Comercio con Curazao activo con nuevas reglas

Una nueva etapa de relaciones más ordenadas y organizadas entre Venezuela y Curazao se dio inicio con la salida de las dos embarcaciones que reanudaron la actividad comercial entre nuestro país y la isla, el pasado 3 de abril y que se hizo efectivo el pasado 7 de mayo.

Lo que anteriormente se daba como una relación de hermandad, dado los años de intercambio, pasó a ser una relación binacional formal luego del cierre por cuatro años de la frontera marítima entre ambas naciones.

Reanudar las operaciones marítimas llevó a los dos gobiernos acordar con ciertos requisitos y exigencias internacionales, en virtud de mantener la diplomacia de paz y el reencuentro de los pueblos. Unos están orientados a los productos exportables, los otros hacia la navegación, la migración y el control sanitario.

El secretario de Economía Productiva y Exportación de la Gobernación de Falcón, Sergio Quintero, indicó que la instancia está preparada para asesorar y acompañar a los exportadores en el proceso.

Los dos primeros barcos que llegaron a Curazao fueron Viejo Nano y Dacximar II que hacen historia en la ruta naviera, tras la reapertura de la frontera marítima con las islas de Aruba, Bonaire y Curazao.

Su primer cargamento estuvo integrado por cuatro toneladas, entre aguacate, limón, patilla y plátano, mercancía autorizadas para permanecer dos meses en el mercado flotante de Punda.

Productos de primera. Uno de los miembros de la Asociación Barquitos de La Vela en el municipio Colina, Pedro Chacón, detalló que para posicionar un producto venezolano en la isla de Curazao, éste debe ser de primera.

En el caso de esta isla Antillana, solo se le dio apertura a la exportación de frutas, verduras, pescado, panela, aceite de coco, aceite de aguacate, onoto, comino, clavos de olor, hojas de plátano y pabilo para amarrar hallacas.

Así, el exportador deberá, en primera instancia, tener una empresa legalmente constituida con sus declaraciones fiscales al día ante el Seniat y debidamente registrada ante la Cámara de Comercio y la Alcaldía respectiva.

Sobre la exportación de frutas y verduras, el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai) debe otorgar el certificado fitosanitario y para el pescado el certificado zoosanitario lo entrega el Instituto Socialista de la Pesca y Acuicultura (Insopesca).

Ambos documentos tienen como finalidad evitar la propagación de plagas, insectos o parásitos a través de los rubros.

Además, debe estar registrado en la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, encargado principalmente del control y seguimiento del depósito y despacho de los productos agrícolas, y ante la Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria (Sunagro), a cargo del control de la cadena agroalimentaria en el territorio nacional. La legislación venezolana exige que estén inscritos en el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) y en la Cámara de Exportadores, y hacer lo propio en la Secretaría de Exportación de la jurisdicción regional del estado Falcón.

Los aranceles. La exportación de cada rubro tiene que pagar un impuesto en petros al Estado venezolano para completar los requisitos de exportación. El vicepresidente de la Cámara de Comercio de Colina, Juan Gotopo, dijo que. según la ordenanza municipal, los barcos también tienen que cancelar 1,5% de la factura comercial a exportar por concepto

2 meses podrán pernoctar en el mercado flotante de Punda del uso de los espacios del muelle pescador de La Vela. “De abril a diciembre de este año será dicha tasa del 1,5%, a partir del 2024 incrementarán el arancel a 2,5%, pero nada comparado al 6% que se cancelaba antes del cierre de la frontera”, acotó Gotopo.

Navegación segura. Una vez tenga todas las certificaciones del producto a exportar, los interesados deben presentar las solicitudes a nivel naviero ante la Capitanía de Puertos, institución adscrita al Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos, Inea.

Anteriormente, los marinos venezolanos entraban a Curazao solo con la Fórmula Q pero ahora les exigen la libreta amarilla, una especie de libro pequeño donde se registran los títulos náuticos profesionales y las especialidades “Standards of Training, Certification, and Watchkeeping” (Stcw), que se refiere a la calificación del personal de los buques, entre ellas están los capitanes, oficiales, marineros. Cada tripulante debe tener cursos en el área marítima que respalden su experiencia, así como pasaporte vigente y la vacunación contra la fiebre amarilla. Las embarcaciones deben presentar su cédula marina, el certificado de matriculación y aprobar la prueba marítima, en ella el Instituto Nacional de Espacios Acuáticos, Inea, verifica que el barco cuente con las condiciones para movilizarse en alta mar, al menos 50 millas náuticas.

También deben estar dotadas con equipos técnicos de rescate, entre ellos, extintores, balsas con radios y chalecos salvavidas de acuerdo a los estándares internacionales. Luego de cubrir todo este proceso, el papeleo debe ser entregado a la Capitanía de Puertos para que gestione ante el gobierno de Curazao, en un lapso de ocho semanas, la solicitud de amarre, que no es más que el permiso para pernoctar en el mercado flotante de Punda, por dos meses cuando se trate de la venta de frutas y 15 días para quienes lleven el pescado para la venta.

Además deben consignar el listado de la tripulación con los respectivos soportes ante las autoridades. Ésto les permitirá obtener el permiso de zarpe y la fijación del día de la salida y llegada a los muelles. El itinerario fijado para la entrada de barcos venezolanos a la isla quedó establecido de lunes a viernes de 6 am a 6 pm, mientras que las salidas podrán efectuarse los días miércoles de 10 am a 12 m y los días viernes de 4 pm a 6 pm. ●

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