INFORME ALERTA BAJA EFICIENCIA EN ATENCIÓN PRIMARIA DE SALUD EN CHILE PESE A MAYOR FINANCIAMIENTO
Enorme hallazgo podría cambiar para siempre el tratamiento contra la depresión
Nuevos centros e institutos: aporte para el desarrollo de conocimiento en áreas clave como salud
CONTENIDOS
3 EDITORIAL
Dra. Mónica Canales, decana de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello
4 ESPECIAL: 5 años de la pandemia COVID
Salud chilena en la era postpandemia: ¿Hacia un sistema más eficiente y justo?
Columna | Lecciones aprendidas y mirada de futuro
¿Cómo afectó la pandemia la salud musculoesquelética de los chilenos?
Cinco años después: cómo cambió la alimentación de los chilenos tras la pandemia
Vacunación y su rol en la inmunización, claves en la salud pública
Pandemia de COVID-19 y su impacto en las enfermedades crónicas
Farmacovigilancia, automedicación y digitalización: Las tres caras del impacto COVID-19 en Chile
La evolución de la telemedicina y de las atenciones virtuales tras la pandemia
Pandemia y sus consecuencias en la salud bucal de los chilenos
Impacto de la pandemia en el acceso a la salud sexual y reproductiva en Chile: Desafíos y aprendizajes
26 INVESTIGACIÓN
Investigación liderada por chilenos descubrió nuevo fármaco que podría mejorar el tratamiento de la depresión
Informe alerta baja eficiencia en la Atención Primaria de Salud en Chile pese a mayor financiamiento
Académica de Odontología publicó innovador folleto en Braille sobre higiene oral para personas con discapacidad visual
32 UNAB FUTURO
Salud desde distintas miradas: UNAB lanza nuevos centros de investigación para abordar desafíos globales
36 CAMPOS CLÍNICOS
Experiencia temprana, profesionales preparados: el valor de los Campos Clínicos UNAB en la formación de estudiantes
DIRECTORA RESPONSABLE: Patricia Zvaighaft
EDITORA GENERAL: Sonia Tamayo Herrera
COMITÉ EDITORIAL: Dra. Mónica Canales, Dra. Joyce Huberman, Dr. Patricio Burdiles y Dr. Christian Campos
REDACCIÓN: Felipe Salazar, Tania Merino y Angie Gatica.
COLABORADORA: Isabel Pinto.
FOTOGRAFÍA: Carolina Corvalán Aránguiz, Gentilezas y bancos de fotografías
DISEÑO: Dirección de Producción de la Universidad Andrés Bello
DIRECCIÓN: Vicerrectoría de Comunicación Estratégica de la Universidad Andrés Bello, Fernández Concha 700 –Las Condes, Chile
CONTACTO
EMAIL: stamayo@unab.cl
Publicación semestral formato digital
Círculo Salud – N º 26, junio 2025
Hace cinco años, el mundo enfrentó una de las crisis sanitarias más profundas de la historia reciente. La pandemia por COVID-19 no solo desbordó los sistemas de salud, sino que dejó marcas duraderas en las personas, las comunidades y las políticas públicas. Hoy, desde las voces que construyen y cuidan la salud de la población, es urgente detenernos a reflexionar sobre sus consecuencias y las tareas que aún quedan pendientes. No se trata solo de cifras o registros clínicos, sino de una transformación colectiva en la forma de enfermar, de cuidarse y de habitar el sistema de salud.
Diversos estudios científicos, desde The Lancet, PubMed, SciELO y los reportes del MINSAL, confirman que los efectos de la pandemia trascienden los problemas de salud respiratoria. En Chile, las secuelas físicas, mentales y sociales son profundas, y afectan de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables.
En 2020, el COVID-19 fue la principal causa de muerte en el país, reduciendo en 1,5 años la esperanza de vida de los hombres y en casi un año la de las mujeres. Se registró un exceso de más de 22.000 muertes en un periodo de 18 meses, con mayor impacto en regiones del norte y zonas empobrecidas. El confinamiento prolongado dejó una huella severa en la salud musculoesquelética, con aumentos de dolor crónico, inactividad y pérdida funcional, especialmente en adultos mayores.
A esto se suman consecuencias menos visibles, pero igual de graves: la interrupción sistemática de controles esenciales para adultos, embarazadas y niños, con un impacto silencioso que compromete generaciones futuras. Las enfermedades crónicas se descompensaron, la automedicación creció de forma preocupante y las alteraciones en la alimentación impulsaron el aumento del sobrepeso y la obesidad, en todos los grupos etarios. La salud bucal, en tanto, ha sufrido un
Editorial
deterioro silencioso, especialmente entre niños y personas mayores, producto de la suspensión prolongada de controles y tratamientos.
Uno de los grandes logros fue la vacunación, sin duda, uno de los pilares fundamentales para contener la crisis. Se estima que salvó más de 75 mil vidas en Chile, se evitaron más de un millón de contagios y casi 86 mil ingresos a UCI, entre 2021 y 2022. Sin embargo, hoy enfrentamos nuevos desafíos en torno a la confianza pública en las vacunas y la cobertura de inmunizaciones históricas.
También emergieron oportunidades: la pandemia aceleró la telemedicina, la salud digital en el área de la salud, herramientas con gran potencial para reducir brechas de acceso. No obstante, es importante seguir avanzando en los vacíos en la regulación, calidad y equidad territorial.
En este escenario, la conmemoración del Día Mundial de la Salud 2025 “Comienzos saludables, futuros esperanzadores”, cobra una urgencia especial. Es momento de consolidar los aprendizajes, reparar las brechas y rediseñar un sistema de salud centrado en la prevención, la equidad y la dignidad de las personas, asegurar el acceso universal y humanizar el cuidado. La pandemia mostró con crudeza las limitaciones del sistema, pero también abrió una ventana para repensarlo.
Esta edición especial de Revista Círculo Salud busca justamente iluminar estas realidades desde una mirada multidisciplinaria, proponiendo soluciones concretas y sostenibles.
Convocamos desde aquí a las autoridades, a los equipos de salud, al mundo académico y a la ciudadanía a sostener el compromiso con el cuidado colectivo. Porque cinco años después, la salud sigue siendo el desafío más urgente.
Dra. Mónica Canales
Decana Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello
Salud chilena en la era
postpandemia:
¿Hacia un sistema más eficiente y justo?
La pandemia impulsó cambios sin precedentes en el sistema de salud chileno, pero la equidad en el acceso y la formación de profesionales en nuevas tecnologías siguen siendo tareas pendientes.
La pandemia de COVID-19 no solo dejó una huella imborrable en la salud pública mundial, sino que también transformó radicalmente el sistema de salud chileno, orillándolo a una vertiginosa transformación. A cinco años del inicio de la crisis sanitaria, desde que en marzo de 2020 se detectara el primer contagio local, el país ha experimentado cambios significativos en la forma de brindar atención médica, gestionar recursos y prepararse para futuras emergencias, que, se dice, podrían estar más cerca de lo deseado. Estos cambios, aunque impulsados por la urgencia, han sentado las bases para un sistema más robusto desde lo digital, flexible y humano. Sin embargo, los desafíos persisten y, por lo tanto, es preciso estar alertas.
CONSOLIDACIÓN DE LA TELEMEDICINA
Uno de los legados más evidentes de la pandemia es la consolidación de la telemedicina. Gustavo Constenla, director de la Escuela de Medicina de la Universidad Andrés Bello, señala que “lo que comenzó como una solución de emergencia para evitar el colapso hospitalario y reducir el riesgo de contagios, terminó por convertirse en una herramienta cotidiana para médicos y pacientes”.
Las consultas virtuales, que antes eran una excepción, ahora forman parte de la rutina en muchos centros de salud. Este cambio ha mejorado el acceso a la atención médica, especialmente para aquellos que antes debían recorrer largas distancias para ver a un especialista. Sin embargo, Constenla advierte que “aún hay desafíos por superar, como la brecha digital en zonas rurales”.
DESGASTE DEL PERSONAL SANITARIO Y LAS REFORMAS LABORALES
La pandemia también alteró profundamente la relación entre el sistema de salud y quienes trabajan en él. El desgaste del personal sanitario fue evidente desde los primeros meses de la crisis, y esa presión prolongada dejó huellas imborrables. Según Constenla, “el reconocimiento social hacia médicos, enfermeros, técnicos y auxiliares se tradujo en ciertas reformas laborales: mejores condiciones, acceso a programas de salud mental y un replanteamiento de los turnos excesivos que tanto afectaron el bienestar del equipo de salud”. Estas reformas han sido un paso importante para mejorar la calidad de vida de los trabajadores de la salud, pero aún queda mucho por hacer para garantizar su bienestar a largo plazo.
La pandemia actuó como un espejo que reflejó las debilidades estructurales del sistema de salud chileno. La escasez de camas críticas, la falta de ventiladores mecánicos y la saturación de hospitales obligaron a realizar inversiones urgentes. Constenla destaca que “se crearon redes de colaboración público-privadas,
se ampliaron unidades de cuidados intensivos y se diseñaron protocolos que, aunque nacieron en medio del caos, sentaron las bases para una mejor preparación ante futuras emergencias”. Estas inversiones han fortalecido la capacidad del sistema para responder a crisis sanitarias, pero también han dejado en evidencia la necesidad de una planificación más estratégica y equitativa.
LISTAS DE ESPERA Y EQUIDAD EN EL ACCESO
Uno de los desafíos más persistentes en el sistema de salud chileno es la equidad en el acceso a la atención médica. Durante los años más duros de la pandemia, las listas de espera se dispararon, y pese a los esfuerzos por reducirlas, muchas personas aún aguardan meses, incluso años, por cirugías o tratamientos especializados. El médico reconoce que “la equidad en el acceso sigue siendo una herida abierta: mientras algunos pueden acceder fácilmente a tecnologías y especialistas, otros siguen enfrentando enormes obstáculos”. Este problema no solo afecta a los pacientes, sino que también pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de salud a largo plazo.
IA COMO HERRAMIENTA CLAVE
La pandemia también aceleró la adopción de tecnologías avanzadas en el sistema de salud, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial (IA). Matías Villarroel Vera, académico de Tecnología Médica UNAB Concepción, explica que “la IA ha cambiado la manera en que se analizan las imágenes médicas, sobre todo a partir de la pandemia de COVID-19”. Durante la emergencia sanitaria, los sistemas de IA demostraron ser una herramienta clave para agilizar los diagnósticos y mejorar la eficiencia de los sistemas de salud. Villarroel destaca que “estos sistemas se enfocaron en detectar signos de neumonía causada por COVID-19, pero con el tiempo, su aplicación se ha extendido para ayudar a diagnosticar enfermedades pulmonares crónicas, patologías cardiovasculares, cáncer y trastornos neurológicos”.
Además, la IA ha mejorado la transparencia en el análisis de imágenes médicas. Villarroel señala que “antes, los profesionales de la salud dudaban de los resultados porque los algoritmos funcionaban como una ‘caja negra’ sin explicaciones claras. Ahora, nuevas técnicas permiten visualizar qué partes de una imagen influyeron en la decisión de la IA, lo que ha aumentado la confianza en su uso y facilitando su integración en la práctica clínica”. Sin embargo, el académico advierte que “también han surgido preocupaciones sobre la privacidad de los pacientes y la equidad en el acceso a estas tecnologías”.
Otro avance significativo en el sistema de salud chileno ha sido la integración de la robótica en la atención
médica. Carlos Toro Navarrete, director de Ingeniería en Automatización y Robótica de la UNAB sede Concepción, explica que “durante la pandemia, se popularizaron los robots asistentes en centros de salud para minimizar el contacto físico del personal con pacientes, encargándose de la entrega de medicamentos, alimentación, sanitización de ambientes o sirviendo como primera interacción entre consultantes y personal médico”. Toro destaca el caso del robot “EVA”, implementado en el Hospital Padre Hurtado en 2020, y el robot ROSA, utilizado en el Hospital Las Higueras en esa región para asistir en intervenciones quirúrgicas de traumatología.
DESAFÍOS PARA FUTURAS PANDEMIAS
A pesar de los avances, el sistema de salud chileno aún enfrenta desafíos significativos para prepararse para futuras pandemias. Uno de los principales es la necesidad de una mayor inversión en infraestructura y tecnología. Constenla señala que “la pandemia actuó como un espejo que reflejó las debilidades estructurales del sistema”, y aunque se han realizado inversiones urgentes, aún queda mucho por hacer para garantizar que el sistema esté preparado para futuras crisis.
Además, es fundamental abordar la equidad en el acceso a la atención médica. El director de la Escuela de Medicina UNAB reconoce que “la equidad en el acceso sigue siendo una herida abierta”, y es necesario implementar políticas que garanticen que todos los chilenos, independientemente de su ubicación geográfica
o nivel socioeconómico, tengan acceso a servicios de salud de calidad.
Finalmente, la formación de profesionales de la salud en el uso de tecnologías avanzadas es crucial. Villarroel agrega que “será necesario garantizar que los profesionales de la salud reciban formación adecuada para utilizar estas herramientas de manera efectiva”. Esto incluye no solo la capacitación en IA y robótica, sino también en la gestión de crisis sanitarias y la atención centrada en el paciente.
“Se crearon redes de colaboración públicoprivadas, se ampliaron unidades de cuidados intensivos y se diseñaron protocolos que, aunque nacieron en medio del caos, sentaron las bases para una mejor preparación ante futuras emergencias”.
Gustavo Constenla, director de la Escuela de Medicina UNAB
¿Cómo afectó la pandemia la salud musculoesquelética de los chilenos?
El impacto del sedentarismo, el aumento de peso y la falta de acceso a rehabilitación aún se sienten en la población. Especialista advierte sobre la necesidad de fomentar la actividad física y mejorar el acceso a tratamientos.
Incluso a cinco años del inicio de la pandemia de COVID-19, los efectos del confinamiento aún se sienten en la salud musculoesquelética de los chilenos. La drástica reducción en los niveles de actividad física, el aumento del peso corporal y el impacto en la salud mental dejaron secuelas que repercutieron en nuestra vida cotidiana.
Revista Círculo
Andrés Bello
Carolina Fuentes, kinesióloga y académica de la carrera de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, señala que el confinamiento decretado en marzo de 2020 provocó una disminución de entre un 40% y un 60% en los niveles de actividad física. «Esto, combinado con el estrés y los cambios en la alimentación, contribuyó significativamente al deterioro de la salud musculoesquelética», explica la especialista.
Entre las afecciones más reportadas durante y después del confinamiento se encuentra el dolor lumbar, el cual, según la evidencia, es la principal causa de discapacidad en el mundo. «Aunque su origen es multifactorial, la obesidad y los factores ocupacionales han jugado un rol clave en el desarrollo de esta condición», indica Fuentes. Durante la pandemia, señala, la población chilena experimentó un aumento de peso superior al 10%, impulsado por la ansiedad, el estrés y la reducción de la actividad física.
Durante la pandemia, muchas personas con trastornos musculoesqueléticos preexistentes vieron agravada su condición debido a la falta de acceso a servicios de salud. «Los cambios en la prestación de servicios y la limitación de recursos hicieron que muchos pacientes no recibieran la atención necesaria. La telerrehabilitación emergió como una alternativa, pero su implementación fue limitada por barreras tecnológicas y económicas», destaca Fuentes.
GRUPOS DE RIESGO
Algunos grupos presentan un mayor riesgo de desarrollar síntomas musculoesqueléticos. «La edad es un factor determinante, ya que con el envejecimiento aumentan los cambios degenerativos y la disminución de la capacidad funcional», sostiene Fuentes. Además, la prevalencia es mayor en mujeres, quienes enfrentan barreras adicionales para la práctica de actividad física. «Los roles de género influyen en la gestión del tiempo, lo que hace que muchas mujeres prioricen responsabilidades familiares por sobre su bienestar físico», agrega.
Otro factor relevante es la presencia de enfermedades crónicas. «Personas con diabetes mellitus, por ejemplo, tienen mayor riesgo de padecer dolor musculoesquelético. Factores como la hiperglucemia y la obesidad pueden estar detrás de esta asociación», puntualiza la kinesióloga. Asimismo, la obesidad aumenta la carga biomecánica sobre las articulaciones, favoreciendo la aparición de molestias y lesiones.
Al respecto, la especialista enfatiza la importancia de fomentar la actividad física y mejorar el acceso a la rehabilitación. «Es fundamental promover programas accesibles, incorporar pausas activas en el trabajo y fortalecer la telerrehabilitación para aquellos que no pueden acudir a un centro de salud», sugiere. Además,
considera clave impulsar campañas de concientización sobre la salud musculoesquelética, con el objetivo de prevenir y tratar estas afecciones de manera temprana.
Pese a que han pasado varios años desde la pandemia, los niveles de actividad física siguen siendo bajos. “Dado que la evidencia muestra que la prevalencia de los trastornos musculoesqueléticos aumenta con la edad, se debe prestar especial atención a su asociación con la actividad física entre los profesionales de mediana edad y mayores”.
Es importante resaltar, asegura la académica, que, de la totalidad de personas que presentan dolor musculoesquelético, aproximadamente un tercio presentará dolor persistente, “cuyo abordaje es más difícil y conlleva consecuencias físicas, psicológicas y sociales, discapacidad e invalidez, la mayor prevalencia de dolor persistente radica en el sistema musculoesquelético, donde la principal causa es el dolor lumbar”.
Es clave entonces no permanecer pasivos frente a esta realidad. Los trastornos musculoesqueléticos causan más limitaciones funcionales que cualquier otro grupo de trastornos. Conducen a enormes gastos sanitarios y pérdida de empleo. Debemos, entonces, comenzar a movernos.
“Los cambios en la prestación de servicios y la limitación de recursos hicieron que muchos pacientes no recibieran la atención necesaria”.
Carolina Fuentes, académica de la carrera de Kinesiología UNAB.
Cinco años después: cómo cambió la alimentación de los chilenos tras la pandemia
El COVID-19 dejó una huella en nuestros hábitos alimentarios. Aumentó el consumo de ultraprocesados, la ansiedad ligada a la comida y los casos de sobrepeso ¿Qué desafíos persisten?
Han pasado cinco años desde que la pandemia de COVID-19 obligó al mundo a encerrarse. En Chile, los efectos del confinamiento, la incertidumbre económica y el estrés dejaron una marca en los hábitos alimentarios de la población, afectando directamente su salud nutricional.
Según Natalia Contreras, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Andrés Bello, “la pandemia provocó modificaciones significativas en la dieta de los chilenos. Las restricciones de movilidad, junto al estrés y la disminución del poder adquisitivo, llevaron a muchas personas a cambiar lo que comían, cuánto comían y cómo se relacionaban con los alimentos”.
AUGE DE LOS ULTRAPROCESADOS
Durante los meses de encierro, muchas personas optaron por alimentos de fácil acceso, larga duración y rápida preparación. El resultado: un aumento sostenido en el consumo de productos ultra-
LA CARA EMOCIONAL DE LA ALIMENTACIÓN
La ansiedad, el miedo y la incertidumbre también se metieron en la cocina. Contreras cuenta que varios estudios demostraron cómo el estrés pandémico influyó en la relación emocional con los alimentos. Muchas personas comenzaron a comer por ansiedad o tristeza, en lo que se conoce como “alimentación emocional”.
“La pandemia afectó la salud mental de la población y eso tuvo un impacto directo en la forma de alimentarse. Se observó un aumento en el consumo de alimentos menos saludables como forma de regular las emociones, algo que puede derivar en un círculo vicioso difícil de romper”, señala la experta.
¿Y AHORA QUÉ?
A pesar del retorno a la “normalidad”, algunos hábitos adquiridos durante la pandemia han perdurado. Hoy, el desafío, explica Contreras, es doble: revertir los cambios negativos que dejó la crisis sanitaria y enfrentar las consecuencias que ya se han manifestado, como el alza en los índices de sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2 e hipertensión arterial.
“Es fundamental reforzar la educación nutricional y las políticas públicas que permitan acceder a una alimentación saludable”, enfatiza.
procesados y comida rápida. Esto no solo se tradujo en un deterioro de la calidad de la dieta, sino también en mayores riesgos para la salud. Estudios han demostrado que estos productos —ricos en grasas, azúcares y sodio— están directamente relacionados con el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles.
“Muchos de estos alimentos ofrecen una solución rápida y económica en momentos de crisis, pero su valor nutricional es muy bajo. Su consumo excesivo puede generar consecuencias como sobrepeso, obesidad e incluso enfermedades metabólicas a largo plazo”, advierte Contreras.
La alteración de rutinas también afectó la frecuencia y cantidad de las comidas. Con más tiempo en casa, muchas personas comenzaron a comer más seguido y en porciones más grandes. De hecho, un estudio de Ipsos reveló que un 51% de los chilenos declaró haber subido de peso durante la pandemia, posicionando al país como el segundo con mayor porcentaje de aumento en Sudamérica.
Esto se sumó a la fuerte disminución de la actividad física. Según el mismo estudio, un 33% de los encuestados indicó haber dejado de practicar actividad física.
RECOMENDACIONES
Para avanzar hacia una mejora de los hábitos alimentarios y mitigar los efectos de la pandemia, la académica UNAB entrega algunas recomendaciones clave:
• Fomentar una dieta equilibrada, basada en las guías alimentarias chilenas, que privilegie alimentos frescos como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
Reducir el consumo de productos ultraprocesados, ricos en grasas, azúcares y sodio.
• Promover la actividad física regular, adaptada a las posibilidades de cada persona.
Brindar apoyo psicológico, ya que el bienestar emocional influye directamente en los hábitos alimenticios.
• Impulsar campañas educativas y políticas públicas, que permitan el acceso económico y físico a alimentos saludables, especialmente en comunidades de menores ingresos.
Vacunación y su rol en la inmunización, claves en la salud pública
Francisco Álvarez, académico de la carrera de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar, explicó que la pandemia confirmó la relevancia que tienen los procesos de vacunación para la salud pública en Chile.
Círculo
Andrés Bello
Lecciones aprendidas y mirada de futuro
Por María Jesús Hald Directora de Educación Continua, Facultad de Medicina, U. Andrés Bello
La pandemia evidenció que los recursos humanos son tan importantes como la infraestructura. Y Chile mostró una rápida reconversión de camas críticas, adquisición de ventiladores e insumos médicos, y articulación efectiva entre el sector público y privado bajo una coordinación centralizada. Sin embargo, el costo humano fue alto: los equipos sanitarios estuvieron sobre exigidos, expuestos a largas jornadas de trabajo y se vieron enfrentados a situaciones de difícil toma de decisiones especialmente en unidades de cuidados intensivos en que la demanda por camas críticas superó en ocasiones la oferta.
Una de las estrategias sanitarias más efectivas fue la Estrategia TTA (Testeo, Trazabilidad y Aislamiento). Asimismo, ante la velocidad de propagación, se decretaron cuarentenas generales, medidas que buscaban disminuir la movilidad social para reducir el número de contagios, sin embargo, su implementación masiva evidenció la necesidad de estrategias más focalizadas y sostenibles en el tiempo, dado las implicancias económicas y en educación en todos sus niveles.
Un gran desafío fue la capacidad limitada para confirmar casos mediante la prueba o “test” de Reacción en Cadena de la Polimerasa, conocida universalmente como PCR. Como respuesta a este desafío, Chile impulsó rápidamente la habilitación y expansión de laboratorios públicos y privados, incorporando tecnología de biología molecular, automatización y personal capacitado. Esto permitió aumentar de algunos cientos a miles de exámenes diarios, factor clave para el control epidemiológico descentralizando el acceso al testeo.
La ampliación geográfica del testeo permitió llegar a todos los rincones del país. La estrategia de búsqueda activa de casos (BAC) por test de PCR fue clave para identificar contagios en territorios con alta carga viral, incluyendo los sujetos asintomáticos. Así, por trazabilidad epidemiológica se identificaban los contactos estrechos, notificándolos y aislándolos de forma segura.
Con el tiempo, las cuarentenas se reemplazaron por el Plan Paso a Paso, una estrategia más dinámica basada en cinco fases que permitía ajustar medidas según los indicadores epidemiológicos por comuna. Si bien logró equilibrar control sanitario y reactivación económica, también enfrentó desafíos en su implementación y comunicación de riesgo entre autoridades y la ciudadanía.
El hito final y exitoso de estrategias de control y retorno fue la vacunación masiva a fines del año 2020. Gracias a una sólida red de atención primaria, Chile logró una alta cobertura de vacunación, siendo la más alta de América Latina. Apoyando la medida de salud pública se agregó una herramienta de incentivo clave, cual fue el Pase de Movilidad, implementado en mayo de 2021: este documento digital permitió el retorno a la presencialidad y mayor libertad de desplazamiento para personas vacunadas.
Asimismo, la gratuidad en la vacunación eliminó las barreras socioeconómicas y facilitó la reactivación económica de sectores como el turismo, comercio y cultura, confirmando que el mayor beneficio de las vacunas va más allá de la protección individual, su impacto radica en el efecto comunitario positivo que generan.
El sistema de salud pública chileno salió fortalecido pues hoy cuenta con mayor capacidad diagnóstica, integración digital, vigilancia genómica y reconocimiento del rol de la atención primaria. Sin embargo, ese fortalecimiento sigue siendo frágil si no se respalda con inversión sostenida y visión estratégica.
DESAFÍOS
Como es habitual tras una gran crisis, hay señales de relajo. Además, han resurgido otras amenazas. El sarampión, enfermedad altamente contagiosa y prevenible por vacunas, ha vuelto a activarse este 2025, con brotes en países como Estados Unidos, Perú, Brasil y Reino Unido. Esta reemergencia se relaciona con la caída de las tasas de vacunación, desinformación, movimientos sociales antivacunas, brechas en la vigilancia y falta de respuesta oportuna a casos importados.
Por lo anterior, Chile debe reforzar su estrategia de inmunización, reconstruir la confianza pública en las vacunas y fortalecer la vigilancia epidemiológica para evitar la reintroducción de enfermedades eliminadas.
La amenaza actual más importante es la influenza aviar (H5N1), virus con alta capacidad de mutación que ha sido detectado en especies animales no habituales como vacas lecheras en EE.UU., abriendo nuevas vías de transmisión.
La próxima pandemia es una posibilidad real en Chile y en el mundo, por lo que se debe seguir construyendo un sistema sanitario capacitado para la respuesta de emergencias y desastres, equitativo y basado en la mejor evidencia científica, que proteja a toda la población, desde una mirada equitativa.
4 nuevos institutos y centros de investigación para aportar soluciones a los grandes desafíos globales
Con ello, U. Andrés Bello fortalece su proyecto institucional y suma 22 unidades dedicadas a resolver, con análisis e investigación de alto nivel, las problemáticas más relevantes que afectan a nuestra sociedad.
Centro de Investigación para la Resiliencia a Pandemias
Instituto de Investigación del Cuidado en Salud
Director CLAUDIO CABELLO
Doctor en Ciencias Biológicas
Directora NALDY FEBRÉ
Doctora en Ciencia de la Salud/Epidemiología
Instituto One Health
Director CLAUDIO AZAT
Doctor en Medicina de la Conservación
Centro de Investigación para el Diseño de Materiales
Director WILLIAM TIZNADO
Doctor en Química
Revista Círculo Salud
Pandemia de COVID -19 y su impacto en las enfermedades crónicas
La falta de seguimiento médico durante la pandemia y el cambio en los hábitos de vida han generado un aumento de hasta 20% en enfermedades no transmisibles, según la OMS y OPS.
Cinco años después del inicio de la pandemia de COVID-19, América Latina enfrenta una creciente crisis sanitaria derivada del aumento sostenido en la incidencia de enfermedades crónicas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se ha registrado un incremento del 20% en las enfermedades no transmisibles en comparación con el periodo anterior a la pandemia.
Actualmente, más del 40% de la población adulta en la región padece alguna condición crónica, un dato que plantea serios desafíos para los sistemas de salud pública. Durante los meses más críticos de la pandemia, hasta un 50% de los pacientes con enfermedades crónicas no recibieron un seguimiento adecuado, lo que deterioró significativamente su estado de salud.
CAMBIOS DE HÁBITOS Y FACTORES DE RIESGO
Michel Garat, director de la carrera de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, sede Santiago, atribuye este fenómeno a factores como la inactividad física, el sedentarismo, una alimentación deficiente y el deterioro de la salud mental. “Estos elementos contribuyen a una mayor prevalencia de enfermedades crónicas, incluso en segmentos de la población que anteriormente no estaban en riesgo”, explicó el académico. Dentro de las enfermedades crónicas que más se incrementaron de acuerdo con lo indicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), están:
• Diabetes tipo 2: Con un aumento del 16% entre 2020-2021, esta enfermedad ha registrado un alza notable entre jóvenes, impulsada por el sedentarismo y cambios en la dieta. Además, un 25% de los casos no fueron diagnosticados a tiempo por la interrupción de controles médicos.
• Hipertensión y enfermedades cardiovasculares: Han mostrado un incremento del 12%, también entre 2020 y 2021, especialmente en mayores de 50 años. El estrés, la reducción de actividad física y un mayor consumo de sodio han sido factores clave.
• Trastornos de salud mental: La ansiedad y la depresión aumentaron un 25% a nivel global, y en América Latina, el 40% de los adultos ha sufrido alguna alteración psicológica. De acuerdo con el informe entregado por la OMS en 2022.
• Obesidad y síndrome metabólico: Según el informe conjunto de FAO y UNICEF publicado en 2023, la obesidad se incrementó en un 18%, sobre todo en niños y adolescentes, quienes también experimentaron alzas significativas en su índice de masa corporal.
SECTORES DE LA POBLACIÓN MÁS IMPACTADOS
El impacto de las enfermedades crónicas post-COVID no ha sido homogéneo y así lo indican cifras de la OMS, ciertos grupos poblacionales han mostrado mayor vulnerabilidad
• Adultos mayores: Un 35% ha sufrido un deterioro considerable en su salud general, derivado del aislamiento, la pérdida de masa muscular y la interrupción de tratamientos.
• Pacientes con enfermedades preexistentes: Un 45% reportó complicaciones asociadas a la falta de seguimiento médico durante los confinamientos.
• Personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica: El 60% tuvo dificultades para acceder a servicios de salud adecuados, lo que profundizó la crisis sanitaria en este grupo.
• Niños y adolescentes: Además del aumento en el IMC (22%), se han identificado incrementos en trastornos psicológicos vinculados a la disrupción escolar y social.
• Mujeres: Se registró un aumento del 30% en trastornos de ansiedad y depresión, en parte atribuidos a la sobrecarga de labores familiares, el teletrabajo y la precariedad laboral.
ESTRATEGIAS INSTITUCIONALES
Ante este escenario, diversos gobiernos y organismos multilaterales han comenzado a diseñar e implementar estrategias para mitigar el impacto del aumento de enfermedades crónicas. Estas acciones incluyen desde campañas de prevención hasta el fortalecimiento de la atención primaria y programas de detección temprana, con el fin de contener un problema de salud pública que podría intensificarse en los próximos años si no se aborda con urgencia.
Farmacovigilancia, automedicación y digitalización: Las tres caras del impacto COVID-19 en Chile
La pandemia aceleró la modernización del sistema farmacéutico, con la implementación de la receta electrónica y mejoras en la trazabilidad. Sin embargo, también impactó en aumento en la automedicación, especialmente con psicofármacos.
En medio de la crisis sanitaria más grande del último siglo, Chile no solo enfrentó el desafío de contener el COVID-19, sino que también transformó radicalmente su sistema farmacéutico. Con más de 4.8 millones de dosis de vacunas administradas y solo un 0.05% de eventos adversos reportados, el país se posicionó como un referente en farmacovigilancia a nivel global. Además, la pandemia aceleró la digitalización de la
dispensación de medicamentos, marcando un punto de inflexión en la gestión farmacéutica nacional. Sin embargo, también dejó al descubierto un preocupante aumento en la automedicación, que persiste hasta hoy.
LÍDER EN SEGURIDAD DE VACUNAS
Durante la campaña de vacunación contra el COVID-19, Chile implementó un sistema de farmacovigilancia que captó la atención internacional. Mauricio Muñoz, PhD. y director de la carrera de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, explica que “el Instituto de Salud Pública (ISP) estableció un sistema de monitoreo intensivo para los Eventos Supuestamente Atribuibles a la Vacunación o Inmunización (ESAVI)”.
Gracias a este sistema, entre marzo y octubre de 2021, se registraron 2.215 notificaciones de ESAVI, lo que representa solo el 0.05% del total de dosis administradas. Es decir, a pesar de que se administraron millones de dosis, el número de eventos adversos reportados fue extremadamente bajo. Este resultado refleja la fiabilidad de las vacunas y la eficiencia del monitoreo y reporte de estos episodios, señala el académico.
Este sistema, basado en big data y análisis epidemiológico, no solo garantizó la seguridad de la población chilena, sino que también aportó evidencia científica crucial para la toma de decisiones a nivel global.
AUTOMEDICACIÓN EN ALZA
Mientras Chile recibía elogios por su farmacovigilancia, la preocupación crecía en otra área: el aumento de la automedicación. Según Muñoz, “se documentó un incremento en el consumo de ansiolíticos, antidepresivos e hipnóticos, particularmente entre individuos con cuadros de ansiedad, depresión y trastornos del sueño”. Este fenómeno fue especialmente pronunciado en sectores académicos y laborales altamente exigentes, donde el estrés y la incertidumbre se dispararon.
La última encuesta sobre los efectos del COVID-19 en el consumo de alcohol y otras drogas en Chile, publicada por Senda a mediados de 2021, arrojó cifras alarmantes. El estudio reveló que un 53,8% de los consultados había aumentado su consumo de fármacos sin receta médica.
El experto detalla que, además, se observó un uso irracional de fármacos como la ivermectina y la hidroxicloroquina, a pesar de la falta de respaldo científico para su eficacia contra el COVID-19. “La automedicación con antibióticos y analgésicos también incrementó el riesgo de resistencia antimicrobiana y complicaciones médicas”, advierte. Este comportamiento subraya la necesidad de fortalecer campañas de educación sani -
taria y regular el acceso a psicofármacos para evitar su uso indiscriminado.
RECETA ELECTRÓNICA COMO PROTAGONISTA
Un tercer aspecto que cambió durante la pandemia fue la introducción de tecnología en la gestión farmacéutica. La implementación de la receta electrónica marcó un avance clave. Este sistema permitió la continuidad de tratamientos en pacientes crónicos y redujo la necesidad de desplazamientos innecesarios, minimizando la exposición al virus. “La digitalización mejoró la trazabilidad de los medicamentos dispensados, facilitando la fiscalización y el control del inventario farmacéutico”, explica Muñoz.
Además, la interoperabilidad entre plataformas de telemedicina y farmacias permitió una prescripción más segura, disminuyendo errores de medicación y optimizando la adherencia terapéutica. “La modernización del sistema de dispensación de medicamentos se perfila como un eje fundamental para un modelo de atención más eficiente, accesible y centrado en el paciente”, agrega el experto.
En definitiva, a pesar de las devastadoras consecuencias en vidas humanas y económicas, la pandemia actuó como un catalizador de transformaciones en nuestro sistema farmacéutico. Si bien el país logró avances significativos en la vigilancia de la seguridad de vacunas y en la digitalización de la dispensación de medicamentos, la automedicación sigue siendo un desafío crítico.
La evolución de la telemedicina y de las atenciones virtuales tras la pandemia
Expertos coinciden en que las atenciones virtuales están cambiando la medicina y la terapia ocupacional, desde la promoción hasta la rehabilitación en salud.
La urgencia para llegar a la población en confinamiento obligó a buscar nuevas formas de acercamiento y de este modo, la pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión en la salud chilena. Un cambio que, inicialmente, parecía una medida temporal, se consolidó como una nueva forma de entender y practicar la medicina en nuestro país.
CÓMO LA PANDEMIA CAMBIÓ TODO
Antes de marzo de 2020, la telemedicina en Chile era una práctica marginal, limitada principalmente a algunas especialidades o a zonas extremas donde el acceso a médicos especialistas era particularmente difícil. Sin embargo, el confinamiento obligó a una adopción masiva y acelerada de estas tecnologías. “La pandemia funcionó como un catalizador que impulsó a todo el sistema de salud a cambiar hacia la virtualidad, incluso en disciplinas que tradicionalmente dependían completamente de la presencialidad, como es el caso de la Terapia Ocupacional”, explica el académico de la sede Concepción de la U. Andrés Bello, Rodrigo Vera.
Gustavo Constenla, director de Medicina de la UNAB, complementa esta visión: “Lo que vimos fue una verdadera revolución silenciosa. La telemedicina permitió derribar barreras geográficas que por décadas habían limitado el acceso a salud de calidad en zonas remotas. Pero al mismo tiempo, esta rápida implementación dejó al descubierto problemas estructurales que arrastrábamos desde hace mucho tiempo, como la falta de infraestructura tecnológica adecuada en sectores vulnerables”.
TERAPIA OCUPACIONAL EN LA ERA DIGITAL
Rodrigo Vera, terapeuta ocupacional, explica cómo esta disciplina, tradicionalmente centrada en la rehabilitación y promoción de la autonomía personal, ha
tenido que reinventarse en el contexto digital: “Nuestra profesión siempre ha tenido un componente muy importante de contacto físico y observación directa. Cuando comenzó la pandemia, muchos colegas se preguntaban cómo podríamos seguir trabajando a distancia. Sin embargo, la telesalud nos abrió posibilidades que antes no habíamos explorado suficientemente”.
El académico destaca especialmente los avances en el trabajo con pacientes neurológicos y adultos mayores, donde los resultados han demostrado ser comparables a los de la terapia tradicional cuando se aplican los protocolos adecuados. “En el caso de niños con movilidad reducida, descubrimos que la teleterapia no solo era efectiva para el niño, sino que además facilitaba el involucramiento de los cuidadores en el proceso terapéutico. Para los adultos mayores, el monitoreo continuo a distancia ha significado evitar traslados innecesarios que muchas veces representaban un verdadero calvario”, relata Vera.
MÁS ALLÁ DE LA TECNOLOGÍA
Ambos expertos coinciden en que el éxito a largo plazo de la telemedicina en Chile depende de resolver problemas que van mucho más allá de lo meramente tecnológico. Constenla explica: “Tenemos un desafío triple: primero, garantizar la infraestructura básica para que todos los chilenos puedan acceder a estos servicios; segundo, desarrollar marcos regulatorios claros que protejan tanto a pacientes como a profesionales; y tercero, formar a los equipos de salud en estas nuevas modalidades de atención”.
El director de la Escuela de Medicina de la UNAB enfatiza especialmente en los aspectos éticos y legales: “La confidencialidad de los datos médicos, el consentimiento informado en contextos virtuales y la determinación de responsabilidades en caso de eventuales problemas son temas que requieren una regulación específica”.
Por su parte, Vera agrega una dimensión fundamental: la formación profesional. “En las universidades tenemos la responsabilidad de preparar a los futuros terapeutas no solo en las competencias clínicas tradicionales, sino también en habilidades digitales específicas. Evaluar a un usuario a través de una pantalla requiere técnicas y protocolos diferentes a los de una consulta presencial. Esto es algo que debemos incorporar en los currículos de manera permanente”.
Pandemia y sus consecuencias en la salud bucal de los chilenos
La pandemia de COVID-19 no solo afectó la salud general de la población, sino que también tuvo un impacto en la salud bucal. La interrupción de controles dentales, el estrés y los cambios en la alimentación aumentaron los problemas dentales.
La pandemia de COVID-19 trajo consigo un impacto sin precedentes en diversas áreas de la salud, incluyendo la salud bucal de los chilenos. El confinamiento, el cierre de consultas odontológicas y el aumento del estrés tuvieron efectos negativos que aún persisten. La Dra. Chris Alarcón, académica de la Facultad de
Odontología de la Universidad Andrés Bello, analiza las principales consecuencias que dejó la crisis sanitaria en la salud bucal de la población y los desafíos actuales para su recuperación.
FALTA DE ATENCIÓN
Uno de los principales problemas derivados de la pandemia fue la interrupción de la atención odontológica preventiva y electiva. Con la declaración de emergencia sanitaria, los servicios dentales cerraron debido al riesgo de contagio asociado a los procedimientos generadores de aerosoles. Esto provocó un aumento significativo en patologías como las caries y las enfermedades periodontales.
“Dada la naturaleza acumulativa de las enfermedades bucales, la falta de controles regulares contribuyó al deterioro progresivo de la salud oral, sobre todo en adultos”, explica la Dra. Alarcón. Esta situación se vio agravada en poblaciones vulnerables, con menor acceso a atención odontológica.
La docente cuenta que también la salud bucal se vio afectada por las secuelas sistémicas del Covid-19: “Por ejemplo, se han descrito peores controles en patologías como diabetes mellitus, deterioros cognitivos, depresión y ansiedad. Estas condiciones afectan negativamente la salud oral o aumentan la severidad en personas con enfermedades bucales preexistentes”.
Además, la falta de controles preventivos tuvo otra consecuencia directa: el incremento en las urgencias odontológicas. Según estudios nacionales, se observó un alza en infecciones dentales graves que requirieron tratamiento inmediato. “El retraso en la atención hizo que muchas patologías evolucionaran hasta convertirse en emergencias, lo que aumentó la demanda en los servicios de urgencia”, explica la académica
HIGIENE Y ALIMENTACIÓN
El confinamiento también afectó la higiene bucal. La alteración de rutinas, el teletrabajo y el aumento del estrés hicieron que muchas personas descuidaran sus hábitos de cepillado, sobre todo en niños. “La falta de supervisión y la menor exposición a campañas de educación en salud oral incrementaron la acumulación de placa bacteriana y, con ello, el riesgo de caries”, advirtió el Dr. Patricio Jaramillo, también académico de la Facultad de Odontología UNAB.
Junto con esto, los cambios en la alimentación también jugaron un papel importante. Durante la pandemia, se registró un aumento en el consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados, lo que impactó directamente en la salud oral. “El consumo elevado de azúcares favorece la desmineralización del esmalte dental y el desarrollo de caries”, señala el docente UNAB.
Similar panorama se vio también con la salud mental, donde su deterioro provocó consecuencias en la salud bucodental de las personas. “El estrés y la ansiedad aumentaron la incidencia de problemas como el bruxismo y la xerostomía (boca seca), afectando la calidad de vida de muchas personas”, indica.
HÁBITOS POSTPANDEMIA
En el periodo postpandemia, los hábitos de cuidado bucal han cambiado de manera desigual. Así lo señala la Dra. Alarcón: “Mientras algunas personas han tomado mayor conciencia sobre la importancia de la prevención, otras han reducido sus visitas al dentista por razones económicas o falta de acceso”. La pandemia dejó en evidencia las desigualdades en el acceso a la salud dental, lo que representa uno de los principales desafíos actuales.
Entre las prioridades para mejorar la salud bucal en Chile se encuentran la reducción de la brecha en la atención, la promoción de campañas de educación en higiene oral y la implementación de programas preventivos en poblaciones de riesgo.
“Es fundamental fomentar el retorno a la atención odontológica regular y reforzar la educación sobre la importancia del cuidado bucal para evitar que los problemas acumulados durante la pandemia sigan afectando la calidad de vida de la población”, concluye la especialista.
“Dada la naturaleza acumulativa de las enfermedades bucales, la falta de controles regulares contribuyó aldeterioro progresivo de la salud oral, sobre todo en adultos”.
Dra. Chris Alarcón, académica de la Escuela de Odontología UNAB.
Círculo
ESPECIAL: 5 años
Impacto de la pandemia en el acceso a la salud sexual y reproductiva en Chile: Desafíos y aprendizajes
Macarena Arriagada Belmar, directora de la carrera de Obstetricia de la U. Andrés Bello, sede Viña del Mar, levantó una radiografía de la realidad chilena a 5 años de la llegada del COVID-19.
La irrupción del COVID-19 significó una reestructuración profunda del funcionamiento del sistema de salud en Chile, orientando sus esfuerzos hacia el control de la emergencia sanitaria. Esta reorganización tuvo como consecuencia la reducción y, en algunos casos, la suspensión de prestaciones habituales, entre ellas, las vinculadas a la salud sexual y reproductiva (SSR), afectando de manera particular a mujeres, adolescentes y poblaciones en situación de vulnerabilidad.
Cifras ministeriales y algunos estudios dan cuenta de una disminución significativa de las atenciones en SSR. Según datos del Ministerio de Salud (MINSAL) y encuestas ciudadanas como la de la Corporación Miles, las prestaciones en este ámbito cayeron un 47% en 2020, siendo especialmente afectadas las atenciones ginecológicas, preconcepcionales y de tamizaje. Entre enero y junio de ese año, se reportó una reducción del 51% en controles generales de SSR, y del 43% en los controles de regulación de la fertilidad.
¿Las causas? Según detalla Macarena Arriagada Belmar, directora de la carrera de Obstetricia de la U. Andrés Bello, sede Viña del Mar, “fueron múltiples. Desde restricciones de movilidad, temor al contagio, falta de insumos anticonceptivos, por la tensión en las cadenas globales de suministro, hasta la falta de lineamientos iniciales para mantener servicios esenciales. Esta discontinuidad expuso una falla estructural: la subvaloración histórica de los servicios de SSR como parte central de la salud integral de las personas”.
INICIATIVAS VALIOSAS
Desde la atención primaria, sin embargo, emergieron iniciativas valiosas, dice la matrona. “Un estudio en Chile de 2022 documentó 41 prácticas en 19 servicios de salud, muchas de las cuales implementaron innovaciones como atención virtual, distribución comunitaria de anticonceptivos y visitas domiciliarias. Estas respuestas, rápidas, contextuales y de bajo costo, evi -
dencian la capacidad transformadora de los equipos locales, así como la importancia de la relación equipocomunidad para sostener la continuidad del cuidado”. La académica de la UNAB agrega que “a nivel regional, organismos como el UNFPA y la OPS han insistido en que los servicios esenciales de SSR no deben ser suspendidos, y han advertido sobre el aumento de embarazos no planificados, violencia de género y barreras en el acceso a insumos básicos como preservativos o productos de higiene menstrual”.
En este contexto y a cinco años del confinamiento por COVID-19, es imperativo avanzar en cuatro líneas de acción, argumenta Arriagada:
1. Reconocer la salud sexual y reproductiva como un componente esencial de la salud pública, incluso en emergencias
2. Fortalecer las capacidades digitales y logísticas de la atención primaria
3. Asegurar el abastecimiento continuo de insumos y medicamentos, incluyendo mecanismos alternativos de distribución
4. Priorizar el enfoque de derechos, género e interculturalidad en toda planificación sanitaria
Macarena Arriagada subraya que “la pandemia evidenció las brechas, pero también abrió una oportunidad para repensar y reforzar los servicios de salud sexual y reproductiva desde una perspectiva resiliente, equitativa y centrada en las personas”.
Para concluir que “las mujeres en Chile no pueden ni deben ser postergadas nuevamente en el acceso a cuidados fundamentales para su bienestar y autonomía”.
• Universidad Andrés Bello
UNAB CERTIFICA EL 100% DE SUS FACULTADES CON ESTÁNDARES EUROPEOS DE CALIDAD
Reafirmando su compromiso con la excelencia y con la incorporación de criterios internacionales para la formación de sus estudiantes.
Después de un proceso que se inició en 2020, U. Andrés Bello certificó la implementación de los Sistemas de Aseguramiento de la Calidad de sus 11 Facultades con la agencia acreditadora española ANECA*, todas por el período máximo de 6 años. De esta forma, la universidad abre nuevas puertas a sus estudiantes en el espacio europeo.
*Certificación a través del Programa Audit Internacional de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, España, ANECA
Investigación liderada por científico UNAB descubrió
nuevo fármaco que podría mejorar el tratamiento de la depresión
El estudio reveló nuevos mecanismos cerebrales que ocurren en la depresión, como el rol de los astrocitos en ésta, y propone una molécula que podría revolucionar su tratamiento. Los hallazgos se publicaron en la prestigiosa revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences.
• Universidad Andrés Bello
Un grupo de investigadores chilenos, liderado por el Dr. Jimmy Stehberg del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello, ha descubierto que las células de soporte del cerebro, conocidas como astrocitos, desempeñan un rol crucial en el desarrollo de síntomas depresivos. Este avance, publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, no solo redefine la comprensión de la depresión, sino que también abre la puerta a tratamientos más rápidos y específicos para esta enfermedad.
“Históricamente, los astrocitos se consideraban meros ayudantes de las neuronas. Desde hace ya algunos años sabemos que tienen un papel activo en la comunicación neuronal y ahora, que su actividad excesiva desencadena la depresión, al menos en modelos animales”, explicó el Dr. Stehberg.
El estudio encontró que, en situaciones de estrés crónico, los astrocitos liberan de manera descontrolada ciertas sustancias químicas llamadas glutamato y D-serina. Estas sustancias sobreestimulan unos receptores específicos en las neuronas, conocidos como receptores tipo NMDA, lo que provoca los síntomas asociados a la depresión.
Este descubrimiento sugiere una nueva estrategia para tratar la depresión, orientada a los astrocitos en lugar de centrarse exclusivamente en las neuronas, como ocurre con los antidepresivos actuales.
NUEVO FÁRMACO
Uno de los hallazgos más importantes realizados por el equipo fue la identificación de una molécula que bloquea esta liberación excesiva desde los astrocitos, evitando así el desarrollo de síntomas depresivos en modelos animales.
“Aún queda un largo camino. Por lo que es importante hacer el llamado a que las personas no prueben el fármaco por sí mismos, ya que las pruebas clínicas en humanos aún no se han llevado a cabo”.
Dr. Jimmy Stehberg , investigador del Instituto de Ciencias Biomédicas UNAB.
“Esta molécula, llamada cacotelina, tiene un blanco farmacológico más directo que los antidepresivos tradicionales, ofreciendo un efecto en minutos en lugar de semanas”, destacó el investigador. Además, esta molécula podría utilizarse no solo para el tratamiento de la depresión, sino también para prevenirla en situaciones de alto estrés.
Stehberg señala que ya se han diseñado potenciales fármacos en base a la acción de esta molécula, que tienen efecto antidepresivo en animales. El paso por seguir sería que las empresas farmacéuticas se interesen en optimizarlas y así realizar pruebas clínicas en humanos para asegurar su eficacia y seguridad.
“Aún queda un largo camino. Por lo que es importante hacer el llamado a que las personas no prueben el fármaco por sí mismos, ya que las pruebas clínicas en humanos aún no se han llevado a cabo”, advierte el investigador.
La motivación del equipo para emprender este proyecto radica en su interés por comprender mejor el cerebro y diseñar terapias que ayuden a las personas a superar enfermedades psiquiátricas. “Nuestro proyecto FONDECYT nos ha permitido descubrir el importante rol de los astrocitos en la depresión, y un CORFO INNOVA nos permitió hacer el diseño de nuevos fármacos antidepresivos. Actualmente, mis alumnos se encuentran trabajando en investigaciones en cómo el estrés afecta nuestro cerebro y los mecanismos que llevan al desarrollo de trastornos de ansiedad y el trastorno por atracón”, agregó el docente UNAB.
Este avance científico podría marcar un cambio de paradigma en el tratamiento de la depresión, posicionando a los astrocitos como un objetivo terapéutico clave y ofreciendo nuevas esperanzas para quienes enfrentan esta compleja enfermedad.
• Universidad Andrés Bello
Informe alerta baja eficiencia en la Atención Primaria de Salud en Chile,
pese a mayor financiamiento
Un nuevo estudio elaborado por el Instituto de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la U. Andrés Bello reveló que, aunque el presupuesto de la atención primaria creció un 68% en ocho años, la cobertura efectiva sigue por debajo del 50%, mientras que la productividad ha caído un 20,9%. Expertos llaman a mejorar el foco de las reformas.
• Universidad Andrés Bello
De acuerdo con un reciente análisis del Instituto de Salud Pública de UNAB sobre la Atención Primaria de Salud (APS) en Chile, se advierte una caída preocupante en la eficiencia del sistema, a pesar del aumento significativo en su financiamiento y expansión de la infraestructura.
El documento, titulado “La estrategia de APS Universal y el desafío previo de la productividad asistencial para la cobertura efectiva de pacientes del FONASA”, destaca que la cobertura efectiva de la APS (es decir, quienes la usan) no supera el 50%, aun cuando la cobertura formal (los inscritos) alcanza el 66,4% de los beneficiarios de FONASA.
El informe del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, editado por su director Héctor Sánchez y el académico Manuel Inostroza, indica que entre 2015 y 2023 el presupuesto de las APS creció un 68% real, pasando de $2.007.672 millones a $3.377.813 millones, y que el número de establecimientos aumentó un 27%, con la apertura de más de 500 nuevos centros de atención. Sin embargo, la productividad y eficiencia del sistema han ido en descenso, con una caída acumulada del 20,9% en el mismo periodo de tiempo.
BAJA COBERTURA Y FALTA DE ACCESO EFECTIVO
Uno de los datos más relevantes es que de los 15 millones de afiliados a FONASA en 2020, solo 6 millones (44%) usaron exclusivamente la APS, mientras que 1,5 millones optaron tanto por la APS como por la Modalidad de Libre Elección (MLE) para recibir prestaciones en el sector privado.
El documento apunta a problemas de calidad, falta de resolutividad y la ausencia de interoperabilidad en los registros clínicos, lo que ha generado barreras en la continuidad de la atención. Por otro lado, la sobrecarga en los centros de salud, la distancia geográfica y la inseguridad ciudadana también han impactado negativamente en el acceso.
A pesar de la Reforma de Salud del Ejecutivo de universalizar la APS e integrar a afiliados de Isapres y Fuerzas Armadas, el informe advierte que antes de ampliar la cobertura, es necesario mejorar el foco u objetivo de la reforma y asegurar el acceso efectivo de los actuales beneficiarios de FONASA, que aún no alcanza los estándares internacionales del 65%.
MAYOR PRESUPUESTO, MENOS EFICIENCIA
El estudio también señala que a pesar del aumento de recursos del 68%, la cantidad de prestaciones solo aumentó un 33,4% en los últimos ocho años, por ende, la eficiencia del gasto se ha reducido de manera constante. Entre las áreas que más crecieron están las consultas abreviadas, exámenes de imagenología y consultas de lactancia materna, lo que sería positivo en términos de resolutividad.
Sin embargo, también se revela que el costo medio de producción de la APS aumentó un 26,5% en el mismo período, lo que a juicio de los autores sugiere problemas en la gestión de los recursos. “La falta de un modelo actualizado de financiamiento per cápita y las rigideces administrativas en la contratación de personal han sido factores clave en este retroceso”, mencionan.
NECESIDAD DE REFORMAS ESTRUCTURALES
El informe asimismo enfatiza la necesidad de modernizar la gestión de la APS con cambios en la administración de los recursos humanos, la optimización de la asignación presupuestaria y una mayor integración de tecnología para la interoperabilidad de los sistemas clínicos.
En la misma línea, sugieren que el uso de concesiones para infraestructura, el fortalecimiento de la red de especialistas en APS y la implementación de modelos de financiamiento más flexibles podrían mejorar la eficiencia del sistema sin necesidad de aumentar el gasto público.
Por último, el informe destaca que el préstamo del Banco Mundial de US$200 millones destinado a la universalización de la APS debería priorizar el aumento de la eficiencia y productividad para colaborar efectivamente en la reducción de las listas de espera, la mejora en la resolutividad de los centros de salud y el fortalecimiento de la atención en comunas más vulnerables, con la actual población de FONASA en lugar de enfocarse únicamente en la expansión de la cobertura en beneficiarios de Isapres y de las FFAA.
Académica de Odontología publicó innovador folleto en Braille sobre higiene oral para personas con discapacidad visual
Se trata de un hito en la odontología inclusiva al difundir el primer folleto en Braille registrado sobre técnicas de higiene oral para pacientes con discapacidad visual.
La Dra. Mariely Navarrete, directora de la Especialización en Periodoncia de la Universidad Andrés Bello (UNAB), marcó un hito en la odontología inclusiva al difundir el primer folleto en Braille registrado sobre técnicas de higiene oral para pacientes con discapacidad visual.
Este logro fue publicado en la revista científica Journal of Dental Education indexada en Web of Science con un factor de impacto Q1, lo que subraya la excelencia y relevancia de la investigación y la transforma en una contribución pionera en el desarrollo de herramientas inclusivas para la enseñanza y práctica odontológica.
La Dra. Navarrete, destacó la importancia de este avance. “Es el primer folleto en Braille sobre técnicas de higiene oral que está registrado. Con este reconocimiento, la Facultad de Odontología UNAB se ha posicionado como líder en innovación educativa y compromiso social a nivel mundial”, dijo.
DETALLES DE LA INVESTIGACIÓN
El folleto desarrollado por la Dra. Navarrete está diseñado para pacientes con discapacidad visual y ofrece instrucciones detalladas sobre higiene bucal basadas en la técnica Bass modificada e higiene interproximal. En el estudio piloto, los pacientes recibieron primero las instrucciones de forma verbal y luego pudieron reforzar lo aprendido con el folleto en Braille que se llevaron a casa.
La investigación concluyó que este material es una herramienta eficaz para promover la autonomía en la
higiene oral de personas con discapacidad visual, mejorando tanto la prevención como el tratamiento de enfermedades bucales, especialmente en contextos con acceso limitado a recursos.
COMPROMISO
CON LA FORMACIÓN PROFESIONAL INCLUSIVA
La Dra. Navarrete enfatizó la importancia de desarrollar programas educativos que preparen a los profesionales de la salud para brindar atención inclusiva.
Esta experiencia práctica en atención inclusiva evidenció los beneficios que reporta tanto a los pacientes como a los estudiantes de pregrado y especialidad, reforzando competencias clave como la comunicación y la atención personalizada, esenciales para su desempeño profesional.
Con esta investigación, la UNAB reafirma su compromiso con la innovación educativa y el avance de la odontología inclusiva, sentando un precedente importante para la comunidad académica y profesional.
Salud desde distintas miradas: UNAB lanza nuevos centros de investigación para abordar desafíos globales
Las nuevas unidades, creadas este 2025, potenciarán el desarrollo de conocimiento en áreas clave como salud, biodiversidad y pandemias, consolidando el compromiso de la universidad con la investigación y la ciencia de impacto para resolver los problemas más relevantes que aquejan a nuestra sociedad.
Un gran paso dio la Universidad Andrés Bello (UNAB) en su misión de fortalecer la investigación y contribuir a la solución de problemáticas actuales con la creación de 4 nuevos centros e institutos en 2025. Tres de ellos, están relacionados a temáticas de salud, centrándose en abordar desafíos globales y nacionales a través de un enfoque interdisciplinario, promoviendo la generación de conocimiento y la vinculación con la sociedad.
Las nuevas unidades, que ya se encuentran funcionando, son el Instituto de Investigación del Cuidado en Salud (IICS), el Instituto One Health (IOH) y el Centro de Investigación para la Resiliencia a Pandemias (CRP). La primera unidad que fue lanzada este año es el Instituto de Investigación del Cuidado en Salud (IICS), liderado por la Dra. Naldy Febré, académica de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello.
“El IICS nace para responder a desafíos globales en salud como las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), la salud mental y la eficiencia de los sistemas sanitarios. Nuestra mirada se basa en un modelo de cuidado humanizado y transdisciplinario, que se propone como una respuesta a la necesidad de integrar
avances tecnológicos y enfoques innovadores en el cuidado de la salud en Chile y en la región”, afirma Febré.
El Instituto articula tres grandes líneas de investigación: Sistemas de Salud, ECNT y Salud Mental. Según explica la Dra. Claudia Miranda, quien encabeza esta última línea, uno de los focos actuales es entender la experiencia de las personas con demencia y sus cuidadores tras el diagnóstico. “Buscamos indicadores que reflejen las necesidades y trayectorias de estas personas. Además, el Instituto se proyecta como un ecosistema que favorece la colaboración entre académicos y estudiantes de diversas disciplinas”, explica.
Por su parte, la Dra. Alejandra Araya, a cargo de la línea de ECNT, señala que el objetivo es mejorar el manejo integral de estas enfermedades a través de una ciencia integradora y comprometida socialmente. “Estudiamos temas como envejecimiento, fragilidad, estigma y factores de riesgo conductuales. Indagamos en estrategias que impacten positivamente en la prevención y calidad del cuidado”, puntualiza.
UNA SOLA SALUD PARA UN FUTURO SOSTENIBLE
Otro foco de la estrategia investigativa de la UNAB es la mirada One Health, que identifica la conexión entre la salud humana, animal y ambiental. El Instituto One Health, dirigido por el Dr. Claudio Azat, es el primero de su tipo en Latinoamérica y surge en respuesta a crisis entrelazadas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y las pandemias de origen zoonóticas.
“El 75% de las enfermedades infecciosas emergentes tienen un origen zoonótico. Necesitamos una aproximación holística e interdisciplinaria para prevenir nuevas crisis sanitarias. One Health propone justamente eso, repensar nuestra relación con el ambiente para cuidar nuestra salud colectiva”, afirma Azat.
El instituto ya reúne a 17 investigadores de diversas disciplinas y busca posicionarse como referente regional, mediante publicaciones de alto impacto y la adjudicación de fondos internacionales.
CENTRO DE INVESTIGACIÓN PARA LA RESILIENCIA A PANDEMIAS
Entre las novedades en el plan investigativo que dejó la pandemia, está el Centro de Investigación para la Resiliencia a Pandemias, que es la primera iniciativa en Chile y Latinoamérica dedicada a la investigación sobre pandemias desde una perspectiva científica y multidisciplinaria, conformado por investigadores y profesionales de la Facultad de Ciencias de la Vida y el Instituto de Salud Pública UNAB.
“Su objetivo es posicionarse como líder en la generación de conocimiento y estrategias para la preparación, diagnóstico, respuesta y recuperación ante pandemias en el ámbito de la salud humana y gestión de los sistemas de salud”, indica el Dr. Claudio CabelloVerrugio, director del CRP.
En tanto el desafío clave para el CRP este 2025 es “contrarrestar la ‘amnesia social’ que amenaza la preparación ante futuras pandemias, debido a la falta de memoria colectiva sobre los efectos del COVID-19. Siendo importante sensibilizar a la sociedad sobre la inevitabilidad cíclica de las pandemias, difundiendo información científica clara y accesible, con el fin de educar sobre las tres etapas interrelacionadas de las pandemias (emergencia, post-pandemia y pre-pandemia) y fomentar la preparación continua, especialmente en la etapa pre-pandémica”, destaca Cabello-Verrugio.
TELESALUD UNAB
+42.000 atenciones en todo Chile
Para vincular a sus estudiantes con el entorno y fortalecer su aprendizaje con experiencias prácticas, U. Andrés Bello desarrolló “UNAB Activa”, una plataforma de teleatención en salud que a la fecha ya cuenta con más de 30 entidades en convenio, y que ha superado las 42 mil atenciones gratuitas desde sus inicios en 2020.
Más de 5.000 estudiantes de las carreras de Psicología, Kinesiología, Obstetricia, Nutrición y Dietética, Medicina, Psicopedagogía, Fonoaudiología y Terapia Ocupacional de UNAB han realizado consultas de salud con altos estándares de calidad, de confidencialidad y seguridad de nuestros usuarios.
Experiencia
temprana, profesionales
preparados: el valor de los Campos Clínicos UNAB
en la formación de estudiantes
La Universidad Andrés Bello cuenta con una amplia red de campos clínicos que permite a los estudiantes adquirir experiencia temprana en entornos reales, consolidando competencias técnicas y humanas esenciales para su futuro profesional.
La formación de profesionales en el área de la salud requiere de una combinación entre vastos conocimientos teóricos y práctica en escenarios reales y simulados. En este contexto, los campos clínicos juegan un papel imprescindible en la preparación de los estudiantes, permitiéndoles desarrollar competencias en entornos asistenciales desde etapas iniciales de su carrera.
Teniendo en cuenta esta ardua tarea, la Dirección General de Educación Clínica y Simulación de la U. Andrés Bello ha estructurado una red de convenios docentesasistenciales con hospitales, clínicas y centros de salud en los tres niveles de atención, garantizando una educación clínica de calidad.
Según la Dra. Sylvia Santander, directora general de Educación Clínica y Simulación UNAB, la universidad busca integrar la innovación y la investigación en la docencia, asegurando una experiencia educativa integral y de excelencia para sus futuros profesionales.
VENTAJA DE LA EXPERIENCIA CLÍNICA TEMPRANA
Uno de los pilares fundamentales del modelo de formación de la UNAB es la experiencia clínica temprana. Desde los primeros años de estudio, los alumnos tienen la oportunidad de interactuar con pacientes y equipos de salud, lo que favorece una mejor comprensión del contexto asistencial.
Este enfoque no solo fortalece la preparación profesional de los estudiantes, sino que también fomenta el desarrollo de habilidades blandas, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la empatía. La Dra. Santander destaca que esta estrategia permite consolidar el aprendizaje teórico en la práctica, dotando a los futuros profesionales de herramientas esenciales para su desempeño en el ámbito sanitario.
UNAB cuenta con una extensa red de 485 convenios vigentes en sus tres sedes: Santiago, Viña del Mar y Concepción. En 2024, la sede de Santiago registra 250 convenios activos, mientras que Viña del Mar y Concepción cuentan con 125 y 90 respectivamente. Estos convenios abarcan desde hospitales de alta complejidad hasta centros de atención primaria, laboratorios y clínicas privadas.
Las carreras de Medicina, Enfermería, Kinesiología, Obstetricia, Odontología, Psicología y Tecnología Médica, entre otras, se benefician de esta amplia oferta de centros de práctica.
La práctica de los estudiantes en campos clínicos reales se complementa con aquella que realizan en entornos simulados, los cuales buscan desarrollar en ellos las habilidades que requerirán al momento de insertarse en el mundo del trabajo o de tener una ex-
periencia en un hospital real. En esa línea, UNAB tiene hospitales de simulación en sus tres sedes (Santiago, Viña del Mar y Concepción) y, además, ha desarrollado campos clínicos reales propios, como su clínica odontológica que, solo en 2024, atendió a más de 19 mil pacientes, también en sus tres sedes.
DESAFÍOS Y EVOLUCIÓN
En los últimos años, los campos clínicos en Chile han experimentado una transformación significativa para responder a los múltiples cambios del sistema de salud. Factores como la pandemia por COVID-19, la sobrecarga de los servicios públicos, las nuevas exigencias de acreditación institucional y la creciente demanda por una formación más integral han obligado a las universidades a replantear la forma en que gestionan y utilizan sus campos clínicos.
La Dra. Santander señala que ha habido un giro en la diversificación de los convenios, incorporando no solo hospitales de alta complejidad, sino también centros de atención primaria, instituciones privadas, fundaciones y dispositivos comunitarios. “Esto permite una formación más transversal y contextualizada, en línea con las necesidades reales del país, especialmente en atención primaria y salud mental”, explica.
Además, se han reforzado aspectos como la formación ética y el respeto a los derechos de los pacientes, integrando en el currículo contenidos sobre consentimiento informado, confidencialidad y trato digno. “Hoy, más que nunca, se espera que los egresados no solo dominen lo técnico, sino que tengan un compromiso real con la equidad, la dignidad de los pacientes y la realidad del sistema público de salud chileno”, expresa Santander.
La experiencia adquirida en los Campos Clínicos no solo mejora la preparación académica, sino que también influye en la empleabilidad de los egresados.
El modelo de formación de la universidad, que combina prácticas en campos clínicos con el uso de tecnología de simulación avanzada, permite que los egresados se inserten con confianza en el ámbito profesional. Asimismo, el contacto directo con instituciones de salud durante la formación abre puertas para futuras oportunidades laborales.