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Opinión

La repartición de la Corte y el reto de limpiar la justicia

Son muchas las expectativas que se han creado alrededor del desempeño de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que recién entraron en funciones.

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La impartición de la justicia en Honduras ha sido objeto de negociaciones políticas y de pactos entre instituciones partidarias; incluso, nuestro sistema judicial ha estado bajo la injerencia de grupos ligados con la corrupción y con la criminalidad.

Los hondureños teníamos la esperanza de que la escogencia de los 15 togados del más alto tribunal de justicia fuese más transparente, resultado de un debate de altura y la culminación de la etapa de evaluación confiable que fue conducida por la Junta Nominadora.

Los políticos desplazaron sus piezas, colocaron las trampas que cabían en cada espacio, hicieron sus arreglos y movieron los hilos que eran necesarios para satisfacer sus ambiciones. No fue sino después de varios conciliábulos que se consensuó la fórmula de repartición de los jueces tal y como mejor convino a los partidos que se disputaron la relación numérica en el Poder Judicial.

Como ya es de conocimiento amplio, Libertad y Refundación impuso seis magistrados, los nacionalistas colocaron cinco piezas y los liberales negociaron la inclusión de cuatro abogados y notarios más allegados a su línea política.

No fueron esencialmente los méritos de los postulantes los que se tomaron como base en el debate para la elección de la Corte Suprema de Justicia. En realidad, prevalecieron las conveniencias de los partidos y la medida de sus afanes para interferir en la interpretación y aplicación de las leyes.

Uno de los cuestionamientos que cae sobre los magistrados que acaban de tomar posesión es que llegan a sus funciones catapultados por un padrinazgo político de tres partidos.

Los togados que desde el viernes están integrados en las cuatro salas que componen el máximo tribunal de justicia se han comprometido a darle un nuevo rostro al Poder Judicial, a garantizar la emisión de resoluciones apegadas estrictamente a la ley, a reducir la mora de 2,000 expedientes que han heredado y a fortalecer el Estado de Derecho.

De propia voz de los magistrados que han sido investidos al término de la semana anterior hemos escuchado su promesa que no serán “mandaderos” de los grupos de poder que siempre están al acoso para lograr que las leyes sean torcidas a su favor. Les tomamos la palabra a los abogados y notarios que fueron ungidos para los próximos siete años. Tienen el reto de colocarse en la primera línea de batalla contra la impunidad, la corrupción y la criminalidad.

Todos debemos estar vigilantes de que los magistrados cumplan su compromiso de que en Honduras la justicia ya no sea impartida a la sombra de “negociaciones turbias”, ni bajo los criterios que han hecho que las leyes sean acomodadas a los intereses malsanos de unos, en detrimento de la seguridad jurídica y del Estado de Derecho. #EditorialHRN

Febrero, mes del amor y la amistad

“¡Febrero, mes del amor y la amistad!”... En aras de contribuir a celebrar “el amor” desde el verdadero sentido de la palabra, es que deseo hacer una reflexión, poniendo siempre la lupa en nuestras emociones.

@gISeLLedaVILaCoaCh

Giselle dávila carGo: maSter CoaChINg Y LIfe PLaNINg correo: gISeLLedaVILa@ maSterCoaCh. Pro httPS://WWW gISeLLedaVILamaSterCoaCh. Com/

Pues bien, para comenzar me gustaría citar uno de los libros antiguos más sabios de todos los tiempos: la Biblia cristiana, y específicamente el Evangelio según San Mateo, capítulo 22, versículo 36, donde algunos fariseos le preguntan a Jesús: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?. (Versículo 37) Jesús le dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente". (Versículo 38) "Este es el gran mandamiento, el primero". (Versículo 39) "Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

Partiendo de estas palabras que evidentemente están llenas de sabiduría, es que deseo iniciar mi reflexión. Primero, es indiscutible que al final de esta cita hay un llamamiento a amar a nuestro prójimo y eso es irrefutablemente valioso. Sin embargo, en este momento quiero hacer énfasis, en la segunda parte de este enunciado: “como a ti mismo”.

Estas cuatro palabras tienen un carácter tan poderoso y profundo que son dignas de generar una pausa y consideración, ya que el texto tan lleno de sapiencia, significa por supuesto que debe existir primero amor propio.

Y es que ciertamente, el primer paso para poder amar es habernos aprendido a amar a nosotros mismos. Por tanto, partiendo de esta premisa y con el deseo de celebrar el amor en toda su plenitud, es que vale la pena preguntarnos hoy ¿en cuánto estoy estimando lo que soy y lo que valgo? En otras palabras, debemos reflexionar sobre nuestra autoestima.

Para vivir una vida emocionalmente sana, ya sea que vivamos solos o acompañados, la primera tarea empieza con nuestra autovaloración. Por lo que, en este punto es válido preguntarnos: ¿Me honro, respeto y soy fiel a mi mismo(a) aunque disguste a otros? ¿valoro mis logros aunque los demás no los reconozcan? ¿comprendo y perdono mis errores? ¿cuido mi cuerpo y mi mente? La correcta valoración hacia nosotros mismos comienza con nuestros correctos diálogos internos. ¿Qué valor me estoy dando? ¿qué historias me estoy contando sobre mi mismo(a)?. Cuando nos comunicamos (tanto con los demás como con nosotros mismos) lo hacemos desde nuestras creencias, experiencias y esquemas previos, no desde la realidad en sí.

De este modo, lo que cada persona piensa y percibe sobre sí misma y su mundo, depende de la interpretación personal que cada persona le dá. Por ende, es necesario generar pensamientos automáticos positivos sobre nosotros mismos, reconociendo los aciertos y desaciertos; valorando nuestras fortalezas y aceptando las debilidades. Ya que aprender a amarnos en la justa medida es indispensable para tener relaciones saludables y solo entonces podremos celebrar y vivir el “amor” en toda su plenitud.

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L27.50 L99.42 $76.34 L96.58 por ciento de los hondureños dejó de comprar en el supermercado, revela una encuesta del banco Interamericano del desarrollo (bId).

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