Michel Foucault y la política
de prácticas de resistencia conduzca hacia unos efectos políticos relevantes? ¿Cómo es posible salvar el carácter discreto y desarticulado de estas prácticas? ¿Cómo es posible que estas ofensivas dispersas, fragmentarias, repetitivas conjuren a un tiempo el riesgo de su aislamiento y la amenaza de su neutralización institucional? Queda claro, en este punto, por qué la obra de Michel Foucault aparece como una superficie dilecta, para esta pregunta. No porque Foucault resuelva la pregunta por la efectividad de estas prácticas; más bien, porque su pensamiento adolece de los mismos riesgos y amenazas. Si indicamos una multiplicidad de puntos de resistencia y de lucha todo a lo largo del cuerpo social; si indicamos en estos puntos de resistencia múltiples el trabajo de una politización, ¿cómo es posible que esta politización produzca efectos en las relaciones de poder? Esta pregunta supone la puesta en marcha de las nociones de poder y política en la obra de Foucault; nociones profundamente elusivas a toda resolución conceptual y a toda estabilización analítica. De esta inestabilidad y, probablemente, de esa irresolución haya surgido nuestro interés por la política en la obra de Foucault. El interés por la política es, en la opinión de Foucault, tan insoslayable que no merece siquiera justificación. En un célebre debate con Noam Chomsky, trasmitido por la televisión holandesa en 1971, el moderador solicitó a Foucault que explicitara el porqué de su interés en la política. La respuesta fue tan vehemente como elusiva. Su pregunta es: ¿por qué me interesa tanto la política? Si pudiera responder de una forma muy sencilla, diría lo siguiente: ¿por qué no debería interesarme? Es decir, qué ceguera, qué sordera, qué densidad de ideología debería cargar para evitar el interés por lo que probablemente sea el tema más crucial de nuestra existencia, esto es, la sociedad en la que vivimos, las relaciones económicas dentro de las que funciona y el sistema de poder que define las formas regulares, la regularidad de lo permitido y lo prohibido de nuestras conductas. Después de todo, la esencia de nuestra vida consiste en el funcionamiento político de la sociedad en la que nos encontramos. De modo que no puedo responder a la pregunta acerca de por qué me interesa; solo podría responder mediante la pregunta respecto de cómo podría no interesarme.2
Más allá de sus elisiones y sus equívocos, esta respuesta permite caracterizar primeramente el pensamiento político de Foucault. Indica, por un lado, la centralidad indiscutible que la política adquiere en su obra e identifica, por otro, la expansión virtualmente indefinida del dominio político a todos los niveles y ámbitos de lo social. La centralidad de la política no viene dada en su 2 Noam Chomsky y Michel Foucault. “Human Nature: Justice Versus Power”, en Fons Elders (ed.): Reflexive Water: The Basic Concerns of Mankind. London, Souvenir Press, 1974, p. 168 [Traducción: La naturaleza humana: justicia versus poder. Un debate. Buenos Aires, Katz, 2006, pp. 53-54 (modificado por el autor)].
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