Revista TODA Santa Fe - Ed. Nº49

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LA MULTI Mujeres al frente

ADRIANA MOLINA

“Entendí la vida desde lo colectivo”

MARIELA PALLERO

PERLA DEL CURTO “No pasa un día en que no toco el piano” MAGALÍ AIRALA Cristal Brillando ANDREA OCAMPO “Somos poetas igual que ellos”

“El apellido no pesa, pero exige”

ISABEL “CHABELA” ZANUTIGH Mamushka Ar. $50



La matria como soberanía corporal Como no hay producción de conocimiento desligada de subjetividad, descorporizada o desterritorializada con el neologismo “Matria” –que tiene el mismo valor específico- lingüístico que “Patria” pero el simbólico inclina la balanza hacia el patriarcado- se propone que también las mujeres tienen una tradición histórica que se evidencia en el poder social que aquellas de las culturas antiguas y originarias tenían para el desarrollo de sus comunidades. Las matrias reconocen el propio cuerpo como un territorio político, de pugnas por lo que les corresponde, un lugar de conocimiento situado con palabras que se muestran sonoras frente a los discursos dominantes que muchas veces oprimen pero dejan un hilo de aire para la resistencia. Las matrias, entonces, se dispersan como gotas de lluvia fresca sobre el río y recorren la ribera contracorriente buscando una desembocadura que las lleve a la fuente. Confluir para mojar a otras y así vivir. Juntas y empoderadas. El cuerpo matriarcal -entendido como territorio apropiado que protege y libera, que anida y que eyecta, que desapega las herencias ancestrales otorgadas y las cuestionaexige un reconocimiento de sus pares para generar un proyecto colectivo que incluya a las mujeres. El cuerpo matriarcal -creador de identidades reaccionarias que nacieron a costillas del maltrato de muchos Adanes que andan sueltos haciendo de sus pantalones una cancillería y de sus genéticas vitalicias una carta magna que avala sus desproporciones- necesita un resarcimiento histórico para que la reivindicación sea real y duradera. El inicio de ediciones de la TODA para este 2017 está enmarcado en una gesta igualitaria que cree en la suma de las diferencias subjetivas como un potencial que impulsa a un reconocimiento de la mujer, en todo su esplendor, dentro de una sociedad que se encuentra lejos de mirar a un costado porque la real realidad ha envuelto el entorno y ha arrancado los antifaces que lo enmascaran. En este número, el 49, intentamos mostrar “Matrias” santafesinas entrevistadas por pares que andan el mismo camino y que desde sus entornos vitales generan territorios de convivencia social y resguardo ideológico a través de las artes, la política, la gestión social, la economía sustentable, la psicología y los medios de comunicación. Estas mujeres son, a modo de homenaje y reconocimiento, sólo un engranaje más dentro de los complejos procesos de “soberanía corporal” de una maquinaria antiquísima que sigue reclamando el lugar que le pertenece.

STAFF Toda Santa Fe Santiago del Estero 3166/L. 28 Tel: 0342 - 4560686 www. todasantafe.com.ar info@todasantafe.com.ar facebook/toda santa fe Twitter/@revistatoda Instagram: todasantafe Google+ Toda Santa Fe

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Coordinación General: Ezequiel Perelló eperello@todasantafe.com.ar Departamento Comercial: comercial@todasantafe.com.ar

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Letras y sonidos Andrea Ocampo Mariela Pallero La Multi Porfolio Adriana Molina Magalí Ariala Isabel “Chabela” Zanutigh Psicología Perla Curto Las Palabras y las cosas Relato Breve

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Editor Responsable: Marcelo Jorge mjorge@todasantafe.com.ar

Dirección Periodística: Carmen Úbeda

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Colaboran en esta edición: Natalia Pandolfo, Alejandra Pautasso, Victoria Rodríguez, Florencia Arri, María Julia Porta, Celina Di Notto, Marta Castellano, Claudia Rosciani, Querelle Delage, Romina Mazzola, Cecilia Páez y Paola Starder.

Diseño: Rodrigo Goldsack (dgcv) disenio@todasantafe.com.ar Impresión y Pre-prensa: Galt S.A. - www.galtprinting.com

Asesoramiento en artes plásticas: Lucía Schmidhalter

Distribución en Santa Fe y Entre Ríos: Distribuidora SPINARDI Iturraspe 1929 - Santa Fe

Corrección: Sonia Mendoza

Publicación de distribución mensual

Fotografía: Pablo Aguirre

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letras y sonidos

Libro: CAMINOS POLVORIENTOS Griselda Jullier

Libro: EL MAR Y LA SERPIENTE Paula Bombara

Observadora de la vida y de los habitantes del monte norteño, sensibilizada por sus necesidades, en el año 2014, siente el impulso de escribir para hacer conocer sus vivencias en oportunidad de haber trabajado en la zona. Invita al lector a disfrutar de una narrativa sencilla y clara de los momentos y personajes que toman vida en cada relato de Caminos polvorientos. Así como el polvo envuelve entre sombras y luces la vida del monte norteño, la autora intenta dar luz en esa imagen terruna para disfrutar de los caminos que la transportan a la vida de sus personajes. Acompaña el libro el arte plástico de la autora realizadas en óleo y pastel.

Disco: Quedémonos aquí Andrea Eletti con Gabriel De Pedro Quinteto

La niña interroga a su madre: “¿Y Papá?”. Así comienza el relato, que avanza impulsado por la fuerza de muchas otras preguntas. Preguntas que encuentran una dolorosa respuesta en la desaparición forzada de su padre ocurrida durante la última dictadura militar. Una novela de pasaje en la que la niña protagonista reconstruye la historia de su familia y el pasado reciente de la Argentina. A diez años de su aparición, El mar y la serpiente, sigue siendo una historia conmovedora y necesaria tal vez porque muchas de las preguntas que plantean continúan vigentes. Esta edición especial cuenta con las palabras preliminares de las reconocidas escritoras María Teresa Andruetto y Liliana Bodoc.

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“Beatriz Vallejos asume desde sus primeros libros una actitud poética que la liga fuertemente con el cosmos fluvial, al punto que su segundo libro, en 1952, lleva por título Cerca pasa el río. Pero al mismo tiempo, y a medida que su obra va desarrollándose, su poética va adoptando formas cada vez más nítidas e idiosincrásicas: sus poemas suelen ser pequeñas piezas, compuestas sobre una serie limitada de versos no demasiado extensos, que se constituyen con un rigor verbal inaudito. Esos poemas generalmente hablan del mundo natural, como si tratase en cada caso de una experiencia extática singular. Si bien la poesía de Beatriz Vallejos no se reduce de modo excluyente a semejante campo temático – puesto que también escribe sobre asuntos o cuestiones propias de la vida urbana - su vocación por lo cósmico la lleva a adoptar un conjunto de formas y tonos que evocan de manera indubitable a la poesía oriental.” Roberto Retamoso.

Disco: ¡Por mi culpa! Chavela Vargas

Nuevo material discográfico de la cantante santafesina Andrea Eletti, en esta oportunidad acompañada por el Quinteto Típico del maestro Gabriel de Pedro. Un repertorio bien elegido de 10 canciones, que incluyen grandes clásicos del género y además con una invitada de lujo como Lidia Borda cantando a dúo Barrio Pobre. La cantante Andrea Eletti hace años que viene transitando los sonidos del tango, las interpretaciones son acompañadas por una expresividad marcada. Andrea busca en su repertorio tangos de grandes autores, la propuesta es siempre mantener la esencia del tango y a la vez aporta una mirada del género con estilo propio en sus interpretaciones y arreglos.

Libro: EL COLLAR DE ARENA Beatriz Vallejos

Aunque el nombre de Chavela Vargas se asocia a la música mexicana, ella nació en Costa Rica. Chavela incursionó en la canción ranchera, que tenía un peculiar estilo de interpretar. Fue un personaje a contracorriente desde joven: vestía como un hombre, fumaba tabaco, bebía mucho y era reconocida por su característico poncho rojo. A los 81 años, en una entrevista para la televisión colombiana en el año 2000, por primera vez expresó abiertamente que era lesbiana. ¡Por mi culpa! Es una antología personal de sus canciones predilectas en las voces de la gran Chavela y sus amigos: Eugenia León, Joaquín Sabina, Lila Downs, la Negra Chagra, Mario Ávila, Jimena Giménez Cacho y Pink Martini, entre otros.

Disco: Delìrio

Roberta Sá

Roberta Varela de Sá es una cantante brasileña. Nació en Natal y es de ascendencia portuguesa. Delìrio es el quinto álbum de estudio de la cantante publicado a fines de 2015, y cuenta con las colaboraciones de Chico Buarque, Martinho da Vila, Antonio Zambujo y Pilares Xande. Sólo en “Cobardía”, Roberta se aparta de la samba y se luce con el fado. Combinación perfecta del delicado timbre de voz de Roberta con una amplia gama de temas compuestos por algunos de los grandes nombres de la música nacional. Es un talento indiscutible, una dulce voz que promete resonar durante muchos años dentro de la música popular brasilera.


Libro: CÓMO ESCRIBEN LOS QUE ESCRIBEN Claudia Albarrán Cómo escriben los que escriben reúne las más diversas…. de un conjunto de reconocidos profesionistas en distintos ámbitos del panorama intelectual y académico. Personalidades como Denise Dresser, Julián Meza y Nora Pasternac, entre otras, hablan de su relación, experiencia y conexión con la escritura, y sobre las herramientas que cotidianamente acompañan su labor. “Se cree que un escritor sólo puede serlo si nace con un don especial o si recibe un llamado misterioso ante el que no puede resistirse, y que escribir es una actividad anticuada, aburrida e inútil, que no hace falta desarrollar porque se adquirió ya durante la alfabetización básica”, dice Claudia Albarrán; los testimonios aquí reunidos buscan desmentir estas falsas creencias y alentar en el lector el entusiasmo por la lectura.

Libro: ELLA CANTABA (EN TONO MENOR) Antonio Santa Ana Pablo arma una banda junto con sus amigos: hacen música, hablan sobre los grupos que les gustan, salen a recorrer la ciudad, participan en manifestaciones públicas. Así transcurre su vida hasta que conoce a Guadalupe: esto cambia definitivamente su actitud y le da el impulso que necesitaba para componer su propio destino… con su propia música.

Disco: Vivir en la Tierra Vivi Pozzebón

Disco: Believe Katherine Jenkins

Katherine Jenkins,es una mezzosoprano británica galesa. Believe es el séptimo álbum de estudio de esta artista cross over clásica y fue lanzado el 26 de octubre de 2009 en el Reino Unido. Jenkins describió este álbum como el más accesible hasta la fecha, con muchas más canciones populares como”Bring Me to Life” del grupo Evanescence. El Cross over clásico denominado también como pop operístico, es un género musical que mezcla y fusiona elementos del estilo de música clásica con la música popular (pop, rock, latina). El término “classical crossover”, en inglés, fue acuñado por las compañías discográficas en la década de 1980. Como un género musical definido, ha ganado en popularidad desde la década de 1990.

Cordobesa y latinoamericanista, es una de las ex integrantes de “De boca en boca”, gran cantante y percusionista y ésta, es su tercera producción solista. Los ritmos son muchos. El mundo, uno solo. En esa variedad y en esa singularidad se apoya Vivi Pozzebón para darle sentido a Vivir en la tierra, un trabajo con mucha identidad cordobesa pero, al mismo tiempo, con arraigo en todas partes. Cumbia, milonga, huayno, ska, festejo peruano, reggae-calipso, conga-disco, cumbia electrónica, rumba, chacarera, vidala y chamamé-vallenato. Todo eso, y también un bolero, caben en este disco que además incluye grandes colaboraciones. El disco fue financiado en parte por los fans de Vivi, quienes a través de la Plataforma de Financiamiento Colectivo “Panal de Ideas”, compraron de manera anticipada el nuevo disco, talleres y shows, transformándose así en activistas y colaboradores de esta nueva producción. Letras y Sonidos por TODA “Comunicación & arte” de Mercado Norte

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Grafías y fonemas

Andreaa Ocaampo

“Somos poetas igual que ellos”

Santa Fe ardió toda la semana pero, llegado el viernes, se puso cordial y recibimos a Andrea Ocampo con unos amables 30 grados. La poeta llegada desde Rosario, coordina talleres literarios, es capacitadora, tiene el sello editorial BENGALA y una columna en Radio Universidad Rosario en medio del noticiero central. Ella se abre espacio entre los cadáveres del fin de semana, los números rojos de la economía y otras fatalidades que hemos naturalizado. Se abre espacio, también, su contexto de mujer, madre e hincha canalla; despliega sobre la mesa de los cronistas toda la poesía que tiene para dar. Un respiro entre tanta oscuridad, una bocanada que dura unos minutos pero se agradece toda la semana.

Crédito: Marta Castellano Fotos: Pablo Aguirre

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Grafías y fonemas

AO- La literatura no es noticia porque, justamente, para que sea noticia necesita perspectiva. Si un tipo renueva la literatura te enterás 30 años después, no el día que lo hace. Hay mucho invento para que el discurso crítico tenga un lugar en el discurso periodístico, no me parece malo pero sí ficticio. El lenguaje es innovador en la literatura, porque no es subsidiario de ningún interés, pero ya presentar eso como una noticia, como puede ser una económica o una cosa científica... ahí es donde nos equivocamos, porque es una innovación de otro tipo, mucho más sutil y quemerece un análisis diferente. Hablamos de un montón de chispazos, hay que ver cuál deja huella, cuál perdura. Disfrutamos de todos pero tenés que tener la bola de cristal para saber cuál va a perdurar. TS- ¿Es intencional la impronta de género de tu poesía? AO-No creo que todas las mujeres tengamos una posición tomada favorable a nuestro género. Tengo una madre militante feminista, entonces me crié con eso. Ella era de las super chicas: militaban, trabajaban; nuestra generación es diferente y la que sigue nada que ver. A mí la cuestión de género me atraviesa en cuanto persona perteneciente a un género. Tengo mucho respeto por la gente que milita, muchas reservas también. Tuve la suerte, por tener esa madre, de leer a Simone de Beauvoir a los 14 años y tener una formación muy sólida filosófica y políticamente. Siempre me interesaron esas cosas, entonces cuando escribo poesía no puedo escaparme de mis otros intereses, es imposible que se me quite. Porque maniobrar entre palabras te obliga tomar decisiones, a posicionarte frente a la problemática de género, sin que uno se lo proponga.

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Hay algo muy específico que tiene que ver con nuestra idiosincrasia argentina y es que las que escribimos poesía no somos poetizas, como en el resto del mundo, somos poetas. Nadie en Argentina acepta llamarse poetiza, somos poetas, igual que ellos. Te importe o no, asumís esa categoría como invariable. Es una batalla ganada, sin habérselo propuesto. TS- ¿La poesía tiene alguna obligación además de la belleza? AO-Cualquier utilitarismo que se le da la transforma en otra cosa. La escuela es una trinchera para eso, enseñar la literatura para disfrutar porque es lindo leer y pensar, no como un medio para un fin. Pensemos en literatura como algo inútil y hermoso, como muchas relaciones que una tiene (risas). Es un espacio de innovación y libertad, tiene que ver con la pasión, la responsabilidad que

Andrea Ocampo. Argentina (1968).

Libros de poemas editados: Lo bueno breve (1998, Ciudad Gótica), Dale brazos (2001, Ciudad Gótica), Góndola (2011, Ombú Bonsai), Pajarito (2016, Bengala). se le pone. No es expresión solamente, es comunicación y el punto de contacto con el otro es la belleza. La poesía no es para entender, es para disfrutar, arriesgarse. Te puede curar, hacerte crecer o te puede hacer mierda. Tiene que servir para transformarte de alguna manera, no para entretenerte. Frente al arte estás vulnerable y es lo más difícil, porque ahí te va a pasar algo y no todos están dispuestos. ««



Comunicación y medios

“E l a p e lli d o n o p e s a , p e r o e x ig e ” Mariela Pallero es la referente del automovilismo en Santa Fe. Con una pasión propia, y compartida con su papá, se hizo camino dentro del periodismo santafesino.

Crédito: Victoria Rodríguez Fotos: Pablo Aguirre

Mariela creció entre boxes, mecánicos y pilotos. Por eso, su pasión por el automovilismo más que una herencia es parte de su propia historia. Pese a que desde muy chica acompañó a su papá, Ricardo Pallero, a hacer notas y relatar las carreras, su camino en el periodismo llegó después de estudiar Ingeniería en Sistemas. “De chica quería estudiar algo vinculado a la medicina. Mi abuela tomaba unos remedios y yo jugaba a revisarla

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y dárselos”, recordó. Pero la adolescencia la llevó por otros caminos. A los 14 años hizo un curso de modelaje y cuando terminó la secundaria se inscribió en la universidad. “La verdad es que al periodismo no lo tenía como un futuro. Vino después, con los años, fundamentalmente cuando compartí con mi papá muchos viajes. Ahí me di cuenta de que estaba estudiando ingeniería pero que le estaba errando”, contó y

siguió: “En 1996 ya trabajaba como analista en Buenos Aires y mi viejo se fue a Europa a seguir la carrera de Norberto Fontana. Él hacía prensa de Fórmula 3 Sudamericana y yo trabajaba como analista también ahí. Así que lo reemplacé haciendo los partes de prensa”. Después de eso, el mundo de la ingeniería dio lugar a la verdadera profesión de Mariela, esa que podía combinar sus pasiones.»»


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Comunicación y medios

De regreso en Santa Fe tuvo la oportunidad de aprender de dos grandes: su papá y Enzo Volken. “Comencé grabándome, grabando a mi viejo cuando viajaba, pasando el clasificador, la agenda. Mientras me grababa mi viejo y Enzo me escuchaban”, relató. Así fue perfeccionando su propio estilo. TS- ¿Cómo marcó tu papá tu carrera? MP- Mi viejo fue mi maestro, mi mentor, el que me dio consejos de las cosas que no tenía que hacer. El resto se aprende más allá del estudio. Una no se recibe de periodista y sale a la calle a hacer notas. Así que empecé de a poco… TS- ¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste periodista? MP- En 1998 volví de Buenos Aires porque no quería trabajar más como analista y empecé a hacer periodismo en Santa Fe. El primer laburo por fuera de mi viejo fue en FOX.»»

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“En FOX me di cuenta de que tenía que valerme diferente. Ahí entendí que no le había errado y que todo lo que conocía lo podía plasmar en otro lugar.”


Siempre había estado muy cuidada en la radio y el canal pero ahí en FOX me di cuenta de que tenía que valerme diferente. Ahí entendí que no le había errado y que todo lo que conocía lo podía plasmar en otro lugar que no era mío, en el que estaba como empleada. Pero creo que desde que volví a Santa Fe a ser periodista, a formarme y a laburar, ya estaba con muchas ganas. Yo siempre miré al automovilismo como un posible futuro. Primero me veía como analista en sistema o ingeniera. Pero mezclando los temas me di cuenta, cuando puse un grabador o me senté frente a la máquina de escribir, que yo quería hacer periodismo. TS- ¿El apellido pesa? MP- El apellido no pesa pero exige. Mi viejo es reconocido lo que no implica que sea famoso. Hay un montón de historias con el apellido y yo sentí que no tenía que defraudarlo. Es un desafío. No lo siento como algo pesado, lo aproveché. Hice lo que a mí me gustaba, la pasión de mi viejo y mi pasión. Pero lo hice a mi modo. Siempre respetando consejos, más allá del laburo como periodista, como mujer dentro del ambiente. Porque recién ahora el periodismo deportivo se abre a las mujeres y mi viejo le tenía mucho miedo a eso. Pero yo crecí en un autódromo.

“Hice lo que a mí me gustaba, la pasión de mi viejo y mi pasión. Pero lo hice a mi modo.” TS- ¿Cómo es ser una mujer en el ambiente del automovilismo? MP- Cuando era más chica la pasaba bárbaro porque iba con mi viejo a todos lados y me hice amiga de mucha gente. Al principio estuve muy cuidada. Con el tiempo todos entendieron que, además de ser hija de Ricardo, era una periodista más. Terminé siendo alguien a quien respetan, buscan para comer y dan oportunidades. De a poco fui buscando espacios sin perder la posición de mujer, para mí fue muy importante porque es lo que me diferenció pero eso no implica que tenga privilegios. Hoy me tienen en cuenta. Pero no hay que olvidarse que, si bien hay confianza y se pueden compartir cosas, no es una relación de amistad. Mariela es feliz con su trabajo pero no descartó la idea de emprender otros caminos. “Siempre pienso en la posibilidad de hacer otro tipo de periodismo. Quizás un magazine… o algo de plantas que es mi hobby (risas)”, contó la mujer que, con su propio estilo, se abrió camino en un mundo donde aún mandan los hombres.««

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Movimientos colectivos

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La Multi Mujeres al frente Vienen de distintos lugares. Susana Paradot, desde el exilio en España; Mirtha “Chola” Manzur, desde el trotskismo. Marta Fassino transitó el camino de los medios y la política. Florencia Marinaro, treinta años más acá, es abogada y peronista de Néstor y Cristina. Se sientan a la mesa, rueda el mate su ronda eterna, el pucho se termina y vuelve a empezar una y otra vez. Llueve a cántaros en esta tarde que invita a la charla y al recuerdo en la casa de Flor, un departamento interno en el sur de la ciudad. Por la ventana entra un aire que alcanza para desactivar el bochorno de la tarde. Se entrecruzan, se interrumpen, amontonan recuerdos, algunos vívidos, otros borroneados por la bruma del tiempo. Traen nombres a la mesa, todo el tiempo: ellas están allí en representación de tantas otras. No hay casi nada escrito sobre la historia de la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe. A grandes rasgos, el pizarrón del pasado se divide en dos etapas: una, fundacional, de 1998 hasta 2001. Otra, de refundación, desde 2004 hasta ahora. Y en el medio, Ana María Acevedo: un caso que las atravesó como un rayo y que convirtió a la impotencia en un motor que ya no encontraría freno.

Crédito: Natalia Pandolfo Fotos: Pablo Aguirre

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Movimientos colectivos

No existen actas ni registros oficiales. No hay un lugar de reunión —nunca lo hubo: los encuentros siempre se pautaron por situaciones puntuales y tuvieron lugar en casas, salones, bares, gremios. Chola, Susana y Marta, junto a Mabel Busaniche, son las fundadoras de lo que, en 1998, fue la Multisectorial de Mujeres para la Acción: el germen de ese movimiento en permanente ebullición que es hoy la Multi. Se reunían en el viejo Foro Cultural Universitario, al lado del actual, sobre calle 9 de Julio. Antes había habido algunos mojones: “En épocas de la dictadura, hicimos un primer intento de Encuentro Nacional en Buenos Aires. Iba a durar tres días: duró tres horas. Llegaron los milicos y nos sacaron literalmente a patadas, de los pelos, nos subieron a los celulares y a muchas las llevaron detenidas” -evoca Marta Fassino. “En Santa Fe teníamos el CIAM: Centro de Integración y Actualización para la Mujer, donde estaban Chavela Zanutigh, Liliana Loyola, Nidia Kreig, Inés Llanos. Sacábamos en los diarios anuncios del tipo: ‘Charla sobre la prevención del cáncer de mama’; y luego de la»»

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Ellas son: Ángeles Guerrero, Beatriz Gutiérrez, Carmen Cornaglia, Mirtha “Chola” Manzur, María Florencia Marinaro, Marta Fassino, Gabriela Solano, Mabel Busaniche, Marisa Poggi, Mirian Urgorri, Nerea Tacari, Paula Condrac, Silvia Ferrero, Susana Palud, Susana Paradot, Valeria López Delzar.


charla, empezábamos a trabajar sobre el tema que nos convocaba: el feminismo y los derechos de las mujeres”, recuerda Marta, y se ríe de la picardía: eran maneras de evitar el allanamiento —y no siempre se lograba la proeza. Con el 83 y la democracia, las militantes se desbandaron hacia sus respectivos partidos. Sin embargo, en esos años se cosecharon algunos grandes objetivos como la Ley de Divorcio, la Patria Potestad compartida y la modificación del Código Civil que permitió que las mujeres pudieran usar su apellido de solteras. El motor ya estaba en marcha. En Santa Fe, años 90, Acción Educativa fue la organización que comenzó el trabajo barrial con mujeres. El 8 de marzo del 98 nace la Multisectorial de Mujeres para la Acción. “Marta era la famosa, le pedían autógrafos en los Encuentros Regionales”, provocan entre carcajadas a la ex conductora de Notitrece, y ella acompaña con resignación. Allí estaban, formando parte del colectivo: el Sindicato de Amas de Casa, Acción Educativa, Gémina, La 29 de Mayo, UPCN, gente del Socialismo, del Radicalismo, independientes. “Esa etapa duró hasta el 2001: la debacle política y económica de esa época nos disgregó un poco —asume Susana Paradot-. Nuestras reuniones después serían en el Sindicato de Amas de Casa, en calle Saavedra, y serían ya masivas”, cuenta. La Ley Provincial de Salud Reproductiva y Procreación Responsable, en 2002, de la mano de los diputados Alicia Tate y Eduardo Di Pollina,

junto con el Registro Universal de Deudores Alimentarios, figuran como algunos de los grandes logros de esta historia de luchas. “Éramos once organizaciones no gubernamentales, más los partidos políticos”, recuerda Chola, su voz cavernosa y su mirada fija en un punto de la historia. Desfilan, una vez más, los nombres sobre la mesa. Como el de Marisa Poggi, que estuvo siempre. O como el de las chicas que salieron de la Escuela de Psicología Social Enrique Pichón Riviére, que aún hoy continúan allí. Sin embargo, reconocen que eran una agrupación de agenda: hacían cosas para el 8 de marzo, para el 28 de mayo, para el 25 de noviembre. En 2006, la historia se partiría en dos: tocaría a sus puertas el caso de Ana María Acevedo. Desde Vera, Norma Cuevas había peregrinado por mil oficinas cuando llegó a la Multi. Su hija Ana María tenía veinte años y era analfabeta, como ella. Tenía tres hijos, de 4, 2 y 1 año. Murió el 17 de mayo de 2007, un jueves negro y helado. La mató el autoritarismo: estaba embarazada y necesitaba un aborto terapéutico, porque sufría un cáncer en el maxilar. Los médicos del hospital Iturraspe le negaron ese derecho “por convicciones, cuestiones religiosas y culturales”. “Su historia puso en evidencia la realidad que padecen cientos de mujeres que son discriminadas en el sistema de salud pública, sometidas a tratos deshumanizados, a las que la sociedad y el sistema judicial les niegan el derecho de acceder a un aborto legal, seguro y gratuito”, afirman, y todavía se percibe en ellas el rastro del dolor de esa pérdida. »»

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Movimientos colectivos

Las abogadas de la Multi (Chola, Lucila Puyol y Paula Condrac) llevaron adelante el proceso penal, acompañadas por todo el grupo. “Nuestro compromiso fue profundo e irrestricto. Fue muy fuerte para nosotras atravesar su muerte, con todo el dolor, pero también con la certeza de que estábamos en lo correcto”, evocan. “Hasta ese momento sólo acompañábamos; ni siquiera nos habíamos conformado como ONG. Éramos un grupo de mujeres que luchábamos por ciertos derechos. Este hecho nos posicionó, de alguna manera”, dicen. Un tiempo después, Norma participaría del Encuentro Nacional de Mujeres en Córdoba. Allí, con sus pocas palabras y su mucho dolor, contó la trágica historia de su hija. “Sentimos que, a pesar de sus limitaciones, ella estaba empoderada respecto de lo que había pasado. Y logramos varias cosas: además del procesamiento de seis profesionales, la indemnización a la familia y una resolución de la Fiscalía: el principio de no repetición en ningún hospital de la provincia de un caso como el de ella”, cuentan. Una especie de Nunca Más, que ayudó a mitigar el espanto. “Yo milito por el derecho a decidir”, dice Chola. Habla lento, mira fijo, como para que cada palabra quede bien sellada. “Más allá del aborto: las mujeres somos seres éticos y autónomos; si nos niegan el derecho a decidir, nos niegan el derecho a la libertad”, remata. Flor Marinaro tiene 31 años: es de la generación de los 90, la de la antipolítica, la del que se vayan todos. “Cuando entré en la Facultad de Derecho de la UNL, en 2004, empieza esto de la vuelta a la militancia, de la mano de Néstor y Cristina. Yo nunca me había cuestionado mi posicionamiento en cuanto a la legalidad o no del aborto. Venía de educación católica”, narra. Como suele ocurrir en esa etapa de la vida, una palabra dicha a tiempo, un sonido, una chispa, activó la inquietud: “Un día de 2010 voy a una charla que presentó Adriana Molina: eran las abogadas del caso Ana María Acevedo. Yo había escuchado del caso, pero ese día me quebró por completo. Me emocionó, me atravesó en un montón de cosas.

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En ese momento pensé: ‘Me gustaría ser como ellas. Eran Paula y Lucila”, recuerda. Años después terminaría formando parte del equipo. La diferencia generacional es muy grande. “La más próxima me lleva más de quince años, y en algunos casos hablamos de 40 años de diferencia. Fui la mascota del grupo durante mucho tiempo. Pero ellas son mis amigas: amigas de estar en los cumpleaños, de saber de nuestras vidas, de compartir lo bueno y lo otro”, reconoce. “Sororidad”, repite Chola, y suena como si estuviera resfriada y a la palabra se le hubiera distorsionado alguna consonante. So-ro-ri-dad. “Viene de soror, sororis, hermana. Es la relación de hermanaje que se entabla entre mujeres a partir de una lucha común. Es la amistad entre las feministas, un vínculo diferente a cualquier otro, desde el afecto y desde lo ideológico”, explica. Susana, Chola y Mabel Busaniche son “las históricas” y a esta altura se ríen de la edad; en el otro extremo, Valeria López Delzar, Nerea Tacari, Ángeles Guerrero andan entre los veinte y los treinta: la rueda sigue girando -y ya no se detiene. Son comunicadoras, psicólogas sociales, estudiantes, funcionarias, jubiladas, empleadas, trabajadoras sociales, abogadas, psicopedagogas. Hablan con ministros, secretarios, policías, jueces, fiscales, todos los días. El pañuelo verde, el del derecho a decidir, es su santo y seña. Se dividen en

grupos: ninguna va a una reunión sola. “Ahora está de moda y hay una movida muy fuerte a partir del Ni una Menos, pero no es fácil ser feminista”, admiten. Se cuidan entre ellas, se guardan las espaldas. “En esta sociedad machista y patriarcal, en este contexto de capitalismo salvaje, las feministas somos rebeldes, vamos al frente, pero nos cuidamos. Jamás nos peleamos entre nosotras, jamás. Cada una es respetuosa del lugar que ocupa la otra”, dice la voz de la experiencia de Chola. “Yo creo que el feminismo ya no es más de las militantes. El feminismo atravesó a todas las mujeres. El día del miércoles negro, era impresionante ver cómo se pronunciaban las locutoras, las periodistas, las artistas en la tele. Creo que el tema de los femicidios nos interpela muy fuertemente”, opina Flor. Han recibido premios a nivel internacional por su trabajo. Hoy, con la arcilla de esta historia en sus manos, saben que la única manera de hacer camino es andar. “El machismo nos atraviesa a todos -asume Chola-. Pero hoy, por ejemplo, hay grupos de varones antipatriarcales que colaboran acercando miradas. Están naciendo nuevas masculinidades, y es un fenómeno muy interesante, porque no es fácil para ellos. Somos plenamente conscientes de que esto va a cambiar cuando logremos desactivar esta cultura patriarcal. Cuando el varón deje de lado sus privilegios y acepte estar junto a la mujer como igual. En ese momento van a reducirse las violencias, los asesinatos, la muerte”. ««



porfolio

Autor: Mario Mazzola Modelo: Mirta Paz | Título: Paz

Autora: Viki Menéndez | Modelo: Lucía | Título: Mostrar sin ver

Autor: Santos Loza | Modelo: Marcela Díaz | Título: Joven mujer esperando

Autor: Pablo Daniel Zamora | Bailarina: Natacha Bernabei |Titulo: Ballerina

Autor: Colli Mara | Título: Retrato cotidiano

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Autor: eichHorNia | Tìtulo: florEce mi nOna


“La mujer que vemos” Convocatoria abierta realizada por TODA Santa Fe a fotógrafos profesionales y amateur bajo la consigna “La mujer que vemos”.

Autora: María Gabriela Bieler | Modelos: Andrea García Magallanes y Mariu Allevi | Tìtulo: Detrás de la vidriera.

Autora: Alejandra Gutierrez Modelo: Susana Del Prado | Título: Libre.

Autora: Candelaria Rivero | Modelo: Lucía García Make Up: María Pilar Cattalín | Título: La mujer que vemos, se busca así misma entre las nubes.

Autora: Maria Cristina Charrieri Medina Lo mejor que he aprendido.

Autor: Damián Aireoli | Modelo: Elvira Fontana (fallecida) Tìtulo | Olvido.

Autora: Marina Bessone | Modelo: Evangelina Oroño Título: Love in the pole. Autor: Leonardo Gregoret | Modelo: Doña Ángela | Título: La espera.

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porfolio

Autor: Jorge Anichini | Título: Escrito en el cuerpo | Modelo: Lucía Gunno

Autora: Raquel Haberkorn | Título: Confianza Modelo: Pamela Perotti

Autora: María Alejandra Vargas | Título: EL mundo de Indiana Lago Titicaca - Perú.

Autora: Silvina Bordese | Modelo: Mirtha Manzur | Título: Mujer Sorora.

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Autora: Gina Remonda | Título: Calma | Modelo: Julia Sabena


“La mujer que vemos” Convocatoria abierta realizada por TODA Santa Fe a fotógrafos profesionales y amateur bajo la consigna “La mujer que vemos”.

Autora: Melisa E. Perezlindo | Título: Hogar | Modelo: Mirian Speranza

Autora: Silvina Helbling | Modelo: Nanzy Vallejo | Sin título

Autora: María Martínez | Título: Simple momento feliz Modelo: María Gabriela Fernández

Autor: Emiliano Santa Cruz | Título: Homenaje

Autora: Ana Paula Ocampo | Título: Maternidad

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Molin “ E n te n d í

la

vida

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l o

c o lectiv o ”

Se define como una mujer coherente, abogada luchadora y apasionada por la política. La concejala Adriana “Chuchi” Molina se emociona ante los logros de las mujeres santafesinas y redobla la apuesta. En esta charla, nos invita a recorrer sus inicios en la militancia en la UCR, su admiración por Alfonsín, el rol de las mujeres en la vida pública, la maternidad, los afectos y, por sobre todas las cosas, su esmero en mantener encendida la llama del trabajo colectivo como motor de cambios profundos.

Crédito: Alejandra Pautasso Fotos: Pablo Aguirre Maquillaje: Mariana Gerosa

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Retratos y Perfiles

TS-¿Cómo se definiría Adriana Molina? ¿Es una mujer luchadora? AM-La peleo, y también he tratado de ir construyendo en mí una mujer bastante coherente. TS-¿Cuesta ser coherente en la política? AM-Creo que en la vida cuesta ser coherente pero cuando se tiene exposición pública, decir, pensar y hacer en forma coherente no es fácil. Sí me considero una mujer que la pelea, no me siento una heroína pero sí una mujer que la ha peleado, que la pelea y que espera seguir peleándola. TS-¿Desde siempre la peleaste? AM-Creo que en la vida de las mujeres hay muchas etapas. De joven y adolescente no, siempre estuve rodeada de afectos, eso fue una gran fortaleza, una dicha. Quizás en la juventud puede haber sido más complejo, pero sentís que la vas peleando por ejemplo en la maternidad. La maternidad me cambió absolutamente la perspectiva, y a la vez

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siempre intenté seguir teniendo todos esos otros sueños, aspiraciones, compromisos, porque estaba convencida de que quería ser una mujer feliz o intentar serlo, si yo intentaba ser una mujer feliz también iba a ser una mamá feliz. TS-Hablaste de los afectos. ¿Qué lugar ocupan en tu vida? AM-Mucho. Siempre digo que tengo familias ampliadas, porque tengo los afectos familiares y siempre tuve la dicha de estar en espacios donde había muchos lazos con amigos, hermanos y hermanas de la vida; siempre le busco el lugar a los afectos e intento reservar un espacio para ellos, es lo más genuino y donde realmente una se encuentra con su propio espejo. TS-¿Cuál es el rincón de Santa Fe que sentís como parte de tu identidad? AM-Me gustan mucho los espacios verdes de Santa Fe, poder ir a caminar o tomar unos mates en el Parque del Sur, o ir a la plaza San Martín, donde pasaron la infancia mis hijos.

También tengo lugares emblemáticos vinculados con mi identidad: yo me siento como en casa en la Facultad de Derecho de la UNL, por ejemplo. Yo hoy soy docente allí. Cada aula, el Patio de los Naranjos, el patio de la Reforma, el bar, el Consejo Directivo son lugares de pertenencia absoluta. TS-¿Cómo fueron los primeros años de militancia? AM-Fueron años de mucha luz, de la recuperación de la democracia. De mi familia nadie había estado en política, y pasar de ser una estudiante a estar en el Centro de Estudiantes y tener otra relación con mis compañeros vinculada al trabajo solidario fue muy importante. Además, en un momento especial de la Universidad Pública, me sentí parte de esa historia, con roles de responsabilidad. Pasé de lo individual a lo colectivo, de ser una estudiante de clase media, hija única, a pensar en un “todos”. No tengo ninguna duda que lo volvería a repetir, si tuviera que repetir algo en mi vida.»»


TS-¿Qué significó Raúl Alfonsín para esa estudiante de la década del ’80? AM-Fue fundamental. Fue lo que me hizo militar. No me imagino una Adriana Molina militante si no hubiera existido un Raúl Alfonsín. Mi referencia era esa. Recuerdo los actos en Unión, Paraná, Rosario o viajar a Bs As a escucharlo en momentos difíciles de su presidencia, fue realmente un líder que marca valores y prácticas. Yo empecé a militar por Alfonsín. TS- En tu tarea profesional como abogada, especialmente en derecho de familia, ¿qué es lo que te impactó de aquella experiencia a principios del 2000? AM- Lo que más me golpeaba era la vulnerabilidad de muchas mujeres, desde lo económico, lo social. Verlas ir a tribunales 10 ó 20 veces con una justicia que muchas veces miraba para otro lado… Me volví una abogada luchadora. Recuerdo que caía a Tribunales con ellas y esperábamos en la puerta al juez para hablar con él. Sentía que tenía »»

“En la política hay algo que no se puede perder: la empatía. Si pierdo eso, el ponerse un minuto en el lugar de la otra persona, será muy difícil que pueda seguir dedicándome a la política.” 27


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que explicarle a las mujeres cuáles eran sus derechos, como el divorcio, la cuota alimentaria, a luchar por sus bienes, a tener un trabajo, a formar otra familia. Ahí comencé a descubrir los estudios de género. Más adelante, con José Corral como secretario de Extensión Universitaria, propuse que la UNL tuviese su Programa de Género, Universidad y Sociedad. TS-¿Te costó mucho, como mujer, ganarte un espacio en la política? AM-A las mujeres todo nos cuesta un plus, por eso es tan importante el cupo femenino como herramienta que nos permitió a muchas mujeres llegar a determinados espacios, y necesitamos la ley de paridad como herramienta de igualdad de trato y de oportunidades para varones y mujeres. Dentro del espacio político en el que yo milito desde hace muchos años, el tema de la igualdad es un tema real. Si miramos el gabinete del Gobierno de la Ciudad, prácticamente el 50% son mujeres ocupando espacios importantes. Yo fui la primera secretaria de Gobierno que tuvo la Municipalidad, y se trató de una decisión política.

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TS-¿Qué varones dentro de la política fueron importantes para vos? AM-El caso de José Corral es el más claro, porque hace muchos años que compartimos lucha, militancia, formación. Compartimos determinados principios y valores, como la creación de Jardines Municipales como herramienta de educación igualitaria pero también como política de género; o la conformación de las Escuelas de Trabajo. Saber que estas políticas van a tener resultados de transformación y de cambios reales para muchas mujeres es sentir que realmente estoy en el espacio político que quiero estar. TS-¿Hay alguna historia de vida de mujeres de nuestros barrios que te haya atravesado el corazón pero al mismo tiempo sentir satisfacción por haber ayudado en sus procesos personales? AM-Hay una vinculada con la cooperativa de mujeres que hicimos hace un par de años, cuando yo era secretaria de Gobierno, de la que participaban las mamás de los Jardines Municipales y donde aprendían moldería textil. Recuerdo una de ellas, de unos 25 años, que el día que finalizaba el taller lloraba porque

“(…) de ser una estudiante de clase media, hija única, a pensar en un “todos”.

estaba absolutamente convencida que antes de esta experiencia no podía hacer otra cosa de su vida que quedarse en su casa a tomar mate, sentía que su vida era sólo eso y no podía hacer otra cosa. Ella se dio cuenta que le pasaba eso porque era una víctima de violencia, y el haber tenido la posibilidad de estar en la cooperativa le había dado autonomía, el sentir que era capaz, que podía…Yo la veía libre... -lo recuerda y se emociona-. Cambiarle la vida a esa mujer fue una de las cosas más fuertes que viví. Hay algo que no se puede perder: la empatía. Si pierdo eso, el ponerse un minuto en el lugar de la otra persona, será muy difícil que pueda seguir dedicándome a la política. »»


“Cuando se es política por pasión, está todo por hacer” TS- Te caracterizás por ser una persona dialoguista y que busca consensos. ¿En qué no negociás? AM- Mis límites tienen que ver con la defensa de los Derechos Humanos y la corrupción. Sin embargo, creo que, más allá de eso, en el resto siempre es posible encontrar comunicación y diálogo sin perder posiciones y convicciones. TS-¿Cuál es tu cable a tierra? AM- El poder seguir haciendo aquello que me gusta: mi casa, mi familia, los afectos, salir a ver una película o tomar unos lisos en la costanera, ir al supermercado. Tratar de no perder lo cotidiano, ese es mi cable a tierra. TS-¿Qué le diría la docente Molina de la Facultad de Derecho a la alumna Molina de la década del ’80? AM- Le diría que milite, que se comprometa, que participe, que no se pierda la oportunidad de entender la vida desde lo colectivo. TS-¿Un mensaje para las mujeres santafesinas? AM- Hay que creer en nosotras, es lo más importante, creer que tenemos fuerza, que podemos transformar y saber que siempre hay alguien cerca que la puede acompañar, ayudar. Estamos en la búsqueda de una sociedad y una ciudad más igualitaria entre varones y

mujeres. Lo más importante tiene que ver con la autonomía, entender que no estamos solas, las mujeres tenemos solidaridad. TS-¿Qué es lo que te gustaría hacer y aún no lograste profundizar en lo personal y en lo colectivo? AM-No tengo aspiraciones de tipo individual porque estoy convencida de lo colectivo.

Siempre que haya un vecino o una vecina de la ciudad que la esté pasando mal, uno siente que tiene que profundizar algo. Me gusta una frase de Florentina Gómez Miranda, una mujer radical referente para el movimiento de mujeres del propio partido: ella decía que era maestra por vocación, abogada por elección y política por pasión. Cuando se es política por pasión está todo para hacer. ««

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Gestos y Gestas

No puede pasar desapercibida donde sea que irradie su luz. Por su belleza clara, su risa o los rulos, esta chaqueña de 26 años que llegó a Santa Fe de la mano del amor, irrumpió en la escena del teatro de la ciudad nada más y nada menos que en el imponente Municipal y ante cientos de espectadores/ rostros desconocidos. Soñado debut de una bailarina y actriz que nunca había cantado.

Crédito: Celina Di Notto Fotos: Pablo Aguirre

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Gestos y Gestas

En “Espíritu Traidor” fue elegida para interpretar uno de los papeles principales. Hacía sólo un mes que vivía aquí y ya era parte de una de las obras más impactantes, un musical con más de 40 artistas, entre bailarines, actores y músicos. “Por Espíritu me descubrí más, crecí agigantado, fue un abrazo inmenso de los santafesinos, una gran bienvenida”, dice divertida. Hoy es parte de la Compañía de Danza “Vendaval” con quienes disfrutó del éxito de “Frida, fugitiva y eterna”, un tejido de expresiones siempre en permanente resignificación. “Lo mejor que me puede pasar es que una obra no esté cerrada, que tenga posibilidad de dialogar con lo que sucede en ese momento”, dice la actriz. La convicción del interior Siendo niña, armaba shows con una vecinita allá en Resistencia, para aquellos conocidos “de la cuadra”. Reconoce haber sido reservada, tranquila, y haber tenido en sus hermanos el incentivo para crecer en los juegos. “En un acto de la escuela vi a unos compañeros

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bailar folklore, las polleras, me enamoré”. Así, Magalí empezó a disfrutar del baile a los ocho años, en esa infancia donde sus maestros “Beto” Ojeda y Manolo Duarte dieron forma a ese enamoramiento, con sus consejos y guía. “Manolo me llevó a conocer la palabra, ahí está el acceso al teatro”, cuenta. En un ensayo previo a una competencia en Córdoba, el profesor la apartó y le hizo repetir unos versos. Era la poesía “Maestra de campo” de Luis Landriscina. “Tenía que pararme frente al micrófono y recitar, esa fue mi primera actuación fuera de la danza”. Y comenzó a hablar no sólo con el cuerpo. De ese recuerdo, se desprende la nostalgia del maestro que ya no está. “Todavía la leo y por dentro me mueve todo. Hoy pienso qué revelador que fue ese texto para mí, Manolo está siempre en mis pensamientos, siempre”, subraya. Magalí estudió también tango y al terminar la adolescencia, empezó a experimentar el teatro. TS- ¿Qué es para vos actuar? MA- Es un espacio de profundo diálogo entre lo

que el artista tiene para decir y lo que el espectador tiene para recibir, y cómo puede hacerlo. En todas las manifestaciones artísticas hay un diálogo: en el cine, la pintura, o la música. Transformar(se) a través del arte Trabajó en Desarrollo Social en la parte de teatro y títeres para ahorrar y poder viajar e instalarse en Buenos Aires. En su ciudad natal tuvo las primeras experiencias que marcaron su mirada sobre el modo de ser artista. “Yo concibo el arte como una herramienta social. En ese entonces, armamos una murga con los chicos del barrio y un día, se acercó uno de ellos a decirme que antes él no encontraba un rumbo, y lo que hacía tenía que ver con tomar algo, la murga lo hizo trabajar en sus trajes y pensar en invertir en eso, ahí vi por primera vez este poder transformador que tiene el arte”. A los 20, valiente y convincente, decidió mudarse a la gran ciudad donde bailó y actuó, hizo castings y estudió Licenciatura en Teatro y Profesorado de Danza. Formó un »»


“Lo mejor que me puede pasar es que una obra no esté cerrada, que tenga posibilidad de dialogar con lo que sucede en ese momento” grupo, “El Cardumen”, de contención y acción: “armamos un laboratorio de experimentación en la búsqueda acerca de qué me puede brindar el teatro y qué puedo brindar yo a través de él, para qué lo hago”. TS- ¿Qué soñás para tu futuro? MA- Tiene que ver con lo que puede transformar el arte. Cuando trabajé en la cárcel, los chicos me llevaron a su cocina, vi pintado un horizonte en una de las paredes, y me señalaron ‘cuando entramos acá y lo vemos, ya no nos sentimos encerrados’. Mi sueño es seguir teniendo ese tipo de encuentros, en cualquier lugar. Dice que no se cansa de ver “El gran Pez”, que lloró como niña al ver el Cirque du Soleil, que la música que escucha depende de su ánimo y que hace arte para poder experimentar transformaciones, chiquitas pero inolvidables, en los otros y en el mundo. Así es ella, sencilla y maravillosa, angelada en escena y aprendiz todo el tiempo. Una de las mujeres que más rápido se hizo querer por el público en la ciudad, y que afirma que inició y sigue un camino del arte dejándose “fluir”. ««

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La referente del Sindicato de Amas de Casa que se alejó del partido cuando la militancia por las mujeres superó la convicción política. La misma que creó junto a otras la Red de Mujeres y en 2001 fundó con ellas la granja agroecológica La Verdecita. En todas sus facetas, su lucha es la de siempre: empoderar, reivindicar a la mujer en un mundo de varones.

Crédito: Florencia Arri Fotos: Pablo Aguirre

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Retratos y Perfiles

Isabel Zanutigh, a quien todos conocen por “Chabela”, es una y es muchas. Y lo sabe. Quizás por eso se aleja del “yo” para hablar de un “nosotras” en un plural de modestia que trasciende tiempo y circunstancias y que tiene su fundamento. “Es una relación dialéctica: yo me formo con lo que me enseñan a la vez que transfiero lo que aprendí”, explica. Y en su discurso el otro es mujer, son “las mujeres”, el plural femenino por el que primero trabajó, después creyó y que hoy, a sus 64 años, todavía empodera. El inicio de su historia se remonta a un colegio de monjas en San Justo, donde la primera rebeldía fue desafiar la autoridad del párroco al ir a misa sin mantilla y en mangas cortas. Pero su formación como referente de otras mujeres fue el Sindicato de Amas de Casa que la tuvo entre sus fundadoras a mediados de los ‘80 como parte del Frente de Izquierda Popular y que terminó por superar al partido. Chabela reconoce que atravesaba por aquellos días una lucha interna. Ella, que estudió Ciencias del Ambiente e Ingeniería Química, no se sintió ama de casa hasta que muchas le contaron su vida y le ayudaron a sobrellevar la propia. “No creo que haya una mujer que no sea ama de casa, el concepto es intrínse-

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co al cuidado de los demás. Podés no tener tiempo y pagarle a alguien para que te ayude a hacer algo pero si tu hijo está enfermo lo cuidás. Mi primer reconocimiento fue ver que yo también era esas mujeres. No ver eso era no darme cuenta de cuánto hacía, del por qué de mi cansancio. Y fue como una mamushka, se fueron abriendo cosas”, dice Chabela. Y de esa muñeca en que habitan otras nació la Red de Mujeres. Y, de ella, la granja La Verdecita. El tiempo borró las fechas de los –“¿fueron quince o veinte?”- años en el Sindicato. Lo que recuerda son las tardes con mujeres de distintos barrios en que cocinaban para juntar fondos cuando alguna planteaba una necesidad concreta, las reuniones largas y las risas cuando hacían dulce. Chabela, que dejaba a sus tres hijos con su mamá para trabajar y militar, halló en cada una un espejo. En todas, subyacía la misma esencia: la casa, los hijos, el hombre, el cuidado y el cansancio. “Mi vieja fue de la generación de la frustración: quiso estudiar pero no la dejaron. Yo soy de la generación del engaño, me dijeron todo lo que tenía que hacer llevando a cuestas todo lo demás. Y no es justo”, dice, pero no se queja.

Dialéctica de ser una y (nos)otras Las tardes con el sindicato transcurrían en largas caminatas por los barrios. Hasta que en 1999 hubo un quiebre. El indicio fue tan simple que casi pasa inadvertido: en el barrio no se sentía olor a comida. Cuando empezaron a preguntarles a las mujeres qué comían la respuesta fue un mate con azúcar para pasar el día. Así se formó, en 2001, la Red de Mujeres, que peleó por conseguir cajas de alimentos a quienes la requerían, estuvieran o no afiliadas al sindicato. De esa necesidad de alimentos surgió la idea de generar el propio, de crear La Verdecita. En Callejón Roca 1800, ese grupo de mujeres unidas consiguió apoyo externo y compró un predio de casi 5 hectáreas que llamó La Verdecita. Allí, trasformaron el espacio e hicieron huertas con apoyo del INTA. Pero cuando la situación económica mejoró, las mujeres dejaron poco a poco la granja. “La Verdecita no era el proyecto de ellas, su proyecto era conseguir un salario que les permitiera comprar lo que antes producían con mucho esfuerzo, algo muy legítimo”, destaca Chabela, quien abrazó la agroecología y se aferró al proyecto. »»


“La Verdecita no era el proyecto de ellas, su proyecto era conseguir un salario que les permitiera comprar lo que antes producían con mucho esfuerzo, algo muy legítimo” Hoy la granja produce sin pesticidas varias toneladas de verdura al año. Allí trabajan la tierra hombres y mujeres en un consorcio de 60 familias. Son pequeños productores no capitalizados: lo único que tienen es su trabajo. En La Verdecita, Chabela encontró otra mujer, todavía más vulnerable: “la productora, con muchísimo más trabajo que la del barrio más pobre”, cuenta. Y valora que las integrantes del consorcio poco a poco se fueron empoderando y ya no callan bajo la voz de sus varones. “Hoy ellas también deciden qué hacer y forman parte de la comisión directiva... Lo mío es la lucha por las mujeres, que no me jodan” aclara, como si hiciera falta poner en palabras lo que ya narra su vida. “El esfuerzo y el sacrificio que le piden a la mujer para que sea brillante en un mundo en el que los brillantes son los varones es enorme, porque ellos no tienen que hacer todo lo que tenemos que hacer nosotras -expresa, como quien explica el aprendizaje de toda una vida-. Yo reivindico el enorme trabajo de cuidado que hacemos las mujeres. Tras mi-

les de años de sufrir toda clase de violencia seguimos apostando a tener hijos, a cuidar de los viejos, de las plantas y de todo… somos cuidadoras y formadoras de lazos, y es lo que sostiene el mundo”. ««

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Psicología

Lo femenino en el origen del psicoanálisis Crédito: Claudia Rosciani.

Muchos autores apuntan a la pregnancia de lo femenino en el pensamiento freudiano, lo cual se relaciona con el contexto en que emerge este discurso, marcado por la entrada de lo femenino en la escena social. En la Viena de fines del siglo XIX, inicios del siglo XX, Freud, escuchando el malestar femenino, funda el psicoanálisis al dar crédito y oídos a la histeria como portadora de una verdad que subvierte la racionalidad científica y filosófica. Podemos situar este hecho con relevancia al decir que entre los escenarios que inauguran la modernidad, un hecho novedoso dentro de la historia del pensamiento occidental, es el advenimiento de un discurso que se inaugura sobre lo femenino. En 1928, por otro lado, el manifiesto surrealista celebra la histeria como obra de arte, forma de expresión poética de subversión de la razón. Según Jacques Derrida, “la operación femenina nitzcheana”, al apuntar que

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la mujer es la verdad porque ella sabe que no existe la verdad, disloca la filosofía del campo de la verdad a los de la ética y la estética, marcando un proceso de feminización de la filosofía contemporánea. Lo femenino es formulado (siguiendo a Derrida) como lo otro asimétrico que deconstruye el logofalocentrismo occidental.

Según Deleuze y Guattari, el devenir mujer se plantea como un devenir múltiple de líneas de fuga en relación a las máquinas duales. Breton, líder del movimiento surrealista iniciado en Francia en 1919, concluye en su libro “Nadja” publicado en 1928 respecto de este destacado lugar dado a la histeria: “la belleza será convulsiva, o no será”. »»


¿Por qué es tan importante y disruptiva esta entrada de lo femenino en el discurso y en la escena social? Entre otras cuestiones porque, como señala Foucault, entre los dispositivos de adiestramiento de los cuerpos y de la sexualidad emergentes en el siglo XVIII, se destaca la patologización e histerización del cuerpo femenino, con el objetivo de excluirlo del espacio público. Este mismo autor nos ha esclarecido hasta qué punto el elemento sexual representa una instrumentación en las relaciones estratégicas de poder. Inspirado en la genealogía nitzcheana, nos dice que no hay sujeto ni sexualidad universal sino que los modos de sexuación y subjetivación están determinados históricamente. En esa época, específicamente respecto de lo femenino, los dispositivos de saber y poder producidos por las ciencias sexuales, patologizan el cuerpo de la mujer. La operación de histerización del cuerpo femenino consiste en presentarlo como excesivo, desviado, nervioso, configurándolo así como una sexualidad peligrosa para la sociedad y con intención de excluir a la mujer del espacio público.

El psicoanálisis y lo femenino: un horizonte de la modernidad (Regina Neri, ED. Civilizacao Brasileira, 2005). En el siglo XX, se inaugura desde diversos espacios la entrada de lo femenino conduciendo el pensamiento a un cuestionamiento crítico del todo, de lo cerrado, del logocentrismo, en beneficio de lo abierto, ilimitado, descentrado. Es en este escenario donde sucede el encuentro histórico del psicoanálisis con lo femenino: un acontecimiento inédito en la historia del pensamiento en dos sentidos. En primer lugar, porque está enunciado a partir del discurso de las mujeres (se funda al escuchar lo que las histéricas tienen para decir) y, en segundo lugar porque se constituye sobre lo femenino como interrogación primera y fundante de su aparato teórico. Lo femenino en el origen del psicoanálisis se inscribe como marca que sigue produciendo efectos dentro de este discurso y a través de él. La vigencia de esta interrogación es múltiple y en nuestras circunstancias sociales actuales, ineludible.««

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“No pasa un día en que no toco el piano” Principios de febrero, lunes a la tarde. El calor santafesino se diluye suavemente a medida de que nos acercamos a Rincón. Allí, en el pueblo, la concertista Perla del Curto, nos espera en su casa adecuadamente llamada Amadeus. En un jardín verde y frondoso nos encuentra la noche en plena charla con la pianista, cuyos rasgos permiten imaginarla en su primera juventud e incluso en aquella niñez en la que comenzó esta historia de amor con ese maravilloso instrumento.

Crédito: Ma. Julia Porta Fotos: Pablo Aguirre

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Ritmos y compaces

Perla del Curto empezó a estudiar piano a los cinco años. “Mi madre tocaba el piano muy bien, pero yo no pude estudiar con ella. Comencé con una profesora y recuerdo que me gustaba mucho y que muy pronto eso se incorporó en mi”. Entonces, vivía en el barrio Sur de Santa Fe y sus primeros estudios formales fueron con el maestro Tino Rossetti, un músico chileno radicado en Buenos Aires que una vez al mes visitaba esta ciudad. En su conservatorio, María Teresa Orihuela acompañaba y supervisaba la formación de la pequeña Perla. Después llegaría el Instituto Superior de Música y la carrera del profesorado. El piano, las partituras y los ejercicios de digitación eran ya parte de su vida. Durante cinco años, en plena juventud, Perla del Curto vivió en Italia. El país fue elegido para perfeccionamiento con deliberada intención. Allí tomó y dio clases, brindó conciertos y accedió a nuevas y especiales experiencias. Otros países europeos y EEUU fueron escenario de sus presentaciones. Y cada auditorio le brindó una sensación diferente. “En esos países la devolución del

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público era muy hermosa. Son culturas distintas. A mí siempre me gustó la Argentina. Siempre me sentí muy cómoda compartiendo música aquí.” Quienes conocen la carrera de Perla, suelen relacionar su nombre con la música de cámara. Ella sin embargo, afirma: “Fue una etapa. Es muy hermosa la música de cámara pero me gusta tocar sola también.” Cuando hablamos de obras o piezas que le brindan un particular placer interpretativo, Perla relata una anécdota reciente: “No sé qué estaba haciendo cuando encontré la sonata número tres de Chopin, una obra bellísima que he tocado millones de veces y que saqué de mi repertorio hace un tiempo”. Hallarla la condujo a retomarla y ello a descubrir que el cuerpo tiene memoria. “Son cuatro movimientos, me puse a tocarla despacio y cuando tuve que hacer una escalita, algo corto con la mano izquierda, los dedos se me entreveraban. Varias veces intenté. Hasta que me di cuenta de que yo ya tenía integrada una digitación y, al intentar cambiarla, la mano

no me respondía. ¡Fue una experiencia tan especial! Todo salió cuando yo solté la mano sin preocuparme. Tanto tiempo sin tocar la obra y adentro mío seguía estando.” Desde su graduación hasta el momento del retiro (1993) Perla dedicó parte de su vida a la docencia en escuelas, el Liceo y el ISM (Instituto Superior de Música). Muchos cambios se han producido en ese trayecto en el mundo académico y ella no se cierra a los mismos. “Hay grandes talentos entre la gente joven y mucha velocidad. Todo lo hacen un poco más rápido de lo que lo hacíamos nosotros. Es curioso eso y no sé exactamente de donde viene. Hay mucha técnica.” Para ella, los millennials van a generar nuevos cambios. “Me llama la atención lo despierto que son los chiquitos. El gran desarrollo tecnológico cambia la mentalidad. También la nuestra, la que teníamos.” Allí, en Rincón, lugar al que llegaron por deseo de su esposo y en esa casa bautizada también por él con nombre musical, se llevó a cabo hasta hace pocos años un ciclo titulado: “Por Amor a la Música”. »»


DIÁLOGO Diálogo es el nombre del cd que Perla del Curto en piano grabó junto a Mariano Laurino en clarinete. La obra es un homenaje a la música argentina que contiene piezas de Washington Castro, Enrique Gerardi, Emilio Dulanc, Astor Piazzolla y Carlos Guastavino. Fue grabado en Amadeus en cuatro medias jornadas seguidas (de viernes a lunes) en el año 2009. “Salió muy bien -cuenta Perla- Casi de una vez. Es medio odioso eso de la repetición. Así, lo veo más vital”.

Obras en piano a cuatro manos o piano y canto eran interpretadas para un público reducido conformado por amigos y vecinos invitados. Perla recuerda con cariño esos momentos y no duda en volver a hacerlos realidad. Particularmente se emociona con la anécdota de aquella vecina sin conocimientos de música académica que disfrutó tanto de Amor de Poeta de Schumann en piano y voz en registro de bajo barítono (Luis Esqueff) e idioma alemán, que le pidió una grabación para volver a escucharla en su casa. Su paso por Radio Nacional con el programa Tiempo de Música es otra experiencia que rescata y valora. Le pregunto por su día ideal y Perla responde: “Yo disfruto mucho del estudio, de los ensayos cuando hacíamos música de cámara. Disfruto de mi jardín. Y escucho música. El estudio es un momento muy especial. En general no pasa un día en que no toco el piano. Siempre algo. Es ideal porque me enriquece

“Es parte de mi vida. Yo cada vez descubro más cosas mías en la música.” espiritualmente”. Antes de la despedida nos muestra al eje central de Amadeus: el piano. Ese Blüthner que perteneció a los Guastavino, en el que Perla estudió y rindió exámenes en el Conservatorio de Maria Teresa Orihuela y que, por deseo de su mentora, hoy es suyo. Sobre el instrumento, una partitura de Remo Pignone la invita a la ejecución con la que nos agasaja. Finalmente, Perla, pensando en la música, concluye: “Es parte de mi vida. Yo cada vez descubro más cosas mías en la música.”««

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las palabras y las cosas

¿Qué ves cuando las ves? Quienes germinamos irradiadas por el signo de ese territorio incandescente que detonó como la Generación X (principios de los años 60 hasta inicios de los 80), nacimos con un televisor blanco y negro bajo el brazo.

Crédito: Querelle Delage

La televisión con su hechizo de imágenes paganas nos viene tejiendo en su línea de tiempo una especie de autobiografía privada totalmente autorizada en la cual nosotras fuimos enlazando casi orgánicamente a cada persona/personaje que se nos cruzó ante los ojos. Esa mirada ineludible se mimetizó con cada una de las mujeres icónicas que han traspasando los límites de ese rectángulo con antena medido en pulgadas y que en cada corte curvilíneo de su cartografía catódica fueron confeccionando a fuerza de cuerpo poético el género que modelamos, desandamos y des-a(r)mamos: el femenino.

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Y así de niñas, frente a la pantalla encendida nos pegábamos como catanga al foco; un poquito poseídas, otro poquitito abducidas como la nena rubísima de “Poltergeist” cuando sus traviesos amiguitos del más allá la invitaban a abrir la puerta para ir a jugar al filo de la realidad. En su bella tarea, la niñera electrónica con sus senos de rayos alta tensión, en la era pre cable y dos canales para sintonizar, nos amamantó en su matriz desmesurada de nodriza a perilla y, a cambio del tetazo, la retroalimentación mutua devino en rating.

Esta es una pizca de mi altar, mi rescate emotivo: 1)- Las musas locales: adicta al cacao en polvo en todos sus formatos gracias a las recetas culinarias en vivo y en directo de Cristina Buchara en “Entre mate y mate”. Quién no abrió la ventanita del amor ni cantó en “El mundo de María Azucena”, definitivamente, no tuvo infancia. 2)- Un par de vueltas a escondidas y el resplandor de la más superpoderosa de las chicas: “La Mujer Maravilla”; carne y divinidad contra el fascismo y sexismo. 3)- La banda sonora tan biónica como su trote en cámara lenta y el ruidito de ese oído ultra absoluto equilibrando desigualdades de un mundo nuclear y machista: la ineludible “Mujer Biónica”. 4)- Setentosas y pistoleras al cubo: “Los Ángeles de Charlie” que juntas pero separadas de la “Mujer Policía” eran el dream team torbellino en primer plano de las tardes infanto aquelarre a puro bangbang y peinados fuera de serie. 5)- Aprendimos a besar viendo como Cristina Alberó se lo chapaba a Antonio Grimau en “Trampa para un soñador” como lo hizo con tantos en tantas telenovelas nuestra tan venerada Verónica Castro. Ellas y muchas más son parte de nuestro ADN identitario; esa influencia que se trama a imagen y semejanza. ««

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Relato Breve

[No escucha nadie] Crédito: Romina Mazzola

El último grito del despertador anuncia la llegada de la rutina. Se prepara para salir a la calle: la ropa holgada para tapar las inseguridades; el maquillaje justo para verse deseable sin parecer regalada. La galletita sin sal, la leche descremada. La vida sin calorías ni sobresaltos. No sea cosa que sea gorda o que se le ocurra estar fuera de los estándares. Camina apurada las quince cuadras que la separan de la oficina con la firmeza de quien sabe de memoria cada recoveco, cada detalle. Va pensando en el que no la volvió a llamar. Se pregunta qué hizo mal, por qué está sola. Siempre tuvo la sensación de que no iba a ser suficientemente buena para nadie; o no siempre. Fue exactamente desde esa tarde en que un pariente entre risas procaces le dijo “al pasar” que no era tan bonita como su hermana y que tenía que atemperarse porque con ese carácter no la iba a querer nadie. Camina escondida debajo de los auriculares rosa chicle que le sirven de escudo contra los ruidos de una ciudad que no es cordial con nadie. Con ellos musicaliza el viaje. Sus pequeños escudos musicales la hacen inmune a las barbaridades que le grita el mundo, al “piropo” indecoroso, al tipo del pasillo oscuro, ese que todas las mañanas le dice algo que ella nunca llega a

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#49 - 2017

escuchar pero que sabe, tiene gusto y olor a espanto. Pero hoy, los escudos rosados no le alcanzaron. Al pasar por el pasillo la música se apagó y escuchó al tipo decirle que hoy era su día de suerte, que él iba a darle lo que estaba necesitando. Quiso mirarlo a los ojos, enfrentarlo. Quiso escupirle en la cara un puñado de verdades y de frustraciones pero ya era tarde. De un tirón y sin dudar se la tragó el pasaje. Y el horror, el pánico. Las manos como cuchillas rasgando el cuerpo que siempre escondió porque nunca terminó de gustarle. El olor a sexo con odio. Los sonidos guturales de la bestia que con aliento a mugre embisten sobre ella. El asco, la vergüenza. Un dolor infinito de saberse rota para siempre, por dentro y por fuera. Y la nada misma. El uniforme de rutina teñido de sangre. La canción más triste del mundo sonando en unos auriculares rosa chicle que ahora no escucha nadie. Y la vida tirada en una bolsa al costado de un camino. Una bolsa miserable. Una bolsa de basura donde cabe una vida ya sin sueños, con un montón de dolores que no le importaron a nadie. ««



Al estilo de Fernando Daniel Oliveros

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