Revista TODA - Ed. Nº77

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CLAUDIA ROSCIANI

Desacelerar para vivir, trabajar y crear

SARA BERÓN

«Trato de conectar arte con espiritualidad»

SOBRE LOS CUERPOS

«Queremos hacer algo distinto sobre el escenario»

NOEMÍ CANDELLERO Con la fuerza del viento del Norte

LINDA ESPANTOSO TORRES

Costuras que unen fronteras

INÉS MASSINO y AZUCENA OLMOS Madres que marchan rabia que arde

ENRIQUE MAMMARELLA «La experiencia educativa tiene que ser transformadora»

Ar. $150



Que nos dejen vivir Preludio Nadie nunca ve nada. Una sirena que se abre paso en el tumulto de lo que se agita sin descanso. Una foto con letras llamativas y un rostro en el centro que circula pivoteando de red en red a difundir. Alguien que no puede contenerse frente a un escritorio frío y gris que rechaza la demanda. Una hornalla que se apaga porque no hay olla que tenga algo para cocinar. Quien espera la llegada del amor que le dijo que pasaba en un rato y el puño cerrado se le hunde en la mejilla mientras se oscurece el espacio que los vio nacer. Un rosario de «no tengo» hilados por los portazos que suenan en caras sucias de hambre y de mirar adentro de las bolsas de basura. Unos disparos, unos gritos y unas corridas. Los que recobran la vista acuden porque, a pesar de todo, la solidaridad parece no faltar. El Silencio Nadie nunca escucha nada. Declaraciones que se diluyen en el aire de oficinas ficticias que juegan a ser lo que no harán. Pasillos que se escuchan huecos y sin sentido mientras hay quienes se esconden tras puertas sin cerradura. Las responsabilidades saltan de nombre a nombre, de cuerpo a cuerpo, como despavoridas pulgas que necesitan alimento. Se multiplican los teléfonos ocupados y los contestadores son los únicos que saben lo que tienen que decir. Las comunicaciones se preocupan en ser primicia de una historia de red social para que el índice de audiencia medible alcance un nuevo récord porque es lo que vende. Los que se permiten a escuchar algo, empiezan a pedir porque, a pesar de todo, no está muerto quien pelea. El estallido Cuando parece que algo se mueve, empieza. Primero una madre sin consuelo –las mujeres saben que es lo que tienen que hacer cuando nada les queda–, luego un vecino que arma tembloroso un cartel, después lo público del barrio y sus veredas y las puertas que empiezan a abrirse lentamente. Alguien que no sabe de diseño pero entiende lo que genera el amor, lo que duele el amor, lo que salva el amor, hace un afiche para que circule por redes sociales y marque el itinerario entramado de una red. Y ahí un paso, otro, una mano, otra, un pañuelo al viento, otros, una pancarta con un nombre y otras con distintos nombres, un llanto, y varios otros, un canto y cientos otros. Se llenan las calles, se visten colores, se agitan ventanas y se despejan cielos. La plaza está en llamas, las baldosas tiemblan. La plaza está viva, late a un ritmo inesperado: la necesidad de gritar. Que nos dejen vivir Lo que de verdad cambia es la rutina. Los días y las noches ya no son los mismos de cuando estabas. La casa se hizo más grande, la mesa te espera y la cena en tu serie preferida. Alguien siempre se equivoca y te pronuncia por tu nombre, ése que más sonó en la radio y en la tele y con el que más veces te escribieron en negrita. No cerraste ese día tu cuenta de facebook y te siguen enviando solicitud de amistad. Nos paran en la calle para abrazarnos mientras la justicia duerme la siesta con la baba que se le cae sobre tu expediente. Pero una fuerza incompleta se apoderó de nosotros, unas ganas de contarlo todo para que no vuelva a ocurrir, como un vientito que sopla de la laguna, tibio y lunar que viene a calmarnos. «Que nos dejen vivir» resuena como un eco el canto, «que nos dejen vivir» decimos para que nos escuchen, «que nos dejen vivir» pedimos para que se sepa la verdad, «que nos dejen vivir» escribo para poder continuar. Ezequiel Perelló

Toda Santa Fe - Edición Nº 77 - Octubre 2019 Santiago del Estero 3166/L. 28 - Tel: 0342 - 4560686 www. todasantafe.com.ar - info@todasantafe.com.ar

Editor Responsable: Marcelo Jorge mjorge@todasantafe.com.ar Coordinación General: Ezequiel Perelló eperello@todasantafe.com.ar Departamento Comercial: Viviana Quiroga comercial@todasantafe.com.ar Dirección Periodística: Carmen Úbeda Asesoramiento en Artes Plásticas: Lucía Schmidhalter Diseño Visual: Rodrigo Goldsack (dgcv) disenio@todasantafe.com.ar

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Corrección: Analía Drago Foto Tapa: Ignacio Platini Foto Contratapa: Leonardo Gregoret

Colaboran en esta edición: Fernando Marchi Schmidt, Belén Bustamante, Natalia Pandolfo, Guillermo Capoya, Mariano Peralta, Gustavo Wedertz, Carla Zorzón, Ediciones UNL, Mariana Gerosa, Hernán Lestussi, Camila Gómez, Cynthia Figueroa, Estanislao Giménez Corte, Cecilia Páez y Paola Starder.

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Premio a la Excelencia 2018 como: «Mejor Revista Cultural Santafesina». Premio Máscara 2016 como: «Mejor Revista Cultural Santafesina».

Pre-prensa e impresión: latingráfica - www.latingrafica.com.ar Empresa Certificada en ISO 9001:2015

Publicación de distribución mensual


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Sara Berón

Claudia Rosciani

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Enrique Mammarella

Noemí Candellero

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Linda Espantoso Torres

INÉS MASSINO y AZUCENA OLMOS

+sum

Letras y sonidos 06 Interiorismo 16 Porfolio 26 Sobre los cuerpos 42

El Gesto 52 Inspiraciones 54 Coleccionables 55



letras y sonidos

[MÚSICA]

[MÚSICA]

Título: Caravana Autxr: Wos Valentín Oliva, conocido artísticamente como Wos, es un rapero, freestyler argentino. Es conocido por ser el actual campeón en el torneo internacional de Red Bull Batalla de los Gallos. De chico le gustaba tirar rimas con sus amigos de la escuela, en un barrio de Chacarita. Esa pasión lo llevó a participar en batallas de freestyle en 2016 y resultó ganador en eventos como El Quinto Escalón, luego campeón argentino y vencedor en la Freestyle Master Series, o FMS como es conocida en Youtube. Todo eso lo llevó hasta el reconocimiento del Senado de la Nación en 2018, donde recibió la mención de Honor por su compromiso con el arte y la cultura. Después del acto, agarró el micrófono y lanzó unas rimas increíbles. Caravana es el primer trabajo discográfico de Wos, va por múltiples géneros que pasan desde el hip hop, rap hasta el rock. Siempre con un discurso muy marcado, en este primer disco muestra diferentes facetas musicales y el principio de una etapa artística muy fuerte apostando a lo independiente. Los temas de Wos vienen pisando fuerte y ganando cada vez más fans y eso lo ubica, con sólo 23 años, entre los músicos con mayor crecimiento en los últimos tiempos. Sus canciones representan a toda una generación con sus temáticas.

Título: El sonido de una gota Autxr: María Artés Lamorena Melody María Artés Lamorena nació en Sevilla y se crió en el Pueblo Cordobés de Lucena donde aprendió a amar la música desde muy pequeña. La mejor virtud para esta joven artista es su voz y su versatilidad. Se defiende igualmente en su arte supremo, el flamenco, en la copla y en otros estilos como el pop y la fusión. Se define como una cantante de flamenco pop. El sonido de una gota es un sorprendente trabajo de María Artés, su tercer disco de estudio. En él se descubre a una artista más madura en lo musical y en lo vocal, con un cuidado equilibrio entre la fusión del pop español y americano con reminiscencias latinas y étnicas. En redes sociales causa auténtico furor. Miles de seguidores se agolpan para escuchar y leer todo lo que María tiene que decir. Sus videos musicales reciben millones de visitas. «A veces una gota puede salir de un sentimiento y, levemente, llegar a nuestra boca para sanarnos…»

[LECTURA] Título: Trabajo nocturno –poemas completos Autxr: Juan Manuel Inchauspe La poesía misma, sí, la palabra. La preocupación por lograr una sintaxis poética rigurosa, legítima, porque la poesía, como el cine, como la pintura, es un lenguaje propio en sí mismo, permite decir cosas que sólo de esa forma, en esa forma, pueden ser dichas; yo pienso que en la poesía la palabra tiende a desarrollar toda su capacidad y energía: en la poesía el lenguaje es forma, gesto, color. De esta manera, el lenguaje permite registrar los cambios y expresar cosas que no pueden ser dichas de otra manera, y permite hacerlo con absoluta libertad. Lo que yo pretendo a través del poema es lograr ese estado inefable de libertad...

[MÚSICA]

[LECTURA] Título: Espino: Una mirada Autxr: Domingo Sahda Sahda ha comprendido bien estas cosas, ahondándolas con segura percepción y, a la vez, con generosa amplitud. Por eso en su estudio se equilibran el rigor del juicio estético y el afecto de una simpatía humana que, en nuestro amigo, se ofrecía y se ocultaba como en el parpadeo de los astros o la deriva de las constelaciones. [José Luis Vittori]

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Título: Black Anima Autxr: Lacuna Coil Lacuna Coil es una banda italiana de metal gótico formada en Milán, Lombardía en 1994. Actualmente son considerados como una de las bandas de heavy metal más influyentes en Italia, así como una de las bandas italianas con mayor éxito en el extranjero y de las más influyentes en el metal gótico. Los liderados por Andrea Ferro y Cristina Scabbia parieron uno de los discos más fundamentales para el género en la década pasada con Comalies (2002, el que es para muchos su mejor disco), y desde entonces esos sonidos que bebían tanto del Gothic Metal fueron mutando hacia una propuesta más accesible y radial, que los encontró dentro de los terrenos del Metal Alternativo. Black Anima es el noveno álbum de estudio de la banda. Con una producción moderna y cristalina, soberbias performances de sus dos vocalistas y una banda bien aceitada, es un disco que no se prolonga innecesariamente, todo está ajustado para entretener y movilizar en el tiempo justo.

[LECTURA] Título: Otras lenguas Autxr: Inés Aráoz El lector, la lectora, que se introduzca en Otras lenguas debe saber que se sumerge en un espacio de belleza. Este es un libro de doble poesía: la de los textos y la de las imágenes. Cada poema es una joya engarzada en una obra de arte y, cada fotografía, una pintura que se introduce dentro del poema, mostrando su naturaleza abstracta y, a su vez, los múltiples y escurridizos significados del universo. Rugosidades, veladuras, signos, asperezas, líneas, dialogan con lenguas diferentes –incluidas como propias–, con zonas insondables, pendientes que se deslizan hacia la piedra y la palabra. Inés Araóz y Mercedes Roffé se aúnan para vibrar en la misma sinfonía, donde un corazón de lengua corre por la hondonada desde lo alto pixelando un mundo que hay que traducir, pero, sobre todo, gozar desde el centro inagotable de su misterio.


Destacado del mes

[LECTURA] Título: Piedra de luz Autxr: Hugo Echague Este segundo poemario de Hugo Echagüe propone, desde su nombre, su principio, la inquietantemente diferencia entre materia y energía, y también su semejanza, alojada en la conjunción. La piedra, que puede devenir en brillo galáctico como el diamante, cuyo atributo es su valor exponencial, se une y se separa cual oxímoron de la luz. ¡Di, amante! Parece desafiar el yo lírico. Sabemos por el sabio Einstein que la luz es al mismo tiempo materia y energía. Y por Hugo volvemos a la certeza de que la poesía es capaz de enunciar la unión y separación de los amantes, de los contrarios, hospedar lo improbable del ser y del acontecer, hacer lugar poético a la contradictio in adjecto. Convivencia sustantiva, retórica y alegórica, entonces. Es precisamente lo que sucede en estas galaxias del verbo, esta Piedra de Luz, que extrema la estética de la sencillez para el armado y la disolución. Sus recorridos insistentes en el ir y venir, andar, amar, penar, detenerse, transcurren hospedados en un ritmo de acordes, acuerdos y desacuerdos, como en una pieza de jazz. Entre los azogues sin reflejos y los sueños despiertos, oníricos destellos de vigilia plena, los tonos esperan al poeta en el verso, en las rimas internas, en las sutiles referencias a poetas y poemas... [Susana Romano Sued]

[MÚSICA] Título: La Dôtu Lado Autxr: Coladera La Dôtu Lado es el segundo proyecto musical transatlántico de Coladera, un sonido exquisito y aventurero que agrega diversas capas sobre las ricas tradiciones de sus principales impulsores: los cantantes y guitarristas Vitor Santana, de Belo Horizonte (Brasil), y el portugués João Pires. El álbum reúne una serie de colaboraciones de tres universos musicales (Brasil, Portugal y Cabo Verde) que honran los ritmos lusófonos.

[LECTURA]

Título:

Biografías y sociedad. Métodos y perspectivas Ediciones UNL

Biografías y sociedad. Métodos y perspectivas es una obra coeditada entre Eudeba y Ediciones UNL en el marco de la Colección Cátedra. El libro, que está dirigido por Ernesto Meccia y cuenta con 21 autores, presenta una variedad de métodos de investigación biográfica para trabajar en el aula universitaria. De esta manera, escriben autores que desarrollan distintas estrategias metodológicas. Es una obra que se propone decir cosas para que se hagan cosas: presenta métodos y técnicas que luego se muestran en investigaciones concretas. Así, es un producto destinado a quienes realizan tesis. La investigación biográfica –señala Ernesto Meccia– procura hacer justicia a la presencia que muchas veces ha resultado incómoda a la investigación social. El estudiante con el que dialoga el libro –dice en el prólogo Juan I. Pirovani– aparece tratado con gran reconocimiento intelectual: no se le presenta un recetario rígido para hacer investigación, sino que se lo invita constantemente a considerar aspectos históricos y a analizar los fundamentos teóricos de la investigación biográfica, sin abandonar un talante eminentemente didáctico que resulta ajeno al mero lucimiento intelectual como fin en sí mismo. Pirovani destaca «la colaboración intergeneracional e interinstitucional» en las que se basa el libro porque «el director de la obra ha convocado a participar en ella a investigadoras e investigadores de distintas generaciones y pertenencias institucionales que presentan un conjunto muy potente de textos dedicados a dos de los tipos de investigación biográfica de la tipología propuesta». Ernesto Meccia es doctor en Ciencias Sociales, magíster en Investigación en Ciencias Sociales y licenciado en Sociología. Es profesor regular de grado y posgrado en la UBA y en la UNL. Se interesa por las metodologías cualitativas, las dinámicas de la discriminación y el interaccionismo simbólico. Fue secretario académico de la carrera de Sociología en la UBA, y es miembro del Departamento de Sociología de la FHUC de la UNL.

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TRAZOS Y TEXTURAS

«Trato de conectar arte con espiritualidad»

Lleva la mitad de su vida trabajando en la producción de pinturas que formaron parte de importantes exposiciones a nivel nacional e internacional. El arraigo a su tierra no le impidió viajar por el mundo con ojos bien despiertos. Con un pie en Santa Fe y otro en su Rincón natal, vive planificando el reencuentro con los suyos. La instantaneidad cedida por la tecnología, posibilita burlar las distancias y así conocer un poco más de quien se descubrió a sí misma entre lienzos y pinceles. Texto: Carla Zorzón Fotos: Camila Gómez

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trazos y texturas

«La decisión de ser una artista fue muy complicada», dice, rodeada por sus obras en su casa, al recordar el momento en el que entró a la Mantovani, hace tres décadas atrás, para iniciar su formación que le marcaría un antes y un después en su carrera. Hacer lo que se ama es difícil; triunfar en ello aún más. «Mi locura es dibujar y pintar desde que tengo uso de razón», advierte. Sara Berón es una artista nacida en Santa Fe, en 1947, pero se considera una artista santafesina-rinconera. Sara Berón y Elías Guastavino se conocieron cuando ella tenía 20 años y él 37. Fueron durante 4 años novios en secreto «para que no fluya el chusmerío», hasta que él le propuso casamiento y formaron una pareja tradicional. Se mudaron juntos y tuvieron 8 hijos. «La maternidad fue un viaje increíble, tan maravilloso. Durante años me dediqué a las tareas del hogar y al cuidado de mis hijos: criar es también crear», relata y continúa: «Soy de las mujeres que sostienen que hay que hacer una cosa bien y no dos mal. Así que cuando la más

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Sara encontró en el arte abstracto un modo de ser y de narrar los diversos estados espirituales y artísticos, que son vivenciales, experimentales y profundos.

chica cumplió 6 años empecé a estudiar de noche. Primero, terminé la escuela secundaria, y después, comencé a formarme como artista».

Italia, entre otras. Regresó a Santa Fe tras haber estado durante 12 años entre Buenos Aires y el otro lado del océano.

Se graduó en la Escuela Provincial de Bellas Artes «Prof. Juan Mantovani», como Técnica Superior de Artes Visuales. En sus comienzos, alternaba su vocación artística con el oficio de tallerista. Pudo mostrar su arte en la Casa de la Cultura, Museo Municipal y Provincial de Bellas Artes en Santa Fe, como así también en galerías de Buenos Aires y en la VI y VII edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de Florencia,

Su pintura posee una fuerte carga de geometría sensible, símbolos bíblicos e íconos de las etnias americanas. Sara encontró en el arte abstracto un modo de ser y de narrar los diversos estados espirituales y artísticos, que son vivenciales, experimentales y profundos. «Hija de cazadores, pescadores y empleados públicos, crecí en mi Rincón observando y admirando las obras realizadas por los grandes


«El arte no es una puerta o un paso, es una experiencia espiritual, una conexión legítima y natural, consciente de mis antepasados y mi convicción religiosa.»

maestros paisajistas. Desde chica me gustó romper y hacer algo extraordinario. La pintura abstracta disuelve la realidad y la transforma en el lienzo en un escenario de ensueño.» Sara pertenece a una generación de artistas que están movilizados por la voluntad de expresión y el amor al arte. «No todos los que aprendían el oficio tenían la fortuna u oportunidad de aprender del mejor, Roberto Favaretto Forner. Hasta el día de hoy respeto la técnica que adquirí a través de la generosa enseñanza», asevera con una sonrisa. Desde sus comienzos sus obras se centraron en la pintura, abordando la misma a través de múltiples estilos, que van desde el retrato como género, autorretrato como subgénero, hasta la incansable búsqueda de la expresión y la espiritualidad a través de la abstracción. «El arte no es una puerta o un paso, es una experiencia espiritual, una conexión legítima y natural, consciente de mis antepasados y mi convicción religiosa», resume. Una vez más, fiel a sus raíces, describe el vínculo estrecho que tiene con su ciudad natal, «Rincón es parte de mi historia. Mucho de los disparadores de mis obras pasan por el recuerdo a esas tierras. Me encanta el contacto con mi ciudad, el río virgen, la cercanía con mi

familia; Rincón es el contacto con una parte de mí. Siempre voy y vengo porque vivo con la sensación de que una parte de mi, mi familia, mi historia y mi contención quedaron allá y eso es algo que no se puede reemplazar». El consejo a un o una novata de una promotora de la enseñanza pública, como Berón es: «Que aprendan y se nutran de todos los estilos. Que nunca paren de crear, que traten de hacer lo que otros no hacen, con pasión y que no olviden el compartir con la familia, se los dice una madre orgullosa de tener a su lado a sus 8 hijos y nietos.»

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Literatura

A pocos días de la salida de su segunda novela, El Equívoco (Ed. Letra Viva), conversamos con la autora sobre el hecho de trabajar con el lenguaje. Un arte que aborda tanto desde su condición de escritora, precoz y constante, como desde su profesión de psicóloga.

Texto: Mariano Peralta Fotos: Ignacio Platini

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Literatura

TS —¿Cómo fueron tus primeros encuentros con la literatura? Entiendo que precoces, pero además, si me permitís el término, eficaces: ganar concursos, organizar con éxito actividades que exceden el sólo hecho de escribir. CR —Desde muy chica me gustó leer y escribir. Además de la escritura íntima de registros cotidianos, disfruté mucho del intercambio de cartas por correo. Al día de hoy conservo cajas llenas de cartas en sobres con estampillas de distintos lugares. Eran tiempos en que se escribía fundamentalmente a mano y eso permitía reconocer al remitente por su caligrafía, además de por sus palabras. A los 14 años comencé a participar en un taller literario y así me enteré de un certamen latinoamericano de la Fundación Givre al que envié un cuento que resultó ganador, junto a otros cuentos de autores de distintos países. Los premios se entregaban en Buenos Aires y yo era la más joven, todos los demás eran adultos. Recibí el premio de manos de Sábato. Ésta fue una experiencia que me marcó profundamente. Seguí escribiendo, siempre, y a veces enviaba

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cuentos o poemas a concursos y resulté premiada en varios de ellos. En la línea de los premios se inscribe también la publicación de La Correspondencia, su primera novela, que en 2008 ganó el Leoncio Gianello. Esta obra fue reeditada en 2015 por Editorial De l’aire, tras el auge del grupo Milhojas, una iniciativa de Claudia que, a través de un grupo de facebook, motorizó que miles de personas de todo el país regalaran libros, enviándolos por correo o entregándolos en mano. TS —Hace cuatro años, cuando comenzaste Milhojas, intuías o sabías que pondría en la superficie de una red social, tan relacionadas con nuestros tiempos, la vigencia del libro y hasta permitiría ver cierto fetiche en relación a este objeto. CR —Cuando lo empecé, la única intuición que tuve fue que iba a resultar divertido. Fue después que pude leer las marcas de lo que estaba en ese inicio, porque eran las marcas de cosas que estaban en mí: los carteros tocando miles de puertas y siendo recibidos con alegría,

las estampillas, los sobres, los libros elegidos para alguien que los estaba esperando, los comentarios entre lectores, los encuentros milhojeros, la resolución de los conflictos que iban apareciendo en un grupo que tenía miles de integrantes de todo el país. En medio de tanta nada, de una virtualidad arrasadora, Milhojas fue el recupero de algo del cuerpo, como si lo recuperáramos de entre miles de perfiles de facebook que llevaban nuestro nombre. En ese sentido no creo que el libro funcionara como objeto fetiche, sino que, al ser algo que tiene peso, olor, forma tangible, algo valioso que vino de otro, devino en signo de existencia de ese otro y, por lo tanto, de la propia también. TS —En relación con esto, ¿cómo ves hoy las posibilidades que ofrecen los formatos digitales para difundir la propia y otras escrituras? La inmediatez, la fugacidad, la abundancia... CR —Los formatos digitales son excelentes para difundir. Facilitadores de esa difusión. Lo que sucede es que hay algo de lo fácil, lo inmediato y lo masivo que dificulta ciertos procesos


que requieren otras temporalidades. Me interesa señalar que difundir y difuso comparten etimología. Considero que los formatos digitales ligados a los rasgos que mencionás de inmediatez, fugacidad y abundancia, tornan «difusa» la llegada y el porvenir de las escrituras entre los potenciales lectores. TS —¿Cuáles son los principales puntos de contacto entre tu profesión de psicóloga y la escritura? CR —El principal punto de contacto es que en ambas se trabaja con el lenguaje. Y el tipo de trabajo que se hace con el lenguaje exige, en ambas, distinguir el sujeto del enunciado –lo que se dice– del sujeto de la enunciación –la posición de quien dice–, desabrochar el significante de un significado unívoco, lo que es en definitiva un trabajo de destinación, un trabajo antidestino. Algo de esto aparece en el epígrafe con que doy apertura a la novela El equívoco. Pertenece al psicoanalista Claude Rabant, de su libro Inventar lo real y dice: «El destino, muy a menudo, no se debe más que a un error de interpretación.»

TS —¿Y cómo se da eso en tu proceso creativo? ¿Cómo conjugás la tarea de trasladar al texto una idea, un pálpito, con la vorágine que implican el trabajo y, además, la familia? CR —Lo creativo se me presenta como «sin proceso». Puedo hacer un recupero de esa noción a posteriori: decir cómo fue, más que cómo es. En general, son largos periodos de sobrevolar una idea, olvidarla, recuperar algo que se parece a lo olvidado pero es ya otra cosa, instantes de lucidez plena y marca en el papel, tiempo, otras líneas sobre otro papel, el intento de encontrar los diversos papeles en que anoté las distintas ideas, lamentar no

haber colocado fecha y no haber aprovechado las clases de caligrafía en la escuela; de tanto en tanto, tengo algún largo rato para hacer con esas cosas algo más consistente, mostrarlo, revisión, amor. Todas esas etapas coexisten con el trabajo y la familia y lo que hace de ellas un proceso es el amor. Amo cada una de estas instancias, y como también amo a mi familia y mi trabajo, algo de ese proceso queda anudado a lo cotidiano y hace de eso un efecto anti vorágine. Hace falta desacelerar para vivir, para trabajar y para crear, y el amor es una buena manera de acotar la vorágine. Porque el amor no traga, saborea.

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interiorismo

Mid Century

fantásticos

De líneas sobrias, una estudiada geometrización que prima en todos los diseños y una estética de rasgos futuristas, fue el preludio del llamado «postmodernismo» que nos acompañó hasta mediados de los ’90.

El modernismo de principios de siglo XX tuvo un gran desarrollo en distintos lugares de mundo; crece, se extiende, se desarrolla y sigue evolucionando hasta llegar a los años 50. El Mid Century Modern, movimiento aplicado a la arquitectura, interiorismo y productos de diseño, se focalizó en acabados mucho más sencillos pero de alta sofisticación. La valoración de los metales como el cobre o los dorados, el uso de la madera en su máximo esplendor de belleza y la presencia de las líneas orgánicas en muchos de sus mobiliarios. Pocos detalles, pero con una gran cuota de funcionalidad. Líneas sobrias de una estudiada geometrización que prima en todos los diseños y una estética de rasgos futuristas, fue el preludio del llamado «postmodernismo» que nos acompañó hasta mediados de los ’90; aportó color

Texto: Gustavo Wedertz Locación: Amarras Center

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interiorismo

Tips de la estética • Formas sencillas y líneas limpias. • No a detalles innecesarios, sólo acentos precisos. • Se aplican elementos mecanicistas de la producción industrial. • Prevalece la naturaleza, adaptando la vivienda a ella y utilizando elementos materiales naturales como la madera y el mármol. • Elegancia sutil, pues aun siendo formas simples, se elaboran diseños con elegancia. • Geometrización del diseño. • Fluidez entre los diferentes espacios de la casa. • Colores sobrios, pero de marcada presencia. Los grises son el soporte.

y vanguardismo al sueño americano, llenó de tecnologías las cocinas de las viviendas y brilló en su máximo esplendor de la mano del cine. Por tanto, toda esta tendencia que hoy vemos en diseño de espacios, que viene creciendo de manera paulatina, no es más que una consecuencia lógica, ya que esta estética tiene su origen en el escandinavo de principios de siglo, y deviene hoy en una coherente transición a las modas de los últimos años. Como ejemplo, en esta oportunidad, mostramos un departamento de un dormitorio, cuyo diseño se ha inspirando en este estilo que viene irrumpiendo en todas las ferias de diseño, no en forma pura, al contrario, combinándose con otros, encontrando puntos de conexión y equilibrio. La labor del diseño parte de una paleta de colores puntual que si bien tiene tonalidades apasteladas, no deja de marcar su presencia. La búsqueda de sencillez, que no entiende de exuberancia ni de opulencia, impone líneas depuradas y trazos limpios, apenas adornos y complementos. El contundente vínculo de este estilo con la naturaleza propone a la madera como uno de sus materiales protagonistas. Presente sobre todo en el mobiliario, es habitual que se respete su acabado original. Los muebles bajan en altura, sus patas son más cortas y con cierta inclinación oblicua, o simplemente voladizos. También los revestimientos sobre los muros adquieren importancia con este material noble

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y bello. En este caso se utilizaron melaminas simil madera que hoy nos ayudan a cuidar el medio ambiente. Los materiales simil mármol sintetizados también son parte de esta elección estilística, aportando belleza, contundencia y, fundamentalmente, sofisticación; mesadas, mesas bajas y revestimientos que aportan toda la fuerza de lo natural. La toma de partido del espacio principal gira en torno a un sillón de líneas curvas que acompaña el muro vidriado propuesto por la arquitectura. El sector de comedor se resolvió con una gran mesada alta y banquetas que vinculan el sector de estar con el de cocinar. La pasión por las geometrías, una de las reglas de este estilo, caracteriza algunos muebles y también se ve reflejada en textiles, ya sean almohadones o la importante alfombra de diseño y fabricación exclusiva que preside el living. Diseños grandes y la precaución de no saturar visualmente el espacio. Esta tendencia atesora muchas piezas icónicas del diseño de vanguardia. Arquitectos y diseñadores de la época adoptaron la esencia de este movimiento y la plasmaron en piezas únicas que se han convertido en un clásico del diseño. En este caso, un acento de color lima es la poltrona Womb, del diseñador Eero Sarinen. Si la madera está muy presente en el mobiliario, el metal se impone en las lámparas y en las estructuras de algunos muebles, ya sea en acabado dorado, cobrizo o blanco.

Gustavo Wedertz interiorismo Te 3424215727 Facebook, Instagram

No hay que desvincular este movimiento con la época en la que surge, y a mediados del siglo XX la producción industrial influye en la concepción del mobiliario, imponiéndose una estética mecanicista que aún hoy en día se impone con real actualidad. Una transición necesaria en esta rueda del diseño, donde siempre todo es un devenir como el río de Heráclito, sólo que cada vez a esa rueda la vemos girar con mayor rapidez. Esto impone tomar decisiones, las modas pasan pero nuestras casas perduran en el tiempo y nosotros contamos la historia.



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«La experiencia educativa tiene que ser transformadora» Desde su juventud es defensor y hacedor de la educación pública. Podríamos decir que es hijo de una Universidad Nacional del Litoral que lo vio crecer hasta llegar a convertirse, en este momento histórico, en el Rector anfitrión de los primeros cien años. Sin Embargo, Enrique se adelantó al decir que la UNL es el hijo que antecede a los tres que tiene. Un hijo que le llevó mucho trabajo y al que, asegura, le dedicó y le sigue dedicando más tiempo que a los otros.

Texto: Belén Bustamante Fotos: Ignacio Platini Estilismo: Mariana Gerosa

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retratos y perfiles

La Manzana Histórica es testigo de la celebración del centenario de la Universidad Nacional del Litoral. En la semana aniversario, con el debate presidencial en el centro de la escena, el edificio lució su puesta en valor trabajada a lo largo de más de un año. Allí, con vestigios de la obra aún latentes, Enrique Mammarella me recibe en una oficina enorme en la que predominan la madera, los libros y el mármol. Su despacho está en un rincón, acomodado entre puertas y repleto de papeles. Al costado, un living con sillones que parecen cómodos se ubica junto a la ventana a través de la cual, cuenta, entra una cálida luz solar. No es su segundo hogar, sino en el que pasa más horas del día. Llega alrededor de las siete y media de la mañana y se va cuando terminan las actividades programadas. Nos ubicamos en una mesa grande y amplia y comenzamos a dialogar.

TS —¿Ser Rector de la UNL en el año de su Centenario viene a coronar su extensa carrera

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dentro de esta misma Universidad? EM —Son muy pocas las personas que tuvieron la oportunidad de llegar aquí electas a través de la Asamblea Universitaria y eso implica una responsabilidad muy grande. Vengo de ocho años de ser decano y muchos años de trabajo en la Universidad. Empecé temprano, en la Escuela Industrial Superior, hice mi carrera universitaria y mi doctorado y también fui docente. Son muchos años y uno va siendo parte de esa Universidad que va construyendo comenzando por la militancia estudiantil, pasando por la responsabilidad en los claustros y los espacios del cogobierno universitario. De allí es que cada uno nos hemos ido dando cuenta de lo que representa ser universitario del litoral: ser partícipes en la construcción de una realidad desde el lugar donde nos toque estar. A mí no sólo me toca conducir los festejos de los primeros cien años sino también conducir el tránsito y el pensamiento de los primeros años de los próximos cien, así que el desafío es aún mayor para seguir sostenien-

do a la Universidad en la altura a la que la han conducido los rectores que me precedieron. Debemos pensar con claridad en ese futuro que no sabemos cómo será pero que tenemos que construir, siendo responsables de que las cosas pasen. TS —Quienes pensaron la Universidad lo hicieron con la educación pública como pilar de desarrollo de un país, una misión que los inspira hasta hoy. EM —A principios de siglo se piensaba una Universidad grande, con facultades a 600 km. coordinadas desde Santa Fe. Dos de ellas estaban ubicadas en la ciudad, tres en Rosario, una en Paraná y una en Corrientes. En esa época, pensar una universidad regional era pensar en un nuevo modelo que venía a proponer una nueva lógica que no sólo tenía que ver con la idea de formar profesionales sino con el avance de la educación como desarrollo de la región. La sociedad santafesina pedía algo más que la nacionalización de una universidad y


tener esa claridad conceptual de pensar y desarrollar este tipo de universidad, que los profesores pudieran viajar o quedarse a vivir en esos territorios para crear masa crítica fue y es una misión muy fuerte para la universidad. Ese pensamiento inicial fue diferenciador, de un país grande que no fue y en el que la educación era muy importante. Desde su inicio, la universidad está acostumbrada a gestas históricas relacionadas con la democracia, el desarrollo, la investigación y la sociedad. Hoy nos está faltando que las políticas de gobierno vuelvan a posicionar a la educación como clave para el crecimiento.

«Debemos pensar con claridad en ese futuro que no sabemos cómo será pero que tenemos que construir, siendo responsables de que las cosas pasen.»

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retratos y perfiles

TS —¿Qué importancia tiene la articulación de la Universidad con los gobiernos de turno? EM —Tiene que ver con aprovechar lo que se tiene en la región y depende de cada uno de los gobiernos. Muchas veces desde ellos no nace una articulación que también debemos fomentar a través de las universidades, porque no sólo tenemos la responsabilidad de formar profesionales que estén capacitados técnicamente sino que necesitamos que estén capacitados para entender que, como ciudadanos, son responsables de la transformación de nuestro país. Todo lo que producimos en la universidad, que a nivel de investigación es muy importante, tiene que ser transferido a la sociedad y también a los gobiernos para comenzar a ser parte de las políticas públicas. TS —¿Cómo se piensan los próximos cien años de la UNL? EM —La universidad se planifica en periodos de diez años, que trascienden los de gobierno de

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un rector porque entendemos que son las políticas de Estado las que hacen que las instituciones puedan crecer. Estamos proyectando lo que será el plan de los próximos diez, tomando algunos temas que creemos que son de trascendencia. Sin dudas que la inclusión es muy importante para nosotros; también lo es entender el desarrollo de las nuevas juventudes y estar a la altura de lo que se nos piden tanto los millennials como la gente que está formada en otro paradigma; aggiornar a nuestras carreras a los nuevos lenguajes y estructuras; trabajar fuertemente en nuestra graduación y en que los tiempos de estadía sean más adecuados; favorecer que las investigaciones lleguen a la sociedad y, a través de la extensión, interiorizarnos en saberes no formales que se construyen culturalmente en la sociedad para traerlos a la Universidad. También debemos fomentar todo lo que tiene que ver con el desarrollo y la economía, porque tenemos que formar profesionales que cambien el paradigma

que nos ha venido rigiendo hasta ahora y nos ayude a pensar en la solución a los problemas coyunturales que llevan más de un siglo. Resolverlos implica diálogo y un cambio en la lógica de un conocimiento que ya no es más individual sino colaborativo. Podemos dar saltos grandes si todos trabajamos con un mismo objetivo. TS —En plena evolución, ¿hay tradiciones que se conservan? EM —La mayor fuerza de la tradición está en lo simbólico que representa el sello mayor de la universidad –que nosotros llamamos el efebo– y lleva el lema de «la luz que nunca se agota». Esa necesidad de llevar la educación libre a todos los niveles ha estado desde el principio con los cursos para obreros, la extensión universitaria, la creación de los medios de comunicación, la educación a distancia y el tratar de llegar hasta el último rincón con la educación, entendiendo que es la herramienta transformadora que conduce a la libertad.


«Cada una de esas experiencias tiene que ser transformadora como práctica diferenciada...»

TS —Hay propuestas educativas para todos los niveles, sin distinción de edades ni formación. EM —Son los frutos de un crecimiento que nunca se detuvo. Tenemos un jardín, una escuela primaria, tres escuelas secundarias, diez facultades, dos centros universitarios, una sede universitaria, carreras de posgrado y también cursos de oficios. Cada una de esas experiencias tiene que ser transformadora como práctica diferenciada y debe luego volcarse hacia la sociedad como una forma de ser. TS —Imagino que estarán ansiosos de que el primer debate Presidencial se realice en esta Casa… EM —Las responsabilidades son grandes. Que la UNL sea un lugar que se entienda, como universidad pública, como un lugar de debate de ideas, pluralidad y ecuanimidad es nuestro orgullo como universitarios del interior, ya que podría haber ocurrido en cualquier otra provincia o espacio. Trabajamos mucho y seguimos haciéndolo para asumirlo con responsabilidad. La nuestra será la cuarta Universidad en el país en pasar la barrera de los cien años y puede contar hechos importantes como dos Reformas de la Constitución, la organización del primer Debate Presidencial y un Rectorado convertido en manzana histórica. TS —Podríamos cerrar diciendo que es hijo de una Universidad que lo vio crecer y hoy lo encuentra como anfitrión del festejo de sus cien años. EM —Yo diría que la UNL es el hijo que nació primero que los otros tres que tengo. En sus pasillos crecí y me desarrollé como profesional y como persona. Es el hijo al que más le he dedicado tiempo y trabajo, incluso sigue siendo así porque paso aquí la mayor parte de mis días y tampoco me tomo muchos descansos de mi actividad porque necesito estar y saber cada cosa pasa… (se le llenan los ojos de lágrimas, y respira para seguir con el relato). Por suerte tengo una familia que me ha acompañado, comprende lo que significa para mí y también lo comparte.

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MUESTRA «Mundos posibles» de Liliana Pantanali en Espacio TODA 01- Rodolfo Fausto y Sra. , Liliana Pantanali y Telmo Rodríguez 02- Alcides Martínez, Liliana Pantanali, María Azul Pegassano y Diego Lauria 03- Marcelo Jorge, Liliana Pantanli y Fernando Marchi Schmidt 04- Liliana Pantanali y María Azul Pegassano 05- Silvia Trybus y Liliana Pantanali 06- Gustavo Wedertz, Liliana Pantanali, Marta Goyri, Lucía Schmidhalter, Mauro Barrionuevo y Maximiliano Maignien 07- Dolly Ziemsky, Susana Oiga, Olga Rodríguez, Liliana Monsonis Pons, Liliana Pantanali, Ana Garmendia, María Susana Pegassano, Mónica Bertuzzi y Buyi Rodrigo 08- Liliana y Rubén Pantanali 08

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Fotos: Estudio Fotográfico Mario Platini


XXIII Salón Primavera en el MMAV – «Sor Josefa Díaz y Clucellas» En el acto se llevó a cabo la ceremonia de premiación de las y los ganadores del certamen artístico que organizan el Gobierno de la Ciudad y la Asociación de Artistas Plásticos Santafesinos (AAPS), con el apoyo de Cerveza Santa Fe. Edisto Martín Hernández fue distinguido con el Premio Adquisición «Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe» por el conjunto de sus obras «Domadores de bestias III» y «Domadores de bestias IV»; elegidas de forma unánime por el Jurado que integraron José Bastías, en representación de la Asociación de Artistas Plásticos Santafesinos; María Carolina Porral, por la Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe y Martín Bustamante, como Jurado Externo.

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porfolio

Radio Arte edición Primavera 2019 en LT 9 Destacados artistas plásticos santafesinos participaron de la muestra, además de autoridades de la emisora y público en general, con transmisión exclusiva en «Un Cacho de noche» con Cacho Galé. El evento contó con la participación de la Asociación de Artistas Plásticos Santafesinos (AAPS) y la cantante Itatí Barrionuevo. La locutora de LT9, Adriana Bassi, comenzó la transmisión como es habitual en todas las muestras y agradeció a todos los presentes por la posibilidad de participar de una nueva edición del evento que ya se convirtió en un clásico de la radio. El presidente del Directorio de Onda 9 S.A., Ricardo Dupuy, también agradeció la participación de los artistas y entregó un recordatorio por los 92 años de la AAPS.

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retratos y perfiles

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retratos y perfiles

Co n l a fuer z a del viento del N o rte

Los aires en movimiento arrastran partículas de esas fronteras lejanas donde nacen, quizás en un soplo ligero, tal vez como un remolino incipiente y, a medida que avanzan, se nutren de los territorios que atraviesan. Van mudando la intensidad, el ímpetu, pero sostienen esa vocación movediza que los llevan a atravesar las grietas de la realidad y cruzarlas con un silbido que remueve, siempre, los sentidos.

Texto: Fernando Marchi Schmidt Fotos: Leonardo Gregoret Maquillaje: Mariana Gerosa

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retratos y perfiles

En la llanura gringa de la provincia, en el centro rural de la cuenca donde la leche se ordeñaba antes de que despuntara el día y la luz se pusiese en movimiento, con la fuerza artesanal de las manos y los mugidos prendidos a la memoria emotiva, Noemí llegó al mundo. Tal vez porque esa inmensidad le bautizó las retinas y porque la humildad de padre y madre la criaron con la templanza y la constancia como signos, el destino se le rindió a los pies para que ella hiciese con él lo que se propusiera. «Nací en un hogar humilde, en el norte santafesino. Mi escuela primaria fue de campo, con una única maestra para todos los grados. Después de una hora de cabalgata se llegaba a clases. A la secundaria la hice en un pueblo. En ese tiempo

me iba dando cuenta de que la única forma de avanzar era estudiando, preparándome con conocimientos para enfrentar mi vida. Muchos años después le encuentro razón a Tomás Bulat cuando asegura que para quien nace pobre, estudiar significa el mayor acto de rebeldía contra el sistema.» Y de esa tierra casi mítica y fundacional salió Noemí al tiempo que abandonaba, también, la adolescencia, para llegar a una ciudad que se convertiría en la segunda parte de su vida. La medicina era un sueño privativo: la carrera en ese entonces no existía en Santa Fe y, en esas posibilidades paralelas que se van tejiendo, descubrió la Bioquímica como pasión y profesión. Sus años inmediatos transcurrieron

asomados al círculo mágico del microscopio, a la luz de una lente ampliadora de realidad donde formas extrañas comulgaban con luces y movimientos en una suerte de magia. Sentada, hoy, a una mesa frente a un café humeante y los torrentes de claridad que entran por la ventana, recuerda: «Mi familia no estaba en condiciones de costearme un estudio. Hice la carrera en ocho años. Los primeros cuatro trabajé para una familia, en su casa, y a la otra mitad la hice mientras me desempeñaba en un comedor tradicional santafesino.» Para Noemí, la Universidad Nacional del Litoral se constituyó como bisagra, como inflexión entre lo que había sido hasta ese momento y todo lo que estaba llamada a ser a partir de su

«Mi familia no estaba en condiciones de costearme un estudio. Hice la carrera en ocho años. Los primeros cuatro trabajé para una familia, en su casa, y a la otra mitad la hice mientras me desempeñaba en un comedor tradicional santafesino.»

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«Siempre las miradas a través de una lente me atraparon, el microscopio era mi aparato favorito dentro del laboratorio, desde niña las cámaras fotográficas me inquietaban y obsesionaban...»

formación académica: «Siempre mi facultad me apoyó, primero becada, luego acomodándome horarios para poder cursar mis prácticas. Di 38 años de mi vida a la bioquímica, trabajé en el norte de la ciudad, en barriadas muy humildes en esas épocas. Tuve un grupo de compañeros médicos ejemplares, hacíamos medicina de primer nivel, trabajábamos en equipo, podíamos aplicar nuestros ideales con respeto a lo social y a lo humano». Así, mientras desplegaba una intensa actividad profesional, la joven mujer, en su realización personal lograba fundar familia junto a su esposo y sus hijos. En la crianza puso esa semilla que sus propios padres habían sembrado en ella, allá en el campo: la de la constancia como motor para transformar las aspiraciones en realidad. De las ensoñaciones infantiles le quedó, como en el fondo intenso de una infusión endulzada que se concentra en la taza, el sabor de la creatividad esperando el turno. Y el momento llegó, tiempo atrás, desde el entusiasmo y una máquina: «Siempre las miradas a través de una lente me atraparon, el microscopio era mi aparato favorito dentro del laboratorio, desde niña las cámaras fotográficas me inquietaban y obsesionaban. En el último tiempo de mi vida profesional activa comencé a estudiar y en 2018 me recibí. Mientras, participé de muestras colectivas y de una individual en el espacio TODA, que terminó por volverse itinerante y que llevo a distintos lugares. Disfruto mucho poder mostrarla y recibir comentarios me reconforta.»

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Colgadas de las paredes inmaculadas algunas fotografías llevan el sello distintivo de Noemí, son retratos que captan la psicología de la persona observada, el gesto preciso, la mueca sutil, o paisajes que estallan en un colorido a escala a su imagen y semejanza, en algún lugar del mundo al que ella llega para explorar y conquistar, como es su costumbre. Le gusta desdibujarse tras una cámara, volverse invisible para visibilizar lo que capta con la lente, le apasionan los oficios, el detalle de los comportamientos humanos, los usos y costumbres, tan distintos según sea la latitud que pisa, y en ese mundo reciente al que ha ingresado encuentra nuevos modos de explorar las ganas y los alcances: «Sigo estudiando, estoy haciendo una diplomatura en fotografía social en la Universidad de Buenos Aires, y sigo unida a la UNL a través de la secretaría de Bienestar Social haciendo talleres. Estamos preparando una muestra colectiva en conmemoración al centenario.» Siempre las ansias de Noemí han sido colec-

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tivas: las forjó en el seno de su familia fundacional, las afianzó en los vínculos de su preparación académica, las fortaleció en la construcción de su propia familia, las reivindicó en las relaciones laborales y las nutre, hoy, en el conjunto creativo que constituye junto a otros fotógrafos. La diferencia de Noemí con tantas otras personas de la multitud es que ella ha sabido tener siempre claro su objetivo: «Mi mirada a través del tiempo fue cambiando. Ya no es detrás de una lente de microscopio donde lo que buscaba era encontrar lo necesario para llegar a un diagnóstico. Ahora es disfrutando de esta etapa, atrás de una lente de cámara. Mi mirada está en todo aquello que conmueve e impacta en mi alma y en mi corazón». La fuerza del viento del Norte toma un declive del aire para entrar por la venta. Trae algún rastro del campo para dejarlo sobre la mesa con fotos y café, para tener la certeza de que Noemí ha llegado adonde ha querido sin perder un soplo de su tenacidad natal.


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Historias de vida

do con los venezolana: su país de origen está entreteji Linda nació en Perú pero insiste en que es el peso hila tos de la mayoría de edad cargó en su moc peores recuerdos de infancia. A los diez minu a ayuda de Maracaibo, entre la ilegalidad y la milagros de ser indocumentada y remó a ciegas en n venequie a la prueba más fuerte que le puso su dios, desconocidos. Una hija con discapacidad fue iendo a un amor. ra. Hace unos años llegó a la Argentina sigu

Texto: Natalia Pandolfo Fotos: Horacio Antonio Grillo


Historias de vida

Quizás de eso se trate: de caminar con algún rumbo. Y en los recodos, armar nidos que inviten a volver al final de cada día. Quizás se trate de coser los retazos que dejan algunas infancias para armar vidas mejores. Linda es costurera pero quiso ser médica: su mamá le dijo que eso no eran cosas de mujer, le puso una aguja en una mano y un hilo en la otra y la mandó al mundo. Su mamá no es mamá sino Manuela, una identidad que ella pudo reconstruir después de años de aprender a perdonar. Su infancia en Lima, Perú, fue de golpes, de hacerse cargo como si fuera madre de sus hermanos pequeños, de violencias varias. Su infancia fue el sueño de ser médica y la certeza de que jamás.

palo y puso la mira en Venezuela como tierra prometida que alguna vez le permitiría cruzar el pasamano hacia el gran sueño americano. «Te tenés que casar, así tenés la ciudadanía», le decían sus compadres y comadres de la calle. Ella las pasaba feas: no tenía dónde estar ni qué comer. «Pero tenía dos manos. Mis manos me salvaron siempre, junto con un montón de gente que encontré por el camino, en los lugares más insólitos, y que me ayudó sin conocerme. Esto es lo increíble: una persona te ayuda sin saber quién sos, sin saber siquiera si va a volver a verte. Es casi milagroso», dice. Y que no le importaba nada salvo estar lejos de esa casa peruana del horror. Maracaibo fue el parche que remendó su vida descosida de ausencias.

Linda –que es Adelinda Espantoso Torres y es mamá de Ninfa, Emmanuelle y Valentina– metió en una bolsa su infancia de cruces, la ató en un

Ninfa es muy elegante. Esbelta, bonita, larga. Sus épocas de crisis hacen intervalos con una vida más o menos tranquila: tiene una disca-

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pacidad intelectual severa que cada tanto le provoca episodios violentos. La decisión de internarla para que viva en un hogar donde puedan contenerla se tomó hace poco y todavía duele. «Jamás me imaginé en la situación de tener que tomar una determinación de ese tipo», llora la mamá cuando cuenta. Pero asume que allí está bien, con profesionales que saben cómo abordar el cuadro. Y que ella ya no podía más. «Había que casarse y me casé», evoca de su sueño venezolano. Y que no estaba enamorada: sabía que su norte era crecer, hacerse una carrera como modista, vivir de lo que hacía. Rafael era un chico bueno, cinco años menor que ella, que empezó como facilitador de documentos y terminó como marido cama adentro. «Al principio fue todo muy bien. Él era un muy buen herrero y yo empezaba a comprarme mis


máquinas y a sumar costureras. Yo aprendí su oficio y él el mío: nos complementábamos cuando hacía falta. No estaba enamorada, pero estaba tranquila, y eso para mí era el paraíso», cuenta hoy desde su casa sabalera, ubicada frente al Club Colón. Pasó el tiempo, buscaron ser papás, nació Ninfa. Todo parecía tomar sentido. Hasta que apareció en su horizonte una palabra desconocida hasta entonces: Ninfa tenía meningitis. La salvaron de la muerte pero no de las secuelas. Linda habla de eso y llora, llora desgarrada como si aún sus ojos vieran convulsionar a ese cuerpo recién salido de su cuerpo. Dice que es imposible transmitir el dolor de ese día. Y que desde ese momento se dio cuenta de que estaba sola: Rafael opinó que era mejor correrse –y se fue corriendo detrás de alguna pollera.

Ninfa fue el desafío más complejo de la vida de Linda. Fue el viaje sin papeles, el horizonte siempre esquivo. Fue andar a ciegas entre médicos, hospitales, estudios miles. Linda asumió que esa era su responsabilidad: se apoyó en amigos y amigas, compadres y comadres, y siguió caminando. La vida de Linda volvió a ser oscura. Atendía a su hija: los tratamientos, las complicaciones, la demanda permanente y absoluta. Se ocupaba de parar la olla con su labor. Y rezaba: siempre rezó, reza y rezará, porque considera que todas las cosas que le pasan son pruebas que dios manda a quien está en condiciones de aguantarlas. Si hay pelea hay reconciliación: Rafael volvió un día arrepentido, dispuesto a aceptar el reto y hacerse cargo de su hija. Por un momento pareció que el sol volvía a regalar algún filtro, a pesar de todo.

«Pero tenía dos manos. Mis manos me salvaron siempre, junto con un montón de gente que encontré por el camino, en los lugares más insólitos, y que me ayudó sin conocerme. Esto es lo increíble: una persona te ayuda sin saber quién sos, sin saber siquiera si va a volver a verte. Es casi milagroso.»

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Historias de vida

«Quisiera alguna vez poder armar algo, una fundación, un espacio para todas esas mamás que andan por allí con sus hijos e hijas con discapacidad. En estos años he visto de todo...»

Ninfa tenía seis años cuando Linda quedó nuevamente embarazada. Fue un balde de agua fría: Rafael se volvió a sentir desbordado y huyó. Así es la escena: Linda en su máquina, su bebé en la panza, su niña y su cuadro dando vueltas, su vida otra vez rasgada. Cómo hizo, ni ella se lo explica. La respuesta es Dios, insiste. La cuestión es que los críos crecieron y ella estuvo ahí para darles lo que hiciera falta. El tiempo pasó. Sus comadres empezaron a decirle que la veían sola, que necesitaba algún amor. Ella veía la vaca y lloraba, pero se dejó armar una

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cuenta de messenger para conectarse con gente desconocida. «No pierdo nada», pensó, ella que ya había perdido tanto. Empezó a chatear con Javier, un santafesino que trabajaba en Prosegur y a quien llegó a amar tanto como la virtualidad habilita. Hablaron, llegaron a conocerse, avanzaron. Hasta que un día, Linda aterrizó en Ezeiza con Ninfa y Emmanuelle. Aquí nacería su argentinita, Valentina, que hoy cursa su sexto grado. En el Centenario cose, atiende a las vecinas, sabe que su hija está en buenas manos porque el estado la ayudó. Cose y sueña: «Quisiera alguna vez poder armar algo, una fundación,

un espacio para todas esas mamás que andan por allí con sus hijos e hijas con discapacidad. En estos años he visto de todo. Argentina me abrió sus puertas y he conocido personas maravillosas. Vi mamás que dejan el pellejo por estos hijos. Y también vi mamás que ya no podían más, que abandonaban en el camino porque estaban exhaustas. Sería maravilloso poder ayudarlas», cuenta. Hoy su horizonte son sus hijos, insiste. Imagina mundos mejores y sabe que está en sus manos abrirles la puerta. No teme poner sus pies en tierra nueva.


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Acordes y sonetos

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Acordes y sonetos

Con la música presente desde la infancia, y como parte fundamental de su formación desde las aulas del CREI, Sobre Los Cuerpos es, en esencia, un grupo de jóvenes que alternan su vida juvenil con ensayos periódicos y bosquejos de canciones. Entre papeles de ingreso a la facultad, apuntes de la secundaria y pulseras de viaje de egresados, recorren sus influencias, sus deseos y su visión de la música desde una generación sin prejuicios ni etiquetas.

Texto: Hernán Lestussi Fotos: Diego Gentinetta y Guillermo Vogt

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Acordes y sonetos

En 2018, una noche de bandas cualquiera, diciembre descarga su calor húmedo en la ciudad. Entre humo y barullo de risas mixturado con estrofas sonando por estridentes parlantes, Juli Cuneo, Mili Farioli, Valen Yoverno y Lucho Paoloantonio alternan, en diferentes momentos, su participación por el escenario del lugar. De la nada surge el encuentro que lo es todo: coinciden juntos en el plano elevado, punto de toda la atención del público, y comienzan a latir como una sola unidad, conformada por los cuatro. «Somos todos alumnos del CREI y nos conocemos desde ahí. Habíamos tenido experiencias por separado pero, a partir del momento en que coincidimos, decidimos armar la banda. Desde entonces nos juntamos todos los miércoles a ensayar», cuentan los jóvenes de entre 17 y 18 años. Desde ese inicio –casual, tímido y químico a la vez– los purretes se convencieron del poder ejercido en ellos y los demás por esa unión de individualidades musicales, que parieron a la banda: «Si bien teníamos presentaciones sobre escenarios con la escuela, ahora es diferente: lo disfrutamos más, es lo nuestro, lo que nos gusta hacer. Nos conocemos, nos miramos y ya sabemos lo que cada uno siente. Además de ser unos amigos tocando, queremos hacer el mejor show y que salga todo bien: que a la gente le guste, salte y se cope.»

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«Somos todos alumnos del CREI y nos conocemos desde ahí. Habíamos tenido experiencias por separado pero, a partir del momento en que coincidimos, decidimos armar la banda. Desde entonces nos juntamos todos los miércoles a ensayar.»


Esa relación simbiótica que fluye en vivo entre los integrantes, también sucede debajo de las tablas, durante los procesos de composición: «Tenemos varias canciones que hemos escrito juntos durante este año, y cada uno agrega su parte. Por ejemplo, Lucho viene y pone una frase que estuvo pensando en la semana, y después entre todos vamos agregando algo para armar una canción.» El rock alternativo es la bandera que eligen al momento de agrupar sus creaciones musicales. Aunque las etiquetas identificadoras son una cosa que la banda no pretende establecer con demasiada rigurosidad: «No nos encasillamos en un solo género, escuchamos bandas con distintos estilos. Lo bueno es no tener uno definido porque no hay límite, podés hacer lo que te interesa en el momento. No decimos “hasta acá llegamos y no hacemos otro género que no sea éste». En cada palabra captada por el grabador aflora el discurso de una juventud con desprejuicio hacia lo nuevo, lo atrevido, lo diferente. Incluso aquello que algunos aún no pueden –o no quieren– comprender: «El trap y el rap son estilos que nos gustaría fusionar, así como varios representantes del género ya fusionan sus rimas a una base instrumental propia de una banda de rock.» Algo que Sobre los Cuerpos expresa amorosamente en sus acordes, es la influencia de

«El trap y el rap son estilos que nos gustaría fusionar, así como varios representantes del género ya fusionan sus rimas a una base instrumental propia de una banda de rock.»

la poesía cantada de Spinetta: «Todos escuchamos un poco del Flaco y nos centramos en traerlo a nuestra música, se logra sentir en nuestras canciones». Más acá en la historia de la música, Eruca Sativa, y Usted Señálemelo, son otras bandas que marcan el estilo del repertorio, inclusive en las listas de temas con las que suben al escenario, pueden verse covers de esas bandas. Lula y Marilina Bertoldi, así como también Sig Ragga, son los faros autóctonos que guían y gustan a Valen, Mili, Juli y Lucho, en el proceso de crear su impronta. La banda es dueña de un presente enérgico, signado por la tendencia autogestiva de crear espacios propios para la juventud músical

de Santa Fe: «Empezamos a generar movidas muy fuertes, para que las bandas nuevas puedan presentarse por primera vez y poder empezar a conocerse –ejemplos de eso son La Jam y el Emerger Festival–. Notamos que no hay muchas bandas integradas por menores de 21 años». Saben en primera persona lo difícil que es ser persistentes en cuanto a ensayos y todo el movimiento que los mismos implican, y si se suma la complicación de conseguir algún lugar para tocar, muchos proyectos jóvenes naufragan antes de salir del puerto. Al hablar del futuro, por otra parte, dejan ver los sueños que quieren transformar en realidad: «En el verano esperamos poder grabar nuestro primer material. También, seguir tocando y que la escena santafesina nos empiece a conocer, aumentando la calidad de lo que hacemos. Nos gusta hacer algo distinto sobre el escenario, agregar ese toque donde no sólo haya músicos parados con buena onda, sino también performances que involucren artistas de diversas ramas, para sentir y hacer sentir al público sensaciones únicas, una experiencia completa de la mano con la música que transforme una presentación en algo inolvidable». Quieren una vida que se estreche a la música, para algunos como medio de vida, para otros, tal vez, como actividad secundaria, pero por sobre todas las cosas, «disfrutándola juntos, como banda».


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Inés Massino y Azucena Olmos son las mamás de Julio Cabal y Maxi Olmos, dos de las 76 personas asesinadas en el departamento La Capital en sólo 280 días. Piden ser atendidas por los responsables de Seguridad: «Cuando uno comete un error hay que pedir disculpas, decir me equivoqué. Esconderse, para mí, es lo peor, tienen que dar la cara.»

Texto: Guillermo Capoya Fotos: Melina Dougaluk y Camila Gómez

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Una noche se encontraron en la explanada de un edificio público. Y vieron las caras de sus hijos en cientos de carteles. Qué hacemos acá, pensaron, aguantando el dolor. Y ahí, de pie, aunque las piernas tiemblen, Azucena Olmos e Inés Massino estaban haciendo lo que otros, tantos otros, no hacen: reclamar, investigar, pedir una y otra vez que los testigos se despabilen y hablen y cuenten qué pasó. Quiénes, cómo, por qué, mataron a sus hijos. Cuando esta revista salga a la calle quizás ya haya aparecido el automovilista que clavó los frenos en la intersección de los pasajes Pasteur y Larramendi, cuando la moto de Maxi Olmos estaba en el piso y sus matadores desoyeron los gritos de los vecinos. Cuando esta nota salga a la calle quizás las autoridades de Seguridad se hayan comunicado con Azucena e Inés. Cuando esta revista salga a la calle quizás el mundo sea un poco más justo, como soñaba Julio Cabal. Pero hasta la tarde en la que se realizó esta entrevista, ninguno de esos «quizás» se concretaron. —En estos días ustedes hablaron con diferen-

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tes legisladores, comunicadores, marcharon una y otra vez. Sin embargo, ¿quiénes consideran que aún no las oyó? —El ministro de Seguridad, Pullaro –señala Inés Massino, madre del Julio Cabal, que fue asesinado en un intento de robo el 17 de septiembre a las 13.30, en un comercio ubicado en pleno centro santafesino–. Creo que él (Maximiliano Pullaro) tendría que venir a conversar con nosotras que, de alguna manera, representamos el hartazgo de la gente. El gobernador debería haber salido a hablar un poco más en serio de las cuestiones de seguridad. Te juro que si nos hubiera acompañado en la marcha me hubiera parecido muy bueno. Cuando uno comete un error hay que pedir disculpas, decir me equivoqué. Esconderse, para mí, es lo peor, tienen que dar la cara.» —A mí no me llamó nadie –Afirma Azucena, mientras hace un repaso de lo que deja la violencia en Santa Fe–. Cuando ayer estábamos marchando en la legislatura, estaba la mamá y la tía de un chico que murió en un accidente de tránsito; la esposa de un policía injustamente

encarcelado por denunciar narcos; la mamá de Lucas, un chico que mataron y ella sabe todo, presenta pruebas de lo que pasó y no le dan bolilla. También estaba la mamá de una chica que mataron en la Estación Mitre, un femicidio. Era un delirio, éramos un mundo de injusticias, todas con causas diferentes, pero todas con hijos muertos por la violencia y el delito. Hay alguien que vio todo Si bien por el asesinato de Julio hubo un detenido, gracias a testigos e imágenes de cámaras de seguridad, en el caso de Maxi Olmos todavía no se pudo detener a los autores del asesinato ocurrido el 19 de septiembre, luego de que dos personas a bordo de una motocicleta lo persiguieran para robarle la Honda Tornado que conducía. En la intersección de los pasajes Larramendi y Pasteur un auto frenó cuando la moto de Maxi derrapó: «Hay un auto que tuvo que frenar, esa persona vio cosas. Esa persona vio quiénes fueron los que lo mataron a mi hijo. Sólo pido como madre: Yo necesito jus-


ticia para mi hijo. El que iba en ese auto es un testigo clave, hay alguien en Santa Fe que fue clave para ver qué pasó con mi hijo. Hace poco detuvieron a una banda que robaba motos, no lo pueden vincular con lo de Maxi porque no hay testigos. Tampoco apareció nunca más la moto de mi hijo.» Por ellos Por razones diferentes, tanto Inés como Azucena tuvieron que poner blanco sobre negro sobre versiones atolondradas de algunos periodistas o para despegarse del reclamo simplista y vacío de mano dura. Ambas madres tuvieron que salir a explicar «que mi hijo creía en que éramos todos iguales, que los pibes ne-

cesitan oportunidades, que estudió psicología para entender a las personas, para ayudar, que le encantaba Megadeth», en el caso de Julio. Que Maxi era «más bueno que el pan, que se rompía el alma trabajando, que vivía con una sonrisa, fue el mejor promedio en la escuela, el mejor compañero, que jugaba a la pelota en Sportivo Guadalupe. Y proyectaba junto con su pareja tener un hijo.» —¿Cómo siguen adelante? Inés —Por ellos. Ahora voy a empezar otro camino, yo no sé por dónde empezar pero algo voy a hacer, y pronto. No sé si lo haremos juntas con las otras mamás, o quien se quiera sumar, pero en Santa Fe tenemos que hacer algo. Me da mucha bronca tener que suplir el rol del Estado porque el Estado no actúa.

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Historias de vida

Me parece espantoso pedir que se despabilen. Hay gente que no hace lo que tiene que hacer. Por qué si yo hago lo que tengo que hacer y mi hijo estaba haciendo lo que tenía que hacer y el hijo de Azucena estaba haciendo lo que tenía que hacer, tenemos que hacer nosotras el rol de los idiotas a los que les pagamos el sueldo para que al final no hagan nada. Es tanto lo que hay que cambiar y estoy tan enojada. Algo tiene que cambiar, algo vamos a hacer. Porque nuestros hijos no se merecían esto, no se lo merecían. Nosotras tampoco nos merecíamos estar este lugar. Nunca hubiera querido estar en este lugar de mierda en el que estoy porque a un tipo se le ocurrió salir a matar. Estas dos mujeres que hoy se apuntalan, se cuidan, se abrazan, no se conocían hasta hace unos días atrás. «No nos une el amor sino el espanto», parafrasea Inés. «Nos une el dolor de haber perdido un hijo», dice Azucena y añade: «Nuestros hijos eran grandes personas. No se conocieron entre sí y nosotros no nos conocíamos, pero ahora sí sabemos. Ahora sí los conocemos. Sabemos que eran chicos trabajadores, sanos, mi hijo tenía 25 años y su esposa está devastada. Tengo un dolor tan grande, una bronca». Cientos, miles Azucena e Inés son dos madres entre cientos de familias que quedan destruidas a causa de la violencia, el delito y la falta de justicia. En lo que va del 2019, hasta el 7 de octubre, hubo 76 homicidios en el departamento La Capital. Cinco días después de la entrevista se hizo una

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marcha más a la Legislatura. Los familiares llegan con las pancartas enrolladas de a dos, de a tres. Poco a poco se arriman, se juntan. En 30 minutos algunas de ellas se sentarán con un grupo de legisladores: «Acá estamos para que nos den explicaciones», dice Inés. El cartel amarillo tapa el pecho de un niño: «Pido Justicia por mi papá, Leo Pérez», dice. Las otras pancartas y carteles coinciden con un pedido: JUSTICIA. Los nombres de personas que murieron en diferentes circunstancias, siempre violentas son: Lucas Pirovano, Tomás Licitra, Mauro Navarro, Francisco Sueldo, Vanesa Castillo, Natalia Guadalupe Catán, también está el

nombre de Diego Román. Todos fueron víctimas de una serie de inoperancias, de situaciones que se podían evitar, de violencia desmedida. No hay especialistas tratando de resolver el cómo y los porqués. Hay carteles, hay pedidos, hay rabia. Un policía sale de una puerta lateral de la legislatura y explica cómo será el ingreso de algunas de las madres. Pide que entren sin los carteles. Repasa un listado de nombres que tendrán permitido el acceso a la reunión. El resto de los hijos, padres, hermanos, novios, novias, amigos, quedan afuera, bajo el sol de una siesta calurosa. Pero que importa el calor, si lo que arde es la rabia de que nada cambia.



FOTO EXTRAĂ?DA DE: https://time.com/5693356/iowa-science-teacher-greta-thunberg-facebook-comment/

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Ecología

El gesto Texto: Mariano Peralta

Alrededor de la joven sueca Greta Thunberg y su llamado a detener el cambio climático giran las más variadas opiniones. Un recorrido por las redes y la prensa nos adentra en infinitos ejercicios por desmenuzar los orígenes de Greta, por encerrarla en su condición de pertenencia a un país del primer mundo, por señalar los límites de su lucha y hasta por denunciar su lisa y llana funcionalidad con el sistema que quiere modificar. Toda crítica es válida y, si es sincera, enriquece, pero un mínimo ejercicio de quien señala es situarse honestamente en el lugar desde el que lo hace. Lo mismo corre para la ponderación. De allí que, sin ánimo personalista, precise decir quién soy antes de hablar de Greta. Cursé la secundaria en la escuela Pizarro, de la ciudad argentina de Santa Fe, un punto más bien sureño de Latinoamérica. A los 15 años participaba del centro de estudiantes, que presidiría durante dos períodos antes de egresar como Técnico Químico. Provengo de una familia politizada de clase media barrial, de allí que se me diera fácil y me agradara participar de un espacio colectivo, de representación; que pudiera hacer valer los conocimientos y la experiencia, más un legado de mis padres que una construcción propia, en esa temprana etapa de la vida.

No proseguiré con los detalles de mi trayectoria posterior, ya que quiero detenerme en esa edad y en esa condición: un adolescente politizado del tercer mundo, heredero de una incomodidad con la injusticia del sistema, pero lo suficientemente integrado como para no vivirla en carne propia. Para traerlo a la actualidad, mucho más cerca de Greta Thunberg que de un pibito que hace malabares en un semáforo o un gurí entrerriano con cáncer pasando sus (ojalá que no últimos) días en el Garrahan. Ese pibe que fui, antecedente del adulto que intento ser, no tuvo el gesto. Con esto me refiero a que ese pibe hizo lo que tenía que hacer. Canalizó sus deseos, su rebeldía y la de algunas otras personas, pero aceptó ir en los estribos del sistema. Nunca se bajó, nunca dijo basta. Greta sí lo tuvo y no puedo saber si ese gesto fue facilitado por seguridades sociales y económicas de las que carecemos en el tercer mundo; si previamente fue motorizada por intereses que la exceden (tal vez, sí, posteriormente). Lo que puedo saber es que Greta dijo basta y dejó de ir a la escuela los viernes. El motivo de su huelga fue un elefante que nos pasa por la cara hace años y como sociedad decidimos ignorar o desdeñar: el desastre medioambiental provocado por un sistema cuyo último fin es maximizar y concentrar ganancias.

Claro que Greta no es la primera ambientalista, que no es la persona con más conocimiento acerca del tema, que no es una víctima directa del glifosato, del aumento del nivel del mar, la sequía o las inundaciones, los tiros y el fuego del agronegocio expansivo o el extractivismo. Sin embargo, puede ser éste el motivo por el que pudo instalar su discurso en un futuro global, una noción que suele ser una entelequia para la mayoría de quienes transcurrimos con la urgencia impuesta por nuestro modo de vida. Puede ser algo ingenua su postura, pero más ingenuo es creer que quienes llevaron el mundo a este punto están proyectando un futuro que favorezca a la mayoría de la humanidad o a la vida en el planeta. Por el adolescente que fui, pero fundamentalmente por el que no fui, me sumo con humildad a esta ola de debates que inauguró una pibita sueca cuyo gesto fue excedido, imitado, complejizado por millones de jóvenes en todo el mundo. Recuerdo bien que me gustaba no ser subestimado a esa edad, que confiaran en mí y aceptaran mi porfía. Honrar a esta pibada es una forma de redimirnos por lo que todavía no pudimos y continuar en la construcción de un sistema que sea justo para quienes lo integran y para el entorno en el que se desenvuelve. Un sistema que, a las claras, deberá ser muy distinto al que tenemos.

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retratos y perfiles

Oceánica

Inspiraciones

Yo vi en vos esa noche en mi pieza todo el mar salir de tu mirada diáfana y entrar en mí atravesándome como la daga aquélla que contó el bardo torrente desatado y en tu habla ahogada en sal escuché al unísono todos los océanos que imaginamos inventada música nuestra que estalló las paredes y los vidrios fuerza indómita aluvional masa volumen que pasó por vos sólo para salir proyectada soberbia sombra azul disparada a cuatro nortes arrastrando todo a su paso en el sueño hondo que compartimos antes agitados y después leves devenidos uno en el revuelo mayúscula marea ondulante de las aguas de tormenta al viento que ya cede Yo vi esa vez en vos estupefacto todo el mar que pude soñar para mí pero me fui Yo veo en vos ahora que te encuentro tantos años después el mar todavía bravo en tu mirada oceánica que me observa desde la hondura de los tiempos aun preguntándose por qué

Lo que inspira Estanislao María Susana Ibáñez (escritora) dice en el prólogo: «Los poemas de Oceánica navegan el límite entre la expansividad exploratoria del ensayista y el destello apasionado del poeta, entre la argumentación cuidada y la imagen novedosa. Traen del ensayo la recurrencia de algunos temas, las enumeraciones, la composición por expansión en espirales más y más veloces que culminan en la frase precisa». Texto: Estanislao Giménez Corte

Poemario: Oceánica. Poemas aparecidos Editorial: Universidad Católica de Santa Fe, 2019 Fotos: Pablo Aguirre

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Yo vi todo el mar en vos furioso amanecido perturbadora belleza en los vientos y en la calma pero igual me fui acaso temeroso de la inmensidad indigno de tanto corriente en retirada que lleva impresos en el cuerpo maltrecho para siempre tus ojos de agua colmado el pecho la piel humedecida


ELSA AQUINO Obra: “Elementos” Serie técnica mixta acrílico y óleo sobre tela. Trayectoria: formación en diferentes talleres y técnicas, Analia Sagardoy, Fernando Polito, Hamano Ryuho, Valeria Frois, Estela Rosso, Marta Larraya, etc. Exposiciones permanentes en Santa Fe y Buenos Aires(Caba)colectivas e individuales. Datos: +54 9 342 5309783 - elsaaquino44@yahoo.com.ar - Facebook Elsa Aquino - Instagram Elsa_Aquino


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«Trato de conectar arte con espiritualidad»

SOBRE LOS CUERPOS

«Queremos hacer algo distinto sobre el escenario»

ENRIQUE MAMMARELLA

«La experiencia educativa tiene que ser transformadora»

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Costuras que unen fronteras

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INÉS MASSINO y AZUCENA OLMOS Madres que marchan rabia que arde

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