Guatemala, viernes 6 de julio de 2018
Gavetas
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Hemeroteca del Diario de Centro América
Hernán Cortés
DCA, 2 de mayo de 1935.- Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano, marqués del Valle de Oaxaca, siempre manifestó delicado gusto por las letras. Era varón leído y sabio en las historias antiguas. Citaba frases latinas de los buenos autores; componía coplas con ingenio y era bien entendido en las cosas de la Ley. Hablaba en toda ocasión con propiedad y cultura, con palabras y razones que se ajustaran a lo que opinaba. Sus tretas sutiles, sus finas argucias, las reforzaba con recios argumentos que sacó de libros en sus estudios de Salamanca, adonde su padre lo envió a que se llenara de ciencia para que tomara honroso asiento en un tribunal o cancillería. Las doctrinas de su tío, el ágil gramático Francisco Núñez de Varela, le dejaron un fino sedimento en su espíritu, los recuerdos históricos, las citas clásicas, que utilizaría a lo largo de su vida, en sus escritos y conversaciones, llenas de agudezas. Buscaba siempre el trato bueno de gente letrada, para pulir y acicalar el entendimiento. Siempre tuvo el mesurado tono de un humanista. Escribía con soltura; su pluma ágil no buscaba los artificios y colores retóricos. En sus coloradas descripciones está el vivo recuerdo de su presencia, pues puso en el papel lo que vio, no lo que le contaban los fantaseadores.