MIS BOBUL GOMERS

Por Mayté Valencia

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Su amor nació con la inocencia y fuerza de los primeros amores. En Achotal, un pueblo de Veracruz, Adán y Alma se conocieron en 1996 durante un Año Nuevo. La preparación y la quema del “viejo” (muñeco que simboliza el año que termina), los juegos en las vías del tren, las monedas llenas de promesas y las cartas a distancia alimentaron su relación por varios años, hasta que un día la realidad de un país violento lo cambió todo.

Obra que te transporta a otro tiempo y espacio. A través de la narraturgia, Jesús y María Fernanda García López van tejiendo su infancia acompañados de la música en vivo de Aldo Obregón. Después de diversas presentaciones por el país —incluyendo la 40 Muestra Nacional de Teatro—, la obra tuvo que trasladarse al formato virtual para su corta temporada en La Capilla. En un lenguaje empapado de lo cinematográfico sorprende una adaptación que logra una cercanía con el público al otro lado de la pantalla.

Mis bobul gomers no te deja indiferente: conmueve. Jesús Rojas se ha convertido en un creador a quien hay que seguirle la pista. La obra tiene de todo: amor y nostalgia, añoranza e inocencia, alegría y dolor. Una historia cargada de emotividad que te lleva de una risa profunda al llanto; que a través de palabras y una anécdota simple te habla de una realidad tan mágica como oscura, que sin ningún panfleto refleja un presente que duele.

Desde Bare Knucle, obra que dirigió junto a Rafael Balderas y que resultó premiada por la ACPT, demostró su sensibilidad ante la escritura y su potencia creativa para la escena. Sin duda, un foco para conocer el panorama teatral en Puebla, ciudad en donde vive y trabaja con la compañía Gaudenti Teatro.