Pensar(nos) desde adentro. Mariana Palumbo

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Mariana Palumbo

Vera Malaguti Batista El miedo en la ciudad de Río de Janeiro. Dos tiempos de una historia

Ana Castellani (coordinadora) Radiografía de la elite económica argentina. Estructura y organización en los años noventa

Pensar(nos) desde adentro Representaciones sociales y experiencias de violencia de género

Luisina Perelmiter Burocracia plebeya. La trastienda de la asistencia social en el Estado argentino

Sherry B. Ortner Antropología y teoría social. Cultura, poder y agencia

Silvia Hirsch / Mariana Lorenzetti (editoras) Salud pública y pueblos indígenas en la Argentina. Encuentros, tensiones e interculturalidad

Raanan Rein / Claudio Panella (compiladores) Los indispensables. Dirigentes de la segunda línea peronista

Guido Vespucci Homosexualidad, familia y reivindicaciones. De la liberación sexual al matrimonio igualitario

Eduardo Rojas / Micaela Cuesta (directores) Conversaciones con Nancy Fraser. Justicia, crítica y política en el siglo XXI

Bruno Karsenti De una filosofía a otra. Las ciencias sociales y la política de los modernos

Otros títulos en preparación Jean-Luc Fabiani La sociología tal como se escribe

Fernando Calderón (director) Navegar contra el viento. América Latina en la era de la información

MARIANA PALUMBO

CIENCIAS SOCIALES CIENCIAS

CIENCIAS SOCIALES

Pensar(nos) desde adentro

Verónica Moreira / Rodrigo Daskal Clubes argentinos. Debates sobre un modelo

La violencia de género es un fenómeno que nos atraviesa a todos/as como sociedad. En la Argentina ha devenido un tema de debate mediático y académico, de denuncia pública y movilización social y, lentamente, pero de forma creciente, en objeto de análisis teórico y empírico. Este libro, basado en una investigación sobre estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín, es una apuesta por indagar y problematizar las representaciones y dinámicas de la violencia contra las mujeres y de género, en los ámbitos donde se desarrolla y en los actores que la perpetran y sufren. Solo desde un análisis pormenorizado y agudo sobre este tipo de violencia podremos encontrar las pistas para llevar a cabo un abordaje integral que, desde una perspectiva no punitivista, permita generar herramientas de prevención y de mayor equidad en torno a las formas como nos vinculamos en los diferentes ámbitos donde transitamos y sociabilizamos.

MARIANA PALUMBO

Otros títulos de la colección

Pensar(nos) desde adentro Representaciones sociales y experiencias de violencia de género

Mariana Palumbo es socióloga argentina. Magíster en Investigación en Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires). Actualmente, realiza el doctorado en Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires) con una beca del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Llevó a cabo estancias de licenciatura y doctorales en la Universidad Autónoma de México donde también se desempeña como docente. En la Argentina es miembro del "Programa Contra la Violencia de Género" de la Universidad Nacional de San Martín. Ha escrito artículos para revistas nacionales e internacionales sobre temas de violencia de género, sexualidad y género.


MARIANA PALUMBO

CIENCIAS SOCIALES

Pensar(nos) desde adentro Representaciones sociales y experiencias de violencia de gĂŠnero


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PRÓLOGO

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INTRODUCCIÓN CAPÍTULO 1

Representaciones y experiencias de violencia de género

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CAPÍTULO 2

Violencias en los vínculos eróticos o de pareja formales o informales

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CAPÍTULO 3

Violencia de género en de la Universidad Nacional de San Martín

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RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIONES

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BIBLIOGRAFÍA

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PRÓLOGO

La problemática de la violencia de género se ha convertido en los últimos años en materia de debate mediático y académico, de denuncia pública y movilización social y, lentamente, pero de forma creciente, en objeto de investigación empírica. Hasta el momento contamos con escasos estudios científicos que aporten datos rigurosos que profundicen la comprensión del fenómeno de la violencia contra las mujeres y de género. La búsqueda de explicaciones en torno a dicha problemática en las lecturas feministas debe remontarse a las primeras vindicaciones llevadas adelante por las mujeres ilustradas que cuestionaron la organización social patriarcal de los siglos xviii y xix. Unas cuantas décadas más tarde, los estudios de mujeres y feministas trabajaron para identificar y conceptualizar las discriminaciones, desigualdades y violencias, entendiendo al género como una categoría útil analíticamente para develar la organización jerárquica de la diferencia sexual. Más recientemente, la mirada crítica de la performatividad de género ha avanzado en poner en cuestión el sexo binario y evidenciando cómo las normas producen un género “adecuado” y un género “erróneo” que sufre la violencia de la patologización, el acoso y la criminalización. Los avances conceptuales de las teorías feministas nos obligan a abordar las problemáticas que nos atañen en nuestra época desde una perspectiva crítica. Desde esta mirada, la investigadora Mariana Palumbo ha venido desarrollando sus estudios en torno a la violencia de género y poniendo en discusión teorizaciones que comienzan a parecer obsoletas. Los hallazgos, a partir de su investigación sobre noviazgos en jóvenes residentes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, han complejizado los postulados sobre el modelo de victimización introduciendo la dimensión del amor romántico para explicar las manifestaciones de la violencia de género. Desde este marco conceptual, la investigación que da origen al presente libro ha tenido como objetivo principal conocer las representaciones sociales y las experiencias de nuestras/os estudiantes en torno a la violencia de género 9


Pensar(nos) desde adentro

tanto en sus vínculos sexo-afectivos como en sus relaciones en el ámbito universitario. Sus hallazgos abonan a la discusión desde una mirada crítica al marco conceptual, por un lado, y, por otro, da pistas para evaluar y modificar las políticas públicas en la materia. De estos destacamos, por ejemplo, que el 67% de nuestros estudiantes encuestados mujeres y varones considera la violencia de género como un problema cultural y de educación, es decir, estructural, una práctica aprendida y plausible de ser modificada. Es notable este dato porque descarta todas las presunciones biologicistas que ya la literatura feminista ha sabido refutar. Otro dato importante que surge de la investigación es que la mitad de las estudiantes encuestadas han vivido situaciones de violencia simbólica o denominadas también como acoso “leve”, es decir, burlas, gritos, chistes misóginos y desvalorizaciones por condición de género. Esta información nos sitúa frente a un trabajo de revisión de códigos y valores de nuestra convivencia entre los distintos claustros en el ámbito universitario. Por otro lado, la investigación también arroja datos muy preocupantes. En primer lugar, un porcentaje de estudiantes manifestó haber sufrido gestos, silbidos y/o comentarios subidos de tono u obscenos en el aula, los pasillos u otro espacio de la universidad; en segundo lugar, un grupo de estudiantes sufrió violencia física o sexual por parte de un compañero varón, a través de un acercamiento excesivo y no consentido como un beso o tocamiento. Ambos datos evidencian situaciones de acoso “grave” y “muy grave” que nos pone en alerta sobre el clima hostil que las estudiantes viven en la universidad y sobre el que debemos trabajar de forma urgente. En este sentido, desde el año 2014 la Universidad Nacional de San Martín trabaja la problemática de la discriminación y de las violencias basadas en las relaciones de género desde la creación del Programa contra la Violencia de Género. Este colabora desde la investigación, la formación y la intervención, trabaja para erradicar cualquier síntoma de conflictividad basado en las relaciones de género y, de esta forma, mejorar la calidad de cursada de las estudiantes, las docentes y las trabajadoras no docentes. Se trata de una política institucional para lograr la transformación profunda de nuestra universidad hasta convertirla en una institución verdaderamente inclusiva e igualitaria. La publicación de este trabajo de investigación es una demostración de esos importantes logros que ha tenido el Programa contra la Violencia de Género. El verdadero compromiso de nuestra universidad se evidencia, también, en cómo se conjugaron diferentes actores y herramientas institucionales para llevar adelante esta tarea. Desde la Secretaría de Investigación de la Universidad que a través de un Proyecto Puente financió el estudio, el trabajo de campo realizado por las y los estudiantes de grado de la Carrera de Licenciatura en Sociología del Instituto de Altos Estudios Sociales, la coordinación por parte del Programa 10


Prólogo

contra la Violencia de Género y finalmente la publicación a través de unsam edita, dan cuenta, o como mencionamos anteriormente, de la responsabilidad que nuestra universidad ha asumido frente a esta problemática social. Sabemos que sobre la violencia de género nos faltan datos estadísticos. También sabemos que muchas universidades se encuentran realizando diferentes estudios que abonarán a comprender con mayor profundidad este fenómeno. Como punto de partida, nos interesó conocer qué piensan, qué creen y qué vivieron en torno a la violencia de género nuestras y nuestros estudiantes. Los hallazgos que tiene este estudio no solamente aportarán a mejorar las políticas universitarias en materia de igualdad de género sino, también, contribuirán al campo de los estudios de género y, seguramente, a las políticas públicas y agenda social feminista. Por último, quiero compartir que tengo el deseo más profundo que esta y futuras generaciones de estudiantes mujeres, varones y de otros géneros y/u orientaciones sexuales transiten por el Campus universitario con la libertad que supimos construir.

Vanesa Vazquez Laba Directora del Programa contra la Violencia de Género Noviembre 2016

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INTRODUCCIÓN

En el año 2009, el Estado Argentino promulga la Ley N° 26.486 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. La misma estipula: ... se entiende a la violencia contra las mujeres a toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte la vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal [de las mujeres].

Cuatro años más tarde, la Universidad Nacional de San Martín (en adelante, UNSAM) resuelve crear un espacio de investigación, formación, sensibilización y atención, asumiendo un compromiso institucional en la lucha por garantizar a la comunidad universitaria una vida libre de violencias entre todos los géneros. Desde entonces, el Programa contra la Violencia de Género (en adelante, PcVG) atiende, asesora, deriva e interviene en casos de discriminación y violencia de género tanto de la propia Universidad como provenientes de la comunidad del partido de General San Martín y zonas aledañas. La creación de un Programa de intervención en el marco de una institución educativa supuso un desafío en varios sentidos: en primer lugar, en lo referido a los límites e incumbencias de la universidad en el tratamiento de casos. En segundo lugar, en la generación de datos. Esto nos llevó a la creación de lo que ha sido la encuesta “Diagnóstico sobre Discriminación y Violencia de género” que fue realizada durante el año 2016.1 El libro indaga y analiza, a partir de los resultados de la encuesta, en los imaginarios, las prácticas y las experiencias en relación con la violencia de género y la discriminación en la población universitaria de los/las estudiantes de 1 Esta encuesta dentro del se llevó a cabo proyecto de investigación denominado “Relaciones de discriminación y violencias basadas en el género en la Universidad Nacional de San Martín”, dirigido por la doctora Vanesa Vázquez Lava. El mismo contó con el financiamiento del “Proyecto Puente 2014”.

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Pensar(nos) desde adentro

grado de la Universidad Nacional de San Martín, provincia de Buenos Aires. Para dicho fin, las dimensiones que fueron relevadas son, en primer lugar, las representaciones sobre la noción de violencia de género y las experiencias en torno a este tipo de violencia en distintos ámbitos de sociabilidad. En segundo lugar, las prácticas y representaciones sobre las violencias en los vínculos sexuales o de pareja (formales e informales) sufridas y perpetradas –quiénes la perpetraron y sobre quiénes, cómo actuaron ante estas situaciones, qué papel juega el amor en la violencia–. En tercer lugar, se abordaron las representaciones y prácticas de la violencia dentro de la universidad, los diferentes actores que intervienen, en relación con el hecho de ser varón, mujer, trans u otro género, orientación sexual y/o identidad de género. A su vez, se indagó sobre el papel y el enfoque que creen que debe optar la universidad ante estas situaciones. Este análisis se llevó a cabo problematizando las agencias de los actores en el ejercicio de la violencia y explicitando los sentidos que le dan los sujetos. Nos inclinamos, en este libro, por el concepto de violencia de género y no de violencia contra las mujeres dado que nos interesa detectar si la violencia de género es considerada por la comunidad universitaria (según la muestra obtenida en la encuesta) como un sinónimo de violencia contra las mujeres o si es pensada en términos más amplios. La perspectiva de análisis sobre el género, desde el PcVG, se basa en la lectura de Raewyn Connell (1995), para quien el ejercicio de la opresión y la violencia exceden la genitalidad y las sexualidades de las personas. La masculinidad funciona como un ideal regulatorio, aunque no fijo y en disputa, que rige a un grupo o sociedad en un contexto social e históricamente situado. Connell (1995) desarrolla una lectura del género que es crítica con respecto a las teorías que consideran a hombres y mujeres como categorías estáticas y ahistóricas. Para la autora el género es una forma de ordenamiento de la práctica social en la cual se superponen distintas lógicas. Analiza al género en relación con otros aspectos como, por ejemplo, clase, etnia y raza; y lo define en su acción, el género se hace: “necesitamos centrarnos en los procesos y relaciones por medio de los cuales los hombres y mujeres llevan vidas imbuidas en el género” (1995: 27). La noción de violencia de género trasciende la violencia ejercida contra las mujeres e incluye a todos aquellos cuerpos que no se adecúan a la masculinidad hegemónica (Connell, 1995) anclada en un sistema heteronormativo (Serrato y Balbuena, 2015). La masculinidad hegemónica existe en tanto hay subordinación de otros grupos, que pueden ser las mujeres en su multiplicidad, pero también los hombres no heterosexuales, ciertos heterosexuales que no cumplen con los estereotipos esperados de masculinidad, o varones no blancos. Asimismo, desde esta perspectiva entendemos a la violencia inmersa dentro de la masculinidad hegemónica, ya que trasciende la genitalidad de los 14


Introducción

sujetos y puede ser ejercida por distintas subjetividades, incluidas las mujeres. Esto permite desarrollar una noción más amplia que tienda a esencializar a la feminidad. Hablaremos aquí de un campo de estudio que ha sido escasamente desarrollado en la Argentina: la violencia de género en el ámbito universitario. Existen en nuestro país dos trabajos pioneros realizados en la Universidad Nacional de Córdoba: Violencia de género, una realidad en la universidad coordinado por Alicia Soldevila y Alejandra Domínguez (2014) y Maite, Rodigou Nocetti Trabajar en la Universidad: (Des) Igualdades de género por transformar (2011). El primero se basa en el análisis de la violencia hacia y entre los estudiantes, y entre docentes, no docentes y estudiantes, en los ámbitos de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Córdoba y en la propia institución universitaria. Este libro retoma el trabajo de una investigación sobre “La violencia de género en la población estudiantil de primero a quinto año de la carrera Licenciatura en Trabajo Social”, llevada a cabo en la Escuela de Trabajo Social de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Este análisis fue desarrollado durante los años 2013 y 2014, abarcando la totalidad de las dependencias de la misma universidad. Por su parte, el libro de Rodigou y Nocetti se basa en una investigación realizada con docentes del ámbito universitario, entre los años 2009 y 2010, y analiza las violencias de género que viven las docentes dentro de la universidad entendida como ámbito de trabajo. ¿Cómo estudiamos la violencia de género? Como anunciamos al comienzo, en el trabajo realizado nos propusimos abordar la violencia de género de forma integral. Teresa de Lauretis (1987), desde su noción foucaultiana de retórica de la violencia, indica que hay un orden de violencia en el lenguaje que nombra ciertos comportamientos y hechos que son aceptados como violentos, mientras que otros no. De este modo, se construyen objetos y sujetos de la violencia y la violencia misma como un hecho social. Esto hace que se invisibilicen otros agentes de violencia y que se determine cuáles relaciones amorosas son aceptables y cuáles no, en cada momento histórico. Un abordaje integral, sin desconocer una estructura de desigualdad de poder entre los géneros, se pregunta por las interacciones, problematiza los ámbitos y quiénes, genérica y sexualmente, ejercen y sobre quiénes se ejerce violencia, y qué sentido le dan sus agentes a las prácticas violentas. Consideramos que el marco de la gran relevancia y el impacto mediático que están teniendo las 15


Pensar(nos) desde adentro

marchas de “Ni una Menos”,2 es indispensable abonar con herramientas teórico empíricas y preguntas que apunten a un análisis de la temática que trascienda los enfoques victimizantes y punitivistas. Los principales desarrollos teóricos sobre la violencia contra las mujeres en la Argentina analizan el fenómeno desde perspectivas que tienden a considerar que son los varones quienes perpetran mayoritariamente este tipo de violencia y que las mujeres, aunque con resistencias, son receptoras de la violencia como lo indican autoras como María Luisa Femenías (2009) y Susana Velázquez (2006). Las lecturas de la violencia contra las mujeres, denominada por estas autoras como violencia de género, incluye “todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física” (Velázquez, 2003: 29). Si bien desde el PcVG retomamos esta noción de violencia en tanto consideramos que abarca distintos puntos clave que hacen a la violencia nos proponemos complejizar los agentes que la perpetran y sobre quiénes se ejerce. Estas autoras (Femenías, 2009; Velázquez, 2006) consideran que existe una dicotomía entre varón agresor y mujer agredida. Invisibilizan a las mujeres como agentes activos en la construcción de las interacciones violentas en los vínculos de pareja. Los niveles de agencia que les reconocen son como generadoras de resistencias a la violencia, pero no dentro de la interacción. Desde nuestro punto de vista, sin desconocer estructuras de desigualdad basada en el género, esto coloca a las mujeres en el lugar de víctimas y las desconoce como potenciales perpetradoras de violencia (Palumbo, 2015). Estos enfoques nos parecen problemáticos porque no visualizan las dinámicas y las agencias de la violencia en los diversos ámbitos. Por ejemplo, en lo que se refiere a los vínculos violentos de pareja dejan por fuera, en el caso de las relaciones de pareja y expareja, el papel que juega el amor romántico. En la sección “observaciones” de la encuesta realizada, los/as encuestadores/as podían mencionar distintas cuestiones que excedían al cuestionario y allí se ven anotaciones como las siguientes: “La encuestada confundía ciertas agresiones con juegos con su pareja (descalificaciones, burlarse)” o “El encuestado consideraba, en cierta medida, a los celos como normales en una relación de pareja”. Con el fin de problematizar estas dimensiones de la violencia nos basamos en las perspectivas teóricas de Raquel Osborne (2008, 2009) y Filomena ­Gregori (1995, 2003). Estas autoras, sin negar ni justificar la violencia que ejercen varones hacia mujeres y reconociendo que existen violencias que afectan a 2 Ni una menos es un movimiento de protesta en contra de la violencia machista que se dio en ochenta ciudades de la Argentina en junio del 2013 y durante los años 2016 y 2017. El movimiento también se ha extendido a otros países de la región.

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Introducción

las mujeres en su especificidad, colocan su foco de análisis en las interacciones3 y entienden que hay ciertas violencias ejercidas por mujeres hacia otras mujeres o hacia hombres, como por ejemplo la psicológica o el control de las redes sociales frecuentadas por la otra persona, que son un avasallamiento a la individualidad del otro sujeto. La violencia en los diversos ámbitos en los cuales se desarrolla, aunque afirme los valores de la masculinidad, no es una propiedad biológica y por ende no corresponde unívocamente a los varones (Osborne, 2009). Según Connell: (…) Nos estamos refiriendo a un proceso histórico que involucra al cuerpo y no a un conjunto fijo de determinantes biológicos. El género es una práctica social que constantemente refiere a los cuerpos y a lo que los cuerpos hacen, pero no es una práctica social reducida al cuerpo (1995: 6).

Siguiendo el pensamiento de esta autora, según el cual basamos nuestra noción de género, el ejercicio de la violencia, a diferencia de la definición de Femenías (2009) y Velázquez (2006), trasciende la violencia llevada a cabo contra las mujeres. Esta puede aplicarse sobre todos a aquellos cuerpos que no se adecúan a la masculinidad hegemónica (Connell, 1995). Esta idea nos permite pensar también en las mujeres que la encarnan cuando otros sujetos no cumplen determinadas expectativas socialmente esperables sobre su género, al momento de discriminar a otros por motivos sexuales, de etnia, clase, entre otros. En relación con los vínculos sexuales o de pareja formales e informales, hay sentidos y motivaciones violentas que generan erotismo (Bataille, 2010) en la pareja y permiten reafirmar sus representaciones sobre el amor romántico. Las escenas de celos, por ejemplo, se deben al miedo que provoca la posibilidad de que se quiebre el postulado de la fidelidad, propio del amor romántico. A partir de estas los miembros de una pareja “miden” cuán importante es uno para el otro y en la reconciliación reafirman su lugar de privilegio dentro de la vida del sujeto amado. Es decir, llevan al vínculo de un pasaje de estado de divergencia a otro de convergencia (Gregori, 1993). Las teorías donde prima una lectura punitiva de la violencia contra las mujeres, donde se las ve como víctimas pasivas sin agencia, invisibilizan que en esas discusiones por celos y control las parejas intentan entrar en un estado de fusión y comunicación (Bataille, 2010). Asimismo, las peleas se basan en conflictos derivados de que ciertos desempeños esperados para los sujetos según su género, dentro de los patrones heteronormativos, no son cumplidos (­ Gregori, 1993). Por 3 Comprendemos la noción de interacción desde la perspectiva de Erving Goffman quien define a la interacción como “la influencia recíproca de un individuo sobre las acciones del otro cuando se encuentran ambos en presencia física inmediata” (Goffman, 1971: 27). En otras palabras, cuando dos personas interactúan cara a cara, influencian recíprocamente sus acciones, de manera que el actor guiará su actuación ajustándose a los papeles representados por los otros actores, que a su vez son su público.

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Pensar(nos) desde adentro

ejemplo, cuando una mujer usa ropa demasiado ajustada se aleja de los guiones sociales esperados para una feminidad “respetable”. Dentro de la matriz heteronormativa su feminidad será ubicada en la frontera de lo aprobable. A estas motivaciones agregamos aquellas vinculadas al amor romántico, a saber, la falta de reciprocidad de expectativas dentro del vínculo o de entrega “total”. Otro punto de vacancia que encontramos en los estudios de la violencia de género es la violencia en las relaciones no heterosexuales (Hammond, 1986; Cantera y Blanch, 2010) y la violencia que ejercen las mujeres hacia otras mujeres. Explica Rojas-Solis, retomando a Cantera (2004): “La equiparación género-mujer y la rígida dicotomía hombre-agresor y mujer-víctima minimizó y oscureció el campo de estudio de la violencia entre parejas no ‘normales’ o en situaciones donde la mujer fuera la agresora y el hombre, la víctima” (2015: 8). Esta invisibilización, dentro de los estudios sobre la violencia, de las mujeres como agentes perpetradores de violencia en sus distintos vínculos nos lleva a reflexionar sobre cómo subyace una visión de las mismas cercana a la inocencia, a la sumisión y a la bondad. Sin con esto negar que la violencia en los vínculos interpersonales genera efectos principalmente negativos en las mujeres, dado que por ejemplo vivencian situaciones de violencia física, nos interesa problematizar las violencias que ellas ejercen en sus vínculos. Tal como explica Osborne “Mencionar o tener en cuenta la violencia perpetrada por las mujeres no tiene por qué rebajar un ápice la gravedad de la violencia de hombres a mujeres” (Osborne, 2009: 7). En resumen, estos interrogantes: quiénes perpetran violencia, sobre quiénes se ejerce y qué sentido atraviesa el ejercicio de la misma serán problematizados en diversos ámbitos incluido el universitario. Comprendemos este espacio, como cualquier otro, de manera sexuada y no neutral. Los espacios no son simplemente un escenario, sino que son constantemente (re)producidos dentro de complejas relaciones entre la cultura, el poder y las diferencias, y varían a lo largo del tiempo. Los espacios y los lugares y los sentidos que los sujetos les otorgan están atravesados por el género (Massey, 1994). Asimismo, nos preocupa la integridad de los/as estudiantes no solo dentro de las paredes que conciernen a la universidad sino en la multiplicidad de espacios por los cuales transitan y sociabilizan. De allí que nos haya parecido importante indagar en experiencias de violencia en sus diversos vínculos y ámbitos de sociabilidad.

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