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Niñez de Piñones lidera colorida comparsa de vejigantes

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Incierto futuro

Incierto futuro

ó Un campamento de verano les permitió reconocer y reafirmar su identidad como niños afrodescendientes

Por primera vez un grupo de 40 niños realizó una comparsa de vejigantes-que salió desde el sector Piñones a El Ancón de Loíza- con motivo de las tradicionales fiestas de San Pablo Apóstol.

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Su aportación a este ejercicio cultural que se dio como parte de un campamento de verano en el que pudieron crear máscaras, plenas con sus reclamos de baile, canto y otras caracterizaciones de los vejigantes.

Todo este evento tuvo la misión de agregar conocimientos a la niñez sobre su comunidad, identidad y cultura afrodescendiente. El campamento de verano “Somos Cultura” es una iniciativa de la organización sin fines de lucro Piñones Aprende y Emprende (PAYE), en colaboración con Revista Étnica, Tiempo que Contar y el Ancón de Loíza.

“Para mí ha sido una experiencia bien gratificadora y nueva porque es la primera vez que vengo a las fiestas de Santiago Apóstol y de qué manera tuve la oportunidad de coreografiar esta comparsa junto a la niñez de Loíza y áreas cercanas. Fue una experiencia muy impactante, ver cómo los nenes se van identificando en ese proceso de encontrar su vejigante. Por ejemplo, el vejigante mío se llama Palencue, su poder es que las personas se escuchen con el corazón y creo que es un factor importante de poder brindarle las herramientas para que se empoderen desde su identidad cultural y sobre todo desde el amor”, manifestó a EL VOCERO el actor Anthony Valentín, quien estuvo a cargo de la coreografía.

Durante la comparsa de vejigantes, la niñez de PAYE hizo un despliegue artístico de todo lo aprendido en el mes de julio en el campamento de verano y pudieron demostrar lo aprendido sobre la historia, cultura y tradición loiceñas y las fiestas de Santiago Apóstol. Los niños y niñas también tuvieron la oportunidad de crear e imaginar la historia de sus vejigantes, sus nombres y sus superpoderes, los cuales incluían desde la posibilidad de cantar para convertir la lluvia en agua potable, hasta la capacidad de hablar con los ancestros.

Tanisha Gaspar Clemente, directora ejecutiva de PAYE, explicó que su vejigante se llama “Sinfín”, cuyo significado es “que no tiene fin porque siempre está llevando alegría y sandunga a las personas”.

“Realizamos la primera comparsa de la niñez de Piñones que salió desde Piñones hasta las fiestas de San Pablo Apóstol. Me siento bien orgullosa porque soy de Piñones y no había tenido la oportunidad de participar de las fiestas tradicionales. Así que ahora con este grupo de niños estamos participando de las fiestas tradicionales y para mí es un orgullo caminar con la niñez de este país”, sostuvo.

La líder también explicó que durante el proceso de planificación (de la comparsa) reflexionaron sobre la importancia de que la niñez piñonera pueda conocer de su cultura.

“Sobre todas las cosas, se reconozcan y reafirmen su identidad como niños afrodescendientes y que su voz tiene un valor importante en nuestra sociedad. Y se logró, activaron su creatividad, su imaginación, aprendieron, jugaron, danzaron, ensayaron y sobrepasaron cualquier expectativa que teníamos sobre este proyecto. Por eso somos PAYE”, sostuvo Gaspar Clemente.

PAYE es una organización sin fines de lucro que trabaja desde 2018 con niños, jóvenes y comunidad de Piñones ofreciéndoles talleres y tutorías.

“Mi mensaje a la niñez de Loíza es que sigan manteniendo la tradi- ción y propulsando lo que hicieron nuestros ancestros, porque por eso estamos aquí, para continuar la tradición”, agregó.

El campamento tuvo como objetivos principales brindar experiencias artísticas donde la niñez desarrollara su gusto y placer por la lectura, así conociendo su comunidad, su identidad y cultura afrodescendiente, intercambiando saberes intergeneracionales que preserven y trasciendan la cultura y tradiciones afrodiaspóricas y, a su vez, publicando literatura infantil auténtica que represente y se cree desde la imaginación y las voces de la niñez afropuertorriqueña.

“El objetivo estuvo claro desde el comienzo, que la niñez tuviera una experiencia de inmersión en la altura loiceña y en la reafirmación de su afrodescendencia a través de la figura del vejigante. Durante estas cuatro semanas, la niñez de PAYE explotó, aprendió, se divirtió y se expresó a través de experiencias artísticas, literarias y culturales. Esta comparsa de veji- gantes demuestra lo capaz que es la niñez puertorriqueña cuando creamos espacios seguros para su desarrollo”, expresó Lusiann Iturbe, directora ejecutiva de Tiempo de Contar.

Por su parte, la directora ejecutiva de Revista Étnica, Gloriann Sacha Antonetty Lebrón, destacó que la niñez pudiera trabajar con artistas, gestores culturales y educadores loiceños y afrodescendientes que son expertos en sus respectivas disciplinas.

“Como periodistas, gestores culturales y en nuestra misión de crear narrativas que dignifiquen a las personas negras nos dimos la tarea de recopilar e investigar información sobre Loíza y las fiestas de Santiago Apóstol. Este proyecto cultural y educativo, tuvo como propósito resignificar la figura del vejigante de una que es representada como el mal como consecuencia del racismo, a una figura sagrada, mitológica y de conexión espiritual, tal y como lo era para nuestras culturas africanas e indígenas”, expresó.

Las más de 60 máscaras de vejigantes fueron talladas por el artista loiceño, Juan Pablo Vizcaíno Cortijo, quien ofreció un taller demostrativo desde el recogido de materia prima, hasta el proceso de transformar el coco en una máscara, para pasar por el proceso de pintarla. Además, Yamary Sánchez Manso y Yolanda Manso Escobar se integraron al taller, quienes por muchos años han mantenido y preservado el legado artesanal loiceño.

Elevan reclamos comunitarios

En el transcurso del campamento, los participantes también se expusieron a procesos de mediación de lectura liderados por la organización Tiempo de Contar. Allí pudieron conocer historias de resistencia que les permitieron esbozar reclamos para su comunidad.

Entre los reclamos pidieron a los gobiernos arreglar el Tablado de Piñones, más tiempo de juego y descanso, parques en buen estado y otros luego fueron integrados a una plena escrita por los niños de manera colectiva con la guía de los músicos Giomar Cruz y John Rivera.

Uno de los momentos más memorables fue la excursión y visita a El Ancón de Loíza, donde la mujer anconera María Luisa Cortijo, quien guío y administró el espacio, les habló de la historia de El Ancón como la puerta de Loíza y medio de conexión entre Piñones y el resto del pueblo.

De igual forma, tuvieron la oportunidad de conocer al mantenedor de Santiago de las Mujeres, Sylnic Cruz, quien les llevó la imagen del santo para que los niños pudieran hacer promesas a Santiago de las Mujeres.

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