El lugar por donde el sol sale - Sol Molina

Page 1



EL LUGAR POR DONDE EL SOL SALE Sol Natalia Molina



“ Siempre en tú laberinto, pues la entrada es la salida.” - Aries Vigoth



Cuando era pequeña vivía en una finca, la cual quedaba al menos a cuatro horas del pueblo. Hubo un tiempo en que solo vivíamos mi padre, la señora del servicio con sus dos hijos y yo. Una tarde, mi padre estaba en el pueblo, y a eso de las cinco de la tarde vimos a lo lejos a tres hombres en caballos, pensábamos que era la policía, ya que de vez en cuando rondaban la sabana. Se acercaron a la finca, así que salí al portón a atenderlos, preguntaron por mi padre y al saber que no se encontraba, bajaron de sus caballos; en ese momento sentí demasiado temor, entré a la casa y le pedí a la señora del servicio que saliera ella, luego me escondí en la cocina. Cuando ella salió, ellos ya se habían dividido, había un hombre en la parte de atrás y el otro por uno de los costados, al ver aquello por en medio de las ventanas, decidí intentar salir de la casa. Me fui pegada por las paredes con tal de que no me vieran, y alcancé a salir por la segunda entrada. Al salir de la casa, a lo lejos vi un pajar, y decidí correr para esconderme allá, cuando ya iba llegando alcancé a escuchar tres tiros y los ladridos de los perros. Mataron a uno de los perros que los intento atacar. Pude esconderme en el pajal, pero alcanzaba a escuchar a los niños llorar, a los perros ladrar, y aquellos hombres me llamaban por otro nombre que la señora les dio.



Yo sentía que caminaban cerca, pero intentaba no moverme, ni respirar fuerte. Al pasar algunas horas dejé de sentir los pasos, así que decidí ir a la finca de los vecinos, los cuales de hecho vivían lejos. Iba gateando muy despacio y silenciosamente hasta que crucé el alambre que dividía las fincas y comencé a correr. Los vecinos ya habían escuchado los tiros, y al verme correr, me ayudaron y entramos a su casa. Al pasar un rato decidimos irnos, ya que lo más seguro era que me fueran a buscar a las casas cercanas; empezamos a caminar por la sabana, hasta que nos cansamos y decimos dormir acurrucados en donde nos encontrábamos. En la madrugada decidimos volver a la finca; al llegar ya estaba mi padre con la policía. Mi padre había llegado tarde en la noche y encontró a la señora con sus hijos atados, los hombres habían destrozado la puerta de la habitación con un hacha, y habían revolcado todos los cajones, se alcanzaron a llevar algunas armas y mataron a dos de los perros. - Teresa




- Marisol En el llano la única forma de irse de su casa era desposarse, parece bueno conocer a alguien, enamorarse e irse a vivir juntos, pero así no sucedía en el llano. Para empezar mi padre no nos permitía acercarnos a ningún hombre, de hecho, estudiábamos en un colegio de monjas solo para niñas. Mi padre era machista, todas teníamos que complacerlo, y si llegábamos a hacer algo mal, nos pegaba con el látigo de las vacas; por eso todas estaban desesperadas por casarse. Poco a poco mis hermanas se fueron a vivir con otros hombres que de igual forma tenían que complacer y sin embargo las maltrataban. Desde muy pequeña entendí que el matrimonio no era la opción para mí, no iba a ir a atender a otra persona, eso no sucedería. Así que cuando tenía dieciocho años decidí escaparme, le conté a mi hermana y decidió irse conmigo. En la finca todos dormíamos en el mismo cuarto y mi padre dormía en un chinchorro a la entrada de la habitación, tuvimos que esperar a que todos se durmieran y pasar por debajo de nuestro padre. Salimos de la finca y corrimos por toda la sabana hasta la casa de uno de mis hermanos, allí dormimos un poco y apenas salió el sol, mi hermano nos dio agua y panela en una bolsa para llevar, también nos acompañó uno de sus trabajadores, junto con un caballo. Teníamos que ir hasta una carretera donde pasaba un camión que nos llevaría hasta Yopal. Nos turnábamos el caballo cada vez que estábamos cansados. Al fin llegamos a la carretera, y después de esperar por horas pasó un hombre en una moto y nos comentó que solo hasta el día siguiente pasaba el camión. Tuvimos que alejarnos del camino, escondernos en un matorral y pasar la noche allí; recuerdo que se nos acabó el agua y la panela y por la desesperación nos tocó tomar agua de



un charco en el suelo. Para esas horas mi padre estaba buscándonos con sus hombres, fueron a fincas cercanas a buscarnos, incluyendo la de mi hermano. El miedo que sentíamos era enorme, si nos encontraba nos iba a pegar tan duro que sería capaz de matarnos. Al siguiente día pasó el camión, y llegamos después de al menos diez horas de camino a Yopal. Estando allí nos encontramos con unos amigos y la plata que teníamos para viajar a Sogamoso nos la gastamos tomando cerveza. Ya en la noche ellos nos dieron lo del transporte y viajamos; llegamos en la madrugada, recordaba el barrio, pero no la dirección de mi tía, así que el taxi solo nos llevó al barrio. Alcanzamos a timbrar en unas cuatro casas, hasta que por fin dimos con la de mi tía. Pasados unos días de haber llegado a Sogamoso, mi padre llamó a preguntar si estábamos aquí, claramente mi tía respondió que no, y fue la última vez que escuche que nos buscó. Al pasar los años viví de casa en casa de los familiares que teníamos acá hasta que pude tener una propia. Mi hermana se devolvió al llano y se casó con un llanero, ella debe atenderlo, supongo que también le ha pegado. Al final he sido la única de mis hermanas que no se casó, algunas con el tiempo se pudieron divorciar y a otras les mataron los maridos.






Con mi esposo vivíamos en una finca en medio de la sabana. Por lo general mi esposo se levantaba a las cuatro de la mañana a ordeñar las vacas, y yo me despertaba a las cinco a hacer el desayuno. Un día, mientras estaba en la cocina preparando el tinto, escuché alrededor de la finca pasos, y en medio de las plantas de plátanos vi hombres armados. Rápidamente tomé el arma de mi esposo y se la lleve al corral, contándole lo que había visto. Me devolví de nuevo a la casa para esconderme, y luego de unos minutos empecé a escuchar disparos. Enseguida llegaron aquellos hombres a buscarme y me percate que eran de la guerrilla. Dijeron que ellos no tenían la intención de matar a mi esposo, solo querían averiguar si él tenía alguna información o sospechaba de quien había asesinado al dueño de una finca de los alrededores. Pero que al llegar al corral mi esposo los recibió a bala, matando a uno de ellos y dejando herido a otro. Fue por esta razón que ellos respondieron matándolo. Tal vez de no haberle avisado no hubiera muerto. - Rosa




- Carlos Mi tío siempre pasó por encima de los demás, a los Sánchez los conocía todo el pueblo, sobre todo por lo fuertes que eran. Él en ese tiempo no debía ser muy grande, tal vez tendría unos diecinueve años; pero un día se emborrachó con sus amigos y cuando iba de regreso a su casa inició una pelea con un muchacho; los que vieron cuentan que mi tío inició la pelea porque quería la cicla del muchacho y él claramente no se la quería dar, así que mi tío sacó el arma, el muchacho tirado en el suelo empezó a rogar por su vida y sin temor alguno le disparó y se marchó. La familia no denunció, querían cobrar la muerte de su ser querido con sus propias manos. Después de esto él dejó el pueblo, y cada vez que volvía, se le notaba el miedo, siempre regresaba con su hermano o algún conocido. Pasaron los años, él se casó y con su esposa tuvieron una niña. Para el bautizo de la pequeña, decidió ir al pueblo a invitar a sus familiares y de paso comprarle el vestido de bautizo a su hija. En aquella ocasión estaba acompañado de una de sus tías, al llegar ella se fue a visitar a unos familiares y el decidió ir a guardar el arma. En los pueblos era muy común que todos tuvieran arma, pero si la policía detenía a alguien y se la encontraba, se la quitaba y lo metía preso por algunos días, así que para no correr el riesgo mi tío la dio a guardar. Fue a buscar el vestido para su hija, pero en el pueblo se enteraron que él había llegado. De repente alguien entró a la tienda gritó su nombre, él giró y recibió tres disparos. Las cadenas de venganza en el llano eran comunes, las familias se vengaban por el asesinato de sus seres queridos. Mi familia decidió dejar así, no valía la pena seguir matando personas injustificadamente, fue muy triste la pérdida de mi tío, pero la venganza no le devolvería la vida.






En aquella época mi prima Nieves acaba de tener su primer hijo. Víctor vivía en la finca y ella en el pueblo. Por lo general era así, el esposo pasaba unos días en la finca cuidando el ganado y los cultivos, y volvía al pueblo para visitar a su esposa e hijos, aunque fuera trabajador, como a cualquier llanero le gustaba tomar, y aún más con el nacimiento de su primer hijo. Para aquel fin de semana Víctor llegó al pueblo y junto con mi primo Luis se sentaron a tomar. Eran grandes amigos y compadres. En el llano es muy común que los hombres pasen días tomando sin levantarse de la mesa, ellos llevaban tres días tomando, y Nieves no quería que él viera a su bebé en ese estado. Enojado por esta razón, Víctor decidió volver a la finca, y el primo decidió acompañarlo. Salieron de la cantina y se fueron a buscar los caballos y el revólver. A la entrada del pueblo había una casa en la cual muchos dejaban sus caballos mientras entraban al pueblo y daban a cuidar su arma. Estaban tan borrachos que no podían subirse a los caballos, y eso hizo que se enojara aún más. Dicen los que vivían en aquella casa que se quejaba de lo mucho que lo molestaba su esposa, que estaba aburrido de esa mujer y que quería suicidarse. “Si usted se mata primo, yo también”, respondió Luis. Solo tenían un revólver, así que Víctor se disparó primero en la sien, luego mi primo tomó el arma y de igual forma se disparó. Eran inseparables, hasta muerte se podría decir. - Josefina


Algunas historias llaneras que reflejan la realidad al igual que las fotografías de mi familia. Querer entrar y salir de allí al mismo tiempo, con miedo y alegría ( la segunda antes que la primera ). Este libro nace del extrañar y el querer, el querer estar descalza, riendo, meciéndome, quejándome del sol, comiendo, escuchando las historias del pasado lejano y cercano, el querer fotografiar y charlar. El extrañar estar.






Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.