Venezuela
Año 4
Del 5 al 12 de noviembre 2009
Número 158
www.abcdelasemana.com
Precio Bs.F. 1,50
N U E S T R A
P A S I Ó N
E S
L A
V E R D A D
El ABC de Juan Carlos Sosa, abogado y experto petrolero
“PDVSA está destinada a colapsar” • Los precios del petróleo superarán los 100 dólares pero PDVSA no tiene capital para impulsar nuevos proyectos • Venezuela produce 2.100.000 barriles diarios de los cuales 600.000 se quedan en el mercado interno, 200.000 salen de contrabando a Colombia y 100.000 se regalan a Cuba / 6 y 7
EDITORIAL
LA MAGIA DE LA UNIDAD JESÚS HERAS La unidad es una palabra mágica y si se quiere sagrada. No se conoce hasta ahora a nadie que se haya declarado confesamente anti unitario. Sin embargo, como ocurre con el “amor” la” verdad” o el “cariño”, la palabra suele usarse algunas veces para negar su verdadero propósito o significado. En política su uso tramposo es proverbial. A nombre de la unidad se han emprendido empresas divisionistas y la consigna de la unidad, agitada demagógicamente, ha servido en casos para ocultar y propiciar rupturas y desencuentros. También para descalificar a quienes defienden principios o se oponen a componendas. E incluso de manera cínica para ayudar a aquel contra quien se concibe y forja la unidad. En la historia venezolana se conocen los dos usos de la palabra. Concebida con sinceridad y claridad de objetivos ha sellado victorias, como ocurrió el 23 de enero de 1958, pero utilizada como trampolín de ambiciones particulares, o como refugio de náufragos, ególatras o incapaces, ha conducido a derrota tras derrota en tiempos más recientes. La fuente de la unidad ¿Unidad entre quienes? ¿Unidad para alcanzar cuáles objetivos? Las dos preguntas son pertinentes cuando se plantea nuevamente el tema ante el horizonte electoral del próximo año. La necesidad de
actuar unitariamente no supone que ésta se pueda decretar artificialmente. Se trata de un matrimonio, pero de un matrimonio en dos sentidos, de forma que la unidad procede y conduce a resultados concretos sólo cuando es presionada por necesidades y fines comunes, comunes a los factores que la propician, pero sobre todo comunes a las aspiraciones del elector. En las actuales circunstancias existe una clara mayoría de venezolanos que coincide en cuestiones en torno a las cuales puede cuajar el esfuerzo unitario. La primera es reconocer y asumir que hoy no existen, como lo hubo en el pasado, partidos mayoritarios y hegemónicos, lo cual exige una mayor amplitud para legitimar espacios o articular alianzas. En segundo término, que la unidad decretada por las cúpulas partidistas ya no tiene una respuesta positiva en el comportamiento colectivo. Ni siquiera en el comportamiento de su propia militancia. Además, en la sociedad moderna no es posible ni siquiera fijar una clara visión ideológica. Como se viene demostrando en las elecciones europeas, posiciones trasversales, capaces de conjugar espacios otrora de izquierda u otrora de derecha, tienden a prevalecer sobre el cartabón ideológico convencional. Continúa en la página 2
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