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El camino dormido. Una calle de Martínez que ya no está
from tecuentomibarrio
El camino dormido
Una calle de Martínez que ya no está
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Por Mirta Serrano
Para empezar a delinear este trabajo, voy a hacerlos partícipes de un viaje por un camino que, como tantos, ya no están. Un viaje imaginario en el tiempo. Un viaje al pasado. Los llevaré a recorrer el itinerario de una calle en las décadas de los años ´70 y ´80.
La localidad de Martínez tiene una historia profundamente importante que ha dejado huella. Es un pueblo que nació y debe su nombre a Ladislao Martínez, que heredó de su padre un extenso terreno, entre San Isidro y Los Olivos. Estas tierras se fraccionaron en lotes que se vendieron a las personas interesadas con la obligación de levantar sus viviendas. De a poco, tímidamente en el tiempo, se fueron parcelando sus tierras.
La estación de Martínez se habilitó el 18 de noviembre de 1871. El nombre de la estación recuerda al propietario de esas tierras: Ladislao Martínez. Hombre de fortuna. Poseedor de tierras en Lobería y Campana, entre otras. El Ferrocarril del Norte adquirió las tierras necesarias para el trazado de la Línea Férrea en el sector que hoy lleva el nombre de su propietario principal. Otras familias también poseían tierras aquí: Escalada, Pacheco, Sáenz Valiente y los mismos
hijos de Ladislao. La franja que da sobre la barranca siempre fue residencia de familias adineradas.
Con el paso del tiempo la zona cercana a la estación se
fue transformando. Pasados los veinte años de tiempo se empezaron a lotear esos terrenos. Cada fracción seguía siendo muy grande. Pero con los años se fueron parcelando las manzanas que dieron origen al barrio. Es así que hubo importantes remates en los años 1903, 1905, 1910 y 1915. Por supuesto se siguieron haciendo otras subdivisiones y loteos hasta llegar al día de hoy.
Seguramente me dirán que es la historia de cada pueblo y que este no fue diferente a los otros. Pero cada lugar tiene sus características, muchos han dado en llamarlo “pueblo -jardín” y esa mirada lo hace

distinto, peculiar. Martínez tiene su río, su barranca, sus calles arboladas y sus silencios. También avenidas muy transitadas. Tiene una plaza principal, centenaria, inaugurada el 9 de julio de 1911, de ahí su nombre “9 de julio”, considerada como paisaje cultural, con
memoria tangible e intangible, con sus diagonales, un anfiteatro y negocios que le ofrecen su seguridad y cuidado.
Tuvo tres cines, todos desaparecidos por distintos motivos. Variedad de colegios estatales y privados acompañados por muchos recuerdos. Infinidad de negocios le dan la impronta de una sociedad o pueblo en crecimiento y pujante. Cuenta con varias Iglesias que
acompañan la espiritualidad de los vecinos. Los estudios cinematográficos Argentina Sono Film, que permitieron declarar a Martínez la “Capital de la industria cinematográfica y televisiva”, y
también considerada como la “Hollywood Argentina”. En su límite
norte se observa un hipódromo compartiendo la vecindad con otra localidad: Acassuso, como frontera invisible, perteneciendo al mismo partido.
Tiene muchas fábricas y ha sido un importante polo industrial. Tiene una Universidad. Cuenta con un shopping extremadamente conocido, el “Unicenter” que desperezó la zona tranquila de la calle Edison en la década de los 80. Pero, ¿qué es lo que existía en esa zona hace algunos años? ¿Siempre estuvo esa sede de estudios allí? ¿En la calle Córdoba? ¿Siempre transmitió ese bullicio el lugar? ¡No! Es mi respuesta.

A esa zona vamos a viajar…al pasado de la calle Córdoba que nace
en la Avenida Santa Fé y termina en la numeración 3400, casi topándose con la autopista Panamericana. En este viaje pondré el foco… En el trayecto que va desde la numeración de la calle Córdoba y Lima hasta Córdoba y Caracas. Desde las alturas 1800 al 2000. Y todos los cambios a sus alrededores.
Recorriendo la calle Córdoba
Esta calle fue mutando como la vida misma, nace en las barrancas que rozan el río, observemos el mapa. Comienza su recorrido hacia el oeste, con el nombre de Aristóbulo del Valle, al cruzar la avenida Santa Fe cambia su denominación por Córdoba, es la calle que nos ocupa en el relato. Termina en la Autopista Panamericana.
Mi viaje relatará la calle Córdoba desde la avenida Santa Fe pasando por la Avenida Fleming, para llegar a un camino que existió y fue el paso obligado de vecinos. Todo cambió, ya no está, pero el paisaje de aquellos años de la década del ´70 y los recuerdos perduran.

Entonces, repasando: viniendo desde Libertador, hacia la Estación Martínez, tenemos aproximadamente ocho cuadras, tranquilas, sin tráfico ruidoso. Zona de casas señoriales y alguna que otra mansión en el ayer, con sus grandes jardines tupidos de flores. Allí nos topamos con las vías del ferrocarril, el paredón de la estación no nos permite continuar. Podremos tomar la calle Alvear, cruzar su barrera y cuadras más adelante retomar la calle Aristóbulo del Valle nuevamente. Iremos bajando. Desandando un camino.
Siguiendo por A. del Valle nos cruzaremos con la Biblioteca Popular de Martínez. En una de sus salas había un lugar de encuentro de libros ricos e interesantes de la investigación realizada por la Asociación del Recuerdo, que funcionó durante 10 años allí. Hoy continúa sus actividades como Centro de Estudios Históricos Martinense, en otro sitio o de manera itinerante. Lugar de encuentro con los libros soñados de interés. Dos cuadras más y aparecerá la amplia Av. Santa Fe. Cruzamos esa intersección y desembocamos en el nacimiento de la calle Córdoba.
Estamos entrando a la calle Córdoba, un barrio apacible. A la altura del 700 a nuestra mano izquierda nos cruzaremos y deslumbrará la plaza 9 de Julio. Sobre la mano derecha veremos la Escuela Nº 9 Bartolomé Mitre. Escuela estatal.

La plaza ocupa una manzana. Rodeada por las calles M. Larumbe, Córdoba, Beruti, Necochea y las diagonales Salta y Tucumán. Tiene espacio para obras de teatro o espectáculos. Posee una calesita sobre la calle y diferentes juegos en un sitio central de la misma plaza. Antiguamente la calesita estaba ubicada en otra manzana, sobre la calle Larumbe, por eso la aclaración. Tiene sus monumentos. El busto del brigadier Juan Martín de Pueyrredón, a cuyo alrededor hay infinidad de placas con fechas de homenajes conmemorativos. Dos leones de grandes proporciones, que fueron donados por el Club de Leones, nos reciben en las esquinas de Larumbe y Necochea.
Tiene una fuente de grandes proporciones. Un mástil. Su espacio con mesas donde están plasmados sus tableros pintados para poder jugar a las damas. Espacios amplios para caminar. Y rodean a la misma plaza los asientos antiguos y eternos de madera que son la representación de toda plaza del ayer.

Lateral de una de las entradas a la plaza 9 de julio de Martínez. Fuente: Guías de San Isidro. 2012.

Paralela a la misma calle Córdoba, sobre Monseñor Larumbe, admiramos la Parroquia Santa Teresa del Niño Jesús. Cuya iglesia es muy importante en la zona. Con un enorme espacio de entrada parroquial, y un pequeño parque.

Fuente: Blog Plazas y Monumentos de Adriana Ortolani. 2016.

Volvamos a la calle Córdoba. Por la misma calle, exactas quince cuadras nos llevarán de manera recta hasta la Avda. Fleming. Durante este recorrido observaremos un barrio con algún que otro circunstancial negocio.
Durante muchos años hizo su recorrido el colectivo 234. Hoy es el 707 con destino a Boulogne. Venía desde la estación Martínez, en una época en que las líneas de colectivo entraban a la misma estación para comodidad de la gente que descendía del tren. Hace quince años que las líneas de colectivo dejaron de entrar a la estación. Además, se han agregado nuevas líneas a la zona para comodidad
de los pasajeros. La línea 60 y la línea 407. La primera nos acerca a Capital Federal y la otra desde Munro a Villa Jardín. En San Fernando.
Pero, al llegar a la Avenida Fleming no podemos continuar. Si quisiéramos hacerlo Nos toparemos vereda de enfrente con un jardín de una importante empresa. Ayer fue parte de los laboratorios Squibb.

Familia de vecinos. Detrás de ellos se ve el gran parque de los Laboratorios Squibb Década del 60. Fuente: Familia Gallione

Es así que avanzaremos unos metros para tomar la avenida, girando hacia la izquierda unos pocos pasos, y ahora sí, como si fuera un rulo
ó una diversificación de la calle volver a girar hacia la derecha. Estamos ahora en Avda. Fleming y la calle Córdoba al 1600.8
La calle Córdoba nos va llevar a recorrer nuevamente casas de un barrio. Sencillo. Calmo. Allí no hay locales de venta. Para eso está la Avda. Fleming. Y avanzamos…
Al llegar a la primera esquina nos cruzaremos con la calle Asunción. La próxima cuadra será la calle La Paz. Luego continuaremos con Talcahuano y la próxima cuadra será Lima. Hay algo que se repetirá de manera constante en estas cuadras. Viniendo por la calle Córdoba, de la mano izquierda la circulación será libre. Pero, ¿qué es lo que pasa en la mano derecha de todas esas calles?

No podemos avanzar. No hay calle con salida alguna. Detrás de todos esos paredones que la gente ha debido respetar con los frentes de sus propias casas, se encuentran los fondos de los Laboratorios Squibb.9 Su entrada estaba sobre la Avenida Fleming. Este lugar tenía
8 Alexander Fleming fue un científico escocés que nació en el año 1881.En 1929 de manera accidental descubrió la Penicilina. Gracias a ella se pudo aplicar su efecto en vacunas y antibióticos.
9 El Dr. Edward Robinson nació en 1819.Fue el creador de un laboratorio luego de vivir la experiencia de la guerra mexicana. Consideraba que los medicamentos que participaron de esa 80 guerra para curar a los heridos no eran los convenientes. Convenció a la Marina y creó un Laboratorio en Brooklyn. Dedicándose así a la producción de medicamentos puros para abastecer al ejército. La mayoría de los laboratorios en Argentina surgieron por las vertientes de importadores extranjeros y por algunos boticarios que producían ciertos medicamentos. En año
sus instalaciones desde la calle Córdoba hasta Juncal y moría en la calle Caracas. Un sitio respetable y sereno. Sobre Fleming grandes extensiones de parque y las oficinas del mismo laboratorio. Y la entrada al lugar. Solo era llamativo por dos motivos. Uno, cuando te despertaba su sirena todas las mañanas a las 7, aviso de entrada a trabajar. El otro cuando a fin de año armaban el pesebre para diciembre, con las estatuas gigantes que eran una atracción para el barrio. Lo hacían en el parque. Visita obligada del barrio era mirar entusiastas desde la calle ese pesebre tan bonito, dado que no se permitía la entrada al mismo, al ser un sitio privado. Este bonito pesebre era armado por los empleados.
Pertenecían a la empresa grandes extensiones de terreno. Que ocupaban, como verán, varias cuadras. En Córdoba al 1800, se encuentra la Parroquia Resurrección del Señor. Junto a su Colegio Sagrada Familia. Colegio comercial que nació en el año 1967.

Calle de tierra y recuerdos
Época donde la zona poseía quintas de flores. Luego, se lotearon terrenos y se congregaron muchos inmigrantes que fueron dándole vida al barrio. Las familias Cánepa, Mancela, entre muchas otras.
1929 Squibb aparece en el Mercado Argentino. Con representantes que comercializaban los productos. En 1945 la firma E.R.Squibb se constituye para la elaboración de medicamentos químicos, biológicos y farmacéuticos. El 27 de julio adquieren 10 hectáreas en Martínez. Sobre la calle Posadas, hoy Fleming.
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Eran los vecinos que poseían los viveros del barrio. Era zona de calles de tierra y muchas calles cortadas aún.
Vamos a empezar a delinear el viaje al camino dormido. Dos cuadras más, al 2000 de la calle Córdoba, y ¡aquí empieza el viaje del misterio! Del recuerdo dormido, porque ya no figura nada más que en alguna guía antigua de calles.
En ese lugar tenemos, de la mano izquierda la puerta de servicio de la escuela Nº 22 Mariano Moreno. Escuela estatal. Donde la calle se hace de tierra. La vereda concluye y sobre la calle, entre el polvillo y el lugar sin demarcación, unas maderas sostienen como parantes colocados adrede, el sitio de bochas donde los hombres mayores del barrio juegan. Allí no pasan los automóviles. En la otra vereda, mano derecha paralelo a la cancha de bochas, paredones inmensos nos reservan y encierran el silencio. Creo todavía ver aquella cancha en mi memoria. Aquella calle de tierra que era serena y permanecía en silencio.

Al llegar a la entrada principal de la Escuela Nº 22, metros más arriba de la calle, encontraremos en esa esquina, la entrada del colegio con la intersección de la calle Lima. Sobre Lima, algunas casas y terrenos. Veredas sin terminación. Pocos movimientos. ¡Cuántas parejas se habrán formado en aquellos recovecos sin vida mientras no había
actividad en la escuela 22! El lugar tenía un ventanal y a la tardecita era lugar obligado sentarse allí para aquellos que querían estar solos y arreglar el mundo de la juventud.
Enfrente se ve la esquina indivisible de la fábrica I.B.M.10 Sin ningún alambrado protector. Sobre la calle Córdoba hay amplios maderos que hacen de piso de esa calle de tierra. De tierra que va de lado a lado de la calle Córdoba. Forman un puente sobre las pisadas. Maderas viejas, gruesas, antiguas. Caminar sobre ellas nos daba vértigo. ¿Y si se abren? ¿Y si nos caemos debajo de ellas? ¡Qué raro era todo ese ir y venir por aquel lugar! ¿Qué habría allí abajo? Además, de basura amontonada por el tiempo y más tierra curiosa.

El tráfico de vehículos es prácticamente nulo. Y de la margen derecha el paredón continúa…La vida allí se detiene. No hay casas. Zona
inhóspita. Fabril. Seguimos caminando hacia nuestro norte, allí donde la calle Córdoba hará un giro se deberá transitar lo que se conocía para los vecinos como “las bajaditas”. Por ser una zona muy
pronunciada del terreno. Allí no hay casas. Sólo ese misterio de niños curiosos que transitaban como una aventura esa zona deshabitada. Si tomábamos hacia la izquierda Calle Panamá, el inmenso patio de I.B.M. era usado como pista de bicicletas que iban y venían de manera constante.
10 Empresa que se dedica y comercializa todo dedicado a la computación.
“Las bajaditas” un recoveco que hace la calle. Sigue la nada. Calles
de tierra que te llevan a pocas casas y a jugar a esa aventura tramposa de andar en el misterio, la nada. El silencio. La tierra que se abraza al zapato. ¡Cuántas risas y secretos han quedado sepultados en esos espacios! ¡Cuántas marcas de bicicletas corriendo jocosas entre amigos!
Uno avanza por allí y descubrirá otras calles. Pocas casas aún. Y un mundo paralelo de cortadas. Para los que teníamos que tomar la comunión nos llevaban desde la parroquia Resurrección del Señor y se tenía por costumbre llevarnos en procesión a otras dos iglesias. Una era San Genaro en la calle Rio de Janeiro al 2400 y la otra Parroquia San Francisco Javier. En la calle Edison al 2500. Hacer esa caminata por esas calles solitarias daba todo el aspecto de ser una cosa lúgubre. Daba un poco de miedo. El lugar apartado daba esa sensación. Mientras nosotros, pequeños que hacíamos el catecismo, íbamos llevando velas y participando con los cánticos propios de iglesia. Y alrededor el desconocimiento de otro barrio.

Con el paso de los años descubriría que la Iglesia San Francisco compartía la humilde zona con un vivero cuya acera de enfrente tenía altas malezas. Indiferente a nuestra mirada la iglesia, sencilla y silenciosa, nos recibía. Otra vez la fórmula de la calle de tierra. El vivero era de la familia Cánepa que luego vendería sus terrenos.
Todos los vecinos para cortar camino tomábamos “las bajaditas”
famosas. Era una zona muy tranquila. Alejada de todo ruido y vecinos. Nadie sabía lo que era la inseguridad. Era la aventura obligada de todos los chicos que salíamos a andar en bicicleta.
Para los vecinos que vivíamos de ese lado del barrio muchas veces en vez de venir desde Irigoyen calle paralela a Córdoba pero con tráfico, era más práctico venir y entrar al barrio por "las bajaditas". Una forma de cortar camino.
Pero un día todo cambió. Alguien decidió que era hora de darle vida a la calle de tierra e ir modernizando algunas cosas. Para la década del 80 la empresa I.B.M. cerró al barrio la calle Panamá. O sea tomó una manzana para extender la empresa que continuaba hasta la calle H. Yrigoyen. Entonces, I.B.M. pasó a tener una cuadra entera de su propiedad en vez de un terreno dividido en dos partes.

El barrio perdió la calle Panamá. La empresa colocó rejas gruesas de contención, fue una manera de poder ampliar su parque de estacionamiento. Hacerlo más exclusivo, privado. Para el barrio ya era una calle menos para poder los chicos jugar. E ir cortando camino.
En la zona, que era nuestra caminata solitaria hacia la iglesia, hoy ya no hay baldíos. Al contrario. Hoy ese sitio es un mundo de gente: el silencio se ha marchado. La iglesia sigue estando sobre la calle Río de Janeiro. A su lateral, en la vereda de enfrente donde funcionó el vivero se encuentra hoy el Shopping Unicenter. Ya no hay calles de tierra.
Para 1988 se levantaron los tablones de la calle Córdoba. Se asfaltó la misma calle desde la escuela nº 22 hasta las famosas bajadas. También se asfaltó la calle Lima. Desapareció la cancha de bochas. No podía sostenerse en una calle ahora asfaltada. Trasladándose la misma hasta alguno de los clubes barriales. Como el club Pringles.

En la I.B.M. se debió subir la calle y nivelar la gran diferencia de terreno que se nota al ver la altura desde sus canteros con pasto. Se le agregaron escaleras cada tantos tramos, les recuerdo que aquello se había convertido hace ya muchos años en una sola vereda muy larga.
El laboratorio Squibb se mudó. En el año 1981 el laboratorio se vendió al Ministerio de Agricultura de la Nación. Ahora, parte de este sitio, pertenece a SENASA.11
11 Servicio de Sanidad y Calidad Agropecuaria.
Con la finalidad de resolver los conflictos planteados por las Entidades Martinenses en los edificios de los ex Laboratorios Squibb, el gobierno provincial de facto accede a ceder parte de la propiedad para crear un Campo de Deportes y un Anexo de la U.B.A. Además el SEPANZO (Servicio Panamericano de Zoonosis) será solo un laboratorio y no traerán animales vivos de gran porte. 198212
La sede de la UBA (Universidad de Buenos Aires) abrió esta sede en el barrio cuando surgió la iniciativa educativa en el Centro de Estudiantes de la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Como respuesta a una necesidad de estudio y capacitación. Esto trajo al barrio cambios estructurales tanto en lo edilicio como al barrio. Con la llegada de la Universidad se abrieron calles y se dio otros destinos a diferentes campos que pertenecieron en el pasado al Laboratorio Squibb. Ahora el espacio sobre la Av Fleming, vecina a la entrada de lo que fuera el laboratorio convive el colegio de Arte Polimodal.

Al trasladarse el laboratorio, grandes extensiones de su propiedad fueron ocupadas y aprovechadas por varias instituciones. Gran parte de esas murallas altas se transformaron. Se fueron abriendo las calles cercanas. Los vecinos fueron conviviendo con los sitios que antes les eran distantes por las antiguas empresas. Ahora hay bullicio de tráfico. Movimientos de mucha Juventud. Todo se
12 Por Elena Frascarolli. Revista Nº 3, 2013. Grupo del Centro Histórico .Martínense.
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transformó en una novedad. Si uno se acerca a la imponente Universidad verá una entrada amplia, con gran parque y hasta estacionamiento. Se divisan salones. El día la inauguración nos visitó el intendente Melchor Posse y el barrio se convirtió en una gran fiesta.
Con el paso del tiempo, varios locales se abrieron en casas particulares donde se podía hacer una fotocopia ó comprar material de estudio. Al comerciante le dio una gran oportunidad económica.
Para 1987 los fondos de “las bajaditas” tenían paredes con tarimas
de su propia construcción en estado de abandono sobre la calle Caracas. Soy testigo presencial que aquello de noche era un sitio hoy por hoy, muy peligroso. Allí alguna vez estuvieron pastoreando los animales que traía el laboratorio. Entre las plantas crecidas, uno no podía divisar hacia adentro. Menos entrar a una propiedad privada. De noche ese sitio al no haber luz se convertía en un páramo.

Hoy sobre la calle Córdoba existe el campo de deportes Nª4 que alguna vez fuera, momentáneamente, cancha de fútbol. Allí asisten muchos alumnos a sus clases de gimnasia y los adultos tienen su espacio para hacer diferentes deportes y natación.
La Parroquia Resurrección abrió una nueva iglesia luego de más de cincuenta años de misión pastoral. En la esquina de Caracas y Córdoba se levanta de manera majestuosa el Templo Parroquial Resurrección del Señor. Inaugurado en el año 1997, donde se ubica una Iglesia amplia, luminosa y bellísima en una zona donde antes era un paredón silencioso y sin vida. Sobre el lado que da sobre la calle Córdoba se divisan salones y oficinas. Dejando la otra capilla sobre el lugar original: Córdoba al 1800.
La calle Córdoba y Lima, cerrada al tránsito, se abrió. Es otra salida de la inmensa Facultad. Esa abertura nos permite pasar hacia calles a las que antes no había acceso. Cuyo o Juncal eran calles que en el ayer no se podían transitar por estar clausuradas la zona con los altos paredones que pertenecían al laboratorio Squibb.

Detrás de sus calles, una plazoleta fue bautizada Sagrada Familia, en Juncal y Bogotá. Desde hace muchos años el padre Emilio Ballesteros contribuyó desde su juventud, y sigue haciéndolo, al formar parte de esta Parroquia. Vivió los momentos más importantes de la misma.
Hoy, el barrio perdió la quietud que tuvo
Viniendo desde Fleming nuevamente, la calle Córdoba nos muestra casas con grafitis sobre grafitis que hablan del descuido de lo ajeno.
Nos muestra que es otra la calle. Otros los vecinos y otras las necesidades.
El campo de deportes, la escuela Nº 22, la Universidad y la empresa I.B.M. nos muestran que ya nada ha quedado del silencio de “las bajaditas” que compartimos tantas generaciones de vecinos. La calle
Córdoba se hace muy extensa dado que la empresa I.B.M. cubre dos cuadras, su terreno que va desde la calle Lima hasta Caracas. Dentro quedó encerrada para siempre la calle Panamá.
La calle Córdoba hoy en día es una señora desconocida para todos los nacidos en otro tiempo. Vemos como, solemne, recibe a infinidad de individuos que buscan un destino. Tuvo un camino que quedó sepultado para siempre debajo de ese material que hoy hace de calle necesaria a la modernización.

Nuestro viaje termina aquí. Les he mostrado un camino que se dibuja invisible en la eternidad.
Lejanos recuerdos
Fui parte de esa transformación de barrio. Nací apenas a cuatro cuadras de distancia. Recorrer esos sitios es parte de mí. A la iglesia
Antigua Resurrección del Señor asistí a mi primera Comunión y a diferentes eventos. El Padre Emilio me casó.
Soy testigo, junto a mi bicicleta azul, de esos viajes al tiempo de la inocencia, de las carcajadas, de encuentros y desencuentros de chicos y chicas de mi edad. Bellísimos recuerdos conservo.
También caminé por esos troncos toscos de madera acomodada que eran la excusa de un camino. La calle Córdoba ya no es de tierra, ni sus bajadas son lo que fueron. Porque ya dejaron de serle útil a una sociedad de vecinos que se fue acomodando a las cartas que les iba dando la actualidad.
Era impensado que en Martínez alguna vez hubiera una Universidad.

No viví la época de grafitis. Ni el tumulto de negocios de poca vida, efímera, para salvar un apunte. Me fui del barrio. Mi corazón quedó allí. Vuelvo cada tanto. Pero estoy segura que más de uno no sabe que existió esa parte de vida convertida alguna vez en un camino de tierra. Cuando era impensable que todo aquello algún día desaparecería.
Hoy hay nuevos museos, plazas y parques.
Infinidad de oportunidades porque antes uno tenía que viajar a Capital Federal. Se
han inaugurado nuevas líneas de colectivos como la línea 60 y el 407. Antes para hacer ciertos viajes había que tomar varios transportes. Las calles no han perdido, en algunos sitios, el paisaje a Barrio. En otras zonas hay muchas más variedades de negocios. Se intensificaron los estudios de cine y se modernizaron muchos sitios que antes pasaban desapercibidos. Como Escuelas. Y edificios antiguos.
La calle Córdoba se ha puesto sus mejores galas para transformar su figura. Debajo de su asfalto hubo otra historia. Un camino que yace hoy dormido... A ese camino dormido lo he recorrido infinidad de veces. Ya no está, sólo en mi memoria...
Anexo fotografías

Plano de la década de los 70 tomado de una guía de calles de la época. Donde se ve la zona del camino que aquí les cuento.

Iglesia Resurrección del Señor. Córdoba y Caracas. (2019) En el pasado este sitio era propio de ”las bajaditas.”


Esta foto muestra el sitio exacto dónde se ubicaban los tablones de madera que oficiaba de calle. En el margen derecho se logra divisar la entrada a la Universidad. Foto mí personal . Año 2010.

Esta foto nos muestra viniendo por la calle Córdoba hacia Caracas la curva que hace la calle. Parte de las bajaditas. Foto tomada de Google Map. (2020)

Esta foto casera tomada de internet nos indica accidentalmente con esa cruz blanca el recoveco que hacían las bajaditas. Por donde huíamos a la libertad de una infancia sin peligro.

Vemos con exactitud a nuestra mano derecha la calle Córdoba en la actualidad. En mi niñez estaban depositados aquellos tablones de madera que oficiaban de calle. La parroquia no existía. Hoy se levanta muy moderna en las esquinas de las calles Córdoba y Caracas.

Fuentes bibliográficas
Kropfl, Pedro. 2005. “Metamorfosis de San Isidro 2”. Municipalidad de San Isidro
Fuentes hemerográficas
Revista Nº 3 Centro Histórico Martínense año 2013 Diario Prensa Libre. Nota al padre Emilio Ballesteros. 17 de octubre de 2014. Edición 1236.
Sitios consultados
Biblioteca Arturo Ernesto García – Carapachay Centro de Estudios Históricos Martínenses Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro “Dr. Horacio Beccar Varela”
Agradecimientos

A quienes entrevisté y pusieron su granito de arena a jugar con la nostalgia: Mónica Gallione Patricia y Lorena Velázquez Sandra Díaz. Fabiana Caravaca Margarita Salinas
Por los mapas ofrecidos de 1973 y 1980. Sra. Juana Di Cienzo Noemí Orellana
Por edición de los mapas y fotos. Lautaro Maíz
SOBRE LAS AUTORAS
Ana Paula PORTABALES: Guía de Turismo de Vicente López y fotógrafa aficionada.
Liliana MIÑAN ZAPATA: trabajadora social y gerente de proyectos sociales y de innovación. Migrante frecuente y escritora de largas cartas desde la adolescencia.
Norma FERNÁNDEZ: maestra jardinera, profesora de música de nivel inicial. Actualmente se dedica a la narración de cuentos para niños y adultos. Integra el grupo de Cuentabuelas de San Martín. Le gusta escribir.
Mirta SERRANO: Guía de Turismo de Vicente López, escritora y artesana, le gusta estudiar la historia argentina. Integrante de Historiadores del Fondo de la Legua.

Rosa LOBO: vecina de Munro, el barrio donde vive desde hace muchos años y que conoce muy bien. Donde, además, hay gente que quiere mucho. Por su labor social lleva muchas historias en el corazón que quiere contar.
Susana de la CRUZ: artista plástica, vicepresidenta de Artistas Visuales de San Martín y tesorera de Historiadores del Fondo de la Legua. Sus pasiones son la pintura al óleo, el grabado y el muralismo.