El aliento de la voz comunitaria

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El aliento de la voz comunitaria Por Vanessa López Suaza vlopezs@eafit.edu.co

Mientras que, el periodista y ex alcalde de Medellín, Alonso Salazar describía criminales en No nacimos pa’ semilla para 2002, otros periodistas hablaban de participación ciudadana entre el asfalto del centro y las montañas de San Antonio de Prado. La voz, que tenían las comunidades urbanas y rurales, estaba alentada por la aparición de los medios comunitarios, en varios puntos de la segunda capital colombiana. John Jairo Villegas, periodista de la Universidad de Antioquia, era vecino de Antonio Betancur en San Antonio de Prado. John Jairo vio que los hermanos Betancur tenían experiencia en todo el cuento de los medios de comunicación. -

En 1999, Jairo nos llamó y nos dijo que si montábamos un periódico en el corregimiento – dice José Fernando Betancur.

Pero, todo tiene un inicio: 60 años atrás. El señor José Joaquín Betancur Betancur, tenía en su línea genética cuatro Betancur. José Joaquín casó a una presunta prima. Y esa prima compartía los mismos apellidos de José Joaquín, con excepción del Hurtado. Joaquín y la esposa tuvieron cuatro hijos. Antonio es el mayor, Francisco sigue a Antonio, José Fernando nació en 1962 y es el penúltimo. Maria Eugenia es la menor. El señor Betancur Betancur, padre de cuatro hijos, prendía a las cinco de la madrugada la radio, antes de empezar actividades. En 1963, el aparato tecnológico era vendido con la dial especial para sintonizar la emisora Sutatenza.


La radio Sutatenza hacía programas de interés para el campesino; los temas eran cultivo, precio de los frutos, cuidados del ganado, y lo que más marcó a los hermanos Betancur Betancur: la curiosidad por el entorno y la manera de contarlo. Según José Fernando, hijo de José Joaquín, la radio Sutatenza fue la primera radio comunitaria en Colombia, y una de las primeras emisoras alternativas de Latinoamérica en aparecer. -

Yo me acuerdo que “Pacho” aprendió a leer por un programa que daban en esa emisora – José Fernando, director de Ciudad Rural, cuenta con orgullo.

En 1968, Francisco y Antonio eran los más interesados en un periódico ilustrativo. Antonio leía con interés El Campesino. Los hermanos mayores de los Betancur Betancur dejaban la cartilla periódica encima del baúl de los recuerdos, un cajón grande y oscuro, bien sellado, que tenía chécheres y herramientas, que los padres de los cuatro Betancur, guardaban muy bien. -

A mi me gustaban mucho los dibujitos que tenía ese periódico – José Fernando recuerda con hálito nostálgico – y yo me sentaba sobre el bául a encarretarme con esas fotos - .

José Fernando aprendió a sumar, a restar, a multiplicar y a dividir con las imágenes de El Campesino; el director de Ciudad Rural llegó a enamorarse de las campesinas que aparecían dibujadas. Básicamente, la cartilla hacía uso de los elementos naturales, que rodeaban día a día a la comunidad campesina, para enseñar matemáticas básicas. Y mientras que, José Fernando medio leía las imágenes de la cartilla, Antonio tenía tantas ganas de ser uno de los locutores de la radio, que un día, el hermano mayor de los Betancur Betancur llamó a Todelar, una emisora comercial, para entrar a un curso de locución. Las romerías, que hacía José Joaquín en el Parque Principal de San Antonio de Prado, fueron las que movieron el piso de los hermanos Betancur Betancur, para mover la comunicación del pueblo.


Las romerías eran pagadas por personas enamoradas, o personas que requerían algún servicio o mandado. Según José Fernando, en el pueblo hubo parejas que se enamoraron por las dedicatorias, mulas que no quedaron embolatadas y buenas ventas gracias al anuncio que el señor José Joaquín hacía. -

Yo, como ya estaba un poquito grandecito, empecé a ser el anfitrión de las romerías, y ahí todo el mundo empezó a conocer a los hijos de José Joaquín- añade José Fernando.

Como la pasión por la comunicación no bastaba, Antonio llegó a la finca de Potrerito, donde vivían los Betancur Betancur, con una grabadora, en 1973. Los tres hermanos, porque Maria Eugenia era muy tímida, decidieron trasmitir los partidos de Potrerito y del pueblo. Según José Fernando, la trasmisión era rara; básicamente los hermanos narraban los partidos, pero las locuciones estaban programadas para ser trasmitidas días después de la narración, en la que sería una de las primeras radios comunitarias de Medellín. -

La gente estaba muy pendiente de la trasmisión, porque querían saber quién había ganado y quién había jugado mejor- José Fernando comenta.

Prado cultural, la emisora en donde los hermanos Betancur Betancur programaban la locución de los partidos, fue fundada por Antonio Sarrazola y Omar Cano, líderes del corregimiento. Sarrazola y Cano, también, fueron los fundadores de Palco, asociación de comunicaciones, en la que La Esquina Radio, emisora comunitaria, es parte fundamental del proceso social en Prado Centro, de Medellín. Marta Isabel Gómez fue testigo de la creación de Prado Cultural. Marta es muy joven y en la voz de Ia comunicadora, es fácil distinguir la afinidad que tiene con la profesión; buen tono y buen manejo de las palabras. -

Omar Cano fue uno de los fundadores claves para Palco, e inclusive para pedir la licencia ante el Ministerio de comunicaciones – dice Marta.


La falta de apoyo estatal había sido el tropiezo de los medios comunitarios. Hoy los medios comunitarios y proyectos sociales cuentan con la supervisión e inversión del Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín. La legislación del ahora llamado Ministerio de Tecnologías, Información y Comunicación no ha cambiado mucho. José Fernando, cuando había salido de bachillerato, tenía, en compañía de Antonio, varios programas en Prado Cultural. “El programa de las acciones comunales”, donde cada ocho días presentaba a los líderes y proyectos de las veredas de San Antonio de Prado, el “Noticiero comunal” brindaba noticias de lunes a viernes sobre los movimientos y acciones de líderes políticos, sociales y culturales del corregimiento y el “Desayuno dominical” era un magazín, en el que los temas giraban en torno a los desayunos de los domingos. -

Eso era una cosa muy charra –José Fernando recuerda– porque nosotros podíamos decir “todas las llamadas que entren hoy al programa – “Desayuno dominical” – van a ganar una picada de La moneda”- ríe- y eso era gran cantidad de llamadas que entraban, y uno pensaba, “pero que tendrá pues una picada de maravilloso”. Lo espectacular del asunto estaba en que la gente decía, que salir al aire por una emisora era una cosa muy buena –.

Pero, mucho antes de que José Fernando tuviera esos programas, el hombre menor de los Betancur Betancur trasmitía en compañía de Alberto Mesa otros contenidos. Los proyectos compartidos con Alberto no distaban de la parte ambiental y cultural de San Antonio de Prado. Para la trasmisión de los programas en compañía de Alberto, los dos periodistas tenían la antena de la emisora en la torre del reloj, de la iglesia del Parque Principal del corregimiento. Alberto y José Fernando cambiaban mucho de sede, para buscar economía.


La antena fue retirada de la torre por motivos de mudanza. Los programadores trasladaron la antena con el trasmisor hasta un mirador, cercano a Palo Blanco, donde los programas comenzarían a trasmitirse. Tanto Alberto como José Fernando madrugaban todos los días a las cinco de la mañana, desde la casa de Alberto, a llevar el trasmisor hasta la antena para poder prender la emisora, y a las nueve de la noche, los dos periodistas volvían por el trasmisor, para guardarlo otra vez en la casa de Alberto. Un día, cuándo José Fernando fue a poner el trasmisor, no encontró la antena ¡Se la robaron! Alberto y José Fernando presumían que los ladrones vendieron el pedazo de metal, que sostenía el trasmisor. Ahí, los periodistas pradeños tuvieron que apagar la emisora por un buen tiempo.

En 1999, el Ministerio de Comunicaciones comenzó a cerrar todas las emisoras que no cumplían con la licencia que el ente estatal daba. Prado Cultural cayó ahí. La emisora tuvo que cerrar, pero José Fernando no quedó desempleado por mucho tiempo. Porque el cierre de la emisora sucedió cuando estaba reciente la propuesta de John Jairo Villegas para montar el periódico. Para crear Ciudad Rural estaban reunidos cinco amigos. Olga Lucía Yepes, Antonio y José Fernando Betancur, John Jairo Villegas y su esposa. El periódico obtuvo la licencia del Ministerio de Comunicaciones, y comenzó a funcionar en el 2002. Los cincos amigos quisieron tener mayor impacto en la comunidad. Los cinco periodistas decidieron presentarse ante el Ministerio de Comunicaciones, como una Corporación Ecológica y Cultural Ciudad Rural. A partir de ahí, Ciudad Rural desarrolló el programa Prado con Voz, con jóvenes de los corregimientos de Medellín. El proyecto obtuvo el Premio Periodismo de Semana y Petrobras en 2008, reconocimiento que hacen Semana y Petrobras a la labor del periodismo alternativo cada año.


Cuatro años antes, según Marta Isabel, varios medios comunitarios de la ciudad estaban reunidos, para hacer acuerdos entorno a las políticas y parámetros, bajo los que los medios comunitarios iban a desarrollar todos los procesos de comunicación de norte a sur y de oriente a occidente de Medellín. Ciudad Rural y La Esquina Radio estaban aplicando para una licencia de trasmisión radial con el Ministerio de Comunicaciones en 2004. La Esquina Radio, bajo la administración de Palco, logró la licencia, pero Ciudad Rural por cuestiones técnicas y administrativas no pasó. El sur quedó, otra vez, sin emisora. Según Marta, tanto Ciudad Rural como La Esquina Radio, además de compartir fundadores, también comparten la filosofía de trabajo: que las audiencias estén respaldadas y reconocidas por los medios, que los medios incentiven la opinión pública desde la reflexión y no desde la noticia, que los medios construyan una identidad y memoria, que los medios desmitifiquen los imaginarios de violencia en Medellín; en pocas palabras que los medios comunitarios aporten a la transformación social. La Esquina Radio maneja diferentes Franjas. “La franja del Hip Hop” aporta conocimientos sobre el aporte del género urbano en la ciudad. “Historias golosas” expone las historias de los niños pertenecientes a las comunas 8, 9 y 10. “Doblando la esquina” es un programa sobre diversidad sexual. “Voces con corazón de ciudad” es para que la gente “se cuente”. “La esquina del Flow” comparte objetivo con “La franja del Hip Hop”, aunque el fuerte es reggeatón. “Vecindades inversas que conversan” es para mostrar la solución de diferencias por medio del diálogo, respeto y convivencia. “Tiros de esquina” es una radionovela enfocada hacia las franjas de la emisora. Yeny Marcela, es trabajadora social en la Gobernación de Antioquia. Es una trigueña alta, de buen porte, carismática y buen genio. Yeny fue una de las jóvenes que en 2008 participó del proyecto Prado con voz. Cuando Yeny estaba en undécimo, no conocía a Ciudad Rural.


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Me acuerdo que yo llegué buscando un espacio, en dónde pudiera denunciar las injusticias que el Estado estaba cometiendo con los maestros en esa época. Yo estaba muy pelada, estaba en bachillerato-.

Yeny Marcela aprendió a investigar. El proceso periodístico y de reportería en Ciudad Rural fortaleció el criterio de Yeny, para que la joven pradeña decidiera estudiar, en la Universidad de Antioquia, Trabajo Social. Hoy en día el jefe dice que Yeny Marcela es la que mejor expresa las ideas y escribe muy bien. -

El periodismo es mi segunda vida-. Suspira Yeny.

Ahora, con incentivos de la Alcaldía de Medellín, Ciudad Rural está aliado con otros medios comunitarios de San Antonio de Prado, para formar Corticsap, la Corporación de Tecnologías de la Información de San Antonio de Prado, que ofrece servicios de comunicación, en un plano colectivo. La alianza busca promover la transformación social y participación ciudadana del corregimiento. Todo ha sido el largo aliento de la voz periodística en comunidades de Medellín. Una Medellín que está rodeada de ruralidad por sus 5 corregimientos. Un San Antonio de Prado que, con sus casi 60 mil habitantes, ha construido por diferentes medios la participación ciudadana de los agricultores, porcicultores, piscicultores, y ganaderos de la Comuna 80, en la Eterna Primavera.


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