Edición Especial El Vocero | Valores impacto

VIERNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2021 •

EDICIÓN ESPECIAL

El VOCERO DE PUERTO RICO le rinde homenaje a 10 mujeres y hombres que con su extraordinaria labor social y comunitaria dejan huella en la historia de la Isla.

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Voz al servicio de la vacunación Los retos tras el huracán María y la pandemia de covid-19 han reafirmado el compromiso de la principal oficial de VOCES Mariam M. Echevarría Báez >mechevarria@elvocero.com @mariammichelle

Lilliam Rodríguez Capó transformó una inquietud personal en un movimiento de educación, que evolucionó a uno de acción y prevención, con el que salva vidas a diario.

Graduada de Mercadeo de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, ha estado vinculada la mayor parte de su vida profesional al sector médico y farmacéutico.

“Trabajo hace muchos años con los pediatras de Puerto Rico y empecé a escuchar de los retos que tenían respecto a la vacunación. Por otro lado, fui abuela”, relató sobre el momento en que nació “la inquietud del por qué las nuevas generaciones se cuestionaban tanto las vacunas”.

Transformación impulsada por María

Con la finalidad inicial de educar, fundó en 2013 VOCES Coalición de Vacunación de Puerto Rico.

“En Puerto Rico como en Estados Unidos no hay una cultura de vacunación en la población adulta tan establecida como la de los niños. Por lo tanto, dedicamos gran parte a educar a los adultos mayores y a trabajar con la actualización de la política pública para que se le diera el acceso y la cobertura necesaria tanto a los niños como a los adultos y la clase trabajadora”, precisó sobre el esfuerzo enmarcado, además, en la llegada de nuevas vacunas como la de culebrilla y pulmonía.

Tras el paso del huracán María por la Isla, en 2017, la necesidad que imperaba en el momento desató la evolución de la coalición y sentó las bases de una estructura con la que tres años más tarde harían frente a una pandemia.

El evento atmosférico más destructivo en un siglo dejaba tras su paso la posibilidad de una

Me levanto todos los días (pensando) cómo puedo ayudar a otros seres humanos a salvar su vida en el caso de la pandemia, porque mucha gente no ha realizado que a través de esta vacuna estamos salvando vidas, estamos evitando una hospitalización, estamos evitando una muerte.

Lilliam Rodríguez Capó fundadora de VOCES Coalición de Vacunación de Puerto Rico crisis sanitaria a consecuencia de la ausencia de servicios básicos —como agua potable y energía eléctrica— sumados al hacinamiento en hogares y refugios. Al mismo tiempo, miles de voluntarios y primeros respondedores se exponían al tétano, dado la cantidad de escombros estructurales y material vegetal.

“Estábamos en plena temporada de influenza y podía haber una epidemia y una crisis de salud pública. Ahí fue que entendí que mi misión de ser era más allá de la educación, sino envolverme en el proceso de administrar vacunas a nivel de todas las personas en Puerto Rico”, explicó.

En ese contexto, VOCES —con el respaldo del Departamento de Salud (DS) y voluntarios— logró administrar 88,000 vacunas de influenza, tétano y pulmonía.

“Fue el momento en que me dije: ‘Estás en el lugar correcto y llevando la misión correcta’”, agregó.

La experiencia tras María sirvió también para que VOCES se convirtiera en brazo operacional de Salud y comenzara el desarrollo de líderes comunitarios, indispensables para tener acceso a los lugares y las poblaciones en necesidad.

Han logrado administrar más de medio millón de vacunas desde enero de 2021.

Fundó VOCES con la finalidad inicial de educar sobre la importancia de la vacunación. >Nahira Montcourt / EL VOCERO

La llegada del covid-19

Hacer frente a una pandemia y sus consecuencias, era un escenario solo planteado en libros. “Jamás realicé que una pandemia afectara todas las áreas de nuestra vida: la educación, la salud mental, la salud física, el área laboral, todas las áreas de nuestra vida”.

Contextualizó que la llegada del covid-19 a Puerto Rico coincidió “con la transición de un gobierno a otro, así que el rol de la organización fue para mí crucial para mantener la confianza del pueblo de que vamos a estar bien si hacemos lo que tenemos que hacer”.

El 3 de enero de 2021, Rodríguez Capó recibió la llamada del secretario de Salud, el doctor Carlos Mellado, para la integración de VOCES en la implementación de la vacuna contra el covid-19.

Cuatro días más tarde dio inicio al proceso en el Coliseo Quijote Morales, en Guaynabo, respaldada por médicos, enfermeras, farmacéuticos y otros voluntarios.

“Mi ‘background’ en planificación de eventos me facilitó entender el proceso de todo lo que hay que hacer, porque cuando estás administrando una vacuna, muchas cosas tienen que pasar antes de que suceda”, explicó sobre la importancia de establecer una logística efectiva.

Al momento, la coalición ha administrado cerca de medio millón de vacunas contra el covid-19 y mantiene abiertos ocho puntos en centros comerciales y otras cinco localidades, además de dos centros de vacunación exclusivos para niños. Para lograrlo, su centro de distribución abre a las 5:00 a.m. y cierra a las 2:00 a.m.

VOCES —junto a Salud, farmacias y otras organizaciones— ha contribuido a que Puerto Rico se mantenga entre los primeros lugares de vacunación a nivel mundial.

Trabajo en equipo

Rodríguez Capó remarca la ayuda de los voluntarios y resalta, además, la influencia de mentores como la doctora Antonia Coello, primera hispana Cirujano General de Estados Unidos; la doctora Concepción Quiñones de Longo, pasada directora interina de Salud; la doctora Iris Cardona, principal oficial médico de Salud bajo el liderato de Mellado; así como el exsecretario de Salud, Dr. Johnny Rullán, fallecido en 2019.

“He tenido mentores increíbles en mi vida (pausa y asoman las lágrimas)... el doctor Rullán, por ejemplo… que hubiese estado con las mangas enrolladas”, afirmó.

Para la principal oficial de VOCES, quien se describe como “una líder comunitaria muy preocupada por la salud pública de mi País y enfocada en ayudar a la ciudadanía a entender porqué es tan importante prevenir las enfermedades a través de la vacunación”, su vocación de servicio se remonta a sus años formativos en las Niñas Escuchas.

“Creo que es algo que he tenido innato siempre. Me ha gustado siempre ayudar a otros. Creo que he recibido muchas bendiciones en mi vida. Tengo una familia saludable, unos hijos ya adultos, tengo nietos, tengo un matrimonio estable. Tengo todo lo que puedo querer tener y lo menos que puedo hacer es dar un poco de mí para entregárselo a otros y es lo que hago. Me levanto todos los días (pensando) cómo puedo ayudar a otros seres humanos a salvar su vida en el caso de la pandemia, porque mucha gente no ha realizado que a través de esta vacuna estamos salvando vidas, estamos evitando una hospitalización, estamos evitando una muerte”, reflexionó.

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Raymond Arrieta y la seriedad de

Uno entrena el cuerpo, pero es difícil entrenar el corazón.

Raymond Arrieta filántropo

su compromiso

El comediante no se ha detenido desde hace 13 años, en su lucha por los pacientes de cáncer y el Hospital Oncológico

El animador cerrará el ciclo de Da Vida en 2023, cuando espera haber recaudado $20 millones para la causa. >Nahira Montcourt/ EL VOCERO

Mariam M. Echevarría Báez >mechevarria@elvocero.com @mariammichelle

Raymond Arrieta es otro, hace 13 años. Caminar entre la vida y la muerte lo transformó irreversiblemente, pero también a gran parte del pueblo que lo ha acompañado.

El artista, asociado a la comedia gran parte de sus más de tres décadas de trayectoria, dio el primer paso en Ponce, en 2009, en solidaridad con Dagmar Rivera, su compañera de Día a Día, de Telemundo, quien afrontaba el primer diagnóstico de cáncer. Entonces, desconocía la magnitud de la encomienda asumida con espontaneidad y en la que emulaba de cierta manera a otro referente de la comedia puertorriqueña: Ramón Del Rivero, “Diplo”.

“Esto me cambió bien duro. Vi de cerca la muerte y el deseo de vivir de las personas.

Me entregaban niños así en los brazos, las personas caminaban descalzos en las piedras al mediodía, las historias de la calle y después llegué al silencio de mi hogar y todo eso me tocó. Tuve que buscar ayuda después de todo eso… Me sentía como si hubiera llegado de la guerra”, relató Arrieta en entrevista con EL VOCERO. Incluso, en esa primera edición de Da Vida, pensó que no llegaría a su meta en San Juan.

“Salí de la Plaza Las Delicias y antes de llegar al aeropuerto de Ponce, ya no podía más.

Juraba que no iba a poder lograrlo. La gente me fue llevando poco a poco y el camino fue cambiando mi modo de pensar, cambió mi

vida. Me tocó bien duro. Sufrí mucho, lloré mucho, porque no sabía lo que era eso”, admitió.

Esfuerzo con frutos millonarios a favor de los pacientes de cáncer

Desde entonces, no se ha detenido en su encomienda por ayudar a los pacientes de cáncer y al Hospital Oncológico, cuya situación de precariedad en ese momento hizo visible. Más de $16 millones recaudados y millas de millas recorridas en 13 ediciones, se han traducido en mejoras permanentes a la institución hospitalaria, equipo especializado y primordialmente, servicio directo a los pacientes.

Raymond Emilio Arrieta Vázquez asegura no hubiese podido lograrlo sin la crianza que le brindaron sus padres, Ramón Arrieta y Carmín Vázquez, a quienes atribuye su fortaleza de espíritu, perseverancia y amor por el servicio.

“Mis padres me hicieron, por eso estoy aquí. Raymond viene de la esencia de sus papás y lo que ellos me enseñaron: a disfrutar la vida y a luchar, a no rendirme, a fajarme, a reírme de las cosas que me pasan. El sentido del humor que tengo se lo debo a ellos, que fueron mis creadores”, apuntó.

Confesó que “en la nevera a veces lo que había era agua, no mucha comida, espaguetis y si acaso de lata. Pasamos momentos bien duros, pero fuimos bien luchadores, trabajadores. Papi y mami hicieron todo lo posible y lo imposible para que no saliéramos de la escuela donde estábamos estudiando… y pudimos terminar una carrera todos”, contó quien posee un

bachillerato en Comunicaciones con concentración en Producción de Radio y Televisión.

Determinante la crianza e influencia de sus padres

Don Ramón y doña Carmín lo han acompañado igualmente a lo largo de las jornadas de Da Vida y tuvieron mucho que ver en su determinación de emprenderla.

“Mami siempre me decía: ‘Tú tienes que aprovechar que la gente te conoce y tienes que ayudar’”, precisó.

Ese consejo lo ha puesto en práctica desde sus años formativos como voluntario en la Asociación de la Distrofia Muscular de Puerto Rico. Tras su debut en la televisión y posterior notoriedad de personajes propios como Trompetilla, buscó propiciar sonrisas en hospitales y cárceles.

“Llevar alegría es mi mayor satisfacción”, destacó.

El compromiso asumido con los pacientes de cáncer también ha incidido en su comedia. “A mí me cambió la caminata... cómo ves la vida, cómo disfrutar la vida, cómo respetar a los demás. La comedia la vigilo bien… Ahora soy más selectivo. Si estudias mis personajes, son personajes bobos como Carlos Pende Jiménez, Piru, que la risa te llega dentro de todo lo que está pasando, sana”, elaboró el mantenedor de Raymond y sus Amigos.

Parte de esa modificación vino de la mano de la estatura de “héroe” que muchas personas en la calle comenzaron a otorgarle.

“Me sentía incómodo de que me llamaran héroe, porque todos somos seres humanos y

cometemos errores. Siempre vivía con el temor de cometer un error y que todo se caiga.

Todavía es así”, admitió.

En camino la despedida

El recorrer prácticamente todo Puerto Rico le ha traído secuelas al filántropo, tanto físicas como emocionales.

“Uno entrena el cuerpo, pero es difícil entrenar el corazón”, expuso sobre las jornadas en que se entrelazan la alegría y el sufrimiento.

A nivel físico, ha desarrollado alta presión, así como varios sustos, incluyendo una celulitis que atentó contra uno de sus ojos y que lo llevó a Centro Médico.

“Aunque no quiera, va a llegar el momento en que hay que parar, porque uno se lastima mucho. El cuerpo te las va a cobrar. Sé que ese momento va a llegar. Ya lo intenté una vez, a los diez años”, reveló.

Recién concluida la decimotercera edición de Da Vida, vislumbra cerrar el ciclo en dos años, cuando espera llegar a la edición 15.

“También tengo una familia y un público.

Seguiré trabajando hasta que papá Dios me llame”, añadió el animador de 56 años, quien está casado con Anamae Medina y es padre de la doctora en formación Ana Isabel y el ingeniero industrial Raymond, de 28 y 26 años, respectivamente.

Sobre la despedida de Da Vida, “cuando llegue ese momento, algo se inventará para no olvidar estos años y que valga la pena”, resumió.

Para el cierre de Da Vida caminará de San Juan a Ponce en 2023, cuando espera completar la recaudación de $20 millones en 15 años, para el Hospital Oncológico.

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¡Celebremos los nuevos comienzos!

Recibamos el 2022 con energía y pongamos siempre el optimismo primero. ¡Feliz Año Nuevo!

Miembro FDIC.

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El chef inició su labor social a los 11 años. >Nahira Montcourt/ EL VOCERO

Inspirado a servir por su propia historia Su sueño es reabrir el Museo de Vida Silvestre en la Avenida Kennedy y que los niños entren gratis y puedan comer y disfrutar del lugar Jan Figueroa Roqué >jfigueroa@elvocero.com @janjavier07

“En Puerto Rico hay mucho niño huérfano con padre vivo y mucho ancianito huérfano con hijo vivo”, expresa Iván Clemente sobre la razón por la que a diario intenta acabar el hambre y la falta de acceso a la comida que se vive en Puerto Rico.

Y es que todas las mañanas, cuando despierta, tiene claro su objetivo: alimentar a cientos de personas en más de 50 comunidades de la Isla.

Su obra social empezó a los 11 años, cuando en un viaje misionero a Haití impactó cientos de vidas. Ya son más de 110 países los que ha visitado, pero su labor diaria está en las comunidades pobres de su natal Puerto Rico.

En 2017, tras el paso del huracán María, el gobierno entregó un cargamento de alimentos a su fundación, el Comedor de la Kennedy, que resultó estar podrido. Tras la denuncia pública que hiciera, su labor tomó visibilidad en la Isla.

Sin embargo, miles de niños y ancianos ya conocían de su nobleza desde hace 12 años, cuando decidió saciar el hambre de estos dos demográficos vulnerables.

“Descubrí que en Puerto Rico no hay hambruna. Hambruna es no comida. Hambre es no acceso a la comida. Aquí en Puerto Rico hay mucha hambre porque no hay acceso a la comida”, sostuvo Clemente en entrevista con EL VOCERO. Su motivación para atender el hambre entre niños y ancianos es porque considera que están abandonados. “No se legisla para ellos, no hay leyes que los defiendan. Si hay leyes no las implementan. Hay un sistema arcaico que no tiene una barrera que los proteja”, denunció.

“Un niño que no coma es un niño que van a violar. Un niño que no coma es un niño maltratado”, expresó al tiempo que alertó sobre muchos niños que son obligados a ser adultos antes de tiempo.

Para evitar que más menores de edad sean explotados por obtener un plato de comida, Clemente no solo entrega alimentos, sino que también ayuda a muchos con acceso a psicólogos y trabajadores sociales.

“El logro más grande del comedor es que damos comida con sentido, con amor y con dignidad”, sostuvo.

Actualmente, la organización impacta a 2,000 personas a la semana. Esto representa un aumento sustancial, pues posterior al huracán María la organización alimentaba unos 600 menores al mes. Luego de los terremotos en

enero de 2020, llegaron a darle comida a 1,000 menores al mes.

A lo largo de su caminar el chef no solo ha tocado vidas, también la suya ha sido impactada.

Contó que una vez, cuando entregaba alimentos en una comunidad en época navideña, le entregó la comida y una muñeca a una menor de seis años.

“Ella se quedó mirando la muñeca y la comida y me dijo: ‘Te cambio la muñeca por otro plato de comida’”. Inmediatamente, el chef Clemente ordenó al equipo que le dieran cuatro platos adicionales. Luego, cuando una voluntaria acompañó a la menor hasta su casa, se percató de que estaba sola y una vecina confirmó que su madre se desaparecía por días.

“Esa es la realidad de muchos niños en Puerto Rico”, afirmó el chef.

Y cuando repasa su mayor impacto al País, no duda en responder que ha sido “sacar a los niños de la calle”.

Agradece a sus padres

Esta travesía no hubiera comenzado si no fuera por Ramón y Marta Díaz, quienes lo acogieron como su hijo a solo semanas de nacido.

A los 15 años Clemente se enteró de que nació con el corazón inflamado y el hígado perforado, porque su madre biológica se inyectaba drogas en el vientre durante el embarazo.

Además, nació adicto a sustancias controladas.

Siete años más tarde conoció a su madre biológica, a quien asegura nunca le guardó rencor.

Ese primer encuentro sucedió el 6 de junio de 1992, en Nueva York. Doña Chata, como la conocían, era paciente de VIH y le habían pronosticado tres meses de vida. El chef Clemente,

El logro más grande del comedor es que damos comida con sentido, con amor y con dignidad.

Iván Clemente chef quien es practicante de la fe cristiana, alzó una oración y le pidió a Dios que le diera un año de vida a su madre.

“Ese año yo la cuidé, la vestí, la bañé, la alimenté, le di comida en la boca. Lo que ella no hizo por mí cuando era bebé. El 5 de junio de 1993 la dejé acostada y le dije descansa. Y en la mañana siguiente me dieron la noticia de que acababa de fallecer”, relató.

Puntualiza que su historia de vida fue lo que lo inspiró a servir a los niños de escasos recursos.

Nueva era para el Comedor

Desde febrero de 2021, trasladaron las operaciones del Comedor de la Kennedy al antiguo Museo de Vida Silvestre, en la Avenida Kennedy, donde los lunes, miércoles y viernes entregan comida a las personas que lleguen.

Espera tener la cocina en esta instalación, ya que todavía tiene que cocinar en un local pequeño en Río Piedras.

A largo plazo espera poder rehabilitar el museo, que lleva más de cuatro años cerrado.

“Mi sueño es abrir el museo, que los niños entren gratis a este lugar y que coman en este lugar”, reveló.

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Encuentra en la educación su misión de vida Enfoca en la alfabetización científica en Puerto Rico y motivar a la nueva generación Jan Figueroa Roqué >jfigueroa@elvocero.com @janjavier07

No se formó como educadora, pero la vida la ha llevado a educar a otros sobre las ciencias atmosféricas. Y es que Ada Monzón ve su propósito de vida a través de la educación.

“La educación es el cimiento de una sociedad. Aunque mi profesión no es la educación, la educación está en mi ADN”, sostiene Monzón.

La científica fue criada por tres educadoras: su madre, su tía y su abuela.

Desde pequeña siempre tuvo claro que su meta era ser meteoróloga, por lo que “desde temprana edad fui trabajando hacia lo que yo quería ser”.

Realizó un bachillerato en Matemáticas con concentración menor en Física, en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. Durante ese tiempo, trabajaba todos los veranos como voluntaria en el Servicio Nacional de Meteorología (SNM). Lo que no anticipó, fue enfrentarse a comentarios malintencionados, que atentaban contra su futuro profesional y el sueño que acunaba desde niña.

Hizo frente al discrimen por género

“En mis años de universidad, una persona me dijo que yo nunca iba a ser meteoróloga porque las mujeres no podían con el trabajo de la meteorología porque era un trabajo muy duro”, relató Monzón en entrevista con EL VOCERO. Esas palabras quedaron marcadas en la vida de la hoy jefa de Meteorología de Wapa, quien siempre ha buscado romper barreras y abrirle paso a la mujer en el campo científico.

Fue la primera meteoróloga en la televisión puertorriqueña y actualmente es mentora de jóvenes que aspiran a seguir sus pasos.

“Una vez lo logré (ser meteoróloga), solo pensaba en cómo iba a inspirar a otras niñas y mujeres a hacer cosas que te dicen que no puedes hacerlas”, añadió.

Esa inspiración la ha impartido a decenas de mujeres que han acudido a la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez, a prepararse en su campo de especialidad.

“Hay más mujeres que hombres trabajando en esa área de meteorología y en el Servicio Nacional de Meteorología”, expresó orgullosa.

Es así como Monzón ha logrado unir sus dos pasiones —la educación y la meteorología— para impactar a la sociedad.

“La información que yo ofrezco es diferente porque tengo una experiencia adquirida a través de los años de conocer la necesidad y saber qué es lo que las personas necesitan escuchar para

Una vez lo logré, solo pensaba en cómo iba a inspirar a otras niñas y mujeres a hacer cosas que te dicen que no puedes hacerlas.

Ada Monzón meteoróloga salvar su vida”, indicó.

Otro proyecto de vida

Como parte de dedicarse a la alfabetización científica en Puerto Rico, la mamá de Juliana, Andrea y Adriana tomó la iniciativa hace siete años de crear un espacio que sirviera para fomentar su misión de vida.

“Si no actúas ante las necesidades, tal vez las cosas se queden sin hacer”, resaltó Monzón al exponer por qué tomó la decisión de crear el EcoExploratorio.

Hoy, este espacio, ubicado en el segundo nivel del centro comercial Plaza Las Américas es, comparte la comunicadora, “el centro de gravedad para lo que es la educación científica de Puerto Rico”.

Grandes y chicos llegan al museo a aprender de ciencia terrestre, ambiental y física, de una manera divertida y amena. Pero la meta es tener un espacio más amplio, que fomente, además, la investigación científica en la Isla, indicó.

Planes para el EcoExploratorio

El sueño de Monzón será posible gracias al programa Inspire! Grants for Small Museums, que dotará de los fondos necesarios al EcoExploratorio para el establecimiento del museo en el Distrito de Convenciones.

“En septiembre de 2022 debe empezar la construcción y ya para septiembre de 2025 debe abrir la puerta, pero esto es un proceso”, puntualizó sobre el lugar que espera sirva para “la reproducción de la ciencia de Puerto Rico”.

“Será un lugar donde nos sintamos orgullosos de la investigación y de la educación. Espero que sea ese centro de gravedad para todo Puerto Rico en la ciencia”, recalcó.

María como punto de impacto

Monzón desconocía el alcance que podía tener en la sociedad hasta que comenzó a hacer los pronósticos del devastador huracán María a través de las redes sociales.

Señaló que para ese entonces no estaba tan activa en los medios de comunicación por lo que cuando vio la “urgente necesidad de salvar vidas” acudió a las redes sociales.

Con su código de galletas, la meteo-

Fue la primera meteoróloga en la televisión puertorriqueña. >Nahira Montcourt / EL VOCERO

róloga mantuvo informado a todo el pueblo sobre los escenarios que podía esperar el País con el paso del huracán, en septiembre de 2017.

“Después del huracán María salía a algún lugar y

las personas daban las gracias”, recordó.

Cuenta que desde entonces su conexión con el País es especial y siente satisfacción porque motivó, además, a una nueva generación de meteorólogos.

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No importa dónde estés Unidos Celebramos

CON LA RED 5G MÁS GRANDE Y RÁPIDA en Puerto Rico y Estados Unidos

Red 5G más rápida en Puerto Rico y Estados Unidos: Basado en un análisis por Ookla® de data de Speedtest Intelligence® para velocidades promedio de download de 5G en Puerto Rico y Estados Unidos para Q3 2021. Las marcas registradas de Ookla® son usadas bajo licencias y reproducidas con permiso. 5G: Requiere equipo compatible; cobertura no disponible en ciertas áreas. Algunos usos pueden requerir ciertos planes o funciones. Vea detalles de Cobertura, Términos y Condiciones e información de Internet Abierta para detalles sobre el manejo de la red (como optimización de video) en t-mobilepr.com.

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Guillermo Martínez: Mecenas de las artes El fundador de CulturArte de Puerto Rico relata los inicios de su fascinación por la ópera Brenda I. Peña López >Especial para EL VOCERO

El filántropo y mecenas de las artes Guillermo Martínez llegó a Puerto Rico en 1961 con apenas $2, un reloj, su anillo de matrimonio y la maleta en que guardaba su bien más preciado: una colección de discos de ópera.

En poco tiempo, se convirtió en “el cubano que vino con una caja de ópera” para el círculo de amistades que fue construyendo.

La pasión por este género del teatro musical lo unió a diversos grupos con los que comenzó a gestionar la actuación en la Isla de las figuras más importantes de la música clásica en el mundo, y a la vez, exponer al talento de la Isla a la oportunidad de enriquecerse por medio del trabajo con algunas de estas personalidades.

“Yo era fanático de la ópera desde hace tiempo, desde los 17 años. Tenía todos mis discos; los puse en una caja de cartón. Por supuesto, todo el mundo sabe y te dicen: ‘Pero, ¿para qué vas a hacer eso? Eso está prohibido’.

Si me dicen que sí me la llevo, y si me dicen que no, la persona que me traiga al barco, pues que se lo lleve”, pensó al salir de Cuba, a los 21 años.

“Eso me convirtió —para la gente que uno conocía y en los grupos amistades— como el cubano que vino con una caja de ópera.

Entonces, la persona que nos alquiló uno de los apartamentos tenía un sobrino al que le gustaba la ópera, y ahí me envolví, en el sentido de conocer (gente con el mismo gusto musical), pero yo todavía en ese momento no tenía los emolumentos necesarios para estar envuelto, y a mí nunca me ha gustado ser lo que llamamos en inglés ‘hanger on’ (parásito)”, rememoró Martínez.

Su gusto por la ópera, la música clásica y la ranchera comenzó al descubrir en su adolescencia a talentos como el mexicano Jorge Negrete, el tenor estadounidense Mario Lanza, y a través de este último, al italiano Enrico Caruso, a quien interpretó en la película biográfica El gran Caruso. Desde entonces, se ha soñado interpretándolos.

“Yo todavía sueño, de vez en cuando, que estoy en un gran teatro cantando el aria Che gelida manina, de La Bohème, o L’Improvviso, de Andrea Chénier o Vesti la giubba, de los Payasos (Pagliacci), y canto en mis sueños.

Desgraciadamente, uno siempre despierta y dice: ¡Ay caramba, ese no era yo”, comentó con humor.

Esa fue una de las motivaciones que tuvo para involucrarse en el área de producción.

“Como no tenía el talento, decidí envolverme en traer lo mejor a Puerto Rico de los músicos en el mundo, y ahí es que yo entro en las organizaciones musicales… Lo que uno no tiene, no tiene por qué sufrirlo. Lo que uno tiene que hacer es tratar de conseguir lo mejor posible que te mantenga a ti en ese campo artístico”, añadió el padre de cuatro hijos.

>Nahira Montcourt / EL VOCERO

@bplopezprensa

Creo que hacemos una contribución y una evolución al País, y creamos esa arena en la que la gente se siente mejor porque no hay nada más bonito y más interesante que tú sentirte que estás viendo algo que te eleva.

Guillermo Martínez filántropo De esta forma, el empresario se unió a Opera de Puerto Rico, una organización que promueve el arte lírico a través de presentaciones musicales de vocalistas puertorriqueños e internacionales.

Junto a esta entidad —de la cual fue director artístico hasta 1986— gestionó la contratación del tenor italiano Luciano Pavarotti, para cantar en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, en 1975. Igualmente, fue parte de la iniciativa para relanzar la sociedad Pro-Arte Musical, en 1976, donde ocupó el puesto de director artístico de 1977 a 1980.

Aportación cultural

“En 1986, decidí ir ‘on my own’ (por mi cuenta); decidí tener una compañía, y fundé CulturArte de Puerto Rico, junto —otra vez— a un grupo de amigos amantes de la música y personas que estaban bien decididas y envueltas en traer a Puerto Rico lo mejor del mundo”, relató.

Desde estos espacios, Martínez ha gestionado la presentación en la Isla de figuras mundialmente conocidas como Plácido Domingo, José Carreras, Alfredo Kraus, Renata Scotto, Giuseppe di Stefano, Mirella Freni,

Anna Moffo, Roberto Alagna, Piotr Beczala, Anna Netrebko, Anita Rachvelishvili, Angela Gheorghiu, Karita Mattila y Juan Diego Flórez, así como los instrumentalistas Lili Kraus, Lazar Berman, Alexis Weissenberg, Alicia de Larrocha, Andre Watts, Ruggiero Ricci, los Hermanos Romero, Lang Lang y Andre Watts.

Asimismo, ha logrado traer a los escenarios boricuas personalidades del ballet como Mikhail Baryshnikov, e importantes autores y conferenciantes como Guillermo Cabrera Infante y Leonardo Padura.

Del talento puertorriqueño ha producido recitales con Ana María Martínez, Rafael Dávila, César Hernández, Justino Díaz, Pablo Elvira y Antonio Barasorda.

“He cumplido ese objetivo que no pude completar como cantante, pero de otro lado, estando detrás de las bambalinas”, indicó con orgullo a EL VOCERO. Solo con CulturArte ha presentado más de 80 producciones. La compañía promociona, actualmente, La Bohème, considerada la ópera más famosa del mundo. La pieza subirá a escena el 19 de marzo de 2022, con las actuaciones del tenor Roberto Alagna y la soprano Aleksandra Kurzak. Será, según señaló, la producción más cara en la historia de CulturArte con un costo de entre $250,000 y $300,000.

“El ‘challenge’ (reto) es que hay que buscar ese dinero”, indicó.

Además de satisfacer el gusto personal, Martínez considera que al exponer al público puertorriqueño a la música clásica y la ópera, aporta al desarrollo cultural de la Isla.

“Creo que hacemos una contribución y una evolución al País, y creamos esa arena en la que la gente se siente mejor porque no hay nada más bonito y más interesante que tú sentirte que estás viendo algo que te eleva”, agregó.

Martínez resaltó la importancia que

tienen estos espectáculos para los artistas de la Isla, a quienes “le hemos dado empleo y la oportunidad de mezclarse” con cantantes de talla mundial. Como ejemplo, mencionó a Plácido Domingo, quien ha actuado en la Isla y “ha cogido cantantes (de Puerto Rico) y se los ha llevado”.

CulturArte cuenta, además, con un programa de becas junto a la empresa Evertec para apoyar el desarrollo artístico de estudiantes del Conservatorio de Música de Puerto Rico.

“Se han dado todas esas ayudas, y han sido cientos y cientos de miles y miles de dólares con que hemos contribuido y enriquecido la situación cultural del País”, destacó.

Otras contribuciones

Como filántropo, la contribución de Martínez al arte y cultura del País se extiende a importantes proyectos como el Museo y Centro de Estudios Humanísticos Dra. Josefina Camacho de la Nuez, de la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Gurabo, nombrados en honor a su madre; la Sala de Exhibiciones Itinerantes Jesús Martínez, con la cual honra a su progenitor; y el Teatro Bertita y Guillermo Martínez, que lleva su nombre y el de su esposa.

A su vez, hizo posible la reconstrucción del órgano del Teatro de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, de cuya junta de directores fue parte, consiguiendo cerca de $1 millón para dicho propósito. En el Colegio San Ignacio de Loyola, también ha sido patrocinador de varios salones.

Expuso que de esa forma puede “honrar a mi familia” y, a su vez, ayudar a otras personas.

“Yo siempre he entendido que hay una obligación natural de ayudar al que lo necesita y, por desgracia, en Puerto Rico no tenemos esa tradición. Es una forma de contribuir, y yo creo que hay que pagar”, sentenció.

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Al servicio de las víctimas de agresión sexual También ha impactado a cientos de estudiantes de medicina que han pasado por el Centro Salud Justicia Jan Figueroa Roqué >jfigueroa@elvocero.com @janjavier07

“El trato fue excelente y la doctora era muy amable”. Así reacciona un paciente atendido por la ginecóloga forense, Linda Laras, quien desde la década de los 1990 ha estado trabajando la agresión sexual como un problema de salud pública.

“Creo que he atendido a más de 2,000 víctimas en toda mi vida profesional”, sostuvo Laras al repasar sus inicios en la medicina.

La doctora considera que su experiencia en la medicina ha sido enriquecedora, desde el inicio de sus estudios en España hasta el trabajo con Robert Block, uno de los pediatras más influyentes de Estados Unidos.

Relató que cuando hizo su residencia médica en Puerto Rico, todavía los protocolos para el manejo de una agresión sexual estaban poco definidos.

“Había tenido una experiencia como residente bien difícil, y es que la primera paciente víctima de agresión sexual que atendí, los compañeros me dijeron que eso era un examen pélvico más y que siguiera las instrucciones del papel. Ese fue el adiestramiento que yo recibí”, contó.

Fue en Estados Unidos que Laras encontró su pasión por ayudar a las víctimas de agresión sexual. A su regreso a Puerto Rico, trabajó en el Departamento de Salud hasta que, en 2002, materializó el Proyecto de Ayuda a Víctimas de Violencia Doméstica y Sexual Orientado, conocido como Pasos de las Mujeres.

Desde ahí se propuso reformar el sistema que atiende a las víctimas de agresión sexual, proveyendo servicios médicos, psicológicos y de trabajo social.

En 2015, con miras a seguir expandiendo su misión de vida, fundó el Centro Salud Justicia.

“Desde que tenemos Centro Salud Justicia hemos dado una puerta mayor para que profesionales de la salud aprendan a identificar la victimización y saber qué hacer con ellas (las víctimas)”, explicó la doctora.

Una de las maneras en las que se ayuda a las víctimas es preparándolas para enfrentarse a lo que podría ser el proceso judicial. Con un tribunal simulado, los profesionales las exponen al proceso sin tocar los asuntos del caso criminal. Esto lo hacen, según explicó la galeno, para trabajar previamente con posibles estresores.

“Si la víctima no está bien, tú no tienes un buen testigo y si no haces un buen pro-

La doctora Laras fundó, en 2015, el Centro Salud Justicia. >Carlos Rivera Giusti/ EL VOCERO

Desde que tenemos Centro Salud Justicia hemos dado una puerta mayor para que profesionales de la salud aprendan a identificar la victimización y saber qué hacer con ellas (las víctimas).

Dra. Linda Laras ginecóloga forense

ceso de justicia no tienes salud”, afirmó Laras a EL VOCERO. En el centro se atienden más menores que mujeres, pero la doctora asegura que se debe a que la ley obliga a los adultos a llevar a los menores a atenderse cuando son víctimas de agresión sexual.

Cambiar vidas y más educación La doctora Laras informó que durante el 2021, han sobrepasado en 50% las víctimas-sobrevivientes que habían proyectado atender.

En el centro, Laras cambia la vida de las víctimas de agresión, así como la de los mé-

dicos residentes.

“Ellos (los residentes) nos dicen que una vez rotan aquí les cambia la manera de cómo percibir las necesidades de los pacientes. Ya no asumen que un dolor es porque es una enfermedad, sino que un dolor puede ser un estresor de la casa”, abundó.

Aunque el País ha avanzado en visibilizar la problemática de la agresión sexual, la doctora Laras entiende que todavía hay mucho por hacer.

“La violencia sexual siempre ha existido y siempre ha quedado en segundo plano de otros delitos”, señaló. Para combatir el problema, insistió en que se debe fortalecer la educación sexual en las escuelas y en las agencias que trabajan con las víctimas.

El Centro Salud Justicia ha logrado capacitar a policías, jueces y fiscales sobre el manejo de este delito, para poder trabajar en equipo a favor de la víctima.

“Yo entendía que lo que pasa es que entre una agencia y la otra, la víctima se pierde.

Cada agencia tiene su propósito, pero no hay un propósito unificado. Pensaba que si los que trabajamos con las víctimas, aprendemos a trabajar juntos —aunque las políticas no estén uniformes— entre los que estamos

trabajando lo podemos hacer”, agregó la galena sobre el norte principal del centro.

Hospitales especializados La visión de la doctora Lara es seguir asistiendo a las víctimas y que haya menos agresores en la calle. A largo plazo quiere establecer al menos cinco hospitales en Puerto Rico, especializados en atender a las víctimas de agresión sexual.

Expuso que emocionalmente, trabajar con víctimas de agresión sexual es intenso, sobre todo cuando se trata de niños. Para evitar que se afecte su salud emocional, Laras procura cada cierto tiempo desconectarse del entorno laboral.

Indicó que le ayuda pasar tiempo con su familia, sus mascotas, ver programas de muñequitos, de comedia y visita Disney.

“Me desconecto, pero es un desconectar para coger energías, para seguir. Porque la satisfacción de que uno hace la diferencia, te motiva a seguir”, afirmó.

Añadió que entre todos los empleados se ayudan para canalizar las emociones.

Para más información sobre el Centro Salud Justicia, puede comunicarse al 787743-3038 extensión 210.

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12 José Juan Barea: criado para servir

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El estelar canastero mantiene su compromiso de ayudar a la juventud y la comunidad a través de JJ Barea Foundation Yamaira Muñiz Pérez >ymuniz@elvocero.com @yamairamuniz

Tras ganar el campeonato de la NBA en 2011 con el equipo de los Mavericks de Dallas, José Juan Barea Mora fue recibido como todo un héroe en Puerto Rico.

El pueblo puertorriqueño se desbordó demostrando su cariño y apoyo a uno de los canasteros más queridos de la selección nacional masculina. A partir de ahí hubo un antes y un después.

El estelar armador comenzó a tener mayor relevancia y ese mismo año —junto a su familia— decidió crear JJ Barea Foundation con el objetivo de utilizar el deporte que le abrió las puertas a la liga más importante de Estados Unidos como herramienta de transformación social en la Isla.

Barea relató que su deseo de ayudar a otros, sobre todo a la niñez y la juventud, surgió desde el seno de sus padres, aunque durante su carrera en Dallas tuvo de referencia a las figuras de sus mejores amigos, Dirk Nowitzki y Jason Terry.

“Así me criaron. Desde pequeñito, mis papás (Jaime y Marta) siempre estaban envueltos en todo, especialmente en deporte. Yo veía que ellos ayudaban en un montón de cosas, especialmente a los niños que no tenían las oportunidades que teníamos nosotros. Y yo siempre dije que cuando pudiera iba a ser mi propio campamento de baloncesto para niños, porque ahí era que yo me pasaba cuando niño y así fue que comenzó la fundación”, expresó el canastero mayagüezano, de 37 años.

Una fundación que poco a poco fue creciendo y trazándose objetivos más abarcadores para impactar a la comunidad.

La mano derecha de Barea en la organiza-

ción sin fines de lucro, Manuel Arroyo, relató que tras la creación de la fundación —con los campamentos de verano— la familia Barea Mora sintió la necesidad de ampliar un poco más el proyecto.

“Esto poca la gente lo sabe. Para ese tiempo yo trabajaba en FIBA (la Federación Internacional de Baloncesto) con Jenaro ‘Tuto’ Marchand y nosotros sentíamos un vacío que estaba ocurriendo con los jóvenes y la niñez. Y yo estaba sentado con Tuto y estábamos hablando del proyecto de las canchas y las escuelas públicas. De cómo envolver en aquel entonces lo que teníamos nosotros, que era la FIBA. Conocíamos a la familia Barea y teníamos una buena relación y nació esta comunicación y este interés de ambas partes y le dimos forma a este proyecto”, contó Arroyo.

Se refiere al proyecto de restauración de las canchas de las escuelas públicas del País, que surgió entre 2015 y 2016 con el objetivo de que la comunidad escolar formara parte de la transformación de su plantel.

JJ Barea Foundation le dio forma a esa iniciativa ayudando a remozar las canchas e impartiendo charlas educativas a los estudiantes.

Cuando la temporada de la NBA se lo permitía, Barea siempre decía presente.

“Para mí es importante porque cuando yo veía a un jugador de NBA, me motivaba.

Y poder darle esa oportunidad a los niños de Puerto Rico de ver jugadores de NBA o darle un poquito de ánimo, y poder compartir con ellos, es bien importante para mí”, sostuvo.

Las escuelas debían presentar el programa de habilidades y talentos para involucrar a sus miembros en las actividades que realizaba la fundación.

Como la vez que el cantante Andy Montañez llegó hasta la escuela Luis Hernaiz Veronne, de Canóvanas, donde los músicos y el coro fueron los mismos estudiantes.

Desde pequeñito, mis papás (Jaime y Marta) siempre estaban envueltos en todo, especialmente en deporte. Yo veía que ellos ayudaban en un montón de cosas, especialmente a los niños que no tenían las oportunidades que teníamos nosotros. Y yo siempre dije que cuando pudiera iba a hacer mi propio campamento de baloncesto para niños, porque ahí era que yo me pasaba cuando niño y así fue que comenzó la fundación.

José Juan Barea baloncelista

El filántropo pone manos a la obra en las actividades de su fundación. >Suministrada

El atleta no solo enfoca en actividades deportivas a través de su fundación. >Archivo

Un giro en los objetivos y prioridades

El 20 de septiembre de 2017, las prioridades y los objetivos de la organización dieron un giro inesperado tras el paso del huracán María.

Desde Texas, Barea comenzó a canalizar la ayuda a través de los Mavericks, cuyo dueño, Mark Cuban, le ofreció el avión del equipo para traer suministros y ayuda.

Al final, llegaron cinco aviones a la Isla impactando a 35 municipios y más de 25,000 personas en ese año solamente.

“Para mí es súper importante poder hacer algo —especialmente en momentos difíciles— y también lo más importante para mí es proveer deporte a los jóvenes y niños, que eso es algo que quiero que la Fundación siga creciendo y podamos seguir ayudando”, expuso Barea.

JJ Barea Foundation continuó llevando ayuda en 2018 y principios de 2019.

Sin embargo, en ese último año, en un intento por retomar los proyectos de manera más pausada tras el paso del fenómeno atmosférico “todo se complicó”, según contó Arroyo.

El huracán María limitó la llegada de materiales de construcción, lo que atrasó el proyecto de las canchas en las escuelas.

Luego de eso, en marzo de 2020, llegó la pandemia y la Fundación tuvo que trabajar con programas virtuales.

“No paramos”, manifestó Arroyo.

Con las escuelas cerradas no podían adelantar el proyecto de remodelación y muchas personas con necesidades comenzaron a

escribir pidiendo ayuda.

Así fue entonces que comenzaron a impactar a una veintena de pueblos y casi 30,000 familias con la entrega de compras mediante servicarro. El pasado 19 de diciembre, tuvieron el cierre de esta jornada de ayuda de impacto comunitario en medio de la pandemia de coronavirus.

Ahora en 2022, JJ Barea Foundation tiene entre sus planes retomar el proyecto de las canchas en las escuelas públicas.

“Tenemos una lista larga de escuelas y nuestra misión será entregar una por mes. Todavía hay escuelas arrastrando daños desde el huracán María y ya compramos los tableros nuevos y los materiales”, adelantó Arroyo.

También tienen en calendario, para el 15 de enero de 2022, la inauguración de un torneo de 30 equipos masculinos y 12 femeninos, en seis sedes —Toa Baja, Manatí, Mayagüez, Juana Díaz, Humacao y San Juan— donde los ganadores irán a un juego de la NBA con Barea, a finales de marzo.

También quieren crear un programa para combatir la obesidad infantil en colaboración con Huellas Salud.

Y eso sí, “donde haya alguna necesidad”, ahí también estará JJ Barea Foundation dando la mano.

Barea sueña con que algún día sus hijos Sebastián José, Paulina y José Juan hereden los frutos de este esfuerzo. “Eso sería maravilloso, que lo sigan en un futuro”, concluyó Barea.

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Comparte su arma contra la pobreza y la desigualdad A través de la Fundación Kinesis se han concedido cerca de $12 millones en becas universitarias a estudiantes puertorriqueños Brenda I. Peña López >Especial para EL VOCERO @bplopezprensa

Ver de cerca la desigualdad socioeconómica en Puerto Rico para la década de 1940, cuando se criaba junto a sus abuelos en la Central Cortada, en Santa Isabel, provocó que desde joven José Enrique Fernández se cuestionara por qué había personas que tenían mejores condiciones de vida que otras.

Fernández, natural de San Juan, tendría unos siete años cuando su hermano fue diagnosticado con cáncer a los 14 años, y sus padres partieron a Estados Unidos para brindarle tratamiento. De esta forma, parte de su niñez transcurrió en el ingenio azucarero, donde los trabajadores de la caña cobraban en una moneda con la cual solo podían comprar en la tienda de la central.

“Abuelo era el gerente, y la pobreza era de película, e impresionaba de una manera.

Yo tenía mis pantalones cortos y mi polo shirt, y ellos (otros niños) estaban en panties o calzoncillos rotos o desnudos”, recordó el financiero retirado, que ha dedicado gran parte de su vida a brindar oportunidades y herramientas educativas a los alumnos con necesidades económicas.

“Todas esas cosas me dieron un balance de que esto no está correcto, y se me quedó todo eso dentro de mí mismo. Tuve la suerte de ser exitoso bien temprano y fui ayudando desde que tengo 30 años”, afirmó.

El banquero y experto en finanzas estudió en la Academia del Perpetuo Socorro, en Miramar, y se graduó de la Universidad de Notre Dame, en Indiana. No era un alumno sobresaliente, pero sí determinado.

“No era un estudiante de B+ ni de A, era un estudiante ‘raspaíto’. En matemática era horrible. Entré a Notre Dame, y el primer año me colgué en cálculo”, contó.

No obstante, Fernández se enfocó y terminó el bachillerato en Finanzas, en 1965.

Al regresar a Puerto Rico fue contratado por una firma que cerró operaciones en su primer día de trabajo. Unos días después, le ofrecieron empleo con un ingreso superior. Con los años, llegó a presidir las firmas Oriental Bank and Trust, de Oriental Financial Group de Puerto Rico; Drexel Burnham Lambert Puerto Rico y A.G. Becker Puerto Rico. También es fundador y presidente de Omega Overseas Investments Corp.

Centrado en la educación

Sus esfuerzos se han centrado en la educación porque confía en que es el arma más fuerte contra la pobreza y la desigualdad socioeconómica.

“Allá afuera hay miles y miles de mucha-

Allá afuera hay miles y miles de muchachos ganándose $7.50 la hora que podrían estar en algo mucho mejor, o viven en situaciones negativas y se pierden. Nosotros tratamos de hacer lo mejor que podemos, a ver si alguien nos imita. Que nos imiten; eso es lo que yo estoy buscando.

José Enrique Fernández banquero chos ganándose $7.50 la hora que podrían estar en algo mucho mejor, o viven en situaciones negativas y se pierden. Nosotros tratamos de hacer lo mejor que podemos, a ver si alguien nos imita. Que nos imiten; eso es lo que yo estoy buscando”, indicó en entrevista con EL VOCERO. Con esta convicción, en 1984 fundó el primer fondo dotal de becas para estudiantes puertorriqueños en la Universidad de Notre Dame, que hasta hoy continúa ayudando a estudiantes de doctorado, maestría y bachillerato.

En 2004, creó la Fundación Kinesis, a través de la cual se han concedido cerca de $12 millones en becas universitarias a estudiantes puertorriqueños. Como parte de su evolución, la entidad se ha expandido para integrar una variedad de servicios educativos, de tecnología y destrezas de liderazgo con el objetivo de cerrar la brecha entre los requisitos de admisión de las mejores 100 universidades de Estados Unidos, Puerto Rico y Europa.

“Yo quería en realidad dar becas a muchachos que no tuvieran la habilidad de llegar a colegios (privados) a alcanzar el máximo de su potencial. Dimos cuatro becas (el primer año); tres se dieron en Puerto Rico y una en Estados Unidos. Las becas me llevaron a querer hacer una escuela”, indicó.

Los resultados

“Lo que estaba recibiendo de las escuelas no era lo que se necesitaba para llegar a ninguna universidad ni en Estados Unidos ni en Europa. En el 2010, era cuando estaban haciendo un nuevo examen de aprovechamiento más fácil todavía. Me daba cuenta de que si no le enseñaban algo más no iban a poder ir a ningún lado. Yo traté de hacer las cosas que no se estaban haciendo y que eran necesarias en el currículo de una escuela”, agregó al reconocer las deficiencias del sistema educativo.

De esa manera, surgió el programa Bright Stars, en 2010, para preparar estudiantes de 9no a 12mo grado para la vida universitaria.

Unos 3,444 estudiantes han participado y el 100% ha asistido o asiste a la universidad.

Bajo IT Academy ofrecen cursos para desarro-

El ejecutivo cuenta cómo su niñez marcó lo que sería su objetivo en la vida. >Carlos Rivera Giusti/ EL VOCERO

llar y fortalecer las destrezas de tecnología necesarias para el desempeño académico y laboral, así como de inglés y matemáticas.

Además, los participantes se pueden certificar en los programas de Microsoft.

Kinesis también cuenta con un programa de Liderazgo y comunicación oral, donde se atienden necesidades de proyección, comunicación y autoestima; y otro de Internado y colocaciones, para proveer experiencia profesional a los jóvenes.

Otro de los problemas que Fernández identificó en el sistema educativo de la Isla,

es que la oferta de educación continua sobre el acceso a la educación superior para los consejeros escolares “era nula”. Para atender esta situación, establecieron una sociedad con una entidad sin fines de lucro en Nueva York, que tenía un programa al respecto y lo tradujeron al español, de manera que pudieran ofrecerlo en ese estado y les dieran la exclusiva de poder enseñarlo en Puerto Rico.

“Desgraciadamente, el gobierno no lo recibió muy bien. Tuve yo que ir a buscarlos (a los consejeros). De todas formas, logramos certificar a 185”, apuntó.

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Un propósito más grande que el dolor La muerte de su hijo en medio de un ‘carjacking’ inició el camino para promover la donación de órganos y ayudar a las familias de las víctimas del crimen Brenda I. Peña López >Especial para EL VOCERO @bplopezprensa

Al fondo de la Fundación Stefano, en San Patricio Plaza, dos mujeres confeccionan angelitos con cuentas de cristal mientras comparten la aflicción por la súbita pérdida de sus hijos. Frente a ellas, en la misma mesa, Zorimar Betancourt intenta enseñarles a manejar un dolor que conoce tan bien como ellas.

Apoyar a los padres en duelo, mientras continúa promoviendo la donación de órganos y tejidos, le dio un nuevo sentido a su vida, tras el asesinato de su hijo, Stefano Steenbakkers Betancourt, hace nueve años.

Concentrarse en ese propósito es lo que le ha ayudado a sanar.

“Creo que la pérdida es como si te cogieran el corazón y te lo rajaran, pero a través del tiempo, siento que te hacen como un bordado, y se va cerrando esa herida. Eso es en lo que yo me enfoco”, indicó la madre, de 54 años.

Zorimar nació en San Juan, pero creció en Guaynabo. Estudió en el Colegio Puertorriqueño de Niñas, donde practicó deportes como la natación, voleibol y pista y campo.

Es la mayor de tres hermanos. Los recuerdos que más atesora de su niñez tienen como escenario el mar, a donde solía ir en bote con su familia.

Además de inspirarse en las lecciones que Stefano le sigue regalando aún después de la muerte, sostiene que gran parte de su misión de vida está motivada en los valores que le enseñó su padre.

“Mi papá siempre me dijo que hay que dar sin esperar nada, y lo otro que me enseñó mi papá es que uno tiene que tener metas y sueños, y todas esas metas son realizables si uno trabaja para alcanzarlas. Ese ha sido mi norte toda mi vida. Siempre he tenido una meta tras otra meta”, subrayó.

De su matrimonio con el holandés Erick Steenbakkers nacieron sus hijos Anna Isabelle, de 21 años, y Stefano, quien falleció el 27 de junio de 2012, tras ser baleado tres días antes en un intento de ‘carjacking’, en Dorado.

El joven se había registrado como donante de órganos cuando obtuvo su licencia de conducir, a los 17 años, hecho que su familia desconocía. Cuando Betancourt fue notificada sobre los deseos de su vástago, su reacción inicial fue de sorpresa y negación.

“Yo no me acuerdo de esto, pero la trabajadora social que se sentó conmigo ese día dice que yo le dije que yo no quería que lo picaran en pedazos, porque eso fue lo que yo pensé”, sostuvo en entrevista con EL VOCERO.

La primera lección

Stefano —quien ya tenía muerte cerebral— le dio a Zorimar su primera lección al aceptar su deseo de regalar vida a través de sus órganos. Esa semilla más adelante germinó en una iniciativa a favor de la donación de

Creo que cada uno de nosotros viene con un propósito al mundo, y siento que esta oportunidad que me dio mi hijo —a través de su partida— ha halado el velo de porqué yo estoy aquí. Estoy tan clara de que es para ayudar a la gente porque mi corazón siente que a veces está como en una espiral para afuera de tanto amor que tengo para dar.

Zorimar Betancourt Fundación Stefano

órganos y tejidos, que dio paso al origen de la fundación.

“Si él no se hubiese registrado como donante, a lo mejor yo tampoco hubiese pensado ‘vamos a hacerlo’, porque tengo muchos papás que he ayudado a través de los años, que sencillamente dicen que no, aunque sus hijos se hayan registrado como donantes en su licencia. Dicen que no, porque el ‘shock’ es tan grande cuando te dan esa noticia de que tu hijo va a fallecer... Eso me da tanta pena, porque la bendición que yo he tenido de poder tener a las personas que recibieron los órganos de Stefano ha sido una cosa tan grande”, expresó.

Cinco personas recibieron órganos de Stefano; una de ellas ya falleció, y con otra Zorimar nunca ha logrado establecer contacto.

A tres los ha conocido de manera individual, pero su sueño es poder juntarse con todos ellos a la vez.

“Es un sentimiento que no te puedo ni explicar, pero es como si los conociera de toda la vida, y así es el ‘bond’ que uno crea con cada uno de ellos”, destacó.

El proceso de sanación

La Fundación Stefano fue concebida con la idea de promover y concienciar sobre la donación de órganos, pero el proyecto se detuvo tras el comienzo del juicio federal por el asesinato de su hijo. Luego, Zorimar emprendió un viaje por Tailandia e Indonesia, motivada por un libro de viajes en el que Stefano había dejado marcado los lugares que quería que su mamá visitara algún día. Allí inició su proceso de sanación, pero a su regreso, se enfrentó a un diagnóstico y tratamiento de cáncer de seno. En 2015, cuando retomó la fundación, otras causas se fueron sumando, como el apoyo a los procesos del duelo y la prevención de la violencia en la niñez.

En el camino, comenzó a practicar yoga, buscó ayuda de sicólogos y recibió terapias holísticas para tranquilizar el sistema nervioso. “Eso es sumamente importante porque —luego del trauma de la pérdida— el sistema simpático es como un carro y estás a 100 mph, y hay veces que hay que halar el pedal para tratar de ir a una velocidad normal —y no, tampoco ir en cero— porque estás en

El trabajo que realiza través de la Fundación Stefano también es parte de su proceso de duelo. >Nahira Montcourt/ EL VOCERO

shock”, detalló.

Además estudió ‘life coaching’, tanatología y consejería.

“Todo eso lo utilizo para ayudar a esos papás a salir adelante. Siento que fue una evolución bien orgánica el proceso del cambio de no solamente hablar de donación de órganos a la importancia que tiene adquirir las herramientas para atravesar los duelos y el trauma de las pérdidas, porque si no tienes esas herramientas vas a terminar con cáncer, y no quiero que luego de una pérdida ningún papá termine como yo, en un año de quimioterapia y radioterapia, o como el padre de mi hija, que ya tiene el cáncer regado”, subrayó.

Actualmente, la entidad cuenta con servicio de apoyo para la familia en el proceso de duelo; acompañamiento en coordinación de servicios funerarios, vigilias y preparación de memorabilia; terapia artística y talleres escolares. A su vez, trabajan en la creación de un programa de enseñanza de valores para la niñez.

Su meta es continuar expandiendo los servicios de la fundación a otros públicos, como personas que han perdido a sus parejas, y abuelos que sufren por la muerte de sus nietos.

“Creo que cada uno de nosotros viene con un propósito al mundo, y siento que esta oportunidad que me dio mi hijo —a través de su partida— ha halado el velo de porqué yo estoy aquí. Estoy tan clara de que es para ayudar a la gente porque mi corazón siente que a veces está como en una espiral para afuera de tanto amor que tengo para dar. Ir a apoyar a las personas que están con sus niños a punto de fallecer, en medicina forense reconociendo a sus seres queridos o en la funeraria cuando ya tenemos el cuerpo de la persona allí, ese es el peor momento. Siento que al estar ahí con ellos puedo darles la inspiración de que algún día van a estar igual que yo”, manifestó.

La Fundación Stefano tiene localidades en Guaynabo, Ponce y Vega Alta. Puede donar a esta causa, a través de ATH Móvil bajo FundaciónStefanoSteenbakk.

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Destaca la aportación de sus padres, Faustina “Tinti” Deyá y Alexis Massol. >Archivo

Con la lucha social y ambiental como legado El también profesor universitario gesta una revolución energética Maricarmen Rivera Sánchez >mrivera@elvocero.com @mriverasanchez

Arturo Massol Deyá se presenta como parte de un esfuerzo familiar y comunitario que comenzó mucho antes que él.

Sin miramientos, atribuye el legado de Casa Pueblo, en Adjuntas, a la lucha ambiental y comunitaria que comenzaron sus padres Faustina “Tinti” Deyá y Alexis Massol, quienes se pusieron de frente para impedir la explotación minera y el gasoducto. La organización ahora emprende un esfuerzo a favor de la energía renovable.

Massol Deyá es profesor de microbiología en el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico y director ejecutivo de Casa

Pueblo. Desde ahí, gesta una revolución energética que comenzó con una emisora radial solar.

Ya operan con energía solar un cine, una barbería, la pizzería, una escuela elemental, el Bosque del Pueblo y las casas de los vecinos con necesidad de equipo médico. La cuenta ya supera los 200 techos energizados y la meta es llegar a toda la Isla.

No hacen falta muchas preguntas para que Massol Deyá, de 53 años, resalte que su lucha es la continuación de la que comenzaron sus progenitores.

“Lo primero ha sido defender el territorio de propuestas insostenibles como la minería y el gasoducto. Propusimos el Bosque del Pueblo con estrategias de conservación y hay un salto importante porque tenemos un compromiso de incidir directamente en proteger los recursos y ahí nos dimos cuenta de que la agenda energética era la amenaza principal a la conservación de la diversidad biológica. Puerto Rico tiene una dependencia de combustibles fósiles y sabemos que esa dependencia es dañina y provoca

cambios climáticos”, relató en entrevista con EL VOCERO al hablar de la trayectoria en Casa Pueblo.

Massol Deyá estudió en Estados Unidos, donde terminó de formarse académicamente.

“Hice mi doctorado con la intención de regresar por una cuestión de identidad y de responsabilidad con mi comunidad que mis papás me inculcaron. Muchos puertorriqueños que se forman fuera del País tienen deseos de regresar”, afirmó.

“Yo encontré en la Universidad de Puerto Rico un espacio para aportar al País y poder poner muchas energías en mi pueblo”, agregó.

El bosque solar

La meta de energizar el pueblo con sol tiene en agenda crear un bosque solar que nacerá de “esculturas funcionales” para energizar parcialmente cinco residencias y servir de banco de carga al resto del pueblo.

“El bosque va a ser un oasis. Si se va la luz, se va a convertir en un espacio donde la gente pueda ir a cargar sus equipos y es un atractivo para las visitas. Estamos en la etapa de diseño.

Hice mi doctorado con la intención de regresar por una cuestión de identidad y de responsabilidad con mi comunidad que mis papás me inculcaron. Muchos puertorriqueños que se forman fuera del País tienen deseos de regresar.

Arturo Massol Deyá Director ejecutivo de Casa Pueblo Entre febrero y marzo haremos la instalación fotovoltaica en diez hogares de personas con condiciones crónicas de salud”, explicó.

La partida de su mamá en agosto no hizo más que reafirmar su camino al servicio de la comunidad y el País.

“El vacío de Tinti nos obliga a llenar unos espacios que no se pueden llenar. Pero, porque la queremos tanto, tenemos una responsabilidad con lo que ella dedicó su vida y eso nos da más fuerzas todavía”, acotó.

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En Supermercados Selectos te deseamos un Feliz Año 2022.

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¡Que la alegría de estos días no se empañe por pirotecnia o una bala perdida!

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Jasmine Camacho-Quinn: una historia de inspiración Yamaira Muñiz Pérez >ymuniz@elvocero.com

La Fundación Ricky Martin ha estado activa en medio de la pandemia. >Archivo

Una entrega sin pausa Redacción >EL VOCERO

La Fundación Ricky Martin nació en 2004 para visibilizar, denunciar y combatir el segundo crimen más lucrativo en el mundo: la trata humana.

La organización sin fines de lucro, que además ha logrado la aprobación de legislación a nivel local y la publicación de varios estudios sobre el tema, se ha adaptado a las necesidades de la población puertorriqueña y sus retos, como fue el caso del huracán María en 2017 y la pandemia del covid-19 desde el primer trimestre de 2020.

En pleno inicio de la crisis de salud, la fun-

dación liderada por el actor y cantante, inició el esfuerzo humanitario #AyudaDesdeCasa.

La iniciativa en coordinación con Project Hope y Charity Stars, permitió la distribución de mascarillas, guantes y batas a hospitales, municipios e instituciones sin fines de lucro en Puerto Rico.

Los esfuerzos no se limitaron a la Isla, también ayudaron a República Dominicana a través de la fundación de Juan Luis Guerra, entregando equipos de protección individual para los profesionales de la salud.

Mientras que el Centro Tau en Loíza, proyecto emblema de la fundación, se convirtió en centro de vacunación contra el covid-19.

Hay una frase que dice que “lo importante no siempre es cómo se empieza, sino cómo termina”. La historia de la conquista de la medalla de oro de Jasmine Camacho-Quinn en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tuvo un comienzo triste y un final apoteósico.

Podría decirse que representó el valor de levantarse tras una caída —como le sucedió en 2016— y superar una enfermedad como la depresión que casi le arrebata su sueño olímpico.

Pero la estelar campeona olímpica en los 100 metros con vallas elaboró un libreto que hoy día sirve de inspiración.

Jasmine —la nueva diosa que sobrevoló el Olimpo con 12.37 segundos— quiso redimirse de la caída que sufrió en las semifinales de hace cinco años, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que la dejó de rodillas y entre lágrimas en la pista, pidiendo luego

perdón a todo un país.

Un país que, sin saberlo, terminó rendido a sus pies celebrando con ella a volandas en casas, aviones, bares y centros de entretenimiento.

Porque en alguna parte del guión estaba escrito que traería una medalla olímpica para la Isla. Y así lo cumplió.

Sus 12 triunfos en 13 de las últimas competiciones

La vallista puertorriqueña conquistó la medalla de oro olímpica luego de varios tropiezos en su carrera. >Archivo/EL VOCERO

previas a Tokio ratificaban esa posibilidad de subir al podio.

De hecho, siete de los diez mejores tiempos de este año en los 100 metros con vallas pertenecieron a la puertorriqueña, incluyendo el récord olímpico en la semifinal. Que, además, fue con el viento en contra. Como si no fuera suficiente.

Jasmine —nacida en Carolina del Sur— elevó el estado de emergencia decretado por el covid-19 a uno de euforia y escribió su nombre en los libros de historia bajo la bandera de Puerto Rico.

Una bandera que la cobijó después de la carrera mientras ofrecía entrevistas a diestra y siniestra, en las que reafirmaba en cada una de ellas su puertorriqueñidad y el orgullo de representar al país de su mamá.

Y así lo dejó claro en la ceremonia de premiación, cuando subió al podio con una flor de maga en su cabello negro rizado. Fue un guiño a su puertorriqueñidad.