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LO QUE MI MAMÁ ME ENSEÑÓ

Lo que mi mamá me enseñó

Mi mamá me enseñó a ser educada y formal, no la chica que sonríe y se ve bonita. En realidad, de niña mis piernas estaban llenas de morados y mis zapatos llenos de barro porque ella me enseñó a correr e ir a por todo.

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Mi mamá no me enseñó a callarme cuando tenía razón. Me decía “defiéndete”, mientras me peinaba el pelo con cada dedo, deslizándose hacia mis ojos y luego decía “reineta”.

Mi mamá me enseñó a ser apasionada y feroz, a la misma vez creativa, sumergiéndome en su mundo, mientras ella se perdía entre las estanterías de la librería.

Donde de paso yo leía Las tres mellizas y Alicia en el país de las maravillas.

Mi mamá me enseñó a ser elegante e interesante. Me enseñó que mi cuerpo es mío y no de ninguna otra persona u organismo, institución, entidad, sociedad que dicte que las mujeres somos objetos y que subestiman nuestro calibre.

Mi mamá me enseñó a ser yo y solo yo misma. Que la vida además de ser corta, es una tómbola “llena de luz y de color” me cantaba en la cocina, ella tan loca y divertida. Es que en realidad, mi mamá me enseñó muchas cosas simplemente siendo ella así, tan bonita.

Mi mamá me enseñó que las cosas difíciles cuestan, pero valen la pena. Que aunque ya no sea niña, cuanto más sucias mis deportivas más estoy viviendo la vida.

Mi mamá me lo enseñó todo. Y si lo pienso así, a fondo, una de las cosas más útiles que me enseñó fue que si me ofusco vuelva al principio. Esto es todo

Lo que Mi mamá me enseñó.

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