La casa de los abuelos - Catalina Moreno

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Este fanzine tiene algunas de las historias que tenía guardadas en lo más profundo de mi memoria, todas pasaron en la casa de mis abuelos Ines y Jaime, con mis primos David, Mariana, Natalia y Daniela y mi hermano Juan Pablo. Ojalá algunas de estas cosas les traigan recuerdos a ustedes también y que este fanzine los haga reír o llorar o extrañar a sus abuelos o primos.


Primer capítulo: cosas que rompimos La primera historia que quiero contar y que creo que le causo muchos dolores de cabeza a mis abuelos es que con mis primos David y Mariana, que le decimos maya, porque a mi tía le gustaba el programa de la abeja Maya, y también con mi hermano, cuando estábamos más pequeños jugábamos fútbol, tenis, basquetbol, hasta montábamos scooters en el garaje de la casa de mis abuelos, montar scooters era lo más chevere porque el garaje tenía una bajadita por la que aceleraban.

Todo esto lo hacíamos más que todo en las vacaciones porque nuestros papás nos dejaban a todos con ellos, nos divertíamos mucho y hacíamos todas las bobadas que se nos ocurrían. Lo malo, y aquí viene la parte importante de la historia, era que al jugar con los balones en el garaje, a veces, y fueron muchas veces, le dábamos a los bombillos y se caían y se rompían. En el momento que le pegábamos al bombillo había veces que solo se movía un poquito y todos sentíamos como un airecito porque gracias a Dios no se había roto, pero cuando se movía harto y ya se caía, la única que nos quedaba era correr para que no nos callera en la cabeza, que nunca pasó vale la pena aclarar. Mi papá tuvo que comprarle una cantidad que no quiero imaginarme de bombillos a mis abuelos por nuestra culpa.


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ra ir a jugar al jardín de atrás y al c e s o omienz níam o lo e t hac e o usto al l a d j u q e h u q í a b a r a e o t íamo r n a í c a a r rd sa , e t a o s, j s o por te pe r La s e e u o d n l tejado de la casa lado e a b a t s e lado o r alo t o m r , po enton lo y po ces c ro , e l l a uan c tro a l a d de tres. Si se iba a a l n a b u a o a a b tr a c se i t asa a lg es l balón a o r u h ui d a en uy s t u q u i m e p e q n u salir en a abrir a a a í le b h a b la r a a lle eg e c í ja d l a la e la a ib e de buena gen ab pu e ador qu se te a l e c a l i a r e l s t r i veces c , a e n d nos o ló ei lo pa alle, c rp b l a sa l e c l o z o m n e i d a or u a b raban a, jado que ón e l l o t s e l o balo en e ba l a n a r e sa ot lle a hí c r e p o práctica y l o a p l o d í a s m g o o i o r m s c b ajar g día ue po le o q m s, p l p e e i an d t ero era l o co e s a el a e la c t d r o n e d n r p qu o a n tejad un p co escob o. alo de

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Esa opción de jugar en el patio de atrás salvo muchos bombillos, pero cuando mi prima Natalia compró una coneja que se llamaba Jennifer, que al comienzo era muy tierna, la dejaron vivir en el patio de atrás. Lo malo fue que cuando Jennifer creció se volvió una coneja muy loca y todos le teníamos susto porque le saltaba a uno y corría en círculos, incluso a veces mordía y todo.


Probablemente la que más les dolió a mis abuelos fue que en navidad, ya volviendo al garaje, ponían un bombillo navideño de esos que parecen de discoteca, que a mí me parece que se ven muy bien personalmente, y que a ellos se les veía aún más chevere porque la reja del garaje daba a la calle y toda la gente lo veía, y alumbraba todo. Cuando jugábamos metegol tapa ahora quedábamos con iluminación y todo, y era muy chevere.

Lo malo fue cuando alguno de nosotros, que no me acuerdo quien fue, le pego un balonazo al bombillo navideño y se cayó y se rompió. Mi abuela creo que nunca nos lo va a perdonar en la vida porque aparte de que lo había enroscado al soporte como si no hubiera un mañana, nos había advertido que con cuidado y pues al final se rompió y nos sentimos muy mal. Al final mi abuela les pidió a mis papás que le compraran otro y cada vez que jugábamos lo quitábamos. Pero bueno el tiempo pasó y dejamos de jugar en el garaje.


Esta historia es de mi hermano Juan Pablo. En el segundo piso de la casa de mis abuelos tenían otro televisor, cuando queríamos jugar en el play station nos tocaba conectarlo en el televisor de arriba, porque si abajo llegaba una visita tocaba apagar el juego. Teníamos muchos juegos de play, pero de los que más me acuerdo son de crash porque probablemente lo jugamos por horas y también uno que era de robar carros por toda una ciudad, que era como un gta chiviado.

Volviendo a la historia un día estando en ese cuarto donde nos la pasábamos a veces, donde estaba el televisor, estábamos saltando en la cama y mi hermano Juan Pablo salto muy para un lado y se pegó con la virgen que tenía mi abuela colgada encima de la cama, se cayó la virgen y se le rompió la cabeza. Juan Pa ni siquiera tuvo tiempo de llorar del golpazo que se pegó porque estaba muy preocupado por la virgen. Todos nosotros cinco muy firmes, fuimos corriendo a traer un colbón de tarro y como pudimos le pegamos la cabeza a la virgen. Hasta el día de hoy no sabemos si mi abuelita lo vio en algún momento de su vida pero hoy sigue ahí la virgen.



Segundo capítulo: onces Otra historia que quiero contar y que es un recuerdo muy chistoso que tengo con mis abuelos, es de ver Laura de todos cuando llegábamos del colegio. Era el programa que daban como a las 4:30 de la tarde, justo antes de que llegara mi papá a recogernos de la casa de mis abuelitos. Mi hermano y yo comíamos onces, que normalmente nos daban chocolitas y leche alpin, a mí de vainilla y a mi hermano de chocolate porque era la única que le gustaba, y luego nos poníamos a ver Laura con ellos. Vimos casos muy chistosos y lo mejor era cuando Laura decía ¡que pase el desgraciado!, a mis abuelos les gustaba y a nosotros también, y al final nos entreteníamos viéndolo y nos reíamos un rato, mi hermano se terminó aprendiendo la canción de las propagandas y todo.



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Tercer capítulo: accidentes La primera historia de este capítulo es de mi primo David. Unas vacaciones de las muchas que pasamos en la casa de mis abuelos, hicimos un juego de El Desafío (como el programa) en el jardín de atrás de la casa, según lo que recuerdo para nosotros era casi que igual que lo que salía en televisión. En una parte del trayecto, decidimos usar las cuerdas que tenían mis abuelos para colgar la ropa y la idea era pasarlas nosotros colgando de ellas. Entonces ya con los equipos definidos y con unas pañoletas que nos amarramos en la cabeza y todos listos para empezar, el primero que pasó fue David.

David siempre ha sido muy valiente e hiperactivo, para ponerlo un poco en contexto. David empezó todo el trayecto y lo paso a toda, pero cuando llegó a la parte de las cuerdas se cayó y empezó a llorar, lo que nosotros no sabíamos era que la cuerda era una cabuya y tenía un tipo de astillas que se le metieron en las manos a David cuando intento pasar. Todos nos asustamos y llegaron mis abuelitos corriendo otra vez a ayudarnos, duraron toda la tarde sacándole las astillas con un depilador a David de la mano, David se mejoró y siguió haciendo locuras.


Esta historia, que casi no recuerdo mucho, fue cuando solamente estábamos mis primas Natalia, Daniela y yo (que somos las mayores). Mi prima Natalia era la menor de las tres, y nos divertíamos mucho estando las tres solas. Veíamos pasión de

gavilanes, y jugábamos a que cada

una era una de las hermanas Elizondo, también nos poníamos a hacer las coreografías de todas las canciones, como por ejemplo Quien es ese hombre.

Volviendo a la historia, en la casa de mis abuelos hay una escalera del segundo al primer piso, y tiene una curva en la mitad; entonces lo que nosotras nos inventamos fue que metimos a mi prima Natalia en una cuna pequeña que tenía en la casa, y la lanzamos desde arriba de la escalera como una montaña rusa; antes claramente intentamos condicionar la escalera lo mejor que pudimos y le pusimos unas cobijas suavecitas a la escalera que le permitieran deslizarse.


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empinada de la escalera se deslizo

o a la curva la cuna no se alcanzó a g e d o ll n siguió derecho y se pegó un golpazo l ua r c a n ero fr e p r n e ie pod n i ys r a . te l da la frente o t n o e v d are p a ra l cont

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Le salió un chichón gigante como un cuerno de unicornio, mis abuelitos llegaron corriendo muy asustados y nos regañaron, después alzaron a Natalia mientras lloraba y le aplicaron un montón de reparil que era uno de los remedios sagrados en la casa. Al final a Natis no le paso mayor cosa y se recuperó de su chichón, pero toda la familia recuerda la historia.

*Dibujo adaptado de un original de Juan Pablo Moreno





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