Desnuda y sin tregua
Tu cuerpo, el deseo Tu mano en la cuenca de la mía tus ojos buscando ansiosos los míos apagados en suspiros interminables orgásmicos colores que van y vuelven una y otra vez una y otra vez una y otra vez Tu cuello dispuesto a mis mordidas tiernas mi lengua en lóbulo temprano de tu oreja liberando el quejido de tus labios sencillos como las manos de un poeta Tus pechos enormes manantiales que atrapan mis sentidos y la imaginación La curva en la cintura de tu cuerpo las caderas y las nalgas redondas y claras contra mi pubis el monte cubre tu misterio 73 Amanda Castro