Un actor en situación de penuria económica, es considerado loco por rehusarse a utilizar la camisa de fuerza de los convencionalismos. Experto en recitar Shakespeare, se debate entre él mismo y su público para obtener una conclusión acerca de qué es la locura y qué es la cordura. Una puesta en escena única, donde las risas, la locura y cordura, se entremezclan para mostrarle a la audiencia un ser humano, un actor, en sus altas y bajas, con humor y seriedad, como enfrenta una situación extrema.
Una locura digerible, que pondrá al público a reflexionar, donde la expresión corporal del actor y la interpretación del texto, serán protagonistas de la puesta en escena.