Boletín Acontecer Provincial, Primer Semestre 2021

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CONTENIDO Editorial Lo más significativo del caminar de la Provincia Santa Teresita Prenovicias de Primer Año Prenovicias de Segundo año Novicias de experiencia Jóvenes Vocacionales


EDITORIAL ASÍ COMPARTEN NUESTRAS NUEVAS GENERACIONES EL REGALO DE LA VOCACIÓN

La iglesia es como un hermoso jardín donde cada plantita hace que se muestre la expresión de la belleza del creador y testigos del Reino de Dios en un mundo nuevo. Teresita nos dice:” La naturaleza me enseñó que todas las flores son hermosas, y que la rosa y el lirio no le quitan a la humilde violeta su perfume ni a la margarita su encantadora sencillez. Si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas… eso mismo sucede en el mundo de las VOCACIONES, que es el jardín de Jesús. La historia congregacional la debemos ver desde un momento germinal, como nuestra casa común que la debemos salvar todas con nuestra calidad de vida a la cual estamos llamadas desde nuestra vocación misionera a hacer extraordinariamente bien las cosas ordinarias. Con inmenso cariño queremos presentarle una nueva edición de nuestro boletín acontecer de la Provincia con el que queremos llevarles un bonito compartir de experiencias vocacionales de las nuevas generaciones que por gracia de Dios han llegado a la provincia. En este tiempo vocacional que mejor que compartir y a la vez conocer el regalo que el Señor nos sigue dando a través de las jóvenes que continúan forjando la historia de nuestra Congregación. Sea para ellas la bienvenida a esta bonita etapa de fe de la cual están viviendo y fortaleciendo la vocación de nuestras familias y de nuestras comunidades locales. Imploro a la madre del cielo nos siga regalando la fidelidad en nuestra vocación.

Hna Luz Marina Almeida Alvarado Misionera Teresita.


En nuestro boletín acontecer de la provincia santa Teresita estamos presentando lo más significativo del caminar 2021 La Provincia Santa Teresita se sigue vistiendo de fiesta en los acontecimientos vividos y los que se seguirán viviendo en este resto de año.

HEMOS CELEBRADO CON GOZO LOS SIGUIENTES ACONTECIMIENTOS: BODAS DE ORO Y PLATA Motivo de alegría y agradecimiento al buen Dios, la fidelidad de nuestras hermanas que han sido testimonio de entrega al Señor en nuestra Congregación.

RETIROS ANUALES EN SEMANA SANTA Nos unimos al gozo de nuestras hermanas en las diferentes comunidades locales que evocaron como el salmista: “Como busca la cierva corriente de agua, asi mi alma te busca a ti Dios mío” Salmo 41, sacando un espacio para revitalizar y fortalecer su vida de fe en continuo crecimiento espiritual, brindándose espacios para “retirarse” y estar con el amado en la semana mayor. VISITAS CANÓNICAS Agradecimiento a las comunidades que con espíritu de fe y acogida han vivido estos momentos de Kairos y aprendizaje con las opciones propuestas del plan sexenal. CONSAGRACIÓN DE LAS PRENOVICIAS ¿Qué significa ser consagrada? Destinada para ser otra María en la tierra y la misión es engendrar a Dios en su vida y santificar la vida para luego anunciarlo a todos los hombres de buena voluntad. Que el amado Fundador les alcance en compañía de Teresita apasionarse por Cristo y el Reino como lo hicieron ellos. GRATITUD A NUESTRA CONGREGACIÓN POR SUS 92 AÑOS DE PRESENCIA MISIONERA Maravillosa fiesta para agradecer y renovar nuestra entrega generosa y por las nuevas vocaciones que nos ha regalado como esperanza y el presente de la Congregación.


CELEBRACIÓN DE LA MUJER Como el don más maravilloso que Dios nos ha dado de engendrar vida para multiplicarla. El papa Francisco nos dice: “Me gustaría decir algo sobre la insustituible contribución de las mujeres en la construcción de un mundo que es el hogar de todos. La mujer es quien hace hermoso el mundo, lo cuida y lo mantiene vivo. Trae la gracia que hace nuevas todas las cosas, el abrazo que incluye la valentía de donarse.” “si amamos el futuro, si soñamos con un fututo de paz, debemos dar espacio a las mujeres.” PONIÉNDONOS EN MODO VOCACIONAL, “ATREVETE A SOÑAR” SEMANA VOCACIONAL Agradecemos al Señor todas las iniciativas en pro de la animación vocacional, que nos estimulen a ¡animarnos para animar! No dejar de “pedir al dueño de la mies que envié obreros a su mies” Mt 9,38, al celebrar la semana vocacional unidas a toda la Iglesia y a San José modelo de vocación, quien nos sugiere tres palabras claves: sueño, fidelidad y servicio.

MES DE MAYO Renovemos en este mes de mayo el amor a la Virgen María, motivadas por el amor que nuestro padre Fundador le profesó en todos los momentos de la vida. El descubre la importancia de la Santísima Virgen María a través de una profunda contemplación oracional, fundamentada en la misma palabra de Dios donde retoma las figuras y símbolos con que es prefigurada desde el Antiguo Testamento.

FELICITACIÓN A TODAS LAS HERMANAS EDUCADORAS. Gracias hermanas por enseñar a volar con alas de pajarillo a los niños, adolescentes y jóvenes que tienen en mente un proyecto de vida y con su paciencia y dedicación hacen que sus alumnos descubran lo más importante del ser y hacer de la vida.


ENCUENTROS VIRTUALES Agradecemos a todas las hermanas de las diferentes comunidades locales, que han participado con mucho cariño y disponibilidad en los encuentros virtuales que hemos tenido. Marcando mucho el sentido de pertenencia e interés para estar conectadas e informadas con los aconteceres de nuestra congregación y provincia, generando participación, cercanía y apoyo.

Encuentro de Superioras

Semana vocacional PJVM

NOVENA EN HONOR A SAN JOSÉ POR LAS VOCACIONES. Igualmente agradecemos todo el apoyo, disponibilidad y responsabilidad que han tenido nuestras comunidades locales en la intención de orar a San José por las vocaciones, como también a las comunidades que se les ha designado hacer la novena en honor a san José para este mismo fin. El mes pasado le correspondió a la comunidad de Roma y este mes a la comunidad de Barranquilla, seguimos unidas orando al dueño de la mies por intercesión de San José, para el aumento y florecimiento de vocaciones para la Iglesia muy especialmente para nuestro amado Instituto.


PRENOVICIAS DE PRIMER AÑO Mi experiencia vocacional Soy Rubí Lorena Barbosa Cagua; nací en el municipio de Chipaque, Cundinamarca. Cuando me encontraba en preparación para la primera comunión, vi por primera vez a los misioneros, me cautivó la labor que ellos realizaban de evangelización, la alegría que expresaban y que en el campo pudiésemos realizar algo diferente para celebrar la navidad. Esto me llevó a pensar que algún día quería ser misionera; en ese momento no entendía muy bien lo que significaba, pero era un deseo que estaba en lo profundo de mi corazón. Después continué con mis estudios de Colegio, luego universidad y la idea de algún día servir, no era tan latente, pues tenía otros planes, alejados de la Iglesia y de Dios; sin embargo, en mi interior algo me invitaba a servir; estando en la universidad, conocí que se podía ayudar desde una ONG, a través de algún voluntariado o labor social, entonces empecé a prepararme con el fin de irme de voluntaria. Mientras esperaba la oportunidad de realizar este proyecto, empecé a sentir en mi corazón que me hacía buscar algo más profundo, algo que no sabía expresar pero que me motivaba. Para este entonces había empezado de nuevo a acercarme a la Iglesia, me gustaba ir a la Eucaristía y asistir a retiros y prédicas. Dios me seguía manifestando su voluntad, para que le siguiera en otro estilo de vida, a través de hechos y personas que colocaba en mi camino; confieso que al comienzo me parecía una idea ilógica desde mi perspectiva, puesto que nunca había pensado en ser religiosa, creía que tenía un estilo de vida establecido, pero este estilo de vida se basaba en el prototipo que el mundo propone, pero Dios es un amor único e inigualable, que persiste y conquista de una u otra manera. Luego conocí a las Misioneras Teresitas, me cautivó Dios a través de este estilo de vida, invitándome a ayudarle en la salvación de las almas. Desde que ingresé al Prenoviciado MAB, me he sentido muy feliz, en familia y con una gran acogida por parte de todas las hermanas. En este momento me encuentro en preparación para la consagración a la Santísima Virgen María, nuestra Madre Inmaculada; ha sido un tiempo de gracia que me ha ayudado a fortalecerme personalmente, en fraternidad y espiritualmente. Con esta consagración veo como el amor de Dios y Mama María se siguen manifestando en mi vida, invitándome a realizar una entrega total y sin reserva, siendo más consciente de este gran paso que voy a dar y del hermoso regalo de mi vocación misionera.


MI EXPERIENCIA VOCACIONAL

Mi nombre es Karen Tatiana Jiménez Ordóñez, desde mis ocho años al recibir a Jesús sacramentado por primera vez, el señor puso en mi corazón deseos de seguirlo y de entregarme a Él por amor. Haciendo sentir en mi interior unos deseos profundos de crecer en perfección y santidad, permitiéndome rechazar las alegrías efímeras que el mundo me ofrecía, para recibir la felicidad plena que solo Él ofrece. A medida que fui creciendo el Señor fue desviando mi mirada hacia Él, impregnándome de su amor y su grandeza, permitiéndome reconocer que a pesar de mi pequeñez y debilidad Él me llamó y me escogió para ser suya, no por mis propios méritos sino por su inmensa misericordia. Al llamarme, ha puesto en mi corazón un fuego ardiente que me impulsa a anunciarlo para que muchas almas lo amen y se salven, en especial las personas más necesitadas y marginadas de la sociedad; ya que el amor de Dios es tan inmenso que alcanza para todos. Esa llama ardiente que el Señor puso en mi corazón, es la que me motiva a vivir mi juventud en pobreza, castidad y obediencia. El mismo Dios a mis quince años puso en mi camino a las Misioneras de Santa Teresita del Niño Jesús, las cuales me acompañaron y orientaron en mi proceso vocacional y con su testimonio me motivaron para dar mi SI generoso e iniciar mi formación en el Prenoviciado MAB. En estos tres meses de formación me he sentido plena, feliz, realizada y en familia. Esta experiencia ha sido de mucho crecimiento personal, comunitario y espiritual. Además, este tiempo de preparación para la consagración a la virgen María, nuestra Madre Inmaculada, me ha hecho más consciente de la grandeza del regalo de la vocación que Dios me ha dado y de la responsabilidad y el amor que se debe tener para salvar almas, por eso he decidido a través de esta consagración poner en las manos de la Virgen mi vida y mi vocación.


Mi experiencia vocacional Soy Wendy Jurley Vargas Jaimes, nací y crecí en el municipio de Piedecuesta (Santander, Colombia). Mi historia vocacional empieza cuando veo y siento que el trabajo, los estudios, el núcleo de amigos con los que comparto no me da un sentido de felicidad, alegría, motivación; sentía un vacío el cual no podía llenar con las cosas que el mundo me ofrecía. Pienso entonces en contribuir en la construcción de un mundo más humano y fraterno, pese a la realidad de pobreza, discriminación, maltrato, indiferencia y desigualdad. Me sentí motivada a dejarlo todo para seguir a Jesús, servir y ofrecer mi vida por los demás, como lo hicieron sus primeros discípulos. Empiezo a descubrir a Dios en su creación: El cielo, la naturaleza, los amaneceres y atardeceres y en las demás personas. Surge en mí una búsqueda para dar respuestas a mis dudas e inquietudes, decido hablar con el Padre de la Parroquia el cual me aconseja en llevar un estilo semejante al que nos invita la Sagrada Escritura, les comento a mis padres quienes han sido personas muy importantes en cada etapa de mi vida, ellos me han brindado su confianza, cariño y comunicación y se empieza a fortalecer mi vida sacramental mediante la participación en las Eucaristías, la confesión, visitas al santísimo, momentos de oración personal y comunitaria con la palabra diaria. Estos espacios me ayudaron a ir creciendo como persona y espiritualmente. Un día me aconseja mi director espiritual buscar comunidades religiosas de acuerdo al carisma con el que me identifique y sienta que el señor me ha llamado; por lo que empiezo una búsqueda en la web y encuentro a las Hermanas Misioneras de Santa Teresita; a quienes escribí y a los pocos días obtuve respuesta, iniciando así mi proceso de acompañamiento vocacional, en el que fortalecí mi conocimiento personal, el de la comunidad, orientada por mi animadora vocacional, quien a través de las diferentes etapas del proceso, me brindó herramientas para hacer un buen discernimiento vocacional. Este proceso fue muy valioso para mí, pues me ayudó a revisar cada una de las etapas de mi vida, interiorizarlas y asumir conscientemente mi proceso de sanación de heridas y fortalecimiento de mi vida cristiana. Durante estos tres meses que llevo de ingreso en el Prenoviciado MAB, me he sentido muy acogida por mis hermanitas y maestras, muy alegre, en donde siento esta casa de formación ya una familia espiritual. He tenido un gran crecimiento espiritual gracias a los encuentros personales como comunitarios de oración, la preparación para la Consagración a la Santísima Virgen María que me lleva a vivir cada día con amor y ser más consciente de este gran paso de decirle SI al Señor, en este estilo de vida.


Prenovicias de segundo año. ¡Experiencias de fe!

Queridas Hermanas, con gran alegría quiero compartirles las maravillas que Dios Padre ha

hecho

en mi vida y el bello proceso de fortalecimiento en la fe que he tenido. Soy Lidia Azucena Chuy Curruchiche, mi país de origen es Guatemala y Pertenezco a la comunidad Indígena Maya. Actualmente soy Prenovicia de Segundo año en Nuestra Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita. Recibí el don de la fe el día de mi bautismo, donde mis padres y padrinos fueron los encargados de acrecentarla y fortalecerla. Crecí en una familia cristiana, mis padres me enseñaron la vida de fe. Desde su experiencia de vida con Dios, me enseñaron a frecuentar la Eucaristía y los sacramentos, en la catequesis de mi primera comunión tuve catequistas que me enamoraron de Jesús Eucaristía y en mi confirmación la fortalecieron, para proclamar mi fe en Dios y ser valiente como soldado de Cristo. En mi familia rezábamos el santo rosario, la novena al Sagrado Corazón de Jesús porque mi familia es devota y consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, mi papá nos leía la vida de un santo o la escuchábamos en una emisora católica, por eso mi infancia y parte de mi adolescencia fue para amar a Dios. A los quince años comencé a formarme en mi fe por medio de clases o materias que daba mi parroquia por los sacerdotes, seminaristas y la Hnas. Teresitas, todos esos conocimientos me ayudaron para conocer a Jesús y a la Iglesia Católica. Cuando ingrese en la Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita del Niño Jesús traía todos estos valores cristianos, pero a pesar que conocía muchas cosas sobre la Iglesia Católica y participaba en la Eucaristía, el sacramento de la penitencia, tenía una desventaja, porque vivía en una aldea y en la aldea era muy difícil participar en la Eucaristía todos los días porque los sacerdotes solo llegaban cada quince días o cada mes y aquí me siento muy feliz de tener la Eucaristía todos los días y confesarme cuando tengo la necesidad de hacerlo, solo necesito comunicarlo a mi maestra; en cambio, en mi casa esperaba meses para confesarme sin recibir a Jesús eucaristía, siento que estoy viviendo mi cielo en la tierra al consumir el manjar del cielo donde encuentro mi paz, consuelo y fortaleza para seguir creciendo en mi fe a través de todas las materias que tiene el plan de formación de la congregación sobre mi fe católica, sobre los sacramentos y la Sagrada Escritura, donde siento que me acerqué poco a poco a ella, porque antes no la leía en mi casa, pero aquí al tener la oración en la mañana y la meditación que se hace para profundizar en ella, descubro la voluntad de Dios. Algo que tuve que comenzar a cambiar fue la imagen que tenía de Dios, Porque lamentablemente me dieron a conocer un Dios Juez y castigador cada vez que hacia algo malo; aquí me ayudaron a verlo y sentirlo como un Dios Padre, amor y misericordia, que me perdona siempre, me demuestra su amor de Padre. Gracias a la nueva manera de relacionarme con Dios, lo siento más cercano y presente en mi vida, al igual que a mi Madre Inmaculada.


FORTALECIENDO MI FE

Mi nombre es Yurany Andrea Parra Sánchez, nací en ChaparralTolima, soy prenovicia de segundo año y en esta oportunidad deseo compartirles sobre el fortalecimiento de mi fe durante este tiempo de formación. Quisiera empezar por compartir que mi fe era muy débil, pues no me relacionaba con Dios de una manera familiar, creía en Dios, pero no le creía a Dios, ni reconocía todo el bien que le hacía a mi alma si me disponía a vivir para Él, eran escasos los momentos de oración con la Palabra, ni frecuentaba los sacramentos, en mis planes estaban ausentes las lecturas espirituales; en definitiva, mi conocimiento de la Iglesia era escaso y tampoco estaba vinculada en grupos misioneros. No cultivaba el espíritu dándole la atención a las cosas de Dios, como se merece, vivía en un mundo en el que todo pasaba de prisa, y desaprovechaba las oportunidades de encontrarme con el Señor. Pero durante la formación en el Prenoviciado he logrado fortalecer mi fe, porque he tenido todos estos medios para ello; ahora soy más consciente de mi condición de hija de Dios, me siento como tal y me ha servido para trabajar cada día en la creatividad, innovación, dinamismo, como lo es Dios Padre. Esto es maravilloso, pero a la vez sé que no es por propio mérito, sino por los de Jesucristo el Señor. Resalto un hecho reciente, la Semana Santa de este año, pues la viví de una manera consciente, ya que una semana antes en la comunidad del Prenoviciado nos preparamos para vivir cada día, especialmente el Triduo Pascual, donde se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Y por fe, reconocer en Jesús el Hijo de Dios bajado del cielo, el Mesías prometido, que se entregó hasta la muerte, y una muerte de cruz, y que estando en esa cruz me dio lo último que le quedaba: su Santísima Madre, como mi madre. Todo el misterio de la muerte y resurrección del Señor lo he vivido con mayor claridad, reconociendo que efectivamente Jesús murió, pero que resucitó y está vivo, está presente y está a mi lado y que por amor ha decidido quedarse en el Sagrario, ese bello lugar en donde lo puedo encontrar. Los frutos que he experimentado de la Resurrección del Señor, son paz y alegría, la paz me da una profunda confianza en el Señor, sabiendo y reconociendo que Él es quien sostiene mi vida incluso en los momentos más difíciles, experimentando la alegría de saber que Dios me ama y que mi vida le es agradable. Por fe sé que cada día el Señor me invita a la santidad y que mi única respuesta es aceptarla e ir descubriendo su voluntad y vivir como lo dice el padre Fundador conforme a la misma; abandonarme a su amor y disponer de toda mi vida a su servicio, y que mejor que aquí en la Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita, el mejor “posadero” que el Señor ha dispuesto, para sanar las heridas de mi alma, llenarme de su amor para salir ayudar a otros a sanarse también y a encontrar esa felicidad que solo Dios da.


“A SÓLO DIOS EL HONOR Y LA GLORIA” CUANDO ENCONTRÉ EL AMOR

Mi nombre es Orledis Mieles Guarìn, de Medellín (Antioquia), Prenovicia de Segundo Año en nuestra Congregación de Hermanas Teresitas. Quiero compartirles mi experiencia de fe y la manera en que, por gracia de Dios, se ha ido enriqueciendo y fortaleciendo. Iba conducida por el concepto erróneo de Dios. Pensaba que Él ponía muchas pruebas para medir mis fuerzas, que hacía y dejaba que ocurrieran, a lo largo de mi historia, acontecimientos oscuros y dolorosos para ponerme a prueba o para castigarme. Al Dios ponerme en el seno de una familia católica, recibí la fe y formé parte del Cuerpo Místico de Cristo desde los 8 meses de nacida: mis padres me transmitieron lo que recibieron, y no pude pedir más que ello. ¡Agradecida hoy estoy por el don de la Fe! .Sin embargo, con el transcurso del tiempo contaminé mi fe con lo que el mundo me presentaba; ya no estaba firme y radical, pues llegó a mi ser el relativismo, y con esto desplacé a la Iglesia como mi madre, formadora y acompañante, ya el nombre de Dios lo fui cambiando, buscando no afectar mi relación con los que me rodeaban. Viví una espiritualidad según el mundo y no según el Evangelio, donde me sentía bien conmigo misma pero no me impulsaba a vivir la caridad. Hoy por gracia de Dios sé que la Iglesia fue instituida por Cristo como sacramento de salvación y al llegar a la Congregación e iniciar mi etapa de formación; y apenas con 15 meses de estar en ella, he podido experimentar un Dios amor, al cual me puedo dirigir con confianza como lo hizo Jesús, llamarlo Padre, Abbà, y sobre todo recibir de Cristo su redención por medio de su Esposa, la Santa Iglesia Católica, quien nutre mi fe y la fortalece al administrar los sacramentos, en especial y con frecuencia la Penitencia y la Eucaristía. La casa de formación del Prenoviciado MAB, me ha recibido con una fe endeble y con el acompañamiento y las herramientas que me ha brindado, mi fe se ha fortalecido y purificado, dejando de lado el sincretismo que tenía y que lastimaba mi ser y el de las personas que me rodeaban, para acoger la fe Católica en su plenitud contando con lo estoimplica; cargar la cruz de cada día, recibir de Dios la corrección porque me ama, dejar padre, madre, hermanos, ceñirme con el cinturón de la verdad, ponerme la coraza de la justicia, el escudo de la fe y sobre todo aceptar la salvación, la Palabra de Dios. Gracias al plan formativo de la Congregación para esta etapa, he ido recibiendo el conocimiento de la fe que profeso, y adentrarme a las Sagradas Escrituras es la base en la cual se fundamenta esa fe en Cristo Jesús, nuestro Salvador, pero también en especial el estudio y profundización del Magisterio de la Iglesia. Ahora soy afortunada de ser consciente de la fe


que profeso y quiero con alegría entregarme a ella, para la Gloria de Dios, bien de las almas y mi propia Santificación.

“A SOLO DIOS EL HONOR Y LA GLORIA”

Queridas Hermanas, me da gusto compartir con ustedes mi experiencia de Fe, en esta etapa de formación que llevo en nuestra Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita. Que la paz del Señor esté presente en cada una de ustedes y la bendición del Señor las acompañe. Soy Jenifer Silva Núñez, Prenovicia de segundo año, del departamento del Vaupés- Colombia, perteneciente al grupo étnico Desano. Todo comienza cuando el Señor inspira y da la gracia a mis padres de bautizarme, haciéndome hija de Dios desde la Fe católica, pero aun así no practicábamos en mi familia los valores cristianos como tal, sino simplemente las oraciones básicas y no conocía la grandeza de la Eucarística, pues los misioneros o sacerdotes llegaban una vez al año a la comunidad donde vivía, gracias a Dios actualmente, la presencia de los sacerdotes es frecuente en mi comunidad. Por pertenecer a una cultura indígena cumplía con los rituales que se hacían y sabía muy poco de lo religioso, pero, a los 14 años de edad cuando hice mi primera comunión, empecé a participar en las Eucaristías. Cuando no se celebraban por la escasez de sacerdotes, contemplaba la creación y en ella reconocía a Dios. La fe recibida en mi bautismo se ha ido fortaleciendo desde entonces con la catequesis de preparación a los diferentes sacramentos, especialmente, la Eucaristía; que no puede faltar en un católico practicante, en la que gradualmente fui asimilando el sentido y el sacrificio del amor de Dios, al darnos a su Hijo, quien, en cada Eucaristía, nos sigue entregando su vida. Gracias a los grupos de oración en los que participaba, la adoración al Santísimo, las vigilias y las prácticas de piedad popular, pude comprender que existe un Padre que me ama y en este momento con todo lo que he aprendido y vivido en el Prenoviciado, vivo con más convicción y conciencia la Fe que profeso, junto con los estudios de los dogmas de Fe puedo decir que he abrazado la Fe católica pues, nadie ama lo que no conoce. La obra del Señor es tan grande que me ha dado la apertura para acoger su misericordia y gracias a los diferentes momentos oracionales comunitarios, recreativos, me animan y son motivo de alegría para seguir respondiendo al Señor con radicalidad, con un sí generoso al servicio de su Reino. El señor sabe con qué cuenta, aunque yo misma no lo comprenda, pero me da la gracia y la apertura de disponerme, se sigue manifestando en cada instante de mi vida, con lo que realizo también descubro a ese Dios que habita en mí, dice en la carta de Santiago que la “fe sin obras es muerta”. Por eso, me siento tan privilegiada de estar aquí y lo importante es que tengo la plena confianza de que estoy no por mis méritos sino por la misericordia de Dios.


Ángela María calderón corzo Novicia de experiencia. Comunidad local de Pijo “Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que hiciste pues si algo aborrecieras no lo hubieras creado” (Sabiduría 11,24) Deseo compartirles lo que ha sido para mí la experiencia, durante estos tres meses como novicia de año Apostólico. Este ha sido un tiempo de gracia, de poner en práctica lo aprendido y valorar lo que he vivido y estoy viviendo; tiempo de gratuidad con Dios mi congregación y mi familia; tiempo de encontrar tiempo para todo, tratando de vivir la constante que tanto me repetían mis maestras, es decir contemplación y acción; tiempo de amar y vivir la alegría en los apostolados, como catequesis, visita a los enfermos, entre muchas otras ocupaciones, que hacen el diario vivir. Mi experiencia, dentro de la comunidad que Dios me dio ha sido un, aprendizaje constante, un orar continuo, un discernir siempre, pero sobre todo el tratar de estar en encuentro con Jesús para asumir retos, dificultades; con sentido profundo y centrado, como dice el apóstol pablo “Dios ordena todas las cosas para el bien de los que lo aman”. En fin, en estos meses tengo mucho que agradecer, concluyo que la vida mía va adquiriendo sentido y profundidad solo en el misterio que me inunda y me anima siempre a vivir desde dentro en Jesús, con relación a su persona.

Nov. M.T. Ángela María Calderon Corzo.


Ana Maria Peren Simón Novicia de experiencia Comunidad local de Pijao

Después de salir ya unos meses de la casa Madre, quiero contarles a grandes rasgos lo que ha sido mi experiencia durante este tiempo. Primeramente, estoy muy agradecida con Dios y con la comunidad, por sus oraciones y acompañamiento en esta etapa de mi vida, ya que ha sido muy enriquecedor esta experiencia, aprendiendo nuevas cosas, dejándome guiar por mi superiora y las hermanas con quienes convivo. Los apostolados que me han encomendado como: Visita a los enfermos, acompañándoles espiritualmente y llevándoles la Sagrada comunión, acompañamiento a algunas familias con el rezo del santo Rosario, preparación de los niños para la primera comunión, clases de religión a los niños del grado quinto de primaria dos horas semanales, eventualmente ir a las veredas a acompañar a las familias, pero por la situación de la Pandemia no se ha realizado, se anima vocacional y misionera mente por medio de un video cada ocho días a todos los niños de primaria y sus familias llevándoles el mensaje del evangelio, apoyo a la PJVM, participando en las reuniones semanales, animación en la Santa Eucaristía, participación y apoyo en la diócesis en el proyecto “Ser Vida” Todo esto me han llevado a estar más unida con Señor para luego anunciar a Jesús vivo y presente en nuestra vida, ya que solo Soy una sierva que hago lo que dice mi Amo “Jesucristo”. Me siento muy feliz en esta experiencia y en mi comunidad local, alabando y glorificando a Dios por todo lo que está haciendo en mi vida; formándome en mi madurez espiritual, vocacional y humano, ya que todos los días me abandono en las manos de Dios para que Él siga moldeando mi ser, y hacer de mí y en mí lo que Él quiera. Me siento dichosa al ser llamada por el Señor en esta vida consagrada, por eso anhelo ese gran día de mi consagración al Señor, en mi primera profesión religiosa. Muchas bendiciones del Señor queridas hermanas y que el espíritu santo siga iluminando sus vidas, sus caminos, que sea la Santísima Virgen Madre nuestra, quien les cubra y les proteja con su manto sagrado. Que santa Teresita y nuestro Padre Fundador las acompañen siempre. Nov. M.T. Ana María Perén Simón.


CONTAMOS NUESTRA EXPERIENCIA DE NOVICIAS Mary Akoth y Tatiana Márquez. No podemos avanzar sin antes con el salmista cantar las misericordias del Señor, “Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades” (Sal 88) Porque Él en su bondad es quien nos ha permitido llegar hasta aquí. Es maravilloso saber que, al dar pequeños pasos, encuentras en cada uno, personas que incondicionalmente te apoyan y te ayudan a crecer espiritualmente. Hemos encontrado una Comunidad llena de vida, valiosa, generosa, unida y orante que han sabido guiarnos y que cada día nos hacen apreciar el valor que tiene la fraternidad; nuestras responsabilidades hemos tratado de desempeñarlas con dedicación y esfuerzo dando lo mejor de nosotras, en medio de las contrariedades que puedan presentarse, pero con confianza y poniendo nuestra seguridad en Dios sabemos que él está haciendo su obra en nosotros. Nuestra experiencia ha sido una oportunidad para aprender, de vivir activamente, pero en cada labor contemplar y sentir que es Jesús que te acompaña, te ayuda y trabaja contigo, no sentir esta presencia es para nosotros un apostolado más, una labor sin sentido en la que poco a poco puedes caer en la rutina. La realidad que ahora vivimos a causa de la pandemia, la hemos tomado como una oportunidad para crecer en oración rogando por la salvación de los hombres, al estilo del Padre Fundador y por aquellas personas que más sufren y que sin embargo, todos los días se levantan con las mismas ganas de seguir luchando pese a las dificultades; es un aprendizaje que nos abre nuevos horizontes y nos habla cada día de la necesidad de aumentar nuestra fe, ya que esta situación está tan cerca que ha afectado a profesores, niños trabajadores de nuestra comunidad Colsate, y lo palpamos en el hecho sufriente y pascual de nuestras 14 Hermanas que se fueron a la casa del Padre, pero que nos dejaron experimentar mucho dolor, ausencia y esperanza. No podemos quedarnos simplemente en la pandemia como virus, sino también en otras clases de pandemias como lo es la falta de fe y la necesidad que tienen las personas, con quienes nos codeamos todos los días de experimentar el amor y la fortaleza de un Dios que como Padre no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, la violencia intrafamiliar, las acciones del narcotráfico que tanto hieren a la nación y a la dignidad de la persona humana, el abuso de niños y niñas, el secuestro, y mucho más, que deja en las familias tanto dolor y lágrimas junto con muchos deseos de venganza y rencor. Es evidente saber que la educación en estos tiempos requiere de paciencia y responsabilidad para saber guiar desde la virtualidad a cada estudiante, que en medio de sus debilidades y dificultades hace lo posible por responder desde este medio a lo que se le exige académicamente. La política, el consumismo, que cada día es más acelerado los incita a dejar de lado a Dios, se nos proporciona mediante la experiencia una oportunidad para fortalecer la fe, para dar a conocer al Dios que los ama y sembrar las semillas de la fe mediante la Palabra, la catequesis, la Infancia Misionera, Adolescencia misionera, y un testimonio de alegría en el caminar con Jesús al cual queremos seguir con toda el alma. Sea Dios alabado y bendecido en esta experiencia y nos dé la gracia de descubrir cada día lo hermoso de la Vida Consagrada dentro del Instituto de Hermanas Misioneras de Santa Teresita. Que logremos dentro de la Comunidad encontrar al Dios vivo, al Jesús Maestro y al Amado de nuestras almas.


Joven vocacional de la Pjvm Etapa despertar. Llamada de Dios Mi nombre es Laura Fonseca Alba, soy de Cota Boyacá, me encuentro en la etapa del Despertar, y es un motivo de alegría poder escribir un poquito sobre mi experiencia vocacional en esta etapa de mi proceso vocacional. Desde muy niña me surgió la duda al pensar, sí habría alguna manera de entregar mi vida a Dios, de poder ser una seguidora de sus mandatos y preceptos. Mi madre fue la que inspiro de alguna manera ese llamado ya que nos enseñó a mi hermana y a mí a orar y estar siempre junto a Dios; pero después de un tiempo esa inquietud seso un poco, pero al terminar el colegio, la idea de estudiar y superarme la inquietud seguía en mí, pero quizás más fuerte que antes. Al terminar mi bachillerato y debido a la pandemia tuve muchos obstáculos para continuar estudiando e ingresar a la universidad; por ello mi padre me dio la oportunidad de ir a un lugar donde hay un encuentro profundo con Dios, en ese lugar la inquietud de servir a Dios volvió a tomar fuerza y yo con aquella inquietud de entregar mi vida a Dios que seguía creciendo en mí. En aquel lugar, me dieron a conocer el nombre de una hermana que pertenece al convento de las misioneras de Santa Teresita de niño Jesús, lo cual me llamo demasiado la atención; así que me comunique con una hermanita que pertenece al convento quien me explico, que para empezar el proceso era necesario que conocieran a mi familia aquel encuentro fue muy lindo ya que conocer a las hermanas y saber cómo era su vida aumentaba mis ganas de seguir a Jesús, así empezó el proceso donde me han orientado para conocer más sobre Dios. Por medio de los encuentros virtuales, nos enseñan muchas cosas que más allá de la elección que se tome, nos han ayudado a conocer más sobre la fe y a aumentar la fe en Jesús, no solo conocer a Jesús sino tener experiencias bonitas con él. Estoy convencida, que Dios siempre te ama a pesar de la elección que tomes, todos estamos llamados a seguir a Jesús independientemente de la vocación que escojas para tu vida. A través de este proceso, logramos encontrarnos más con Jesús, con nosotras mismas para así conocernos más lo que es maravilloso conocer a Jesús atreves de las actividades que el proceso tiene y nos invita a realizar. Conocer a Jesús es lo más maravilloso y seguirle de manera completa sin importar la vocación que elijas para tu vida es la mejor elección seguir a Jesús y entregar nuestra vida él es lo más maravilloso ya que te hace sentir feliz y plena.


Joven vocacional de la Pjvm en la etapa de despertar. ¡Mi vocación! Mi nombre es Roxana Andrea Pinzón Peña, soy de Bogotá, vivo en la localidad de Kennedy. Cuando era niña, vi una película de la madre Teresa de Calcuta, y recuerdo haber pensado “quiero ser como ella”. En varias ocasiones durante la niñez pensé en ser monja, pero luego fui creciendo y alejándome de la fe, desechando toda idea de servir a Dios, incluso olvidándome de él. Después de sufrir con la felicidad efímera que vende el mundo fui volviendo al camino de papá, que amorosamente me cuidó cuando vivía sin él. La idea de la vocación religiosa regresó, incluso buscaba comunidades religiosas y me fijaba en el hábito pensando que tenía que gustarme mucho, porque sería mi ropa de por vida. Siempre que manifestaba interés por la vocación, mi familia me decía que no, mi papá expresaba que no era la ida para mí. Asi, sucedió en varias ocasiones. Hasta que llegó la pandemia por covid-19, que a pesar de todo lo malo y negativo que trajo, a mí me regalo un momento de intimidad profunda. Gracias a que me encargaron la tarea de transmitir las Eucaristías, he podido estar siempre en misa y comulgar, viviendo la semana santa en intimidad con mi Señor, y fue en ese ambiente de oración que Jesús me hablo, me llamó, me dijo que me amaba y que me quería para él. La felicidad de este encuentro me conmueve hasta hoy y cuando me siento débil, pienso en ese momento. Mediante la oración, Dios me mostro una hermosa comunidad donde quería que le sirviera, encontré a las hermanas misioneras Teresitas, y me enamoré de ellas, de su alegría y de su servicio; no dude en hablarles y lo que encontré fue un proceso de discernimiento hermoso, que realmente guía al alma a hacer la voluntad del Padre. Doy gracias a Dios por la hermana Ingrid y la hermana Yamile, quienes me han llevado a amar la comunidad. Dios las bendiga, muchas gracias.


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