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La Reina Roja y el viaje al Xibalba

Para el mundo maya, el Xibalba, era el inframundo, la morada final.

Tz’ak-b’u Ajaw es el nombre de la Reina Roja, consorte de Pakal, el astronauta de Palenque.

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La indumentaria de la «Señora Gobernante de las Generaciones», ataviada para su viaje al Xibalbá, consta de la máscara mortuoria, un tocado, un pectoral, una diadema, un collar, dos orejeras, un par de pulseras para cada mano, una cuenta de jade en cada tobillo y el cinturón con hachuelas, su cuerpo estaba cubierto de cinabrio.

La Reina Roja, tenía además una máscara que fue elaborada con 129 teselos de malaquita, dos placas redondeadas a manera de pupilas, cuatro placas de jadeíta simulando el iris y dos cuentas tubulares, cuatro circulares que forman las orejas talladas.

Fue bautizada como la Reina Roja, ya que al morir fue cubierta con cinabrio, mineral compuesto de mercurio y azufre de color rojo, que se utilizaba para preservar los restos humanos.

Cosmovisión mesoamericana

La dualidad está presente en nuestra existencia como la vida y la muerte, cuando muere el individuo tiene que hacer el recorrido de regreso al útero universal.

No es la vida y la muerte, esta «existencia» y la muerte, las dos, constituyen la vida, si la vida existe, tiene que existir la muerte. La vida puede o no puede darse, pero una vez que se da la vida, la muerte se convierte en la necesidad cósmica por excelencia.