Somos Litera Julio 2012

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Antonio Pichardo y Cristina Romero, dos emprendedores entre fogones

una persona. Además, ha cursado estudios de Dietética y Nutrición. “Queríamos ofrecer ese servicio con un añadido que es la personalización de los menús. Inicialmente, nuestros clientes potenciales debían ser las personas mayores que, por diversos motivos, no tienen la posibilidad de cocinar a diario”, se-

ñala Cristina. Con la idea clara en cuanto al fin, pero necesitados de información sobre los medios y posibles ayudas, Cristina y Antonio visitaron a la agente de Desarrollo Local de la Comarca de La Litera. “Fue

a raíz de una noticia que leímos en Somos Litera sobre unos fondos europeos para el desarrollo rural. Nos pusimos a trabajar con la ayuda inestimable de Belén Santamaría, agente de Desarrollo Local. Paralelamente, comenzamos el proyecto de la obra y las tareas propias de la misma”. Ver las imágenes de lo

que era el patio de la casa de Cristina y Antonio, en Azanuy, y lo que es hoy, es un ejercicio de transformación total de un espacio amplio que en la actualidad contiene todo lo necesario y exigido a una cocina central, capacitada para ofrecer un servicio profesional de cocina a domicilio. “Conforme avanzábamos

en el proyecto, las exigencias sanitarias y normativas del sector crecían, lo cual nos ha ayudado a, finalmente, poder ofrecer un servicio con todas las garantías y con muchas salidas. En principio, pensábamos en un servicio para personas individuales, pero ahora, además, estamos capacitados para llegar a colegios, residencias, etc…”.

El valor añadido de Acasa se identifica por los menús personalizados que ofrecen. El proceso comienza por una visita de Cristina a la persona interesada con el objetivo de hacerle un estudio nutricional. “Se

trata de recoger una serie de datos que necesito para poder hacerles el menú personalizado; peso, medidas, hábitos, gustos, medicación que puedan estar tomando, etc… En base a esos datos, confecciono un menú para quince días, lo revisa el usuario (que no haya algo que se le olvidará de decirme que no le gustaba) y comenzamos a llevarle su comida. Es un periodo de dos semanas de prueba y si le convence, continuamos adelante”. La calidad en los alimentos

se iguala a una comida natural, cuidada y seleccionada, sin ningún tipo de conservantes. La línea de frío con la que sale el producto desde Acasa, permite que el mismo pueda tener una vigencia de cinco días en la nevera. La comida envasada, y perfectamente etiquetada, sólo requiere el calor de un fogón o del microndas para poder ser ingerida. Al final, los diferentes usuarios con los que ya cuenta Acasa tienen la oportunidad de verbalizar sus opiniones referídas al servicio de forma muy directa. “La cercanía que ofrecemos nos permite atender todas las inquietudes de los usuarios, al momento. Ahora, la mayor parte de ellos son personas mayores con las que ya comenzamos a tener una relación especial. Ese contacto es único”, reconoce Antonio, habitual en el reparto

por Esplús, Binéfar, Fonz, Monzón o Barbastro.


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