Poe,
donde nace el terror
María Mercedes Arce
enovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror, Edgar Allan Poe, cuyo cumpleaños 205 se conmemoró el 19 de enero, es considerado el inventor del relato detectivesco. La figura del escritor, su vida y su obra, marcaron la literatura del mundo occidental. Son deudores suyos la literatura de fantasmas victoriana y, en mayor o menor medida, autores tan dispares e importantes como Charles Baudelaire, Fedor Dostoyevski, William Faulkner, Franz Kafka, Howard Philips Lovecraft, Ambrose Bierce, Guy de Maupassant, Thomas Mann, Jorge Luis Borges, Clemente Palma y Julio Cortázar. En solo 40 años de vida, dejó un legado de 24 títulos de cuento, 32 de poesía, 9 de ensayo, y una novela.
Como escrita por Poe
La vida del literato fue terreno fértil para el desarrollo de su obra. Estuvo marcada por el abandono, la desesperación y la muerte. En sus primeros años, la familia fue abandonada por su padre (David Poe), quien se marchó en 1810. Su madre, Elizabeth, murió a causa de la tuberculosis dos años más tarde. Fue criado por la familia Allan, de quienes tomó el apellido aunque la adopción nunca se formalizó. A los 26 años, se casó con su prima hermana Virginia Clemen el 22 de septiembre de 1835, a quien entonces, literalmente, le duplicaba en edad. Fue un matrimonio breve, debido a la prematura muerte de ella. El 29 de enero de 1847, Poe escribió a Marie Louise Shew: “Mi pobre Virginia vive todavía, aunque marchitándose de prisa y sufriendo mucho dolor”. Virginia murió al día siguiente, después de cinco años de enfermedad. “La pérdida de su esposa fue un duro golpe para él. Tras su muerte, no parecía importarle vivir una hora, un día, una semana o un año; ella era todo para él”, según apunta Jeffry Meyers en Edgar Allen Poe:
El escritor tuvo una infancia difícil, una juventud atormentada y una felicidad efímera marcada por la la prematura muerte de su esposa.
His Life and Legacy. Un año después, Poe escribió que había experimentado el mayor mal que puede sufrir un hombre, cuando, según sus palabras, cae enferma “una esposa a la que amaba como ningún hombre había amado antes”. Poe regresó al alcohol, mientras Virginia aún luchaba por recuperarse, dice el biógrafo. Cuán a menudo y en qué cantidad bebía es un tema controvertido. El escritor se refirió a esta reacción suya afirmando que encontró la cura “en la muerte de mi esposa. Esto puedo soportarlo, y así lo hago, como corresponde a un hombre. Era la horrible e interminable oscilación entre la esperanza y el desespero lo que no hubiera podido soportar por más tiempo sin una total pérdida de la razón”.
De la pluma de sus herederos
Los cuentos de terror constituyen su obra más conocida. Según Benjamín F. Fisher, Poe pretende, no tanto “helar la sangre” del lector, como compatibilizar lo gótico con la plausibilidad psicológica, logrando elevar el género a la categoría de gran arte. El escritor y crítico irlandés Padriac Colum afirma que relatos como El barril amontillado, El pozo y el péndulo, Ligeria y La caída de Usher, se hallan entre los mejores cuentos del mundo. Edmund Wilson subraya los contenidos oníricos y simbólicos en sus relatos, en tanto que Van Wyck Brooks se pregunta qué papel desempeñaron los extraños sueños y terribles pesadillas que el autor padeció desde su adolescencia. El poeta Richard Wilbur manifestó que la grandeza de Poe proviene de su genio literario y de su maestría en la definición de los estados de ánimo, así como las transiciones entre los mismos, y sus posibles significados e implicaciones, lo que logra encuadrar en estructuras oníricas. Harry Levin, por su parte, vislumbra en relatos como Manuscrito encontrado en una botella y Un descenso al Maelstrom, una “impaciencia por enfrentarse a lo desconocido que se aproxima hasta el propio borde del abismo, y aún más allá, hacia el país inexplorado de cuya frontera ningún viajero regresa”. Howard Philips Lovecraft, en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura, sostiene que “nos ha dejado la visión de un terror que nos rodea y está dentro de nosotros, y del gusano que se retuerce y babea en un espantoso y cercano abismo”. Para Charles Baudelaire (en Edgar Poe, su vida y sus obras, 1856), este tipo de literatura es “de aire rarificado”, y en ella “la naturaleza llamada inanimada participa de la naturaleza de los seres vivos, y, como ellos, se estremece con un escalofrío sobrenatural y galvánico”. Julio Cortázar escribió que el ambiente resulta de la eliminación casi absoluta de puentes, de presentaciones y retratos. “Se nos pone el drama, se nos hace leer el cuento como si estuviéramos dentro. Poe nunca es un cronista; sus mejores cuentos son ventanas, agujeros de palabras”. Escritores como Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, Daniel Hoffman, Joseph Wood Krutch, Sydney Moss, Ellis Praxson Oberholtzer , Mary Pillips, Rafael Llopis, Arthur Hobson Quinn y Kenneth Silverman, entre otros, le han rendido tributo impreso en letras de molde al “Padre del terror”.
Guatemala, VIERNES 24 de enero de 2014
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