EMOCIONES DE TEMPORADA DRA. CARMEN MÁRQUEZ PÉREZ > BIENESTAR
M
uchos, al llegar las fiestas navideñas empiezan a sentirse melancólicos y tristes. Esta época es un momento de cierre de ciclos, reencuentros y fijarnos nuevas metas. Muchas veces nos exigimos tanto que nos lastimamos al no poder cumplir con esas exigencias pautadas. El consumismo, los factores económicos y los deberes sociales, entre otros asuntos personales y familiares, alimentan los sentimientos de melancolía, nostalgia y tristeza. A esto ciertamente hay que añadir el estrés que provoca el tener que cumplir con toda la familia y el trabajo adicional que supone para muchos el preparar menús especiales y comprar regalos. En esta época desenterramos los duelos por personas que ya no están o de quienes nos separamos o divorciamos. Hacemos un recorrido por todas las vivencias y nos dejamos atrapar por los sentimientos negativos que nos evocan esas memorias. Se revuelcan nuestras emociones y posiblemente
se activan aquellas memorias que nos hacen daño. Se nos agrava el sistema emocional cuando las creencias erróneas se exponen en nuestro pensamiento y repetimos constantemente: “todos debemos estar felices”, “todos debemos tener una familia”, “la soledad es mala”. Además, tenemos una definición de la Navidad automatizada y nos han educado a tener muchas expectativas en esta época. Por ejemplo: se dice que se debe reunir toda la familia. Pero a veces esto genera malentendidos familiares y crea discordia entre los conocidos. Entonces, una época de placer se puede convertir en disgusto para algunos miembros de una familia. Además, las personas propensas a tener antecedentes de problemas emocionales y/o trastornos mentales se pueden mostrar más vulnerables, evocando crisis en su sistema emocional. Planifiquemos para permitir que cada cual pueda disfrutar de las navidades a su manera. Recuerden que el concepto de familia ha variado a través del tiempo. Una familia puede ser
aquel grupo donde tú te sientas mejor. Pueden ser amistades duraderas que han contribuido a tu bienestar. La familia también puede ser un solo padre, hermanos, sobrinos, abuelos y otros. Y, claro, en nuestra Isla a veces los vecinos cercanos se convierten en esa familia extendida que tanto ayuda. Utilicemos estos días para reflexionar, evaluar nuestra agenda y entrar a nuestro mundo emocional. Busquemos a aquellas personas que nos aporten cosas positivas. Recordemos con alegría a las personas que hemos perdido. Resaltemos los mejores tiempos y olvidemos los que nos ocasionaron emociones destructivas. Finalmente, seamos cautelosos con nuestras expectativas. ¡Dejemos que nos sorprendan! Eso es más refrescante que tener grandes expectativas para luego derrumbarnos por la tristeza. Busquemos primero la satisfacción en nosotros mismos y todo fluirá de una forma emocionalmente saludable. Hagamos de nuestro espacio un sitio de paz, alegría y bienestar; ahí está la verdadera felicidad de esta Navidad.
La autora es psicóloga, conductora de talleres y autora de varios libros sobre inteligencia emocional. Puede comunicarse con ella en: carmenmp1@yahoo.com.
En esta época desenterramos los duelos por personas que ya no están o de quienes nos separamos o divorciamos.
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