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Una primera aproximación al producto interno bruto
que logran alcanzar a los más avanzados (convergencia), y otras, la brecha se hace más grande (divergencia).
El lector que esté familiarizado con estos temas puede leer cada una de las secciones de manera independiente; aquél que no tenga conocimientos económicos previos es mejor que lea el capítulo en el orden presentado.
Una primera aproximación al producto interno bruto (pib)
El acrónimo formado por las letras iniciales del concepto producto interno bruto, lo que muchos consideran su apodo, es pib. Al igual que la mayoría de los latinoamericanos, tiene un nombre y dos apellidos: su nombre es «P», de producto; su apellido paterno es «I» de interno; para terminar con su apellido materno que es «B» de bruto. Desde este momento se aclara que, en este libro, la palabra bruto no significa que sea torpe, incapaz o rudo, sino se debe al hecho de que la estimación de la producción de bienes y servicios no ha experimentado deducción o descuento alguno.
La «P» de producto se refiere a la producción de los bienes y servicios a nivel agregado de un país por un periodo de tiempo determinado, sin duplicaciones en su cómputo. Independientemente de si el pib se calcula de manera trimestral o anual, siempre se expresa en valores monetarios y, por lo mismo, es tratado como un flujo. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), el pib nominal en México se situó en 19,929,021 millones de pesos corrientes (19.92 billones de pesos) durante el segundo trimestre de 2020.
El pib se expresa en valores monetarios ya que, probablemente, es la forma más fácil de agregar la producción de mandarinas, rábanos, autos, teléfonos móviles, vestidos y servicios de corte de cabello. Es muy difícil hacerlo a partir del número de unidades, ya que desde pequeños se nos enseña que no es correcto sumar peras con manzanas. Lo sorprendente es que se puede agregar toda la producción de bienes y servicios de un país en un solo número. Dirk Philipsen escribió en
2015 un libro sobre el pib en el que se explica cómo ha llegado a dominar el mundo, y lo tituló El pequeño gran número. Para el caso mexicano, el pib actualmente consiste en un número con catorce dígitos. Se puede pronosticar que el pib seguirá siendo un solo número dentro de cien años, pero no cuántos dígitos tendrá, ya que, entre otras cosas, se recuerda que México le quitó tres ceros a su moneda en 1993, después de sufrir altos procesos inflacionarios.
Los procedimientos para el cálculo del pib fueron acordados en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (onu) en 1953, en la publicación del Sistema de Cuentas Nacionales (scn), que no es otra cosa más que la contabilidad de la partida doble aplicada a los procesos de producción, gasto e ingreso de un país. El pib es la estadística más importante del scn, pero hay muchas más que también son relevantes. Actualmente, todos los países del mundo siguen estas reglas y sus actualizaciones para hacer los cálculos del pib, con tres excepciones: Corea del Norte, Cuba y Bután. Por lo mismo, hacer comparaciones es «relativamente fácil», aunque se tiene que encontrar la mejor fórmula para expresar los valores monetarios de los países con un denominador común.
Al considerar que es aceptado por casi todo el mundo, es relativamente fácil de calcular y es útil para hacer comparaciones entre países, la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos (bea, por sus siglas en inglés) lo consideró como «uno de los grandes inventos del siglo xx». Resulta injusto que los economistas estimen al pib como uno de los grandes logros del siglo anterior sin reconocer la contribución de otras disciplinas. No hacen justicia a los contadores que consideran que el gran descubrimiento fue la teoría de la partida doble, dada a conocer en 1494, y que el pib es sólo una aplicación más de ésta, después de haber pasado por los hogares, las empresas y el gobierno. Tampoco hacen justicia a los estadísticos (actuarios) que han realizado grandes avances en la recolección y estimación de información, ni a los informáticos que han ayudado al procesamiento de datos. Si el pib es un invento, se debe a los economistas, contadores, estadísticos e informáticos.
Los 19.92 billones de pesos correspondientes al pib del segundo trimestre de 2020 representan una cantidad anualizada, ya que Méxi-
co, al igual que Estados Unidos y Canadá, expresan los datos trimestrales en términos anuales, por lo que los niveles de producción que se obtienen durante cada trimestre se multiplican por cuatro. El pib nominal anual se extrae mediante el promedio simple de los cuatro datos trimestrales, lo que arrojó un total de 24.24 billones de pesos para 2019. Muchos otros países no siguen esta práctica, ya que, al menos de manera implícita, suponen que la tendencia observada no va a continuar y que nadie puede saber qué va a pasar en el futuro. La situación es diferente cuando se habla de las tasas de crecimiento trimestral de pib en dos periodos contiguos. Aquí, México usa tasas trimestrales y Estados Unidos, tasas anualizadas, por lo que se debe de tener cuidado en las comparaciones correspondientes.
La «I» de interno (o interior, como se usa en otros países) significa que la producción de los bienes y servicios se lleva a cabo por las unidades residentes dentro del territorio económico del país en cuestión. La residencia se refiere a las personas, productores o unidades institucionales que tienen su centro de interés en un territorio geográfico en el que circulan libremente los individuos, bienes y capitales, y que es administrado por un gobierno. Es decir, en la contabilización del pib domina el concepto de residencia, y no debe confundirse con el de la nacionalidad de las personas, que representa una cuestión jurídica. En el pib se contabiliza toda la producción de bienes y servicios realizada por residentes de México, independientemente de que ésta sea llevada a cabo por mexicanos o extranjeros.
En el ámbito internacional, el antecedente del pib fue el producto nacional bruto (pnb) que incluía la producción de bienes y servicios hecha por los nacionales de un país, independientemente de que ésta se realizara en su territorio o en el exterior. Bajo este criterio, se debería de incluir en el pnb de México lo que producían los mexicanos en otro país y se debería de restar todo lo que las empresas extranjeras producían en México. Esto llevaría a que la producción de autos que la empresa estadounidense General Motors (gm) realiza en México se contabilizara como parte del pnb de Estados Unidos, pero que la producción que la empresa Cementos Mexicanos (cemex) lleva a cabo en Estados Unidos se incluyera en el pnb de México. La diferencia entre el pnb y el pib se debe a los pagos o cobros netos que se hacen a los fac-
tores de producción que provienen de otro territorio económico que los economistas denominan resto del mundo.
El inegi existe desde 1983, fecha aproximada en que el pib sustituyó al pnb en el mundo anglosajón, por lo que este último nunca ha sido estimado en México. Esto se suma al hecho de que la información del valor de los bienes y servicios finales generados por factores productivos nacionales en el extranjero es difícil de recolectar.
EL pib de México originalmente se calcula como la suma de los valores agregados brutos de todas las unidades residentes dedicadas a la producción. A partir de éste, el inegi calcula el llamado ingreso nacional bruto (inb), que representa los ingresos de los residentes, ya sea que provengan del país o del exterior. Aunque se darán detalles más adelante, se puede decir que, en términos generales, el inb es igual al pib más los ingresos por cobrar a los actores no residentes, menos los ingresos por pagar a las unidades no residentes. Un ejemplo de los primeros son las entradas de efectivo que obtiene un consultor mexicano que realiza un trabajo para una empresa de España. Un caso concreto de lo segundo es el pago que una empresa mexicana hace al grupo musical U2 por un concierto que se ofrece en México.
La «B» de bruto se refiere a que la producción de los bienes y servicios no incluye la distribución del costo de los activos durante su periodo de vida útil. Es decir, no contempla la disminución correspondiente a la depreciación, amortización o agotamiento. Estos tres conceptos son similares, pero el primero se refiere a activos tangibles, el segundo, a intangibles y el tercero, a recursos naturales no renovables. Así, la depreciación es la distribución del costo de un activo tangible (maquinaria) durante su periodo de vida útil; la amortización es la distribución de un activo intangible (el descuento de un bono vendido por debajo de su valor nominal), y el agotamiento es la asignación de los costos de un activo natural (un depósito de arena mineral, por ejemplo) durante su periodo de vida útil. Lo más común es repartir la misma cantidad durante la vida estimada del activo, que es lo que los contadores conocen como depreciación, amortización o agotamiento en línea recta, y registran al final del periodo contable por medio de un asiento de ajuste. En el caso de que se descontaran estas partidas del pib, se obtendría el producto interno neto (pin). En México,
los conceptos de depreciación y amortización son englobados en la partida denominada consumo de capital fijo, y en 2018 representaron el 17.4% del pib, aunados al agotamiento, que fue estimado en un 0.5%. Como se verá en la tercera parte de este libro, este último rubro no incluye la degradación ambiental, que es estimada en un 3.8%.
El pib es uno de los indicadores más mencionados por los comentaristas de prensa, radio, televisión y medios digitales. También es muy utilizado por la mayoría de los políticos quienes en sus planes económicos prometen un crecimiento del pib determinado. En teoría, los políticos de los países desarrollados estiman crecimientos del pib más pequeños que los políticos de los países en desarrollo. En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha prometido un crecimiento del pib promedio del 4% anual durante su gestión, de 2019 a 2024.
Son pocos los políticos que consideran las limitaciones de estos indicadores, es el caso del senador Robert F. Kennedy quien, en su primer discurso como candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, tres meses antes de su asesinato en 1968, señaló que el pnb contabilizaba cosas dañinas, como la propaganda del tabaco y las armas. Por otro lado, un año después de la crisis de 2008 —que provocó una disminución del pib mundial con el desempleo de 14 millones de trabajadores y el rescate del sector financiero con dinero de los contribuyentes— el expresidente de Francia Nicolás Sarkozy publicó un informe coordinado por Stiglitz, Sen y Fitousi que proponía complementar el pib con otras medidas de bienestar. Aunque esto será discutido en el último capítulo, es importante destacar desde ahora que los diseñadores del pnb dejaron claro que este rubro no pretendía ser un termómetro del bienestar de las personas, ya que incluye todo tipo de transacciones económicas, buenas y malas, formales e informales, legales e ilícitas. A pesar de lo anterior, al menos en prácticamente todos los países en desarrollo, existe una alta correlación entre el pib y otros indicadores del bienestar físico (educación y salud) y psicológico (felicidad).