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Víctor Manuel Cott Negrón, nuestro primer escultor por excelencia
Cuando se comenzó a definir cuáles serían los símbolos nacionales de Puerto Rico, en el siglo XIX, se crearon obras encargadas a escultores europeos, ya que aún el arte escultórico no se había desarrollado en la Isla. Ejemplo de ello son las dos estatuas creadas a Cristóbal Colón, una hecha en mármol por el escultor italiano Achilla Canessa (1894), para ubicar en la ciudad de San Juan, y la otra realizada en bronce por el escultor A. Coll y Pi (1896), para ser ubicada en el pueblo de Mayagüez.

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Llegado el siglo XX, el País contaba con cientos de escultores puertorriqueños y extranjeros que se habían destacado por sus obras. Los trabajos de estos artistas se encuentran exhibidos en edificios públicos, privados, plazas, iglesias, monumentos y cementerios. Escultores que contribuyeron con el desarrollo de las artes en la Isla. De estos grandes escultores pocos estudios han abordado la obra de Víctor Manuel Cott Negrón. Nacido en el Barrio Collores, de Juana Díaz, el 15 de enero de 1898, Cott Negrón, comenzó a trabajar en el oficio de modelar barro desde temprana edad. Conociendo el oficio, se dio a la tarea de hacer figuras humanas clásicas en la escuela. Ya en su adolescencia, estando en el pueblo de Ponce, se codeó con distinguidos arquitectos y maestros de obra, que le enseñaron a realizar trabajos en yeso. Entonces, con apenas 16 años (1914), trabajó activamente en una de sus primeras obras en yeso, las cuatro estatuas conmemorativas de la recién inaugurada Plaza Francisco Degetau, en la ciudad de Ponce. Las esculturas se ubicaron en los alrededores de la antigua Fuente de los Querubines, trabajo que hizo bajo la dirección del arquitecto ponceño, Francisco L. Porrata Doria. Estas esculturas de grandes proporciones y sentadas bajo un gran podio denotan su estilo tosco, con el que podemos reconocer que aún no era muy diestro en la materia. No obstante, su trabajo fue reconocido e inmediatamente recomendado para trabajar con el reconocido arquitecto, Alfredo Braulio Wiechers Pieretti. Su encomienda era crear en yeso todos los ornamentos arquitectónicos decorativos en las superficies internas y externas de la Logia No. 7, diseño de 1917, ubicada en la calle Salud, esquina Campos en Ponce.

Para la ejecución de este trabajo en yeso el escultor en ciernes usó distintas técnicas. El molde lo utilizó especialmente para la arquitectura en frisos repetidos, como los adornos, trompas, pechinas, etc. En muchos espacios, los motivos ornamentales arquitectónicos se hicieron directamente en la obra —como columnas, pilastras, capiteles, arcos, púlpitos, molduras, cornisas, escaleras, sepulcros, etc.— propios del estilo neoclásico. Los espacios predilectos eran los encuadres de la parte superior de los muros, los capiteles, celosías y frisos.
Ya con la experiencia adquirida con estos dos grandes arquitectos ponceños, Víctor Cott y su hermano José, se trasladan a San Juan, en busca de nuevas oportunidades y para conocer al gran escultor italiano, José Albrizio, quien tenía la encomienda de hacer varios trabajos escultóricos en el Casino de Puerto Rico. Al presentar sus trabajos, inmediatamente ambos fueron contratados. Con él aprendieron las nuevas técnicas de la vanguardia europea, y el trabajo del decorado de edificios de gran envergadura, como es el Casino.


En 1927, a la edad de 29 años, Víctor Cott era un artista reconocido en Puerto Rico. Creó con excelente proporción el obelisco de la Plaza Luis Muñoz Rivera de Arecibo, conocido como “La Pluma de Muñoz Rivera”. La obra fue instalada por iniciativa de Fomentos Arecibeños, entidad presidida por el doctor Miguel Roses Artau.

Mientras su trabajo era bien solicitado, el binomio Albrizio y Cott se volvió a reunir para hacer una de las obras más sobresalientes de su trayectoria: el decorado de los interiores de El Capitolio, en Puerta de Tierra, bajo el modelo del reconocido arquitecto Rafael Carmoega.
Cott Negrón siguió trabajando con los grandes arquitectos de la Isla, aprendiendo y perfeccionando nuevas técnicas como escultor y con la dirección del arquitecto, Pedro Adolfo de Castro Besosa, realizó trabajos escultóricos para el Centro de Recreo de la ciudad Santiago de los Caballeros, en República Dominicana (1929).
Años más tarde, Castro Besosa contrata a Cott y a Albrizio, para realizar los decorados de la Casa de España, en 1935. Asimismo, ambos escultores trabajaron en la mayoría de las salas de cines que diseñó Pedro Adolfo de Castro Besosa.

Entre 1934 y 1935, Cott realizó su trabajo más emblemático y reconocido por los visitantes del Parque Luis Muñoz Rivera, en Puerta de Tierra. El diseño y construcción de las pérgolas, de los bancos y de los cobertizos, usando la técnica de “imitación a madera”.
En 1939, Víctor trabaja en el Hotel Normandie, para el ingeniero Félix Benítez Rexach, bajo la encomienda del arquitecto Raúl Reichard. Junto a otros yesistas, Cott se encarga de crear los decorados de las distintas áreas y salones del Normandie. Fue durante esta encomienda que el escultor tuvo contacto con las corrientes innovadoras en las artes escultóricas de grandes artistas provenientes de Francia y España, quienes participaron directamente en la ornamentación decorativa del hotel en forma de barco.
La experiencia y el conocimiento adquirido durante las tareas realizadas en el Hotel Normandie, hizo posible que su escultura en bronce en honor al esclavo liberto —parte del proyecto Obelisco a la Libertad (1956)— ubicado en el parque pasivo con concha acústica que fue comisionado por el entonces alcalde de la Ciudad de Ponce, Andrés Grillasca Salas, se presente como el mejor ejemplo de la evolución artística de Víctor Cott. Esta escultura del esclavo liberto denota una calidad superior y se convierte en su sello distintivo; es aquí, cuando nos revela sus nociones acerca de la anatomía y proporciones del cuerpo humano con gran precisión.

El legado artístico de Víctor Cott —quien fallece el 16 de junio de 1962, a la edad de 64 años— está presente en muchos pueblos de Puerto Rico. Puedes encontrarlo en plazas, bancos, obeliscos, fuentes, ornamentación arquitectónica, parques y cementerios.

El autor tiene maestría y doctorado en Historia, y es presidente y fundador del Concilio de la Historia de la Moda de Puerto Rico, y del Archivo Histórico de la Moda Puertorriqueña.
Reseña sobre la boda del escultor Víctor Cott Negrón con Raquel Porrata Doria. >Suministrada