>28 CULTURA
EL VOCERO DE PUERTO RICO > MARTES, 7 DE ENERO DE 2014
el Bravo Agüeybaná y la rebelión de los taínos Los historiadores ocultaron la épica batalla que duró años y aún hoy, prosigue escondida en toda su magnitud ante el público puertorriqueño Rodríguez @ Jorge >
jrodriguez@elvocero.com
@jorgevocero
A finales de 1510, el sistema de colonización en Boriquén practicado por Juan Ponce de León había vuelto a la gente completamente desquiciada. Cristóbal Colón dejó que la isla se rigiera por el sistema de las encomiendas, que consistía en deshabilitar a cualquier cacique, su gente y sus tierras para regalarlos a cualquier persona española. A dos años de comenzar su pacificación, el descalabro fue tal que familias enteras fueron separadas, vecinos de siglos fueran distanciados, para así destruir el núcleo familiar y los cacicazgos. Quienes no comulgaran con estas leyes eran quemados colgados en los árboles o descuartizados, que eran las formas favoritas de asesinato entre los españoles. El disloque fue tal bajo Ponce de León -interesado solo en el oro de Boriquén y de los usufructos de la
Trigonolito con incrustación en caracol (1100-1500 d.C).
industria de la yuca en el valle del Toa-, que nunca tuvo control sobre los caciques, a excepción de dos de ellos. Estos nunca se reunieron, sentando un grave malestar en la Corona. Agüeybaná el Bravo, familiar de Agüeybaná I, quien diera la bienvenida a los conquistadores europeos en 1492, le hizo frente a la campaña de destrucción de los taínos como pueblo, cuando se le quitaron sus tierras de Coayuco y del Toa. Ponce les regaló las primeras al español Cristóbal de Sotomayor, secretario de la reina Isabel la Católica, quedándose con sus tierras de cultivo del norte. Sin embargo, entre los blancos, otra Guerra seguía al robarse entre sí el oro y las fuentes de alimentación. La pacificación de las islas de Boriquén y Quisqueya respondían a que en 1518 se invadiría México y estos territorios se convertirían en las primeras y últimas fronteras de España en el nuevo mundo. Desesperados, los indios taínos de Boriquén declararon la guerra a España durante el primer eclipse de 1511,
un 3 de enero. En las horas de la madrugada, en Yagüeca, el militar Diego Salcedo sostiene una escena de amor con Guanina, su amada indígena, hermana del cacique rebelde Agüeybaná. Les esperan en las afueras su escolta y otros indios que les regresarían a Puerto Rico, la capital de Boriquén. Cansados de esperar, los indios provocan a que Salcedo termine e inicie marcha hacia el norte. Lo logran y al cabalgarle, le piden no cruce el río. Una vez en este, el español cae y los indios se separan. Salcedo llega al fondo, y logran dejarle mientras ven cómo se ahoga. Incrédulos, lo sueltan; pero ven que no tiene vida y vuelven ahogarlo. Afuera, llaman a Guanina para que le reviva; pero esta se da cuenta que es un hombre muerto. Vocifera entonces que no es un dios y que hay que declararle la guerra al hombre blanco. Entonces, preparan un areyto para celebrar que los blancos no son inmortales. El grave problema de Agüeybaná consistía de que aunque los caciques conocían que los españoles no
Trigonolito Zoomorfo (11001500 d.C).
La fama de Agüeybaná El Bravo era conocida en Europa.> Suministradas
Vasija ceremonial en madera con collar de cuentas de piedra y cristal (1508-1520 d.C).
Daga antropoforma ceremonial en piedra (11001500 d.C.).