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Isengard Comparación Ficción-Realidad
La ciudad del mal, representada por Isengard, posee características propias de la arquitectura corrompida. No tiene un estilo distintivo propio, ya que pervierte estilos anteriores a través de la industrialización, que es presentada como el verdadero mal en la obra de Tolkien. Mientras que la Comarca era un lugar de paz y tranquilidad, lo que encontramos en Isengard es justamente lo contrario. La arquitectura de Isengard se basa en el uso de una torre llamada Orthanc, rodeada por un entorno completamente devastado. En la torre se pueden apreciar elementos de diversos estilos arquitectónicos vistos en otras ciudades, como los arcos de medio punto típicos del románico y la construcción masiva con arquivoltas, indicando un origen relacionado con Gondor y Minas Tirith. El material utilizado en la torre es similar al de la muralla exterior de Minas Tirith, aunque en la película se muestra en blanco, originalmente era de color negro. Gondor regala Isengard al mago Saruman, quien pervierte la estructura con su mal y comienza a adoptar características góticas, como la altura de la torre y los pináculos góticos.
En cuanto al interior de la torre, se observan elementos góticos como los vitrales, aunque están corrompidos y no siguen estrictamente la arquitectura gótica. Vale la pena destacar la influencia de Violet le Duc, un arquitecto francés del siglo XIX, que tenía la tendencia de eliminar elementos románicos y adoptar un estilo gótico en sus obras, además de utilizar acero en las estructuras. El estilo de Isengard se podría describir como un “neogótico pervertido por la industria”. Se dice que los orcos son elfos corrompidos, por lo que Isengard representa el gótico de los elfos, pero pervertido por el mal y la industrialización. Esta industrialización se manifiesta a través del color negro, el uso del hierro y se refleja también en la vestimenta de los orcos, que incluye elementos metálicos y colores oscuros. Le Corbusier se refería a la casa como una “máquina de habitar”, mientras que Isengard sería algo similar a una “máquina de guerra”, una máquina destructiva contraria a la naturaleza.
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En un punto de la obra, para simbolizar una victoria sobre la industrialización, se representa la inundación de la ciudad. Esto se logra gracias a los Ents, que son descritos por Tolkien como “pastores de árboles” o árboles parlantes. En esta parte de la historia, los Ents liberan el río que debería fluir por Isengard y que estaba represado, permitiendo que la naturaleza recupere su dominio en tierras pervertidas e industrializadas.
