Tiempo de Poesía, 2018

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La Publicación Electrónica “Tiempo de Poesía”, una aventura colectiva que forma parte del Proyecto de colaboración internacional “Leer es un Derecho”, busca en la palabra una herramienta de resistencia capaz de romper los muros de silencio y aislamento que se levantan a nuestro alrededor para mantenernos ajenos una realidad cada vez más opresiva, posibilitando la creación de espacios para la reflexión, el entendimiento e intercambio colectivos.

Su edición 2018 está dedicada a dos grandes poetas del continente latinoamericano fallecidos el presente año, como son Clarivel Alegría y Nicanor Parra. Premios "Reina Sofía" de poesía muestran a través de su obra un profundo compromiso social frente al estado de injusticia que asola la región. Nicanor Parra fue distingido, además, con el "Premio Cervantes", considerado como el Nobel de Literatura en lengua española.


La poesĂ­a es siempre un territorio del compromiso. Luis Luna


A Nicanor Parra en la hora de su recuerdo Querido señor Parra no fui ni un amigo suyo complaciente Ni tampoco un enemigo frenético de usted Simplemente no llegué a conocerlo solo a leerlo Tampoco he ido a ningún homenaje dedicado a su persona En esto he hecho lo que usted hizo con el Cervantes Quiero creer que no fue la edad lo que le impidió venir a mi pueblo Vivo en Alcalá de Henares Sino que fue un cierto desdén por la Academia

Quien se dedicó a cambiar de nombre a las cosas no podía Verse agasajado por quienes fijan el nombre de las cosas Usted cumplió su palabra y las cambió Ellos se empeñan en que nada cambie Y que las palabras como los poetas permanezcan en el Olimpo


Ellos no sabían que usted era una extraña mezcla De vinagre y aceite del pueblo Un embutido Y que cambió el nombre mismo de la poesía

No saben tampoco que usted engatusó a la muerte Que se disfrazó de doncella y la sedujo hasta que se cansó de vivir Y de Santiago de Chile y del mundo pues estaba todo ya visto y vivido Y que ya era hora de morir de poesía Aunque a los poetas no los haya usted visto Bajar nunca del Olimpo

Acaso ha sido el cansancio de la espera lo que le ha decidido A morir finalmente

Matías Escalera Cordero


La Poesía Morirá LA POESÍA MORIRÁ SI NO SE LA OFENDE

hay que poseerla y humillarla en público

después se verá lo que se hace

Nicanor Parra Artefactos, 1972


Lamentación de Ariadna No te pierdas, Teseo vuelve a mí. La playa está desierta tengo los pies sangrientos de correr en tu busca ¿será que me engañaste dejándome dormida en esta isla? Perdóname, Teseo ¿Recuerdas nuestro encuentro? amor eterno me juraste y yo te di el ovillo y volviste a la luz después de haber destruido al minotauro.


¿Te secuestró algún dios sintiéndose celoso? No me inspiran temor ni Poseidón ni Zeus es de fuego mi ira y se alzará desde estas aguas hasta el cielo. Vuelve, vuelve, Teseo no te pierdas en los laberintos de la muerte anda suelto el ovillo de mi amor atrápalo, Teseo vuelve a mí soy tu tierra tu luna tu destino. Clava en mí tus raíces.

Clarivel Alegría Saudade, 1999


Reloj de Arena 1

El peso del silencio, la ausencia de imágenes y el pasado, extraviado en la niebla, esperaban para abrirme su puerta El reloj de arena se vaciaba lentamente mis ojos evitaron mirarlo me negué a escuchar la música de su cascada

2 La poesía me dio a luz la música me tomó de la mano ­repetí letras, palabras, sonidos­ sus acordes sonaban en mis oídos


La danza, poesía hecha cuerpo, me enseñó a escuchar el silencio

Sigo sus pasos los pierdo en el claroscuro que se apodera del escenario

Vivimos en una época de memorias nos hacemos tantas interrogantes que olvidamos recordar el futuro

Berta Lucía Estrada Estrada La ruta del espejo, 2012


Epitafio De estatura mediana, Con una voz ni delgada ni gruesa, Hijo mayor de profesor primario Y de una modista de trastienda; Flaco de nacimiento Aunque devoto de la buena mesa; De mejillas escuĂĄlidas Y de mĂĄs bien abundantes orejas; Con un rostro cuadrado En que los ojos se abren apenas Y una nariz de boxeador mulato Baja a la boca de Ă­dolo azteca


­Todo esto bañado Por una luz entre irónica y pérfida­ Ni muy listo ni tonto de remate Fui lo que fui: una mezcla De vinagre y aceite de comer ¡Un embutido de ángel y bestia!

Nicanor Parra Obra Gruesa, 1969


Las Palabras Los que hacen florecer las palabras como una rosa los que les alcanzan para nombrarla con belleza y lucidez, los que la convierten en un arma que no dispara fuego sino caricias y lluvia los que les cabe el universo en un verso, los que la adoran y las dicen como una oraciĂłn los que la sueĂąan por un mundo posible, los que la viven con dulzura en todos


los dĂ­as cotidianos de su vida los que la arengan con la ternura en la voz, los que la escriben y la convierten en poesĂ­a, dĂŠjalos esgrimir sus palabras y se abran paso entre los hombres y entre tu cuerpo que las ama.

Antonio Acevedo Linares


Hubo magia Sé dónde están sus huellas, las mido a paso lento, por estas calles tan reales donde se pierde el peso denso de dos sombras en asfalto solo, me pregunto el porqué de este absurdo monólogo acostumbrado a mentir o decir verdades a medias.

Caminábamos por el kilómetro cero, por lo claro­oscuro de la noche, el mundo entero en sus ojos, los míos compañeros de las farolas.


Y sin darme cuenta volvió aquella niña que por primera vez se reconoce en su timidez y es incapaz de decir su verdad.

Desde el banco de madera de nuevo escucho jazz y descubro al hombre de la chupa, los bancos vacíos e inerte a susurros de mujeres y gritos de muchacho. Y del último peldaño se levantan los amantes.

Después de todo ganó la magia. ¡Os juro que hubo magia! La luna jugando al veo, veo, con un pequeño charco de agua.

Ana Isabel Pérez Pizarro Alquitara, 2018


Tiras la piedra A Nicanor Parra

Tiras la piedra al centro del estanque y no alcanza tu vista a ver los cĂ­rculos. Lo que importa es la imagen que nace en tu memoria la respuesta que vibra en el hueco vacĂ­o de tu mano.

Luis Luna


A la luz del farol del poeta Nací en la noche de los tiempos, a la luz de la tea del poeta me di a luz a mí misma

Mitigo el tiempo de los pasos perdidos, la máscara de piedra fue mi semblante, ocultó las zanjas infringidas por Geras, engañó a Tánatos, amo y señor del último sueño

Beso la tierra, observo la grieta del mundo, en ella se refleja un rostro despavorido, una sonrisa ficticia ondea en los labios secos y avejentados

Berta Lucía Estrada Estrada La ruta del espejo, 2012


Un pueblo sin memoria ¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, pues en la escuela de los golpistas aún nos enseñan sus cuentos viejos, presumiendo de aquella transición, falsa y dañina que nos vendieron, y si sirvió para no juzgar a nadie!

¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, asentado sobre un gran cementerio, sus aguas y tierras, sepulcro de tantos masacrados con absoluta impunidad, infinito es el dolor de sus familias, condenadas aún a vagar buscándoles!


¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, de los primeros en caer, el maestro, salvadores de patrias, los vencedores, protegieron al pueblo de su influencia, no sea que cuestionen nuestras reglas, y en libre pensadores se conviertan!

¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, dando la espalda durante ocho décadas a las víctimas del terrorismo que yacen aún sin tumba, sin un mínimo respeto, sin el reconocimiento que se merecen y que sistemáticamente se les deniega!

¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, donde amantes perpetuos nos observan, son la madre iglesia y el papá estado, vírgenes condecoradas con medallas, flores frescas en tumbas de dictadores, más de cien mil ajusticiados sin flores!

¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, donde si hay calles de los mártires,


de quienes asaltaron la universidad, gritando enardecidos ¡Viva la muerte! sus cruces protegiendo mausoleos, y militares llevando vírgenes en andas!

¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, encubierto por la niebla del olvido, oculta una parte de su oscuro pasado, temeroso de asumir tantas masacres, de reconocer que tuvimos genocidas cuyas familias no han perdido nada!

¡Un pueblo sin Memoria, mi pueblo, dos reyes impuestos en el siglo XXI, una constitución sacralizada e intocable que hace imposible un cambio en ella, tejida por quienes controlan el poder, temerosos del despertar del pueblo!

Aurea Loira García


Ars Poética Yo, poeta de oficio, condenada tantas veces a ser cuervo jamás me cambiaría por la Venus de Milo: mientras reina en el Louvre y se muere de tedio y junta polvo yo descubro el sol todos los días y entre valles volcanes y despojos de guerra avizoro la tierra prometida.

Clarivel Alegría Variaciones en calve de mi, 1988


Rumor de vértebras Rumor sabes a noche, embriagas dudas de sueño bosque. Suplica la sangre a los relojes, pulso cristal, alas de ave, altura de hilo, marioneta alargada sin sombra ni perfil, sin nada, nada, nada.

Acaba de dar la una, trae dolor aguijón locura, aquí sentada en tres metros cuadrados de soledad y sobre la mesa un puñado de folios blancos, en lo redondo noctámbulo agujas que avanzan sin meta, sin meta luce la luna, luna, luna.


En esta intimidad, el viento rema hojas verdes, llegan llamando al cristal frío de la ventana, se inclina el silencio, mi voz escribe y vive sonámbula en luz sin nombre, empreñada nostalgia de fantasmas, lleva a mis manos a un horizonte cierto: POESÍA

Ana Isabel Pérez Pizarro Alquitara, 2018


Autorretrato Malogrados los ojos Oblicua la niña temerosa, deshechos los bucles. Los dientes, trizados. Cuerdas tensas subiéndome del cuello. Bruñidas las mejillas, sin facciones. Destrozada. Sólo me quedan los fragmentos. Se han gastado los trajes de entonces. Tengo otras uñas, otra piel, ¿Por qué siempre el recuerdo?


Hubo un tiempo de paisajes cuadriculados, de gentes con ojos mal puestos, mal puestas las narices. Lenguas saliendo como espinas de acongojadas bocas. Tampoco me encontré. Seguí buscando en las conversaciones con los míos, en los salones de conferencia, en las bibliotecas. Todos como yo rodeando el hueco. Necesito un espejo. No hay nada que me cubra la oquedad. Solamente fragmentos y el marco. Aristados fragmentos que me hieren reflejando un ojo, un labio, una oreja, Como si no tuviese rostro, como si algo sintético, movedizo,


oscilara en las cuatro dimensiones escurriéndose a veces en las otras aún desconocidas. He cambiado de formas y de danza. Voy a morirme un día y no sé de mi rostro y no puedo volverme.

Clarivel Alegría Acuario, 1955


Un muro de intersticios. Cada punto por el que pasa la luz una pregunta. Por qué animal u hongo, la página o el muro. Por qué el libro, sobre los bancos, cubierto por un paño negro y, más allá, las preguntas. Pero luego la sal, el entender, la piel sobre la luz, sobre los bancos, sobre el libro, tapado por un paño negro. A qué azar de animal u hongo pervive.

Lourdes de Abajo


Las Palabras Te escribo desde mi cuerpo con esta mano que te ha de acariciar y escribirte siempre sobre esta pĂĄgina blanca que quiero llenar de palabras y volverlas poesĂ­a y trazar el croquis de tu cuerpo y en tus manos


dejar esta pĂĄgina escrita con los que lleno tus ojos de palabras y que al leerlas se te hace poesĂ­a la boca.

Antonio Acevedo Linares


A los amantes de las bellas letras A los amantes de las bellas letras Hago llegar mis mejores deseos Voy a cambiar de nombre a algunas cosas. Mi posición es ésta: El poeta no cumple su palabra Si no cambia los nombres de las cosas. ¿Con qué razón el sol Ha de seguir llamándose sol? ¡Pido que se llame Micifuz El de las botas de cuarenta leguas! ¿Mis zapatos parecen ataúdes? Sepan que desde hoy en adelante Los zapatos se llaman ataúdes.


Comuníquese, anótese y publíquese Que los zapatos han cambiado de nombre: Desde ahora se llaman ataúdes. Bueno, la noche es larga Todo poeta que se estime a sí mismo Debe tener su propio diccionario Y antes que se me olvide Al propio dios hay que cambiarle nombre Que cada cual lo llame como quiera: Ese es un problema personal.

Nicanor Parra Obra Gruesa, 1969


Hoy Hoy que el silencio nada dice, que el viento pasa de largo sin ni siquiera verme, y las calles grises sus lamentos no controlan. Hoy los amigos de ayer ya ni me extrañan y el amor de mi vida a mis sueños no llega. Hoy sé de donde vengo pero no a dónde voy, sé lo que no quiero pero no lo que realmente anhelo. Hoy de todo solo queda nada…, este destierro es puntual para tu arribo, sucumbas los castillos de miedo que hice en tu ausencia, consueles a mis ilusiones y afirmes mi esperanza. Hoy es ideal para volver a comenzar Decirle al mundo que perdí la cuenta de las veces que fracasé Lo bueno de ello fue que siempre airosa me levanté.


Hoy, es ideal para volver a comenzar Insistir en lo que ayer te salió mal Y al día monótono con mil colores volverlo loco, Hoy es ideal para volver a comenzar.

Isabel Pañi Damian


Carta al Tiempo Estimado señor: Esta carta la escribo en mi cumpleaños. Recibí su regalo. No me gusta. Siempre y siempre lo mismo. Cuando niña, impaciente lo esperaba; me vestía de fiesta y salía a la calle a pregonarlo. No sea usted tenaz. Todavía lo veo jugando ajedrez con el abuelo. Al principio eran sueltas sus visitas; se volvieron muy pronto cotidianas y la voz del abuelo


fue perdiendo su brillo. Y usted insistía y no respetaba la humildad de su carácter dulce y sus zapatos. Después me cortejaba. Era yo adolescente y usted con ese rostro que no cambia. Amigo de mi padre para ganarme a mí. Pobrecito el abuelo. En su lecho de muerte estaba usted presente, esperando el final. Un aire insospechado flotaba entre los muebles Parecían más blancas las paredes. Y había alguien más, usted le hacía señas. El le cerró los ojos al abuelo y se detuvo un rato a contemplarme Le prohíbo que vuelva. Cada vez que los veo


me recorre las vértebras el frío. No me persiga más, se lo suplico. Hace años que amo a otro y ya no me interesan sus ofrendas. ¿Por qué me espera siempre en las vitrinas, en la boca del sueño, bajo el cielo indeciso del domingo? Sabe a cuarto cerrado su saludo. Lo he visto con los niños. Reconocí su traje: el mismo tweed de entonces cuando era yo estudiante y usted amigo de mi padre. Su ridículo traje de entretiempo. No vuelva, le repito. No se detenga más en mi jardín. Se asustarán los niños y las hojas se caen: las he visto.


¿De qué sirve todo esto? Se va a reír un rato con esa risa eterna y seguirá saliéndome al encuentro. Los niños, mi rostro, las hojas, todo extraviado en sus pupilas. Ganará sin remedio. Al comenzar mi carta lo sabía.

Clarivel Alegría Acuario, 1955


Tarde tenue a mi amado y fiel compañero río Paraná

Asoman los signos del atardecer naciente y una brisa suave a febo acaricia, doblegando al fin su dorada ira.

Se disparan prontas las golondrinas a surcar el cielo que se va mudando.

Por la etérea huella de ambarino brillo


que desde el poniente el sol te dibuja

Casi sin esfuerzo me llevan tus aguas, mostrando el destino a mi pequeña barca

Y en la tarde tenue de plateado vistes, Paraná querido, tu mejor vestido.

Andrea Valentina Orduña


Juventud Sudamérica, el telón se abre. El mundo te espera. Tu fuerza provoca que el mundo se mueva. Tú eres el resplandor convertido en una aventura. La certeza se esconde en tu pureza.

Contigo la frontera de la moralidad y del encierro se desvanece. Deseo ser tu república. Besar aquellos lastimados pies. Amar es entregarte hasta lo más íntimo. Puma, nunca dejes de rugir. Se escapa el malvado.

Juventud por lo invencible de tu ser. El brillo de tu piel me ciega. Eres como el amanecer. Juventud por lo irremediable de tu rebeldía. Festival de sabores. Tengo fe en que vencerás al rey

Florencia Chaile


No me dejes Sentí tus pasos fuera de lo usual… No caminabas seguro Te sentí nervioso y desconfiado Como si se acabara el mundo Como de dudas lleno en raudal… Como a la incertidumbre confinado. Conozco cada una de tus pisadas, Cual amante siente tus caricias apasionadas Te vi con hambre, Te vi con sed… Te sentí pensar que no soy digna de tu merecer. Entonces recordé… Que esto lo he sentido más de una vez, Como una madre que abre sus entrañas para ver nacer Y después de su lado ve a su hijo correr…


Como que eras mío, te siento tan mío, Pero ahora, ya no lo sé… Te recuerdo en mis caderas húmedas En mis días sombríos Te recuerdo en mis cálidos abrigos Y en mis amaneceres tardíos Te recuerdo y ahora distante te siento… Ya no te siento tan mío… Dime, ¿Me dejas? Creerás que otra te dará lo que yo Con tanto esmero me no te pude dar, Que mis veredas no son lo que aspiras Que mis aromas no son ya tan finos

Que ya es hora de seguir tu destino… Dirás tanto de mí… Y con dolor de tu ausencia Y bajando un poco mi erguida cabeza… Te suplico ¡No me dejes! No digas que serás mejor lejos de mí, No digas que no puedo cambiar… ¡No me dejes! Quédate aquí… Enséñame a luchar… ¡No me dejes! Por favor, no lo hagas,


Tú dices que volverás Que lo que te he dado no lo olvidarás Pero sé, que cuando ya no sienta tus pasos Sabré que éste intento fue otro fracaso… ¡No me dejes! No quieras construir en otra lo que soñamos juntos, No quieras buscar en otra un amor mutuo…. No quieras entrañas usadas, prestadas, de otro… Ven, toma las tuyas que son tan de ti… ¡No me dejes! Nadie te dará mares Nadie estos sabores… No me dejes… Soy tu tierra, que parió contigo Que sudó contigo Que jugó azares contigo, Que fue más fiel Incluso que tú mejor amigo… Aprende conmigo, Crece a mi lado Lucha por mí, Dame el valor que hemos soñado… ¡No me dejes! No digas que otra es mejor que yo… Nadie te dará todo de sí,


Mis profundidades son de ti. En mi desespero porque te quedes aquí, Ya no sé qué más decir… Así que, entonces ¡Déjame! Ve a donde tengas que ir,

Ve pronto soñador Ve a donde te lleve el amor Y si un día vuelves por mí… Sabrás que desde que te vi partir… He estado esperando tus pasos volver a sentir… Ve… pero recuerda mi olor, Vuelve a mis caderas Vuelve a descansar en mi mar, Vuelve cada vez que otra no te satisfaga Cada vez que otra no sea lo que yo Con tanto esmero me esfuerzo en ser… Tuya, siempre, tuya… La tierra que te vio nacer…

Eris Hernández Yanez


Último Brindis Lo queramos o no Sólo tenemos tres alternativas: El ayer, el presente y el mañana. Y ni siquiera tres Porque como dice el filósofo El ayer es ayer Nos pertenece sólo en el recuerdo: A la rosa que ya se deshojó No se le puede sacar otro pétalo. Las cartas por jugar Son solamente dos: El presente y el día de mañana.


Lo queramos o no Sólo tenemos tres alternativas: El ayer, el presente y el mañana. Y ni siquiera tres Porque como dice el filósofo El ayer es ayer Nos pertenece sólo en el recuerdo: A la rosa que ya se deshojó No se le puede sacar otro pétalo. Las cartas por jugar Son solamente dos: El presente y el día de mañana.

Nicanor Parra Obra Gruesa, 1983


Plegaria por la paz Galopando ráfagas, en huracanados vientos, con rojos destellos de sangre inocente

En crueles lamentos y en sordos sollozos, sonando in aeternum “reclamos de paz”.

No hay rincón del mundo donde no se escuchen los gritos cansados de tanto implorar


Y cuando “ella” llega tan sutil su vuelo, golondrina etérea dibujando “paz” …

…nuestros pobres ojos, distraídos siempre, no aprecian su arte la dejan pasar.

Andrea Valentina Orduña


¿Dónde vive un poema? ¡Un poema vive en el día a día, se apodera de cada instante que fugaz pasa ante tus ojos, mientras recorres sus versos, transportado por ríos de tinta que desembocan en palabras!

¡Un poema vive salvaje y libre, persiguiendo al lector curioso que se acerca a contemplarlo, late en el hoy con cada latido, aquí y ahora encuentra su sitio, temeroso, sí, de desvanecerse rebuscando en el ayer perdido y en mañanas no vividas aún!


¡Un poema vive en cada ser que toca con su verso nuevo, nace de lo profundo del poeta para volar lejos, sin miedos, nada quiere saber de límites, de fronteras, ni concertinas, quiere compartir su pasión!

¡Un poema vive intensamente, sin medida, a pleno pulmón, coge aire agradecido siempre ante el roce de unas manos inquietas recorriendo el papel donde él se asoma desnudo, provocador y descarado para ti!

Aurea Loira García


Epílogo ...existen los barrotes nos rodean también existe el catre y sus ángulos duros y el poema río que nos sostiene a todos y es tan sustantivo como el catre el poema que todos escribimos con lágrimas y uñas y carbón.

Clarivel Alegría Variaciones en calve de mi, 1988



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