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Importancia de Buenas Prácticas en Farmacias

Ing. Miguel A. Pérez Colón

Farma Group Internacional

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Una “Buena práctica” es un método o técnica que generalmente se ha aceptado como superior a cualquier alternativa porque produce resultados superiores a los logrados por otros medios, o porque se ha convertido en una forma estándar de hacer las cosas. Las buenas prácticas a menudo las establece una autoridad, como un órgano de gobierno o la gerencia y se utilizan para mantener la calidad y apoyar los procesos operativos que están sujetos a cumplimiento de normativas regulatorias. Las buenas prácticas son importantes para todos los procesos que necesitan funcionar consistente y correctamente. Son simplemente la mejor manera de hacer las cosas y se han elaborado mediante prueba y error, y se ha descubierto que son la forma más sensata de proceder. Igualmente, constituyen parte integral del Sistema de Gestión de Calidad. En algunos campos, las buenas prácticas pueden definirse de manera rígida, mientras que en otros pueden ser más abiertas en su aplicación. Si bien las buenas prácticas generalmente dictan el curso de acción recomendado, algunas situaciones requieren que se sigan las mejores prácticas de la industria. Existe una amplia gama de buenas prácticas. Pueden variar desde algo tan simple como hacer varios conjuntos de planos para un proyecto de construcción, un proyecto de control de calidad y control de cambios. En la industria farmacéutica las buenas prácticas han sido segmentadas en procesos operativos específicos como; Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), Buenas Prácticas de Almacenamiento (BPA), Buenas Prácticas de Distribución (BPD), Buenas Prácticas en Farmacias (BPF) y otras. Cada una también se divide en un subconjunto de procesos. Toda buena práctica se mide por un conjunto de criterios que determinan si es una “buena práctica”. Criterios que determinan una buena práctica son: • Efectiva y exitosa; Una “buena práctica” ha demostrado su relevancia estratégica como la forma más efectiva de lograr un objetivo específico; se ha adoptado con éxito y ha tenido un impacto positivo. • Ambiental, Económica y Sostenible. Satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de abordar necesidades futuras.

• Técnicamente viable. La viabilidad técnica es la base de una “buena práctica”. Es fácil de aprender y de implementar. • Inherentemente participativo. Los enfoques participativos son esenciales ya que apoyan un sentido común de propiedad de las decisiones y acciones. • Reproducible y adaptable. Una “buena práctica” debe tener el potencial de replicación y, por lo tanto, debe ser adaptable a objetivos similares en diversas situaciones. • Reduce los riesgos. Una “buena práctica” contribuye a la reducción de riesgos. El objetivo de las Buenas Prácticas en Farmacia (BPF) es proveer una descripción detallada del procedimiento mediante el cual los farmacéuticos pueden realizar de forma eficiente el proceso de la atención sanitaria en las farmacias y orientar sobre el uso de los medicamentos en beneficio de los pacientes a los que atienden. Las Buenas Prácticas en Farmacia requieren que el objetivo principal de cada uno de los componentes del servicio ofrecido sea de relevancia para el paciente, esté explícitamente definido y sea comunicado eficazmente a todas las partes involucradas. Un programa de Buenas Prácticas en Farmacia fomenta y promueve en todo momento, la utilización racional y correcta de medicamentos, entendiendo como tal que el proceso integra; la prescripción apropiada, la

disponibilidad oportuna, la dispensación en condiciones adecuadas y el uso en las dosis indicadas, los intervalos específicos en el período de tiempo señalado. Todo programa de Buenas Prácticas en Farmacia tiene que incluir procedimientos para asegurar la integridad de la cadena de suministro de los medicamentos, incluyendo la detección de medicamentos con etiquetado engañoso, falsificados, de imitación y garantizar un almacenamiento adecuado. Incorpora un protocolo detallado de procedimientos que garantiza la preparación de fórmulas magistrales de forma sistemática para cumplir con las fórmulas escritas y las normas de calidad. Es de importancia definir primero cuáles son las funciones que estará realizando el farmacéutico, tal y como es esperado por los pacientes para luego establecer las normas de buenas prácticas. Luego se determina cuáles son las actividades importantes dentro de cada función de las que el farmacéutico es directamente responsable. En tercer lugar, es recomendable adoptar unos estándares mínimos que demuestren el nivel de competencia y conocimiento de las actividades que apoyan cada tarea y cada función de las buenas prácticas. Por tal razón, es fundamental que el programa de buenas prácticas considere e incluya en su contenido el desarrollo profesional continuo mediante capacitaciones que garanticen la competencia del farmacéutico. Se deben tomar en consideración las siguientes funciones atribuidas a una farmacia como una base o marco de referencia para desarrollar un programa eficiente de buenas prácticas. Funciones: 1. Preparar, obtener, almacenar, asegurar, distribuir, administrar, dispensar y eliminar y/o gestionar la disposición final de medicamentos. 2. Ofrecer una gestión eficaz de los tratamientos farmacológicos. 3. Mantener y mejorar el desempeño profesional. 4. Desarrollar actividades administrativas y de gestión. 5. Contribuir a mejorar la eficiencia del sistema de salud y la salud pública.

Algunos de los beneficios obtenidos mediante un programa de buenas prácticas para las farmacias son: • Ser más competitivo • Aumentar las ventas • Reducir costos y ser más eficiente • Mejorar las habilidades de su fuerza laboral • Utilizar la tecnología de forma más eficaz • Reducir el desperdicio y mejorar la calidad • Responder más rápidamente a las innovaciones de la industria Conclusión Las buenas prácticas pueden seguir evolucionando a medida que se encuentran nuevas y mejores soluciones o evolucionar a partir de una mejor conciencia, nueva tecnología o simplemente diferentes formas de ver las cosas. Independientemente de la complejidad que pueda tener un programa de buenas prácticas, el objetivo es hacer que los procesos en una farmacia funcionen mejor, más rápido y de manera más eficiente con menos costos, problemas y errores. Miguel A. Pérez Colón es Consultor con 35 años de experiencia en la implementación de Sistemas de Gestión de Calidad en la industria Farmacéutica, Dispositivos Médicos y Hospitales. Cuenta con un título en ingeniería mecánica de la Universidad de Boston, USA.

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