REBIS clima, crísis y creación
En 1816, una joven de 18 años llamada Mary Shelley escribió una historia que todavía hoy le habla a los miedos misteriosos de nuestra naturaleza. Bajo la influencia de un clima sobrecogedor, gris y tormentoso, una anomalía climática causada por una erupción volcánica que fue conocida como el año sin verano, Shelley escribió el que consideramos el primer libro de literatura de ciencia ficción: Frankenstein
Ese año, la erupción del volcán Tambora en Indonesia arrojó inmensas cantidades de ceniza y polvo a la atmósfera, que recorrieron el planeta durante meses. Las partículas más finas alcanzaron la estratósfera, desde donde se esparcieron por todo el globo formando una especie de escudo que impidió el paso de los rayos solares a la superficie de la tierra. La temperatura disminuyó en promedio tres grados Celsius, las cosechas se perdieron por el frío o debido a la falta de luz solar, los alimentos escasearon y subieron muchísimo de precio.
Hubo hambre. Hubo frío.
Las consecuencias de este acontecimiento climático generaron grandes hambrunas que impulsaron la peste negra y la revolución francesa.
Dos siglos han transcurrido desde esa noche de noviembre en aquella villa junto al lago Ginebra donde una mujer, obligada a quedarse encerrada largo tiempo en casa a causa del clima, bebió de las fuentes científicas de su tiempo para crear un cuerpo literario, una monstruosa criatura a la que dio vida uniendo las partes de diferentes cadáveres.
Frankenstein nos habla de la muerte del autor y de la identidad personal. Su trama no se resuelve hasta la aniquilación del creador y su objeto de creación, hasta que entendemos que son una sola cosa.
En los últimos años hemos observado un desplazamiento mundial hacia la creación de un campo colectivo. Nuevas comunidades se abren paso ante las crisis, intentando disipar el interés en consolidar un centro/ego, impulsando la comprensión de la no separación.
Está en sus manos un cuerpo literario manipulable en constante creación. Voces que atraviesan el espacio tiempo, que se juntan, se resignifican.
Fragmentos no lineales que arman colectividad.
Sus páginas se entremezclan en un sinfín de posibilidades de vida, suscitando acontecimientos que se escapan a nuestro control y que nos dejan entrever nuestros terrores, mostrándonos cómo nuestros egoísmos y prejuicios eclipsan las posibilidades del mundo por venir.
Incluye las voces de veinte mujeres colombianas que han publicado escritos de ciencia ficción. Voces femeninas que escriben la prehistoria e historia de la ciencia ficción en Colombia.
Mujeres figuradoras de futuro.
Pitonisas criollas.
La pandemia resultante del virus covid 19 nos encerró por casi dos años en nuestros hogares, planteándonos preguntas importantes sobre la creación de un cuerpo colectivo. Reformulando nuestra relación con la naturaleza y la ciencia.
Para el 2022, año en que se imprime este libro, los efectos del cambio climático ya son visibles: aumento en la temperatura del aire, deshielo de los glaciares, disminución de los casquetes polares, subida del nivel del mar, aumento de la desertización, olas de calor, sequías, inundaciones, tormentas y así de más en más.
Nuestro proyecto de construcción social de realidad se realizó bajo la forma desastrosa de una destrucción natural del planeta. Pero todo discurso sobre el fin del mundo suscita un discurso opuesto que pregona la perennidad humana y su capacidad de superación.
La palabra rebis aparece frecuentemente en los textos alquimistas haciendo referencia a la reconciliación consciente del arquetipo de lo opuesto.
El andrógeno que ha integrado su aspecto masculino y femenino: la sublimación.
Extraigamos la dimensión paradójica del tiempo, creemos un tiempo muerto donde confluyan el pasado, el presente y el futuro, suscitemos un cambio en el orden de sentido como cuando el tiempo se interrumpe para reanudarse en otro plano.
Natalia González Melo. T1m0t1. Dispositivo (Dizque) Distópico. Quinto concurso Mirabilia de cuentos de ciencia ficción (comp.), 2017. Mirabilia Libros, Bogotá. Eclipse solar total del 21 de agosto de 2017 13 : 25 : 35
Editorial Minerva, Bogotá.
cuentistas colombianas. Sofía Ocampo de Navarro (comp.), 1936. 00 : 20 : 11
Laura Rodríguez Leiva Karen. Ahora después nunca –Segundo concurso Mirabilia de cuentos de ciencia ficción (comp.), 2014. Mirabilia Libros, Bogotá.
Ivonne Alonso. El imperio de los agujeros. Criaturas Artificiales -
Primer concurso Mirabilia de cuentos de ciencia Ficción (comp.), 2013.
Mirabilia Libros, Bogotá.
Mirabilia Libros, Bogotá. 13 : 54 : 21
Mirabilia de cuentos de ciencia Ficción (comp.), 2016. Eclipse lunar penumbral del 27 de septiembre de 2016
Gabriela Arciniegas. Trees R. Cronómetros para el fin de los tiempos. Rodrigo Bastidas p. (comp.), 2017. Editorial Planeta, Bogotá.
Linda Castro. Metafísica. Criaturas Artificiales –
Primer concurso Mirabilia de cuentos de ciencia ficción (comp.), 2013.
Mirabilia Libros, Bogotá. Eclipse solar total del 9 de mayo de 2013 19 : 25 :
Editorial Planeta, Bogotá.
Cronómetros para el fin de los tiempos. Rodrigo Bastidas P. (comp.), 2017.
Carolina Duran Negrete. Navegación en los sueños: un estudio interdisciplinario.
13 : 20 : 29
Eclipse lunar parcial del 7 de agosto de 2017
Soledad Acosta de Samper. Bogotá en el año 2000: una pesadilla.
Cuadernos de Literatura; Vol. 5, Núm. 10 (1999) (comp.), 1905. de la Universidad Javeriana, Bogotá. Eclipse solar total del 30 de agosto de 1905 08 :
La lesbiana, el oso y el ponqué.
Corina González. Huitaca. Relojes que no marcan la misma hora.
Diana Catalina Hernández. El futuro de Ismael. 2017. Nova, Ediciones B, Bogotá.
Laura Lucia Becerra Elejalde. El jardín de Odonata. Los allás –
