





EQUIPO EDITORIAL
Daniel López
Nahomi Tanaka
Karla Villacrés
EDICIÓN GENERAL
Andrea Puente
DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO
Alejandra Zárate H.
DISEÑO DE PORTADA Y GRÁFICOS
José Malo
FOTOGRAFÍA F1
Alejandra Ávalos
Daniel López
Andrea Puente
María Emilia Vaca
Juan David Bernal
uhemisferios.edu.ec
Crecimiento
Nuestra
Con
La Universidad no vive de espaldas a ninguna incertidumbre, a ninguna inquietud, a ninguna necesidad de los hombres. No es misión suya ofrecer soluciones inmediatas. Pero, al estudiar con profundidad científica los problemas, remueve también los corazones, espolea la pasividad, despierta fuerzas que dormitan, y forma ciudadanos dispuestos a construir una sociedad más justa. Contribuye así con su labor universal a quitar barreras que dificultan el entendimiento mutuo de los hombres, a aligerar el miedo ante un futuro incierto, a promover —con el amor a la verdad, a la justicia y a la libertad— la paz verdadera y la concordia de los espíritus y de las naciones.
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Diego Alejandro Jaramillo Arango
Rector UHE
Mi primera impresión de la UHE es lo que se podría llamar “amor a primera vista”, pero debo comenzar con un antecedente. Transcurría el año 2010, y en el Ecuador tuvimos la visita del entonces prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría. En mi caso, trabajaba en el Colegio Torremar, en Guayaquil, y solo conocía de la Universidad lo poco que podría percibirse en las ferias vocacionales que se organizaban cada año. Una noche, después de una tertulia donde nos contaron que la Universidad se había convertido en Obra Corporativa del Opus Dei, me preguntaron si me ilusionaría poder colaborar con el proyecto. Si hay algo que caracteriza la vocación en el Opus Deis es la libertad, así que yo entendía que era una propuesta a la que podría negarme. Sin embargo, esta misma libertad también es acompañada por el deseo de servir donde más nos necesiten, así que no era un dilema fácil de resolver. Mis hijas eran muy pequeñas y básicamente tenía mi vida organizada en Guayaquil; un proyecto familiar que había costado 13 años establecerlo. Respondí un poco abrumado que tendría que hablarlo con mi esposa; sin embargo, cuando llegué a casa había una visita que tardó en irse y la zozobra de estar atragantado con el tema duró un par de horas. Me encontraba helado con la noticia, pues estaba consciente de que era un
cambio radical para todos, y que además tenía una dosis de incertidumbre, pues se trataba de un proyecto joven e incipiente, con características muy particulares. Una vez solos y con las niñas dormidas comenté todo el asunto del que tenía muy poca información: no sabía el cargo, el sueldo, ni las condiciones, así que no había ningún indicio de que esto fuera atractivo para la familia. Sin embargo, de manera desconcertante y sin necesitar más explicaciones, mi esposa dijo con vehemencia que debía aceptar, que Dios era buen pagador y que, si la Obra requería de mí en otra área, debía aceptar con los ojos cerrados.
Concerté una reunión con Alejandro Ribadeneira, y un día de diciembre nos reunimos en la Universidad. Las aulas y las oficinas estaban vacías porque todos se habían tomado sus vacaciones, pero me deslumbró la majestuosidad de los espacios verdes, el horizonte despejado con varios volcanes visibles y el clima cálido, maravilloso. Ni siquiera me percaté de las construcciones prefabricadas que parecían más de un preescolar que de una institución de educación superior. Meses después en una entrevista para una emisora de radio me preguntaron la dirección de la Universidad y como no la sabía todavía respondí lo siguiente: “entre el Pichincha y el cielo”.
Acepté sin analizarlo mucho, sobre todo porque tuve una empatía inmediata con Alejandro, un hombre de un nivel y un carisma extraordinarios. Así que nos mudamos a Quito el 13 de febrero y el 14 comencé mi primer día de trabajo. Como anécdota, el sol no salió durante ese año, probablemente uno de los más fríos de la década, y la Universidad atravesaba una crisis económica a causa de temas políticos y una acreditación injusta y sesgada, que ocasionó la deserción de un número importante de estudiantes. Fueron años muy duros pero llenos de ilusión, pues teníamos la convicción de un proyecto que la sociedad pedía a gritos.
Han sido muchas las batallas libradas, el sufrimiento y los desengaños, pero acontecieron mayores buenos momentos, porque este trabajo se convirtió en nuestro proyecto familiar de vida. Trece años después miramos hacia atrás y podemos decir que ese amor a primera vista ha sido una de las mejores cosas que nos sucedieron en la vida. El proyecto ha crecido, fortaleciéndose como una de las mejores instituciones del país; mis dos hijas se han graduado de la Universidad y todos en casa, sin excepción, llevamos en nuestros corazones el sello Hemisferios.
Por: Luis Romera Oñate
Ex Rector - Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma
Dirigir la mirada, aunque sea de manera rápida, hacia nuestro mundo, conlleva percatarse de lo que ha supuesto la Universidad tanto en su historia como en su configuración actual. Sin la presencia de la Universidad, la sociedad contemporánea no sería lo que es. La Universidad es un ámbito en el que, en lugar de limitarse a reiterar lo recibido, se elaboran ideas con iniciativa y creatividad (se investiga), se transmiten conocimientos nuevos (se educa) y se sirve a la sociedad, promoviendo su progreso. Si bien es claro que la Universidad ha evolucionado a lo largo de los siglos, también es cierto que no ha perdido su vocación originaria. Su desarrollo plurisecular se ha llevado a cabo desde su esencia, configurada por el entrelazamiento del espíritu griego –la actitud racional y rigurosa de preguntar, reflexionar, buscar dialogar, argumentar, profundizar, entender– con el patrimonio intelectual que surge de la fe cristiana.
La Universidad se constituye según las tres dimensiones aludidas, intrínsecamente unidas: la investigación permite la enseñanza y ambas contribuyen al desarrollo de la sociedad, promoviendo mejoras en las condiciones de vida, materiales y humanas. Ahora bien, el pensamiento crítico y el avance en las ciencias, la formación de profesionales competentes y con sentido de lo humano (con sensibilidad ética
y social) y el influjo en los desafíos que enfrenta la sociedad, se puede llevar a cabo gracias a que en la Universidad se preserva una actitud intelectual que cabría denominar sapiencial. Aristóteles caracterizaba la sabiduría según tres notas. Por un lado, la sabiduría busca una visión integral de aquello que investiga, sin reducirse a conocimientos circunscritos, propios de una ciencia sectorial. En segundo lugar, el sabio no es el erudito, sino el que se pregunta por lo esencial. Por último, la sabiduría reconoce la relevancia existencial y social de lo que busca.
El desarrollo alcanzado por las ciencias hace imprescindible la especialización. Eso es indudable. Sin embargo, si el investigador no deviene pensador, es decir, si no se detiene a considerar su tema con mayor hondura y perspectiva, se limitará a asumir de modo acrítico los conceptos fundamentales, los protocolos de investigación y los paradigmas de interpretación de sus resultados, vigentes en su campo de estudio. El investigador se restringirá a operar desde lógicas heredadas, certificadas y con éxito, pero sin ir más allá. Sin embargo, en la Universidad se aspira a entender y no solo a operar con destreza. Y para entender, es menester plantearse los presupuestos desde los que se piensa. De ahí que la Universidad exija una actitud sapiencial.
Gracias a ella, se desarrolla el conocimiento de la humanidad y no nos resignamos a condiciones de vida injustas. Si la Universidad ha sido fuente de historia, ha sido por su actitud sapiencial y no meramente operativa.
En la actitud sapiencial juega un papel clave la inspiración cristiana. En efecto, para acceder a una perspectiva de mayor alcance y adentrase en cuestiones esenciales que cuestionan presupuestos e ideas fundamentales, se requiere una instancia que ofrezca una visión amplia y penetrante. Esa instancia no se contrapone a la metodología de cada ámbito del saber. Por el contrario, se sitúa intelectualmente en otra esfera, con una epistemología propia. A dicha instancia le compete la figura de la inspiración, no la de la deducción. En otros términos, la fe ilumina, pero no suplanta los principios específicos de una ciencia: por eso, inspira sin excluir. Precisamente porque inspira, es fuente de creatividad intelectual y novedades, orientadas hacia un conocimiento mayor de la verdad y una existencia más plenamente humana.
Ahora bien, la inspiración cristiana que se encuentra en los orígenes de la Universidad y le ha permitido ser lo que es –al entrelazarse con el ideal de un pensamiento riguroso–, también repercute en las otras dos dimensiones evocadas. Ayuda a educar a profesionales competentes, que reconocen que la profesionalidad incluye además la sensibilidad por lo humano, el respecto por la persona. Asimismo, pone de manifiesto que el compromiso por una sociedad más humana, conlleva tanto el desarrollo material como humano; un desarrollo integral de ella.
El vigésimo aniversario de la Universidad Hemisferios marca un hito en su historia. Invita al agradecimiento hacia quienes la han hecho posible y espolea una mirada de ilusión hacia el futuro. Pero también es un apelo dirigido a la Universidad como institución, para que no pierda su vocación sapiencial y recuerde que la inspiración cristiana se encuentra en sus orígenes por un motivo que sigue vigente.
Por: Dominique Letort
Profesora titular - UHE
El aporte de San Josemaría al mundo de la educación alcanza dimensiones insospechadas. Para él, la educación tiene una trascendencia personal y social de mucha envergadura. No desarrolló una escuela, ni herramientas pedagógicas, ni una enseñanza sistemática de las ciencias de la educación; su visión se enfoca en el espíritu que debe inspirar el quehacer educativo, y que se desprende del modo de entender y de tratar a las personas. En el fondo, es una manera específica de mirar y de valorar la realidad educativa, cuyo ideal vivifica a la comunidad universitaria. Por esta razón, su aporte tiene un valor permanente para diversidad de espacios, personas e instituciones educativas.
La Universidad Hemisferios es heredera de este espíritu y se sabe llamada a realizar su tarea formativa e investigadora, afrontando en directo los retos sociales y culturales que se plantean, y buscando respuestas de altura. Se trata de una Universidad de inspiración cristiana y, como tal, quiere ser una buena Universidad. Para San Josemaría, las universidades deberían ser un foco de iniciativas y de estudio y, así, promover un conocimiento más profundo de la pedagogía en todos sus aspectos, junto con una demostración práctica del modo de solucionar los problemas que en la labor docente se planteen.
La labor educativa no puede ser eficaz si no se apoya también en un sólido prestigio profesional. San Josemaría, en una carta escrita en 1939 (Cartas, 2022), y publicada recientemente, afirma que es obligación grave de los profesores poner todos los medios necesarios para mejorar su formación científica y didáctica, con un estudio serio e intenso, con la preparación de publicaciones profundas en contenido, participación en congresos nacionales e internacionales, etcétera.
Uno de los rasgos característicos que probablemente manifiesta la influencia del Opus Dei en la Universidad es y debe ser la búsqueda de la unidad de vida. En el pensamiento de San Josemaría, esta es la relación armónica entre lo que se dice, se hace y se debe ser y hacer. La unidad de vida se manifiesta en todo, no solo en las enseñanzas académicas, sino en los valores que inspiran la vida diaria de la Universidad y de las personas que allí trabajan. Todo debe proyectar una imagen y una concepción cristiana del sentido de la persona y de cada realidad: así se compone dicha unidad, sencilla y fuerte, que él predicó incansablemente a lo largo de su vida.
PAÍS UNIVERSIDAD
España Universidad de Navarra
México Universidad Panamericana
Argentina Universidad Austral
Chile Universidad de los Andes
Perú Universidad de Piura
Colombia Universidad de la Sabana
Italia Universidad Pontificia de la Santa Cruz
Filipinas University of Asia and the Pacific
Ecuador Universidad Hemisferios
España Universidad de Navarra
España Universidad Villanueva
España Universidad Internacional de Cataluña
Guatemala Universidad del Istmo
Uruguay Universidad de Montevideo
Primera universidad en el Ecuador en recibir la Acreditación Internacional EFQM (European Foundation for Quality Management), 5 estrellas
7201
45.7% Mujeres 54.3% Hombres
CAMPUS ECUADOR
1002 Pregrado 291
NUESTROS PROFESORES
1103
07
Número de grupos
23
Número de proyectos
42
Número de profesores investigadores
95% EMPLEABILIDAD
81
Número de productos de divulgación científica
Graduados pregrado 1478
Posgrados presencial 1127
Posgrados online 4596
Graduados 7201
PROYECTOS DE VINCULACIÓN
SOCIAL 2018 - 2024: 276
BENEFICIARIOS PROYECTOS DE VINCULACIÓN: +100.000
Por: P. Jorge Mario Jaramillo Echeverry Canciller - UHE
San Josemaría recibió de Dios la misión de promover el deseo de santificarse a través de circunstancias cotidianas como el trabajo, la familia, el descanso y las demás actividades que desempeñan los fieles corrientes. ¿Cómo habría de expandirse ese mensaje? Mediante las relaciones personales: uno a uno, podríamos decir.
Con el tiempo, la difusión de ese carisma se fue incrementando y muchas personas se sintieron llamadas a pertenecer a la Obra de Dios. Lo que había comenzado siendo algo pequeño, adquirió mayores dimensiones, de modo que personas de todas las edades, profesiones u oficios, clases sociales y países de origen, comprendieron que Dios las llamaba a hacer propio el mensaje del Opus Dei y a contribuir al desarrollo de esa joven fundación.
Una de las manifestaciones del crecimiento de la Obra fue el impulso de iniciativas de tipo educativo, asistencial o formativo. ¿Quién las promovía? Personas del Opus Dei que, en conjunto con otros –católicos o no–, se movían con el deseo de contribuir a la sociedad desde el prisma de la santificación del trabajo. Así nacieron centros culturales, residencias universitarias, clubes deportivos, entre otros. Y con posteridad:
colegios, universidades, clínicas, instituciones dedicadas a la promoción de la mujer y una variada gama de proyectos de impacto social.
Así sucedió en el Ecuador hace 20 años, cuando un grupo de personas apostaron a la formación de universitarios en el país. Los promotores vislumbraron profesionales de las mayores calidades académicas, con “un sentido entrañablemente humano de la vida” (San Josemaría), que quisieran –desde una visión cristiana– aportar al desarrollo social. Por su cercanía con el mensaje de San Josemaría, esos promotores solicitaron el apoyo del Opus Dei en la vivificación cristiana de la naciente institución.
La condición de obra corporativa del Opus Dei significa que existe un compromiso institucional de dicha Obra en acompañar la andadura de la Universidad para que ella sea “un foco cultural de primer orden” (San Josemaría), de modo que el quehacer académico esté orientado por un sentido cristiano, para que se viva un ambiente familiar donde se respire el cuidado y la preocupación por las personas. En una frase expresó que está para que se difunda “el buen olor de Cristo” (2 Corintios 2:15).
Este se trata de un desafío que corresponde a toda la comunidad universitaria. La Prelatura del Opus Dei se ocupa de acompañar y aconsejar a los distintos protagonistas del quehacer educativo –directivos, profesores, alumnos–, y en su Estatuto Nº 123 se menciona: “mediante los oportunos medios de orientación y formación doctrinal y espiritual, así como por la adecuada asistencia pastoral”.
Una anécdota de la vida de San Josemaría ilustra hacia dónde se dirige el acompañamiento del Opus Dei en una obra corporativa: “En octubre de 1960, un miembro de la Obra, entonces Decano de la Facultad de Medicina [de la Universidad de Navarra], le habló de sus preocupaciones universitarias. El Padre le interrumpió para preguntarle: —Y tú, ¿a qué has venido a Pamplona? Le contestó: —Para ayudar a levantar esta Universidad. El Padre, con la rapidez que le caracterizaba, le dijo con energía y levantando la voz: —Hijo mío, has venido a hacerte santo; si lo logras, habrás ganado todo” (Vásquez de Prada, 2003, pp. 375-376).
Extiendo mi felicitación por los primeros 20 años de la Universidad Hemisferios y pongo bajo la intercesión de San Josemaría su quehacer al servicio de la sociedad ecuatoriana.
Si tuviéramos que resumir en una sola palabra la “institucionalidad, la unidad y el servicio” sería con la “colegialidad”, entendiendo el Gobierno colegiado como un espíritu y no como un método. Entonces, si la “colegialidad” es el espíritu, la institucionalidad sería la vía por donde transitan las decisiones; y el servicio, el vehículo que mueve a cualquier persona que tenga a su cargo un puesto de gobierno, por pequeño que sea.
El Gobierno (el liderazgo) cobra mucha más importancia cuando la institución tiene como centro a las personas, es decir, cuando el ideario, como en el caso de la UHE, promulga que trabajamos por y para las personas, en un ambiente de amable libertad. Así se hacen necesarias una serie de competencias especiales, no solo habilidades directivas, sino aspectos como el talante humano, la cortesía, la educación y la finura espiritual. Sin embargo, al mismo tiempo, el que gobierna debe tener elegancia para manifestarle a las personas lo que está mal. No se trata de crear una burbuja artificial, cómplice y poco efectiva, una “sociedad del mutuo elogio” donde la eficiencia pasa a segundo plano, sino unos cargos de dirección donde las cabezas se vuelven alfombra para que los demás pasen por encima en pro de la institución. Por esta razón, pensar las decisiones entre varios siempre es
un ejercicio positivo que debe hacer parte de la cultura institucional. Los que integran el Gobierno de la Universidad deben estar unidos, convivir con caridad, libertad y fortaleza. Es muy importante que se preocupen de manera constante unos por otros, sin estar indiferentes ante cualquier cosa que les afecte. La colegialidad, sin embargo, también ayuda a evitar que nos inclinemos por naturales antipatías o simpatías, normales en las personas, en ambientes laborales e incluso dentro de las familias.
Asimismo, servir implica comprensión, aceptarnos con nuestras miserias, tener un corazón grande que sepa medir a los demás, dando alegría de hogar a nuestros ambientes laborales para que los mandatos tengan dulzura de consejo.
La acción directiva es un servicio que se despliega con humildad; no se trata de un honor. El que sirve (el que gobierna) debe ser ejemplo. Al mismo tiempo, debe ser un descubridor, un formador, un distribuidor de personas. Por ello, pide mucho, es exigente. Saber corregir es el arte máximo del liderazgo: se corrige con claridad y con caridad. Las delicadezas del que hace cabeza, especialmente cuando son fruto de la humildad, conmueven íntimamente a los dirigidos. Son ideas que deben vivirse para que la cultura institucional cobre vida, realmente se viva y ayude a vivir el espíritu.
Por: Martha Sánchez Campos
Profesora fundadora - UHE
La Universidad, por vocación, es un espacio para el diálogo, la investigación, la innovación; la Universidad es un laboratorio de ideas. Desde ella se ofrece a los estudiantes una educación que los prepare no solo para el ejercicio eficiente de su profesión sino también para la vida, por tanto, se dirige a la persona en su conjunto. Su misión es forjar personas críticas, capaces de reflexionar con profundidad sobre su propia existencia y sobre los problemas del mundo en búsqueda de soluciones que no pueden ser formuladas únicamente de modo técnico, sino sapiencial; hombres y mujeres que tengan pasión por la verdad y la libertad, que profundicen en el sentido de la solidaridad; que aprendan a ser ciudadanos ejemplares, comprometidos y que tomen conciencia de las consecuencias éticas de cuanto hacen o dicen.
Desde la modernidad, y con el auge de las ciencias experimentales, se generalizó la consideración de que el único conocimiento válido era el conocimiento empíricomatemático, negando al hombre su capacidad para trascender este nivel. Sin embargo, cuando reducimos el conocimiento humano a lo que las ciencias empírico-matemáticas nos pueden proporcionar, entonces el propio hombre sufre una reducción, pues los interrogantes propiamente humanos: ¿de dónde vengo?, ¿a
dónde voy?; los interrogantes de la religión y de la ética no pueden encontrar lugar, y se cae en el relativismo moral y religioso que caracteriza a la sociedad posmoderna (Benedicto XVI, 2006).
La fuente de este relativismo es una extraña mezcla entre reivindicación de la autonomía radical del hombre y conciencia de su fragilidad y finitud. Por una parte, la posmodernidad rechaza la utopía moderna de un sujeto capaz de alcanzar por sí mismo la verdad absoluta, y cae en cuenta de que su finitud no es superable desde sí; y a la vez acepta el ideal de autonomía y emancipación.
Desde hace más de un siglo, la idea misma de verdad ha caído bajo sospecha. Ya no se considera como la clave de la perfección de la persona humana, sino como una peligrosa ilusión que fomenta las actitudes dogmáticas y fundamentalistas. Se piensa que la verdad solo es aceptable si se relativiza, es decir, si se disuelve (Alejandro Llano, Repensar la Universidad).
En la actualidad, esta perspectiva es favorecida, por una educación que únicamente considera válido el ejercicio de la razón del poder y del hacer: la mera razón técnica e instrumental. Ahora bien, el hombre, por las exigencias intrínsecas de su racionalidad, no consigue vivir en paz sin una cierta idea de lo que es la realidad en su integridad, por lo que, al perderse la visión sapiencial, cae fácilmente en el error de pretender explicar el todo con instrumentos conceptuales de una ciencia sectorial, incurriendo en una actitud reduccionista, que en muchos casos termina siendo dogmática.
Bajo esta perspectiva: ¿qué queda del ideal universitario del amor a la verdad y el conocimiento universal?, ¿cómo recuperar la identidad de la Universidad?
Si la Universidad pretende recuperar su rol orientador del desarrollo social, debe asumir la
tarea de recuperar la amplitud de la razón y salir de este reduccionismo. No se trata de lanzarse ingenuamente hacia un ejercicio de la razón que desatienda sus exigencias de rigor y desconozca sus límites. Lo que se espera es que devuelva al hombre la confianza en la propia razón, en la capacidad de la inteligencia humana de conocer la realidad, que es de suyo inteligible, que por tanto puede conocer la verdad, aunque de modo parcial y progresivo.
Por su misma esencia, la Universidad es el ámbito adecuado para el desarrollo del carácter y de los hábitos intelectuales, por medio del trabajo serio y esforzado y del diálogo abierto y sereno que contribuye a establecer relaciones de confianza, que permiten avanzar en el camino del conocimiento en compañía de otros.
La Universidad Hemisferios nació en 2004 con el profundo deseo de hacer realidad la misión original de la Universidad; por este motivo sus fundadores quisieron darle una fuerte impronta humanística al plan de estudios de todas las carreras. Estaban convencidos de que el fortalecimiento de las humanidades en la formación universitaria es el mejor camino para ampliar el horizonte intelectual y cultivar la visión sapiencial que es necesaria para liberarnos del pragmatismo y del utilitarismo, que está deshumanizando nuestra sociedad.
Afortunadamente, algunas de las mejores universidades del mundo, más antiguas que la nuestra, han comprendido esta necesidad y han optado por introducir —de diversas formas–la formación humanista en sus programas académicos generales: MIT, Stanford, Harvard, son algunas de las prestigiosas universidades que cuentan con programas de Humanidades para todos sus estudiantes.
Para afrontar este reto, la Universidad Hemisferios ha procurado fomentar entre profesores y estudiantes relaciones de confianza
que permitan corregir sin herir y sin frenar el afán de mejorar; abrir horizontes en relación con el conocimiento y a la propia capacidad de crecer como ser humano.
Los docentes de la Universidad Hemisferios procuran entregar a sus alumnos no solo conocimientos especializados, metodologías de trabajo, competencias. También quieren transmitir la pasión por la búsqueda honesta de la verdad y el compromiso con ella, que transforma a la persona y la hace capaz de transformar a la sociedad.
En el ADN de esta Universidad, se entiende que las disciplinas propias de cada carrera no pueden limitarse a su propio quehacer académico, a la asunción de una metodología y de unos conceptos con los que se piensan e interpretan los resultados. Para trabajar desde sus propios presupuestos, resulta necesario que los profesores asuman una actitud sapiencial que consiste en reconsiderar los principios sobre los que se edifica la investigación, examinar el alcance de los paradigmas hermenéuticos con los que se trabaja y desarrollar intelecciones integrales de las temáticas de estudio correspondiente.
La elaboración de un pensamiento filosófico ofrece a las disciplinas académicas un marco sobre el cual fundamentar el quehacer científico e interpretar sus resultados de un modo hermenéuticamente riguroso. Dicho marco permite integrar los conocimientos de la disciplina personal con los de otras, y así alcanzar intelecciones de mayor penetración e incluso orientar las investigaciones. La sabiduría antropológica ayuda a ser críticos en el buen sentido de la palabra, en la tarea científica y docente, así como también porque nos brinda una visión integral del hombre que permite encontrar el sentido y la orientación de la vida humana. Esta perspectiva fomenta la sensibilidad en relación con los problemas existenciales de la persona. Es por esto que una comunidad académica de altura posee sensibilidad por los temas de fondo: la vida,
la dignidad humana, el trabajo, la familia, la justicia, el desarrollo social de todas las personas, etcétera.
A su vez, para una institución de inspiración cristiana como la Universidad Hemisferios, la sabiduría filosófica no se sitúa en el último horizonte de consideración, ni tampoco permite adentrarse en el núcleo ontológico concluyente del hombre, no es el último peldaño en este reto de conseguir recuperar la amplitud de la razón.
Para entender al hombre y para que pueda orientarse según su verdad última es menester abrirse a la fe. La razón y la fe no constituyen una disyuntiva, ni se limitan a situarse una al lado de la otra de un modo meramente yuxtapuesto, sin tensiones, pero asimismo sin entrelazarse. La fe requiere la inteligencia para ser asumida con plenitud, y la razón se abre a la fe para alcanzar la verdad última a la que aspira.
El profesor de Hemisferios debe mirar el mundo de hoy, caracterizado por unos progresos tan vertiginosos en la ciencia y en la tecnología, con esperanza y confianza, y a la vez con gran responsabilidad, porque está invitado a repensar el mundo contemporáneo bajo los parámetros del humanismo cristiano.
La paz, el fortalecimiento de la democracia y la solidaridad, junto con la erradicación de la violencia, la pobreza extrema y la discriminación, así como también la defensa de la familia y de los más vulnerables, solamente serán posibles en la medida en que los profesionales del futuro estén dispuestos y capacitados para repensar los modelos políticos y socioeconómicos desde una perspectiva sapiencial.
Conservo la esperanza de que muchos de estos hombres y mujeres que sean capaces de tal hazaña hayan salido o salgan de las aulas de la Universidad Hemisferios, porque, solo a la luz de los valores verdaderamente humanos, que son valores cristianos, se puede iluminar el camino del futuro y conducirnos hacia un lugar mejor.
MPor: María Graciela Crespo Fundadora y Primera Vicerectora - UHE
i primera gran inspiración en la Fundación de la Universidad de los Hemisferios es San Josemaría. Él me inspiró a ser una mujer magnánima con grandes proyectos y aspiraciones de servir. Servir, en el caso de la Universidad, para formar personas que piensen y que sepan estar en el origen mismo de los cambios sociales, pues como decía San Josemaría y también Alejandro Llano que es otro gran inspirador de mi proyecto, antiguo rector de la Universidad de Navarra: ¿Qué quiere decir la Universidad? Significa formar gente que pueda cambiar el mundo con ideas que respeten la dignidad humana, que respeten a la persona, que respeten el sentido trascendente de la vida. Esa fue mi primera inspiración.
Mi segunda inspiración fue un rector de la Universidad de Piura, donde estudié mi primera carrera, de Comunicación, cuando era joven. Don Antonio Mabres, ahora profesor emérito de la Universidad, quien una vez me dijo: ¿por qué no pones una universidad en Ecuador con la inspiración que tiene la Universidad de Piura? Y ahí se me prendió la luz. Después de haber hecho un doctorado en Teología, en Roma, y otro en Educación, en España, empecé a trabajar en el mundo universitario en varias universidades. Esto me ayudó a tener un gran conocimiento del universo académico ecuatoriano. Por lo tanto, cuando planifiqué este proyecto, pienso que tomé muchas cosas buenas de cada Universidad. Y así salió un proyecto que fue calificado, por una gran académica de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, como humanista, innovador, y con capacidad de hacer mucho bien al país.
En ese momento, yo estaba haciendo un curso de desarrollo directivo en el IDE y tuvimos una conferencia con un economista guayaquileño a quien escuché otras palabras, que son también una musa para mí: “en Ecuador, el que quiere puede”. Habló de dos personajes: León Febres Cordero y León Roldós. Se refirió a la transformación que logró Febres Cordero de la alcaldía de Guayaquil, que pasó de ser un verdadero desastre a convertirse en una alcaldía moderna, eficiente, etcétera. En el caso de León Roldós ocurrió algo similar, en la Universidad Estatal de Guayaquil, que era un nido de malandros; la modificó con su gestión en una gran universidad. Entonces, pensé que lo que ellos tenían era: una persona, con un equipo, con una idea, y eso se convirtió en una fuente de inspiración de suma importancia. Después de esta clase, que trató sobre el mapa de la pobreza en Ecuador, íbamos silenciosos al almuerzo, y alguien dijo: “tenemos que hacer algo por este país”. Y yo expresé: “pongamos una universidad”. Realmente ahí fue donde empezó todo.
Así pues, empezamos a trabajar, a reunirnos. En primer lugar, había que crear un ente promotor, y revisar las leyes del CONESUP –en ese momento– para las universidades. La primera persona que me apoyó fue mi hermano. Se trata de mi hermano Claudio, un gran empresario, quien me apoyó con dinero para empezar. Con eso yo alquilé una oficina, compré una computadora y empecé a trabajar. Me contacté con varios empresarios de Quito, muchos de ellos amigos de la adolescencia, otros a los que había conocido en el IDE. Varias personas que
contribuyeron mucho –cabe recalcar que Quito es muy distinto de Guayaquil; en esta se fondea rápidamente un proyecto, lo que no sucede en Quito–. Contaba entonces con su apoyo moral y su ayuda, pues a la pregunta de quién estaba detrás de todo esto, sus nombres daban confianza y solidez al proyecto.
Por lo tanto, se encontraban mi hermano Claudio, como mencioné; Álvaro Bayas, quien fue un gran sustento para mí, especialmente en la parte legal, aunque también en las ideas; Mario Yepes, que fue una gran ayuda en la parte financiera. Lógicamente también Alejandro Rivadeneira, que fue después el primer rector. Alfredo Morales, arquitecto, fue el que hizo los primeros planos de la Universidad, cuando ya habíamos conseguido el terreno y la ubicación. Su mamá, doña Elenita, fue quien dio la garantía para que pudiéramos solicitar un préstamo al banco y con eso dar inicio a la Universidad. Nos ayudó también un hermano de Carmen Pérez, que era una muy amiga mía. Así fue que con ellos y algunos más, creamos la Corporación Univérsitas, que fue el ente promotor.
En principio, empecé a trabajar sola, armando el proyecto, en nuestra oficina, de acuerdo con las recomendaciones del CONESUP. Se precisaban muchas cosas: el plan estratégico, el plan financiero a cinco años, las carreras, los programas de cada carrera, la descripción de cada asignatura, los profesores; en fin, un trabajo impresionante. Además, obviamente necesitábamos un local. Cuando yo hablaba con distintas personas y les contaba sobre la Universidad, las dos preguntas obligadas eran:
cómo se va a llamar y dónde se va a ubicar.
Arrancamos en la búsqueda de muchos lugares: terrenos, casas de hacienda en distintas zonas, edificios que estaban abandonados. Incluso, al principio, se iba a presentar el proyecto al CONESUP con una casa, que coincidió que era la de mis abuelos cuando yo era chica, que está en la 6 de diciembre y donde ahora está Cruz Blanca; es una casa blanca preciosa, de mucha prestancia. Allí íbamos a presentar los primeros planos de la Universidad, con aulas, oficinas, talleres, etc., pero un buen día un amigo me dice que alguien quiere regalar unos terrenos por la Avenida Occidental. Fuimos a ver lo que es el actual campus de la Universidad. Obviamente, nadie iba a donar los terrenos, pero estos resultaban interesantes porque ahí había funcionado una fábrica de abono orgánico. El municipio de Quito le había pedido a Patricio Larrea, dueño del terreno, que cierre la fábrica porque podía contaminar esta zona.
Los terrenos estaban allí, con la hierba que medía cuatro metros, porque no se había cortado durante muchos años. Había también unas “casas” que eran en realidad como unos galpones prefabricados. Se hallaba un edificio grande donde estaba la máquina de abono, y que ahora es una zona de aulas. En la parte de arriba, donde en estos momentos se ubica el rectorado, había unas casitas. Entonces nos pareció que era el mejor lugar, porque estaba en el bosque protector de Quito: era grande, pues contaba con alrededor de dos hectáreas, tenía esas edificaciones con las que podíamos utilizar alguna. Así se empezó.
Por: Alejandro Ribadeneira Primer rector - UHE
En agosto de 1998 había decidido colgar los guantes de la docencia, luego de treinta años ininterrumpidos de servicio a la educación de jóvenes universitarios en dos universidades emblemáticas de Quito, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la Universidad Central del Ecuador, para de este modo reintegrarme a tiempo completo a mis labores profesionales de ingeniería.
En ese momento fue cuando, a principios de 1999, recibí la visita de algunos queridos amigos, entre los que quisiera destacar a María Graciela Crespo, Ana Isabel Moscoso y Enrique Pérez, quienes me plantearon una idea que en ese entonces parecía completamente loca: crear una nueva Universidad. A medida que me explicaban los alcances del proyecto, su inspiración y su visión, me fui enamorando de la idea, con el compromiso de apoyarla hasta que las cosas caminaran por su cuenta. ¡No tenía noción de en qué me había involucrado!
A la tarea de elaborar el proyecto de creación de la Universidad, bajo la batuta de María Graciela Crespo, se juntaron muchísimas personas que pusieron al servicio del proyecto sus conocimientos y, sobre todo, su tiempo y entrega. El propósito debía estar enmarcado en la normativa de la Ley de Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador, vigente desde 1982. En esos momentos iniciales fue de enorme ayuda el apoyo económico de Claudio Crespo Ponce, hermano de María Graciela,
quien aportó fondos para que se pudiera seguir adelante. Se emplearon innumerables horas de trabajo hasta tener prácticamente listo el proyecto para presentarlo al Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas (CONESUP).
Dentro del proyecto debía constar quiénes eran los promotores de la Universidad y, para ello, el 8 de diciembre de 1999 se constituyó la Corporación Univérsitas, aprobada por el Ministerio de Educación y Cultura el 23 de febrero del año 2000, mediante Acuerdo 361, como una institución sin fines de lucro. Esta aunó a un grupo de académicos y empresarios conscientes de que el desarrollo de nuestro país debe darse por medio de la educación, y decidió promover el proyecto de creación de la Universidad de Los Hemisferios. Los miembros fundadores fueron: Álvaro Bayas Cevallos, Patricio Crespo Burgos, Claudio Crespo Ponce, María Graciela Crespo Ponce, José Enrique Fuster Camps, Marcelo Merlo Jaramillo, Alfredo Morales Pallares, Ana Isabel Moscoso Freile, Robert Moss Ferreira, Ignacio Pérez Arteta, Andrés Pérez Espinosa, Alejandro Ribadeneira Espinosa, Juan Ribadeneira Espinosa y Carlos Julián Trueba Chiriboga.
Cuando ya se tenía todo listo para la presentación del proyecto en el CONESUP, ¡oh, sorpresa! El 15 de mayo de 2000 se derogó la ley de 1982, sustituyéndola por una nueva Ley Orgánica de Educación Superior, con nuevos parámetros y requisitos para la creación de universidades. Fue un golpe casi mortal, puesto que obligaba a rehacer la iniciativa ajustándola a la normativa vigente. Muchos estuvimos a punto de “tirar la toalla”, no así María Graciela que, con su intrepidez y entusiasmo, logró sacarnos de la desilusión en la que habíamos caído para empezar de nuevo con el ajuste del proyecto.
El proceso era complicado, pues se debía estructurar un proyecto académico que
involucrara la definición tanto de la estructura orgánico-funcional de la nueva institución, como una propuesta académica de muy alta calidad. Este proyecto, cumpliendo con los principios fundacionales inspirados en una visión cristiana del mundo, la sociedad y la persona, debería constituir un verdadero aporte al desarrollo de la sociedad. Dicha empresa requirió del esfuerzo de muchas personas que, de forma totalmente desinteresada, dedicaron innumerables horas de trabajo a esta tarea.
Para ese entonces, María Graciela había conseguido un espacio de trabajo en el Edificio Banco de Los Andes, situado en la Avenida Amazonas, el que fue cedido gentilmente por Edmundo Batallas. Desde allí, con el apoyo de muchísimas personas que se fueron sumando a la tarea –entre ellas Cornelia Guzmán, quien posteriormente estuvo vinculada varios años a la Universidad en el área financiera– empezó la titánica labor de pulir el proyecto y conseguir alumnos para una Universidad que aún no existía.
Uno de los requisitos establecidos en la Ley era el de contar con el aval de una institución de educación superior existente, para que auspicie y patrocine a la Universidad de Los Hemisferios durante los primeros cinco años de vida académica. El 23 de abril del 2001, se envía una solicitud a la Universidad Técnica Particular de Loja para que ella proporcione el aval respectivo, la cual se aceptó el 5 de julio del 2001, con mucha admiración por nuestro propósito. Este logro, conseguido gracias a la tenacidad de María Graciela y al apoyo de Álvaro Bayas, se constituyó en un hito fundamental de la vida de nuestra Universidad.
Por fin, un 20 de noviembre del 2001 se logró ingresar al Consejo de Educación Superior, CONESUP, el proyecto definitivo de creación de la Universidad para su revisión y aprobación. Esta debía pasar por tres filtros: la Comisión
Jurídica, la Comisión Académica y el Pleno del Consejo. Cada uno de ellos implicaba un proceso complicado que requirió del esfuerzo conjunto de todas las personas involucradas en él y de manera muy especial de María Graciela Crespo, quien se convirtió casi en una funcionaria más del Consejo de Educación Superior, por la cantidad de tiempo que pasó en reuniones con los distintos funcionarios de esa institución. Se debe resaltar el apoyo recibido por parte del presidente del CONESUP, Vinicio Baquero, y funcionarios como: Fernando Latorre, Medardo Luzuriaga, Santiago Díaz, y otros más que, siendo muy estrictos en su actuación, nos brindaron su apoyo.
Dentro del proceso de aprobación del proyecto era necesario contar con el informe favorable de otra institución de educación superior existente por lo que, el 8 de febrero del 2002, el CONESUP solicita a la Universidad Católica Santiago de Guayaquil el informe de evaluación académicotécnica del proyecto presentado, el que es respondido favorablemente el 21 de marzo del 2002, gracias al en ese entonces rector de la UCSG, el doctor Michel Doumet, quien también alabó el proyecto por ser innovador y humanista.
Con este antecedente se consigue la aprobación tanto de la Comisión Jurídica como de la Académica del CONESUP. El 30 de abril del 2003, mediante Resolución Nº 270-03 del Pleno del CONESUP, en sesión realizada en la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí, Manuel Félix López, emite informe favorable para la creación de la Universidad de Los Hemisferios, resolución que es puesta en conocimiento del Presidente del H. Congreso Nacional el 20 de mayo del 2003.
Allí, una vez más se apreció la personalidad de María Graciela, pues con su pasión, tenacidad y dedicación se transformó en una funcionaria más del Congreso Nacional, como ya lo había hecho con anterioridad en el CONESUP.
Innumerables fueron las reuniones que debió mantener con los diputados de esa época, entre los que se debe mencionar a Pascual del Cioppo, Marcelo Dotti, Luis Fernando Torres, entre otros. También cabe resaltar el apoyo que se recibió de Guadalupe Larriva, en ese entonces presidenta de la Comisión de Educación del Congreso.
El 7 de julio del 2003, las instancias administrativas del H. Congreso Nacional envían el Proyecto de Creación de la Universidad
de Los Hemisferios a la Comisión de Educación, Cultura y Deportes. El 1 de octubre del 2003, esta designó una Subcomisión para que analice la documentación presentada y, a pesar de que el proceso de aprobación se había complicado, el 7 de octubre del 2003, la Comisión aprobó el informe de la Subcomisión, acordando la elaboración del informe favorable para el primer debate en el Pleno del H. Congreso Nacional.
El trámite había sido tan complicado y engorroso que parecía no tener fin. Eso provocó que muchos fuéramos pasando de la ilusión a la desesperanza. El mismo 7 de octubre de 2003 por la mañana, María Graciela convocó a una reunión a varios de los promotores. Era la fiesta de la Virgen del Rosario. Allí se reconoció que estábamos cansados, que el asunto no salía, que todo era un desgaste emocional sin resultados, ¡que había que pensar si seguíamos o no!
Cuando todo parecía perdido, esa misma noche un buen amigo de María Graciela en el Congreso Nacional le llamó para comunicarle que la Comisión de Educación acababa de emitir informe favorable para la creación de la Universidad. Inmediatamente, María Graciela llamó a cada uno de nosotros para darnos la buena noticia, diciéndonos: “Hombres de poca fe, ¿de qué tenéis miedo?… ¡Acaban de aprobar nuestro proyecto!”.
Gran primer paso; sin embargo, insuficiente. Ahora el Pleno de Congreso Nacional debía aprobar la Ley de Creación de la Universidad de Los Hemisferios en dos debates.
Una vez recibido el informe favorable de la Comisión de Educación, Cultura y Deportes el 23 de octubre del 2013, el primer debate en el Pleno del Proyecto de Creación de la Universidad de Los Hemisferios se produjo en tres diferentes sesiones del Congreso llevadas a cabo el 6 de noviembre y 4 de diciembre del 2013 y el 25 de marzo del 2014, día en que fue aprobado el proyecto en primer debate.
El segundo debate tuvo lugar en la sesión extraordinaria del Congreso Nacional, llevada a cabo el martes 4 de mayo del 2004 (Acta 24217), y en ella se aprobó el Proyecto de Ley de Creación de la Universidad de Los Hemisferios, que fue enviado a la presidencia de la República para su correspondiente: ejecútese.
En ese momento, debíamos buscar que el proceso se agilizara y no se entorpeciera en la Presidencia de la República, cuyo titular era el coronel Lucio Gutiérrez. Como se ha notado a lo largo de todo el proceso, Dios siempre había estado presente. Se consiguió hablar con el secretario jurídico de la presidencia, el Dr. Carlos Larrea, para que ayudara a agilizar el trámite. Por fin, el 20 de mayo del 2004 el subsecretario general de la Administración Pública, mediante Oficio Nº SGA.00198, remitió al Director del Registro Oficial, para su publicación, la Ley Nº 2004-36 de creación de la Universidad de Los Hemisferios.
El lunes 31 de mayo del 2004, día de la Anunciación de la Virgen, se publicó en el Registro Oficial Nº 345 la Ley de Creación de la Universidad de Los Hemisferios, como una premonición de que la mano Divina y en especial de la Santísima Virgen estaban con la Universidad, y que de ahí en adelante jamás la abandonarían.
Por: María Graciela Crespo Fundadora y Primera Vicerectora - UHE
Cuando en 1998 nació la idea de la Universidad en aquella reunión con mis compañeros en el IDE, pensé que estaría lista en dos años. Sin embargo, el proyecto de creación duró seis años, hasta que nos aprobó el Congreso, porque el camino jurídico de aprobación también fue prolongado. Se escribió todo el proyecto con la ayuda de muchísima gente. No recuerdo si fue en 2003 o 2004, el año en que empezó la Universidad, en el que hicimos un cóctel de agradecimiento para las personas que habían colaborado con la Universidad. Establecimos una fecha de enero, que coincidió con la fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrono de las universidades. Al hacer la lista de a quienes agradecer, llegamos a 400 agasajados; tantísima gente que había ayudado con ideas, con contactos de profesores, y con muchas más cuestiones y con una generosidad impresionante, sin cobrar absolutamente nada.
La tarea de la aprobación sí fue extensa, dado que duró seis años. Porque, en definitiva, escribimos el proyecto, había que presentar al CONESUP. Después de este organismo continuaba con la Comisión de Educación del Congreso. Luego del Congreso venía la presentación a la Comisión de Educación en primer debate, en segundo debate, y así se podía aprobar la Universidad. Llegó un momento, en este largo proceso, en el que mis amigos de la Corporación Univérsitas se empezaron a cansar, porque transcurrieron
muchos años de trámites. Un día me llamaron y me dijeron: esto ya no sale y ahí lo vamos a dejar. Yo me fui a mi casa y pensé: si ellos no me apoyan, me buscaré otro equipo, otra gente que me quiera respaldar. Pero el proyecto ya estaba avanzado, y esa misma noche en la cual mis amigos dijeron ya no más, a las nueve de la noche me llamaron del Congreso para decirme que el proyecto se acababa de aprobar por la Comisión de Educación. Entonces, yo misma llamé a cada uno, promotores, amigos, y les dije las palabras de Manuela Cañizares: “hombres de poca fe, ¿de qué tienen miedo?”.
Con anterioridad a la aprobación del Congreso, quiero decir que también hubo un trabajo previo, porque había que presentar el proyecto a todos los rectores de todas las universidades del país en una reunión del CONESUP. No era tarea fácil exponer el proyecto ante la competencia. Para dar la aprobación final –eso también fue divertido–el presidente del CONESUP me dijo: tienes que ir a la sesión plenaria que se va a dar en Calceta, un pueblito de Manabí. Había ya una gran amistad con las personas del CONESUP, pues llevaba como cinco años de trabajo con ellos. Al final me dijeron: “la Universidad se aprueba, pero con una condición, la doctora Crespo tiene que venir a trabajar en esa Universidad durante tres meses”. Yo exclamé “¿qué? ¿Venir a Calceta tres meses?”. Y me dijeron que solo se trataba de una broma.
Por: Alejandro Ribadeneira
Primer Rector - UHE
Una vez aprobada la creación de la Universidad, debimos enfrentar una dura realidad. Necesitábamos de urgencia el campus y el financiamiento para el desarrollo del proyecto universitario.
Se comenzaron a mirar con más detenimiento algunas casas grandes y céntricas, pero enfrentaban el problema del parqueadero y, sobre todo, del crecimiento a largo plazo y la afectación al entorno social. Se fueron descartando una casa detrás de la otra hasta que un muy buen amigo, Wladislav Quirola, lamentablemente ya fallecido, me llamó para comentarme de la existencia de un terreno en las laderas del Pichincha, propiedad de un exitoso y generoso empresario, Patricio Larrea.
En el terreno había funcionado una fábrica de abono, y los galpones abandonados y la maleza crecida le daban un aspecto fantasmagórico y poco prometedor, que en nada disminuyó nuestro entusiasmo. Teníamos la visión, el sueño estaba claro en nuestras mentes, y entendimos perfectamente la paradoja de que debía ser ahí, en una fábrica de abono, porque eso era precisamente el sentido trascendente del proyecto: educar profesionales que fueran abono y fermento de la sociedad, que transformaran el mundo desde todos los ámbitos, tales como la empresa, la familia, la educación, el arte, la política, etcétera.
Había que realizar una serie de adecuaciones a las construcciones para transformarlas en aulas
y oficinas, y conseguir todo lo necesario para equiparlas, pero no se contaba con el dinero suficiente para ello.
Otro elemento fundamental era contar con un esquema financiero sólido para sustentar el proyecto de creación y, para ello, varias personas pusieron su contingente. Sin embargo, con la documentación de la que disponíamos resultaba imposible conseguir una financiación adecuada, lo que generaba en el equipo promotor una gran incertidumbre. ¡Necesitábamos financiamiento!
En ese momento, Álvaro Bayas sugirió a María Graciela el nombre de un personaje que terminó convirtiéndose en un verdadero puntal de la nueva Universidad: Mario Yepes, una persona con enorme experiencia en el ámbito financiero y bancario. Recuerdo que un sábado por la mañana, recibí la llamada de María Graciela para pedirme que entregue el estudio financiero a Mario Yepes, personaje al que no lo conocía, y que en ese momento se encontraba almorzando con su familia en el Fryday’s del Quicentro. Llegué allí, nos identificamos y procedí, con mucha vergüenza, a entregarle la documentación porque sabía que estaba interrumpiendo un agradable momento familiar. Ahí quedó demostrada la enorme generosidad de Mario que, al pedirle María Graciela que le sugiriera un buen financiero, le contestó: “¡Yo!” […] “Sé que no tienes dinero. Págame cuando puedas”. Esa fue la vinculación de Mario con la Universidad. Realmente creo que no fue consciente del lío en el que se estaba metiendo.
Allí apareció, una vez más la mano de la Divina Providencia. Se obtuvo un préstamo de una joven entidad bancaria, cuyos principales ejecutivos confiaron en nuestro proyecto educativo, gracias a las gestiones de Mario Yepes, y a la generosa garantía hipotecaria –mediante un terreno ubicado en Sangolquí– ofrecida por la familia Morales Pallares, en especial de Elenita Pallares y su hijo Alfredo. Así se pudo dar inicio al proceso de adecuaciones que eran indispensables para transformar la fábrica de abono en un instrumento generador de profesionales muy bien preparados, con sólidos fundamentos humanísticos, que les ayuden a convertirse en líderes del cambio de nuestro país.
El 15 de septiembre del 2004 se bendijo la primera piedra en medio de la tierra removida y los escombros que aún permanecían en el terreno, en la parte posterior de lo que sería el primer Oratorio de la Universidad. El recipiente del agua bendita se improvisó con una botella de cola, y quien realizó la bendición fue el P. José Marroquín, ya fallecido.
Se determinó como fecha de inicio de las actividades académicas el 18 de octubre del 2004, con 90 estudiantes matriculados casi en las mismas carreras que existen hoy en día; sin embargo, el 10 de octubre cayó una granizada que destruyó el techo de la futura biblioteca, que se usaría a la vez de salón principal. A pesar de la contingencia climática, nadie se amilanó, se siguió adelante y comenzaron las clases puntualmente, como
se había previsto, constituyendo una anécdota maravillosa de los inicios de la Universidad la minga de limpieza de las instalaciones realizada los días sábado 16 y domingo 17 de octubre, con la impresionante participación de muchos de los futuros estudiantes y de sus padres. Este hecho inolvidable refleja el espíritu propio y especial de la Universidad de Los Hemisferios.
La Ley de Creación de la Universidad determinó que el presidente de la Corporación Univérsitas, en ese entonces Andrés Pérez, se encargara del rectorado hasta que el Directorio de la Corporación Univérsitas designara a las autoridades que desempeñarían provisionalmente sus cargos, de acuerdo a lo que estableciera el Estatuto a ser enviado al CONESUP para la respectiva aprobación.
Una vez enviado el Proyecto de Estatuto de la Universidad al CONESUP para su revisión y aprobación, el 11 de enero del 2005 el Directorio de la Corporación Univérsitas designó como autoridades provisionales a Alejandro Ribadeneira como Rector, a María Graciela Crespo como Vicerrectora y a Mario Yepes como Administrador General.
En sesión del CONESUP del 7 de abril de 2005, se aprobó el Estatuto de la Universidad. El Directorio de la Corporación designó como sus primeras autoridades oficiales a las personas antes mencionadas, para que desempeñen los mismos cargos por los primeros cinco años, es decir hasta el 6 de abril del 2010.
Por: María Graciela Crespo Fundadora y Primera Vicerectora - UHE
Yo conocía a unos cuantos jóvenes de las universidades en las que había trabajado. Siempre me desempeñé con ellos, en distintos tipos de proyectos. Conocí a un grupo de chicos que tenían una empresa que se llamaba Yagé Comunicación Digital. Formaban una compañía muy linda de tecnología que tenía también un interesante modelo de negocio. Allí trabajaba gente de comunicación, de marketing, y de tecnología informática. Me reuní un día con algunos de ellos para pensar en el nombre de la Universidad. Éramos alrededor de ocho, y cada uno trajo muchos nombres. Barajamos, sin exagerar, unos trescientos nombres, que íbamos descartando. Hasta que dijimos: la idea es una Universidad que se inserte en la tradición universitaria mundial y que a la vez sea muy ecuatoriana. Y ahí nació: Universidad de los Hemisferios. ¿Qué significa ese nombre? ¿Qué significaba ese nombre en ese momento? Una Universidad ecuatoriana situada en la mitad del mundo, en los hemisferios norte y sur, y que se abre a todos los continentes de uno y otro hemisferio. Esa fue la idea: una Universidad
muy ecuatoriana que se abra al mundo por ese título, aprovechando que nosotros estamos precisamente en la mitad del mundo.
Luego, el logo de la Universidad también fue otra historia. Conocí a un chico publicista muy bueno, Santiago Viteri, y le conté lo que significaba el nombre de la Universidad, y cuál era el sentido de ella, para que lo plasmara en un logo. Tardó un poco. Yo le preguntaba ¿qué fue Santiago? Y él respondía: no me llega la musa. Hasta que un día me dijo que ya lo tenía. Así son los artistas. Él tuvo la visión del logo, el primer logo de la Universidad, donde se plasmaba esto: la Universidad unida, la tradición universitaria mundial, y por dentro, la innovación que ponía la Universidad, siendo parte del Ecuador. Era muy bonito, como una luna y el sol, que eran los hemisferios; la innovación y después la tradición mundial. La Universidad empezó así, ecuatoriana, pero abierta al mundo, con esa idea de formar gente que ama Ecuador, pero que sea gente abierta y que se sitúe en el origen mismo de los cambios sociales.
Por: María Graciela Crespo
Fundadora y Primera Vicerectora - UHE
Unos años antes del inicio de la Universidad empecé a trabajar con algunos colegios. La Universidad de Piura me dio un examen que tenían ellos para medir las capacidades de los alumnos de colegio en lenguaje, matemáticas y conocimiento general del mundo. Estas pruebas las empezamos a pasar en muchos colegios y se hizo un trabajo muy bonito, dando a conocer la futura Universidad, que todavía no existía. Me hice amiga de muchos rectores de colegios y realmente hicimos un trabajo muy bueno. Cada año hacíamos las pruebas en los colegios, comparábamos los resultados y surgían unos colegios ganadores. Después del primer año de la implementación, para la segunda prueba los colegios también alcanzaron una mejoría.
Un colegio nos invitó a varias universidades a exponer lo que era la Universidad. Estaban la Universidad San Francisco, la Católica, estimo que la UDLA y la Universidad de los Hemisferios, que todavía no existía. Fue muy bonito que nos participaran para hablar con otras universidades que ya estaban en el mercado desde hace muchos años. En ese momento les dije que lo que la Universidad quiere hacer es colaborar con las demás para que ayudemos a los colegios y los estudiantes que egresen de esos institutos tengan mejores rendimientos. No se trataba de competir con nadie, sino de colaborar, y colaborar con todos. Por esto, cuando la Universidad fue aprobada, había mucho trabajo hecho y teníamos todo listo para lanzarla al mercado. Ahí comenzó también todo el trabajo
de escribir y diseñar los flyers, los documentos que se iban a lanzar, y el ideario, que era el fundamento de la Universidad. También buscamos profesores y, para empezar, propuse abrir carreras de las que yo tenía docentes conocidos, de las carreras que se veía que el país podía necesitar. Empezamos con cinco facultades, y con varias carreras en cada facultad. Pudimos empezar con varias carreras a la vez porque teníamos un proyecto humanístico muy bueno. Para este, me inspiré también en muchas universidades de distintos países.
Al principio, en los primeros semestres los alumnos tenían varias asignaturas generales y me parece que dos materias de cada carrera. Así se pudo empezar a la vez, con varias carreras en las cinco facultades. Muchas de las materias generales eran del área humanística. Nuestro modelo de formación en ese momento era algo nuevo en el país, aunque quizás ahora ya no lo sea demasiado. La formación tenía algo así como tres patas o tres pilares. Uno era lógicamente la formación humanística, otro era la formación empresarial, y el tercero, la formación en proyectos sociales. Para las palabras del lema de la Universidad, me inspiré en una Universidad peruana de ciencias aplicadas, que hablaba de saber y saber hacer. Estas palabras, “saber y saber hacer” armonizaban bien la formación humanística, la formación empresarial y la formación en solidaridad.
En cada una de estas áreas estaban listas las asignaturas. Asimismo, me gustaría resaltar
dos aspectos. Una se llamó Fundamentos Culturales. Esta asignatura al principio fue un gran éxito, aunque era complicada de desarrollar. Se desarrollaba en cuatro semestres en los que se veía historia, literatura y filosofía de cada edad de la historia. En el primer semestre, la Edad Antigua; en segundo, la Edad Media; en el tercero, la Edad Moderna, y en el cuarto, la Contemporánea. Ya en el quinto semestre teníamos la persona, en Antropología filosófica, y luego Ética y otras materias.
Recuerdo que una estudiante nuestra de gastronomía se fue a hacer un semestre en una Universidad de Colombia. Era una joven, que estudiaba esta formación que no se trata de una carrera súper humanista, sino más bien técnica. Ella nos contó al regreso que en la Universidad donde estuvo le decían: ¿tú por qué eres tan culta? ¿Por qué sabes tanto? Este ejemplo ilustra lo que produjeron estos Fundamentos Culturales. Otro programa que también fue novedoso y muy bueno es lo que se llamó el Canon de libros de la Universidad, con los diálogos académicos. Se trató de una idea que fue surgiendo para que los alumnos leyeran cuatro libros de literatura, al semestre, en grupos pequeños, de siete u ocho, con un profesor que dirigiera la discusión. Estimo que eran treinta libros los que tenían que leer a lo largo de la carrera, y constituyó un espacio espectacular de diálogo, de aprendizaje.
Por: María Graciela Crespo Fundadora y Primera Vicerectora - UHE
La Universidad fue aprobada en mayo del 2004, y no queríamos más dilaciones para comenzar. Teníamos unos pocos meses para promocionarla y tendría que empezar en septiembre. Al día siguiente de la aprobación, salimos a hacer promoción. Uno de los chicos, Yagé, me dijo, para atraer estudiantes tienes que darles una computadora personal a cada alumno. Hace veinte años, pocas personas tenían una laptop. En nuestros primeros flyers decía: tendrás tu primer instrumento académico, tu computadora personal. Nos endeudamos y compramos cien computadoras. Yo le pedía a Fernando Moncayo, que ahora es un gran empresario joven, que me acompañara a hacer promoción de la Universidad en los colegios. Pero era mayo, cuando casi todos los estudiantes de sexto curso ya decidieron a qué Universidad van a asistir. Sin embargo, Fernando les iluminaba con su relato para soñar en un futuro grande para el país. Y vinieron cien alumnos. Fue un trabajo arduo. Yo a veces iba con Cornelia Guzmán, que empezó a trabajar con nosotros, a algunas casas de alumnos, a colegios, a oficinas de padres de familia. Además, hubo gente que confió en nosotros, en el modo de educación que íbamos a impartir.
En julio ya se alquilaron esos terrenos donde ahora está ubicada la Universidad, y empezó la pala mecánica a aplanar tierras, porque eso era una montaña, a cortar la hierba, y a adecuar
los espacios construidos. Todo llevado adelante una semana antes de que empiecen las clases. Un domingo, creo que 11 o 12 de octubre, diluvió en Quito, cayó granizo, de una manera terrible. Ese día iba a ir a enseñar la Universidad a unas amigas. Llamé a José Luis, el guardia, para que me abriera las puertas y me dijo, doctora, se cayeron todas las aulas debido a la lluvia. Vimos que toda la parte de abajo estaba derrumbada, porque la teja de esos galpones, que no tenían mucho cimiento, cedió con el peso del granizo. Llamé a Alejandro y a Mario para evaluar el daño. Dimos gracias a Dios, de verdad, porque ahí no había un alumno, no había un mueble, no había nada. Estaban solo las paredes, pintadas, bonitas, pero nada más. Si esto hubiera sucedido una semana después, o con alumnos dentro, la Universidad moría. Bueno, esa semana volvimos a levantar el techo, volvimos a levantar las paredes, y la Universidad finalmente logró empezar cuando tenía que hacerlo, es decir el 18 de octubre.
Las facultades eran las de Artes y Humanidades, donde teníamos algunas carreras como Gastronomía, Gestión Cultural, Música, Artes Liberales y Ciencias Humanísticas, en las cuales esperábamos formar personas que quisieran estudiar Filosofía, Literatura o Historia. Otra facultad era la de Comunicación, donde había tres ámbitos: Publicidad, Comunicación Corporativa y Periodismo. La de Derecho, que tenía unas áreas interesantes, como Ciencias Políticas
por un lado y, por otro, Derecho Financiero, Derecho Corporativo, y Derecho Penal. Después, la de Administración de Empresas, también con distintas ramas, tales como Finanzas, Talento Humano, y Administración de Negocios. Finalmente, la Facultad de Ciencia y Tecnología, donde empezamos con la Carrera de Agroindustria.
Vinieron alumnos para todas las facultades, y pudimos empezar porque se interesaron en ese modelo tan importante, de educación humanista. Fue muy lindo también que en las materias humanísticas se mezclaban alumnos de todas las facultades, lo que daba a los estudiantes una perspectiva no tan cerrada de su carrera, sino una visión más amplia, al compartir con compañeros de otras carreras en las distintas clases. Fue un ambiente precioso. Además, fue muy buena una reunión que tuvimos con profesores y administrativos, unas dos semanas antes de que empezara la Universidad, en una finca. Estuvimos ahí explicando a profesores y administrativos todo lo que suponía esta Universidad, su fundamento cristiano. ¿Qué es una visión cristiana de la Universidad? Tres cosas: amor a la verdad, unión entre fe y razón, y solidaridad. Una chica que trabajó con nosotros al principio, María Clara Morales, mandó a hacer unas camisetas muy lindas, que tenían el logo de la Universidad delante, y atrás decía fundadores. Cuando estábamos explicando la esencia de nuestra Universidad y dijimos: “hay que ponerse
la camiseta de la Universidad”, entonces todos nos pusimos la camiseta, en un acto simbólico muy bonito. El día que abrimos la Universidad, también a todos los estudiantes les dimos su camiseta de fundadores.
Asimismo, tengo que contar que el fin de semana anterior a la apertura fue precioso, porque los obreros, los albañiles, estaban terminando las adecuaciones. Estuvimos montando las aulas, con sus mesas, sillas y escritorios para los profesores, con la ayuda de muchos de ellos y de alumnos que también acudieron a colaborar, incluso con miembros de nuestras familias. Por ejemplo, con mi hermana y mis sobrinos permanecimos hasta la medianoche, con la limpieza de los baños para el lunes, pues recién habían terminado los obreros. Con todo esto, el día previsto, empezamos en la parte de abajo de lo que ahora es la Universidad. Al mediodía, tuvimos un evento de inicio de la institución. Todo el mundo sacó las sillas hasta el patio, y se escucharon discursos de bienvenida. Como el 16 de octubre había sido cumpleaños de Alejandro, el Rector, algunos alumnos trajeron un pastelito para soplar las velas; los músicos tocaron violines, y esos actos fueron muy lindos.
Así dio comienzo la Universidad. Empezamos a caminar, con todos los problemas que tiene un inicio, con todos los inconvenientes que tiene una Universidad, pero empezamos a caminar.
Por: Alejandro Ribadeneira
Primer Rector - UHE
Empezamos bien, mas no todo fue color de rosa. El 4 de noviembre del 2009 el, en ese entonces, Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior del Ecuador –CONEA– presentó a la Asamblea Nacional el Informe de Evaluación del Desempeño Institucional de las Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador, en cumplimiento de lo dispuesto en el Mandato Constituyente Nº 14, expedido por la Asamblea Nacional Constituyente el 22 de julio del 2008. En ese informe, muy cuestionado desde el punto de vista técnico y de transparencia, se ubicó a la Universidad de Los Hemisferios en la categoría D, señalándose en el informe que “dentro de este grupo se encuentran cuatro universidades relativamente nuevas que todavía se encuentran en proceso de consolidación de su proyecto educativo”, entre las que nos encontrábamos nosotros que, al momento de la evaluación in situ el 11 de agosto del 2009, aún no habíamos cumplido ni siquiera cinco años de vida académica.
La Universidad, que había venido creciendo sostenidamente desde el año 2004 hasta esa fecha, sufrió un fuerte golpe en su bien ganado prestigio en la sociedad en general y en la comunidad académica en particular, a pesar de su muy corta vida. Esta situación nos obligó a cambiar de estrategia: de apuntar a un sostenido crecimiento a buscar la supervivencia,
aprovechándola para crecer hacia adentro, efectuar algunos pequeños reajustes y apuntar al nuevo proceso de evaluación y acreditación que se nos venía encima.
En medio de esta situación angustiosa, el 10 de julio del 2010 el Prelado del Opus Dei, Monseñor Javier Echeverría, durante su visita a la ciudad de Quito, estuvo en la Universidad y los diez a quince minutos de visita que se habían previsto se convirtieron en casi 60 minutos, en los que el Prelado tuvo que haber visto el futuro porque, contra todo pronóstico, el 11 de febrero del 2011 (la fecha puede leerse de igual manera al derecho y al revés: 11- 02-2011) se estableció que la Universidad se convirtiera en Obra Corporativa del Opus Dei. Esto era algo extraordinario, no porque no se esperara que sucediera en algún momento, sino por la rapidez con que ocurrió, pues es un proceso que a otras instituciones les ha costado décadas. Ser obra corporativa, como lo son la Universidad de Navarra en España, la Universidad de los Andes en Chile, la Universidad de La Sabana en Colombia, la Universidad Austral en Argentina, la Universidad Panamericana en México, la Universidad de Piura en Perú, y otras, significa que el Opus Dei se compromete a formar espiritualmente a quienes hacen parte de la Universidad y libremente busquen y acepten esta formación. A su vez, la Universidad se compromete a velar porque la labor de formación se realice sustentada en principios cristianos, algo que ya se venía haciendo desde el inicio, fieles al Proyecto Educativo. Cuando San Josemaría Escrivá de Balaguer visitó la Universidad de Navarra en sus inicios, interrumpió a alguien que le enseñaba el campus y las nuevas construcciones, aclarando de manera enfática: “yo no les pedí que hicieran una Universidad, les pedí que buscaran la santidad mientras la hacían”. Este es finalmente el propósito de cada uno de los que formamos la Universidad Hemisferios, buscar la santidad en medio de la labor diaria, esperando que profesores, estudiantes, personal administrativo
y el personal de servicio, transformen la sociedad y contribuyan a construir un mundo mejor, convirtiéndose en abono fructífero y multiplicador.
Estos dos hechos constituyeron un aliciente más y una responsabilidad adicional para todos los que estábamos verdaderamente comprometidos con la Universidad. En medio de un ambiente financiero muy complicado fuimos avanzando con grandes esfuerzos, apuntando siempre a conseguir una buena evaluación y acreditación de la Universidad en el proceso que llevaría adelante el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior –CEAACES–, por mandato de la nueva Ley de Educación Superior.
En el transcurso del tiempo se habían venido incorporando a la Universidad varios académicos y profesionales de enorme valía, que han constituido un significativo aporte para afrontar su proceso de consolidación. Estas incorporaciones y el trabajo incesante y muy profesional de todas las personas que conforman la Facultad de Comunicación permitió que, luego de un proceso de revisión por pares de muy alta calidad y nivel de exigencia, el Consejo Latinoamericano de Acreditación de la Educación en Periodismo y Comunicación, CLAEP, en agosto del 2012, acredite a la Carrera de Comunicación por el período 20122018, hecho que constituye también un hito histórico en nuestro proceso de fortalecimiento y proyección al futuro.
Durante el año 2013 la Universidad se vio inmersa en el nuevo proceso de evaluación y acreditación liderado por el CEAACES, que implicó un enorme esfuerzo de recopilación, sistematización y digitalización de toda la información académica, financiera y organizativa demandada por el proceso, que culminó el 27 de noviembre de 2013 cuando el CEAACES nos comunicó oficialmente que la Universidad había sido acreditada por los
siguientes cinco años y que había sido colocada en el primer lugar de la Categoría B, en el que se ubicaban las universidades que ofertaban únicamente carreras de grado. Esto marcó, definitivamente, un punto de inflexión en la vida de la Universidad, al reconocer su calidad, y nos dio la razón en nuestra tenaz oposición a la injusta calificación realizada por el CONEA en el año 2009.
Sobre la base de lo establecido en el Estatuto reformado de la Universidad y aprobado por el CONESUP en el año 2009, en marzo de 2010 el Consejo General, en uso de sus atribuciones, resolvió designar como nuevas autoridades de la Universidad a Alejandro Ribadeneira como Rector, Ximena Endara como Vicerrectora Académica y Javier Carrera como Vicerrector Administrativo Financiero, por un período de 5 años a partir del 7 de abril de 2010 hasta el 6 de abril de 2015. Ante la renuncia de Ximena al Vicerrectorado, de acuerdo a lo establecido en el Estatuto, se encargó de dichas funciones a Diego Alejandro Jaramillo que se había incorporado a la Universidad en febrero de 2011.
El 15 de abril de 2015 el Consejo de Educación Superior, CES, aprobó la reforma del Estatuto de la Universidad y, con base en sus disposiciones, fueron elegidos: Rector, Diego Alejandro Jaramillo; Vicerrectora, Mónica Vivanco. como Director Administrativo Financiero fue designado Diego Ignacio Montenegro. A ellos les cupo la ingente tarea de enfrentar las dificultades económicas y de crecimiento que se generaron durante los años anteriores.
Todavía se mantienen algunos de los edificios de la fábrica de abono, debidamente adecuados para su nueva función, habiéndose añadido otros, muy pocos, para albergar la creciente llegada de los estudiantes. La Universidad fue también escalando en prestigio, y sus primeros egresados demostraban que se estaba cumpliendo el principal objetivo: entregar a la sociedad profesionales diferentes, completos.
Por: María Graciela Crespo Fundadora y Primera Vicerectora - UHE
Llegó el año 2009. Habían pasado los cinco años iniciales, y nos tocaba la graduación de la primera promoción. Siempre pensé que teníamos que hacer algo importante en la ciudad de Quito, y tenía mucha ilusión de unir la primera promoción de la Universidad con la primera Universidad ecuatoriana o la primera Universidad quiteña; para dicho cometido hicimos una investigación. La primera Universidad quiteña es la Universidad de San Fulgencio, que fue de los Agustinos, y que tuvo su primera sede en San Agustín. Entonces, decidimos hacer la celebración de la primigenia promoción en San Agustín. Tuvimos una misa, que celebró el Obispo Auxiliar de Quito, Monseñor Danilo Echeverría, y, tanto las autoridades como los profesores estuvimos vestidos con nuestras togas académicas. Se creó todo un protocolo de togas académicas, con un significado para cada parte. Lo acompañaba una historia de cada símbolo del protocolo, de la vestimenta académica, los colores de las facultades, etcétera. Después de la misa, el acto académico tuvo lugar en el Teatro Bolívar. Salimos todos vestidos con nuestras togas, caminando, de San Agustín al Teatro Bolívar, que es también una gran señal
de quiteñidad. En este acto académico inicial, le dimos el doctorado honoris causa post mortem a Monseñor Juan Larrea Holguín. La lección magistral la pronunció Álvaro Bayas, quien fue también mano derecha en este proyecto. Después de la ceremonia en el Teatro Bolívar, volvimos a San Agustín, y en los patios del convento tuvimos nuestro cóctel inaugural.
Cuando pienso en esa primera graduación de los primeros alumnos, de los alumnos fundadores, ahora que transcurrieron veinte años, pienso también en el deber y el honor de los que nos han seguido a los fundadores, de los que ahora están en la Universidad, tanto los que dirigen como los profesores, de no olvidar nunca los orígenes, y la inspiración para la creación de la Universidad, porque se empezó, como ya lo he dicho, para que sea un foco también de visión cristiana de la vida. Vuelvo a decir que esta visión es amor a la verdad, unión entre fe y razón, y solidaridad. Además, es también gente que sepa situarse en el origen de los cambios. Los alumnos no pueden ser personas capaces de ubicarse en el origen de los cambios sociales; no pueden ser gente que no se lance, que no quiera cambiar el mundo.
Por: Alejandro Ribadeneira
Primer Rector -UHE
Hoy miramos con optimismo el futuro institucional. No se han terminado, ni mucho menos, las dificultades y retos que deberemos afrontar en los siguientes años, pero estoy seguro de que, con el trabajo mancomunado de todos los que hacemos esta comunidad universitaria, conseguiremos los objetivos planteados desde el inicio de la vida de la Universidad: forjar líderes íntegros, científicamente competentes, emprendedores y honrados, comprometidos con el futuro del país. con el logro de la paz y la justicia social, el fortalecimiento de la identidad nacional en el contexto pluricultural, la afirmación de la democracia, los derechos humanos, y la defensa y protección del ambiente.
Por: Juan Carlos Riofrío
Profesor Strathmore University
En un célebre discurso sobre el mundo académico, un filósofo contemporáneo, Leonardo Polo, señaló que la labor más genuina de la Universidad no puede limitarse “a administrar el saber, a impartirlo” (1997). La Universidad no puede ser concebida como una “escuela superior” o “terciaria” que viene después de la primaria y la secundaria, como si fuera una especie de “high high school”. Tampoco es un instituto tecnológico donde solo se aprenden las técnicas necesarias para poder ejercer una profesión. La Universidad va más allá, es un saber superior a lo ya conocido. El universitario investiga lo que la humanidad ha alcanzado hasta ese momento, para lanzarse más allá, para descubrir nuevas cosas y aportar. Alguien que solamente lee y repite lo que otros han dicho no es ni profesor ni alumno universitario.
El universitario está llamado a traspasar los límites de la ciencia y, sobre todo, a profundizar en el saber. Aquí no se entrena a los alumnos para que repitan de memoria y ordenadamente, como loros, lo que otros han dicho. Eso ya lo puede hacer hoy la inteligencia artificial (IA). La Universidad existe para dotar a todos de habilidades y resortes espirituales para lanzarse ante lo desconocido. Bien entrenada y bien usada, hoy la IA puede producir el mejor producto
de la serie en poco tiempo: el mejor foco, turbina o hélice. Sin embargo, con los inputs dados no puede vislumbrar otra tecnología diferente como la luz led, la propulsión por detonaciones sincrónicas, o el vuelo usando campos electromagnéticos. El salto a lo desconocido no está asegurado por la IA, sino por el trabajo genuinamente universitario.
A la IA le cuesta entender las cosas más personales. Por ejemplo, los algoritmos diseñados para detectar el resultado óptimo se traban con eso de que “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Ello se debe al denominado “ruido blanco”, destacado por la estadística. Cuando hay muchas variables, los resultados se dificultan y el margen de error se amplía. La vida de cada persona y sus circunstancias contienen tantas variables, que solo la mente humana comprende bien que, aunque en un determinado proyecto algo puede ser “lo mejor”, desde el punto de las limitaciones de la vida personal, alcanzar aquello con grave sacrificio de tiempo y esfuerzo puede ser perjudicial para otras cosas más importantes, tales como la vida familiar o las amistades.
Y esto es muy relevante porque en último término la Universidad está para generar un
conocimiento lo más personal posible, para generar “sabiduría”. Sabiduría y ciencia no son lo mismo. El Diccionario de la lengua española de la RAE define sabiduría como el “grado más alto del conocimiento”. Para Polo, el grado más alto del saber tiene que ver con la persona. Es la persona la que unifica todo el saber y le da sentido trascendente. Con mera ciencia se pueden producir virus mortales, instrumentos de tortura, napalm y otras armas bioquímicas hoy prohibidas. Se trataría de una ciencia diabólica, absolutamente despersonalizada: en el fondo, una ciencia poco sabia.
En la actualidad, provoca gran alegría echar la mirada atrás y repasar lo sucedido en estos primeros veinte años de la Universidad Hemisferios. Ciertamente no ha sacado ninguna patente, aunque algún día las sacará. Y, sin embargo, en su corta existencia ya ha profundizado, promovido y publicado mucho de ese conocimiento de grado más elevado, que muestra el sentido humano de todo. ¡Veinte años! ¡Veinte años dedicados al saber verdaderamente superior! ¡Ha valido la pena!
Por: Jaime Baquero
Profesor - Universidad San Francisco de Quito
Si hay algo que –a mi criterio– debería considerarse como un factor común de todo centro educativo universitario es la búsqueda del conocimiento a través de la investigación. Y para investigar, el espontáneo punto de partida radica en una cierta confianza frente a las propias capacidades de encontrar o (al menos) atisbar e intuir aquello que es objeto de la personal indagación. La apasionante luz que se vislumbra en el horizonte del pensador fue denominada veritas por los latinos. Los filósofos griegos, por su parte, llegaron más lejos a través de su definición de aletheia-αλήθεια, que vincula dicha búsqueda de la verdad con el comportamiento personal: quien no vive como piensa –en coherencia, honestidad, moderación, humildad de espíritu y sinceridad de vida– terminará, finalmente, pensando cómo vive. Valientes, pues, lospocossabiosqueenelmundo hansido(Fray Luis de León).
La sendas rumbo a la iluminación, sea al estilo contemplativo-socrático y su centralidad en el Logos-λóγος; sea desde una manera más apegada a la interiorización meditativa de tipo oriental y su búsqueda del Camino- , fueron las primeras formas sinceras que la Historia ha registrado, con respecto a una universitas studiorum , sumamente atractiva para las personas que se comprometían con esa vocación hacia la búsqueda –diría Viktor Frankl–del sentido y la trascendencia (Ein Psychologe erlebtdasKonzentrationslager,2015), en un mundo repleto de ídolos y falsos maestros, que olvidaron la utilidad de lo inútil y vendieron sus conciencias a los intereses pragmáticos de todos los tiempos: el dinero, el poder. Modelos como Sócrates o Buda –citados por Ratzinger para ejemplificar esta noble exploración (EinführungindasChristentum,2000)–confirman aquel enamoramiento cautivador de las
almas universales por los trascendentales de Plotino y el Aquinate: verdad, bondad y belleza (Quaestio disputata de veritate Q. 1 A. 1), inaccesibles si faltase un auténtico espíritu de libertad (Santiago Gangotena, 2021). Sin ir tan lejos, Edith Stein, Hannah Arendt, Wittgenstein y tantos otros, ejemplifican con sus vidas la vocación universitaria.
Con el paso de los siglos, la humanidad tomó conciencia de dos conceptos necesarios para dar un salto en la ruta del conocimiento: la especialización y la interdisciplinariedad . Por un lado, es imposible que un individuo lo sepa todo; por otro, el hecho de compartir y coparticipar los avances entre unos y otros, resulta una saludable forma de no perder la vocación holística del espíritu humano, a riesgo de caer en un mundo de grandes científicos, pero ningún humanista. Si de especialización se tratase, bastaría con la preparación académica en un serio instituto técnico. Parece conveniente una nobleza de alma que esté dispuesta a compartir saberes, formar sucesores, rodearse de personas que piensan igual y también distinto, sin percibir al alterdesde la óptica de la competencia o la rivalidad: no existe progreso científico sin confianza ni generosidad; y sin tomarse tan en serio a uno mismo.
La vocación universitaria es profunda. Conecta saberes, puntos de vista, sensibilidades, diferentes lecturas de la realidad, etc., en una sintonía nada temerosa con pensamiento crítico: verdad y miedo –que yo sepa– todavía no han logrado solventar sus diferencias. En definitiva, se puede concluir junto a Tolstoi –y planteándolo en positivo– que hay grandeza donde no falta la sencillez, la bondad y la verdad (Confesión, 2008).
Felicitamos a la Universidad Hemisferios en su vigésimo aniversario de fundación: sapientia ad faciendam.
Por: Ximena Endara
Profesora fundadora - UHE
Al recordar nuestra historia institucional, el corazón se dirige a quienes son la razón de ser y la inspiración de la Universidad Hemisferios: cada uno sus estudiantes, con su historia personal, su realidad, su trayectoria única llena de logros, luchas, retos y sueños, y un futuro que se abre a la esperanza de un mundo más justo y humano.
Nuestra identidad nos define como una institución centrada en la persona, y esa impronta que nos enorgullece y caracteriza, llena de sentido el día a día de todos los que hacemos de la Universidad con el ideal de aportar en el crecimiento integral de nuestros estudiantes. Desde esa perspectiva, que eleva la mirada, resalta la figura particular de cada uno de los jóvenes que están o han pasado por nuestras aulas, personas especialmente valoradas y queridas, cuya vida, con sus esfuerzos y logros, es muy nuestra. Los invalorables frutos de la Universidad son todos sus alumnos.
Cada uno, con su nombre propio, con todo lo que lo hace único e insustituible, es la historia y el presente de la UHE. Nos inspiran y llevamos en el alma sus caras, sus proyectos, su risas y ocurrencias, su conocimiento, su trabajo diario, su iniciativa, así como su compañerismo y amistad. Todos son importantes y los vemos
como nuestra credencial en la sociedad, pues llevan la impronta de una marcada calidad profesional y humana que define una formación integral con el estilo profundamente humano y trascendente que nos es propio.
En mi caso llegué a la Universidad Hemisferios en 2005, en el segundo año de su andadura, y son muchas las promociones que he conocido. Aunque no me tocó la fortuna de recibir a los setenta chicos que fueron la primera generación, sí tuve el privilegio de convivir de cerca con ellos.
Fui testigo presencial del ambiente único de los inicios de nuestro recorrido institucional, y puedo contar algo de esa primera generación de estudiantes, que siempre serán muy especiales porque abrieron brecha y confiaron en un proyecto en el que había aún mucho por hacer. A esa cohorte la recordaremos, para siempre, con el honroso título de “Los Fundadores”.
Lo que en octubre del 2004 nació como una pequeña familia cercana y unida, con un puñado de estudiantes conscientes de la responsabilidad de ser los pioneros, marcó un estilo de vida universitaria con una tónica de exigencia académica, profundos valores y
esperanzas y un clima relacional grato y cálido que ha trascendido en el tiempo.
La perspectiva de los años nos permite agradecer, con alegría, la cosecha de la siembra de las generaciones de estudiantes que han recorrido estos primeros veinte años de nuestra vida universitaria y el influjo del su ejemplo, que materializa hoy los sueños de los inicios. Es indudable que nuestro ideario se respira a pleno pulmón en el campus, y llena de entusiasmo ver los frutos que perduran: muchos excelentes profesionales que son personas de bien y de ideales, que la UHE ha entregado a la sociedad y al país.
Vemos a nuestros actuales alumnos formándose con excelencia y a los que ya son profesionales destacándose en campos laborables diversos, pero siempre fieles a la impronta de la UHE. Cómo no decir cuánto valoramos también reconocer entre ellos amistades verdaderas que perduran, forjadas en nuestra aulas y jardines, ricas en cercanía, cariño y solidaridad.
Al mirar atrás, y ver la identidad de nuestros antiguos y actuales estudiantes, se esponja el alma. En nuestros alumnos leemos que ha valido la pena apostar por una Universidad con propósito, en la que cada uno ha sido y es muy importante.
Por: Hortencia Chávez Enfermera fundadora d- UHE
Mi vida se resume en veinte años: veinte años de trabajo en la Universidad de los Hemisferios, veinte años de ver desfilar generaciones de estudiantes que ahora son exitosos profesionales, veinte años de cuidar la salud de los integrantes de esta comunidad académica, veinte años de aprendizajes de los sacerdotes que ofician la misa del medio día, veinte años de albergar experiencias que se convirtieron en los cimientos de lo que hoy es esta Universidad, veinte años de anécdotas, aprendizajes, risas y, a veces, angustias; pero sobre todo veinte años de mucha alegría, veinte años de momentos vividos y ahora me permito compartir unas pequeñas escenas que componen la gran película de esta maravillosa Universidad.
Si bien soy la enfermera de la UHE, también me encargo de la capellanía, y además mi responsabilidad es tener todo listo para la santa misa. Esto, gracias a María Graciela Crespo, quien me encargó esta labor que he aprendido junto con los sacerdotes. Desde el primer día puse mucha atención en cada detalle del altar, de la casulla, de los libros. Mucha gente me ayudó en este camino: Carmen Borja, Lolita Dávila, María del Carmen Ayala, los sacerdotes, y a pesar del tiempo que ha transcurrido, aún de vez en cuando se me pasa algún detalle. Sin embargo, una de las motivaciones en este trabajo es mi jefe, quien es extraordinario: no me habla, no me grita, no me sanciona, está a mi lado siempre y cualquier error que cometo me disculpa. Sí, ese jefe supremo es Dios.
Veinte años atrás, un buen día, antes de la misa me di cuenta de que no tenía la forma grande y el vino para consagrar; me asusté, me preocupé, sudé frío.
Ya con lágrimas en los ojos pedí ayuda a algunas personas, hasta que un profesor quedó en llevarme esos elementos al oratorio, pero se retrasó; ese día llovía a cántaros y todo estaba demorado; sin embargo, el sacerdote inició puntual la celebración.
Para variar, ese día el oratorio estuvo lleno. Justo para esa misa decidieron ir las autoridades y el personal administrativo que –por lo general– asistía esporádicamente. La misa avanzaba y la angustia me albergaba. No quitaba los ojos de la puerta, el sudor frío de mi cuerpo se transformó en hielo y lo único que esperaba era una hablada en público. Pasaban los minutos–que para mí se convirtieron en horas– hasta que vi al profesor con la hostia y el vino atravesar la puerta. Me abalancé sobre él, y al recogerlos los tapé con mi poncho, los llevé al altar, coloqué las muestras en su lugar y me retiré.
Ya con la angustia en baja el miedo continuaba latente, pues sabía internamente que interrumpí la celebración; sin embargo, me daba ánimos y me decía: ya está todo listo y se subsanó el problema a tiempo, más que nada, antes de la consagración. Al finalizar, el sudor frío volvió, me acerqué sigilosamente a saludar a las autoridades y todos respondían de manera normal; por lo tanto, no había ningún inconveniente. Había sido inolvidable, nadie lo advirtió; yo no hablé del tema y diez años después comenté lo sucedido y para mi sorpresa no fue descubierta. La lección quedó aprendida, nunca más volví a pasar por este inconveniente.
Anécdotas similares ocurrieron a lo largo de todo este tiempo que ha sido extraordinario, porque pude conjugar mis actividades profesionales con el oratorio. Asimismo, como la enfermera de
la Universidad he conocido a un sinnúmero de profesores, estudiantes, personal administrativo y de servicio cada uno ha dejado huellas, con cada uno se ha construido una historia y todos han pasado por la enfermería. Ha sido un enorme gusto atenderles y brindarles todo lo que ha estado a mi alcance para aliviar algún dolor. Los médicos y yo hemos hecho un gran equipo de trabajo y nuestra razón de ser es toda la comunidad universitaria, todos son mis “tesoros”.
Les comparto estas imágenes porque también son parte de la historia de la UHE. Yo estoy agradecida con la Universidad porque aquí he pasado los mejores años de mi vida. Estoy agradecida con cada una de las personas que componen esta comunidad porque con ellas he compartido siempre una experiencia, experiencias que se hacen más fuertes con una taza de café, pues el café abre amistades y en el consultorio eso nunca ha faltado.
También, quiero extender una felicitación y un agradecimiento a las actuales autoridades, particularmente al doctor Diego Jaramillo, quien ha sido un apoyo incondicional y, además, ha trabajado incansablemente para que la Universidad sea una familia. Lo ha logrado, ahora somos la familia UHE. Una familia compuesta por mucha gente de diferentes caracteres, pero lo que nos atraviesa a todos es el amor por esta casa de estudios. Una Universidad de la que estoy muy orgullosa, una Universidad que es más que un trabajo, una Universidad que es mi vida y que ahora cumple veinte años. Sin duda aquí he transcurrido los mejores veinte años de mi vida.
¡Feliz aniversario querida UHE!
Por: Isabel Espinel Alumni UHE
Mi formación académica es la música: estudié violín durante mi infancia y juventud. Admiré a cada una de las personas que ahí encontré, y estaba enamorada de la música que interpretaba desde pequeña. En mi rol musical, estaba involucrada en un campo que me ha ayudado a comprender la estrecha unión que existe entre la belleza, la trascendencia y la verdad, respecto a lo que es verdaderamente humano.
Me gusta pensar que soy una de esas artistas, poetas, músicas, filósofas, quienes siguieron sus convicciones para “vivir en verdad” como lo denomina Václav Havel. Me inspiran grandes hombres como el papa Juan Pablo II, quien comenzó su pontificado con las palabras: “¡No tengan miedo!”. También Ignacy Jan Paderewski, quien puso el arte al servicio de su país. Otro fue Shostakovitch, quien eligió componer libremente y expresarse a sí mismo y que su arte tuviera la mayor autenticidad de la que él era capaz. Además, Czeslaw Milosz, poeta polaco y ganador del Nobel. En todos ellos encontramos una existencia vivida con sentido y finalidad, y una cultura que reconocía lo que estaba en juego a nivel humano y social.
Como jóvenes, somos testigos de una nueva transformación. Los alumni de la Universidad Hemisferios estamos dotados de las herramientas necesarias para proponer al mundo una visión clara de la persona y el poder de trabajar juntos por una meta común. Está en nuestras manos aceptar el reto de construir un mundo digno de
las personas que habitan en él, reconociendo que la dignidad intrínseca de la persona es el fundamento de los derechos humanos. Esta cultura afirma la dignidad inalienable de la persona, defiende el derecho inherente a la vida, fomenta la educación de la familia, e impulsa un clima social favorable para el desarrollo integral, la solidaridad y el respeto mutuo.
Todos los cambios inician con las formas que establecemos para relacionarnos. Las relaciones humanas constituyen la base del cambio social. La morfogénesis o cambio social se produce debido a un nuevo orden relacional, pues cada persona orienta sus potencialidades al servicio de una sociedad; y son las convicciones personales las que promueven el nacimiento y desarrollo de instituciones civiles a partir de generar bienes relacionales, tales como la identidad personal y social, motivación no instrumental, conducta inspirada en la reciprocidad, intercambio total, elaboración en el tiempo y reflexividad orientada al servicio del otro.
Ahora bien, es momento de cuestionarnos cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con el otro, con la cultura y también con nuestra sociedad. Somos constructores de nuestra realidad, de las relaciones y de la producción de bienes relacionales, al estar tan vinculados con la intimidad y la expresión de la persona. Apropiémonos de la responsabilidad de seguir defendiendo nuestra dignidad, identidad y la importancia de la nuestra sociedad multicultural.
Por: Jorge Tamariz Alumni UHE
La elección de la carrera a seguir siempre ha sido, es y seguramente será una de las decisiones con un mayor grado de complejidad e influencia sobre generaciones venideras. Ello, tanto desde una óptica escolar como desde una óptica universitaria, con la presencia de un gran divisor de aguas: el tomador de la decisión. Si bien es evidente que en la etapa escolar esa decisión recae sobre nuestros padres o tutores, en la etapa universitaria más participantes son integrantes de la ecuación. Sin embargo, la principal variable somos nosotros mismos. Y con esto surge una pregunta obvia en nuestras mentes: ¿estamos preparados, dentro de nuestra etapa de adolescencia, para tomar una de las decisiones más marcadas y críticas en nuestras vidas?
En la actualidad, existen una serie de vertientes educativas que conforman el pilar de instituciones escolares y universitarias. Desde un modelo tradicional o de contenido, basado en una homogeneidad de un currículo transversal entre entidades de las mismas características, hasta modelos más alternativos como el popular Montessoriano, que busca que los alumnos descubran y aprendan mediante experiencias prácticas y observaciones. En otras palabras, de una malla más técnica a una más liberal que busca atender las necesidades y expectativas del alumno.
Con independencia del modelo, en un mundo en plena transformación –con acceso a
información técnica como nunca se había experimentado– y en una espiral política y generacional en decadencia –con visiones distorsionadas de lo correcto e incorrecto y con abusos evidentes de poder– existe un factor diferencial que precisa ser preservado y reforzado: los valores humanos. Al realizar un análisis histórico, recordando la ciclicidad característica del ser humano, en momentos de decadencia social, lo que mantuvo nuestra evolución fueron personajes que supieron destacarse de entre las masas por su firmeza, estirpe ética y proceder inquebrantable. En consecuencia, flamantes períodos de bonanza fueron evidenciados, recomenzando el ciclo y elevando nuestra sociedad con el objetivo de alcanzar nuevos horizontes.
Horizontes estos que componen el ADN de nuestra Universidad y la diferencian de otras instituciones a nivel nacional e internacional. Cuando nuestra elección fue la UHE, una pregunta común y reiterativa que rodaba en nuestras mentes era: ¿por qué ocho semestres de fundamentos culturales, ética y antropología? Con el devenir de los años, y con más de 15 años de graduado, la respuesta se torna cada vez más obvia. Estos fundamentos nos convierten en factores de cambio, en líderes inspiradores dispuestos a forjar nuestros futuros, para de ese modo entender desde donde vinimos y la complejidad actual que nos rodea.
Por: María Fernanda Iglesias Alumni UHE
Mi nombre es María Fernanda Iglesias; ingresé a la UHE, en el 2004. Fui la promoción fundadora de la que en ese entonces se llamaba Universidad de Los Hemisferios (UDLH). Han pasado más de 14 años de haberme graduado en la UHE como Comunicadora Periodística y Organizacional. Conservo aún hoy amistades, experiencias, vivencias e incontables memorias de mi paso, por la que podría denominar una de las mejores instituciones del país.
¿Cuáles fueron las razones para escoger una Universidad nueva en el mercado académico de ese entonces? Muchas. Una fundamental, ser tratados como estudiantes, como personas, y no como un producto. Además, dentro la malla curricular, dedicamos muchas horas a la formación de principios y valores para gestionar problemas sociales, y prepararnos para fomentar el crecimiento del bien común en nuestro país. En este sentido, quisiera resaltar la docencia universitaria con la que cuenta y ha contado la UHE. Son catedráticos que implantan semillas en sus estudiantes para el desarrollo de sus mentes y comportamientos frente a la sociedad.
Al graduarme, me encontré con un abanico de oportunidades que no solo generaron en mi vida réditos económicos al insertarme en el mundo laboral, sino que también la teoría se convirtió en práctica y sobre la base de los conocimientos adquiridos gestioné el cómo resolver problemas, levantarme ante las caídas y mejorar a cada paso.
Vivo en Qatar desde hace más de 8 años; un país totalmente distinto al nuestro en costumbres y tradiciones. Es además un Estado gobernado bajo la religión musulmana. Es el tercer país más conservador del Medio Oriente. ¡Imaginen lo diferente a lo que es Ecuador! Agradezco a la UHE porque no solo me formó académicamente sino que además me preparó para afrontar este tipo de retos y reafirmar que mis bases sean fuertes para proteger con firmeza lo que creo, quiero y debo hacer. Vivir los principios de respeto es primordial en el lugar en el que habito.
Actualmente me desempeño en un ámbito laboral distinto al que estudié, pero por las circunstancias en las que vivo me permití
aceptar desafíos, al abrirle las puertas al mundo del turismo. Lo he llevado de la mano con la comunicación periodística, ya que he visto con facilidad el buscar e indagar la información para encontrar veracidad en ella, lo que mucho nos falta en estos días.
También trabajé junto con el Comité Organizador del Mundial de Fútbol FIFA Qatar 2022 durante un año y medio, y esto me permitió ser reconocida ante más de 300 personas de diferentes nacionalidades, al ganar el premio a la “Excelencia”. Junto a 3 compañeros más, nos dedicaron este premio por haber entregado incontables horas de trabajo al servicio de los hinchas, periodistas y sociedad afín a este deporte.
Desde que estuve en la Universidad, considero que es importante continuar aprendiendo y dejar huellas en los pasos que damos. Por esto quiero felicitar a la UHE por estos 20 años en pos de la educación académica e individual, y por muchos años más formando seres humanos comprometidos con la comunidad.
“El ideal es, sobre todo, la realidad del trabajo bien hecho, la representación científica adecuada durante los años universitarios. Con esta base, hay miles de lugares en el mundo que necesitan brazos, que esperan una tarea personal, dura y sacrificada. La Universidad no debe formar hombres que luego consuman egoístamente los beneficios alcanzados con sus estudios, debe prepararles para una tarea de generosa ayuda al prójimo, de fraternidad cristiana.”
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Por: Nahomi Tanaka
Directora de Comunicación Institucional UHE
En estos 20 años de trayectoria institucional, la Universidad Hemisferios (UHE) ha tenido una magnífica evolución, que ha hecho que se destaque no solo en el ámbito académico, sino también en lo social y en lo profesional. En el año 2021, para acompañar este crecimiento, se diseñó una nueva imagen que transmite lo que la UHE representa: modernidad, innovación, excelencia, servicio, unidad y, sobre todo, humanismo.
La marca UHE fue inspirada en su ideario y en su modelo estratégico, transmitiendo a través de ella que la educación en la institución va más allá del aula, más allá de una preparación en el campo de su profesión. Se trata de una formación que te forja y te prepara para la vida: personas y profesionales críticos, con pasión por la verdad y la libertad responsable, y comprometidos con el servicio en beneficio de la sociedad (fraternidad cristiana).
La construcción de la marca UHE se enmarca en un sistema versátil y escalable de formas que componen su nuevo ícono, sus líneas curvas, círculos y líneas rectas que hacen referencia a la educación como un pilar sobre
el cual construimos todo lo demás. Y también en la diversidad de personas, intereses y conocimientos que se unifican bajo un solo objetivo: transformarlasociedad,y también bajo una misma creencia: creencia en personas más justas y humanas, que busquen la verdad, hagan el bien, y, como consecuencia, transformen la sociedad.
La Universidad Hemisferios ha sido catalogada, por su comunidad universitaria, como una marca con personalidad sincera; ello por ser: generosa, familiar, amistosa, alegre, sentimental, considerada, y práctica; una marca centrada en las personas. Esta personalidad se ve reflejada en la comunicación hacia los diversos públicos de la comunidad universitaria donde se transmiten sus valores, y le da un sentido y un propósito al trabajo bien hecho.
Este crecimiento es el que impulsa a la Universidad Hemisferios a seguir construyendo un futuro mejor, más humano y más brillante, afianzando los principios inspirados en San Josemaría Escrivá de Balaguer, que impulsan este retador pero maravilloso proyecto educativo.
El logotipo de Universidad Hemisferios es un sistema
Dentro de esta estructura podemos encontrar varios significados:
unidos bajo una misma causa, actuando como
sobre el cual construimos nuestra vida. Es la base sobre la que fundamos nuestro futuro.
Por: María José Luna Lara Profesora Facultad de Ciencias Jurídicas, Políticas y Relaciones Internacionales - UHE
“La ignorancia es el peor enemigo de un pueblo que quiere ser libre” (Hennessey 2008, p. 112). Ya lo dijo el propio Jesucristo: “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. (Jn 8:32) ¿Y no es precisamente en las aulas universitarias donde se ha de buscar la verdad?
Y es que “solo existe un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia” (Sócrates). ¿Por qué? porque el fin del ser humano es la felicidad, y “el saber es parte principal de la felicidad” (Sócrates). Uno solo ama lo que conoce. No hay nada en el intelecto que no haya pasado por los sentidos, y aunque la ciencia descubre la evidencia, es el intelecto y la voluntad los que nos ponen frente a la verdad y al bien.
Si el fin del ser humano es la felicidad, el fin último de la sociedad es la persona. De aquí surge esa estrecha relación entre el bien de la persona y el de la sociedad, porque las relaciones humanas convergen en reciprocidad. Los buenos ciudadanos no solo mejoran su bienestar, también influyen en el colectivo mediante el fortalecimiento del tejido social.
Por su parte, Robert Putnam, en su libro: Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community, establece el marco teórico y empírico para demostrar que la calidad de las personas que componen una sociedad cohesiona los lazos sociales. Muestra que el compromiso ético, cívico y solidario de los individuos permite el desarrollo de
la vida social y política, y un mejor funcionamiento de las instituciones democráticas.
Es la educación universitaria la que debe formar personas con pensamiento crítico que no se satisfacen con menos que la verdad. Que desde la comprensión integral del ser humano se fortalezca la identidad de cada uno y la conciencia social, cuya razón de ser es el servicio a los demás. Solo así se edifican sociedades justas y solidarias. Únicamente desde esa perspectiva se pueden entretejer las condiciones necesarias de la vida en sociedad, que permite a cada uno de sus miembros alcanzar su propia perfección; en otras palabras, procurar el bien común.
Además, este anhelo se consigue con profesionales de los distintos saberes, pero sobre todo con expertos en humanidad, que eduquen con sus vidas en las aulas y en los pasillos el interés sincero por el otro, la camaradería, el asombro del entorno. Por lo tanto, esos hombres y esas mujeres serán capaces de proyectar esas enseñanzas en sus propias vidas y en las de sus familias, que son el germen de lo que todos deseamos: una mejor sociedad.
Se atribuye a Mahatma Gandhi la frase: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”, y ese es nuestro ideario, potenciar con la educación la formación de toda la comunidad universitaria para incidir en el progreso de la sociedad, y transformarla desde dentro, sabiéndonos personalmente responsables los unos de los otros.
Por: Mayra Reyes
Directora de Vinculación con la Sociedad - UHE
Los retos académicos conjugan muchos factores que impactan en la formación de personas, tanto en el aprendizaje como en la inserción de acciones que permiten resolver problemáticas sociales a favor de la sociedad en general. La misión de la función sustantiva de vinculación en la Universidad Hemisferios generó resultados de alto impacto, pues se han ejecutado proyectos en las 4 regiones del país: Costa, Sierra, Oriente y Galápagos, con atención al adulto, adulto mayor, jóvenes, niños, mujeres, poblaciones interculturales indígenas, achuar. Las problemáticas atendidas han sido: migración, desnutrición, atención legal a familias vulnerables, salud preventiva odontológica, desempleo y analfabetismo, analfabetismo digital, niños con cáncer, deforestación, economía circular y medioambiente, reducción de emisión de carbono, apoyo al arte y la cultura, equidad de género, consolidación del emprendimiento, apoyo al deporte, fortalecimiento de habilidades blandas, política pública, entre otras.
El despliegue de nuestros profesores y estudiantes ha contado durante la planificación y coordinación previa con aliados estratégicos nacionales y extranjeros, tales como la Embajada Americana, Cuerpo de Paz de EEUU, USAID, ONU, UNICEF, Sant. Thomas University y otros. Mientras que los aliados estratégicos nacionales con los que se trabajó fueron el Ministerio de Inclusión Económica y Social-
MIES, Ministerio del Deporte, Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, Fundaciones, Fiscalía General del Estado, Municipios y GAD Parroquiales, empresas privadas, asociaciones y academias.
Como responsabilidad a las necesidades sociales ahora ya somos parte de redes nacionales e internacionales de Vinculación, Red Iberoamericana de Aprendizaje y ServicioREDIBAS y Red Ecuatoriana de Aprendizaje y Servicio-REAPS. Han intervenido 20 programas y carreras de la Universidad correspondientes al pregrado y posgrado, con un impacto de más de 1.225.000 beneficiarios con una participación de más de 4300 estudiantes y con una intervención de 68 profesores de tiempo completo, así como también más de 25 convenios con aliados estratégicos, producto de las necesidades atendidas que han generado artículos de investigación en revistas indexadas de alto impacto investigativo, por ejemplo, Q3 y otras.
Seguimos generando proyectos de alto impacto, con la convicción de apoyar a los sectores más necesitados, mejorar la vida de las personas, por medio del impulso de alianzas estratégicas que nos permitan cumplir con nuestro mayor legado en la formación académica de nuestros estudiantes y con el fiel cumplimiento de nuestro Ideario, que es el formar a personas justas y humanas que busquen la verdad, se ejerciten en el bien y, como consecuencia, transformen la sociedad.
Por: Juan David Bernal
Facultad Internacional de COmunicación e Industrias CUlturales - UHE
“Si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, del consumidor o del mero explotador de recursos, incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos. En cambio, si nos sentimos íntimamente unidos a todo lo que existe, la sobriedad y el cuidado brotarán de modo espontáneo” (papa Francisco. Encíclica Laudato Si. Nº 11).
En un contexto donde los desafíos ambientales, como la deforestación, la contaminación hídrica y la minería ilegal amenazan la región amazónica, la Hemisferios Biodiversity Reserve emerge no solo como un santuario natural, sino también como un faro de luz para promover una ecología integral, en la que la dignidad humana y la conservación de la naturaleza se combinen armoniosamente.
Contemplar la belleza…
La Hemisferios Biodiversity Reserve es un territorio de más de 2.000 hectáreas ubicado en las estribaciones del Parque Nacional Antisana y la cuenca del Río Consanga, en una zona de contención entre la cordillera de Los Andes y la región amazónica.
El área de la Reserva se denomina como bosque montano o bosque siempre verde y representa un pilar fundamental de la alta Amazonía.
Con presencia de múltiples especies la Hemisferios Biodiversity Reserve cuenta con árboles de aliso,
cedro, cedrillo, nogal, canelo, motilón, palma de cera, arrayán y helechos arborescentes. En promedio, los árboles alcanzan los 30 metros de altura en el bosque de la Reserva.
A su vez, la Reserva cuenta con una concentración alta de plantas epífitas (orquídeas, bromelias, aráceas, helechos y briofitas).
A la Reserva la atraviezan varios ríos, entre ellos el Cosanga, el Aliso y el Colorado. Este grupo de ríos son tributarios de las cuencas del río Quijos (al norte) y el río Misahuallí (al sur). Ambas cuencas confluyen en el río Napo, y posteriormente en el Amazonas.
La persona humana como centro de la ecología integral
Durante el sínodo Amazónico que celebró el papa Francisco años atrás se planteó el concepto de ecología integral en el que las personas forman parte central de cualquier desafío sobre la naturaleza, considerando “soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales” (papa Francisco. Encíclica Laudato Si. Nº 139).
La Universidad Hemisferios tiene la gran responsabilidad de resguardar este lugar e impulsar soluciones desde la ecología integral que respete la diginidad de la persona y considere su integración con los sistemas naturales y sociales.
Desafíos de nuestra Casa Común
El crecimiento de la deforestación, la contaminación de fuentes hídricas y la minería ilegal son problemas que desbordan su impacto en la región amazónica. La Reserva Hemisferios no es ajena a estas demandas que deberá atender desde su lugar y posibilidad. Del mismo las comunidades de influencia (poblaciones del Valle de Quijos, Cosanga, Archidona) serán oportunidades de construir relaciones donde la UHE aporte a su desarrollo.
En la Reserva Ecológica Hemisferios Biodiversity Reserve, no solo cultivamos la naturaleza, también cultivamos mentes brillantes. Este oasis de aprendizaje se convierte en un laboratorio viviente para nuestros estudiantes universitarios, donde la biodiversidad se entrelaza con la educación.
Aquí, explorar la flora y fauna se traduce en lecciones vivas y enriquecedoras para nuestros futuros ingenieros. La reserva proporciona un entorno inspirador donde la investigación se convierte en una aventura y cada sendero es un camino hacia el conocimiento.
Somos un vivero para grandes mentes, donde
la biodiversidad estimula la creatividad y la conservación se fusiona con la enseñanza. Prepárate para descubrir, aprender y crecer en la Reserva Ecológica Hemisferios Biodiversity Reserve.
Situada a solo 3 horas de Quito y a 10 kilómetros de Cosanga, en la provincia de Napo.
Descubre la vida silvestre en la Reserva Ecológica Hemisferios Biodiversity Reserve. Un puente entre bosques, hogar de aves exóticas, insectos y otras especies fascinantes.
Explora el paraíso botánico en la Reserva Ecológica Hemisferios Biodiversity Reserve. Un bosque de transición con orquídeas vibrantes y plantas únicas, a solo 3 horas de Quito.
Descubre la fuente de vida en la Reserva Ecológica Hemisferios Biodiversity Reserve. Con arroyos cristalinos y ríos serpenteantes.
Un entorno natural para la investigación y desarrollo de energía renovable.
Por: Decano Mauricio Aguirre
Facultad de Ciencias de la Salud - UHE
Discurso condecoración santa Apolonia
El 2019 fue un año que recordaremos toda nuestra vida; por el inicio del despiadado embate de una pandemia para la que la humanidad no estaba preparada. Hemos vivido y sufrido innumerables situaciones en las que se nos puso a prueba, y eso despertó, en cada uno de nosotros, el lado más íntimo desde nuestro corazón. Ese lado que no sabíamos que existía y que se incorpora a nuestros sentimientos, desde cada una de nuestras actividades particulares.
Nuestra Universidad salió de la etapa presencial a una manera diferente de enseñar y aprender. Con profunda responsabilidad supimos hacerlo de la manera correcta, lo que nos dio el entendimiento y la dicha de poder continuar trabajando sin interrumpir nuestra formación académica.
En cada uno de nuestros hogares sufrimos la soledad de los nuestros, el no poder estrechar la mano a un amigo, el no poder dar un abrazo a un ser querido, el no disfrutar de la compañía de propios y extraños. Tuvimos que guardarnos en nuestro núcleo familiar y aprender, desde ahí, a valorar cada uno de los momentos que se sentían perdidos y disfrutar de lo nuestro, de lo que habíamos dejado de lado por el día a día. Así, aprendimos a valorar a nuestra familia, a nuestros padres, hijos, hermanos, esposos o esposas. Nos redescubrimos y pudimos, de una u otra manera, poder sobrellevar con esa compañía hora tras hora, minuto tras minuto, todo ese tiempo.
El ser humano es maravilloso e inquieto, la humanidad de cada uno es lo particular de nosotros. En nuestro caso, la esencia de la profesión hizo aflorar en nuestro interior un sentimiento que no nos permitía quedarnos como simples testigos de lo que pasaba, y poco a poco nos convirtió en protagonistas de los hechos. Protagonistas de poder servir al prójimo, desde nuestro flanco las ciencias de la salud, esta esencia nos transformó en soldados ante la lucha contra lo que nos atacaba.
Bastó una frase para desencadenar la ira en nuestros corazones, el deseo de dar lo que nos estaban arrebatando. Familiares, amigos, compañeros de trabajo, personas queridas se estaban yendo de nuestro lado; son bajas que llevaremos en nuestro corazón toda la vida. Nuestro rector la provocó, al decir: “no quiero un muerto más”; esta frase ocasionó una explosión de sentimientos que impulsaron acciones. Fueron acciones académicas con investigación; tratar de entender qué nos estaba haciendo daño, quién nos estaba arrebatando lo nuestro, cómo luchar contra el enemigo invisible que parecía indestructible. Aprender de nuestras limitantes, como seres humanos, provocaba acciones de propuestas de protocolos clínicos y demás actividades que podrían, de una u otra manera, apoyar esta lucha. Apuntalamos prestando nuestros equipos de laboratorios; seis respiradores fueron entregados al Hospital Bicentenario, con los que se pudieron salvar algunas vidas. Esa acción en particular hablaba mucho de nuestra intención, una vida salvada ya era un logro gigante en esos momentos; no suficiente, pero sí necesario. Donamos insumos médicos y medicamentos,
gracias a la gestión de cada uno de los docentes, quienes mostraron total entrega, intención de servir sin esperar alguna retribución.
Cuando llegó la primera vacuna a nuestro país teníamos una luz de esperanza, pero también nos encontramos con hospitales llenos, hogares con enfermos tratándose como se podía, muertos en las calles. Solo Dios sabe lo que cada uno vivió y sufrió durante estas horas negras, que no queremos recordar pero que llevaremos dentro como aquello que nos movió para poder sacar de nosotros lo mejor que podíamos tener, para tratar de superar esa pesadilla.
Déjenme hablarles despojándome de mi investidura como Decano y permítanme expresar lo que siento, como un general hablaría a sus tropas después de la guerra. Mis soldados, hemos sufrido innumerables bajas, la lucha ha sido incansable. Ustedes, sin estar preparados, tuvieron que salir a la lucha, armados de valor y de coraje con un uniforme blanco y empuñando una jeringuilla. Uno a uno de los nuestros les fue colocada una armadura de esperanza, todos nos transformamos en soldados y poco a poco luchamos en conjunto para lograr una victoria definitiva que todavía no tenemos.
Se había avanzado mucho, con dieciséis guerreros logramos inmunizar a doscientos; luego fueron cuatrocientos, después cuatrocientos más, hasta tener cuatrocientas brigadas listas para el combate. Se sumaron estudiantes, docentes, administrativos, personal de seguridad, de limpieza. Cada uno ejercía su labor con gran responsabilidad, con enorme cariño; no existía una labor más importante que la otra, nos encontrábamos frente a una logística maravillosa. Mi Universidad embanderaba una sola actividad, todos a la voz de “ni un muerto más” trabajamos incansablemente, con un sentimiento infinito de servicio al prójimo.
Nos encontramos cada día con personas diferentes, unas muy agradecidas, otras no tanto;
otras incluso reclamaban, otras insultaban. Unas te daban muestras de cariño, reflejadas en unos ojos llenos de lágrimas, mientras, con desesperación, contaban parte de su historia.
Como olvidar la gesta del 23 de mayo donde todos sufrimos, creo, la peor de las batallas. No podíamos entender que nuestro prójimo, al que servíamos, nos lanzara insultos, formando caos, desorden y sin razón. A pesar de todo eso, con un profundo sentimiento de servicio, uno a uno, íbamos salvando vidas. Nos encontrábamos frente al mayor acto cristiano que hayamos visto. Todos miremos atrás y agradezcamos a esta gente el hecho de poderles servir. Lejos de mantener rencor, me siento orgulloso de cada uno de ustedes, quienes supieron entender a ese prójimo carente, agotado, con una cantidad de sentimientos encontrados en ese momento: ira, incapacidad, desdicha, dolor. Ustedes lo supieron, sin necesidad de indicarles nada, demostrando una madurez propia de los grandes, de los héroes.
Con esto logramos lo que nunca nos imaginamos, salvamos hasta la fecha más de trescientas mil vidas; dimos esperanza a trescientas mil familias que representan el 10% de la población de nuestra capital. Soldados, lleven este número por siempre en sus corazones. Cada uno de ustedes fue un pilar importante para lograr esta victoria. Sin embargo, todavía nos falta ganar la guerra. Depende de cada uno de nosotros, promover una sociedad educada y solidaria, enseñando que no solo es nuestro trabajo sino es el trabajo de todos, en cada uno de nuestros hogares, en cada una de nuestras actividades, en nuestra Universidad. En todo lugar donde nos encontremos, responsablemente y con todo el cariño, impulsemos una sociedad justa con el prójimo, una sociedad solidaria con el resto.
La lucha continúa; no bajemos la guardia. Me siento orgulloso de sus logros. Juntos, y solo juntos, lograremos la victoria definitiva, que está allí adelante. Depende de cada uno de nosotros y de todos.
Que Dios nos bendiga y bendiga a ese corazón puro que tempranamente salió a luchar. La condecoración que van a recibir revela el reconocimiento a su acción. Su nombre, “Orden de santa Apolonia, nací para servir”, demuestra que, desde nuestro flanco, los odontólogos también salvamos vidas.
Este discurso lo pronuncié en el primer acto de imposición de mandil blanco masivo a todos los estudiantes de Odontología. Este acto, por lo general, se brinda en el quinto semestre a los estudiantes que van a atender a su primer paciente. Resalto “generalmente” porque el homenaje fue determinado justamente para todos, ya que participaron y tuvieron la entereza de salvar vidas en el proceso de vacunación para la COVID-19. Fueron un ejemplo para la sociedad, demostrando que cuando existe la voluntad de ayudar al prójimo no hay poder humano que lo detenga. La voluntad de servicio que un odontólogo o estudiante de odontología posee, va más allá de su entrenamiento particular en la profesión. Cada profesional lleva con honor una formación integral en ciencias de la salud, con una vocación de servicio al ser humano única, ejemplo desde nuestra Universidad.
Cuando me encuentro con estudiantes nuevos por los pasillos de la Universidad y miran a sus compañeros que llevan un mandil blanco con un sello que dice: “Santa Apolonia nací para servir”, les pregunto: “¿sabes qué significa eso que lleva él en su mandil?”, y me responden: “no”. Les digo: “ese doctor es un héroe, significa que ese doctor salvó vidas”. “¿Cuántas vidas salvaste?” le pregunto, y siempre me dicen: “muchas fueron”. Les comento: “es uno de los héroes que vacunaron más de 350.000 personas en pandemia”. Qué orgullo tener a este ser humano como colega; gracias siempre. Y sigo mi camino feliz de tener en mi Universidad personas de formación íntegra, verdaderos héroes sencillos que, a pesar de que hicieron historia, la llevan con humildad, como los seres humanos fuera
de serie y grandes profesionales en los que les estamos convirtiendo.
Confieso que, cuando me pidieron que relate el plan de vacunación como tal, en el vigésimo aniversario de nuestra querida Universidad, no pude más que colocar el discurso con una pequeña explicación de lo que se vivió. Fueron meses de trabajo, de organización, de planificación, de promoción, de ayuda; con la confección de listas y listas de gente que pedía una oportunidad para salir de esa terrible pandemia que vivimos.
Desde mi casa comenzó a nacer en mí la búsqueda de un tipo de solución a esto que estábamos viviendo. Escuchando noticias vi como en Europa, particularmente en Italia, salían las primeras brigadas de estudiantes de medicina a apoyar al ya desgastado personal sanitario que llevaba meses de arduo trabajo, y ni siquiera así se abastecía la necesidad de ejecutar un proceso rápido de vacunación. Pensé, “eso es lo que hay que hacer desde mi Universidad”, y solicité una reunión con la Dirección Provincial de Salud, para proponer que, desde la academia, podamos brindar apoyo al proceso de vacunación. Propuse un piloto que comprendía el vacunar a 16 estudiantes de Odontología, quienes a su vez trabajarían vacunando en primera instancia a 400 administrativos, docentes y familiares de nuestra Universidad. Se ofreció y planificó, en el campus El Inca, este propósito. En dos días fueron vacunadas más de 400 personas, por lo cual la gestión resulto ser un éxito. De manera impecable, comenzó un proceso que no pararía. Después vacunamos a 200 estudiantes, de los últimos semestres, transformándolos en 200 brigadistas vacunadores. Más adelante, ante la necesidad de armar más grupos, debido a la gran demanda de nuestro impecable trabajo, inoculamos a los 200 estudiantes de los primeros semestres; entonces, ya teníamos 400 vacunadores. Luego vacunamos a 400 voluntarios, scouts del Ecuador, con lo que
finalmente teníamos 400 brigadas, compuestas de un vacunador y un digitador. Eso permitió que dispusiéramos de 50 brigadas activas, por día, que trabajaron al inicio en el campus Occidental, de manera diferente, vacunando a las personas en sus autos. Además, trabajamos de manera incansable en varios colegios, pero principalmente en el Centro de Convenciones Bicentenario, logrando un número inimaginable de personas inmunizadas. Día a día se solicitaba apoyo en los chats, y nuestras brigadas se desempeñaban incansablemente, de manera voluntaria. En algunos momentos no debíamos aceptar que trabajen, para permitirles descansar y dar oportunidad a otras personas que querían apoyarnos en esa misión.
Cómo no recordar al primer grupo de estudiantes que fueron vacunados ese 10 de mayo del 2021. Ellos fueron: Michelle Meza, Zully Suárez, Katya Alvarado, Paola Suasnavas, Karla Vallejo, Evelyn Álvarez, Sayra López, Paul Guamba, David Vallejo, Jorge Meneses, Danny Barreno, David Regalado, Jonathan Panchi, David Moreno, Andrés Viracocha y Andrés Chuquimarca.
Además, cómo no recordar a mis amigos médicos de la Universidad, los doctores Diego Pazmiño e Iván Pérez, quienes apoyaron en la organización, recolección de vacunas y demás procesos, como la dirección de operaciones. El cuerpo administrativo, encabezado por Marcia Cedeño, encargada de formar los grupos para el trabajo hasta altas horas de cada noche, recibiendo mis llamadas para confirmar si ya estaba listo todo para el día siguiente, y dar los informes diarios del número de vacunados. Recuerdo un número particularmente impresionante, 8.000 personas vacunadas en un solo día, en el Centro de Convenciones Bicentenario. Fue un récord para nuestro esfuerzo. Cada día quedábamos felices, muy felices y listos para jornada siguiente, y todo también gracias a la ayuda del personal de admisiones, los guardias, el personal de limpieza, y tantos colaboradores de la Universidad.
Ahora bien, cuando se planteó vacunar a empresas, colegios, barrios, desde nuestro campus, revisábamos listas y listas de personas que solicitaban vacunarse. Recuerdo una ocasión en la que un militar, quien nos estaba brindando seguridad en el proceso, se veía triste. Me acerqué a él y le pregunté qué le pasaba; me dijo que tenía a su familia, su esposa y sus padres en casa y que no tenían ningún chance de entrar en proceso de vacunación. Me di cuenta de que ese personal que apoyaba veía cómo se salvaba gente y sus familiares no tenían la misma oportunidad. Libre de todo, y por encima de la enfermera encargada de supervisar los procesos desde el Ministerio de Salud, le indiqué que trajera a su familia que serían vacunados ese mismo día. Entonces, acudió con gran alegría a ver a su oficial a solicitar permiso y me di cuenta de que los ocho uniformados, que estaban apoyándonos, tenían las mismas necesidades. En ese preciso instante les dije que llamen a sus familiares y así fue como ayudamos a quienes nos servían.
Diariamente veíamos historias diferentes, mundos distintos, realidades particulares; cada día, vacuna tras vacuna, hasta que no recuerdo el día exacto que terminó, pero sí el número de personas; se trató de más de 350.000. Este número llevaré en mi corazón como sello de que nuestra Universidad fue ejemplo de un proceso gigante que ayudó a más del 10% de la población de la capital. Desde el campus La Occidental, un pequeño espacio entre Quito y el cielo, se demostró que mi Universidad humanista, con su Facultad de Ciencias de la Salud, y su carrera de Odontología, además de tantas otras personas involucradas, se marcó una diferencia y un hito en la historia, demostrando que formamos mejores seres humanos, en una sociedad que requiere a gritos personas profesionales humanas y líderes en su interior, que lleven principios de servicio; simplemente corazón; simplemente UHE.
Por: María Clara Dahik
Directora Alumni e Internacionalización - UHE
Muchos de nosotros hemos olvidado aquel logo azul con amarillo y blanco. Después de 20 años, muchos de nosotros hemos olvidado cómo se veía la Universidad sin el famoso “Coffee”, sin un oratorio grande, sin “La Pérgola”, con un área de humanidades pequeña e incluso vestida con sus antiguos colores. Para muchos, la Universidad ahora se siente ajena a la realidad que vivíamos hace 20 años. Después de dos décadas todo ha cambiado, pero en realidad nada lo ha hecho.
Este año, la Universidad celebra un hito muy especial: ¡Veinte años de trayectoria y excelencia académica!
En este vigésimo aniversario no celebramos únicamente el crecimiento físico de la Universidad Hemisferios, sino también el de su valor. Un valor no solo en cuanto a sus unidades, el número de sus estudiantes o la cantidad de investigaciones publicadas, sino de ese valor institucional y simbolismo que ha marcado los corazones de los graduados.
En este tiempo, hemos visto cómo nuestra Universidad se ha transformado, y gran parte de ese éxito se debe a ustedes, nuestros queridos alumni. Cada uno de ustedes ha sido una pieza clave en la construcción de la identidad y el prestigio de nuestra Universidad. Han llevado con orgullo el nombre de la UHE a cada rincón del mundo, mediante la aplicación de los conocimientos adquiridos y contribuyendo de manera significativa en sus respectivas áreas,
haciendo este mundo cada día un poco mejor.
Es emocionante mirar hacia atrás y ver cómo la visión que compartimos hace dos décadas se ha convertido en una realidad vibrante. Desde las aulas hasta las largas horas de conversaciones, pasando por las numerosas iniciativas y logros de nuestros estudiantes y exalumnos, cada etapa de este viaje ha sido enriquecida por la pasión y el compromiso de quienes han formado parte de nuestra comunidad.
Gracias por portar el nombre de la Universidad Hemisferios en alto, gracias por creer en su gran proyecto educativo.
Nunca se olviden que la Universidad Hemisferios es para toda la vida. Y que debemos gritarle al mundo de dónde venimos, que debemos gritarle al mundo que venimos de un lugar que con espiritualidad y con amor está llamado a generar un enorme impacto.
El paso inexorable del tiempo no nos es ajeno. Sin embargo, no se preocupen, pues su alma mater será el baúl donde puedan retirar recuerdos atemporales, que vivirán eternamente aquí y en cada uno de nuestros corazones.
Gracias por confiar en nosotros y ser protagonistas del cambio. Estos 20 años no serían posibles sin ustedes.
Licenciada en Periodismo y Comunicación Corporativa, 2012
Efectum Comunicación Integral
En 2007 conocí la Universidad Hemisferios. Era una institución joven, pero algunas personas que conocía habían decidido apostarle a este proyecto educativo. Desde el primer momento, me enganchó. Además de tener unas instalaciones preciosas, el alma de la Universidad se volvía tangible. La educación humanística, en valores, la calidad humana y profesional de sus directivos y docentes realmente marcó una diferencia. Lo que recibí allí me permitió ver a la comunicación desde una perspectiva rica y amplia, y aprendí a manejar herramientas que me permiten analizar y ejercer mi carrera con conocimientos técnicos, incluso en áreas que no son de mi “especialidad. La formación humanística nos da a los graduados de la UHE una amplia ventaja frente a los de otras universidades
Tuve la oportunidad de hacer dos carreras “en una”: Periodismo y Comunicación Corporativa, y pude tomar asignaturas afines de otras carreras. Desde mi tercer semestre inicié mis prácticas profesionales, y me surgió la oportunidad de ejercer la comunicación desde distintos ámbitos. Como paréntesis interesante, gracias a los convenios que mantiene la Universidad, fui parte de un programa de intercambio estudiantil, y mi séptimo semestre lo realicé en la Universidad de Montevideo (Uruguay). Desde allí realicé también una práctica profesional en el Diario El Observador, como redactora para el portal web del diario; al retornar, hice una práctica en el departamento de mercadeo y pauta de Teleamazonas.
Me gradué en 2012, y aunque tenía el sueño de ejercer el periodismo, el río cambió su curso y me mostró nuevas y maravillosas oportunidades de ejercicio de mi profesión: fui coordinadora de comunicación en la Corporación de Manejo Forestal Sustentable (COMAFORS), y luego ocupé ese mismo cargo en la Universidad Hemisferios, que además de haberme formado académicamente confió en mi talento para ser parte de su
equipo. En busca de nuevas oportunidades y desafíos, fui parte del equipo de Business IT, como coordinadora de mercadeo. Inesperadamente, recibí una propuesta de trabajo de Ecuavisa, donde me inicié como copy editor y, después, como reportera de Televistazo. Dos años más tarde, volví a ejercer la comunicación corporativa desde KOMM (agencia de comunicación), y en 2015 decidí dar un salto que jamás imaginé: en 2016 inicié mi propia agencia de comunicación (Efectum Comunicación Integral). Comencé como consultora independiente, y en adelante he formado un pequeño equipo de profesionales (algunos Alumni de la Universidad) con los que trabajamos en varios proyectos.
El mundo de las agencias de comunicación no es sencillo: la competencia es muy fuerte y puedes encontrar profesionales que, sin importar el bienestar de quienes les rodean, son capaces de todo por sobresalir. Desde Efectum trabajamos siempre con ética, esa es nuestra bandera, si hay proyectos que involucran algo fuera de ella, preferimos dar un paso al costado y seguir en búsqueda de nuevas iniciativas. Estoy convencida de que, sin comunicación, no somos nada, y de que la comunicación es capaz de construir puentes irrompibles: por eso aportamos soluciones de comunicación innovadoras, personalizadas, reales, y nos volvemos parte del equipo de nuestros clientes. Por ejemplo, si en un evento estamos contratados para gestionar RRPP, y hay que mover sillas en ese momento, nos encontramos ahí para apoyar a nuestros clientes en cada detalle. Como líder de la agencia me apasiona enseñar a los nuevos y jóvenes talentos el valor de la humildad en el trabajo (que, ojo, no es sumisión) y de la importancia de tener los ojos abiertos para ver qué sucede alrededor y aprender de cada experiencia; además estoy segura de que esos aspectos le dan un valor adicional e interesante a nuestro trabajo.
Asesor en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina Abogado y Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, 2020
La UHE me dio la oportunidad de seguir dos carreras simultáneamente, así que al graduarme tuve un amplio abanico de oportunidades. Siempre apasionado por la política, me integré a las actividades de un movimiento político y en 2021 me ofrecieron una candidatura alterna a la Asamblea Nacional. La experiencia en territorio es fundamental para quien quiere servir a la comunidad, pero los conocimientos y herramientas analíticas que obtuve de mis estudios en la UHE me ayudaron a navegar en este ambiente de manera estratégica y propositiva. Pocos meses después, me mudé a Minneapolis para seguir mi maestría en Derecho con una beca parcial que obtuve gracias al convenio de la UHE con la University of St. Thomas. En esa misma época fui admitido al programa de In Altum en Washington D.C., por recomendación de un querido exprofesor de la UHE. Fue una experiencia llena de discusiones profundas sobre derecho, política y filosofía, experiencia que ahora también está al alcance de los estudiantes de la UHE. Al finalizar mis estudios en St. Thomas, fui aceptado como fellow en la Misión Observadora Permanente de la Santa Sede para las Naciones Unidas, por lo que moví mi residencia a Nueva York. Durante los siguientes meses, me involucré en algunos de los debates más intensos y cruciales del sistema internacional, conociendo cara a cara a sus protagonistas. En el transcurso de todo ese tiempo, trabajé en paralelo como consultor jurídico en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina, puesto al que de hecho llegué cuando todavía estudiaba en la UHE. En febrero de 2023 me llamaron para ofrecerme una posición como asesor a tiempo completo en Quito. Supe que era la hora de volver a casa. Sin embargo, me quedaba un último pendiente en Estados Unidos: pasar la Barra de Abogados. En octubre del año pasado me informaron que aprobé el Uniform Bar Exam, y en los próximos días será mi incorporación a la Barra de Nueva York.
El Tribunal Andino es la tercera Corte internacional más activa del mundo. Se dedica a salvaguardar el cumplimiento de los compromisos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú en el marco del Acuerdo de Cartagena, así como a garantizar la aplicación uniforme del derecho andino en sus territorios. Esto compromete áreas como el comercio internacional, la propiedad intelectual y la movilidad humana. Desde mi posición, apoyo a los magistrados en el trámite de litigios complejos en disciplinas jurídicas de alta especialidad. Se trata de una gran responsabilidad porque las decisiones del Tribunal afectan a cuatro países e incluso prevalecen sobre sus leyes internas. Al emitir sentencias e interpretaciones consistentes y que responden a la realidad de los países miembros, ayudamos a dar seguridad jurídica a los ciudadanos andinos, consolidando el Estado de derecho, fortaleciendo nuestras democracias y estrechando nuestros vínculos de cooperación regional.
La UHE me dio la oportunidad de formarme con profesores del más alto nivel, fantásticos seres humanos que me precio de llamar amigos hasta el día de hoy. Me ayudó a salir del país para continuar mis estudios de cuarto nivel, abriéndome indirectamente muchas otras puertas. En la UHE conocí admirables colegas y a muchos de mis mejores amigos. La UHE me permitió educarme en un espacio compatible con mis valores y espiritualidad. Pero, sobre todo, debo destacar que la UHE me motivó a abrirme camino a mi manera, porque es una Universidad joven y pequeña, pero llena de potencial; una Universidad que no aplasta a sus alumnos bajo el peso de su reputación, sino que se construye a sí misma con el vigor, los sueños y el crecimiento humano y profesional de sus estudiantes.
Asesora del Juez Constitucional Enrique Herrería Bonnet Abogada, 2021
Me gradué con el mejor promedio y con honores de la Facultad de Derecho. Además, soy licenciada de psicopedagogía con honor cum laude. Desde estos eventos, mi trayectoria profesional se ha centrado en dos áreas: i) enfocar mi ámbito laboral en el derecho constitucional, y ii) entrelazar el derecho y la educación mediante la investigación, estableciendo nuevos métodos para mejorar la enseñanza de las ciencias jurídicas. En lo profesional, desde que egresé tuve la oportunidad de ser asesora en la Corte Constitucional del Ecuador, máximo órgano de control, interpretación constitucional y de administración de justicia en la materia. En este lugar, ocupé múltiples cargos como: Secretaria de Despacho, Experta Jurisdiccional Constitucional 1, Experta Jurisdiccional Constitucional 2 y Experta Jurisdiccional Constitucional 3. En este último, fui la persona más joven en ocupar el puesto durante la conformación de la Corte Constitucional de 2019 hasta la actualidad. En estos tiempos, me desempeño con el más alto cargo de asesora del juez constitucional Enrique Herrería Bonnet.
El principal aporte a la sociedad de mi trabajo como asesora es formular proyectos de borradores de sentencia y autos de admisión, donde se radica la protección y promoción de derechos fundamentales y el conocimiento de garantías jurisdiccionales, como la acción de protección, hábeas corpus, hábeas data, acción de acceso a la información pública, entre otras. Además, la contribución que se realiza desde mi ámbito laboral consiste en: i) promover el cumplimiento de la
Constitución por medio de un asesoramiento de proyectos de alta complejidad para la toma de decisiones del personal de la institución, y ii) absolver consultas jurídicas, en general, sobre materia constitucional. La colaboración y análisis de sentencias de alta relevancia contribuye a mejorar la cultura del precedente en Ecuador y a proporcionar ideas sobre la creación de jurisprudencia respecto a asuntos que son de relevancia y trascendencia nacional.
La Universidad me ha brindado múltiples aportes. Primero, la posibilidad de seguir al mismo tiempo las dos carreras que quería, lo cual me ayudó a tener una formación multidisciplinar. La UHE respaldó mi participación en varios concursos como el Concurso Iberoamericano de Derecho Internacional Humanitario, el Concurso Manuel Muñoz Borrero, el Concurso Internacional de Arbitraje y el Concurso Nacional de Arbitraje durante varios años, donde obtuve variados reconocimientos. El apoyo de la Universidad en estos concursos me permitió adquirir habilidades como litigación oral, redacción de memoriales de demanda y contestaciones de demanda y mejora en la investigación jurídica sobre materias de derecho; por ejemplo, arbitraje y derecho internacional humanitario. Además, los conocimientos adquiridos en materias generales y en optativas me permitieron tener una ventaja en el ámbito laboral. Este año fui galardonada con la Beca Barberis otorgada por la Universidad Austral de Buenos Aires, Argentina. Definitivamente las habilidades que me proporcionó la UHE fueron parte de este logro.
Asesora Nacional GIZ Ecuador – PhD (c) University of Massachusetts Boston Licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, 2015
Después de graduarme de la UHE empecé una maestría de investigación en Relaciones Internacionales en la FLACSO, Ecuador. Posteriormente, la UHE me dio la oportunidad de iniciar mi carrera como profesora universitaria, y a la par empecé como Coordinadora del Instituto Regional para el estudio y práctica de la Acción Noviolenta en las Américas, proyecto en el que continúo hasta la actualidad. Después de unos años, gané una beca completa para estudiar mi doctorado en la Universidad de Massachusetts Boston, donde también ejercí como profesora y ahora investigadora. Actualmente, trabajo además como Asesora Nacional para la Cooperación Alemana GIZ en el Clúster de Paz y Cohesión Social.
Mi trabajo académico y profesional estuvo siempre enfocado en la defensa de los derechos humanos, la paz y la resistencia noviolenta. Asimismo, he logrado enseñar y aprender de mis estudiantes por medio de la docencia e investigación, puesto que hemos analizado realidades sociales complejas y reflexionado acerca de cómo desde la
academia podemos pensar en un mundo más justo y menos desigual. También, en la GIZ y en Acción Noviolenta trabajo en el fortalecimiento de capacidades de diferentes actores nacionales y regionales para transformar conflictos, eliminar todo tipo de violencias y construir una paz sostenible, duradera e integral.
La UHE se trata de una parte esencial en mi formación humana y profesional. Primero, como estudiante recibí bases sólidas que me permitieron a futuro seguir mi carrera académica con grandes satisfacciones y reconocimientos. Posteriormente, al abrirme las puertas para iniciar mi carrera docente, dado que la UHE afianzó mi compromiso con la educación como herramienta poderosa para cambiar realidades. Además de lo académico, de la formación profesional, en la UHE también pude conocer a grandes amigos, ahora colegas, con quienes intentamos generar desde diferentes sectores un impacto transformativo en la sociedad.
Corporate Analytics Manager, Belcorp Ingeniero Comercial, 2018
En los últimos semestres de Ingeniería Comercial en la UHE empecé mis prácticas profesionales en Belcorp, una corporación multinacional en el rubro belleza y venta directa que cuenta con las marcas ésika, L’bel y Cyzone, presente en 13 países de América y con más de 6000 trabajadores. Desde mis prácticas me interesé en el mundo de los datos y la analítica. Tres meses después de comenzar fui ascendido a asistente en el área de Business Intelligence, y ocho meses más tarde a analista. Mi rápido crecimiento y buen desempeño me llevaron a ser considerado para más posiciones dentro de la empresa, tal es así que en marzo del 2019 me propusieron trasladarme a una nueva posición en las oficinas corporativas en Lima-Perú, para de ese modo convertirme en el primer ecuatoriano, en los más de 55 años de Belcorp, en trabajar en sus oficinas en este país y desempeñar actividades con foco en todos los países de América. Arribé lleno de sueños al equipo de Analytics corporativo donde lideré desde mi frente proyectos de transformación digital. Posteriormente pasé a trabajar gestionando la estrategia comercial corporativa del canal Retail para todas las tiendas en LATAM, y en abril del 2022 me dieron un nuevo reto para volverme a mudar, esta vez a Bogotá-Colombia, volviéndome a convertir en el primer ecuatoriano en este país para la compañía, para liderar el equipo de Analytics en la vicepresidencia de Research, Development and Innovation. Desde mi posición actual gestiono, junto con el equipo, la información de todos los más de 180 productos nuevos al año que lanza la compañía entre sus 3 marcas.
En Belcorp, nuestro propósito es impulsar la belleza para la realización personal. En palabras de la CEO, es un propósito que está comprometido con el desarrollo social por medio de un modelo de negocio que brinda oportunidades de empoderamiento y crecimiento a las más de 850K consultoras en América Latina, al mismo tiempo que ofrece experiencias únicas de belleza para consumidores de diferentes generaciones. Desde mi posición monitoreo la gestión y desarrollo de nuevos productos para toda la compañía, los cuales son la palanca para que nuestras consultoras incrementen su negocio, generen ingresos, descubran su potencial emprendedor y puedan lograr su independencia económica. Desde todas las áreas en Belcorp se busca impulsar el potencial de la mujer para transformar la sociedad.
La UHE me brindó una educación integral, en donde no solo aprendí acerca de mi carrera en administración sino también en áreas generales que complementaron de la mejor forma mi perfil profesional. Los profesores y autoridades de la universidad me inspiraron para ser primero un excelente ciudadano y luego un impecable profesional. El conocimiento y valores aprendidos en la UHE fueron claves para destacar en mis inicios laborales y posteriormente desarrollar mi carrera hasta donde estoy hoy en día.
En la UHE pude seguir las carreras de Marketing de la Facultad de Ciencias Empresariales y Publicidad de la Facultad de Comunicación, y observé que a pesar de ser áreas hermanas, muchas veces la creatividad de la publicidad se topaba con la estrategia del marketing ; por lo tanto, me propuse ser un interlocutor entre ambas áreas, y tras egresar, entré a trabajar a la agencia de publicidad Maruri Grey. Un tiempo después mi graduación coincidió con mi ascenso y fui a la sede matriz de Guayaquil como Project Manager, por lo cual pude integrar el equipo que ganó el primer León de Cannes en una campaña digital para una agencia de Ecuador. Con posterioridad regresé a Quito como Director del Departamento Digital. Después de mi labor en Maruri trabajé como coordinador del área de social media en Liga Deportiva Universitaria donde permanecí 8 años a cargo de la estrategia de redes, desarrollo de nuevos canales, campañas con auspiciantes y campañas sociales.
Actualmente soy Marketing Manager en la Agencia PCO Travel y Docente de la Carrera de Comunicación Deportiva de la Facultad Internacional de Comunicación e Industrias Culturales, en donde también he sido docente desde el año 2019.
Deportiva de la Universidad Hemisferios Ingeniero Comercial, 2011
En el rol de Docente de la Carrera de Comunicación
Deportiva, hemos armado en conjunto un programa de pregrado pensando en la necesidad de la industria deportiva, un campo que necesita de profesionalización y que tiene muchas opciones de empleabilidad. Pensamos que dotar de profesionales capacitados a esta industria nos ayudará a impulsar el deporte del país. Como docente, intento instruir a mis alumnos a que antes de pensar en qué hacer, primero piensen en el porqué, que encuentren ese convencimiento intrínseco de cada cosa que hagan, y que eso les llevará a ser profesionales motivados y que disfruten de sus carreras y profesiones.
El principal aporte de la Universidad en mi vida fue la inspiración. Allí tuve profesores excelentes que siempre nos animaron a cumplir nuestros objetivos, a pensar diferente y a promover las ideas originales. Me propuse ser docente el día que me gradué, y mi Universidad, mi “alma mater”, confió en mí y me ayudó a cumplir ese sueño. El ideario de la Universidad, la comunidad universitaria, el trato personalizado entre profesores y alumnos en el día a día hace que ambas partes se potencien con aprendizaje mutuo. En la función docente no hay nada más enriquecedor que ver cómo sus alumnos se desarrollan y comienzan a triunfar en la vida laboral, lo cual te compromete, semestre a semestre, en la misma misión.
Especialista de segmentos y productos, Produbanco Grupo Promerica Ingeniero Comercial, 2013
Luego de graduarme de la UHE como Ingeniero Comercial, mi objetivo fue no dejar nunca de aprender y siempre brindar mi mejor versión personal. Mis primeros pasos profesionales fueron en Tektron como pasante en finanzas y marketing, luego en el Banco Nacional de Fomento, hoy Ban Ecuador, donde me desarrollé como analista de activos y pasivos nacionales. Luego, tuve un cambio al mundo de consumo masivo en Zaimella del Ecuador, donde desempeñé el cargo de coordinador de marketing, llevando la línea de Baby Wipes bajo 3 marcas importantes. Con el tiempo tuve la oportunidad de emigrar a China por varios años, donde fui consultor, ayudante de cátedra universitaria y profesor de inglés en varios kindergartens
A mi regreso a Ecuador, trabajé varios años en Diners Club del Ecuador como especialista de productos digitales y product owner digital, para finalmente llegar a Produbanco Grupo Promerica, lugar en el cual me desempeño como especialista de segmentos y productos potenciados, y desarrollando el segmento de nóminas a nivel nacional.
En Produbanco Grupo Promerica soy responsable de cuidar del segmento de nóminas a nivel nacional, donde no solo tengo la responsabilidad de desarrollar aún más al segmento más influyente para la banca personas, sino de cuidar y velar por las empresas y sus empleados que confían en la calidad del servicio que ofrece el banco. Algo muy importante de este trabajo es que ningún día es igual y ninguna necesidad de cada empresa o de
sus empleados es similar a otra. Esto me permite estar siempre a la vanguardia de tendencia, conocimiento y habilidades para llenar los estándares que el mercado bancario exige. Me siento muy contento y orgulloso de pertenecer a Produbanco Grupo Promerica porque se trata de un banco con conciencia social y que busca lo mejor del lado humano de sus colaboradores, un aspecto que otros bancos no lo tienen como prioritario. Reconozco que mi trabajo dejará una huella importante en el bienestar de familias que dependen mes a mes y son beneficiaras de mi esfuerzo y enfoque en lo que de verdad necesitan.
La UHE fue sin duda el mejor nido para hacer los sueños realidad. Es una Universidad que me dio las mejores bases académicas en marketing y finanzas, para luego alinear mis ideas y proyectarme hacia una maestría en innovación y un doctorado en administración de empresas. Un punto muy importante a recalcar es el ejemplo de dedicación y de estudio que mis profesores me inculcaron; su ejemplo me proyectó a no dejar nunca de aprender y saber que estas bases que la UHE me brindó eran fuertes, para luego convertirme en el primer Ph.D. Alumni de la UHE. Este don de aprender me abrió muchas puertas en el ámbito laboral y sé que me seguirá brindando oportunidades para seguir cosechando éxitos y poder compartirlos con los que me rodean.
De profesión ingeniero comercial y empresario con una trayectoria de 15 años en el sector de la salud. En el año 2021, luego de haber atravesado la pandemia, sentí una fuerte necesidad de seguir preparándome; me di cuenta que debía organizarme para dirigir mi empresa de manera más profesionalizada y para ello encontré una maestría que reunía lo que necesitaba. Luego de concluir dicha maestría con éxito se presentó la oportunidad de absorber el 100% de la operación de la filial en la Republica Dominicana. Por lo tanto, desde agosto del 2023 resido en Santo Domingo. La maestría me brindó las herramientas para poder enfrentar este nuevo reto, donde mi principal enfoque consisitía en exportar conocimientos, demostrando que los ecuatorianos podemos exportar productos de primera calidad pero también servicios.
En MediLink trabajamos bajo una fuerte filosofía enfocada a humanizar los servicios médicos, dar acceso de calidad
Cofundador de Medilink EC y Medilink RD Magíster en Comercio e Innovación, 2022
a comunidades y sectores con poca accesibilidad a servicios médicos de buen nivel a un costo razonable. Comenzamos desde el año pasado a fortalecer esta filosofía en República Dominicana, donde a la fecha ya contamos con dos centros de atención ubicados en sectores con mucha población, pero desprotegidos de varios servicios.
Luego de culminar mis estudios de maestría, pude complementar mi experiencia con conocimientos y técnicas desde una perspectiva diferente. La UHE me ayudó a comprender de una manera global cómo el mundo evoluciona de forma acelerada, y que a pesar de que cada vez existe mayor acceso a la tecnología y a servicios de todo tipo, la parte humana se está reemplazando. Esta última se trata de una herramienta poderosa, sin embargo, la parte sensible, humana y cálida, no debe ser desplazada.
Periodista y corresponsal internacional Comunicación, 2017 / Comunicación Digital, 2019
En la UHE obtuve mi título de grado y posgrado en Comunicación, así como una especialización en producción cinematográfica. Con esas bases, mi trayectoria profesional se ha centrado en el periodismo de investigación y la defensa de la libertad de prensa. He coordinado proyectos de cooperación internacional, he escrito alrededor de 3000 reportajes y notas periodísticas, que han sido publicadas en medios como GK, La Barra Espaciadora, Diario Expreso e Infobae, el medio en español más leído del mundo, del cual soy su corresponsal en Ecuador. Además, he liderado proyectos destacados en medios digitales. Mis investigaciones periodísticas han sido honradas con galardones como el Premio Iberoamericano Héroe Periodístico de la Niñez 2021 y el Premio Roche de Periodismo en Salud, edición Ecuador 2020.
En mi función periodística y actualmente como corresponsal internacional de Infobae, mi labor se enfoca
en informar sobre temas cruciales; por ejemplo, seguridad, crimen, crisis carcelaria y política en Ecuador, lo que impacta directamente en la conciencia pública y promueve el debate informado por medio de piezas periodísticas con enfoques rigurosos, humanos y responsables. Las investigaciones que he llevado a cabo han arrojado luz sobre problemas complejos, han contribuido al debate e incluso han permitido la ejecución de acciones importantes por parte de las autoridades correspondientes.
La UHE no solo me proporcionó una formación académica sólida, sino que también me impulsó a la excelencia académica y profesional. Mis profesores no impartieron únicamente conocimientos, sino que también me inspiraron a alcanzar los más altos estándares en mi campo. Su apoyo constante y su compromiso con la calidad educativa han sido fundamentales para mi desarrollo y éxito profesional.
En 2014 egresé de la UHE, con la ilusión de poner un grano de arena hacia un giro positivo en nuestra sociedad, con una de las consignas más valiosas del patrono de la Universidad bajo mi brazo: “Soñad y os quedaréis cortos”. Comencė con la búsqueda de oportunidades laborales en el área específica en la que me gradué: administración con énfasis en gestión del talento humano, donde tuve varias posibilidades, pero poco a poco, ante algunas respuestas negativas, entendí que Dios tenía preparado para mí algo distinto. La música había estado siempre presente en mi vida y los caminos se fueron abriendo hacia ese campo: mi guitarra y mis sueños me llevaron a colaborar con artistas como Marqués, Fausto Miño, Daniel Páez, entre otros. Tuve un proyecto que se publicó en Spotify y más plataformas, pero el sueño se terminó de cristalizar cuando fundé mi propia empresa en 2017: Forzavú, que al día de hoy ha sido responsable de la formación de cerca de mil artistas de coros y teatro musical.
Forzavú es un sistema de coros y teatro musical con la visión de transformar la esfera cultural por medio de la creación de una comunidad fundamentada en valores,
Ingeniero comercial con énfasis en Gestión del Talento Humano, 2014
que busca la excelencia en cada uno de sus proyectos, enfocados en el desarrollo de la persona humana. Aunque falta aún mucho por recorrer, hemos cumplido ya algunos hitos: presentamos artistas desde los 4 hasta los 80 años de edad, cumpliéndoles sus sueños de estar en los mejores escenarios de nuestra ciudad. Formamos una escuela que no tiene requisitos de ingreso: es para cualquiera que quiera cantar, bailar y actuar, haciéndolo del modo que encuentre más auténtico.
Ahora bien, es típica y repetida una frase que no me ocurrió personalmente. Muchos dicen: “cuando salí al mundo real vi algo distinto de lo que me dijeron en la Universidad”. Para mí, fue todo lo contrario. Habría querido tener a mis profesores en cada decisión. La Universidad me cambió la forma de pensar, la Carrera de Administración llegó casi por casualidad a mi vida y hoy dirijo una empresa que está cambiando el mundo. Sin embargo, aún falta mucho por recorrer, seguimos soñando, nuestros sueños respecto de los logros se han quedado cortos y, con la gracia de Dios, lo mejor está aún por venir.
Gerente propietario Promo TV Corp / Magíster en Comercio con mención en Emprendimiento e Innovación, 2023
Gerente propietario de la empresa PromoTv Corp. Una compañía que ha tenido un importante crecimiento y expansión. A raíz de mi graduación en la UHE, tuve la gran oportunidad de prestar servicio como el Gerente Comercial y aperturar la empresa a nivel internacional; actualmente lidero la firma en Ecuador, Perú, Bolivia y México. Asimismo, contamos con aproximadamente 80 trabajadores que operan desde Ecuador para los países antes mencionados. Además de ese proyecto que es mi emprendimiento principal, junto con mi esposa hemos aperturado un centro de capacitación en transformación cuántica, el que fusiona la física cuántica con la filosofía existencial para por medio de ello captar al participante que elige tomar el entrenamiento de lo extraordinario que resulta fusionar y aplicar en la vida individual la transformación cuántica.
Desde el centro de capacitación, logramos hacer que los participantes puedan captar lo hermoso que resulta vivir, y no sobrevivir, vivir de una manera óptima, vivir de una manera empoderada, vivir de una manera consciente, pero sobre todo vivir de una manera feliz, impactando vidas con amor; posiblemente suene a fábula lo aquí
expuesto, pero definitivamente así es, o por lo menos de ese modo lo afirma el 99% de los participantes que toman uno de nuestros entrenamientos en nuestras 4 ciudades: Guayaquil, Quito, Manta y Loja. Además de ello, honramos el trabajo generando cerca de 100 fuentes de empleo dignas.
Definitivamente cuando me preguntan qué puedo recomendar, además de recomendar abiertamente un entrenamiento de transformación cuántica, siempre recomendaré la Universidad por lo que me entregó, por lo que me dio, por lo que capté allí. Estudiar mi posgrado en Comercio mención emprendimiento e innovación, no solo me brindó la apertura de poder ampliar mi contexto, también me permitió que pueda operar de una manera totalmente distinta y disruptiva, y a partir de ahí poder visualizar desde otra perspectiva lo importante y trascendental que es no solo emprender, sino además innovar, captando así de una vez por todas que en la vida no te mereces nada, no tienes derecho a nada, que la única manera de obtener aquello que deseas es a partir de “crearlo”.
Después de graduarme de la UHE como licenciada en Comunicación, pude cumplir mi sueño de ser periodista en GK, uno de los medios de comunicación digital más reconocidos del país. Allí he construido la mayor parte de mi carrera profesional. En 2019 empecé como asistente de producción e investigación de “La Foca”, un programa estilo late night que producía GK y se transmitía por televisión nacional. Después fui reportera hasta diciembre de 2021. Durante ese lapso, cubrí los rubros de economía, derecho, política, entre muchos otros. En enero de 2022 asumí el cargo de jefa de redacción, en el que me encargué de coordinar el trabajo de los editores y reporteros. En junio de 2024 produje un cambio en mi carrera y dí un paso al costado del periodismo para enfocarme en el desarrollo y comercialización de productos editoriales. Este es un cargo que me permite explorar y amplificar otras capacidades, aprovechando los conocimientos que adquirí en la Universidad y en mi trabajo como periodista.
En mis años como periodista observé de primera mano, a diario, cómo el trabajo que hacíamos contribuía a que la sociedad esté mejor informada y pudiera tomar decisiones con ese conocimiento. Además, pude cubrir
Jefa de desarrollo de producto en GK Comunicadora, 2018
algunos de los momentos más cruciales en la historia reciente del Ecuador. Fui testigo del paro nacional de 2022, la pandemia, la muerte cruzada, dos elecciones presidenciales y la crisis de seguridad del país. Estos son momentos determinantes en los que me siento orgullosa de haber contribuido para que el Ecuador y el mundo estén mejor informados sobre lo que realmente estaba pasando.
La UHE me brindó las herramientas para poder explorar y enfocarme en distintas áreas de la comunicación, todo en una sola carrera. En medio de mi trabajo periodístico pude trabajar en varias producciones audiovisuales incluyendo un documental sobre los cuerpos perdidos en Guayaquil durante la pandemia del covid-19. Las clases que tuve sobre diseño y comunicación corporativa me ayudaron a transmitir mejor las necesidades con mi equipo cuando fui jefa de redacción. En mi reciente cambio de rol, fue crucial la formación que tuve sobre publicidad y comunicación digital. Estoy muy agradecida con todo lo que aprendí en la Universidad porque me ha permitido tener una carrera profesional variable y dinámica.
Jonathan Andrés Panchi Lasluisa
Docente de Odontología
UHE
La Universidad Hemisferios el lugar que es y fue mi refugio, el espacio donde encontré aprendizaje y pertenencia.
María José Guarderas
Gerente Trade Marketing Región Andina
Continental Tires
La Universidad de Los Hemisferios me forjó como una persona comprometida, colaboradora y proactiva que busca siempre un impacto positivo en el entorno profesional y personal.
Natalia Téllez Jara
Operations Manager XIY
La Universidad Hemisferios fue el impulso que transformó mi pasión por la comunicación en una herramienta estratégica para la resolución de problemas de negocio, permitiéndome liderar procesos innovadores en una de las consultoras de marketing digital más destacadas de la región. Su enfoque integral y humanista no solo fortaleció mis habilidades técnicas, sino que también potenció mis soft skills, preparando el camino para que hoy, como Operations Manager, impulse a empresas a alcanzar su máximo potencial en un entorno digital en constante evolución.
Carlos Gustavo Vicuña de Souza
CEO del sello discográfico Avalon Bardot Studios y artista solista en Menino Gutto
La U Hemisferios representa una etapa maravillosa de retos, aprendizaje y crecimiento personal y profesional, valores valiosísimos en mi búsqueda de propósito y sentido de comunidad.
Iván Bolívar Ruiz González
Docente investigador de grado y posgrado UHE; UPEC; FLACSO Ecuador
La UHE significó para mí una institución humanista que pone de relieve la esencia de la persona en su convivencia cotidiana con otros. Aprendí que la revalorización del individuo se logra cuando estamos prestos para ayudar al prójimo, y lo dignificamos mediante nuestro trabajo. La universidad me señaló un camino de vida al descubrir mi vocación profesional, para ejercer la docencia universitaria y la investigación como formas de liberación frente a un sistema que oprime los derechos de los desposeídos mientras promueve la vorágine de la acumulación.
Bruna Toscano
Analista de Legislación Ambiental y Mercados de Carbono
Ecosystem Restoration Standard
Además de una formación académica integral, el enfoque humano de la Universidad brinda un apoyo invaluable para jóvenes en una etapa de transformación y descubrimiento de nuestro potencial. La posibilidad de realizar un intercambio en la Universidad de Navarra enriqueció esta experiencia, exponiéndome a temas emergentes y encuentros culturales. Gracias a esta sólida base, pude ingresar al Master en Política Ambiental en Sciences Po Paris, la segunda mejor universidad del mundo en Ciencias Políticas según el QS World University Rankings by Subject 2024. Hoy, me siento cada vez más realizada ejerciendo como profesional en el extranjero, en un ámbito tan crucial como lo es la sostenibilidad y el medio ambiente.
Stefanny Barona Báez
Abogada asociada
Investment & Corporate Law
Wilmer Antonio Jiménez Merino
Especialista de la Unidad de Cambio Climático
Ministerio de Agricultura y Ganadería
Nicolás Chamorro
CEO
Quoka Mi paso por la Universidad Hemisferios me hizo parte de algo más grande, dándome la confianza de siempre recordar con satisfacción de dónde vengo. Siempre será un orgullo pertenecer a este casa.
La UHE me enseñó que tengo los skills para estar siempre a la altura de cualquier reto.
Con la maestría obtenida en la Universidad Hemisferios he logrado escalar hacia nuevos retos, los cuales me están dando la oportunidad de liderar la gestión del cambio climático dentro del Ministerio de Agricultura y Ganadería a nivel nacional, donde estamos articulando acciones con otras Carteras de Estado para guiar la posición país hacia la COP29 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), de igual forma, el reporte de la Contribución Nacional Determinada (NDC), y otras acciones enmarcadas en la adaptación y mitigación del cambio climático en el sector agropecuario nacional.
Carolina Morales
Guitarrista y productora
Independiente
Compartir con excelentes amigos y músicos en las aulas de la UHE, hizo que valore siempre la parte humana en cada ensayo, cada show, cada producción hasta el día de hoy.
Stefany Dayana Arguero Bajaña
Odontóloga
Clínica Odontológica D&A
La Universidad Hemisferios fue una etapa clave para mi crecimiento personal y profesional, me ayudado a forjarme, construirme y prepararme para enfrentar el mundo con una perspectiva amplia.
Patricia Magally Vasco Terán CEO
Umbrellapro CIA LTDA
La Maestría en Marketing Digital de la Universidad Hemisferios representó una experiencia transformadora y de innovación. Su sistema de estudio permite a los profesionales que laboramos acceder a una educación de cuarto nivel de calidad y con un horario flexible que se ajusta a nuestra disponibilidad de tiempo. La practicidad de los casos de estudio que se desarrollaron fue de gran utilidad y de rápida implementación en el campo laboral.
María Emilia Escudero Lara
Profesora titular de kinder
Preescolar Los Pinos Intisana
Para mi la UHE significó principalmente amistad. La UHE me ha ayudado a hacer mi trabajo siempre con una visión humanista.
Pablo André Bermeo Cevallos
Consultative Executive
NielsenIQ Ecuador
La Universidad me ayudó a formar el carácter de cara a las diversas situaciones laborales que se me han ido presentando. Si bien la experiencia laboral se ha ido forjando poco a poco a lo largo de mi carrera, todo lo vivido en la universidad se ha trasladado a situaciones diversas en mi trabajo. La U significó un punto de inflexión importante en mi vida, también de cara a lo personal, ya que me he llevado a muchos de los que hoy son mis mejores amigos.
Karen Virginia Gómez Echeverría
Gerente de Comercialización
GO CORP Gerardo Ortiz
El IDE no solo ha contribuido en mi crecimiento como profesional, sino también en el desarrollo del sentido trascendental en la sociedad y en las empresas. Es una escuela donde realmente se entrena el cerebro y además se pueden compartir ideas y experiencias con profesores de alto nivel académico, colegas y amigos.
José Ignacio Yépez Santos
Gerente Regional de Cuentas Claves
Tesalia CBC
La entrada a un nuevo mundo fuera del confort. Este nuevo status me ha permitido desafiarme día con día para pulir mis habilidades comerciales y conectarlas con la academia.
Juan Felipe Abad Jara
Profesor de español
Gananda Central School
El soporte espiritual de parte de Capellanía fue algo esencial en mi vida en la Universidad que incluso ha resultado beneficioso para mi vida profesional.
Santiago Andrés León Dávalos
Secretario Técnico
Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior
La Universidad Hemisferios significó para mí un espacio de crecimiento personal y profesional. Allí pude explorar mis pasiones, conocer a personas inspiradoras y formar amistades. La Universidad me proporcionó herramientas y conocimientos para enfrentar el mundo laboral con confianza. Aprendí a pensar críticamente, a trabajar en equipo y a liderar con empatía. Todo esto ha sido fundamental en mi desarrollo profesional y personal, ayudándome a convertirme en la persona que soy hoy.
Por: Decano Santiago Larrea Serrano Facultad Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas - UHE
Para la Universidad Hemisferios resulta un reto apasionante desarrollar no únicamente conocimientos técnicos, sino también habilidades de liderazgo y emprendimiento en sus estudiantes, en todas las carreras; por tal razón cobra vital importancia nuestro core curriculum de innovación y emprendimiento.
Nos interesa fomentar en nuestros alumnis, estudiantes, docentes y empleados, un espíritu empresarial, altamente altruista y humano, dotado de estrategias clave y de vanguardia, tanto para fortalecer el aparato productivo de nuestro país, como para asegurar una gestión impregnada de una fuerte vinculación con la sociedad y una muy amigable relación con el medioambiente.
Al formar estudiantes con mentalidad emprendedora, nuestra Universidad contribuye al desarrollo económico regional y nacional. Los emprendedores y empresarios son definitivamente motores del crecimiento económico. En la Universidad Hemisferios tenemos un compromiso con el progreso de la humanidad. Por medio de nuestros centros de innovación, impulsamos el traslado de ideas innovadoras del laboratorio al mercado, beneficiando a la sociedad con nuevas
tecnologías y soluciones. Propiciamos la incubación de empresas y la aceleración de negocios existentes, pues estamos convencidos de que los emprendedores no solo crean empleo para ellos mismos, sino que también generan oportunidades laborales para otros. Esto resulta de particular relevancia en contextos donde el empleo juvenil es un desafío.
Otra competencia clave, trasversalmente desarrollada mediante nuestra oferta académica, es el liderazgo como medio, para, literalmente, integrar algo de mayor dimensión en cualquier escenario en el que nos desempeñemos en la vida. Creemos que únicamente los líderes estratégico-contributivos son capaces de influir positivamente en sus equipos, gestionar recursos de modo eficiente y adaptarse a cambios vertiginosos.
En conclusión, gracias al fomento del espíritu empresarial y las habilidades de liderazgo, en la Universidad Hemisferios preparamos a los estudiantes para los desafíos del futuro, por medio de estrategias integradas en el currículo, como la gestión de proyectos reales, programas de mentoría y una cultura institucional de apoyo, capaces de generar un impacto positivo en cada estudiante de la UHE, en la sociedad y en la economía global.
Por: Ricardo Serrano Director administrativo y financiero - UHE
¿Cuál es el rol de las finanzas en la universidad? ¿Cuál es su crucialidad en la UHE? Podríamos hablar solo de números, de crecimiento, de retos, de adversidades y de sueños. Sin embargo, considero que el Departamento Administrativo Financiero no se reduce solo a números. A veces nos mostramos así y muchas veces nos proyectamos con ese énfasis necesario para el correcto desarrollo. Sin embargo, las finanzas en la UHE se han entrelazado con el aspecto humano, con las necesidades de cada actor, en las reuniones con los padres de los estudiantes, con las peticiones, con los anhelos de cada unidad. No podemos hablar de las finanzas de la UHE sin enfatizar en lo que conlleva emocionalmente y humanamente cada toma de decisiones. Es por eso que en estas líneas quisiera transmitir no solo la perspectiva financiera, sino también que no se puede hablar de los números sin las personas e historias detrás de cada persona que conforma la comunidad universitaria.
A lo largo de estos 20 años hemos crecido como institución y todos hemos aportado en cierta medida con un “grano de arena” en la elaboración de cada presupuesto, cada beca, cada asistencia con lo que cada uno de ustedes y nosotros hemos aportado y puesto “sobre la mesa”. En estos 20 años de trayectoria, hemos afrontado situaciones adversas que nos llevaron
al límite y mostraron con claridad que el papel de las finanzas en la academia resulta vital para la sostenibilidad y trascendencia de cada facultad, cada carrera, cada unidad administrativa, entre otras. Este rol, protagónico y necesario, ha permitido lograr una administración eficiente de los recursos para alcanzar un rumbo sostenido y crecer a lo largo de todos estos años con más de cinco campus universitarios en las dos principales ciudades del país: Quito y Guayaquil. Estas decisiones estratégicas y con visión de futuro han demandado una entrega adicional y el aplazamiento de algunos proyectos, pero han permitido a la Universidad contar con más de 40 millones de dólares en activos que fortalecen su sostenibilidad y permiten el desarrollo futuro de la institución.
Finalmente, podemos decir con total convicción que los grandes proyectos surgen en lugares únicos, se construyen con esfuerzo y determinación. La Universidad Hemisferios trascenderá en el tiempo y quedarán simples recuerdos de las anécdotas y aportes que pudimos brindar. Es por esta razón que no podemos hablar de finanzas sin hablar de personas y de emociones. Las finanzas al servicio de la academia son el resultado de una serie de acciones integradas por personas que, por medio de su accionar, han aportado en el trascender de la UHE.
Por: Joanne Bayer
Profesora fundadora - UHE
This is a question that many young people have around the world. Why should you learn English? Let’s explore some of the reasons.
First of all, English is the main language of the planet! It has become the official language in over 60 countries around the world and is spoken by around 1,500 million people all over the planet. It is the official language of the United Nations, NATO and the European Union. Also, English is the language of the digital age, of business, science, aviation, tourism, international communication, diplomacy, etc. It helps you connect to the whole world.
For these reasons, learning English will help you:
Travel: You can speak English in the majority of places around the world, which means you can travel to almost anywhere you want, and you don’t have to learn any other language besides English. This enables you to be able to travel and to study in another country easily.
Understand books, movies, popular music and songs, websites, social media:
You want to know what is going on in the world, to be up-to-date culturally and be able to adapt to any place or circumstance. Knowing English is the best way to understand the world around you.
Get a graduate degree abroad, and do research:
To be accepted at a university in another country you will be required to show that you have a good level of English by taking an international standardized English exam. Most universities require this, and a good many international programs are also taught in English, so you would be studying in English. Also, many scientific papers and theses are written in English, or require an abstract in English in order to be published.
Be smarter and more creative: Many studies have shown that learning a new language expands your brain capacity, creating new
neuron connections so that you actually become smarter, have superior cognitive skills, greater creativity. Bilingual people demonstrate better abilities to focus and solve problems.
Get a good job: In order to find the job of your dreams, you will need to have a high level of English, whether the company is an international or a local one, knowing English has become a prerequisite for obtaining almost any job out there. This means higher earning potential for you.
And remember… English is not hard to learn. Our society is bombarded with English, from music and the movies to social media and the internet. Because of this, you already have a head start. Learning English at an early age can help you acquire a perfect pronunciation and command of the language.
So… What are you waiting for? It’s time to get started!
Por: Andrea Puente Directora Transferencia del Conocimiento - UHE
Hay realidades humanas que no se pueden medir en términos numéricos, pues no tienen precio; una sonrisa, la atención de quien me escucha, una ayuda oportuna, el sentimiento de seguridad, así como también muchos detalles materiales más que solo se advierten cuando faltan. Por ejemplo, el césped bien cortado, las paredes sin desconchones, unos baños limpios, y el orden, en general. Estas realidades, que en muchas ocasiones damos por supuestas, entrañan valores humanos fundamentales, tales como la capacidad de servir a los demás, desde cualquier lugar en el que desempeñemos nuestra tarea.
El servicio, desde un punto de vista antropológico, posee varias características, que lo distinguen de otros bienes de consumo. Es intangible, pues se refiere a una actividad que tiene un valor para quien la requiere. Los servicios son perecibles y simultáneos, dado que no se almacenan, solo se realizan en un momento oportuno, y se consumen al mismo tiempo que se producen. Como el servicio es un acto de una persona específica, ningún servicio es igual a otro, pues cada persona es distinta, tanto quien lo ofrece como quien lo recibe.
Si quien sirve lo hace con “espíritu de servicio”, el resultado de este suele ser muy distinto y puede impactar la vida de las personas. Este modo de servir da primacía a la persona y genera vínculos humanos en los que ellas se sienten
cuidadas, respetadas y valoradas. Sin embargo, las leyes, la economía, el mercado, no pueden hacer que una persona realice un trabajo con “espíritu de servicio” porque no llegan a su interior, que es lo que en definitiva da nobleza a cualquier actividad. El “espíritu de servicio” nace del reconocimiento de la propia dignidad y la de los demás, como personas únicas e irrepetibles. También, de la constatación de que somos vulnerables e interdependientes y de que nos realizamos en relación con los demás.
En la Universidad Hemisferios, la visión cristiana del mundo y del ser humano ha construido una comunidad en la que el servicio es un componente esencial, y es el motivo que mueve a muchas de las personas que forman parte de esta entidad. Una de las cosas que llama la atención de la UHE es que, a pesar de ser una institución joven, pequeña, “pobre” en sus estructuras, se trata –en realidad– de una universidad bonita. Su ubicación en las faldas del Pichincha favorece la belleza del campus; sin embargo, detrás de cada rincón, limpio y ordenado, están muchas horas de trabajo de personas que pasan desapercibidas y consiguen que una vasta comunidad universitaria considere el campus como un buen lugar para “estar”. Son los colaboradores de “servicios generales”. Cada uno de ellos tiene su historia, su familia, sus retos y su personalidad, y en conjunto ayudan a que se respire un ambiente de familia en esta agradable casa de estudios.
Gina Cuadrado
En una sola palabra: soy feliz. El tiempo que mi marido, Fabián, estuvo aquí aprendió y valoró mucho las cosas. Él siempre vivía agradecido de la oportunidad que le dieron, y se fue feliz, porque supo que hizo bien las cosas a pesar de sus errores o sus equivocaciones. Él aprendió y aprendió mucho. Se fue sabiendo muchas cosas y valorando a las personas que estuvieron a su lado, agradeciéndoles y queriéndolas. Su motivación eran su familia y sus hijos, el sacarlos adelante a pesar de todo, gracias a la ayuda y el apoyo que las autoridades le dieron desde el primer día que él puso los pies aquí en la Universidad. Creo que su mayor impulso fue dejar a sus hijos grandes con una profesión y con ganas de salir adelante. Fue un buen esposo, un buen papá, un buen hermano, un buen hijo y un buen compañero de trabajo. Y donde esté, yo sé que está bien y sé que es feliz.
En cuanto a mi vida, puedo decir que la Universidad me la cambió por completo, me abrió muchas puertas, me dio la oportunidad de sacar a mis hijos adelante, por lo cual viviré eternamente agradecida. Si no hubiera sido por la oportunidad que me dieron, creo que hubiera sido muy difícil que pueda sacar a mis familia adelante. Yo no pararé de agradecerles a todos y cada uno de ellos, desde el señor rector hasta a mis compañeros, sin excepción alguna. Me ayudaron a salir adelante, me están ayudando y yo sé que con la oportunidad de trabajo que me dieron haré progresar a mis hijos y puedo hacer lo que en parte Fabián me pidió. Estoy eternamente agradecida, no hay palabras para decir de corazón, en nombre mío y de mis hijos: “Dios les pague”.
José Manuel Yasaca
Al principio, mi papel dentro de la Universidad fue como ayudante de jardinero; después pasé a integrar el
personal de limpieza. Actualmente estoy como coordinador de planta física, ayudando en todos los requerimientos que necesita o tiene la Universidad. El cambio en la Universidad y su crecimiento ha sido impresionante, en infraestructuras, áreas verdes y el propio campus. Antes solo contábamos con el área desde Gastronomía hasta el Rectorado, pero con el tiempo la Universidad ha crecido hasta la Occidental, al igual que la zona de enfrente, que se destina para áreas verdes, y hay un proyecto para realizar áreas deportivas.
Mi experiencia dentro de la Universidad a lo largo de todos estos años, que son casi 20 años ha sido muy grande. He conocido a gente importante y buena; ha sido un gran aprendizaje porque aquí prácticamente he crecido como persona, pues entré a los 16 años a la Universidad y ya tengo 36 años.
construir la casa que tanto soñé para mi familia. La verdad no tengo palabras para agradecerles por tanto. Aquí todos me han dado su apoyo y yo les agradezco de todo el corazón.
Voy a expresar que me siento muy agradecida de trabajar en esta prestigiosa Universidad, en la cual he aprendido lo que es el valor, el respeto y la humanidad hacia las personas. Además, le quiero agradecer mucho a nivel personal a la UHE por haberle dado la oportunidad a mi hija para que estudie, ya que gracias a esto está culminando su segunda carrera.
El valor principal que me ha llegado de la Universidad es la humildad y el respeto hacia las demás personas. Aquí las autoridades preguntan primero por la familia, y eso a uno le incentiva a poner, como dicen, más del 100% en su
trabajo. Y me enorgullece permanecer en esta noble institución, que es la Universidad Hemisferios. De mi parte puedo decir que he aprendido mucho a valorar, a ser una buena persona, a ser responsable, a ser honesto. El puesto en el que me desempeño actualmente, que es de mensajero, no es cosa fácil, ya que recorro toda la ciudad, a veces hasta el Valle de los Chillos o Tumbaco, pero lo hago con gusto. Como siempre lo he dicho, la Universidad es mi familia y estaré aquí hasta cuando Dios lo permita. Estar en la Universidad es como sentir un aire de tranquilidad y paz que todos los días se agradece; el poder estar aquí en el presente.
Mi motivo principal para venir a la Universidad fue mi familia y el aprendizaje para poder ofrecerles un futuro mejor a mis hijas. Gracias a la Universidad he crecido mucho a nivel personal y profesional con todas las oportunidades y los talleres que nos han brindado. Gracias a la Universidad mis hijas pudieron obtener el título de licenciadas y mi tercera hija está estudiando enfermería. Gracias a la UHE por todas las oportunidades que me ha dado, porque también pude
“(…) la eficacia de tan variadas actividades requiere el trabajo en equipo, la libre articulación de voluntades alrededor de un proyecto común, en el que cada uno participa contribuyendo generosamente al crecimiento de los demás. El difícil quehacer universitario se convierte así en un trabajo alegre y esperanzado, en el que la diversidad de opiniones enriquece la solidaridad, de manera que todos los miembros de la comunidad académica se sientan protagonistas activos de un servicio a la sociedad que hoy resulta más urgente que nunca.”
Beato Álvaro del Portillo
Por: Daniel F. López J. Vicerrector Académico - UHE
En el sentido común de la tradición universitaria, los primeros 20 años serían equivalentes a la edad relativa de la niñez humana, e incluso menos aún. Sin embargo, para la Universidad Hemisferios sus primeros cuatro lustros han significado un crecimiento forzado y acelerado por las circunstancias del entorno político, económico y comercial de la realidad educativa ecuatoriana, que la ha enfrentado a desafíos y retos ajenos a su desarrollo natural, propios de universidades maduras, que tuvieron oportunidad de un crecimiento paulatino y mesurado.
Pensar en el futuro próximo de la Universidad Hemisferios -su tercera década- supone el afianzamiento de los principios que motivaron al grupo de fundadores, quienes, inspirados en las enseñanzas de San Josemaría Escrivá de Balaguer –fundador del Opus Dei–, emprendieron con decisión y valentía asumir el proyecto educativo de la UHemisferios, que suponía ofrecer a la sociedad ecuatoriana la formación de profesionales en diferentes disciplinas. Ello, por medio de un criterio justo y responsable, carácter ético y una profunda formación humanista cristiana, a partir de los principios de la defensa de la vida en todas sus formas –especialmente la humana–, la promoción de
la familia y el cuidado de todos sus miembros, así como también la dignificación de la persona humana y la orientación del servicio al bien común, en un respeto profundo por la pluralidad de pensamientos desde la argumentación de las ideas, desestimando cualquier tipo de discriminación. Todo dentro del marco de una educación en libertad y para la libertad
El espíritu audaz y tenaz de María Graciela Crespo logró conquistar el entusiasmo del grupo de fundadores ecuatorianos, que la acompañaron en la tarea titánica de lograr la aprobación de la creación de la Universidad de Los Hemisferios por parte del Congreso Nacional de la República del Ecuador el 4 de mayo de 2004. Su disposición y vocación de servicio dieron luz al carácter cristiano que debía imprimirse en todas las actividades cotidianas de la vida universitaria.
Los primeros 10 años de la Universidad, a la cabeza de Alejandro Ribadeneira como rector, estuvieron marcados por el ánimo de supervivencia, de esperanza y confianza. Los procesos de acreditación para la naciente Universidad de Los Hemisferios resultaban incansables, y superaban los tradicionales esfuerzos humanos universitarios. Sin embargo,
la pasión y el esfuerzo de “Alejito” contagió al equipo de profesores, estudiantes y funcionarios administrativos para enfrentar los desafíos de las acreditaciones nacionales del 2010 y 2015 en las que, respectivamente, después de haber sido poco valoradas, se logró repuntar hasta el grupo de universidades con mejor gestión académica del país, logrando de ese modo una evaluación más justa y significativa.
La segunda década de la Universidad Hemisferios, a la cabeza de Diego Alejandro Jaramillo, “Dieguito”, como lo llama la comunidad universitaria, estuvo marcada por las inversiones en los terrenos que requiere la Universidad para su desarrollo; el arduo trabajo por alcanzar los estándares de las acreditaciones internacionales de la European Foundation Quality Management –EFQM–, en las cuales se pasó del logro de 4 a 5 estrellas en un período de 3 años, lo que llevó a esta institución a reconocer la gestión empresarial de la Universidad en el ámbito latinoamericano como una casa de estudios joven con significativos logros estratégicos y operativos. Asimismo, la expansión de la oferta académica presencial del pregrado y online de posgrados y, en especial, la consolidación de la cultura organizacional del buen trato, la cercanía y delicadeza, fueron rasgos del gobierno
de puertas abiertas que se impregnaron en el ADN de la Universidad.
Los retos y desafíos de la Universidad Hemisferios, en primera instancia, parten de la relevancia formativa que debe representar para los estudiantes, familias, empresas, gobiernos, comunidades académicas y científicas, y la sociedad en general, producto del compromiso y cumplimiento de su propósito institucional. A renglón seguido, la excelencia académica, como principal reto, debe ser el eje integrador de la labor universitaria. Por lo tanto, posicionar y consolidar la reputación institucional se constituye en el mayor compromiso del profesionalismo de profesores y funcionarios, en el que sus capacidades, entrega y trabajo bien realizado deberán ser los constitutivos fundamentales al servicio de este propósito. Esto supone, a su vez, la coherencia ética de vida de las personas que vivifican el proyecto educativo institucional.
Asimismo, continúa el servicio, como expresión natural de la unidad institucional. La riqueza de la pluralidad y complementariedad de los talentos académicos y administrativos deben conformar un solo cuerpo corporativo colegial, en el que la justicia, la caridad y la prudencia iluminan la alegría del que sirve. Todas las personas que conforman la comunidad universitaria se deben a la formación de los estudiantes, a partir del ejemplo en el servicio y en la virtud, en el pensamiento enfocado en el otro, en la comprensión y compasión hacia sus realidades y acciones, proyectando en el bien de las acciones y decisiones que conlleva la libertad humana.
Macrotendencias hoy
En su misión de formar personas en el saber superior por medio de la ciencia y los saberes, y en su empeño de integrar la formación humanista como parte fundamental del ADN de profesores, estudiantes y funcionarios en su vida profesional, familiar y personal, la
UHE se proyecta como una opción sólida y asequible a la sociedad ecuatoriana, desde el compromiso fundacional de responder a las necesidades de la sociedad contemporánea, tipificadas principalmente por el “cambio de era”, en palabras del papa Francisco. Esta se encuentra enmarcada no solo por los acelerados cambios propios del desarrollo tecnológico, sino por las modificaciones sustanciales que se nos presentan en las estructuras sociales de la persona y de la sociedad en sí mismas.
Esta nueva era –aún no determinada en un solo concepto– podría girar en torno a la exigencia de la libertad sin límites y la responsabilidad, las multirrealidades, la globalización y la revolución tecnológica, en la que se observan con claridad diversos síntomas, tanto a nivel individual como social. En estos ámbitos nos enfrentamos al individualismo y la soledad, el libertinaje y las anarquías, las enfermedades mentales, la pérdida del sentido de la vida, el desempleo calificado y la exclusión social, económica y tecnológica, el deterioro familiar y la falta de trascendencia y afectividad de las personas.
En el ámbito tecnológico, los impactos de las tecnologías de la información son notables, e incluyen la vida y su prolongación. El teletrabajo, la teleeducación, la movilidad virtual, así como los metaversos y los mundos posibles, a la vez que ofrecen alternativas de mejoramiento de la calidad de vida, se presentan como instrumentalización de los ambientes relacionales y comunicativos propios de la sociedad, enfrentándola a procesos irreversibles de deshumanización global.
El dramático cambio podría encontrarse en el nuevo aspiracional deontológico del ser humano, que más allá de la naturaleza humana y su búsqueda por la felicidad, se enmarca en el “ser libre”, en no tener barreras, impedimentos, limitantes, reglas, normas, leyes, ni condicionamientos morales que lo confinen.
El “ser libre” se entiende, para las nuevas generaciones, como un individuo sin límites, en el que Dios es el mismo hombre, y cada hombre es su propio dios. El nuevo hombre no busca ser libre “para”, sino ser libre “de”.
Adicionalmente, estamos confrontados a la estructura del envejecimiento de la población, en las que las tasas de natalidad, en términos globales, no superan las mínimas exigidas para la supervivencia de la especie humana. El cambio climático, la pérdida acelerada de fuentes de agua potable y de recursos naturales, la acelerada desertificación, la contaminación del aire, del océano y del paisaje natural, y las correspondientes catástrofes ocasionadas por el calentamiento y el enfriamiento de la Tierra, suponen la redefinición urgente e inmediata de las políticas públicas sobre la producción y la generación de energías limpias a escala planetaria.
Por otra parte, la acentuación global del narcotráfico, la drogadicción, el alcoholismo, la pornografía, la esclavitud sexual, la corrupción y, en general, el establecimiento del placer como finalidad de la nueva “sociedad de los placeres”, nos brindan una sociedad que necesita y clama ayuda para enrutarse hacia una nueva sociedad humana. En ella, el bien, la verdad y la belleza son posibles, precisamente a partir del intelecto y el saber superior que las universidades pueden ofrecer, como es el caso de la Universidad Hemisferios.
Para la Universidad Hemisferios, el surgimiento de este “ser libre”, caracterizado por sociólogos en generaciones de millennials, centennials y otros, redefine el concepto de estudiante. La identificación, diferenciación y comprensión de esta nueva persona se convierte en desafío clave de la educación universitaria. De esta manera, la Universidad debe conectar con los intereses juveniles estudiantiles y sus aspiraciones profesionales, proponiendo titulaciones innovadoras en su duración, niveles, ambientes,
modalidades, estrategias y didácticas basadas en experiencias significativas de aprendizaje. En ellas, los retos, desafíos y proyectos, el compartir el conocimiento, la cocreación, el descubrimiento, el pensamiento crítico, la argumentación y la proposición de soluciones a las problemáticas de la realidad natural y social, deben ser inspiración de sentido personal, servicio y orientación del trabajo al bien común, especialmente hacia los más necesitados.
Simultáneamente, la Universidad debe anticiparse a las demandas del mercado laboral, a las líneas y necesidades del emprendimiento y la innovación. Gran parte de las profesiones que se requieren en la nueva sociedad tecnológica aún no se han identificado, y será labor fundamental de las disciplinas que conforman los frentes de desarrollo científico y tecnológico desplegarlas, asumiendo el rol de motor educativo de vanguardia.
En este contexto, la Universidad Hemisferios debe comprender las nuevas realidades humanas y tecnológicas de la sociedad actual. Su propósito vigente, en orden a los principios fundacionales consiste en ofrecer un modelo educativo centrado en la dignidad de la persona humana, promoviendo la formación del pensamiento crítico, el criterio justo y prudente en el ejercicio responsable de la libertad. Este modelo incorpora principios de la antropología cristiana aplicada a la vida personal y en especial al ejercicio profesional de las diversas disciplinas, tal como se ha realizado desde su fundación, se lleva a cabo hoy, y se seguirá haciendo en el futuro.
Formación para formadores: profesores referentes y relevantes
El profesor, como centro del saber superior universitario y, en especial, su formación
antropológica cristiana, es un continuo reto para el propósito institucional de conformar profesionales humanistas que transformen la sociedad. Dicha formación debe constituirse en un programa continuo y profundo a lo largo de su carrera profesoral. Se trata del core currículo del profesor de la UHE, orientado a la instrucción de capacidades argumentativas y propositivas en los campos de la pedagogía universitaria, los hábitos demostrativos y participativos de la investigación de frontera y su articulación natural con la docencia y su correspondiente transferencia de conocimiento mediante la extensión y la vinculación con la sociedad. Incluye, además, las destrezas de aplicación de las tecnologías de información y comunicación en las aulas físicas y virtuales donde se imparten las clases, la inteligencia artificial, los laboratorios ambientales y sociales,
el perfeccionamiento del inglés como segunda lengua, y su propio saber disciplinar, en el que el profesor está llamado a ser un referente de la comunidad académica y científica.
En orden al primer sentido del profesor –de ser quien profesa, educa y forma– su formación debe ser intensa, exigente, y de la más alta calidad académica. De tal manera que, el reconocimiento de su saber –su autoridad–radique en la coherencia de vida, en relación con que aplica los principios morales y éticos a su vida personal, familiar y profesional. El docente está llamado a ser ejemplo, faro y guía de las nuevas generaciones estudiantiles. Para el efecto, la Universidad deberá instituir, en el corto plazo, el fondo patrimonial universitario, para garantizar la formación en estudios superiores y para el fomento de la investigación científica.
Currículos innovadores, relevantes, experienciales, flexibles, adaptativos y apilables
La oferta académica universitaria debe ampliarse, desde el nivel técnico y tecnológico, pasando por los pregrados y posgrados hasta los doctorados propios de la investigación. Este despliegue supone el reto de llevar la excelencia académica y la formación humanista a todos los niveles de la educación superior.
Pensar esta amplia gama de titulaciones que respondan a las necesidades de la sociedad y en especial al interés formativo de los estudiantes, supone la continua innovación en metodologías de enseñanza experienciales aplicables a modalidades presenciales, híbridas y virtuales, acompañadas de procesos de enseñanza personalizada, asistida por tecnologías educativas e inteligencia artificial, con apertura
a titulaciones apilables de resultados de aprendizaje que se van formando mediante currículos flexibles y adaptativos.
Este desafío supone además, la consolidación del Modelo Pedagógico, en el que el profesor y el estudiante están acompañados por la estructura y los recursos necesarios que faciliten la conformación de una cultura del estudio, la innovación y la significancia de la vida universitaria, en el marco de la alegría, la autenticidad y el apetito por el saber. Se trata de aprender a aprender, con sentido humano del servicio.
Investigación de relevancia, pertinencia e impacto
Investigar es un acto natural y propio del profesor universitario. Es él quien ratifica, reformula y propone el saber superior. Sin esta tarea intelectual, el profesor solo sería un transmisor o un canal de difusión. Ser parte de la comunidad científica mundial se convierte en un reto propio y pertinente de la Universidad. Expandir las fronteras del saber supone la formación y consolidación de las capacidades investigativas de sus profesores, en las que, la investigación en red, la gestión de recursos económicos y el apoyo de personas especializadas, la publicación de resultados en medios de alto impacto y la transferencia de conocimiento a las comunidades, la industria, la política pública y la sociedad en general, constituyen el deber ser de las investigaciones de relevancia, pertinencia e impacto.
El financiamiento externo de la investigación debe convertirse en un canal de recursos que permita profundizar en estudios en ciencias sociales y naturales que aporten soluciones significativas a las problemáticas sociales y ambientales, con aprovechamiento de las ventajas y fortalezas propias del saber antropológico del cuerpo de profesores de la Universidad. Estos, a través de los grupos de investigación de la Universidad, deben difundir la verdad de la condición humana,
que dignifica a la persona en correspondencia con su propósito institucional de transformar la sociedad en el marco de la justicia, la libertad y la convivencia pacífica.
Entre las fortalezas potenciales, en este campo, se encuentra la reserva ecológica Hemisferios Biodiversity Reserve, con cerca de 2.200 hectáreas, ubicada entre las estribaciones del volcán nevado Antisana y la selva amazónica. Esta se constituye en un laboratorio natural, en la línea de las energías renovables, la agricultura, agroindustria, biomedicina, construcción, química, producción límpida y demás campos de la ciencia en pro del cuidado del medioambiente y su articulación sostenible con las comunidades y el país en general. A mayor abundamiento, la reserva es un vehículo significativo para la educación ambiental masiva de colegios y otras instituciones comprometidas con el cuidado del planeta.
Vinculación con la sociedad, relevante, significativa y responsable
La transferencia de conocimiento a la sociedad debe ser relevante, concreta y medible. La articulación natural de la investigación con la docencia debe expresarse en el compartir del saber a los estudiantes, y a las comunidades, empresas, gobiernos locales y nacionales. De este modo, la Universidad se convierte en un motor de desarrollo, mediante la vinculación estructural y sostenible en los campos y dominios de los saberes científicos, artísticos y técnicos en que ella incursiona.
Trabajar por el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades más vulnerables, proveer contenidos saludables y con buena doctrina –como insumo para las leyes nacionales, medios de comunicación, y proyectos educativos–, mejorar los sistemas de producción industrial mediante tecnologías y energías limpias y renovables, innovar en modelos de negocios sostenibles financiera
y socialmente, se constituyen, entre otros, en potenciales líneas de acción que deberán buscar el financiamiento externo de las agencias internacionales de cooperación dispuestas a contribuir con los intereses trasformadores de la Universidad en la sociedad.
Se entiende que la principal tarea de vinculación de la Universidad es la formación de profesionales –en todos los niveles educativos del saber superior– de excelencia académica y humana. Esto supone el establecimiento de culturas de la exigencia, acompañamiento y comprensión de todos los agentes de la comunidad universitaria, profesores, estudiantes y funcionarios administrativos. Sin embargo, en su afán por transformar la sociedad, la Universidad deberá asumir el desafío que conlleva el protagonismo y liderazgo ֪–a manera de motor de desarrollo–de su zona de impacto geográfico más cercano: Quito, capital del Ecuador, mediano: las provincias de Pichincha, Cotopaxi y Tena, y amplio: el país y la sociedad en general.
De tal manera, la vinculación con la sociedad debe ser relevante en todas las esferas que la constituyen, y en especial con sus públicos de interés: empresarios, industriales, alumnis, familias, gobierno y órganos regulatorios, otras universidades e instituciones educativas, entre otros.
Proyecto Crateris: campus inteligente, relevante, entretenido y saludable
Los nuevos campus universitarios deben ser relevantes para los estudiantes, profesores y funcionarios. En ellos debe conjugarse la experiencia educativa de excelencia con el deporte, entretenimiento, espiritualidad, investigación, gestión social y administrativa con la vanguardia tecnológica de la conectividad, multifuncionalidad, multimedialidad, innovación e inteligencia artificial. De manera tal que la modalidad presencial esté presente, en mayor o menor medida, también en las modalidades híbridas y virtuales.
La presencialidad constituye el ambiente educativo ideal para la formación de personas en todas sus dimensiones: intelectual, emocional, espiritual, sentimental, física y psicológica. Los campus actuales y futuros de la Universidad deben girar en torno a la seguridad y la confianza que emanan de la armonía entre la interacción social –propia de la juventud y los espíritus inquietos– con la naturaleza y la arquitectura sostenible.
Los campus sostenibles suponen la convivencia de las personas en ambientes naturales con el impacto posible en los ecosistemas. En esta línea, los edificios deberán ser automatizados para el aprovechamiento de la energía, el agua, el aire y el suelo, entregando a la atmósfera y los conductos acuíferos la menor huella de carbono y cualquier tipo de contaminación. La reforestación nativa al interior de los campus será vital para la recuperación de especies de aves, insectos y mamíferos propios de la diversidad natural del Ecuador.
La vida universitaria deberá irradiar los campus de la Universidad. La música, la danza, el teatro y, en general, las artes deberán celebrar permanentemente la alegría de estudiar, que en sincronía con la práctica deportiva deben llenar los espíritus inquietos de los estudiantes, profesores y comunidad universitaria en su totalidad. De esta manera, los campus girarán en torno a la relevancia del sentido universitario, del saber superior universitario y sobre todo de la responsabilidad social y ambiental del proyecto educativo que significa la Universidad Hemisferios.
Finalmente, y sin terminar, el mayor desafío de la Universidad Hemisferios será consolidar la pasión de alumnis, estudiantes, profesores y funcionarios administrativos en torno a la solidificación de una institución del más alto prestigio académico, en donde la alegría y la unidad sean el sustento de la relevancia que significa ser Hemisferios, una Universidad ¡profundamente humana!
Por: Mons. Paulino Busca
Ex Canciller - UHE
¿ Qué quiere decir inspiración cristiana en una universidad? No quiere expresar universidad católica, eclesiástica, ni confesional. Eso es un tipo de universidad, pero no el único. Decía San Josemaría: “Hay otra forma –incluso más necesaria y universal, vivida desde hace tantos años por los fieles del Opus Dei– de presencia cristiana en la enseñanza: la libre iniciativa de los ciudadanos católicos que tienen por profesión las tareas educativas, dentro y fuera de los centros promovidos por el Estado” ( Conversaciones , nº 81). Una universidad hecha por profesionales laicos, competentes en su materias respectivas, pero que se apoyan en una visión cristiana de la vida.
San Josemaría calificaba este tipo de iniciativas como labores “de promoción humana, cultural y social, realizadas por ciudadanos, que procuran iluminarlas con las luces del Evangelio y caldearlas con el amor de Cristo” (Conversaciones, nº 119).
Cada ser humano, cada persona, tiene un valor intrínseco, y debe ser tratado como tal. “Solo poniendo en el centro a la persona y valorando el diálogo y las relaciones interpersonales, decía el papa Benedicto XVI, se puede superar la fragmentación de las disciplinas derivada de la especialización, y recuperar la perspectiva unitaria del saber. Las disciplinas tienden naturalmente, y con razón, a la especialización,
mientras que la persona necesita unidad y síntesis” (Discurso en la Universidad de Pavía, 22-IV-2007).
La unidad en el quehacer educativo, en su tarea de encontrar y transmitir la verdad, la colaboración y el apoyo mutuo son la esencia de una Universidad con sentido cristiano. La educación nunca es aséptica, siempre se educa según el seguimiento de unos principios. Esos principios o valores expresan lo que se considera bueno, lo que hay que preservar y promover en la sociedad.
Para Juan Manuel Mora (Estudio nº 54, Romana) algunos elementos que caracterizan a una universidad de inspiración cristiana son los siguientes:
- Armonía entre fe y razón. Ambos aspectos han de desarrollarse armónicamente, fomentando el diálogo. Ha de ser parte de la misión de cualquier Universidad, y un aspecto al que no puede renunciar una Universidad de inspiración cristiana. Por eso, afirmaba el fundador de la Universidad de Navarra: “Un hombre que carezca de formación religiosa no está completamente formado. Por eso, la religión ha de estar presente en la Universidad; y ha de enseñarse a un nivel superior, científico, de buena teología. Una Universidad de la que la religión está ausente, es una Universidad incompleta: porque ignora una dimensión fundamental de la persona humana” (Conversaciones, nº 73).
- Fidelidad al mensaje católico. Y esa fidelidad se expresa en que la docencia y la investigación respetan la enseñanza que propone el Magisterio; fidelidad que es compatible con la libertad, y que respeta con extrema delicadeza la conciencia de todos, profesores y alumnos, sin imponerse.
- Identidad cristiana, personal y corporativa. Las universidades de inspiración cristiana no son estructuras, sino instituciones vivificadas por católicos que realizan su trabajo de forma coherente con su fe. En ese sentido, Benedicto XVI recuerda que la identidad cristiana de un centro educativo: “es una cuestión de convicción […] ¿Aceptamos la verdad que Cristo revela? En nuestras universidades y escuelas ¿es ‘tangible’ la fe?” (Homilía en la Catholic University of America, Washington 17-IV-2008). La participación de estudiantes y profesores católicos es determinante. Sin un número suficiente de católicos que la vivifiquen, la Universidad de inspiración cristiana es una utopía.
Estas cuestiones han de figurar en el ideario de la Universidad, y los alumnos que desean ser admitidos en la institución han de conocerlo y comprometerse a vivirlo. Y también debe preverse su revisión periódica, para asegurarse de que se vive y que, además, se actualiza para eliminar aspectos accidentales, aquellos que por el tiempo y las circunstancias hayan quedado obsoletos.
¡Enhorabuena a todos por estos 20 años! A por otros 20.
Por: Obdulio Velásquez
Ex Rector - Universidad de La Sabana
Las celebraciones de aniversario personal e institucional juegan en la vida de las personas y los pueblos un importante papel para reflexionar sobre las propias raíces y, en consecuencia, al hacer memoria ratificamos nuestra identidad.
Recuerdo con gratitud el acto académico al que fui invitado hace dos décadas, en la celebración del segundo aniversario de su fundación. En aquella oportunidad, pude apreciar la semilla que se había sembrado con gran ilusión. En ese estado inicial de la Universidad, vino a mi memoria la imagen que San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei e inspirador de todas estas labores apostólicas universitarias, usaba al referirse a la misma obra de Dios. Decía San Josemaría que nacían como pichones de águila: frágiles aves que, si se les permite dar el vuelo, se convertirán en majestuosas criaturas que dominarán los cielos. Esa idea aplicada a nuestro contexto, nos permitiría decir que Hemisferios nació como pichón de cóndor de Los Andes, entre todas las aves la más majestuosa.
En esa ocasión, tuve la grata oportunidad de compartir con estudiantes, profesores y directivos. Observé que allí estaban sembradas las ideas fundamentales de las obras corporativas del Opus Dei, que conozco muy bien tras más de 35 años de experiencia universitaria.
Estas ideas fundamentales incluyen una clara vocación universitaria, es decir, universal, de saberes y ciencias, y una comunidad de personas igualmente universal: hombres y mujeres, maestros y discípulos, como lo señala Alfonso X el Sabio en sus Siete Partidas.
En segundo lugar, encontré una clara e inequívoca identidad e inspiración cristiana, católica, en la expresión de la espiritualidad del Opus Dei. Hombres y mujeres que buscan la santidad mediante la vida ordinaria, el estudio, la amistad y el trabajo universitario, abordando los grandes problemas de la humanidad desde una perspectiva teológica. Y, en tercer lugar, vislumbré un sueño de construir una Universidad anclada en su territorio, en las laderas del Pichincha, al servicio de la construcción de una sociedad ecuatoriana más justa, pacífica y solidaria, tanto de la costa como de la sierra.
Hoy, al celebrar los 20 años de la Universidad Hemisferios, regreso y veo progresos muy significativos: el desarrollo de un campus universitario, una comunidad académica vibrante de profesores y estudiantes, y un impacto tangible en la formación de miles de graduados. Puedo afirmar sin temor a equivocarme que, en estos años universitarios, he tenido la oportunidad de conocer muchos centros académicos de diversos niveles y en
múltiples partes del mundo, y Hemisferios destaca como un centro joven que en 20 años ha logrado una madurez que a otras instituciones les ha costado varias décadas.
Las bases sólidas y los principios que inspiran a esta Universidad, cuando son apropiados por la comunidad universitaria, se vuelven cultura. Esto augura que la Universidad Hemisferios está llamada a ser un faro para la formación universitaria en el Ecuador. Su camino no ha sido fácil; los retos superados y los futuros desafíos siguen siendo significativos. Sin embargo, un proyecto educativo que se inspira en la centralidad del valor de la persona humana y su dignidad de hijo de Dios tiene la fortaleza necesaria para afrontar estos desafíos. Ser un faro de luz en un mundo que avanza en la descristianización del
pensamiento y las costumbres supone un mayor reto, pero también una mayor fuerza para aportar lo que una obra de apostolado corporativo del Opus Dei puede ofrecer: contribuir desde una visión cristiana del hombre y del mundo a la solución de los problemas de nuestro tiempo, abriendo caminos de santidad y de alegría desde el quehacer universitario.
Estamos en medio de un cambio de época. Ya no nos ubicamos simplemente en una época de cambios acelerados; vivimos una verdadera transformación de época. Un nuevo pensamiento dominante emerge en el mundo, donde el cristianismo tiende a ser minoría. Profundos cambios sociales, con frecuencia envueltos en complejos y convulsos cambios políticos, una interdependencia global política, social y
económica muy fuerte, y una proyección de transformaciones tecnológicas sin precedentes en la historia humana. En el centro de todo esto está el hombre, la persona humana, que reclama el reconocimiento de su naturaleza propia, de su identidad antropológica, de su ser creado por Dios, de su deseo de felicidad eterna y de su vocación de trascendencia. Es ahí, en la persona humana, donde está la razón de ser del quehacer universitario y la clave para interpretar el paso que en cada tiempo debe dar la Universidad.
La Universidad Hemisferios tiene clara su misión. Ecuador necesita de sus aportes para la construcción de un país próspero y solidario, y la Universidad necesita de todos nosotros. Cuando digo de todos, me refiero a cada uno de nosotros. Muchos pocos harán mucho si todos damos
ese poco. No dejemos a la Universidad librada a su suerte, porque eso sería abandonarnos a nosotros mismos y a miles, que en incontables generaciones esperan la luz del saber que se ha de respirar en sus campus universitarios de todo el país.
Al celebrar estos veinte años, es fundamental reconocer y agradecer el esfuerzo y la dedicación de todos aquellos que han hecho posible este logro. Desde los fundadores y primeros directivos, hasta los profesores, estudiantes y personal administrativo, todos han contribuido de manera significativa al crecimiento y desarrollo de esta institución.
Resulta igualmente importante reflexionar sobre el futuro que nos espera. Los próximos veinte
años traerán consigo desafíos y oportunidades que requerirán de nuestro compromiso constante con la excelencia académica, la innovación y la formación integral de nuestros estudiantes. Debemos mantenernos firmes en nuestros principios y valores, promoviendo siempre una educación que forme no solo profesionales competentes, sino también ciudadanos éticos y comprometidos con el bien común.
La Universidad Hemisferios debe seguir siendo un lugar donde se fomente el pensamiento crítico, la investigación y el debate constructivo. Debemos seguir impulsando proyectos y programas que respondan a las necesidades y aspiraciones de nuestra sociedad, para contribuir de ese modo al desarrollo sostenible y equitativo de nuestro país.
Recordemos las palabras de John Henry Newman: “La educación verdadera no consiste en la simple acumulación de conocimientos, sino en la formación del carácter”. Sigamos formando personas íntegras, capaces de liderar con sabiduría y justicia, y comprometidas con la construcción de un mundo mejor.
Por último, quisiera reiterar mi felicitación a todos los miembros de la Universidad Hemisferios por estos veinte años de logros y crecimiento. Que los próximos años estén llenos de nuevos éxitos y avances significativos. Mantengamos siempre la fe en nuestra misión y la esperanza en nuestro futuro, trabajando unidos por el bien de nuestra comunidad y nuestro país.
Por:
Diego Ignacio Montenegro
Vicerrector Administrativo - UHE
Una universidad es la sincronización de mentes individuales con un pensamiento singular, sentimientos propios y espíritu libre que logran entenderse para conseguir resultados inimaginables. Los individuos son indispensables, pero la comunidad lo es más. Tener a varias personas trabajando sobre los mismos ideales siempre elevará la probabilidad de “fabricar” ideas valiosas. Personas diferentes saben cosas distintas y piensan desde sus propias perspectivas: unos son capaces de entregar toda su creatividad; otros, de encontrar dificultades en las propuestas de los demás; y algunos, descubren soluciones fantásticas a los problemas del planeta.
La Universidad consta de personas funcionando en un “ecosistema” que les permite maximizar
el beneficio con la mayor eficiencia y distribuir el resultado en toda la sociedad, y no solamente entre unos cuantos. Se trata de dar a más seres humanos más de lo que quieren. Esa es la concepción básica de la palabra “Universidad”: el “conjunto de todas las cosas”. Las partes de este conjunto son tan importantes que, si se logra innovar a cada persona, el crecimiento debería ser exponencial porque las mentes conectadas se reproducen de manera positiva.
Este juego dinámico entre meta-mentes ahora incluye un ingrediente especial: la convergencia tecnológica. El aprendizaje profundo de las máquinas, alimentadas por cantidades infinitas de datos, aumentará el conocimiento y decisiones humanas en tiempo real. La potencia de los sistemas informáticos cuánticos
reducirá el número de pasos a velocidades infinitamente superiores a las de la computación clásica, acelerando cualquier actividad. Con el aparecimiento de cobots que pueden realizar tareas complejas junto con la inteligencia artificial, los sensores y la realidad extendida, se constituye la era del “internet de todo”: sensores, innovación de procesos e individuos.
A esta avalancha de transformaciones se le suma la personalización de la enseñanza impulsada por datos para conseguir un progreso en tiempo real y con base en las capacidades de cada estudiante. También crece el conjunto de experiencias que cada generación va adquiriendo para transformar las organizaciones; la customización de la tecnología como consecuencia de la cultura o de las condiciones locales; o la construcción de un autogobierno de los jóvenes con diferentes roles por el agotamiento de sistemas políticos o jerarquías desgastadas. La experimentación con nuevas ideas, tecnologías o modelos de innovación se debe permitir por defecto. Es sin duda la mejor época para cumplir 20 años en la Universidad Hemisferios: incertidumbre, rescate de la ética, impactar en el ser humano, innovación incansable y juntar todos los ingredientes para el bien común.
Por: José María Ortiz
Ex rector - Universidad Villanueva Madrid
Entre 1971 y 1991, Derek Bok fue Rector de la Universidad de Harvard. Su mandato se recuerda por la revolución educativa que lideró, y que en 1984 plasmó en dos de sus principales obras: Higher Learning y Beyond the Ivory Tower. ¿Qué formación resulta más adecuada para insertar a los jóvenes en el mundo laboral? La educación superior no podía seguir siendo una torre de marfil ajena a las necesidades de la sociedad; y la respuesta a las demandas del mercado tampoco podían convertir a la Universidad en una torre de Babel, en un conjunto de reinos cada vez más especializados, y con menos elementos comunes entre sí. La revolución empezaba en Harvard.
Ese año de 1971, en California, Peter Drucker ponía en marcha una idea novedosa: el primer MBA compatible con el trabajo directivo. Drucker ya era un famoso autor, y en ese curso escribió: Las fronteras del management. Considerado el padre del management moderno, deseaba ofrecer una propuesta de gestión que integrara el mundo del trabajo en sus diferentes niveles. De esta forma se podría evitar una brecha social similar a la que en su momento ocasionó la
Revolución Industrial. Tiene que existir una clase dirigente (los trabajadores del conocimiento) cuyo modo de conseguir resultados consista en dirigir el trabajo de otros. Seguramente debido a su formación, Drucker supo ver que la filosofía de la acción directiva que se necesitaba hundía sus raíces en un modo de entender la toma de decisiones profundamente humanista.
Medio siglo después, en plena transformación digital de nuestra sociedad, seguimos preguntándonos cuáles son los retos a los que debe responder la educación superior. Cada vez tenemos más claro que formamos para profesiones que todavía no existen, o para contextos que apenas somos capaces de imaginar. Y eso nos lleva a tratar de aunar dos polos que se atraen con fuerza: la rapidez de los cambios y la necesidad de crecer y ayudar a crecer personalmente.
No resulta sostenible seguir conociendo cada vez mejor el mundo, y saber cada vez menos de nosotros mismos. Esos son los grandes retos a los que nos enfrentamos: en relación con el entorno, cómo nos adaptamos a la rapidez de
los cambios; y en relación con el crecimiento personal, cómo alineamos todos nuestros intereses.
En mi opinión la respuesta está en la innovación, en la creatividad. Y no me refiero solo ni en principio a las innovaciones metodológicas que están cambiando nuestras aulas, fruto de las incorporaciones tecnológicas, de la necesidad que tienen las nuevas generaciones de aprender haciendo, y de las crecientes dificultades que tenemos para captar su atención. En realidad, sobre todo, me refiero a la necesidad de que nuestras universidades sean lugares donde se viva un liderazgo inspirador, y donde se aprenda a mirar de otro modo.
Un liderazgo inspirador
La formación y el desarrollo se han orientado desde los años ochenta hacia las competencias. Un grupo de investigadores formados en Harvard, desde David McClelland (Testing for Competence rather than for Intelligence) hasta Daniel Goleman (La práctica de la inteligencia emocional), han puesto en evidencia cuáles
son los comportamientos aprendidos que mejor correlacionan con el desempeño superior. A esas cualidades observables las llamamos competencias. Junto con los conocimientos y las competencias, los buenos dirigentes se destacan también por poseer determinadas habilidades, en particular las que se refieren a la toma de decisiones.
A medida que el cambio se ha instalado en el mercado hemos abandonado los modelos racionales de toma de decisiones, sustituyéndolos por el aprendizaje permanente o por la negociación. De acuerdo con los modelos racionales (identificar el problema, definir posibles soluciones, elegir una de ellas e implantarla) quien dispusiera de toda la información podría ser realmente objetivo. Sin embargo, según Herbert A. Simon, premio nobel de Economía en 1978, esa objetividad solo se alcanza cuando quien decide conoce todas las alternativas posibles y dispone de un sistema de información que le permite calcular las consecuencias de cada una de las opciones para así poder escoger la mejor (Bounded Rationality in Social Science: Today and Tomorrow). Es decir, que casi nunca se dan esas circunstancias.
La racionalidad en la toma de decisiones está limitada (acotada) por la propia capacidad de nuestra mente, la baja calidad y cantidad de información, la presión del tiempo, la complejidad e incertidumbre del entorno. A medida que aumenta la variabilidad, la entropía, a medida que el cambio se acelera e instala en el seno de la sociedad, la toma de decisiones en lugar de seguir un proceso lineal y ordenado se parece más bien a un proceso confuso y casual. Las decisiones suelen ser el resultado de la interacción espontánea entre los diferentes elementos (problemas, soluciones, participantes, oportunidades de elegir). Nuestras organizaciones se están convirtiendo en una especie de “cubo de basura” en el que esos elementos se mezclan de forma casi aleatoria,
y donde se toman decisiones cuando quedan alineados de forma correcta.
¿Hacia qué tipo de liderazgo apunta este modelo de decisiones que necesita gestionar el cambio permanente? Apunta a un “liderazgo inspirador”. El planteamiento de Peter Drucker era formar al dirigente capaz de conocer mejor que nadie los problemas y las soluciones, para así dirigir las organizaciones. Sin embargo, la globalización nos enseña que el paradigma aristocrático del conocimiento va dejando paso a un mundo de oportunidades para quienes son capaces de pegar su oído a los ecosistemas de demanda y subirse a las olas cuando están naciendo. La riqueza del conocimiento consiste cada vez más en captar y aprovechar la diversidad.
Todos vemos la velocidad a la que cambia el entorno; por eso, más que capacidad de adaptación, necesitamos innovación. Como descubrió Mihaly Csikszentmihalyi ( Fluir ), los creativos son personas que en sus reflexiones cotidianas no solo se preguntan el qué y el cómo, también se preguntan por qué, y lo hacen en reiteradas ocasiones. La innovación, la ruptura con las respuestas habituales choca con la obsesión del paradigma convencional por las mejoras incrementales, por el más de lo mismo. Frente a quienes luchan denodadamente por el trozo que está en manos del competidor, los innovadores se dedican a ensanchar los límites del mercado.
La principal consecuencia de esta actitud en la gestión es el optimismo y el espíritu emprendedor. Quien confía en sus propias capacidades no enfrenta dificultades a la hora de compartir sus recursos porque no suele ser un seguidor ni un imitador. Ese sobrante de capacidad posee el atractivo de la simpatía, un bien que se contagia y que convierte a quienes lo poseen en personas que siempre
son parte de la solución y casi nunca son parte del problema. Y si la riqueza de la diversidad proporcionaba la capacidad para ver lo que otros no ven, únicamente el optimismo confiado posibilita atreverse con nuevos retos.
Mirar de otro modo
En el ámbito de la formación, durante mucho tiempo hemos puesto un excesivo énfasis en la necesidad de superación para el mejoramiento de los puntos débiles. Sin embargo, cada vez parece más evidente que el desarrollo de cada persona debe construirse sobre sus fortalezas. La innovación y el esfuerzo sostenido en el tiempo se potencian cuando somos capaces de alinear nuestras capacidades y nuestros intereses. Damos lo mejor de nosotros mismos cuando encontramos un hábitat (un ambiente, un elemento) en el que entren en juego lo que sabemos hacer mejor y lo que nos gusta. Esta ha sido una de las mejores aportaciones de sir Ken Robinson, quien a finales de los años noventa lideró la gran reforma del sistema educativo británico (El elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo).
Para conseguir resultados diferentes se necesitan comportamientos diferentes: si seguimos haciendo lo mismo, los resultados serán muy parecidos. ¿Y qué se requiere para cambiar los comportamientos? Sencillamente, mirar la realidad de otro modo. Observar la realidad de una manera distinta, percibir lo que otros todavía no han visto: ese es el talento más innovador. Sin él los resultados no serán distintos. Sin innovación, sin verdadera diferenciación, los resultados pueden tener mejoras incrementales, pero no dejan de ser “más de lo mismo” (Porter, La estrategia y la estructura organizativa). El talento técnico acierta en un blanco en el que otros no pueden acertar; pero el talento innovador es capaz de ver una diana que los demás no ven.
El titular de la Cátedra de Innovación de la Universidad de Harvard, Clayton Christensen, publicó un libro (How Will You Measure Your Life?) en el que invita a preguntarnos: “¿qué es para mí lo más importante?”, “¿cuál es el principal indicador de lo que llamo éxito personal?”. Se trata de una pregunta muy relacionada con esta otra: “¿cuándo damos lo mejor de nosotros mismos?” Porque para descubrir algo valioso en otras personas primero tenemos que descubrir qué es lo más valioso que atesora cada uno.
En un amplio análisis, tres famosos psicólogos encontraron que los empleados felices tienen, de media, un 31% más de productividad; sus ventas mejoran un 37%, y su creatividad es tres veces mayor (Lyubomirski, King, Diener, The Benefits of Frequent Positive Affect: Does Happiness Lead to Success?). Las conductas subyacentes a las personas felices son la confianza y el optimismo, lo que les permite enfrentarse a los retos con originalidad y flexibilidad. Además, y es uno de los aspectos más llamativos del análisis, las personas felices tienen una conducta prosocial basada principalmente en las imágenes positivas de los demás. Quienes piensan bien de los demás no solo son más felices, sino que además consiguen mejores resultados. Quienes son capaces de mirar de otro modo consiguen resultados diferentes.
¿Cómo hemos podido llegar a ocuparnos de algo tan personal y aparentemente privado como es la felicidad, cuando habíamos comenzado preguntándonos por el papel de la Universidad en la formación de los futuros dirigentes de nuestra sociedad? Derek Bok es también el autor de la obra: The Politics of Happiness. El subtítulo del libro dice mucho: lo que los gobiernos pueden aprender de las investigaciones sobre el bienestar. Y no se refiere solo al bienestar material sino a las políticas que pueden facilitar matrimonios sólidos, amistades profundas o actitudes de altruismo que eviten los desórdenes de sueño
y el estrés, que estimulen el pensamiento creativo y las sanas pasiones.
Ya había advertido Bok que la educación superior estaba perdiendo el objetivo de proporcionar a la gente lo que realmente la hace feliz (Universities in the Marketplace: The Commercialization of Higher Education). Las personas felices son más productivas porque han construido recursos emocionales estables que les permiten dirigirse activamente hacia nuevas metas. Dicho de otro modo, la inteligencia positiva es el modo de mirar la realidad cuando estamos bien con nosotros mismos.
Por lo tanto, como ha estudiado Barbara Fredrickson, las emociones positivas abren nuestros corazones y nuestras mentes, haciéndonos más receptivos y creativos (The role of positive emotions in positive psychology: The broaden-and-build theory of positive emotions). La inteligencia positiva incrementa nuestros recursos cognitivos, y de ese modo mejoramos la capacidad de atención y el abanico de las acciones que podemos llevar a cabo. La inteligencia positiva vertebra nuestro ritmo personal. Una conclusión muy similar a la convicción de que el carácter solo puede formarse si la alegría no es un estado de ánimo, sino un estado del ser personal (Leonardo Polo).
Una lógica diferente
Hay cosas que se consiguen cuando no se buscan. La felicidad es una de ellas, pues aparece cuando buscamos la de los demás. Y con nuestra mejor versión, con nuestro don, ocurre algo similar: lo mejor de nosotros mismos aparece cuando lo damos; en realidad no damos lo que tenemos, sino que tenemos lo que damos.
Hace treinta y cinco años una doctora por la Universidad de Princeton, Wendy Kopp, fundó una organización llamada: Teach for America. A Wendy le preocupaba el sector educativo
en su país, la igualdad de oportunidades de la que carecen tantos habitantes, en especial en la escolarización primaria y secundaria. Son muchos los lugares conflictivos, de alto riesgo social, donde muy pocos buenos maestros desearían ir. Ella pensó que cambiar ese mundo requería años, y se decidió en cuerpo y alma a una apuesta a largo plazo. Si conseguía que los estudiantes que terminan en las más prestigiosas universidades vieran de cerca esa realidad, cuando lleguen a puestos altos de la Administración no podrán olvidar la experiencia que vivieron.
Miles de graduados han pasado ya por la experiencia de dar clase durante dos años (tras un curso de preparación que dura cinco semanas) en áreas urbanas o rurales de treinta y cuatro Estados. Y para cada plaza que cubre anualmente recibe más de diez solicitudes. Pedagógicamente hablando, los resultados muestran que los alumnos atendidos por profesores de este programa obtienen unas notas superiores a la media. Además, cuando terminan sus dos años cobrando el mismo salario que los demás maestros, ese colectivo es el más demandado por las grandes compañías y despachos. ¿Por qué? Sencillamente porque a su buena preparación, acreditada por una excelente Universidad, han añadido una madurez que el resto de sus compañeros de promoción puede tardar años en lograr.
A corto plazo aparece un efecto no buscado (la mayor empleabilidad del colectivo de graduados) cuando se pretendía un efecto a largo plazo (cambiar el sistema educativo). Eso es lo que en estrategia se denomina “teoría de cambio”. Y esta es la “lógica del don”: lo mejor de nosotros mismos solo aflora cuando lo brindamos. El gran reto que tenemos al formar en la Universidad a quienes se preparan para dirigir la sociedad radica en demostrar que cuando la casa de estudios cumple su misión, cuando forma personas capaces de buscar la
verdad, el bien y la belleza, el objetivo de formar excelentes profesionales no solo no mengua, sino que se acrecienta. Cuando enseñamos a buscar el propio don, a descubrir la vocación humana y profesional única de cada estudiante, a ensanchar y llenar las propias capacidades, no le damos la espalda a un mercado sumamente competitivo y exigente, sino que estamos enseñando a exigirse a uno mismo, que es el único modo creíble de sacar lo mejor y poder exigir a los demás.
Conclusión
Las personas desarrollamos nuestro carácter a lo largo de toda la vida, en nuestra familia, en las instituciones educativas (colegio, Universidad) y en el lugar donde trabajamos. Carácter, personalidad, temperamento; cuando queremos describir a una persona o cómo se comporta, solemos recurrir a estas expresiones. Sin embargo, el ser más íntimo no es definible ni clasificable; la raíz y fuente más honda de lo que somos y hacemos es el corazón. Pero ya nos refiramos a hábitos innatos o adquiridos, de nuestra naturaleza (esencia) o de nuestro ser personal, el hilo conductor que acompaña nuestro crecimiento siempre es la alegría.
Por ello, da lo mismo que hablemos en términos de competencias o de dones personales: el motor del desarrollo es la inteligencia positiva; y por eso es tan importante preservarla en la familia, en la educación, y en el trabajo. No en vano, el accidente propio del hábito por el que distinguimos el bien del mal (sindéresis) es la alegría (por eso estamos realmente contentos cuando hacemos el bien), y la alegría es también el don más propio del “Don Persona”.
Asimismo, Benedicto XVI afirmaba que solo la alegría produce belleza. Luego, la creatividad, la innovación en educación, únicamente pueden ser fruto de un ambiente alegre.
Por: Daniel Merchán Amazon.com, Inc
¿Pueden las máquinas pensar? Con esta pregunta, el célebre científico británico, Alan Turing, iniciaba su famoso artículo: Computing Machinery and Intelligence, publicado en 1950 en la revista Mind de filosofía analítica. El artículo, en el que se evalúa la posibilidad de que las máquinas lleguen a imitar los procesos cognitivos asociados a los seres humanos, constituye para muchos el punto de partida de lo que hoy conocemos como Inteligencia Artificial (IA). Derivada de las ciencias de la computación, la IA y sus aplicaciones están permeando prácticamente todos los rincones de la sociedad, desde la práctica de la medicina hasta la producción artística.
En términos generales, los sistemas de IA se basan en modelos matemáticos capaces de extraer patrones de los datos para predecir, por ejemplo, la duración de un viaje en auto, el riesgo crediticio, la posibilidad de desarrollar una enfermedad o las preferencias de los consumidores al momento de elegir una película.
Los sistemas de IA no son recientes, su alcance ha venido expandiéndose gradualmente durante los últimos 50 años. En la década de los noventa ya tuvimos algunos indicios de las posibilidades
de esta tecnología. Podemos mencionar a Deep Blue, un sistema desarrollado por IBM, el cual venció por primera vez al entonces campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov en una serie de seis juegos.
No obstante, el rápido avance de estos sistemas en las últimas dos décadas se debe principalmente a la convergencia de dos factores: una creciente cantidad de información disponible en internet para calibrar mejor a estos algoritmos y la disponibilidad de computadores cada vez más potentes para acelerar el procesamiento de grandes cantidades de información y la ejecución de los algoritmos. En consecuencia, el resultado arroja: sistemas con nuevas capacidades que se aproximan a la creatividad humana.
Tan solo dos meses después de su lanzamiento en 2022, el chatGPT superó los 100 millones de usuarios, convirtiéndose, a la fecha, en la tecnología con la mayor tasa de adopción en la historia. Este nuevo tipo de sistemas, basados en los llamados modelos de lenguaje de gran tamaño, tiene ahora la capacidad no solo de predecir, sino también de generar contenido; por ejemplo, una canción. De este modo nace
el término inteligencia artificial generativa Gracias a estos avances, el espectro de posibles aplicaciones es cada vez más amplio.
Entonces, cabe reflexionar sobre cómo las universidades deben adaptarse para preparar a sus estudiantes ante las grandes oportunidades, los evidentes riesgos y las implicaciones éticas de una tecnología que evoluciona a una velocidad nunca antes vista. Rafael Rief, exrector del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), planteó en 2019 la idea de formar estudiantes bilingües en IA. Es decir, que los cursos de matemáticas y computación sean parte del pénsum de estudio de todas las carreras, a distintos niveles de intensidad.
Además, se necesita inversión pública y privada para desarrollar maestrías en investigación y doctorados enfocados en ampliar las fronteras del conocimiento y desarrollar nuevas aplicaciones para una tecnología que promete hacernos más productivos, saludables e informados, pero que también presenta considerables riesgos para la privacidad, la seguridad, la estabilidad laboral y la democracia.
Por: Alicia Urgellés
Directora de la Facultad de Comunicación - UHE
La Universidad es comunicación. En el centro de todas sus actividades, funciones sustantivas y proyectos están la búsqueda de la verdad y su transmisión. Este no es un objetivo abstracto; es el sentido originario de la institución universitaria. Compartir ideas, abrir debates, hacer preguntas y buscar respuestas: sea cual sea la ciencia o disciplina en la que nos movamos, los universitarios debemos trabajar día a día en la generación de ideas, su difusión y su implementación para el bien de la sociedad en la cual vivimos. Básicamente, para entender al ser humano y al mundo, así como también aportar a su desarrollo necesitamos comunicarnos, por lo tanto podemos decir que sin comunicación no hay Universidad.
Más allá de la comunicación como elemento identitario de la vida universitaria, esta funciona como una herramienta estratégica para la gestión y el impulso de proyectos y empresas. Asimismo, juega un papel fundamental en el desarrollo y crecimiento de las universidades, conectando a todos los miembros de la comunidad académica y extendiendo su impacto hacia la sociedad. En este texto, resumimos toda la labor comunicativa necesaria para el éxito de una verdadera Universidad en dos áreas clave: experiencia y proyección.
En realidad, todo se podría resumir en el ámbito de la experiencia, dado que sin ella no es posible la verdadera proyección. Toda institución se moviliza en un eje temporal que gestiona pasado, presente y futuro, de manera que se avance hacia las metas que se ponen en el presente, sobre la base de lo que se trabaja cada día y gracias a lo que se hizo desde el pasado.
Esa vida de una universidad depende en gran medida de lo que se hace diariamente y cómo eso se comparte, para que más que acciones individuales sean acciones de la universidad en su conjunto.
La comunidad universitaria toda debe recordar que la institución no es un mero emisor de títulos que facilitan el acceso al mercado laboral. Se trata de un centro de experiencias transformadoras donde se fomenta el desarrollo integral de los individuos. En la Universidad, los estudiantes no solo adquieren conocimientos académicos y habilidades técnicas o blandas, también viven experiencias sociales y culturales, se enriquecen por medio de la interacción con una comunidad diversa y vibrante, viven retos intelectuales y personales, se involucran en proyectos y amplían horizontes. Es un entorno que se debe experimentar, disfrutar y hasta incluso sufrir.
En el mundo de la comunicación, se trabaja con frecuencia el concepto de engagement para referirse a la capacidad de implicar, involucrar a las personas, mantenerlas entretenidas y con una disposición activa con relación a los contenidos en medios o redes sociales. Quienes estudian el engagement coinciden en entender que este desempeña un papel central en la formación de las experiencias. Si alguien está satisfecho con una experiencia, atento a lo que le pueda ofrecer y comprometido con continuar experimentándolo, la base para hacer crecer una marca o un producto es más sólida. De poco sirve impulsar una vida universitaria llena de actividades y riqueza si nadie la disfruta en el hoy, si nadie recuerda y construye sobre el fundamento del ayer y si nadie tiene un horizonte
hacia el mañana. Esa generación de cultura institucional –generación de comunidad– que permite que todos los miembros de la comunidad universitaria se comprometan con ella y su desarrollo se realiza desde la comunicación.
La experiencia del presente y pasado de la Universidad lleva al adecuado cultivo del pensamiento crítico, la creatividad, las virtudes, el emprendimiento, el servicio. Y para que la experiencia sea adecuada, debe haber comunicación continua: desde la orientación a quienes buscan unirse a la comunidad como estudiantes, docentes, administrativos o aliados, hasta el seguimiento y relación con aquellos que abandonan físicamente el campus, pero llevarán el sello de la marca con que conectaron. En la UHE, esto se logra a través de programas de asesoría académica y personal, de éxito académico y bienestar estudiantil.
Una buena gestión de marca –tan relevante en el contexto actual– está unida a ciertos efectos, tales como mejor reconocimiento de la oferta de la respectiva organización, menor sensibilidad al precio, menor riesgo percibido de compra y, en general, la posibilidad de realizar una estrategia de comunicación más integrada. Una experiencia bien manejada, bien comunicada, se convierte en la materia prima para la proyección.
La comunicación eficaz permite a la Universidad proyectar una imagen positiva y coherente tanto a nivel local como global. Una estrategia de marketing bien elaborada ayuda a posicionar a la Universidad en la mente de sus audiencias clave: futuros estudiantes, padres, académicos, socios industriales y la comunidad en general. Por medio de la implementación de estrategias
de marketing y relaciones públicas, las universidades pueden destacar sus fortalezas: la calidad académica, la investigación innovadora y el compromiso con la comunidad. Esta proyección no solo atrae a nuevos estudiantes y profesores. También atrae financiamiento y colaboraciones con otras instituciones y empresas, facilita estas alianzas, promoviendo sinergias que pueden resultar en programas de intercambio, prácticas profesionales, investigaciones conjuntas y desarrollo sostenible dentro y fuera de la organización.
Finalmente, es clave recordar la proyección que se realiza mediante la investigación. La comunicación científica es vital para compartir los avances y descubrimientos realizados dentro de la Universidad. Por ello, publicar en revistas académicas, organizar congresos y seminarios, y participar en redes de investigación son maneras de posicionar a la Universidad como un centro de conocimiento y excelencia. Además, la divulgación científica hacia el público general ayuda a mejorar la comprensión y apreciación de la ciencia en la sociedad.
La identidad de la Universidad como un foro de aprendizaje se cimienta en la premisa fundamental de que el conocimiento se nutre del debate abierto y la reflexión crítica. Aquí, estudiantes, profesores e investigadores se congregan no solo para adquirir información, sino para cuestionarla, desafiarla y reconfigurarla a través del diálogo respetuoso y la confrontación constructiva de ideas.
La comunicación es, sin duda, un pilar estratégico en el desarrollo de las universidades. Su impacto abarca múltiples dimensiones, desde la promoción institucional hasta la gestión de crisis, pasando por la difusión del conocimiento y la creación de una comunidad universitaria comprometida y participativa. Un enfoque integral y bien gestionado en comunicación no solo impulsa el crecimiento y prestigio de la Universidad, sino que también contribuye a su misión de generar conocimiento, fomentar la innovación y servir a la sociedad.
Por: Daniel Susaeta Vázquez Director general - IDE Business School
En el ámbito empresarial contemporáneo, la colaboración estratégica entre organizaciones se ha vuelto cada vez más crucial para la innovación y el crecimiento sostenible. Las alianzas estratégicas ofrecen oportunidades para compartir recursos, capacidades y conocimientos, permitiendo a las empresas ampliar su alcance y competir de manera más efectiva en el mercado global. Sin embargo, el éxito de estas alianzas no solo depende de la creación de asociaciones, sino también de la capacidad de transformar el conocimiento compartiéndolo, integrándolo y aplicándolo de manera conjunta para lograr objetivos comunes.
Un ejemplo emblemático de una alianza estratégica altamente exitosa es la colaboración entre Apple Inc. y Nike Inc. En 2006, estas dos empresas, líderes en sus respectivos campos, se unieron para crear el Nike+iPod Sport Kit, un dispositivo que permitía al calzado deportivo Nike+ “hablar” con el iPod nano para conectar al usuario con una increíble experiencia deportiva, ya sea en la práctica de carrera como en su
entrenamiento personal.
Esta alianza estratégica aprovechó las fortalezas únicas de cada empresa: Apple, con su experiencia en tecnología de consumo y diseño de productos innovadores, y Nike, con su profundo conocimiento en el mundo del deporte y el rendimiento atlético. Ambas, juntas, desarrollaron una solución que revolucionó el modo en que los atletas aficionados y profesionales monitorean y mejoran su rendimiento.
Uno de los aspectos fundamentales de la transformación del conocimiento en las alianzas estratégicas es la creación de sinergias. Al combinar los recursos y la experiencia de diferentes organizaciones, se pueden generar ideas innovadoras y soluciones creativas que no serían posibles de manera independiente.
Además, la transformación del conocimiento implica la capacidad de integrar y aplicar el conocimiento adquirido en el contexto específico de cada empresa y de la alianza en
su conjunto. La fusión entre Apple y Nike fue más allá de la simple integración de productos. Ambas empresas colaboraron estrechamente en el diseño y la comercialización del producto, aprovechando sus respectivas redes de distribución y marketing para llegar a una amplia audiencia de consumidores. Además, continuaron innovando en colaboración, con el lanzamiento de nuevas versiones del producto y la expansión de su ecosistema con características adicionales, como la integración con el Apple Watch.
En resumen, la transformación del conocimiento juega un papel fundamental en el éxito de las alianzas estratégicas en el actual mundo empresarial. Al crear una cultura de aprendizaje colaborativo, no estático, y al aprovechar el conocimiento colectivo, las organizaciones pueden maximizar el valor que crean para sus clientes, y mantenerse a la vanguardia en un entorno cada vez más competitivo. Las empresas que apuesten por la transformación del conocimiento estarán mejor posicionadas para innovar, crecer y prosperar en el futuro.
Por María Fernanda Román Ferrand Escuela de Gobierno & Corporate Fundraising - UHE
El liderazgo es esencial para el éxito y la sostenibilidad de las instituciones en el entorno competitivo actual. Implica la capacidad de establecer un propósito a largo plazo, fomentar la necesidad de generar cambios por medio de todos los miembros del equipo, tomar decisiones informadas y adaptar continuamente las experiencias para crear un entorno de confianza y crecimiento. Un verdadero líder es aquel que señala un camino a seguir, guía a todos hacia el cumplimiento de sus metas y permite que su equipo “trascienda”. La confianza es el pilar fundamental que un líder debe generar.
El liderazgo se conforma a mediante una combinación de factores, incluyendo el aprendizaje de experiencias pasadas para guiar a otros y el desarrollo de las habilidades individuales de cada persona.
La Escuela de Gobierno de la Universidad Hemisferios ese trata de un espacio académico dedicado a la formación de líderes interesados en adquirir herramientas para transformar la sociedad, fortalecer la democracia y la gobernabilidad, todo ello basado en sólidos principios de responsabilidad, honestidad, ética, justicia y transparencia. Uno de nuestros principales ejes es la formación de mujeres líderes.
La pandemia de COVID-19 nos reveló los enormes desafíos que enfrentan las mujeres en sus roles diarios como esposas, madres, hijas y, simultáneamente, como estudiantes,
empresarias, trabajadoras y líderes comunitarias. Nos ha tocado apoyar a nuestros hijos en sus estudios y al mismo tiempo cumplir con nuestras obligaciones laborales. Somos docentes, empresarias, estudiantes, asistentes, mensajeras, choferes, cocineras, y mucho más. Hemos tenido que reinventarnos e innovar. Sin embargo, también fuimos testigos de grandes mujeres que han liderado en el mundo durante estos años difíciles. Lo que pensamos sería apenas unos pocos días de confinamiento se extendió durante más de dos años, en los cuales perdimos familiares y amigos; sin embargo, gracias a la ciencia, la tecnología y la innovación, pudimos reencontrarnos.
Esta experiencia nos ha permitido desarrollar varios espacios de formación para mujeres, convirtiendo a la Escuela de Gobierno en un espacio seguro de transformación, donde docentes y alumnas analizan los desafíos profundamente arraigados en la sociedad ecuatoriana, como la desvalorización del trabajo de la mujer, la falta de oportunidades de crecimiento dentro de las empresas e instituciones públicas y la ausencia de empatía para equilibrar el ámbito familiar y laboral.
Estos son algunos de los retos en los que nos enfocamos en la Escuela de Gobierno, con el objetivo de que la formación de calidad llegue a más mujeres en el país y la región. Estamos convencidos de que solo la preparación puede marcar la diferencia para que una MUJER se convierta en líder en su entorno, ya sea laboral, social o político.
Uno de los grandes retos es desarrollar currículos especializados para programas de formación dirigidos a mujeres, adaptados a la realidad actual, con temas innovadores que respondan a las necesidades de la comunidad. También confiamos en que los espacios de docencia estén liderados por grandes mujeres, líderes a nivel mundial.
Quiero compartir algunas cifras de estudios y publicaciones para entender mejor la realidad de la mujer en la actualidad.
En los últimos años, la presencia de las mujeres en puestos de alta dirección o integrando consejos de administración ha crecido de manera importante en todo el mundo; sin embargo, su porcentaje de participación aún es bajo, pues solo representan el 20% a nivel mundial; esto lo revela el informe Gender 3000 in 2021 (Credit Suisse, 2021).
Entre 2019 y 2020, el empleo de mujeres disminuyó un 4,2%, lo que se traduce en la pérdida de más de 54 millones de puestos de trabajo. En contraposición, el empleo de los hombres se redujo en un 3%. América registró una disminución del 9,4% en la empleabilidad de mujeres durante la pandemia de COVID-19, mientras que en Europa fue apenas del 2,5% (Revista Gestión, 2021).
Desde hace décadas, Linda Scott (2020) señala que, “la población femenina está marcada por un patrón característico de desigualdad
económica, y se repiten los mismos mecanismos que mantienen los obstáculos existentes”.
Según una investigación realizada por Carmen Echazarreta y otros (Echazarreta, Montenegro, Juárez, Álvarez, & Costa, 2021), las mujeres realizan el 75% del trabajo no remunerado a nivel mundial; la brecha salarial global de género es del 37,8%, y se calcula que el trabajo no remunerado de cuidado, habitualmente realizado por mujeres, contribuye con aproximadamente $10 trillones de dólares al PIB mundial anual.
Estas cifras, que hoy nos alarman y que debemos cambiar con urgencia, nos impulsan a promover la formación de mujeres, su liderazgo, empoderamiento e innovación, puesto que queremos que ellas se conviertan en “Mujeres que inspiran”, que transformen la sociedad, que busquen un crecimiento personal, pero lo más importante, que inspiren a futuras generaciones para generar cambios positivos en el país y el mundo. Este es el compromiso de la Escuela de Gobierno.
Estamos seguros de que estamos formando líderes comprometidos, seres humanos que trabajen por el bien común y que compartan los mismos principios de justicia, ética y transparencia.
Como dice Pooter Stewart: “La ética es saber la diferencia entre lo que tienes derecho a hacer y lo que es correcto hacer”. Los espacios académicos de la Escuela de Gobierno nos brindan la oportunidad de compartir experiencias y de involucrarnos como parte activa de la sociedad.
María Luisa Azanza Directora de Docencia - UHE
Para abordar este asunto, valdría iniciar con la definición de la era digital. Sin embargo, no lo voy a hacer, porque me parece irrelevante. Podría ser la Revolución Industrial, el Renacimiento, el Pleistoceno, o mi cumpleaños número 14. Cuando decimos era digital, todos entienden con aproximación a lo que nos referimos. A la vez, si a cada uno se le pide que la defina, las respuestas serían vagas e indeterminadas. Es un contexto relacionado con el transcurrir del tiempo entre el pasado y el futuro, un instante como ha habido otros.
La era digital permite hacer cosas que antes no se podían realizar. Por ejemplo, contar con canales de comunicación de manera inmediata y sin mayor dificultad. También brinda la ilusión de que se pueden hacer cosas que en realidad no se pueden hacer, como comunicarse de manera inmediata y sin mayor dificultad. En realidad, eso dependerá de un sinnúmero de factores, como los siguientes: cuán claro es el mensaje, mis habilidades para comunicarlo, las disposiciones de los demás para recibirlo, y un repertorio de etcéteras.
Esa ilusión de que se pueden hacer muchas más cosas de las que en realidad es posible inunda la era digital de expectativas. Los países, las empresas, las familias, las personas de pronto deben funcionar para unas expectativas que no siempre son reales. Pero se ven bien en las fotos. Además, cuando el saco es muy pesado para cargarlo, es necesario quitarle el contenido.
Las universidades, como el mundo las conocía, son catedrales. No es el edificio, no es el
nombre, no son las hermosas ciudades europeas con las que podemos relacionar los orígenes de la institución universitaria; en realidad, es todo eso junto y más. Hay un algo que flota en el aire cuando desfila un claustro de profesores con las notas del Gaudeamus Igitur, que eriza la piel. No solo se celebra el inicio de un nuevo año académico, sino que se honra una tradición que ha perdurado durante siglos.
Hace unos años, a alguien se le ocurrió que el mundo había cambiado –vaya ocurrencia– ¿no ha estado cambiando todo el tiempo? Y que la Universidad debía cambiar con él. Pensaron equivocadamente a las universidades como un conjunto de acciones, procesos, reglas, estructuras. Gracias a la era digital, todo eso se podía empaquetar, almacenar y trasladar de un sitio a otro con extraordinaria facilidad. Todo, menos eso que no se ve ni se toca. Ese algo universitario que está en el alma del profesorado.
Con el afán de adaptar a la Universidad con los tiempos modernos, se ha intentado replicar las estructuras y procesos de las corporaciones. Esto incluye la incorporación de métricas de desempeño, evaluaciones constantes y una presión por la productividad que simplemente no le es propia. Y el profesorado quedó en medio, secuestrado.
Somos testigos de la expansión desenfrenada de entidades que, bajo el manto de la Universidad, ofrecen, cuando mucho, certificaciones a través de la red, como si se tratara de meros objetos de consumo masivo. El profesorado es la savia que corre por el interior de la institución universitaria;
si la institución se marchita, la savia se derrama, el brote sangra. Entonces, se descubre qué era lo que palpitaba en el interior de la Universidad: el profesorado.
Aunque el tiempo transcurre en la vida humana, las personas pueden abstraerse del tiempo. Salir de él. Se puede mirar a la propia vida y resignificar el pasado; por ejemplo, por medio del perdón. Se puede mirar con perspectiva el mundo y acrecentar el saber. Esto último es la labor del profesor universitario: el saber superior.
“El saber superior está inexorablemente abierto al futuro, es decir, tiene que ser incrementado […] La formación de los alumnos es ciertamente un producto de la Universidad, pero no es el primario, porque si se considera como tal no se logra suficientemente. El primer producto de la Universidad es el saber superior. El saber superior es la cumbre del saber heredado, pero como ocurre siempre en la historia, lo heredado nunca está terminado, sino que hay que continuarlo” (Leonardo Polo).
Pretender que la labor universitaria esté a la vanguardia del tiempo es banalizarla. La labor del profesorado universitario es el origen de la vanguardia. Pensar que la Universidad debe adaptarse a los tiempos actuales es un error de concepto. La Universidad es lo que es y no es para el tiempo, es para las personas, que no son en el tiempo ni para el tiempo.
Los grandes candelabros que alumbraban con velas las catedrales pueden ser cambiados por luz eléctrica. Sin embargo, nadie le llama a eso: la transformación eléctrica de la catedral. En las catedrales se adora al Altísimo, ya sea alumbrado con velas o con luces LED.
El mayor reto del profesor universitario en la era digital es ser profesor. La vocación del profesor es justamente esa: profesar. Asimismo, mantenerse auténtico y fiel a su vocación. Las catedrales no son antiguas, son eternas.
Por: Víctor Hugo Guerra Hernández Miembro del Consejo Asesor de la Escuela de Gobierno - UHE
Nadie puede luchar solo contra el comercio ilícito y el fenómeno de las economías criminales que lo incluye, junto con otros delitos transnacionales organizados; por ejemplo, el lavado o blanqueo de capitales, el tráfico de personas, la corrupción y el terrorismo.
Latinoamérica y África son las regiones más afectadas por los temas del comercio ilícito, ya que las organizaciones criminales abusan en ellas de la fragilidad institucional de sus Estados. Solo a título de ejemplo, el comercio ilícito de cigarrillos representó aproximadamente el 31,4% del consumo total de este producto en Latinoamérica, lo cual significó pérdidas fiscales por el orden de 3.400 y 6.300 millones de dólares (KPMG). Los productos derivados del tabaco, los medicamentos, así como también las bebidas alcohólicas son bienes apetecibles por la empresa criminal debido a su alta rentabilidad.
Ahora bien, imaginemos cuánto de ese dinero no recaudado se hubiese podido invertir en temas como la educación de nuestros ciudadanos. Por ello, alcanzar un comercio justo y legal pasa, por ejemplo, por la promoción de alianzas público-privadas efectivas, basadas en un enfoque inclusivo y racional por parte de las agencias del Estado, los representantes del sector privado y la sociedad civil. En esta triada “sector públicosector privado-sociedad” la academia juega un papel preponderante como formador y catalizador de ideas. Además, en ese contexto, la Universidad Hemisferios, por medio de su Escuela de Gobierno y Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, ha sido una organización pionera y abanderada en la formación de los líderes que demanda este nuevo milenio en Ecuador y, en general, en nuestra región. Me siento muy honrado de formar parte del equipo de capacitación de esta Universidad que hoy celebra sus primeros veinte años.
Es sabido que vivimos en un mundo hiperconectado, con crecientes preocupaciones en torno a la seguridad global, la proliferación de organizaciones criminales y el surgimiento de nuevas herramientas digitales que se usan tanto para hacer el bien como para hacer el mal. Así, y porque #LosBuenosSomosMas , la Universidad Hemisferios ha aprovechado los avances tecnológicos para expandir su labor educativa, en tiempo real, más allá de las fronteras ecuatorianas. Personalmente creo en el esfuerzo colectivo, que promueve un diálogo inclusivo en torno a soluciones novedosas, y que nos permite abordar el flagelo criminal desde una óptica global, para alcanzar un comercio justo y legal.
Las alianzas público-privadas son necesarias, además, para cumplir con todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), como el ODS Nº 4 referido a una educación de calidad. Y, no en balde, el ODS Nº 17 así lo sostiene, cuando señala que estas alianzas son necesarias para alcanzar y revitalizar un desarrollo sostenible. En este sentido, la Universidad ha sido un actor fundamental en la capacitación de los funcionarios públicos que, desde sus posiciones en aduana, puertos, Armada, Policía, Fiscalía, etc., dan la cara, previenen y combaten todos los días, el fenómeno criminal, incluyendo los temas del comercio ilícito, tales como el contrabando, la piratería, y la evasión fiscal. Un diálogo abierto con el sector privado permite, además,
el intercambio eficiente de la inteligencia de investigación requerida para enfrentar el flagelo criminal, y desmantelar la empresa criminal que compite ilícitamente, y nos dificulta alcanzar un comercio justo y legal.
Para concluir resalto cuatro aspectos que, en mi opinión, deben tomarse en cuenta para la prevención y combate “360” de las economías criminales. Lo primero consiste en tener un conocimiento multidimensional del fenómeno criminal, es decir, comprender el qué, el cómo y el cuándo del problema. En segundo lugar, promover la educación inclusiva y la sensibilización de la población sobre el fenómeno criminal, a fin de crear una cultura sostenible de comercio justo y legal. En tercera posición asegurar, como hemos dicho, una colaboración público-privada transparente y eficiente. Por último, apalancarnos en los avances tecnológicos de esta cuarta revolución industrial, como la llama Klaus Schwab, que nos permite, sobre todo en materia de educación, capacitación y formación, acortar el tiempo y acercar los espacios.
Un agradecimiento muy especial a María Fernanda Román Ferrand, Decana de la Escuela de Ciencias Humanas y Sociales y Escuela de Gobierno de esta Universidad, con quien compartimos el sueño de formar nuevas generaciones de profesionales comprometidos con un Ecuador y una región, justa, de instituciones sólidas y en paz.
Por: Talía Cabrera
Exprefecta de Morona Santiago. Alumni del Programa de Mujeres - UHE
La educación superior en Ecuador, como en muchas regiones del mundo, ha sido un terreno históricamente dominado por hombres. Sin embargo, en los últimos años, la Universidad Hemisferios (UHE) ha liderado un cambio significativo en este panorama mediante el desarrollo y la implementación de un innovador Programa de Mujeres, cuyo objetivo principal es promover la igualdad de género en la educación superior.
Desde su creación, la UHE ha demostrado un firme compromiso con la inclusión y la diversidad. Este compromiso se materializó de manera concreta con el lanzamiento del Programa de Mujeres, que busca no solo aumentar la participación femenina en todas las disciplinas académicas, sino también empoderar a las mujeres para que asuman roles de liderazgo tanto dentro como fuera del ámbito universitario.
La región amazónica del Ecuador, donde se encuentra la provincia de Morona Santiago, ha enfrentado retos únicos en términos de acceso a la educación superior. Las barreras socioeconómicas y culturales han limitado históricamente las oportunidades educativas para las mujeres. Con
la identificación de esta problemática, la UHE se propuso crear un entorno académico que no solo fuera accesible, sino también acogedor y alentador para las mujeres.
El Programa de Mujeres de la UHE se estructura en torno a varias estrategias clave:
1. Becas y Apoyo Financiero: una de las primeras iniciativas del programa fue establecer becas específicamente dirigidas a mujeres de escasos recursos. Esto ha permitido que muchas jóvenes talentosas puedan acceder a una educación de calidad, sin que las limitaciones económicas sean un impedimento.
2. Mentoría y Acompañamiento: la UHE ha desarrollado un robusto sistema de mentoría donde las estudiantes pueden recibir orientación y apoyo de profesionales experimentadas en sus campos de estudio. Este acompañamiento ha sido crucial para fomentar un sentido de pertenencia y confianza en las estudiantes.
3. Talleres y Capacitaciones: se han organizado numerosos talleres y capacitaciones enfocadas en el desarrollo de habilidades de liderazgo, empoderamiento personal y profesional, y
concienciación sobre la igualdad de género. Estos eventos han servido como plataforma para que las mujeres compartan sus experiencias y aprendan unas de otras.
4. Investigación y Publicaciones: la UHE ha promovido activamente la investigación sobre temas de género y ha facilitado la publicación de estudios y artículos académicos que abordan la situación de las mujeres en la educación superior y en otros ámbitos.
El impacto del Programa de Mujeres ha sido profundo y multifacético. No solo ha aumentado significativamente la matrícula femenina en la UHE, sino que también ha fomentado un cambio cultural dentro de la Universidad. Las mujeres egresadas del programa han avanzado para ocupar posiciones de liderazgo en diversos espacios, sirviendo como modelos a seguir para las nuevas generaciones.
Si avizoramos el futuro, la UHE planea expandir y fortalecer el programa. Se prevé la creación de alianzas con otras universidades y organizaciones tanto a nivel nacional como internacional para ampliar el alcance y la efectividad de las iniciativas de igualdad de género.
El Programa de Mujeres de la Universidad Hemisferios representa un paso fundamental hacia la construcción de una sociedad más equitativa. Al promover la igualdad de género en la educación superior, la UHE no solo está transformando vidas individuales, sino también impactando de modo positivo en el desarrollo de la región amazónica y del país en su conjunto. La historia y los logros de este programa inspiran a continuar trabajando arduamente para lograr una verdadera igualdad de oportunidades para todos. Programas como este reflejan el compromiso de la institución con la excelencia, la inclusión y el impacto social positivo. ¡Que estos primeros 20 años sean solo el comienzo de un legado de transformación y progreso continuo!
Por: Verónica Sevilla L. Miembro del Consejo Asesor. Escuela de Gobierno - UHE Presidente del Directorio, Empresa Operadora Metro de Medellín Transdev S.A.S.
Hoy la vida profesional consiste en afrontar grandes retos, tanto en lo privado como en lo público. El sector público me apasiona porque es exactamente donde aplica el término “servicio”. Allí puedes impactar la vida de las personas para el bien común de manera masiva. De ahí a la política solo hay un pequeño e imperceptible salto, ya que todo lo que afecta a la ciudadanía es de trascendencia política.
Manejar los aspectos productivos, los retos del sector público y la política es un arte. Es hacer malabarismo estratégico entre Administración pública, leyes, productividad, la política y los resultados positivos para la comunidad. Servir en este marco es complejo, requiere de visión, estrategia, resiliencia, tenacidad, negociación, conocimiento de la Administración pública, todo envuelto en los avatares de la política, de las amenazas, de las oportunidades del país y del
mundo. Es el ambiente donde verdaderamente aplica la frase: saber nadar con tiburones y en aguas agitadas, por lo que los valores y el apoyo de una comunidad férrea y convencida resulta fundamental. También lo es el tener claro el propio propósito trascendente: aquello por lo que uno se levanta en circunstancias adversas todos los días para alcanzar un sueño, meta o resultado.
Los momentos decisivos en la vida personal y profesional se presentan de forma inesperada, abrupta y muchas veces sorprendente. Algunos la llaman suerte, yo la llamo bendición: cuando la oportunidad y la preparación se encuentran, uno decide subirse al barco de lo desconocido, del reto y de la autoconfianza, para lograr un propósito trascendente.
En esa búsqueda de conocimiento, inicié el Programa de Mujer, Liderazgo y Gerencia
Pública de la UHE en marzo de 2020. Apenas iniciado el primer módulo, comenzó la pandemia de covid-19, y, por lo tanto, tuvimos que esperar a reiniciar en noviembre. Este retraso no pudo ser más oportuno, para juntar la oportunidad y la preparación: MGLP reinició cuando yo acepté ser candidata a la vicepresidencia del Ecuador para las elecciones 2021. Este espacio fue un acompañamiento fundamental en los seis meses de campaña. Las clases en línea me dieron el conocimiento, los profesores y compañeras el acompañamiento necesario para transitar un camino desconocido y complejo: no fue suerte, fue bendición.
Gracias a la UHE por ser el espacio humano y profesional que amalgama las condiciones necesarias con valores y conocimiento, camino bendecido que impacta la sociedad. ¡Feliz vigésimo aniversario!