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El pib y los servicios financieros
de estadística se sienten mucho más cómodas con las operaciones derivadas de las actividades secundarias, dentro de las que destaca la industria manufacturera. Sin embargo, tienen mayor dificultad en el caso de los servicios, en especial, los financieros, así como con las operaciones realizadas a través de las plataformas electrónicas. Las dos siguientes secciones abordan los temas de los servicios financieros y el de la denominada economía digital.
El primer manual del Sistema de Cuentas Nacionales (scn) de la Organización de las Naciones Unidas (onu) de 1953 aclaró que en algunas ocasiones existían problemas de valuación del pib, cuando la producción no era vendida a un precio de mercado claramente reconocido. Lo anterior es evidente en los bancos comerciales y otros intermediarios financieros similares, los cuales no se mantienen por las comisiones o cargos que se cobran a los clientes, sino principalmente por el margen entre las tasas de interés que cobran en sus préstamos y los que les pagan a los depositantes. Los bancos expiden a los usuarios un recibo o factura por las comisiones que les cobran, sin embargo, las utilidades que obtienen por el diferencial de las tasas de interés no son facturados ni a los depositantes ni a los que reciben los créditos. Es por todo esto que se argumenta que muchos de los servicios financieros no reflejan completamente su precio de venta.
Si se adoptara para los bancos el mismo procedimiento que se usa para las empresas que fabrican bienes, para determinar su contribución al pib se tendría que obtener su producción final o, alternativamente, restar el valor total de su producción al consumo intermedio que representan los insumos necesarios en el proceso productivo. Esta última diferencia representa el valor agregado bruto (vab) que es una forma de considerar a los sueldos, las rentas y las utilidades que se acumulan en el proceso productivo.
Si los bancos y otros intermediarios similares fueran tratados con el mismo procedimiento que las otras empresas productivas, su
contribución al pib sería muy pequeña o posiblemente negativa. Para incluir los ingresos derivados del proceso de captación y crédito, se tendría que realizar una imputación que se obtendría como el ingreso en exceso derivado del diferencial entre las tasas de interés de los créditos y depósitos que se realizan. El principal problema de aplicar esta regla es de carácter estadístico, además, en 1953 no había datos que ayudaran a distribuir los depósitos bancarios entre las unidades económicas. La cantidad total de depósitos involucrados era muy pequeña y el procedimiento para estimarlos no muy preciso, por lo que, en la mayoría de los casos, se consideró mejor usar un criterio de fácil acceso o disponibilidad inmediata. En resumen, se puede interpretar que el procedimiento para incluir los servicios financieros en el pib era muy complejo y que el monto de éstos se consideraba tan pequeño que no valía la pena incluirlo en la contabilidad nacional.
El reporte de la onu del scn de 1968 dejó claro que el proceso de los servicios financieros de los bancos tiene una primera parte, que son las comisiones o los cargos por los servicios que prestan, y una segunda, que se refiere al derivado de los intereses. Por lo mismo, es necesario complementar las comisiones recibidas por los bancos y otros intermediarios financieros con la imputación de un servicio que es equivalente a la diferencia entre el interés cobrado por los créditos que otorga y el interés que paga a sus depositantes. Este último servicio imputado debe ser tratado como un consumo intermedio de los agentes económicos. Sin embargo, es muy difícil poder distribuir esta imputación entre las diferentes industrias, los hogares y el gobierno general. Por lo mismo, este cargo debe ser tratado como el consumo intermedio de una industria nominal, clasificado como una institución financiera «ficticia», y fue denominado cargo imputado por los servicios bancarios. Es decir, en quince años pasamos de ignorar los servicios financieros a considerarlos como un consumo intermedio, que restaba en el proceso de producción.
El documento de la onu del scn de 1993 cambió el término cargo imputado por los servicios bancarios por el de servicios de intermediación financiera indirectamente medidos, conocido por sus iniciales sifim. Realizó un par de modificaciones en el proceso. La primera se refiere a que en el cálculo de los intereses cobrados por los créditos se deben excluir aquellos que se realizan con capital propio y no con depósitos
de sus clientes. La segunda, y más importante, recomienda distribuir este servicio entre los distintos usuarios, desglosando las partidas entre el consumo intermedio de las empresas, el consumo final y el sifim internacional. Esta asignación se puede realizar mediante la diferencia entre las tasas de interés cobradas y pagadas en relación con una tasa de referencia como la que usa el banco central para sus préstamos o la que fijan los bancos comerciales para sus operaciones con otros colegas.
A pesar de lo anterior, el manual reconoce que es difícil implementarlo en la práctica, y termina aceptando que algunos de los países continúen usando lo adoptado en 1968: asignar toda esta partida como el consumo intermedio de una industria financiera ficticia. En el fondo, estas nuevas reglas reconocen, por primera vez en la historia, que los servicios financieros son parte de la denominada frontera de producción, por considerarse como consumo final, ya sea doméstico o internacional. Aunque exime a algunos países que no tienen capacidad estadística, una parte de los servicios financieros se convierten en una actividad productiva que suma al pib.
El Manual de la onu del scn de 2008 hace dos cambios fundamentales. En primer lugar, elimina la posibilidad de que algunos países asignen la totalidad de los sifim al consumo intermedio de una industria ficticia, con lo que, desde ese año, todos los países tienen que repartir los sifim entre los usuarios (tanto prestamistas como prestatarios), ya sea como consumo intermedio de las empresas, como parte del consumo final o como exportaciones. En segundo término, afina el método de cálculo de los sifim utilizando no sólo una tasa de referencia, sino dos: una tasa de interés sobre los préstamos y otra para los depósitos. Con lo anterior, la fórmula para obtener la producción de los sifim es la siguiente:
sifim = (Rp – R r) Yp + (Rr – Rd) Yd
Donde:
Yp = Préstamos
Yd = Depósitos
Rr = Tasa de interés de referencia (tiie)
Rp = Tasa de interés de los préstamos
Rd = Tasa de interés de los depósitos
¡Vaya cambios que han sufrido los servicios financieros en los últimos 67 años! Pasaron prácticamente inadvertidos en el inicio, se convirtieron en una actividad que restaba en el pib y han terminado por ser considerados una actividad productiva que suma al valor agregado bruto (vab). Lo curioso es que este último cambio se efectuó en 2008, justamente en el año en que inició la denominada Gran Recesión que fue originada por la especulación del sistema financiero en una gran parte del mundo occidental. Una vez más, los críticos del sistema capitalista seguramente van a argumentar que todo esto es un cuento.
Ahora se puede entender por qué nos llamaban improductivos a todos aquellos que trabajamos en el sistema financiero en las dos últimas décadas del siglo anterior. Sin embargo, los financieros actuales son considerados como personas productivas, a pesar de su dudoso comportamiento en la crisis de 2008. Gran paradoja o contradicción sobre la que vale la pena reflexionar. Lo único que queda claro es que los dueños de las instituciones financieras han realizado un gran cabildeo, no sólo en los congresos de los principales países democráticos, sino también en los organismos internacionales que determinan los sistemas de cuentas nacionales.
El caso de las compañías de seguros es muy parecido al de los bancos en el sentido de que sus servicios no son vendidos a un precio de mercado claramente reconocido. Lo anterior aplica en el caso del pago de pólizas tanto de seguros de vida como de accidentes, robo y daños. Por lo mismo, se deben medir de manera indirecta. En este caso, los ingresos por las pólizas que las aseguradoras cobran a sus clientes deben ser aumentados con los ingresos derivados de la reserva y disminuidos con los pagos que realizan por las indemnizaciones.
Es tiempo de pasar a examinar el caso de México en donde el inegi ha adoptado todas las recomendaciones del scn, y aunque no publica los sifim de manera directa, los engloba dentro de la cuenta de bienes y servicios en el sector número 52, bajo el rubro de servicios financieros y de seguros. Como se puede observar en la gráfica 1.4, el total de los servicios financieros y de seguros han pasado de representar el 2.4% del pib en 2003 a ubicarse en el 4.0% en 2018.
Gráfica 1.4 Servicios financieros y de seguros México (SIFIM) Porcentaje del PIB
4.5
4
3.5
3
2.5 2.9 2.9 3.1 3.2 3.4
3.3
3.1 3.1
2.4 2.5 3.5 3.4 3.4 3.7 3.9 4.0
2
2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Fuente: inegi. Serie preliminar.
Los servicios financieros y de seguros representaron el 4.0% del pib en 2018. Debido a redondeos, este porcentaje difiere del presentado en la tabla 1.7, en donde las sociedades financieras sumaron el 4.1% del pib en la misma fecha. Al desagregar los servicios en subsectores se nota el predominio de las instituciones intermediarias de crédito, tal y como lo muestra la tabla 1.9.
Tabla 1.9 Subsectores de los servicios financieros y de seguros Porcentaje del PIB
Banca central
Instituciones de intermediación crediticia y financiera no bursátil. Doméstica e importada Actividades bursátiles, cambiarias y de asesoría
Compañías de seguros, fianzas y fondos Total Fuente: inegi. Serie preliminar.
2018
0.2
3.1
0.1 0.6 4.0