además, no sólo sirven para eso. Constituyen un momento más, pero un momento clave, de la campaña electoral. Como ocurre con ésta, su principal efecto será, en la mayoría de los casos, el de reforzar el voto y las opiniones de los que ya lo tienen claro, activar las predisposiciones de los indecisos y, aunque en pocas ocasiones, inducir el cambio de voto y la participación. A veces, un pequeño cambio entre los votantes decididos o entre los que pensaban abstenerse o para algunos indecisos puede resultar decisivo para inclinar la balanza de un lado o de otro. Algo de eso indicaban los sondeos que se hicieron después de los debates de marzo pasado en España. En todos ellos, Zapatero había ganado de largo los debates. Por contraste, muy pocos habían cambiado de voto, pero un porcentaje nada despreciable reconocía haberse decidido a votar después de verlos. Y a eso no se le puede restar importancia.


EL DEBATE EN ESPAÑA DESDE DENTRO “Los debates son el mejor antídoto contra la Demagogia” María Teresa Fernández de la Vega Vicepresidenta Primera, Ministra de la Presidencia y Portavoz del Gobierno de España


Debates de infarto Concha García Campoy Periodista y Portavoz de la Junta Directiva de la Academia de Televisión

Que la organización de los primeros debates políticos en quince años en España los organizara la Academia de Televisión me produjo sorpresa y, a continuación, euforia, porque suponía algo muy importante: la visibilidad, por supuesto, y, sobre todo, el reconocimiento de la profesionalidad e imparcialidad de muchos profesionales que estaban dispuestos a trabajar desinteresadamente para que todos los ciudadanos vieran un cara a cara necesario, para que se celebrara un debate sobre el que en tantos años no habían podido ponerse de acuerdo. El trabajo fue de muchos, pero hay que reconocer la iniciativa y el empuje de nuestro presidente, Manuel Campo Vidal, que se propuso este reto cuando nadie creía –no ya que pudiéramos afrontarlo, está claro que sí, somos muchos y con mucha experiencia televisiva– sino que dejaran en nuestras manos la organización de un asunto tan sensible: había que poner de acuerdo a PP y PSOE, que vivían el momento de máxima y más agria confrontación, y a las televisiones. Un encaje de bolillos realmente imposible. En cuanto Manuel me propuso integrarme en la Comisión que tenía que ponerlo en marcha todo, entré en una vorágine interesantísima. La cocina es siempre lo mejor, lo más sustancioso y ahí me asignaron el papel


de portavoz, por lo que hube de relacionarme con los compañeros ávidos de una información que inicialmente no podía darles. Fueron un sinfín las llamadas de mis compañeros en medio de la realización de mi programa en Cuatro, un programa diario, con la esclavitud que eso supone. Me llegaron a doler las mandíbulas de tanto hablar y contar, pero puedo decir que nadie se quedó sin respuesta. En el eje de la negociación con los políticos, Manuel Campo Vidal y Fernando Navarrete. Uno de los mejores recuerdos de aquellos días fue la reunión de la Comisión con José Blanco y Pío García-Escudero, los representantes en la negociación de PSOE y PP. Su disposición de colaboración absoluta me tranquilizó muchísimo, nada tenía que ver con la tormenta en el Parlamento y los medios de comunicación. Realmente querían que saliera adelante el cara a cara y, por tanto, exhibieron una excelente disposición a la negociación que incluía, no sólo a los periodistas que tenían que moderar, sino a la ubicación, escaleta de programa, realización, etc. Llevaron a sus equipos, buenos profesionales y conocedores del medio que no tardaron en ponerse de acuerdo, de modo que eso fue lo “fácil”. La parte más complicada fue la negociación con las televisiones, tratar de que todas estuvieran de acuerdo. Se pretendía que el moderador o moderadora no fuera la imagen de ninguna de las cadenas. A pesar de la imparcialidad y buen hacer de sus profesionales, ninguna cadena podía llevarse el protagonismo, se trataba de que hubiera imparcialidad de “mosca”. Se tenía que llegar a un acuerdo para que profesionales experimentados moderaran, pero que no estuvieran en la primera línea de ningún canal. Manuel Campo conoce bien los entresijos de esta negociación y a él corresponde contarlo, lo que está claro es que Telecinco se desmarcó muy al principio y que Antena 3 Televisión se retiró muy al final. Lamentablemente, se intentó todo, pero la cuadratura del círculo era imposible, así lo entendieron los partidos y los demás medios que se sumaron con entusiasmo a esta gran apuesta. Después de negociar a toda marcha –todo se hizo en muy pocos días–, las últimas horas se hicieron eternas. El debate estaba garantizado, pero 134

hubo sus más y sus menos a la hora de cerrar el nombre del segundo moderador. La misma tarde en que se anunció dimos una rueda de prensa a la que asistieron todos los medios. Los miembros de la Comisión éramos conscientes de que sería la pregunta más repetida. Tuve el teléfono en la mano todo el tiempo con la esperanza de que Manuel pudiera confirmarme los nombres. No pudo ser. Después de la rueda de prensa, las llamadas de las radios en directo; sorteé como pude las preguntas aunque resultaba difícil que Gemma Nierga no se saliera con la suya. Fue tirando del hilo y finalmente salieron dos nombres que se dieron por buenos, lógicamente no pude confirmarlos aunque tenía la convicción de que serían los definitivos: los de Manuel Campo y Fernando Ónega. Minutos después se llegaba al acuerdo definitivo con Olga Viza, una solución que satisfizo a la mayoría, aunque realmente se reconociera la valía de todos los que habían sido considerados para un trabajo de tanta exposición. Lo mejor llegaría los días de emisión de los dos debates. Ver a grandes profesionales de televisión haciendo literalmente de todo, realizadores con cámaras al hombro, editores haciendo otras funciones en la organización, todos con una ilusión desbordante, corroboraba que este trabajo es vocacional y que el que ha sentido el picotazo muere con él. El primero de ellos, con Manuel Campo en su doble función de presidente y moderador, cumplió sobradamente las expectativas y proporcionó un largo anecdotario. Como los propios comentarios de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, ambos agotados por la campaña electoral y, lógicamente, algo tensos, pero sonrientes y colaboradores. Rajoy entró bromeando: “Aquí tenéis a dos pobres víctimas a montar el espectáculo gratis a mayor gloria vuestra, de los medios de comunicación”… Zapatero pendiente de todos los detalles del escenario. En el intermedio, un asesor para cada uno de los contendientes y yo misma animando a un Manuel pletórico y absolutamente seguro. A la salida, los dos con moral de ganadores, Zapatero quizá pensando que podía haber acorralado más y Rajoy que había salido mejor de lo que imaginaba su propio equipo. Los medios concedieron tablas si ponderamos los comentarios de unos y otros.


Cuando todo hubo acabado respiramos aliviados y satisfechos. Numerosos directivos, compañeros de otros medios, invitados de los más diversos sectores nos acompañaron en una noche en la que se volvió a disfrutar de la política, una noche en la que, por fin, los candidatos a la Presidencia del Gobierno daban la cara. El segundo debate se planteó con mayor seguridad, aunque quizá justamente por la conciencia de la responsabilidad, hubo más nervios. Muchos quisieron presenciar el debate in situ, por lo que hubo que habilitar cuatro salas en las que se distribuyó personal de todas las ideologías. Zapatero y Rajoy llegaron sabiendo que podían jugarse las elecciones, las encuestas daban posibilidades a ambos. Al llegar al Palacio de Congresos fui a ver a Olga, que estaba bastante tranquila. Eso sí, con algún que otro problemilla de intendencia porque ella pensando en el contenido, le había quitado importancia al continente. Tenía su maquilladora, aquí cada uno se buscaba la vida, todos teníamos que colaborar, pero no había considerado necesario un peluquero, de modo que me puse manos a la obra porque no podía haber ningún fallo en un acontecimiento que iba a ser el más visto de los últimos años. Olga llamó a su peluquero y yo organicé su recogida. Para evitar problemas me puse en la puerta –dado que, por motivos de seguridad, la entrada era complicada– y tras una larga espera veo muy decidido a un señor de rizados bigotes con un maletín. No lo pensé dos veces, le colgué del cuello la acreditación y me lo llevé en volandas al camerino de Olga. Ella supuso que su peluquero le había enviado un ayudante y lo dio por bueno, pero cuando dijo que estaba encantado pero que cuándo llegaba Mariano Rajoy, resolvimos el malentendido: era su maquillador. Caí en que el nuestro andaba perdido luchando con las fuerzas de seguridad y, después de mil avatares y con el tiempo justo, fue María Rey quien le rescató de la calle para que, finalmente, nuestra moderadora saliera impecable. En este debate, Manuel y yo nos movimos del plató al control, pasando por las salas de invitados que daban por ganador inicialmente a Rajoy y más adelante apostaban por las tablas hasta cambiar hacia el candidato socialista. Las encuestas darían ganador a Zapatero, pero hubo momentos de 136

todo tipo. Los asesores respectivos estaban tensos por el reparto de tiempos que se reveló equitativo en un debate que tuvo mucha viveza. Acompañé a Zapatero a la sala en la que se encontraba su equipo y fue de infarto, porque cuando abrió la puerta el grito de campeón y presidente se oyó en todo el recinto. Más moderados estuvieron los de Rajoy, muy combativo ese día. El debate fue un éxito. Todos salieron con sensación de vencedores. Se había cumplido el objetivo y se demostró que había hambre de debates por la grandísima audiencia registrada, incluidas radios e Internet. Para nosotros fue un privilegio y una demostración del desinterés y la capacidad de entusiasmo de muchos profesionales. Ahora toca plantearse el cómo de la próxima vez, pero habrá próxima vez y eso es gracias a que hubo quien creyó que en nuestro país el debate libre, el acuerdo de todos, era posible.


Un debate transparente María Gallego Reguera Periodista y Experta en Comunicación Institucional

La Academia realizó una gran apuesta a la hora de comunicar a la sociedad la información relacionada con los debates electorales. Apostó por la transparencia total. La estrategia informativa “de puertas abiertas” diseñada y ejecutada desde la Academia de Televisión potenció claramente el interés y la audiencia de los debates. El Departamento de Comunicación atendió toda la avalancha de periodistas y medios de comunicación que solicitaban información, organizó ruedas de prensa, gestionó entrevistas a los moderadores, visitas a plató y tramitó todas las acreditaciones en un breve espacio de tiempo. A pesar del poco tiempo disponible para la organización de los dos debates electorales y la intensidad de trabajo, la política de comunicación estuvo especialmente cuidada por todos los miembros de la Junta Directiva y su presidente, que en todo momento respondieron a los medios de comunicación con la información que tenían disponible. Concha García Campoy, como Portavoz de la Academia de Televisión, atendió a todos los periodistas que demandaban información sobre los debates al mismo tiempo que presentaba su programa diario en Cuatro. Por su parte, los moderadores de los debates, Manuel Campo y Olga Viza, perdieron la cuenta de todas las entrevistas que les rea-


lizaron durante aquellos días para los diferentes medios nacionales e internacionales. La primera información en relación a los debates pasó bastante desapercibida. Fue el 13 de diciembre de 2007. La Academia comunicaba su satisfacción por la decisión de los partidos políticos de celebrar los debates electorales y, a la vez, se ofrecía muy discretamente a organizarlos, enviando la señal a todas las televisiones. El 11 de febrero todavía no había acuerdo entre los partidos y las televisiones para la emisión del cara a cara. Así que la Academia se puso manos a la obra y encargó a siete profesionales y académicos Concha García Campoy, Portavoz de la la organización del debate, para estar preAcademia de Televisión parados sólo en caso de que no se llegara a un acuerdo. Y así lo comunicó. Tres días después, el 14 de febrero, la Academia envía un comunicado institucional revelando que los partidos políticos aceptan su propuesta para organizar los debates. A partir de ese momento, los teléfonos se colapsaron y se mantuvieron así hasta días después del último debate. Todo el mundo quería toda la información. Y se fueron revelando todos los datos a la vez que se iban tomando las decisiones. La Institución distribuyó catorce notas de prensa sobre los debates. Los medios de comunicación estuvieron en todo momento informados de cada detalle y cada evolución que se producía en la organización de los programas: las características del plató, los contadores de tiempo, la distribución de la señal, el nombre de los moderadores, los canales de televisión que emitieron el debate, los medios acreditados, los bloques temáti140

cos, la iluminación y temperatura del plató, las audiencias, la repercusión en Internet o la financiación. A continuación, se detallan los titulares y destacados de las notas de prensa distribuidas por la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión en relación a los debates electorales: • 13 de diciembre de 2007. La Academia de Televisión celebra el regreso de los debates televisados. En caso de que no se llegue a un acuerdo se ofrece a organizarlos enviando la señal a todas las televisiones. • 11 de febrero de 2008. La Academia encarga a siete profesionales la organización del debate Zapatero-Rajoy. Hace unas semanas se ofreció a generar una señal única institucional en caso de que no hubiese acuerdo para la emisión del cara a cara. • 14 de febrero de 2008. Debates televisados. Comunicado Institucional. La Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión ha conocido la comunicación del Partido Socialista y del Partido Popular en la que se acepta la organización por parte de esta entidad de dos debates con realización de carácter institucional, a la que puedan tener acceso todas las cadenas de televisión, radio y de Internet sin distinción alguna. • 16 de febrero de 2008. “La primera dificultad para organizar el debate es el tiempo disponible”. Ante las numerosas consultas recibidas de los medios de comunicación, la Academia de Televisión, a través de su presidente, Manuel Campo Vidal, informa sobre el desarrollo de la organización del debate electoral entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. • 18 de febrero de 2008. Reunión del equipo de dirección del Debate Electoral 2008 con los responsables de la campaña del PSOE y PP. Entre los asuntos tratados destacan la ubicación de los dos debates, la seguridad del recinto, la escaleta técnica, el diseño de los decorados, el coste, los horarios de llegada y salida de los candidatos, así como otras cuestiones técnicas. • 19 de febrero de 2008. La Academia de Televisión transmitirá el primer debate entre Zapatero y Rajoy desde IFEMA y el segundo de-


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bate desde el Palacio Municipal de Congresos (Campo de las Naciones). Más de 100 profesionales trabajarán en la realización del Debate Electoral 2008. 19 de febrero de 2008. Manuel Campo Vidal moderará el primer debate electoral y Olga Viza el segundo. La 1, Cuatro, laSexta, VeoTV, las televisiones autonómicas integradas en FORTA, Telemadrid, Canal 9, 7 Región de Murcia y, además, Televisión Castilla y León han iniciado las gestiones para transmitir la señal del debate electoral. 24 de febrero de 2008. Más de 29 televisiones emitirán la señal de la Academia del debate Zapatero-Rajoy. Los moderadores y el equipo de la Academia no recibirán retribución económica. 400 profesionales de la información se han acreditado para cubrir este acontecimiento televisivo. Medios de comunicación internacionales de México, Francia, Alemania, Portugal y Austria, entre otros, informarán desde IFEMA del primer Debate. 26 de febrero de 2008. Un debate para todos. Más de 13 millones de espectadores siguieron el debate organizado y transmitido por la Academia de Televisión. El espacio se convierte en la cuarta emisión más vista de los últimos 16 años. Olga Viza moderará el próximo lunes 3 de marzo el segundo cara a cara Zapatero-Rajoy. 27 de febrero de 2008. El primer debate logra convertirse en uno de los programas más vistos en la historia de la televisión en España. En el minuto de oro, más de 15 millones de espectadores vieron el Debate. 28 de febrero de 2008. El seguimiento del Debate Electoral 2008 por Internet consigue el mayor número de visitas simultáneas registradas en España. Las personas con discapacidad auditiva podrán seguir el segundo debate a través de un sistema de transcripción facilitado por el Real Patronato de Discapacidad, el Centro Español de Subtitulado y Audiodescripción (CESyA) y la Universidad Carlos III de Madrid. 4 de marzo de 2008. La Academia celebra el segundo debate. Más de 12 millones de espectadores siguieron la señal de la Academia de Televisión.

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• 5 de marzo de 2008. El segundo debate organizado por la Academia de Televisión alcanza una cuota de pantalla del 56,3%. En el minuto de oro, 13 millones de espectadores vieron el debate. • 26 de marzo de 2008. Los debates costaron menos de lo previsto. La Academia de Televisión encarga una auditoría de cuentas de los dos debates televisados para garantizar la transparencia. La repercusión de estas comunicaciones fue espectacular. Del 15 de febrero al 17 de marzo se publicaron más de 600 noticias e informaciones sobre los debates en la prensa nacional. Del 13 de febrero al 15 de marzo se contabilizaron 371 apariciones en radio y 372 en televisión. Los propios periodistas, como por ejemplo la presentadora de laSexta Cristina Villanueva, reconocieron la labor de comunicación de la Academia: “El buen periodismo es ético, escéptico, realista y prudente, cuatro pilares inamovibles, según el maestro Kapuscinski. La organización del debate por parte de la Academia cumplió a la perfección esas líneas de actuación. El trabajo periodístico estuvo acotado como si se tratara de un gran acontecimiento mundial. Zonas restringidas, información estrictamente contrastada y poca libertad de movimiento. Faltó la posibilidad de réplica de los personajes tras el debate pero, la Academia sólo podía garantizar la información, y de eso, sí tuvimos. Cualquier otra fórmula nos habría dejado sin debates”. Las cadenas de televisión que optaron por emitir la señal neutra de la Institución hicieron suyo el debate con una cobertura total y programas de análisis especiales. Así lo cuenta el subdirector de Informativos de TVE, Lorenzo Milá: “TVE apostó desde el primer momento por los debates. Se promocionaron semanas antes y tanto el primer día como el segundo emitimos un programa especial que empezó a las 20:30, hora y media antes, con Ana Blanco y yo mismo desplazados al lugar del debate presentando desde una unidad móvil especial. Para completar la cobertura y ayudar a entender lo que habíamos visto, TVE emitió después en las dos ocasiones el programa de análisis 59 segundos”.


El primer debate en lengua de signos

La Academia puso a disposición de todos los medios de comunicación diferentes soluciones para que las personas sordas pudieran seguir un debate electoral entre candidatos a la Presidencia del Gobierno por primera vez en España. Para La intérprete de lengua de signos en un ello, dispuso un teletexto para momento del segundo Debate Electoral 2008. aquellas cadenas con este servicio y un canal de Internet en lengua de signos. Esta misma señal retransmitida por la Red se cedió a las cadenas para que la incorporaran en una ventana de su emisión habitual. La propia interpretación en lengua de signos se realizó gracias a la colaboración de la Fundación para la Supresión de las Barreras de Comunicación con la Academia. “Era necesario dar una accesibilidad total. Es un derecho acceder a la información y son personas que también van a votar”, recalcó tras los debates la coordinadora del Área de Gestión de Intérpretes Isabel Calleja. Dos intérpretes de la Fundación se encargaron de la traducción a la lengua de signos desde la primera hasta la última palabra pronunciada en el debate. Gracias a su labor, el segundo Debate 2008 fue el primero en la historia de la democracia española en emitir en lengua de signos. Los Cronistas

En el segundo debate, día 3 de marzo, la Academia de Televisión ofreció a los medios de comunicación una señal de audio relatada por dos periodistas y académicos: Carles Marín, vocal de la Junta Directiva de la Institución, y Carlos García Hirschfeld, miembro fundador. Ambos, fueron analizando todos los detalles que iban sucediéndose antes del cara a cara final. La señal de audio institucional comenzó a las 21:00 horas desde el mis144

mo anfiteatro del Palacio de Congresos de Madrid. Los cronistas se ubicaron en un lugar privilegiado desde donde presenciaron los instantes previos al debate, imágenes que las cámaras de televisión no pudieron captar: “Explicar precisamente lo que la gente no puede ver es un trabajo periodístico, además de muy útil, personalmente gratificante”, comentó Carles Marín. Por su parte, Carlos García Hirschfeld, que ya estuvo presente en el debate realizado por Antena 3 Televisión en 1993, pudo hacer un análisis comparativo de primera mano. Sin duda, el momento más emocionante del relato, coincidió con el final, cuando Olga Viza entró en escena con los dos candidatos. En ese punto, se cerraron los micros de los cronistas y se abrieron los del plató del segundo debate. El Carles Marín, miembro de la Junta Directiva de la debate final. Según el periodista y experto en comunica- Academia y Carlos García ción institucional Daniel Rodríguez, gracias Hirschfeld, periodista a esta comunicación abierta y a esta excelente y académico. relación con los medios, gracias a toda esa información de cada detalle del debate se generó todavía más expectación a través de los medios de comunicación y eso aumentó el seguimiento de los programas y su audiencia. Todas estas apariciones en los medios tuvieron una gran repercusión en la imagen de la Academia como Institución. Fue como una mega campaña de publicidad concentrada. Ahora todo el mundo, fuera del sector de la televisión, conoce la Academia de Televisión y su labor institucional.


Repercusión internacional de los debates españoles 2008 Sara Pulido García Periodista y Jefa de Prensa de la Academia de Televisión

Uno de los factores que marcó la diferencia entre los debates presidenciales españoles de 2008 y los celebrados en 1993 fue la repercusión internacional lograda por estos últimos. Han sido los debates televisados más mediáticos en la historia de la democracia española e influyó, sin duda, el mayor número de medios de comunicación existentes, la aparición de Internet y, probablemente, la nueva posición de España en el mundo y la globalización de la información. Más de 450 profesionales, de los medios nacionales e internacionales, tuvieron acceso, in situ, a todo lo que ocurrió en los escenarios de los dos cara a cara entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy los días 25 de febrero y 3 de marzo. Conexiones en directo, transmisiones de fotografías en tiempo real y crónicas de radio desde los centros de prensa fueron algunas de las piezas informativas que dieron forma a un gran puzzle mediático nunca antes realizado. El hecho de que en España llevásemos 15 años sin debates televisados entre los candidatos a la presidencia, no hizo más que aumentar la expectación. Este vacío desde el último debate celebrado en Antena 3 entre Felipe González y José María Aznar en 1993 era una anomalía de nuestra democracia y, como tal, trascendió en la prensa internacional.


Los debates presidenciales de 2008 fueron también los primeros globales en España. La señal realizada y generada por la Academia de Televisión viajó, sin cortapisas, hasta las pantallas de todas aquellas televisiones que quisieron emitirlo, incluso fuera de nuestras fronteras. Gracias, entre otras, a la señal internacional de Televisión Española y Antena 3 Internacional, se colaron en la pantalla mundial. El debate celebrado el 3 de marzo pudo seguirse parcialmente en televisiones y radios de más de 55 países de toda Europa, África del Norte y Oriente Medio, a través de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) llegaron a televisiones y radios públicas de Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Reino Unido, Suiza o Marruecos, entre otros países. La retransmisión simultánea por Internet multiplicó el alcance de los mismos y su impacto. El primer debate entre Zapatero y Rajoy consiguió 400.000 visitas en los 50 sitios de la Red que emitieron la señal. El ranking por país de origen de visitas lo encabezó Reino Unido, seguido de EE UU y Alemania y se registraron entradas desde todo el mundo, según datos de Lixesa, la empresa de española que realizó la transmisión online en colaboración con la Academia. Geografía del impacto

Los debates televisados dieron la vuelta al mundo y gracias a los medios acreditados, las entrevistas concedidas o las apariciones en la prensa internacional (enviadas a la Academia por los Agregados de Prensa de las Embajadas españolas) hemos conocido detalles de la geografía del impacto. Por mensajes llegados a la Institución hemos sabido que fue muy seguido en Suiza y en Bélgica, países receptores en su día de la emigración española. En el otro extremo podríamos citar Albania: viven sólo 35 españoles y 14 de ellos se reunieron en casa de un diplomático para ver los debates por televisión. Los teletipos de agencias como Notimex, Associated Press, Reuters o France Presse llevaron la actualidad de los debates españoles a todo el mundo. Y otras televisiones, como la Televisión Alemana ARD, la italiana RAI o la Televisión de Austria, realizaron reportajes especiales. Además, los tes148

timonios de algunos corresponsales que siguieron desde España los debates dan noticia del enorme interés suscitado en países vecinos como Portugal o Marruecos. Raquel de Melo, periodista de la radio portuguesa TSF, cuenta que su medio no acostumbra a enviar redactores fuera de su país y, en este caso, hizo una excepción: “Para nosotros era una curiosidad que no se celebrasen debates televisados en España”. Esto supuso también que numerosos diarios del país luso se hicieran eco de los debates incluso en sus primeras páginas: “Jornal de Notícias, Diário de Notícias o Público son algunos de los periódicos más leídos de Portugal que hicieron referencia” recuerda De Melo. La repercusión mediática alcanzó también el Magreb. Aimán Zoubier, corresponsal de Al-Jazeera, conectó en directo desde Madrid para el boletín informativo de la cadena árabe. “Por cercanía, lógicamente, tenía más interés en los países de la ribera sur del mediterráneo como Marruecos, Argelia, Túnez o Libia” señala Zoubier. El periodista explica que la prensa escrita de estos países ensalza este tipo de debates porque faltan en el mundo árabe y son un ejemplo muy edificante. En América Latina, varias radios argentinas mostraron su interés por entrevistar a los protagonistas. Gracias a ellas supimos, por ejemplo, que en Buenos Aires, los centros gallegos y asturianos se abarrotaron de telespectadores del debate español. Algo similar pasó en Venezuela, México, Uruguay y Chile. Televisión Española y Antena 3 Internacional hicieron posible que millones de espectadores de Iberoamérica, Estados Unidos y Caribe, siguieran en directo los debates entre los candidatos a la presidencia del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. “La señal vía satélite de esta cita política llegó a 19 países, donde 6 millones de hogares siguen habitualmente, desde hace más de una década, los programas y emisiones de Antena 3 Internacional” explica Mar Martínez Raposo, directora de Antena 3 Internacional, que considera que este tipo de retransmisiones en directo, son un referente de actualidad para los millones de compatriotas que residen en latinoamérica y para los propios hispanohablantes.


Los debates españoles en EE UU

A través de las agencias internacionales y de corresponsales propios que cubrieron los dos debates españoles, las noticias de los mismos llegaron a importantes cabeceras estadounidenses como Washington Post, New York Times, New Herald, Chicago Tribune, o incluso la revista Variety, una famosa publicación americana de la industria del entretenimiento. Si analizamos el contenido de la mayoría de artículos publicados encontramos que son resúmenes con mayor o menor detalle de lo ocurrido en los debates, sin embargo, todas las informaciones coinciden en resaltar varios puntos: es el primer debate presidencial en España en 15 años, las encuestas entre votantes del Partido Socialista y del Partido Popular dan empate y hay un gran número de indecisos cuyo voto podría movilizarse gracias a la televisión. Así, el periodista Daniel Woolls en su crónica del 25 de febrero en Chicago Tribune señala: “El debate resultó importante para la causa de los aspirantes porque los partidos en contienda están empatados, mientras las encuestas insinúan que existe una cantidad importante de votantes indecisos”.8 El impacto mediático de los debates españoles llegó hasta las páginas de televisión de la revista Variety que se hizo eco de su audiencia millonaria y del informe realizado sobre ésta por la empresa Corporación Multimedia: “De acuerdo con los datos de Corporación Multimedia, se alcanzaron los 12,44 millones de espectadores, han sido los programas con mayor audiencia en España desde el Concurso de Eurovisión del año 2002. El share fue del 56,5%”.9 Alan Schroeder, es profesor de periodismo en la Northeastern University de Boston y experto en debates televisados. Autor del libro Debates presidenciales: 50 años de televisión de alto riesgo (Columbia University Press, 2008), analiza desde hace años los cara a cara en la escena política norteamericana desde aquel famoso encuentro entre Nixon y Kennedy en 1960. Colaborador en importantes medios americanos como Washington Post, 8 - DANIEL WOOLS. Chicago Tribune. 25 de febrero 2008. 9 - JOHN HOPEWELL. Variety. 3 - 9 de marzo 2008. 150

Boston Globe, New York Times, Los Angeles Times o USA Today, opina que en cualquier país del mundo, los debates televisados gozan de gran popularidad porque son una forma de comunicación política que tiene el poder de atraer grandes audiencias: “La razón es que los debates presidenciales ofrecen la rara oportunidad de observar en vivo un conflicto dramático entre dos personas buscando el mismo puesto. En una democracia, los votantes son los “jefes” del país; un debate entre candidatos funciona como una entrevista entre los jefes y los aspirantes” asegura Schroeder. Este símil con la “entrevista de trabajo” a la que se enfrentan los candidatos para lograr el puesto de Jefe de Estado, podría explicar los altos porcentajes de share alcanzados por este tipo de programas en todos los países. La audiencia, el votante, se convierte en parte decisiva del juego democrático y el candidato debe utilizar todas sus armas para convencer con su intervención. El espejo español: América Latina

Si en Europa miramos con interés lo que pasa en EE UU, en América Latina se observa con lupa lo que ocurre en España. Con la ventaja que da compartir idioma, allí los debates fueron muy seguidos, por ejemplo, en Chile. El Mercurio, Diario Financiero, La Tercera o La Nación son algunos de los periódicos chilenos que se hicieron eco de ellos. Este último titulaba en su portada del 26 de febrero de 2008: “Apasionado debate presidencial español”, en relación al primer debate entre candidatos en 15 años. Ese mismo día, la crónica del periodista Ricardo Leiva en La Tercera aseguraba: “La espera de 15 años sin debates electorales en España valió la pena: ayer José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy protagonizaron una disputa electrizante e intensa (…)”.10 También desde Chile se interesaron por la organización y realización de estos debates en España. Erika Lüthers entrevistó al presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, Manuel Campo Vidal, para El Mercurio. La periodista recordaba en su artículo que el moderador 10 - RICARDO LEIVA. La Tercera. 26 de febrero 2008.


del primer cara a cara entre Zapatero y Rajoy también estuvo presente en el de 1993 entre González y Aznar. “Aquella vez percibí mayor distancia y frialdad entre los candidatos” destacaba en la entrevista el comunicador español. “Creo que Zapatero y Rajoy son dos grandes personalidades políticas que llegaron al debate con una tensión contenida. Es algo muy lógico. Y es que la diferencia de estar en el poder o no estarlo es abismal”11 aseguró Campo Vidal al periódico chileno. Una de las referencias escritas que mejor refleja la trascendencia de los debates españoles en América Latina es la columna de opinión de Álvaro Ramis para La Nación titulada “El Espejo Español”. En este extracto de su texto se vislumbra una de las razones que despertó el interés de los debates españoles al otro lado del Atlántico: “Los procesos políticos españoles siempre han concitado interés en Chile. No en vano, la Transición Española fue analizada en los 80 como el modelo a seguir a la hora de terminar con la dictadura militar. Más allá de las semejanzas o diferencias de estos procesos, la política chilena suele ver en España un barómetro que exhibe tendencias emergentes y procesos que, más temprano que tarde, suelen impactar en la sociedad chilena. Las elecciones generales del 9 de marzo nos volverán a poner en este marco (…)”12 . Este “Espejo Español” del que habla Ramis es exportable a otras democracias latinoamericanas como es el caso de Costa Rica. Pierre Baldié, es el realizador francés que introdujo en los años 60 y 70 la edición de audio y vídeo en Televisión Española. Miembro fundador de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, reside desde hace veinte años en este país centroamericano. Gracias a TVE Internacional pudo seguir los dos debates organizados por la Academia de Televisión desde Costa Rica. Le llamó la atención que fuese pensado, decorado, iluminado y realizado 11 - ERIKA LÜTHERS. Entrevista a Manuel Campo Vidal publicada en El Mercurio, 29 de febrero de 2008. 12 - ÁLVARO RAMIS, La Nación, 3 de marzo de 2008. 152

por profesionales de la primera generación de TVE, muchos de ellos antiguos compañeros de trabajo. Asegura que en este país, por proximidad y por sus acuerdos comerciales, es mucho más importante lo que pasa en Estados Unidos que en Europa, en general, y en España, en particular. Esto hizo inevitable en aquel país la comparación con los debates made in USA. Sin embargo, España –como decíamos– sigue siendo el espejo de las democracias incipientes en Latinoamérica: “Tengo la impresión de que se van a “inspirar” en la forma de organizar los debates de la Academia de Televisión para, en las próximas elecciones, realizarlos. También sé que uno de los problemas es el gran número de candidatos a la presidencia que deben tener la misma oportunidad y cuota de pantalla. Otro problema en Costa Rica sería encontrar un moderador “independiente” o por lo menos sin una “etiqueta política” demasiado conocida”, asegura el académico. Una imagen publicada el pasado 4 de marzo en el periódico español El País, bajo el título: “Expectación al otro lado del Atlántico”, recogía la reunión de un grupo de simpatizantes españoles del Partido Socialista siguiendo el segundo debate entre Zapatero y Rajoy desde Montevideo (Uruguay). Esta escena, que seguro se repitió en otros países latinoamericanos, constituye un testimonio gráfico del interés suscitado por este tipo de encuentros políticos televisados fuera de nuestras fronteras. Recordemos que Uruguay es el décimo país del mundo con más españoles inmigrantes, superando los 40.000. La prensa europea

Los duelos televisados entre candidatos a la presidencia de un país de la Unión son también ventanas para sus protagonistas en la prensa europea. Se hicieron eco de los debates españoles cabeceras como Le Figaro, Libération, La Tribune, Les Echos, Humanité, Le Monde en Francia; Financial Times, The Independent, The Economist, The Times o The Guardian13 (que hizo 13 - EDITORIAL: “An Unconvincing Contest”, The Guardian, 8 de marzo de 2008.


mención de los debates Zapatero-Rajoy en su editorial del 8 de marzo) en Reino Unido; Süddeutsche Zeitung, Frankfurter Rundschau, Financial Times Deutschland o Die Zeit en Alemania; Berlingske Tidende, Politiken o Information en Dinamarca; La Libre Belgique, L’Echo, Le Soir o De Morgen en Bélgica; incluso el Diario Aamulehti, uno de los periódicos más importantes de Finlandia. El contenido se repite en prácticamente todos los textos. Una audiencia millonaria para los debates, el terrorismo de ETA entre los temas abordados por los candidatos, la política económica, la inmigración y, de nuevo, un hecho también destacado en las cabeceras europeas: los debates regresan a España tras 15 años de ausencia. Encontramos pinceladas de la repercusión en Alemania a través del testimonio de Günter Steinkamp, corresponsal en España de la Televisión Alemana ARD. Realizó, desde los centros de prensa montados por la Academia de Televisión en los dos debates, reportajes de actualidad sobre la campaña electoral para su cadena. Asegura que el despliegue fue espectacular, más de cine que de televisión: “Normalmente un debate es algo que se prepara en los estudios de informativos: hay una maquilladora y un director de la cadena de televisión que da la mano a los que debaten”. El periodista alemán añade que los debates son fundamentales en una democracia, de ahí que también sorprendiese en su país el vacío existente en España en ese sentido “En casi todos los países democráticos los debates entre los principales candidatos son pura rutina. Nadie se cuestionaría que pudiera haber debates de ese tipo y el que se negase sería más bien alguien que estaría fuera del juego democrático”. Por su vinculación histórica y geográfica con España, análisis aparte merece la repercusión en Portugal, donde se siguieron y analizaron con especial interés los debates españoles. Algunos periódicos como Diário de Notícias les dedicaron espacios destacados en portada. El país luso, como socio económico de España, estuvo muy pendiente de la política española esos días a través de los preparativos de la Academia de Televisión. En las páginas de periódicos como Diário Económico, Correio Da Manha, Jornal de Notícias se publicaron fotos de los protagonistas, esquemas del decora154

do, los detalles de la organización de los debates, el coste de los mismos, la temperatura del plató, los antecedentes de los debates del 93, los moderadores, los cronometradores… Raquel de Melo, periodista de la emisora portuguesa RDF, llegó a los debates a través de la embajada lusa en nuestro país. Siguió el primer debate desde Portugal pero se desplazó a Madrid para cubrir el segundo. Para los portugueses resultaba curioso que en España no se celebrasen debates electorales desde hacía tantos años. De Melo resalta que le llamó especialmente la atención el despliegue realizado por la Academia para facilitar la labor de los medios in situ: “En Portugal estamos habituados a otro tipo de cobertura de campaña y de debates más caótica. Muchas veces no es posible que los periodistas estén en una sala contigua, con medios de transmisión, con Internet… La Academia contribuyó mucho a la buena organización de esto”, opina la periodista. La columna de opinión del 3 de marzo de Ferreira Fernandes para Diário de Notícias refleja la vertiente de show televisivo del duelo entre los candidatos a la presidencia de España: “El segundo debate esta noche entre el conservador Rajoy y el socialista Zapatero casi coincide con el cara a cara entre Obama y Hillary mañana. La comparación es inevitable y va en contra de la mala prensa que tienen las costumbres democráticas americanas. No había un debate televisivo entre los candidatos al gobierno de España desde hace 15 años... Hillary y Obama tuvieron 19 debates y cualquiera de ellos generó más de cuarenta horas televisivas”14. Ecos en el mundo árabe

La prensa árabe también estuvo atenta a los debates organizados por la Academia de Televisión, especialmente en Marruecos y Argelia. Las relaciones diplomáticas, la inmigración o la política exterior, temas a tratar en los cara a cara presidenciales, suscitaban interés en el Magreb. 14 - FERREIRA FERNANDES. Diário de Notícias, 3 de marzo de 2008.


El periódico argelino El Moudjahid15 mencionaba que el primer cara a cara entre Zapatero y Rajoy sería emitido por las principales cadenas generalistas y regionales del país, destaca estos encuentros televisados como “instrumento de democracia” para captar el voto indeciso, explica los bloques pactados y augura una audiencia millonaria. Aimam Zoubier, corresponsal de Al-Jazeera en nuestro país, cubrió los dos debates y realizó conexiones en directo del segundo para la cadena árabe, desde la sala de prensa habilitada por la Academia para los medios acreditados. Recuerda que al resto de compañeros les resultó curioso encontrar un periodista dando su crónica en árabe: “Todo el mundo parecía sorprenderse. Creo que hasta El País dio un breve resaltando que Al-Jazeera había estado cubriendo los debates”, explica Zoubier. Para el periodista, la organización por parte de la Academia fue altamente positiva, considera que un debate es un evento de interés general en el que no caben intereses empresariales: “Me pareció muy bueno que la señal llegase a todo el mundo, son eventos de interés nacional. Creo que si hay una fórmula tiene que ser un ente independiente que gestione a todos los niveles la celebración de un debate así” concluye. Debates televisados en la era global

El gran impacto mediático alcanzado por los debates entre Zapatero y Rajoy, tanto en España como en el resto del mundo, así como la audiencia millonaria que generaron prueban que los debates presidenciales tienen, y cada vez más, un interés global. La televisión multiplica el efecto porque la pequeña pantalla magnifica la figura de los candidatos, es su escaparate universal. Esto enlaza directamente con el concepto de McLuhan de “aldea global”. En la era de la Televisión e Internet, la comunicación es instantánea y la sociedad internacional. La larga tradición que existe en EE UU en debates televisados hace 15 - Législatives en Espagne: Les Espagnols suspendus au face-à-face télévisé Zapatero- Rajoy. El Moudjahid, 25 de febrero de 2008. 156

que hoy sean una referencia y un instrumento fundamental en la escena política americana. Además, generan horas y horas de televisión en la pantalla internacional. Por ejemplo, los últimos debates entre Barack Obama y John McCain, alcanzaron audiencias millonarias aquí en España. Instrumentos democráticos como los debates televisados nos permiten acercarnos a la realidad política de un país de la mano de sus principales representantes; ver cómo se desenvuelven los candidatos en estos duelos mediáticos que acercan la imagen de los políticos hasta el sofá del ciudadano. En definitiva, en el juego político son un instrumento eficaz de comunicación con los electores que quieren conocer todo de sus futuros gobernantes, en la parrilla global: un éxito asegurado de audiencia.


Análisis de la difusión online: El debate de los Debates Rafaela Almeida Dircom y Experta en Marketing

Es evidente, por el número de espectadores televisivos y por la gran difusión de información realizada desde la Academia a los medios de comunicación, que el éxito de audiencia de ambos debates fue impresionante. Sin quitar importancia a las expectativas que había por parte de la opinión pública, tras estar casi 15 años sin vivir un acontecimiento político de estas características, destacamos también la inmediatez de Internet y de sus canales de información como herramienta de real importancia en todo el proceso. Información enviada por la Academia de Televisión antes de los debates

Para analizar la difusión de las notas de prensa enviadas, insertamos el titular original en Google.es. Nota 1: 14 de febrero de 2008. Se anuncia que la Academia de Televisión realizaría los debates electorales entre Rajoy y Zapatero. “La Academia de Televisión transmitirá el primer debate entre Zapatero y Rajoy desde IFEMA y el segundo desde el Palacio Municipal de Congresos”. Número total de menciones en Google.es: Más de 100.


Moderadores de los Debates Electorales 2008

Si relacionamos el nombre de ambos presentadores con el debate, a la hora de realizar la búsqueda, obtenemos un total de casi 8.000 páginas web que les mencionan en la Red. En el caso de los resultados relacionados con los contrincantes y la palabra moderadores, la cifra se dispara a más de 84.000.

Nota 2: 19 de febrero de 2008. Se anuncia el nombre de los moderadores – Olga Viza y Manuel Campo Vidal. “Manuel Campo Vidal moderará el primer debate electoral y Olga Viza el segundo”. Número total de menciones en Google.es: Más de 400. Sin embargo, una vez enviadas las notas, cada medio, foro o página web efectúan un tratamiento distinto de la información, por lo tanto, hemos de tener en cuenta este factor analizando simplemente las palabras clave: Academia de Televisión debate Zapatero Rajoy: Más de 153.000 menciones en Google.es. Debate Zapatero Rajoy: Los resultados de búsqueda en este caso se disparan a más de 330.000 páginas en Internet.

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Emisión y reproducción de los debates vía soportes online

En cuanto a las emisiones durante y después de los debates, los 50 sitios de Internet que emitieron la señal recibieron un total de 400.000 visitas. Con respecto a las visitas simultáneas, la cifra también es bastante espectacular: 140.000 clicks. YouTube Como canal de reproducción de vídeos, no podríamos dejar de contabilizar en este análisis los resultados de YouTube. Si realizamos la búsqueda mediante su motor de los criterios: debate Rajoy y Zapatero, encontramos más de 625 vídeos que suman un total de 120.000 visitas, cerrando así el gran círculo de difusión online.


En España los debates empiezan antes Daniel Rodríguez Periodista y Director de 6W Comunicación

En algún país del mundo… –¿De verdad cree que por ponerme esta corbata ganaré el debate?– le dijo contrariado a su asesor. –Póngasela por si acaso… Presidente. Los debates entre los candidatos españoles empiezan fuera del plató de televisión. Momentos antes de entrar, sin pronunciar palabra, ya había debate. Con las imágenes de la llegada de los candidatos, que no se emiten en los debates norteamericanos y que retransmitió la Academia de Televisión en 2008, recibimos sus mensajes. En aquellos momentos previos al diálogo del plató, supimos, por ejemplo, que Mariano Rajoy había preparado muy bien el contenido de su primer debate. Nos lo “contó” Pedro Arriola, el asesor que le acompañaba, unos pasos por detrás, a través de los abultados maletines repletos de documentación que pudimos observar que llevaba uno en cada mano. El contenido de esos maletines afloraba a lo largo del debate en forma de carpetas de colores tal y como mostraron los planos cenitales. Rajoy sí preparó el contenido del debate y además con asesores. Que la chaqueta le quedase un poco corta, tal vez revele poca atención puntual al traje de aquel día. Sin duda, una oportunidad estética desaprovechada, pero nada más.


José Luis Rodríguez Zapatero también “habló” antes de empezar el debate. Fue en el hall de la entrada cuando atendía a los medios en silencio antes de entrar al plató donde se celebró el segundo encuentro. En ese momento, en pie, pivotaba varias veces sobre las puntillas de sus pies levantando los talones y elevando los hombros. El detalle no verbal nos transmitía que iba a afrontar la contienda con decisión, que no sólo no la rehuía, sino que se sentía impaciente por comenzar. Luego lo plasmaría con argumentaciones verbales contundentes. En esa misma entrada también se detuvo Mariano Rajoy. Su corbata roja le proporcionaba un toque luminoso, lúcido, llamativo en su comunicación no verbal. Este elemento efectista lo verbalizó minutos después en el plató, que por momentos se convirtió en una especie de ágora catódica cuando, en un ejercicio eficaz de mayéutica socrática, Rajoy formuló 51 preguntas retóricas. La corbata era la mayéutica. También supimos, a través de esas imágenes previas, que los candidatos son humanos y que necesitan liberar nervios y tensión como cualquier persona que afronta un reto de comunicación pública de esa envergadura. Los dos candidatos repitieron dos gestos que les caracterizan. A Rodríguez Zapatero le vimos tocando la solapa del bolsillo de su chaqueta y cerrar los puños cuando posaba para la prensa con los brazos estirados. Mariano Rajoy jugueteaba girando la alianza con su dedo. No había duda. Detrás de ellos, estaban ellos. Eran ellos. Resulta pues un elemento diferencial que en España consideremos que los momentos previos al debate forman parte del debate, lo enriquecen y se emitan. Aunque también es cierto que en nuestro país las familias de los candidatos todavía no forman parte del debate, como sí ocurre en Estados Unidos. Ya hemos visto en televisión cómo allí es habitual que las esposas de los candidatos americanos aparezcan en el plató donde se celebran los debates. Hay que reconocer que esta asignatura electoral, que permítanme la denomine con cariño “Escenas de familia”, no la cursamos en España y en Estados Unidos la dominan. Ya saben; se trata del aprovechamiento emo164

cional electoral que aporta la exposición pública de la esposa, los hijos, e incluso, las mascotas de los presidentes. ¿Se imaginan a Zapatero o Rajoy, recorriendo de la mano de sus esposas y saludando al público, al tiempo que recorren el Paseo de la Castellana el día de su investidura como hizo Barack Obama? Parece poco probable que a esta prueba, en España y a corto plazo, ni siquiera nos presentemos. El planteamiento y desarrollo informativo sobre los debates que ha desarrollado la Academia de Televisión, calcado del estilo de Antena 3 Televisión en 1993, ha potenciado también el interés y la audiencia de los debates. Esta política informativa hacia los medios con “luces y taquígrafos”, de puertas abiertas, permitió a los periodistas conocer in situ, antes del debate, distintos elementos que generaron previamente curiosidad informativa de la ciudadanía. Los periodistas pudimos visitar el plató en varias ocasiones, sentarnos en las sillas de los candidatos, la unidad móvil, hacer conexiones en directo, y entrevistar a distintos portavoces, desde los moderadores o realizadores hasta el iluminador o el diseñador. Se pudo grabar los camerinos e incluso un informativo nacional abrió una conexión minutos antes del comienzo explicando que una de las sillas de los candidatos medía cuatro centímetros menos. Ya hemos dicho que los candidatos habían lanzado mensajes antes de comenzar el debate y la Academia de Televisión también había emitido el suyo. Era un mensaje aperturista, de transparencia informativa, de unión, de compartir el evento con todos. Se trataba de la plasmación del planteamiento organizativo del evento: Los debates pertenecían a todos los medios que lo quisiesen y, sobre todos a los ciudadanos. Esta concepción del evento, en coordinación con los partidos, también se trasladó en el diseño del plató, la realización audiovisual y la iluminación, que mostraba apertura a través del espacio, claridad, modernidad y sobriedad. La imagen de los platós de los debates españoles trasladaban credibilidad y transparencia –el color blanco– y resultaba atractivo desde el punto de vista de la estética audiovisual. En los debates americanos, vimos, en cambio, antiguas moquetas de co-


lor rojo, altos atriles de madera, casi burladeros, donde el candidato perdía la oportunidad de mostrar al receptor su gestualidad; un elemento comunicativo de tanta relevancia. Sobre la estética americana, nos hizo unas interesantes apreciaciones el especialista mundial en debates Alan Schroeder –¡Qué lujo contar con sus reflexiones en este libro!–. Explicaba que la imagen de los platós americanos quiere trasladar formalidad y tradición. A lo que me permito añadir: y patriotismo, con la bandera de EE UU de fondo. No se arriesgan a innovar en el diseño, dice Schroeder, para evitar el riesgo de que los espectadores asocien el debate con un programa de entretenimiento y que, de este modo, el formato pierda credibilidad. Son, en cualquier caso, estéticas española y norteamericana, planteamientos eficaces diferentes dirigidos a sociedades y culturas diferentes, aunque creo que es compartido que la puesta en escena española, en la línea de la francesa, es más moderna y sobre todo, ha refrescado la imagen de un producto audiovisual creado en Norteamérica. Esta línea de transparencia informativa sobre los debates españoles, mantenida por la Academia, ha propiciado además un impulso del análisis de los aspectos no verbales de la comunicación. Conocer tantos detalles del plató, la escenografía, formato, contenido y de los candidatos ha potenciado un enfoque periodístico muy interesante; el de la comunicación no verbal. Hemos percibido que el uso de esta perspectiva se emplea cada vez más y complementa otros enfoques para analizar diferentes actos de comunicación política y empresarial. En los debates también ha ganado el análisis de la comunicación no verbal. Un último apunte de reparto de votos. Es de justicia que reciban un voto a favor, los partidos y los candidatos, la Academia de Televisión y los medios de comunicación, que han posibilitado que se celebren e interesen, de nuevo, los debates televisivos. Los debates españoles ya se estudian en las universidades. Para conseguir los del 2008 Campo Vidal, que había negociado también los de 1993, lideró distintas negociaciones complejas, tensas y difíciles que se jugaban, al mismo tiempo y a varias bandas. Lo hizo con un estilo de 166

gestión conciliador, generoso, confiando en su equipo y con sentido del humor, que además de que se agradece, está demostrado que resulta eficaz. Resistió con entereza algún intento de acoso y derribo y superó una delicada situación de comunicación en crisis que hizo peligrar el debate a pocas horas de su emisión. El resultado final fue de alta rentabilidad y utilidad para las cadenas que emitieron el debate, para los partidos políticos y sus candidatos, para la Academia de Televisión y para millones de españoles. Sin duda, esta negociación constituye un caso de éxito para analizar en las escuelas de negocio. Mi voto es, por tanto, a favor de los debates. A favor de que todos los ciudadanos tengamos la oportunidad de seguir nutriéndonos con estos diálogos democráticos.


Una Academia de prestigio Pilar Socorro Periodista y miembro de la Junta Directiva de la Academia de Televisión

“Las estadísticas me producen la misma impresión que las minifaldas: Muestran lo atractivo, ocultan lo vital”. Esta frase circula en la Red firmada por la escritora Doris Band, de quien no he podido encontrar ninguna biografía fiable. Esta sentencia expresa perfectamente lo que pienso que significa este encuentro: Tenemos la posibilidad de analizar desde muy diferentes aspectos un evento que ha llenado muchísimas páginas de periódicos, espacios de radio, webs de Internet y por supuesto televisión que es lo que nos “ocupa” en esta Academia. Este foro es necesario para sacar todo lo que no nos han contado los números. Siempre se han referido a la televisión como la “pequeña pantalla” en el mejor de los casos, si no nos llaman “la caja tonta” o más últimamente incluso nos “reciclan” como basura. Pues bien, gracias a los debates entre Zapatero y Rajoy organizados por esta Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, hemos robado el protagonismo, tras casi 10 años de existencia, a nuestra hermana mayor: La Cinematografía. El día 3 de marzo, durante el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, se notó la disminución de los espectadores a las salas de cine, porque prefirieron seguir el debate en directo. Cineastas como


Nacho Vigalondo, hablaba del diseño del debate en su blog de El País del día 2 de marzo.(*)

Un momento del cara a cara entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno, moderado por Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia de Televisión el 25 de febrero de 2008.

Blog del cineasta Nacho Vigalondo, en el que reflexiona sobre el debate celebrado entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy el 25 de febrero de 2008

Vigalondo tituló el artículo, Aterradora Simetría. Lo que dice, lo dice en términos cinematográficos que, tal vez, no nos dejen “bien parados”, pero demuestran que había seguido con muchísima atención el encuentro. También en Málaga, pude disfrutar de la “resaca” del subidón del prestigio de esta Academia tras los debates. Un prestigio de solidez y seriedad que comencé a notar cuando salía a colación el hecho de que pertenecía a la Junta Directiva que preside Manuel Campo Vidal. Charlando con Fernando Méndez Leite, moderador de las ruedas de prensa de las películas de la sección oficial, le hice notar lo complicado que es esa labor. Nosotros tuvimos de maestros de ceremonia a dos excelentes profesionales que nada tenían que demostrar, y sí, acaso, mucho que perder. (*) http://blogs. elpais.com/nachovigalondo/2008/03/aterradora-sime. html 170

Para los amantes de las casualidades: Me gustaría resaltar el hecho de las “coincidencias” afortunadas en lo que al santoral se refiere: La primera nota de prensa que emitía la Academia con el ofrecimiento de llevar a cabo los debates, salía el 13 de diciembre de 2007. Coincidía con la festividad de Santa Lucía, patrona de la luz, y si hay algo que ha habido es luz y transparencia en todas las gestiones realizadas por el equipo encargado del diseño y puesta en marcha de los debates. La segunda, confirmando que se había aceptado la propuesta, salía el 14 de febrero de 2008, día de San Valentín (patrón de los enamorados). Sin comentarios. Hicimos historia con los debates, pero no sólo historia de la televisión en España, sino Historia de España. Esta Academia demostró que está llena de talento y de “Catedráticos Eméritos” deseando llenar de contenido a la nueva Industria Televisiva. Se ha reflejado que estamos en el punto exacto en donde la Academia de Televisión es la de los profesionales y no sólo de las televisiones. Ahora que estamos en la época de los llamados “profesionales todo terreno”, me gustaría hacer notar que tenemos como presidente de esta Institución, a un profesional, que lo es en prácticamente todos los terrenos necesarios, para llevar a buen puerto la misión encomendada de presentar ante


todos los españoles las propuestas de programa de los candidatos de los dos principales partidos políticos de España y que aspiraban a la Presidencia del Gobierno de este país. El señor Campo Vidal es y permítanme ir por partes: 1. Doctor en Sociología especializado en Economía Aplicada, así pues sabía en qué terreno se movía la sociedad española, cuando propuso, en nombre de toda la Junta, la celebración de los debates. 2. Como Ingeniero sabe de las malas pasadas que pueden jugarnos las tecnologías en el momento menos pensado. Así que dispuso que para que no fallase nada, todo había de duplicarse. Pero precisamente por ser profesional, también sabía que disponía del mejor equipo humano en el que delegar para la realización: nada menos que Fernando Navarrete y Tacho de la Calle y otros grandes de la realización que esa noche ejercieron de regidores de excepción. 3. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Un periodista riguroso. Con mucho olfato y con mucho tesón. El periodista que presentó el primer debate presidencial en nuestro país el 24 de mayo de 1993 entre Felipe González y José María Aznar. Podría seguir enumerando porque conoce la televisión desde todos los puntos de vista posibles. Por eso y por su rigor, sé que los debates de este año 2008 no se empezaron a preparar hasta poco antes, pero en la cabeza de Manuel Campo Vidal, estos debates se estaban gestando desde el día 25 de mayo de 1993. Supongo que parecerá poco correcto por mi parte hablar de obviedades, pero a veces es necesario recordar que cuando se llega a conseguir cosas tan importantes, las casualidades existen, pero, como decía Picasso: “Que nos pillen trabajando”.

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Que no pasen 15 años Olga Viza Periodista y moderadora del segundo Debate Electoral 2008

Para empezar, una secuencia. Ocurrió una tarde frente al ordenador. Estaba escuchando el programa La Ventana de la Cadena Ser. Gemma Nierga entrevistaba a Concha García Campoy y a Fernando Navarrete. Había debates, se sabían las fechas, pero no quiénes iban a ser los moderadores. Recuerdo haber pensado cómo vivirían ese proceso aquellos que estaban en las quinielas; pero también pensé que, por aquello de la normalidad, ojalá en un futuro próximo lo de menos fuera el nombre de los periodistas. El caso es que aquellas horas el rumor escribía insistentemente dos nombres, Manuel Campo Vidal y Fernando Ónega. Unas semanas antes, Campo me contó el titánico esfuerzo negociador que algunos miembros de la Academia de Televisión llevaban con absoluta discreción. Me apuntó también que había anotado mi nombre en la lista de posibles moderadores, pero entendí que ahí debíamos estar casi todos, no pensé en más. Vuelvo a la entrevista de La Ventana. Gemma preguntaba por esos dos nombres y la respuesta de Concha, como portavoz de la Academia, siempre era “todavía no está decidido”. Minutos después supe por qué eso era cierto. Seguía frente al ordenador y sonó el móvil. Vi el nombre de Manuel


Campo Vidal y le dije directamente: ¿Tengo que felicitarte? y me dijo en tono serio: “No. Tienes que contestarme”. Lo he contado muchas veces y ahora lo dejo aquí escrito, era lo último que podía imaginar, llevaba unos meses en otras funciones y había tomado distancia de la actualidad política. De repente… demasiado. Manuel me dijo que no podía negarme, que había “consenso” y esa palabra es sagrada. Pedí cinco minutos para reflexionar y es verdad que aún no había colgado cuando supe que si rechazaba ese ofrecimiento me arrepentiría el resto de mis días. Aun así tardé en devolver la llamada porque el teléfono enloqueció. Aquella tarde-noche hablé con media España. Muy pocos días nos separaban de las fechas marcadas y se trataba de vivirlo con la mayor tranquilidad posible. Por eso le pedí a Manuel no aparecer en ningún sitio hasta poco antes del segundo debate, apelando a que “los protagonistas son ellos”, la Academia, su presidente y, además, primer moderador. Pero era una intención inútil porque quienes llamaban eran nuestros compañeros de profesión y no podía decir que no a algo que yo misma requeriría. ¿Entrevistas?... Perdimos la cuenta. Lo sustancial eran los preparativos y mi primer contacto con aquel gran engranaje se produjo una mañana en el Palacio de Congresos. Nadie diría que aquello se había decidido con tal premura. A medida que me acercaba al plató me iban abrazando, con prisas, profesionales con los que he compartido horas de televisión, compañeros de referencia que tanto me han enseñado. Se estaban probando los tipos de silla, la altura de las mesas, la disposición de los relojes. Aquella escena me resultaba conocida porque 15 años antes tuve la suerte de presentar en Antena 3 Televisión el primer debate entre candidatos a la Presidencia del Gobierno que se celebraba en este país. En aquel González versus Aznar viví unos preparativos prácticamente calcados, pero también una situación inesperada. Ocurrió que cuando creí que ya debía dar entrada al plató a los candidatos y al moderador (como saben, Campo Vidal) los realizadores, Pedro Ricote y Jesús Cepa empezaron a decirme que siguiera hablando, que me enrollara. Conecté con la 174

delegación de EFE en Washington hasta la saciedad, entrevistamos a invitados, conté hasta donde sabía lo que habían hecho ese día los candidatos y como había que seguir hablando eché mano del último recurso: el menú de sus almuerzos. Fueron quince eternos minutos. Afortunadamente desde la línea de órdenes de realización no se me explicó el porqué de aquella situación, la verdad la conocí de madrugada, no había acuerdo en el orden de intervención y el debate peligró, la discusión se alargaba y Manuel Campo Vidal la zanjó con un “entramos en el plató o tengo que salir a decir que el debate se aplaza o se suspende”. Estaba segura de que en esta ocasión eso no iba a suceder y lo supe a ciencia cierta cuando nos reunimos por primera vez con los dos impulsores políticos de estos nuevos debates. Se ha dicho en este libro, pero yo insistiré: José Blanco y Pío García-Escudero fueron interlocutores inmejorables. Tuvimos dos almuerzos, las bases de los debates estaban pactadas, pero cualquier fleco lo negociaban con un rigor y un respeto que hacen confiar en la política. Estábamos en plena campaña electoral y sus teléfonos hervían. Me han preguntado muchas veces si tuve presiones, aquí vuelvo a contestar: ¡Ninguna! Aunque la cuestión que más veces me han planteado se refiere al modelo del debate, más allá de mi opinión sólo podía decir “bienvenido sea éste, que lo ha hecho posible”. Del primer debate apunto una sensación, el contraste de aquel colosal despliegue con la soledad de Manuel en el plató. Allí le encontré, concentrado, repasando sus notas minutos antes de la llegada de los candidatos. Seguí el debate desde la sala de invitados y cuando acabó era inevitable sentir que se había activado una cuenta atrás. El segundo debate se realizaría a 500 metros del primero, en el Juan Carlos I. Ese cambio de escenario significaba desmontar y volver a encajar el gran puzzle en un tiempo récord. Sería incapaz de explicar ordenadamente cómo transcurrió la semana. Se sucedían pruebas de cámara, de luz, reuniones, más entrevistas, ensayos de recorrido e incluso dedicarle un tiempo a ese detalle menor (¿menor?)


que es encontrar el vestuario adecuado porque se me advertía que no podía llevar colores “políticos”, es decir ni rojo ni azul, pero tampoco beige (empasta con la mesa), ni blanco (por las luces). Es la anécdota, desde luego, pero en televisión eso es importante. Llegó el día. Antes de dirigirme al Palacio de Congresos escribí un pequeño texto de presentación y despedida del programa. Una vez allí quise abstraerme del despliegue de medios y seguridad que se estaba formando y me encerré en el camerino. Concha García Campoy, María Rey y Manuel Campo Vidal fueron mis albaceas, estuvieron conmigo en todo momento. Incluso desde aquel escondite se podía oír la excitación del exterior. Ya llegaban. Recibí a los candidatos, uno a uno y sin cámaras, a pie de escenario. Estaban aparentemente tranquilos. Les mostré sus lugares en la mesa, dónde estaban los relojes que marcaban los tiempos, probaron sus sillas y ambos coincidieron en lo que impresionaba esa enorme sala de dos mil asientos ab-so-lu-ta-men-te vacía. Acostumbrados a pabellones abarrotados en los mítines, el efecto era impactante. Estaba fijada la hora exacta del encuentro entre ambos, un saludo cordial que dio paso a la espera tras la puerta que daba acceso al plató. Era un pequeño espacio en penumbra. Allí estábamos los tres, en silencio, a la espera de la orden del realizador Fernando Navarrete para entrar. Fueron sólo unos minutos, recuerdo que les dije que ocurriera lo que ocurriera ahí fuera quería darles las gracias porque valoraba la decisión de ambos de acceder a los debates y que tuvieran en cuenta que la única debutante en el debate era yo, de modo que no me lo pusieran muy difícil. Bromearon e hicieron comentarios distendidos. La sensación de abrir la puerta y descubrir aquella nube de fotógrafos es de las que no se olvidan. Mientras posaban ante las cámaras hicieron comentarios dignos de ventrílocuos y es que daba la coincidencia de que los dos se habían convertido en secretarios generales de sus respectivos partidos en ese mismo escenario. Les dije: “Pues eso tal vez les traiga suerte”. No diré quién; pero uno de ellos me contestó: “Vete tú a saber”. 176

Los fotógrafos desalojaron la sala, Zapatero y Rajoy ocuparon sus sitios y de repente, el silencio. Si cuando llegaron aquella inmensidad les pareció impactante, ahora lo era mucho más. Sólo había una persona sentada en primera fila, creo que era del servicio de seguridad. Los cámaras estaban ocultos tras el decorado y el regidor tenía la prudencia de colocarse en lugar imperceptible. Desplegaron sus papeles. Me fijé en los de Rajoy, todas las anotaciones eran de su puño y letra. Las de Zapatero salían del ordenador. Faltaban 6 minutos para empezar cuando cruzaron un diálogo, no exento de ironía, sobre el mitin que Rajoy había dado la noche anterior en la tierra de su rival político, León. Que si hacía frío, que si había mucha gente… Estaban tan entregados en su conversación que les tuve que pedir silencio porque ya estábamos a segundos del inicio. Hubo gestos para que callara uno u otro (uno más que otro), miradas de “se está pasando cinco segundos”, receso con asesores hablando prácticamente al oído, detalles que no desvelaron las cámaras. Seguramente ustedes vieron el debate y cada cual tendrá su opinión, todas respetables. Despedí diciendo “creo interpretar la opinión de la mayoría, por eso permitan que les diga que ojalá no tengan que pasar otros 15 años para que esto se repita”. Un plano general servía para insertar los rótulos de crédito y, por aquello del síndrome del micrófono abierto, ninguno de ellos se atrevía a pronunciar palabra. Cuando desde realización se dijo que hablaran tranquilamente ambos recogieron esa frase de la despedida en ese mismo sentido. Tal vez no me crean, pero después de esa hora y media, después de todo lo que habían vivido en ese debate, en un rincón del plató y ya con algunos de sus asesores volvieron… a hablar de León. Por cierto el famoso Libro Blanco que llevó Zapatero me lo llevé a casa. Ahora está bajo custodia de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión. Como recuerdo de aquellos debates iniciáticos: “Que no tengan que pasar 15 años”.


BREVE HISTORIA DE LOS DEBATES PRESIDENCIALES EN ESPAÑA “El primer debate electoral en 1993 cambió la historia de España” Francesca (Xesca) Vidal Doctora en Comunicación Audiovisual y Directora General de Asesoría Ciudadana


Los primeros debates electorales televisados en España María Gallego Reguera Periodista y Experta en Comunicación Institucional

González y Aznar se enfrentaron cara a cara en Antena 3 Televisión en 1993

Felipe González, Manuel Campo Vidal y José María Aznar en el plató de Antena 3 Televisión en 1993.

Antena 3 Televisión fue el escenario privilegiado, hace quince años, del primer cara a cara entre dos candidatos a la Presidencia del Gobierno. El 24 de mayo de 1993 un Felipe González seguro de sí mismo y un José María Aznar con los deberes bien hechos se sentaron frente a frente en la contienda más importante, hasta el momento, para ganar las Elecciones Generales. El enfrentamiento entre los dos líderes políticos fue moderado por el periodista Manuel Campo Vidal. Todo el mundo recuerda cómo Felipe González perdió ese debate. Después de la derrota hubo especulaciones (un mal asesoramiento), justificaciones (un gran susto en el último vuelo del Presidente) y hasta posibles segundas intenciones (motivación al voto a través de la derrota televisiva), pero la versión que mejor ha sobrevivido al paso del tiempo se basa en la excesiva confianza de González, que acudió al combate únicamente con su carisma como arma. Su contrincante, sin embargo, sacó de la manga unas estudiadísimas fichas, con datos y cifras que la memoria de González no rebatió debidamente.


El debate fue tenso, desde el principio hasta el final. Todo estaba pactado y medido milimétricamente, desde la altura de la mesa, los saludos, las luces, el encuadre, los rótulos, los planos escucha y los tiempos hasta, por supuesto, los temas. A pesar del detallado protocolo, el mismo día del debate por la tarde, los asesores políticos Txiqui Benegas (PSOE) y Javier Arenas (PP) continuaban con su tira y afloja. Negociación de última hora por el color del plató, cuyas marinas recordaban al cromatismo de la campaña del Partido Popular. Al final se optó por aplicar unas pinceladas por aquí y por allá para aplacar meticulosas suspicacias. Los candidatos llegaron tal y como el protocolo indicaba: primero Aznar y después González. Mientras Olga Viza relataba desde el plató del debate las entradas de los dos candidatos a Antena 3 Televisión, proseguía todavía la última negociación por el turno de la palabra. Los partidos volvían a la lucha de quién empieza y quién termina minutos antes del cara a cara. “Olga enróllate, sigue, sigue”, eran las únicas palabras que desde el Control escuchaba la presentadora. “Conté hasta lo que habían comido Felipe González y Aznar. Di paso innumerables veces al plató de invitados y al delegado de la Agencia EFE en Washington”, recuerda Olga Viza. Ella desconocía que todavía no había acuerdo. Tuvieron la prudencia de ocultárselo, aunque la periodista sabía que algo estaba pasando al mirar las agujas del reloj. “¡Da paso ya!”, indicó el realizador desde Control a Olga Viza, que en ese instante se giraba para ver entrar a Campo Vidal con los dos candidatos. Comenzaba el primer asalto de 90 minutos con corte publicitario. Aznar atacó con corrupción, desempleo y despilfarro acechando a su contrincante con cifras y preguntas. González contestó a su oponente mirando hacia otro lado como táctica de desconsideración que no funcionó. Aunque al principio se dijo que Felipe estaba equivocado respecto a la posición de las cámaras, después se supo que esa actitud había sido “recomendada”. Antes del minuto final, Aznar hace un paréntesis para sacar a la luz aspectos de la negociación del mismo diciendo: “El candidato socialista ha exigido cerrar este programa”. González replica con la condición impuesta 182

El debate minuto a minuto. Antena 3 Televisión en 1993. Fuente: Corporación Multimedia.

por el equipo de Aznar para debatir sentados, dirigiéndose al presentador una vez más. Al salir del plató, Felipe González comentó: “Este tío aguanta un debate”, recuerda el moderador Manuel Campo Vidal. Mientras tanto, Aznar sonriente fue recibido por los aplausos de su equipo. Pedro Ricote, actual Gerente General del grupo Boomerang TV, fue uno de los tres realizadores del primer debate. Participar en aquel programa “fue una satisfacción para todo el equipo, todo un hito”, recuerda, “porque aquella noche nos vio mucha gente que aún no veía Antena 3 Televisión y le costaba percibir el cambio que nosotros intentábamos dar a la cadena”. En aquel momento, Antonio Asensio (Grupo Zeta) lideraba Antena 3 Televisión y pretendía darle un vuelco al negocio para mejorar la débil audiencia que la privada arrastraba desde su arranque. Con la emisión de este debate Antena 3 Televisión dio un salto de gigante. El primer cara a cara fue seguido por 9.625.000 espectadores y alcanzó una cuota de pantalla de 61,8%.


El debate final: Telecinco emitió el segundo enfrentamiento dialéctico entre los candidatos

Felipe González, Luis Mariñas y José María Aznar en el plató de Telecinco en 1993.

La cadena lo tituló “El debate decisivo” y el moderador Luis Mariñas lo recalcó en su introducción. Superó en audiencia al primero. Después de la derrota de González la expectación en el segundo encuentro fue máxima. El 31 de mayo de 1993 Telecinco tocó techo con 10.526.000 espectadores y una cuota de pantalla del 75,3%. Para que no se repitiera el retraso por la negociación de última hora sobre los turnos de la palabra se echó a suertes ese mismo día con el método de la papeleta y la mano inocente. Horas más tarde, Aznar llegaba al plató de televisión convencido de su próximo triunfo electoral y González lo hacía consciente de su última oportunidad. Eso sí, no se supo con certeza si se iba a emitir el debate hasta el último momento. Tras su victoria, el PP tuvo la tentación de no ir al segundo. Por eso Telecinco tenía cuatro programas previstos. Uno por si acudía sólo Felipe, otro por si iba Aznar, otro más por si no asistía ninguno y, por supuesto, otro por si lo hacían los dos. Los dos partidos respetaron la cita porque los debates estaban firmados. Salvadas las negociaciones y demás incidentes comenzó la final. Esta vez el previo con los detalles de la jornada lo narraba Julio Fernández. Pero el foco central estaba en el plató del debate. El decorado no despertó en esta ocasión ningún recelo. Se trataba de una estructura metálica en forma de equis que Valerio Lazaroz había visto en el metro de Nueva York y después dibujó a los escenógrafos de Telecinco.


La preparación de este debate duró un mes. “En Telecinco percibíamos que se jugaba el todo por el todo”, recuerda el periodista Luis Mariñas. Los nervios estaban a flor de piel, tanto que la persona encargada de colocar el intercomunicador (“pinganillo”) al moderador lo hizo con tanta intensidad que se lo clavó en el oído. “Me lo metieron como una estocada. Se rompió y parte se cayó de la oreja, así que no podía escuchar al realizador. En el corte de publicidad una de las azafatas me prestó una pinza de depilar y me tuve que ‘operar’ allí en directo”, rememora el moderador. Fue un momento de gran tensión para su conexión en control, el realizador Benito Valle, que había perdido la comunicación con Mariñas: “Tuvo que empezar sin el pinganillo pero cinco minutos después de arreglarlo ya nos habíamos olvidado de lo que había pasado”. González acudió a la segunda cita más que preparado y dispuesto a mirar cara a cara a su oponente. Nada más empezar su discurso desmontó la acusación recibida en el primer debate de “pedigüeño” y “despilfarrador”. El PP cambió su estrategia para este asalto. Pasó del ataque y decidió, con 121 páginas de programa electoral en la mano, hacer una propuesta de Gobierno. González no desaprovechó su turno para criticar y sacó a la luz el gran punto débil del texto popular, la falta de protección al desempleo. En el intermedio, los asesores bajaron corriendo al plató “para mantenerlos en tensión como se hace con los boxeadores”, recuerda el moderador. Una vez asesorado, Aznar vuelve a la postura crítica, que le funcionó en el primer debate, poniendo sobre la mesa la manipulación informativa de TVE. González le replica con el veto del PP a TVE para realizar los propios debates. Por si acaso el tiempo se convirtiera en un problema, Telecinco había previsto un dispositivo para visualizar en las pantallas los minutos y segundos exactos que llevaban hablando respectivamente por si alguno de ellos lo reclamaba. Nunca se usó. No hizo falta, el desfase de tiempo entre uno y otro no superó un minuto en el cómputo final. Al día siguiente el dictamen de la prensa fue: “Victoria para Felipe González”. Existen varias teorías. Primera, según el PP hablar del programa 186

El debate minuto a minuto. Telecinco en 1993. Fuente: Corporación Multimedia.

como lo hizo Aznar tuvo poco rédito electoral. Segunda, Aznar salió rápidamente del debate para reunirse con sus seguidores que desde la puerta vitoreaban “Presidente, Presidente”. Muchos lo interpretaron como enfado o disgusto por la derrota. Sin embargo, González se dirigió directamente a las cámaras de televisión que estaban esperando y aprovechó para dar titulares, salir en todos los telediarios y ganar más cuota de imagen. La gloria también fue para Telecinco y su equipo. “Éramos una televisión que acababa de empezar, con unos informativos pequeñitos en una cadena que no apostaba especialmente por la información. Por eso fue muy grande poder hacer el programa más importante de la historia de Telecinco”, apunta Benito Valle. Responsabilidad es la palabra que resurge en la cabeza de Mariñas cuando rememora el programa que él mismo moderó. “Por aquel entonces estábamos asistiendo a unos debates políticos que eran para España muy importantes, con una gran proyección de futuro. Cuatro años antes no los hubo y cuatro años después tampoco”.


Una crónica de los debates 2008 entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy

Sara Pulido García Periodista y Jefa de Prensa de la Academia de Televisión María Gallego Reguera Periodista y Experta en Comunicación Institucional

Un debate para la historia de la televisión 25 de febrero de 2008 Sara Pulido García

El 25 de febrero de 2008 fue el día en que la televisión y la democracia en España recuperaron los cara a cara. Fue también la primera vez que una asociación de profesionales organizaba y retransmitía un debate presidencial para todos. Lo hizo con un margen de tiempo de sólo doce días. Más de 300 personas trabajaron a contrarreloj para que todo estuviese a punto cuando Manuel Campo Vidal, moderador entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, dio comienzo al encuentro con las palabras: “Bienvenidos al primer debate electoral antes de las elecciones del 9 de marzo”. Se habían establecido los turnos, los horarios de llegada y salida de los candidatos, los minutos de publicidad, el tiempo de las respuestas y otros aspectos técnicos. Pero, ¿qué pasó tras las cámaras? ¿Y en los minutos del descanso? A las 9 de la mañana, en la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión los teléfonos echaban humo. Todo estaba preparado para la celebración del primer debate encargado a la Institución pero aún no estaba cerrado el número de televisiones que lo emitirían. Carlos Martín, Gerente de la Academia de Televisión, fue el responsable de coordinar los contratos y toda la información con las cadenas y recuerda que esa mañana frenética: “Tanto la empresa de satélite como la de fibra óptica estuvieron nerviosos hasta las 7 de tarde porque no sabían realmente a cuántas televisiones había que darles la señal”. Gracias a la Red se pudieron agilizar los trámites y se evitaron burocracias con los emisores. En tan sólo 20 minutos se consiguió


José Luis Rodríguez Zapatero, Manuel Campo Vidal y Mariano Rajoy antes de comenzar el debate.

que algunas televisiones bajasen, a última hora, la señal del debate. “La herramienta Internet fue un elemento sin el que no hubiésemos podido realizar este operativo”, concluye Martín. Eran las 21:00 horas en el recinto ferial de Madrid, IFEMA. Faltaban unos minutos para que llegase al lugar de celebración del primer cara a cara el candidato Mariano Rajoy. La señal de la Academia comenzaría a emitirse a las 21:01 horas y concluiría a las 00:00 horas. Todo estaba a punto para que los fotógrafos pudiesen tomar imágenes de la llegada de los candidatos. “El primero en llegar fue Mariano Rajoy” recuerda Concha García Campoy, portavoz de la Junta Directiva de la Academia. “Manuel Campo Vidal y Fernando Navarrete estaban en la puerta 190

para recibirles y Pepe Carbajo y yo estábamos en el photocall”. Campoy añade que mientras Carbajo y ella acompañaban al candidato popular hacia el espacio donde le esperaban sus asesores, éste dijo bromeando: “Aquí estamos nosotros dos como los actores principales del espectáculo y sin cobrar un céntimo”. Diez minutos más tarde llegó José Luis Rodríguez Zapatero. También fue recibido por los directores del debate y también realizó, como estaba previsto, un posado ante los periodistas con los representantes de la Junta Directiva. Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia, recuerda que el candidato socialista le preguntó entonces si era verdad que el plató estaría a una temperatura de 21 grados, tal y como se había comentado los días previos, en la prensa. Ángel Peláez, fue uno de los académicos voluntarios que colaboraron en este primer debate televisado. Realizador y director de cine ejerció, junto a Rafael Galán, de regidor de lujo. Recuerda que estuvo acompañando a Rajoy en el camerino, mientras le maquillaban y le colocaban el micrófono, esperando las indicaciones del realizador. Mientras, Galán acompañaba a Zapatero. “Había más distancia de uno de los camerinos para llegar al plató. Rafa y yo nos coordinamos para llegar a la vez y que ninguno de los candidatos tuviese que esperar al otro” señala Peláez. “En el último debate González-Aznar, este último se enfadó porque tuvo que estar esperando al candidato del PSOE” recuerda el regidor. A las diez en punto de la noche, Zapatero, Rajoy y Manuel Campo Vidal, entraron en el escenario para ser fotografiados y grabados por los medios acreditados, antes del inicio del programa. Una vez realizada la foto sólo podían permanecer en el plató los candidatos, el moderador, tres cámaras y un regidor. “Desalojar a la prensa no fue excesivamente complicado. Se pensó que el propio Manuel Campo se dirigiese a ellos. Hubo un tiempo más que prudencial: 2 minutos hasta que el moderador invitó a los fotógrafos a salir”, señala Peláez. El debate comenzó como estaba previsto y los tiempos se respetaron escrupulosamente. Hasta las 23:45 horas, los candidatos abordaron los cinco


bloques temáticos acordados ya entre los dos partidos –Economía y Empleo, Políticas Sociales, Política Exterior y Seguridad, Política Institucional y Retos de Futuro–. Empezó Rajoy y terminó Zapatero. Sólo hubo un corte publicitario que duró seis minutos. Lo que no se vio

Concha García Campoy fue una de las pocas personas que pudo entrar en el plató en los minutos del descanso. Tiene un recuerdo nítido de ese momento: “Entró Pedro Arriola con Mariano Rajoy y Angélica Rubio con Zapatero. Yo entré con Manuel”. Señala que bromeó con el presidente de la Academia: “Nos daba la sensación de que era el intermedio de un combate de boxeo donde íbamos a poner las toallas” y que encontró a los candidatos muy concentrados. “Ninguno de los dos se movió de la silla, no levantaron la cabeza de la mesa y no se dirigieron la palabra. Eso quería decir que había un grado de tensión y de conciencia de que aquello era muy importante” resume la portavoz. También fueron testigos indirectos de esos minutos las personas que se encontraban en la Unidad Móvil, en el control de realización. El periodista y académico Carlos Estévez fue uno de ellos. Participó junto a Pedro Ricote y Manuel Campo Vidal en el primer debate González-Aznar emitido por Antena 3 Televisión en 1993 y colaboró, desde el principio, en el encargado a la Academia de Televisión. Tuvo comunicación directa con el moderador por si era necesario intervenir, pero destaca que los candidatos tenían los tiempos bien medidos y su labor fue mínima: “No puede imaginar la exactitud que tuvieron tanto Rajoy como Zapatero a la hora de hablar. Es que a los dos minutos menos un segundo ya habían terminado”, añade. Estévez compartió el tiempo del descanso con los representantes de los partidos políticos que estaban presentes en la Unidad Móvil. Aprovechó para hablar con ellos y tranquilizarlos. “Que si un plano de recurso más, que si interrumpió una vez más o una vez menos… Es la tensión propia del descanso cuando uno llega a la mitad y entonces cree que va perdiendo o va ganando” señala Estévez. El segundo bloque transcurrió con normalidad y, tanto en las salas de 192

prensa como en las salas de invitados, se seguía el espectáculo televisivo con especial interés. A las 00:00 horas el programa había terminado. Concha García Campoy recuerda que en ese momento los dos salieron pensando que no habían estado nada mal, que habían quedado, como quedaron en ese primer debate, en tablas. “Rajoy me pareció aliviado y Zapatero pensativo”. En esta ocasión, el primero en abandonar IFEMA fue el candidato socialista y pese a que se había acordado que no habría declaraciones, los periodistas empezaron a preguntarle. Ante la insistencia, Zapatero se dirigió brevemente a la prensa. “Cuando salió Rajoy lo primero que hice fue comentarle que Zapatero había hablado para que nunca pudiese pensarse que no había habido ecuanimidad. La obsesión de la Academia siempre ha sido el equilibrio e igualdad en el trato” añade Concha. Otro académico voluntario de lujo fue Evaristo Canete, responsable junto a Miguel Cañada y Miguel Molina, de las imágenes de entrada y salida al recinto de los candidatos. Como anécdota de ese día, recuerda que había muchos compañeros de Televisión Española haciendo programas sobre los debates: “Nos veían cámara al hombro y nos decían, ¿pero vosotros no estabais jubilados?” explica. Con la celebración de este debate presidencial la Academia de Televisión cumplió y demostró la profesionalidad e independencia de sus miembros. Además, se colocó en el mapa mediático y en el horizonte político. Tanto Pío García-Escudero como José Blanco se han interesado por los proyectos de la Academia y por la marcha de la Institución para el futuro. El minuto a minuto

El estudio de Barlovento Comunicación sobre el primer debate entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, señala que logró reunir una audiencia media superior a los 13 millones de espectadores y alcanzó una cuota de pantalla del 59,1%. Estos datos convierten el cara a cara moderado por Manuel Campo Vidal en uno de los espacios más vistos de la historia de la televisión en España.


Olga Viza moderó el debate final entre los candidatos a la Presidencia el 3 de marzo de 2008 María Gallego Reguera Gráfico de audiencia miles de espectadores por horas Fuente: Corporación Multimedia

Las cifras fueron registradas conjuntamente por todas aquellas cadenas que optaron por retransmitir la señal producida por la Academia de Televisión, sujetas al estudio de TNSofres, en la franja horaria 22:07-23:52 horas. La 1 de Televisión Española consiguió reunir una audiencia media de 8.036.000 (36,4% de share), seguida de Cuatro con 2.360.000 (10,7% de share) y laSexta con 1.335.000 (un 6% de share). Las autonómicas que decidieron emitir la señal aportaron otros 882.000 espectadores más al cómputo global. Por otro lado, según el gráfico facilitado por Corporación Multimedia, el minuto más visto se produjo a las 22:38 horas, momento en el que se hablaba sobre inmigración y educación, con 14.733.000 espectadores y un 65,2% de cuota de pantalla. Según estos mismos datos, el primer debate se ha convertido en el programa político con mayor audiencia de los últimos 15 años. Los dos debates anteriores en Antena 3 Televisión y Telecinco en 1993 alcanzaron 9.625.000 y 10.526.000 espectadores respectivamente. Le sigue en interés el programa Tengo una pregunta para usted de Rajoy con 6.338.000 y el de Zapatero con 5.834.000 espectadores. A estos datos facilitados por las dos empresas de medición de audiencias se suman los que no están sujetos a medición. Es decir, las personas que pudieron seguir el debate en canales internacionales, en televisiones locales, en Televisión Digital Terrestre, en emisoras de radio y en Internet. 194

Olga Viza piensa que la información, como la vida misma, es “unisex”. Así que ser la primera mujer que modera un debate entre candidatos a la Presidencia del Gobierno no tiene ningún protagonismo especial para ella, aunque recalca que como periodista “estar ahí fue todo un honor”. Fue seleccionada para esta labor entre un elenco de profesionales de probada experiencia. “Si digo que no, me voy a arrepentir el resto de mis días”, pensó Viza cuando el presidente de la Academia de Televisión, Manuel Campo Vidal, le propuso por teléfono ser la moderadora del segundo debate. La

José Luis Rodríguez Zapatero, Olga Viza y Mariano Rajoy momentos antes de comenzar el debate.


palabra clave que utilizó para convencer a la periodista fue “consenso”. Los dos partidos políticos aceptaban de buen grado a Olga. Por supuesto, su respuesta fue “sí”. Seis días antes de las Elecciones Generales se volvieron a abrir las puertas del plató para la final decisiva. Esta vez fue Olga Viza quien giró el picaporte y salió a escena escoltada por los dos candidatos a la Presidencia del Gobierno. Instantes antes de cruzar esa puerta, Rajoy y Zapatero habían roto el hielo con breves palabras sobre una tierra común: León. A continuación, decenas de flashes de las cámaras de fotografía iluminaron las caras de candidatos y moderadora por un par de minutos. Un apretón de manos para la foto del debate y a la mesa. Los dos sentados en silencio, frente a frente, en un auditorio lleno de butacas, pero impresionantemente vacío, con una sola persona de seguridad sentada en primera fila. Hubo acuerdo: “La situación era rara”. Pruebas de sonido y “¡dentro!”. Un plano cenital de la mesa inauguró el debate. El techo del Palacio de Congresos es más alto que el del primer escenario (IFEMA), así que los iluminadores pudieron dejar totalmente libre el decorado. “Así permitimos dar unos planos generales más amplios y lúcidos”, explica el director de Iluminación Ángel Blanco. Excluyendo pequeños detalles como éste, algún ajuste en la posición de las cámaras y el cambio pactado para el orden inverso de las intervenciones, el debate transcurrió prácticamente igual que el anterior. Rajoy, que tuvo dificultad para localizar su cámara en los últimos tres minutos del primer debate, pidió al equipo técnico que le mostrara, justo antes de empezar el programa, exactamente a qué cámara tenía que mirar durante su mensaje final. Para que el candidato no tuviera ninguna duda se colocó una flecha blanca bien visible. Más tranquilo, volvió a su camerino. Nada más empezar la contienda y en su primera intervención, José Luis Rodríguez Zapatero hace exhibición del escudo que le protegería durante la batalla: El Libro Blanco. Un manual con todos los datos para corroborar y certificar su discurso político. Lo alzó diciendo “la verdad por delante y por escrito, para que no haya ninguna duda”, después lo deslizó sobre la 196

mesa para dejarlo a disposición de la moderadora. Mariano Rajoy también venía con la verdad en papeles. Tal vez demasiados, según un asesor, ya que tuvo que dejar alguna carpeta en el suelo del plató. Y así continuó la lucha, a base de golpes con datos estadísticos, que comenzó una semana antes en su primer encuentro. Los dos candidatos lidiaron los bloques de Economía y Política Social para después abordar Política Exterior y Seguridad, espacio en el que subió de golpe el tono del debate. El momento más tenso se vivió en los instantes previos al único corte publicitario. Los candidatos retomaron la pelea dialéctica iniciada en el primer duelo sobre la utilización electoral del terrorismo. Era turno de Rajoy pero Zapatero no pudo resistirse a replicar fuera de su tiempo. El marcador se va a cero y Olga Viza avisa al candidato socialista: “Si usted va a intervenir, señor Zapatero, le daré luego el uso de la palabra al señor Rajoy. Hemos agotado el tiempo”. En los minutos del corte publicitario, Zapatero, enfrascado en la polémica, se dirigió a Olga para explicarle que no se había percatado de que era la hora de la publicidad. Enseguida llegaron los asesores Angélica Rubio (PSOE) y Pedro Arriola (PP). Uno por candidato. Hablaban muy bajo, casi susurrando mientras consultaban los papeles. El presidente de la Academia, Manuel Campo Vidal, y la portavoz, Concha García Campoy, se acercaron por turno a la moderadora con palabras de ánimo. En ese momento la maquilladora Pilar Ojeda entró a plató para mitigar posibles brillos. Los candidatos también fueron retocados por sus respectivos maquilladores aprovechando el breve descanso. Cuando todo el mundo se fue, Rajoy empezó a escribir sus notas mientras Zapatero miraba a la mesa muy concentrado. Olga consultó a control el nombre exacto del Palacio de Congresos de Madrid donde se daban cita y recibió inmediatamente una respuesta de cada candidato. El debate se reanudó con el Estado de las Autonomías encima de la mesa y llegó a su fin con los Retos del Futuro. El candidato socialista se volvió a comprometer para terminar con las discriminaciones. Volvió a hablar de las mujeres, de la educación, el desarrollo sostenible, la convivencia y la


Gráfico de audiencia miles de espectadores por horas. Fuente: Corporación Multimedia.

confianza contra el pesimismo. En sus tres minutos finales, Rajoy aprovechó para retocar el tema de ETA y poner la Economía por encima de todo. Los dos decidieron terminar sus discursos de cierre exactamente igual que en el primer debate. Zapatero con un “buenas noches”, una estudiada sonrisa a cámara y un “buena suerte” y, por su parte, Rajoy, con una vuelta de tuerca más a la vida de la niña “que mueve su sentimiento y su corazón”. Olga expresó un deseo final: “Que no tengan que pasar otros quince años para que esto se repita”. El minuto a minuto

El segundo debate entre los dos máximos candidatos a la Presidencia del Gobierno contó con 11.952.000 millones de espectadores, que siguieron la señal de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión. Según el estudio de Barlovento Comunicación, alrededor de 21.700.000 españoles contactaron en algún momento con el debate, convirtiéndose, de nuevo, en uno de los programas más vistos de la historia de la televisión en España. 198

Más de 30 televisiones emitieron este programa especial. La 1, Cuatro, y laSexta, entre las generalistas; Telemadrid, Televisión de Galicia, Televisión de Asturias, Canal 9, IB3, Televisión de Castilla-La Mancha y Canal 7 Región de Murcia, entre las televisiones que pertenecen a FORTA, además de Televisión Castilla y León, Televisión de Extremadura y Canal 4 Castilla y León. Los espectadores también pudieron seguir la señal realizada por la Institución en Televisión Digital Terrestre (TDT), en Veo, Net TV e Intereconomía TV (que además puede verse en plataformas de cable y satélite); la televisión por Internet Vivocom, en televisiones locales como Onda Jerez TV, InterAlmería TV, Canal 6 Navarra TV, Tele 7 Valencia, Local Media TV, Libertad Digital, Popular TV, TV Guadalajara, Onda 6 TV y canales internacionales como Antena 3 Internacional, TVE Internacional y French Senate Channel, entre otros. También emitieron la señal Axarquía TV (Málaga), 8TV (Grupo Godó), Canal Euskadi y la UER (Unión Europea de Radiodifusión), que engloba a todas las televisiones públicas europeas. Se contabilizaron 300.000 internautas conectados al Debate 2008 a través de la Red, que siguieron online el programa gracias a las distintas plataformas digitales que repicaron la señal realizada por la Academia. El minuto de mayor audiencia, según muestra el gráfico de Corporación Multimedia, coincidió con un momento del programa en el que ambos candidatos hablaron sobre el 11-M y la Guerra de Irak (33 segundos Rodríguez Zapatero y 27 segundos Rajoy). En ese instante se alcanzaron los 13.501.000 espectadores.


Cómo se organiza un debate electoral en un tiempo récord Elsa Moya de la Llave Periodista de la Academia de Televisión

Quien diga que un debate político a nivel nacional no puede organizarse en diez días, es que no siguió los medios de comunicación entre el 14 de febrero y el 3 de marzo de 2008. La Academia de Televisión lo consiguió. No tuvo tiempo para más. A pesar de que ya había cuestiones habladas, sólo eran previsiones; nadie podía imaginarse el ritmo que se iba a vivir. Reuniones, prisas, nervios, cambios, idas, venidas… pero, sobre todo, ilusión y muchas ganas porque todo saliese adelante según lo planificado y porque todos quedasen satisfechos. Negociaciones aparte… el día 14 de febrero, la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión recibió una de las noticias más esperadas: el Partido Socialista y el Partido Popular aceptaban la propuesta realizada por la Institución hacía dos meses para organizar los debates televisados entre los dos candidatos a la Presidencia del Gobierno: José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. La Academia hizo pública de inmediato esta decisión mediante un comunicado y, a partir de ese momento, todo se puso en marcha apresuradamente, puesto que la fecha prevista para el primer cara a cara era el 25 de febrero, tan sólo once días después. La Junta Directiva de la Academia de Televisión comenzó a trabajar y movilizó a grandes profesionales con una amplia experiencia en acontecimientos similares. Decorado final DEBATE 2008


Así, la Institución se transformó de la noche a la mañana. El pequeño equipo de siempre, creció de golpe: académicos voluntarios, colaboradores y caras nuevas que ya no se olvidarán. Porque el Debate 2008 pasará a la historia de cada uno que, por un momento, formó parte de este gran equipo bajo la responsabilidad que suponía representar a la Academia en su acto de mayor prestigio. En estas intensas jornadas de trabajo, por la Academia y por los dos platós elegidos para los debates, pasaron grandes profesionales que hoy merecen un hueco en estas páginas. Porque sin todo su esfuerzo no habría sido posible nada, porque los debates fueron el resultado de la suma de muchas partes: producción, escenografía, iluminación, realización, comunicación…

Producción. Un, dos, tres, listos… ¡Ya!

José Luis Campos

José Luis Campos Torrecilla es un productor de televisión aragonés que en la actual Junta de la Academia tiene la responsabilidad de la portavocía económica. En los diez frenéticos días de preparación de los debates, José Luis se instaló en Madrid. Negoció junto con el Gerente, Carlos Martín, las condiciones económicas del debate con los medios José Luis Campos actuó como televisivos, radiofónicos y digitales. Portavoz Económico de la Como en aquellos días, además, el reto Academia de Televisión durante los debates, aclarando a los medios exigía pluriempleo, asumió la coordinación de comunicación el porqué el de la Seguridad representando a la Academia presupuesto de los cara a cara fue en las reuniones en la Delegación de Gobiertan elevado no de Madrid. Su contribución fue realmente muy importante y equivalente en su área de trabajo a la producción ejecutiva.

Carlos Martín

El Gerente de la Academia de Televisión, Carlos Martín, fue el responsable de coordinar los contratos con las cadenas de televisión para que pudieran bajarse la señal que ofrecía la Institución para retransmitir los debates electorales.

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Si de algo estuvo pendiente la Academia de Televisión hasta el último momento fue del número de televisiones que emitirían los debates. Carlos Martín, Gerente de la Institución, recuerda que faltaban pocas horas para el comienzo del primer cara a cara y aún estaba arreglando contratos y coordinando con las empresas de satélite y fibra óptica cuántas cadenas se bajarían la señal.

Pepe Carbajo

“La producción en un acontecimiento de tal envergadura lo es todo –asegura Pepe Carbajo– desde hacer una acreditación hasta estar pendientes de las necesidades de cada uno de los equipos”. Pepe Carbajo y Tacho de la Calle, vicepresidentes de la Academia y productores ejecutivos del Debate, fueron los primeros en ponerse en marcha para organizar los cara a cara y no pararon hasta que no finalizó el segundo debate. Las áreas de responsabilidad estuvieron muy repartidas entre ambos. Pepe Carbajo se encargó de la produc-

Pepe Carbajo, Vicepresidente primero de la Academia de Televisión, fue el Productor Ejecutivo de los cara a cara. Se encargó de la producción “pura y dura”: logística, acuerdos, cuentas y análisis.


ción “pura y dura”; logística, acuerdos, cuentas, análisis… mientras que Tacho de la Calle se centró en el operativo técnico a nivel visual, sonido e iluminación. Las reuniones se sucedían constantemente, era muy importante tener todo bien aclarado, atado y esquematizado: “Siempre había novedades; se cuidaba todo al detalle y cualquier cambio era consultado y consensuado” explica Pepe Carbajo. “Por el poco tiempo del que disponíamos, las decisiones tenían que ser firmes y acertadas, no podíamos dudar, no podíamos probar, todo tenía que ser a tiro hecho”, puntualiza Tacho de la Calle. Todo el equipo de producción coincide en que las mayores dificultades surgieron con el cambio de localización para cada Debate: “Es lo que más trabajo nos dio – señala Pepe Carbajo– Tuvimos que desmontar todo de IFEMA: escenario, luces, cámaras… trasladarlo y montarlo de nuevo en el Palacio de Congresos”. Este problema de localización y el factor tiempo en contra supuso el doble de trabajo, de nervios y de costes: “Era difícil trabajar en lugares donde se realizaban otros congresos y ferias, con personas ajenas a nuestro trabajo, pero no hubo complicaciones debido a una buena comunicación”, afirma Paco Amescua, productor del programa. El día a día

Las jornadas de trabajo fueron muy largas. Desde las siete u ocho de la mañana hasta altas horas de la madrugada todo eran preparativos técnicos, detalles en la decoración, retoques de iluminación… Y todo siempre supervisado por el equipo de Seguridad, encabezado por Francisco Lobato, del Grupo Zeta, que colaboró desinteresadamente con la Academia gracias a Antonio Asensio y que ejerció una labor fundamental en los días previos y claro está, durante las jornadas en las que se celebraron los cara a cara. Hubo un control exhaustivo de todas las personas que llegaban al lugar del debate. Desde el parking hasta la propia entrada, se examinaba tanto a los trabajadores que accedían al plató como a los invitados y a los medios de comunicación acreditados. Y cada uno, según el color de acreditación que tuviese, podía acceder a una o varias de las zonas que se delimitaron en 204

cada una de las localizaciones de los debates. La zona más restringida era el plató donde se llevaría a cabo el debate, al que muy pocos tenían acceso. En estos debates trabajaron varios equipos con funciones muy diferentes. Casi 500 personas entre iluminadores, constructores, técnicos, personal de limpieza o auxiliares, trabajaron a contrarreloj para que todo estuviera listo en las fechas clave: 25 de febrero y 3 de marzo de 2008. Estos buenos resultados se lograron gracias al compañerismo de todos los equipos integrados en los debates y a la total y desinteresada disponibilidad de muchas personas. Así, un gran número de profesionales hicieron de su trabajo un acontecimiento para la historia de la televisión en España y un gran éxito para la Academia de Televisión: “El futuro es lo más importante; se ha abierto un camino para la Academia que siempre habíamos soñado”, dice Pepe Carbajo. Miles de acreditaciones

Más de 1.800 acreditaciones se hicieron para cada uno de los debates. Acreditaciones personalizadas con nombres y DNI y diferenciadas a su vez por colores que limitaban las zonas de acceso y trabajo según las funciones de cada uno. Un sistema para garantizar la seguridad y la buena organización. Un trabajo de recopilación de información y logística que no paró hasta minutos antes de empezar el debate y que se consiguió gracias al esfuerzo de mucha gente: el Departamento de Comunicación de la Academia de Televisión, miembros de la Institución como Javier Jiménez, trabajadores de empresas como MSL (entidad informática de impresión) y colaboradores como Mª Ángeles Fernández o Rocío Carbajo. Realización, arte imparcial para los debates

La posición de las cámaras y la combinación de planos en un programa o evento televisado son las herramientas con las que un realizador juega para demostrar su profesionalidad. Suele parecer que las realizaciones artísticas en las que se intercalan muchos planos, al ser más sugerentes, son las mejores. Pero aunque espectaculares, no siempre son las más adecuadas.


Tacho de la Calle, vicepresidente de la Academia de Televisión y Productor Ejecutivo del debate y Fernando Navarrete, miembro de la Junta Directiva de la Academia y Co-director de los cara a cara, fueron los encargados de realizar los encuentros entre Zapatero y Rajoy. Nadie tiene dudas ya de que los partidos políticos pactaron hasta el último detalle respecto a los planos y, de hecho, un representante de cada grupo supervisaba desde la Unidad Móvil que todo saliese según lo acordado, pero ambos realizadores coinciden al afirmar que el propio formato requería lo que finalmente tuvieron que hacer. “Si me hubieran dado libertad absoluta para realizar el debate, el resultado no habría sido tan diferente, puesto que el formato del programa, exigía determinadas pautas”– explica Navarrete– “No era un trabajo de autor en el que podíamos jugar con el steady-cam, la cabeza caliente o conjugar diversos planos a nuestro antojo; hubiera sido una mala realización”. Además, Tacho explica que no por tratarse de una realización objetiva “en la que te marcan lo que tienes que hacer”, el trabajo es más sencillo, sino todo lo contrario: “La realización artística es subjetiva y tú haces lo que quieres. Es más difícil ceñirse a lo que se tiene que ver cuando se tiene que ver”, explica. En este sentido, Fernando Navarrete añade que actuar de forma imparcial y tan estrictamente como querían los partidos, además de tratarse de una realización en directo, complicaba las cosas: “Tienes que seguir unas pautas pero a la vez tienes que intentar que el espectador no note que todo está tan marcado. Hay que saber compaginar muy bien los dos aspectos”, explica el Co-director del debate.

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Tacho de la Calle y Fernando Navarrete

Fernando Navarrete, Co-director de los Debates y Tacho de la Calle, Productor Ejecutivo, fueron los encargados de realizar los encuentros entre Zapatero y Rajoy.

Fernando y Tacho trabajaron mano a mano durante todo el debate. Mientras que el primero asumió desde la Unidad Móvil la “realización pura y dura“ los días “D”, el segundo se encargó del diseño y puesta en escena de los cara a cara: colocación y orientación de las cámaras y micros, preparación de planos y contraplanos para los candidatos y, además, la periferia de todo el debate, ya que realizó desde la Unidad Móvil la llegada y salida de candidatos, así como el recorrido hasta los camerinos y hasta plató mientras Fernando los recibía como Co-director.

Planos cortos y medidos

“En total se utilizaron 20 cámaras”, explica Tacho. Once se distribuyeron en plató y nueve en la periferia. Las principales eran las dos frontales para cada candidato y otra para el moderador (controladas por operador); dos en contracampo para el moderador: una cenital y una steady-cam (ambas remotadas) y una cabeza caliente. El resto eran cámaras supletorias por si algo fallaba. Y es que todo estaba doblado o incluso triplicado, como los micrófonos: “Los candidatos tenían dos de petaca y solapa y un tercero cableado en la mesa”. Ante estas previsiones, cuando durante el primer debate falló el sistema de medición de tiempos, se puso en funcionamiento el segundo sistema alternativo “y todo siguió su curso”, señala Fernando. En cuanto al tipo de planos utilizados, Navarrete cuenta que fueron tres:


el corto, entre el primer y el segundo botón de la camisa; el medio, hasta los codos, incluyendo la superficie de la mesa; y los planos generales, en los que le dieron una mayor libertad pero que él utilizó en contadas ocasiones puesto que “distrae al espectador y hay que atender a la conversación entre dos personas”. Las veces que debían pinchar este tipo de planos no estaba marcado, no así las veces que había que poner las réplicas de cada uno de los candidatos. “Había un máximo de cuatro réplicas cada dos minutos y de un máximo de cuatro segundos”, especifica Fernando. La última intervención sería un plano fijo del candidato. Con todo esto, Navarrete opina que el resultado de ambos debates (en lo que a realización se refiere) fue satisfactorio para todos, ya que “el cómputo de tiempos que hicimos al final, la calidad y el tipo de planos utilizados para cada uno de los candidatos estuvo muy igualado, prácticamente no se notó la diferencia”. Decorado. Color, formas y medidas a la perfección Paco Bello

Carpinteros cerrajeros y pintores se distribuyeron por los 300 m² de superficie que formaba el escenario. Un equipo al mando de Paco Bello, miembro de la Junta Directiva de la Academia de Televisión y Director de Escenografía del evento. Tras el visionado de otros debates de diferentes países, con especial interés en el francés, se decidieron: “Nos inspiramos en esa idea, la desarrollamos y la adaptamos a nuestro debate” señala Paco. De aquí, surgieron también otras decisiones, como cuál sería el color, la forma, la posición o la colocación de las ventanas para ver los marcadores de tiempo. Todo esto, combinado con la búsqueda de la proporción perfecta entre superficie, mesa y candidatos, darían como resultado el decorado que pudo contemplarse por televisión. La pieza clave de todo el escenario fue sin duda la mesa en la que se sentarían los candidatos y el moderador. Se eligió el tono vainilla, según 208

explica Paco Bello porque “el blanco satura demasiado y para este evento necesitábamos un poco de color”. Era una mesa poligonal y bien proporcionada, tanto en las distancias como con la altura de la silla, buscando la comodidad y el buen visionado de los marcadores por parte de los candidatos y del moderador, que tenía la responsabilidad de controlar el tiempo fijado para cada uno. El color del Paco Bello, miembro de la fondo, un gris perla metalizado rompía con Junta Directiva de la Academia la gama de la mesa, y sobre él se podía leer el de Televisión fue también el logo: Debate 2008 y distinguir la imagen de Director de Escenografía de los Debates. La idea del plató estuvo La Moncloa difuminada como fondo “repreinspirada en el del cara a cara sentando lo que los dos candidatos iban busfrancés pero con aportaciones cando”, señala Paco Bello. A diferencia de la personales como el tono vainilla de la mesa o los vinilos con el mesa, limitada por líneas rectas, para el fondo logotipo del Debate 2008 con la se optó por utilizar una serie de lamas curvas imagen de La Moncloa. paralelas que sobresalían y, a su vez, iban disminuyendo de arriba abajo; se las acompañó con lámparas alógenas y así se otorgó un toque de movimiento al plató. Iluminación. Luces, focos, vatios... el verdadero objetivo: pasar a segundo plano Ángel Blanco

Tras tener todos los puntos fijados del escenario y las distancias cerradas, se puso en marcha el equipo técnico de iluminación bajo el mando de dos miembros de la Institución con una gran trayectoria y profesionalidad: Ángel Blanco, vocal de la Junta Directiva y Jacinto García, galardonado con un Premio Talento en su VIII edición. “Dos brillantes iluminadores”, dicen entre risas otros compañeros. La responsabilidad del trabajo venía dada, no tanto por la complejidad técnica del evento, sino por la importancia del


acto en nombre de la Academia, así como por la neutralidad tan buscada y respetada por parte de la prensa y de ambos partidos políticos. Su objetivo era “conseguir que la iluminación no destacara, que cumpliera su cometido sin convertirse en protagonista”, explica Ángel. Con este fin, estudiaron todo tipo de detalle como las cámaras que iban a utilizar, ya que era lo que más había evolucionado con el tiempo. Sin embargo, tanto el Ángel Blanco, miembro de la Junta Directiva de la Academia de Televisión sistema de iluminación como el de filtrae Iluminador de los Debates 2008. ción de la luz para conseguir hacerla más suave eran los mismos que los utilizados en el último debate electoral celebrado en España hace 15 años, donde Ángel Blanco fue también responsable de la iluminación. El escaso tiempo y el cambio de localizaciones fue también para el equipo de iluminación, formado por empleados de la empresa CINELUX, lo que les acarreó más problemas, sobre todo en el auditorio de IFEMA, donde la gran altura de los techos del escenario hizo ralentizar su trabajo. De igual importancia fue también el gran operativo de la iluminación exterior preparada para la llegada y salida de los candidatos, así como el recorrido que hacían hasta los camerinos primero, y al escenario después y el sistema de doblamiento de luces que se montó por motivos de seguridad.

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La sintonía del debate: el sello musical de la Academia

Jesús Glück

Jesús Glück, miembro de la Junta Directiva de la Academia de Televisión, fue el creador de la cabecera del Debate, “una sintonía solemne y neutra creada con un interés informativo no identificada con ninguna tendencia política”..

La cabecera musical del Debate está compuesta por Jesús Glück, miembro de la Junta Directiva de la Academia. Fue una variación de la ya creada para la Gala del X Aniversario. Una melodía solemne transformada para un acto de interés informativo pero donde, sin duda, el objetivo era convertirse en el sello de identificación de la Academia. Fue una propuesta acogida por Jesús con mucha alegría pero con ciertos matices de complejidad a la hora de su adaptación: “Estuve tres días preocupado porque no daba con la idea que más podía encajar en un debate; tenía que ser lo más neutra posible y que no se identificara con ninguna tendencia política”.

Unidad Móvil. Colaboración belga desde Alaska Producciones

“Sólo se ve lo que sale en la televisión y el Debate 2008 ha sido el gran espectáculo de 2008 y el programa de televisión con mayor audiencia de los últimos quince años. Dentro de un tiempo todo el mundo recordará que ese año se volvieron a recuperar los debates electorales en televisión y que fue gracias a la labor ardua, constante y profesional de la Academia de Televisión”. Simón Stern, director general de Alaska Producciones. Para la producción de la señal de los debates, transmitida vía satélite y, también por seguridad, por cable de fibra óptica, Alaska Producciones, propiedad de los académicos Simón Stern y Sergio Granero, se ofreció a colaborar altruistamente cediendo dos Unidades Móviles: la principal era la OB 18, para vídeo HD, y la secundaria era la OB 24, para audio


Unidad Móvil OBIBAM 18, cedida por la empresa Alaska Producciones y destinada a vídeo e intercom. Desde aquí se realizaron los dos debates televisados.

digital, de la empresa belga Grupo Alfacam. La OB 18 tiene unas dimensiones de 14 metros de largo por 4 de alto y pesa más de 23 toneladas. Por otra parte, además de ser una unidad en Alta Definición, cuenta con dos mezcladores de 64 input, controla más de 36 cámaras, todas LDK 8000, y cuenta con monitorado de última generación Sony de 17, 20 y 23 pulgadas. La OB 24 dispone de lo último en tecnología digital y Dolby Surround, como la matriz de audio y el mezclador de audio digital, Lawo 66. Simón Stern y Sergio Granero, quienes se encargaron personalmente de la coordinación técnica y humana con la Academia de Televisión, junto con todo el equipo de Alaska Producciones, resaltan que “lo más difícil era tener que organizar todo el despliegue técnico en tan poco tiempo. Había que afinar mucho porque eran muchos metros de cable, muchas cámaras y 212

no quedaba tiempo para muchos cambios. Por suerte, Navarrete tenía muy claro dónde quería cada cámara, cada monitor, cada señal y conseguimos que todo funcionase bien a la primera”. Según Sergio, “lo más difícil era el sonido”. El día del Debate iba a haber muchos inhibidores de frecuencia –que utilizan los miembros de la Seguridad del Estado– que iban a estar alrededor del set. Eso podría suponer que la señal de los micrófonos inalámbricos desapareciera. “Previendo esa circunstancia, Navarrete decidió que los micrófonos fueran de cable, que estuviesen duplicados, uno en la solapa y otro en la mesa, por lo que los candidatos debían entrar sin micrófonos hasta que se sentasen en la mesa”, cuenta uno de los directores generales de Alaska. En el Debate 2008, todas las señales estaban duplicadas por seguridad. Simón recuerda que, tener como director y realizador a Fernando Navarrete, “el mejor realizador de programas en directo de Europa” era ya un seguro de fiabilidad y seguridad. “Fernando quería tener ensayados hasta los posibles fallos antes del gran día –explica Stern– así que, el día del ensayo general, y sin que nadie lo supiera, me pidió que apagásemos el monitorado de cámaras principal. Así lo hicimos y se hizo un gran silencio en la unidad seguido de algún grito nervioso de ayudantes y productores. Pero Fernando siguió realizando tranquilamente porque el monitorado de seguridad funcionaba perfectamente. Prueba superada”. Alrededor de cuarenta personas estuvieron trabajando en la Unidad Móvil. Pero cerca de cien pasaron en algún momento por las instalaciones belgas: profesionales de diversas empresas como V-sat u Overon, encargadas de la transmisión de la señal vía satélite y fibra óptica, respectivamente, que colaboraron y trabajaron de lleno en la puesta en marcha y desarrollo de los debates. Para coordinar estos servicios se encontraba Carlos Atienza, Director Técnico del debate y miembro de la Academia de Televisión, que junto a Miguel Hernández y Sergio Rebellón se encargaron de que “todas las empresas se entendieran a pesar de ser ajenas unas a otras y no haber trabajado nunca en conjunto en un evento de esta envergadura”, afirma Atienza.


Intensas jornadas de trabajo

Alaska Producciones trasladó las unidades móviles el viernes anterior a cada debate. Se comenzó con la tirada de cables hasta el sábado. “Cada cámara tenía una dirección y debíamos evitar que se viesen los cables. Hicimos el recorrido, y con la ayuda de Tacho y Fernando todo quedó bien visiblemente”, explica Antonio Luhía, Jefe Técnico de Alaska. En este sentido, lo más complicado para este equipo fue la cantidad de metros de cables que tuvieron que tirar, alrededor de 6 km en IFEMA, “ya que la Unidad Móvil estaba bastante retirada del propio centro de los debates”, señala Antonio. El domingo, día del ensayo, “aunque todo debía estar perfectamente claro –detalla el Jefe Técnico– se detectaron algunos fallos. Se hicieron ajustes de señales, se corrigieron los tiros de cámara para que los candidatos quedaran mejor… y los monitores de las mesas tuvieron que moverse porque la inclinación no era la correcta”. Las comunicaciones entre la Unidad Móvil y el equipo en plató y alrededores se realizaban a través de dos puestos de intercom inalámbrica, una interior para los regidores y otra exterior para cubrir la entrada, salida y el recorrido de los candidatos hasta plató. Las comunicaciones con los moderadores se hicieron desde la OB 24 de audio ya que utilizaban el sistema in ear o por retorno. Por otra parte, en el desarrollo de los debates, un representante del Partido Socialista y otro del Partido Popular estuvieron en contacto directo desde la OB 18, con otros miembros de sus partidos que se encontraban en una sala cerca de plató, a través de bel pack. “Se tiene otra visión desde la Unidad Móvil, se ve todo lo que está enfocando cada cámara, no sólo la señal de programa que se está emitiendo”, afirma Antonio.

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La televisión se ha convertido en centro neurálgico de la comunicación en las campañas electorales del mundo globalizado. “El debate de los Debates” es un proyecto de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión que estudia, analiza e interpreta los debates que se celebraron en España y Estados Unidos en el año 2008. Para ello cuenta con las firmas de los profesionales que participaron en la organización de los dos debates electorales en España, además de expertos analistas, políticos, profesores universitarios y periodistas que cubrieron para distintos medios de comunicación las campañas tanto en España como en Estados Unidos. Esta obra es fruto de tres encuentros (Madrid y Sevilla) entre los autores, organizados por la Institución, tras la emisión de los debates en televisión.

Es una publicación de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión con la colaboración de Cajasol


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